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Antonio García Pérez



Antonio García Pérez (Camagüey (antes Puerto Príncipe), Cuba, 3 de enero de 1874 - Córdoba, 27 de septiembre de 1950). Fue un militar español, profesor de la Academia de Infantería de Toledo y autor de numerosas obras y artículos, la mayoría de carácter militar. Fue uno de los militares intelectuales del primer tercio del siglo XX, impulsor de las bibliotecas del soldado. Considerado como católico-conservador, su obra, según algún autor, influyó en la idea de nacionalcatolicismo de la Dictadura del General Franco.

Hijo de Bernardino García García y de Amalia Pérez Barrientos, y hermano del también militar Fausto García Pérez. Su vida transcurrió en un ambiente militar. Ingresó el 7 de julio de 1891, con diecisiete años, como cadete en la Academia General Militar, entonces situada en Toledo. Una vez disuelta la Academia General pasó a continuar sus estudios en la de Infantería, también en Toledo, de la que salió promovido a segundo teniente en 1894. Durante los tres años de formación estudió un amplio y variado programa de asignaturas de carácter militar y civil, que le dieron una sólida base para su formación científica y avivaron sus inquietudes de investigador y erudito escritor.

Al salir de la Academia con el empleo de segundo teniente tuvo su primer destino en el Regimiento de la Lealtad n.º 30, de guarnición en Burgos, en el que aunque permaneció tan solo ocho meses le daría tiempo a publicar la primera de sus obras, Nomenclatura del fusil Mauser Español modelo 1893, por la que obtendría una mención honorífica.

En marzo de 1895 le correspondió por sorteo destino a la Isla de Cuba formando parte del Batallón Peninsular n.º 6. El 26 de marzo desembarcó en La Habana y días después se trasladó por mar a Batabanó y Manzanillo, saliendo enseguida de operaciones por la jurisdicción de Bayamo y manteniendo varios encuentros con los insurrectos, entre ellos el de Peralejo, en el que una columna compuesta por unos 1.500 hombres se enfrentó a 5.000 enemigos, entablándose una dura lucha en la que los componentes de la misma destacaron por su valor, lo que le valdría a su jefe, el general Alonso de Santocildes, la Cruz Laureada de San Fernando por su acertada dirección del combate.

En enero del año siguiente se trasladó a Pinar del Río, donde continuó de operaciones, pasando de aquí en el mes de abril a Manzanillo, donde quedó de guarnición y de donde salió en varias ocasiones para efectuar reconocimientos. En junio fue admitido como alumno en la Escuela Superior de Guerra, al mes siguiente se dispuso su pase a la Península por el anterior motivo, en agosto obtuvo el empleo de primer teniente y un mes después fue destinado al Regimiento de Saboya n.º 6. En premio a su valor en las operaciones en las que intervino en la Isla de Cuba recibiría dos Cruces Rojas al Mérito Militar.

En octubre de 1899 alcanzó el empleo de capitán y continuó las prácticas reglamentarias de la Escuela de Guerra, hasta que en agosto de 1902 dio fin a sus estudios y se le concedió el diploma de Estado Mayor, siendo un mes después destinado al Regimiento de Reserva de Ramales n.º 73, en Córdoba, en el que durante los dos años siguientes desempeñó el cargo de cajero. En 1904 obtuvo dos primeros premios en los Juegos Florales de Sevilla y Córdoba por dos de sus obras, y un año después fue premiado en los Certámenes Marianos de Sevilla y Zaragoza, con un premio extraordinario en el primero de ellos y con un primer premio y mención honorífica en el segundo.

En agosto de 1905 volvió a la Academia de Infantería de Toledo, esta vez como profesor en comisión, cargo que desempeñará durante siete años, en los que impartirá clase de numerosas asignaturas, entre ellas la de árabe, y formará parte de los tribunales de ingreso. En diciembre pasó a formar parte de la plantilla de la Academia, en la que alternará su labor docente con la actividad literaria, reconocidas ambas en numerosas ocasiones con medallas y premios. En mayo de 1908 fue nombrado auxiliar de la dirección del recién creado Museo de Infantería, donde coincidirá con Víctor Martínez Simancas. Un nuevo premio le sería concedido al año siguiente por su intervención en los Juegos Florales de Hellín. En 1910 fue declarada de utilidad para la enseñanza en las Escuelas Regimentales del Ejército la obra Leyes de guerra. Manual para las clases de tropa, escrita en colaboración con el capitán Manuel García Álvarez. En la Academia, dirigida en este período por el coronel José Villalba Riquelme, tuvo como alumno al infante Alfonso de Orleans y Borbón, hijo de la infanta Eulalia de Borbón, tía del rey Alfonso XIII. La relación y respeto que hubo entre ambos se manifestó en la defensa que Antonio García Pérez hizo de su alumno en 1910, cuando este fue desposeído de todos sus derechos y expulsado del Ejército por haber contraído matrimonio con la princesa Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha -que profesaba la religión protestante- sin el permiso de su primo el Rey y sin el visto bueno del jefe de gobierno Antonio Maura. Esta defensa a favor del Infante, publicada en el diario La Correspondencia de España en septiembre de 1910, le supuso el arresto durante un mes. Ascendido a comandante en agosto de 1912, pasó a la situación de excedente en Toledo, pero agregado en comisión a la Academia hasta la terminación del curso.

Tras su ascenso, en septiembre de 1913 fue destinado al Regimiento de Castilla n.º 16, en el que se le concedieron tres meses para que investigase en archivos el historial del Cuerpo. En mayo de 1914 fue destinado al Cuadro para Eventualidades del Servicio en Ceuta, incorporándose a su llegada al Regimiento de Infantería de Borbón n.º 17, en Tetuán (Marruecos), donde quedó prestando el servicio de campaña y desempeñando el cargo de inspector de las Academias y Escuelas del Regimiento. En septiembre de 1915 fue destacado al mando de la posición del Campamento del Hayar, en el que prestó servicios humanitarios durante la epidemia de peste bubónica que se declaró en él y que obligó a abandonar el campamento y posteriormente a incendiarlo. Trasladado al campamento de Smir, en diciembre se hizo cargo del mando del Batallón, con el que cooperó para rechazar una agresión del enemigo a Monte Negrón. A comienzos de 1916 se trasladó al campamento general de Dar Riffien y seguidamente al cuartel del Serrallo, donde se dedicó a la instrucción de reclutas.

En abril de 1916 embarcó hacia Málaga, permaneciendo en esta plaza hasta que en julio se trasladó con su Batallón a Asturias con motivo de la huelga ferroviaria, regresando a Málaga al mes siguiente y pasando de allí a Antequera (Málaga) como jefe instructor de reclutas. Causó baja en el Borbón al ser destinado en junio de 1917 al Colegio de Huérfanos de María Cristina para el cargo de jefe de estudios, pero en el mes de septiembre fue cesado y dejado en situación de excedente en la 1ª Región Militar, en la que permaneció hasta que en septiembre del año siguiente fue nombrado ayudante de campo del general Álvarez Rivas, jefe de la 2ª Brigada de Infantería de la 1ª División.

En enero de 1919 fue promovido al empleo de teniente coronel y destinado al Regimiento de Tarragona n.º 78, en Gijón (Asturias), donde se hizo cargo del mando del 1.er Batallón y fue nombrado presidente de las Conferencias de Capitanes del Regimiento. Durante su estancia en este Cuerpo puso de manifiesto su interés por mejorar la formación dentro del cuartel creando la biblioteca del soldado, al igual que haría al llegar en marzo de 1921 al Regimiento de Extremadura n.º 15, en Algeciras. La importancia de esta iniciativa, realizada sin ayuda oficial, haría que se anotase en su Hoja de Servicios el reconocimiento de que había sido el creador de las de los Regimientos de Tarragona y Extremadura, por lo que recibió como recompensa ser nombrado en 1922 comendador de la Orden Civil de Alfonso XII. En agosto de 1921 fue destinado a prestar sus servicios en el Estado Mayor Central.

En 1923 se hizo cargo de la Secretaría General del Estado Mayor Central, lo que le obligó a realizar diversas visitas de inspección a centros militares. En este mismo año el Ayuntamiento de Córdoba solicitó que se consignase en su historial como distinguido mérito su iniciativa y patrióticos artículos para que se erigiese un monumento al Gran Capitán en esta ciudad. En diciembre fue declarada de utilidad para el Ejército su obra Patria, recomendándose a los Cuerpos su adquisición. En enero de 1925 fue nombrado ponente para la redacción del Código de Moral Militar y en diciembre, tras la disolución del Estado Mayor Central, pasó a servir en la Dirección General de Preparación de Campaña, donde llevará a cabo estudios y trabajos de valoración sobre el coste de las dotaciones de diversas unidades militares y presidirá comisiones receptoras de armamento. Una nueva obra es declarada de utilidad para los Cuerpos y Centros docentes del Arma, la titulada Heroicos infantes en Marruecos, en marzo de 1926, en junio del año siguiente lo es su Compendio de moral, en enero de 1928 los Ejemplos de moral militar , un mes después el folleto Heroicos artilleros y en septiembre Heroísmos del Cuerpo de Estado Mayor y Realeza y juventud.

Al ascender a coronel, en diciembre de 1928, se le confió el mando del Regimiento de Segovia n.º 75, que guarnecía la plaza de Cáceres, al tiempo que desempeñó el cargo de gobernador militar de la misma provincia. Será en este destino en el que desarrolle una extensa labor para mejorar las condiciones de vida del soldado dentro del cuartel y un acercamiento por parte del Regimiento a la población civil; la creación del Museo del Regimiento y de su Biblioteca será un ejemplo de ello. Su actividad quedó reflejada en las diferentes noticias aparecidas en el diario cacereño Nuevo Día.

Toda esta labor se verá interrumpida por un tribunal de honor que tuvo lugar en Valladolid en octubre de 1930, en el que tras una larga lista de acusaciones y sin opción a defensa fue separado del servicio, causando baja en el Ejército. Iniciado un proceso de reclamación en los últimos meses de reinado de Alfonso XIII, intentará durante la II República que se revise su causa y que le sea restituido su empleo de coronel.

El estallido de la Guerra Civil le sorprendió en Madrid en situación de retirado. Según el mismo escribió en un artículo del diario Azul de Córdoba, fue interrogado en presencia de su sobrino Luis Martínez-Simancas García y posteriormente encarcelado en la checa de Porlier en noviembre de 1936, acusado de no defender la causa de la República, pero su detención fue breve, pues fue liberado en el mes de marzo de 1937.

A partir de 1940 prosiguió con su actividad literaria y colaboró en diferentes revistas militares.

Murió en 1950 en Córdoba, en su situación de coronel retirado. Su obra literaria fue extensa y abarca diferentes ámbitos que van desde del estado de la cuestión de las posesiones españolas en África, hasta temas de carácter militar, religioso y social.

Entre las numerosas recompensas que recibió se hace preciso diferenciar atendiendo a su carácter: recompensas militares y civiles, condecoraciones extranjeras, medallas conmemorativas, y diplomas y títulos.

El coronel Antonio García Pérez fue socio y académico de varias instituciones de carácter cultural. Sus numerosos estudios y publicaciones, su preocupación por la situación de España y el Ejército a principios de siglo XX, hace que se le considere uno de los militares intelectuales de la época.

En 1906 fue nombrado socio honorario de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, que reconoció así su labor científica en la divulgación de escritos que trataban sobre asuntos de la República de México.

A finales de 1907 entró a formar parte de la Sociedad Geográfica de Madrid.

El 12 de noviembre de 1909 fue elegido académico correspondiente por Toledo en la Real Academia de la Historia, por los numerosos estudios y monografías históricas, biográficas, geográficas, sociales y militares directamente relacionados con la historia y geografía de España, América y África.

En 1910 fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y en 1916 de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

El repertorio bibliográfico del Coronel Antonio García Pérez es muy extenso. El catálogo de la Red de Biblioteca de Defensa recoge más de 120 títulos..[1]

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