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Arte paleolítico



El arte paleolítico nace en el Paleolítico superior, aproximadamente hacia el año 40 000 a. C., cuando los seres humanos modernos poblaban prácticamente todo el globo terráqueo. Sin embargo, sus manifestaciones fundamentales, por no decir casi las únicas, parecen reducirse a Europa, al sur del límite que marcarían los hielos durante la glaciación de Würm. Es más, el arte mural de las cuevas (llamado arte parietal) se concentra muy intensamente en ciertas regiones francesas (Dordoña, Pirineos franceses, Corrèze, Charente, Loira, Hérault, Lot y Garona, etc.) y españolas (Cornisa Cantábrica, Pirineos, costa mediterránea y algunos puntos de la Meseta Central como Maltravieso, Siega Verde o Los Casares), aunque ocasionalmente puede aparecer en Portugal, Italia, Europa Oriental y poco más. No se ha averiguado el motivo que explique por qué no se han hallado restos de arte paleolítico parietal en el resto del mundo.

El arte mueble o mobiliar (definido como objetos artísticos, funcionales o no, que pueden ser transportados) es más abundante, extendiéndose no solo por España y Francia, sino también por los valles del Danubio, del Don y la cuenca del Baikal, ya en Asia. Hay restos esporádicos en el resto del mundo, como se indica al final. Desde los primeros descubrimientos de objetos artísticos paleolíticos, en el siglo XIX,[1]​ siempre se ha suscitado el enigma de su motivación y su significado, aunque parece haber consenso en que se trata de un arte de función religiosa y que su temática está íntimamente relacionada con el medio natural y su numen. Queda pendiente el hecho innegable de su alto valor estético y artístico: los hombres prehistóricos demostraron, en algunos casos, un ansia de perfección y un sentido de la belleza totalmente comparable a los artistas de otras épocas históricas.

No obstante, este artículo solo toca, forzosamente, aquellos elementos artísticos que se han conservado a lo largo de los siglos, lo que constituye, sin duda, una parte ínfima de todo el corpus artístico paleolítico. Hemos perdido, como mínimo, aspectos tan fundamentales como la tradición oral, la danza, la música, el adorno corporal, etc.

En esta fase de la Prehistoria se produce la evolución humana u hominización, desde las formas más primitivas hasta el ser humano moderno y parece que en buena parte de la evolución humana hay señales de lo que podrían ser antecedentes del Arte.[2]

Hueso grabado de Bilzingsleben (Alemania)

Discutida
venus de Tan-Tan (Marruecos)

Grabado en zig-zag sobre un hueso musteriense de Bacho Kiro (Bulgaria)

El arte rupestre parietal es propio de la zona franco-española: en Francia hay más de 130 cuevas, entre ellas destacan las de la zona de Aquitania (por ejemplo Lascaux, Pech-Merle, Les Combarelles, Laugerie, La Madeleine,...) y las de los Pirineos (por ejemplo Niaux, Les Trois Frères, Le Tuc d'Audoubert, Mas d'Azil, Bédeilhac,...), y en España hay unas sesenta cuevas, casi todas en el Cantábrico, destacando la gruta de Ekain, las cuevas del Monte Castillo, Tito Bustillo o la cueva de Altamira, aunque también aparecen esporádicamente en la Meseta (Siega Verde en Salamanca, Domingo García y La Griega en Segovia, Maltravieso en Cáceres, Los Casares en Guadalajara,...) y, sobre todo, en las costas mediterráneas (La Pileta y Nerja en Málaga,...); incluyendo el gran conjunto de arte rupestre se encuentra en el sur de la península ibérica: El Arte Sureño; con más de 180 cuevas y abrigos decorados en todas las épocas prehistóricas; nos interesan las figuras más antiguas, que datan de Paleolítico superior (concretamente del Solutrense), como la cueva de Ambrosio. Hay raros ejemplos fuera de Francia y España, como la Grotta dell'Adaura en Italia o Kapova en Rusia, entre otros. El arte mobiliar, en cambio, es abundante en toda Europa.

También llamado arte mobiliar, esto es, se trata de objetos artísticos que se pueden transportar, mover, etc. Y que aparecen en su contexto arqueológico (es decir, en excavaciones). El arte mueble es una manifestación artesana de ajuares domésticos o personales, quizá ritual, quizá suntuaria. Por ejemplo, colgantes de piedra, hueso o concha. A menudo, objetos de utilidad práctica o votiva decorados, como puntas de arpón, puntas de lanza hechas en hueso (es decir azagayas), los llamados bastones perforados, etc. Estos utensilios suelen tener dibujos, figurativos o abstractos, grabados (tal vez, en otro tiempo, también pintados). Pero igualmente hay objetos meramente ceremoniales, mucho más que simples adornos. Por ejemplo, las pequeñas estatuillas femeninas llamadas venus paleolíticas, plaquetas grabadas (como las de Parpalló), o estatuillas de animales como el famoso bisonte de hueso de La Madeleine, cuya función nos es desconocida. Aunque podrían tener una función religiosa, el hecho de que hayan aparecido figurillas de Venus con características propias de ciertas zonas geográficas en lugares remotos sugiere que no solo mantenían comunicaciones con otros grupos humanos, sino que estas figuras podrían tener un significado étnico, e incluso monetario.

Arte mueble: Ciervo grabado en un bastón perforado (Cueva de El Castillo, Cantabria).

Arte parietal:
Animales pintados en la cueva de La Pileta
(Benaoján, Málaga).

Denominamos así al arte que aparece en las paredes (arte mural) de las grutas, covachas y abrigos rocosos. Como se ha comentado, la mayor concentración de arte parietal se da en Europa Occidental y la península ibérica. Casi todas las representaciones artísticas están en las zonas más profundas de las cuevas (aunque las áreas de habitación siempre estuvieron en las bocas de las cuevas). Eso no quiere decir que no haya excepciones, es decir, santuarios exteriores, como ocurre con la cueva de Laussel, Roc-de-Sers (Francia) o La Viña (Oviedo). El arte parietal lo componen pinturas, relieves o grabados cuyo tema principal son los animales o los signos llamados ideomorfos, pero también la figura humana.

No hay arquitectura, solo han llegado hasta nosotros esculturas y dibujos en piedra o hueso. Los dibujos eran de dos tipos, grabados o pintados, y las esculturas podían ser estatuillas o relieves:

Pintura: Bisonte de la Cueva de Altamira, (Cantabria)

Grabado: Cabeza de caballo
Cueva del Moro (Tarifa)

Relieve: Pez de la cueva
Gorge d'Enfer (Francia)

Estatuillas: Venus de Brassempouy (Francia)

Caballos grabados de la cueva cántabra de El Pendo

Sala de los polícromos de la Cueva de Altamira (Cantabria)

Maltravieso: el mayor conjunto de manos impresas del Paleolítico hispano

Órgano masculino: bastón fálico de asta de la cueva de
Cuetu de la Mina (Asturias)

Órgano femenino: símbolo con forma de vulva, Musée de Saint-Germain-en-Laye, París

Ideomorfos de la Cueva de La Pasiega (Cantabria)

Figura femenina:
Venus de Laussel (BurdeosFrancia)

Figura femenina: Venus de Lespugue. Alto Garona (Francia)

Figura masculina: Hechicero zoomorfo de
Le Gabillou (Francia)

Figura masculina: Hechicero zoomorfo de
La Pasiega (España)

Las figuras suelen ser realistas, con uno o dos colores y modelado de volúmenes; pero no forman escenas, están yuxtapuestas (colocadas unas junto a otras, o unas sobre otras) y, salvo excepciones, no hay sensación de movimiento, ni paisaje. Estamos pues ante un arte descriptivo, no narrativo. Sin embargo, se conservan algunos ejemplos excepcionales de escenas concretas de tipo narrativo, por ejemplo en Lascaux, en Les Trois Frères (ambas en Francia) o en la cueva de los Casares (Guadalajara, España[9]​). En ninguno de los casos parecen representaciones de escenas concretas o anecdóticas, sino, más bien, rituales genéricos (mitogramas) protagonizados por hechiceros o espíritus totémicos.

Hechicero (hombre-pájaro), embestido por un bisonte herido (Lascaux, Francia)

Humano perseguido por un bisonte, Roc-de-Sers (Charente, Francia)

Escena de zambullida ritual en la cueva de los Casares (Guadalajara, España)

Humano atacado por un oso del que solo se ve la zarpa (Saint-Germain, Francia)

La función del arte paleolítico es totalmente desconocida. Al principio se pensó que estas obras de arte se hacían solo por motivos estéticos (para adornar: el arte por el arte), y aunque nadie niega que los artistas paleolíticos debieron sentir satisfacción por la belleza de estas representaciones, esto sería secundario, y sin duda este arte era de carácter mágico o religioso. No se pueden hacer más precisiones; como mucho, se pueden formular varias teorías, pero sin pruebas sólidas:

Bastón fálico decorado
Cueva del Valle
(Cantabria)

Ciervo herido de la cueva de la Peña de Candamo
(Asturias)

Manos impresas de la Gruta de Gargas (Francia), de las mal llamadas «con falanges amputadas»

Hierogamia o coito ritual de la Cueva de los Casares (Guadalajara)

La datación de las obras de arte paleolíticas es uno de los problemas más importantes, sobre todo si se trata de arte parietal, carente de contexto arqueológico que pueda ayudar a poner fecha. Para solucionarlo se usan métodos indirectos y extrapolaciones (comparando el estilo de obras exhumadas en excavaciones y con cronología segura, con las obras murales). Otro método posible cuando varias figuras se superponen consiste en emplear estudios de estratigrafía que permiten saber cuál de las figuras es anterior y cuál es posterior. Los últimos avances permiten aplicar técnicas de datación absoluta, lo cual puede ser definitivo: concretamente el radiocarbono (que ahora se puede realizar con muestras mucho más pequeñas), la termoluminiscencia, el análisis de pigmentos... Pero estos métodos se han aplicado muy pocas veces, por lo que predominan las periodizaciones basadas en datos parciales, estilísticos y extrapolaciones:

La primera propuesta seria nació, como no, de la mano del Abate Breuil que aceptaba que el arte debía evolucionar de lo simple a lo complejo, de lo esquemático a lo realista (con un paradigma claramente presentista). Para él había dos grandes ciclos estilístico-cronológicos que no tienen parentesco entre sí:[20]

Otra de las propuestas es la de las tres fases de Annette Laming-Emperaire, que destaca por su sencillez:[15]

Seguiremos la cronología propuesta por André Leroi-Gourhan,[21]​ por ser la más extendida, pero hay otras propuestas válidas. Esta datación no solo se basa en los estudios estratigráficos. También tiene en cuenta las relaciones entre los animales representados en cada cueva, la contradicción de temas binarios y su posible significado. Aunque considera importantes los rasgos formales y estilísticos, no presupone una evolución de lo simple a lo complejo. De hecho, se constata que en los ideomorfos ocurre a la inversa (cada vez son más abstractos):

Al comenzar el Paleolítico superior, no hay constancia de que el arte apareciese desde el primer momento; así, tenemos que el Châtelperroniense no tiene un arte desarrollado plenamente.

El estilo se caracteriza por el geometrismo y las representaciones incompletas de los animales. Hay también signos e ideomorfos. Es decir, que, de un modo rudimentario, ya tenemos todos los elementos del arte paleolítico posterior.

Para Leroi-Gourhan, las figuras no son simplificaciones, sino abstracciones. Se basa, para documentar su afirmación, en la oposición de bóvidos y caballos, en las figuras ovales junto a puntos, es decir, asociaciones binarias.

Las figuras ya están completas y, en el caso de los animales, se aprecian detalles de la anatomía como la línea cervico-dorsal y otros elementos, pero solo se representan las líneas esenciales para la identificación genérica de cada especie. Los caballos aparecen con una línea cervico-dorsal exagerada.

A esta época pertenecen las típicas imágenes de venus esteatopigias, de formas generosas y con órganos sexuales muy desarrollados. Los ideomorfos y los símbolos mantienen cierta simplificación y geometrización.

Subsiste la tradición, ya vista en el periodo II, de dibujar la línea cervico-dorsal de los animales, aunque ahora se hace más dinámica y se le añaden las bandas cruciales, las crineras y el vientre en «M». En el caso de los cérvidos y bóvidos, las cuernas aparecen en posición de tres cuartos, incitando cierto sentido de la perspectiva. Aunque cada especie se representa con rasgos diferenciales, los animales son, en general, microcéfalos, especialmente los caballos y los ciervos; el cuerpo suele ser enorme, grávido, es decir, con el vientre abombado. Ya hay una representación convencional del movimiento (el llamado "trote estereotipado")

Entre sus rasgos distintivos, cabe destacar el desarrollo masivo del arte mueble y los santuarios interiores.

Aunque no se pierden los convencionalismos, se atenúan, lo que da más realismo a las representaciones. Además, aparece el modelado del relieve, los trazos modelantes que simulan pelaje, los contornos difuminados, numerosos detalles anatómicos y la bicromía se generaliza. Todo ello da un enorme realismo a las representaciones, aunque las figuras parecen flotar sin que haya sensación de gravedad.

El Periodo IV suele dividirse, a su vez, en dos fases, el Antiguo, correspondiente al Magdaleniense Inferior; y el Reciente, propio del Magdaleniense Superior en el que por primera vez aparecen representados renos y los convencionalismos son mínimos.

En España suelen usarse las periodizaciones propuestas por los franceses, aunque el profesor Francisco Jordá Cerdá, de la Universidad de Salamanca propuso una secuencia para la península ibérica:[22]



Por supuesto, existen otras propuestas cronológicas y los datos se están revisando continuamente. No podemos dejar de citar los trabajos de J. Clottes, quien en 1995 aplicó la técnica del 14C a las pinturas de Chauvet, que, como se aprecia en el cuadro anterior, Leroi-Gourhan había situado en el Periodo III «figurativo sintético evolucionado». El resultado fue de más de 25 000 años de antigüedad[1], es decir, mucho más antiguo de lo supuesto.[23]​ Esto implicaba replantearse por completo todas las cronologías elaboradas por métodos relativos o por extrapolaciones. Pero como muy pocas cuevas han sido datadas por métodos absolutos, es pronto para poder hacer un cuadro sistemático. Con estos nuevos avances ya ha comenzado la polémica. Por ejemplo, el controvertido Robert Bednarik[24]​ ha llegado a afirmar que:

Esta especie de insinuación ha causado mucho revuelo y ha sido rechazada por la mayoría de los especialistas, entre ellos, por Lawrence Guy Straus;[26]

En Italia[27]​ se documentan numerosos yacimientos de arte mobiliar, destacando, entre ellos, Grimaldi y Savignano. Son famosas las venus italianas, que recuerdan a las del norte, por ejemplo la Venus de Savignano, la de Barma Grande la de Chiozza di Sacandiano y la de Balzi Rossi, de época gravetiense, aunque la mayoría carece de contexto arqueológico fiable. El único arte parietal de esta zona norteña es la cueva de Cavillon.

Figura humana frontal en la Cueva de Levanzo

Venus de Savignano (Módena)

Escena de la Cueva de Addaura (Sicilia)

Respecto a la zona sur, encontramos arte parietal en la Grotta Romanelli, la cueva de Romito y en la Cueva Paglizzi, pero en todas es muy escaso. En la Cueva Paglizzi el estilo es muy clásico, es decir, muy similar al del área franco-española; en cambio, la de la Grotta Romanelli destaca por ese característico relleno del interior de las figuras, con trazos de todo tipo, pero sin interés volumétrico. Así como en las cuevas sicilianas de Addaura y Levanzo. En Sicilia las cuevas tienen conjuntos mucho más relevantes que, a pesar de su aparente sencillez, parecen del final del Paleolítico, muy en la línea del futuro arte epipaleolítico con el que no parece haber rupturas. En Addaura abundan las representaciones humanas en lo que parece ser una escena narrativa llena de dinamismo. En Levanzo, junto a antropomorfos muy similares, es decir, escenas narrativas muy dinámicas, aparece una fauna claramente paleolítica, lo que confirmaría la edad de las representaciones.[28]

En Alemania y Suiza, donde podemos atisbar una provincia artística, se suceden varios periodos estilísticos de arte mueble:

Venus claviformes, Gönnersdorf (Alemania)

Figura de Predmost sobre defensa de mamut

Venus de Willendorf
(Austria)

Una de las venus estilizadas de Dolni-Vetonice

Existiría otra provincia artística en las llanuras centrales del Danubio en la República Checa y Austria: Al parecer es una zona habitada por cazadores de mamuts con cierta relación estilística con la zona francesa. Existe una fase inicial (equivalente al Auriñacense), llamada Pavloviense por el yacimiento epónimo de Pavlov, donde apareció una figura de león recortada sobre marfil. Aunque, desde el punto de vista artístico, la obra más destacada es la Venus de Willendorf (Austria), por ser una de las primeras que se encontró (1908); pero otras obras conservadas de esta época son también sorprendentes, por ejemplo, el Hombre-León de Hohlenstein (Danubio alemán), Predmost (Moravia) y el gran conjunto de Dolni-Vestonice (Brno, República Checa) cuya cronología alcanza tiempos equiparables a los del Magdaleniense clásico.

En toda Europa oriental solo se conocen algunas cuevas excepcionales, entre ellas la cueva de Cuciulat en Rumanía y las pinturas de almagra roja de la cueva de Kapova, en Rusia. Fueron descubiertas en 1961 en el sur de los Montes Urales, cerca del río Belaya. Hay inmensas galerías con más de cuarenta representaciones de mamuts, bisontes, rinocerontes y caballos; y, más dudosos son los caballos pintados de Mgvimeni (Georgia). Por otro, lado el arte mobiliar es muy abundante en algunas regiones de la Europa del Este: en la zona del Mar Negro destaca el yacimiento de Molodova.

Existen importantes yacimientos con arte mueble en las llanuras de la antigua Unión Soviética y en Siberia, destacando sobre todos ellos el de Mal'ta por estar a miles de kilómetros más allá de los Montes Urales. Sin embargo, su cronología es controvertida debido a la dificultad que existe para encontrar paralelismos con otras culturas; al parecer, existe cierto desfase cronológico y el Paleolítico duró más en esta zona. Si extrapolamos con Europa, el arte paleolítico siberiano parece desarrollarse desde el Gravetiense hasta el Magdaleniense sin apenas cambios; algo similar ocurre en el valle del río Don (Ucrania).[30]

Kameno Doba: Mamut en placa de marfil

Placa de marfil decorada
Yacimiento de Mal'ta
(Lago Baikal, Siberia)

Figurita femenina de Mal'ta
(Lago Baikal, Siberia)

Estatuilla femenina tallada en colmillo de mamut de Buretj
(Lago Baikal, Siberia)

Estos son los más importantes, pero se han hallado otros yacimientos (Buretj, Avdeevo, Eliseevichi...) que han proporcionado centenares de estatuillas femeninas y de animales en marfil de mamut, cerca del hogar de lo que parecían cabañas o en los límites de las estructuras habitacionales.

Durante gran parte de la era glacial las islas británicas estuvieron enteramente cubiertas por grandes capas de hielo, con la única excepción de una franja de tierra de grosor variable que se extendía desde las actuales Gales y Cornualles (y en ocasiones, la punta sur de Irlanda) hasta donde hoy se encuentra el canal de la Mancha. Al igual que el mar del Norte, este no existió hasta tiempos recientes, por lo que la zona constituía una prolongación territorial de Francia durante el Paleolítico. Durante años se discutió el por qué esta zona, tan cercana al importante área francoespañola, nunca sacó a la luz ejemplo alguno de pinturas rupestres. La explicación más común que se daba es que el área, situada junto a la zona de avance y retroceso de los glaciares, era demasiado fría e inestable como para mantener una población destacable y más o menos permanente que pudiera realizar tales pinturas.

Sin embargo, en 2003 se descubrió una importante concentración de hasta 80 figuras en una cueva del límite entre Nottinghamshire y Derbyshire llamada Creswell Crags[2] entre las que se pudieron identificar representaciones de osos, ciervos, bisontes, cabras monteses y -cosa inusual- numerosas aves, entre ellas una con un largo pico curvado. La presencia de cabra montés (un animal que se extinguió en Inglaterra hace unos 10 000 años) indicaba claramente que las pinturas tenían una cronología paleolítica, cosa que se confirmó más tarde al datarse las pinturas en 12 800 años de antigüedad.[3]

Artísticamente, las pinturas de Creswell Crags presentan importantes semejanzas con las halladas en Francia y el norte de España, por lo que pueden ser incluidas como un ejemplo más de estas. Sin embargo, carecen de colores de "relleno" y en numerosos casos ni siquiera los contornos son visibles, sino solo la marca dejada como una cicatriz en la roca. Esto no representa una diferencia de estilo, sino que se debe al fuerte deterioro y pérdida de los pigmentos en fechas posteriores, probablemente debido a la gran humedad registrada en la Britania post-glacial. El descubrimiento de Creswell Crags, casi en el centro de Inglaterra, indica claramente que el sur de Gran Bretaña y probablemente también lo que ahora es el canal de la Mancha acogieron pinturas de estilo franco-español, pero que lamentablemente se deben de haber perdido casi en su totalidad. Sin embargo, también cabe la posibilidad de que en algunos lugares más resguardados similares a Creswell Crags se haya conservado algún rastro de su presencia.

Se ignora la razón, pero en el resto del mundo el arte paleolítico brilla por su ausencia. Para ser más concretos, es tan escaso que resulta algo excepcional y, además, en la mayoría de los casos, se trata de manifestaciones no figurativas y extremadamente sencillas (incisiones geométricas o curvilíneas, cazoletas y perforaciones). Los rarísimos restos con representaciones figurativas se cuentan con los dedos de una mano (y sobran):

Con dataciones que oscilan entre los 14 000 y 9700 años de antigüedad, los yacimientos de Cueva de las Manos y cerro de los Indios son extraordinariamente abundantes en manos, en positivo y negativo, y en escenas de caza de camélidos americanos (especialmente el guanaco) y algún felino, posiblemente puma. Gran cantidad de muestras de arte se desperdigan a ambos lados del curso superior del río Pinturas y la zona del parque nacional Perito Moreno, en un área limitada por el norte por el río Deseado y que por el oeste llega hasta el pueblo de Gobernador Gregores. En esta zona (que podría considerarse, sin entrar en detalles, como la franja de tierra existente entre los ríos Deseado y Santa Cruz (en la Patagonia), se encuentra también el yacimiento "Piedra Museo", con una antigüedad superior a los 13 000 años. El fenómeno artístico en estas áreas está asociado desde el principio del poblamiento humano: ciertos sitios con ocupaciones superiores a los 10 000 años presentan muestras de arte de la misma antigüedad.

Las excavaciones de Gradín y Aschero, investigadores del Instituto de Arqueología de la Universidad Nacional de Tucumán y miembros del CONICET a la entrada de la Cueva de las Manos ha demostrado la utilización de pigmentos minerales basados en óxidos de hierro, con una antigüedad de más de 10 000 años. Estos pigmentos se presentan mezclados con yeso cristalino, como una forma de mejorar la adherencia de la pintura sobre la pared de rocas. Esto se ha demostrado mediante técnicas de difracción de rayos X. La mayoría de los colores corresponden a la gama del ocre y los amarillos.

La enorme concentración de imágenes de manos en negativo, 300 o 400 veces más numerosas que la cueva de manos europea más poblada, es impactante y complementa y subraya las escenas "animalísticas" y de caza. Se observan en la Cueva de las Manos cantidades de guanacos representados en ocre, negro y rojo, perseguidos por cazadores que los acechan y capturan con boleadoras. Las escenas están representadas secuencialmente, y a menudo la captura se concreta más de 12 metros más allá de donde comenzó el acecho. El uso de las anfractuosidades de la roca para dotar de tridimensionalidad al paisaje pintado completa el efecto.

Los cazadores están representados con un solo brazo (el que empuña las bolas), y a menudo se esconden y camuflan en "cañones" o entrantes de la pared de roca, como si se ocultaran en una zanja real. La discordancia entre arte y arqueología es sorprendente: a pesar de que las imágenes muestran solo boleadoras y ninguna lanza o flecha, en las inmediaciones las excavaciones solo han rendido puntas de flecha y lanza. Esta discordancia está aún en estudio y no ha podido ser explicada en forma satisfactoria.[31]

En México, específicamente a lo largo de las sierras centrales de la península de Baja California, se encuentran un muy amplio número de sitios con manifestaciones bien conservadas de petroglifos y pintura rupestre, documentados desde el siglo XVIII por los religiosos que exploraron el territorio antes de fundar las misiones jesuíticas en la península de Baja California. Las exploraciones arqueológicas han sido efectuadas desde 1884. Se aprecian tanto elementos abstractos como figurativos en los que se incluyen representaciones antropomorfas y de la fauna cuyo repertorio cuenta no solo animales terrestres (incluidas aves), sino marinos. Destaca de entre los demás el llamado estilo Gran Mural por su escala monumental, ejecución y homogenidad, en cuatro de las sierras del área: San Juan, San Francisco, San Borja y Guadalupe, contabilizando un total de 543 sitios con arte rupestre para mayo de 2003; año en el que la Unesco incluyó como Patrimonio de la Humanidad a las Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco, a las que se acredita una datación de 7500 años de antigüedad y un ejercicio continuo a lo largo de 5000 años.[32]

El resto son obras no figurativas, además muy dispersas, eso sí, por todo el globo terráqueo: desde América (en la cueva de Clovis hay placas de arenisca con incisiones de diferentes motivos geométricos),[33]​ hasta Australia (los petroglifos del llamado Karake style hallados en la cueva Malangine parecen de edad Pleistocena) o Japón (donde aparecen diversos guijarros con incisiones geométricas de periodo Jomon antiguo); pasando por China (la cueva de Chukutién, en sus niveles del Paleolítico superior, deparó numerosos objetos perforados de piedra o de concha que pueden ser colgantes), Asia Central, Oriente Medio, África, etc.



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