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Autoayuda



El desarrollo personal incluye actividades que mejoran la conciencia y la identidad, impulsan el desarrollo de las habilidades personales y de los propios potenciales, contribuyen a construir capital humano y facilitan la empleabilidad, mejoran la calidad de vida, y contribuyen a la realización de sueños y aspiraciones. El concepto no se limita a la autoayuda, sino que también incluye actividades formales e informales para el desarrollo de otros en papeles tales como maestro, guía,administrador, orientador vocacional o mentor. Cuando el desarrollo personal se lleva a cabo en el contexto de instituciones, se refiere a los métodos, programas, herramientas, técnicas y sistemas de evaluación, que apoyan el desarrollo humano a nivel individual, tanto en las organizaciones como en actividades planificadas por sí mismo.[1]

El desarrollo personal se entiende por un crecimiento cognitivo personal y en cuanto a destrezas, que es observado a través de los comportamientos (implicando la forma de hablar, la forma de manejarse en las reuniones, la forma de encarar una problemática…).

Las áreas de vida relacionadas con el desarrollo personal, entre otras son las siguientes:

Administración del tiempo — Invertir tiempo muy especialmente en lo que es útil para el crecimiento interior y para el propio bienestar y el del entorno.

Auto-conocimiento — En cierto sentido es ser maestro de sí mismo, y consecuentemente, ser un humano mejor, tener consciencia y percepción de los propios bloqueos y limitaciones, y superarlos por sí mismo, con el poder de la consciencia y de la mente.

Comunicación interpersonal — El cuidado y la preocupación de los interlocutores, en la transmisión de los dichos y del propio pensamiento, también es de gran importancia, en la medida que se logren alcanzar los objetivos deseados. El acierto en la comunicación no depende solamente de la forma en que el mensaje es transmitido por parte del actor, sino que es factor fundamental la comprensión de ese mensaje por parte del interlocutor a quien está dirigido el mensaje.

Emprendedurismo — Un buen emprendedor es el individuo que actúa en una forma especial, innovadora, y que se desempeña bien en actividades de organización, administración, y ejecución, incluyendo principalmente generación de riquezas, transformación de conocimientos, aplicación de nuevos procedimientos, y/o encare de nuevos productos o servicios.

Educación financiera — Buscar una mejor calidad de vida tanto en el tiempo presente como hacia el futuro, proporcionando la seguridad material y operativa que sea necesaria para alcanzar y disfrutar de los placeres de la vida, y al mismo tiempo, estar preparado para eventuales imprevistos o contratiempos.

Liderazgo — Este aspecto refiere a la habilidad manifestada por el líder para motivar e influenciar a los liderados, de forma positiva y ética, para que contribuyan voluntariamente y con entusiasmo, a que se alcancen los objetivos del equipo y/o de la organización.

Motivaciones — Este aspecto refiere a la fuerza interior que bien entendido se modifica constantemente durante toda la vida de cada persona, y desde donde se direccionan e intensifican los objetivos personales.

Marketing personal — Este aspecto se refiere a valorizar al ser humano en todos sus atributos y características, inclusive en su compleja estructura física, intelectual, y/o espiritual. Esto apunta a posibilitar la utilización plena de las capacidades y potencialidades humanas, tanto en el área profesional u ocupacional, como en la vida personal.

Productividad — Este aspecto refiere a la relación entre lo producido y los factores e insumos de producción que fueron utilizados, relación que se mida como se mida, debe tratarse de que sea lo mayor posible.

Poder mental — Esto involucra el desarrollo de las funciones mentales en pro de realizaciones y conquistas positivas: Raciocinio; Análisis; Lógica; Captación de informaciones sensoriales; Determinación en las elecciones; Saber diferenciar bien entre lo conveniente y lo errado (en los aspectos conscientes). Tampoco despreciar o dejar completamente de lado los aspectos inconscientes, ya que ellos constituyen el 90% del comportamiento de cada persona, la memoria profunda, el control y buen funcionamiento de las funciones orgánicas, la intuición, los automatismos…

Calidad de vida — Este aspecto involucra el bienestar físico, mental, psicológico, y emocional, además de los necesarios y convenientes relacionamientos sociales con la familia, con amigos, y con compañeros de estudio y de trabajo. Tampoco debe descuidarse la salud, la educación, el poder de compra (liquidez), y otras cuestiones de la vida en sociedad.

Relacionamiento humano — Esta cuestión involucra el relacionamiento entre personas y las formas que estas tienen de comunicarse. Lo que conviene es relacionarse con personas con las que nos sintamos cómodas, y que nos motiven e impulsen a concretar metas positivas, generando así una sinergia de forma que ello se refleje en todo el grupo, en un reforzamiento de todos hacia uno, y de uno hacia todos.

Aceptar entrar en un proceso de desarrollo personal, es permitir el análisis de todos los asuntos vivenciales que nos involucran, para lograr una percepción de cuáles de ellos están en déficit, o determinar donde están los desafíos, a efectos de determinar lo que debe ser alterado, y lo que podemos hacer para obtener resultados diferentes y más exitosos.

Desde el punto de vista del utilitarismo, el «bien estar» se define como la mezcla o combinación de situaciones de placer y de alegría con ausencia de penas y de situaciones incómodas, y de manera tal de en algún sentido obtener la maximización del bienestar general.

La noción de desarrollo personal tiene significaciones diferentes según que el enfoque y análisis sea expresado por los psicoanalistas, o por los promotores de las técnicas New Age, o por ciertos adherentes a las llamadas corrientes coaching, o según se trate de educadores o de especialistas en cuestiones del trabajo decente, etc. Los objetivos del desarrollo personal pueden así reenviar al conocimiento de sí mismo,[2]​ o sea en definitiva, a la valorización de los propios talentos y virtudes,[3]​ a la mejora de la calidad de vida, y a poder llegar a alcanzar las propias aspiraciones más sentidas,[4]​ etc. Por ejemplo, en la revista Sciences humaines, se expresa al respecto lo siguiente :

El desarrollo personal es objeto de críticas bastante severas por parte de los sectores académicos, que consideran ese dominio de conocimientos y de reflexiones como una pseudociencia, pues dicen que así se promueven conceptos imaginarios o ilusorios, lo que incluso en ciertos casos puede ser hasta peligroso.

Según sus promotores y defensores, las cuestiones relativas al sentido de la vida planteadas por la filosofía y la religión, están en el origen del desarrollo personal, ya que así se constituye una respuesta a las problemáticas y dudas que se plantean.

Son principalmente los trabajos de Alfred Adler (1870-1937) y Carl Gustav Jung (1875-1961) los que primero se asociaron al desarrollo personal, marcando rumbo en este sentido.

La mayoría de los conceptos del psiquiatra suizo Carl Gustav Jung han sido retomados por las teorías modernas del desarrollo personal, tales como por ejemplo la sincronicidad, los arquetipos, el inconsciente colectivo, su visión del soñar,[6]​ y especialmente el concepto central en la teoría de este erudito, la «individuación».

La individuación traduce el proceso por el cual un individuo resulta un todo, una totalidad, siguiendo el arquetipo del sí-mismo. Para Carl Gustav Jung, la individuación es el proceso de diferenciación psicológica, destinado a armonizar la relación del consciente con el inconsciente, y que tiene por objetivo el desarrollo de la personalidad del individuo.[7]​ Los aportes de Jung en primer lugar influyeron sobre las psicoterapias de inspiración psicoanalítica (P.I.P) así como sobre las teorías del management (en especial los tipos psicológicos con el MBTI) que conducen al desarrollo personal.

Según el sociólogo Luc-Michel Mazenc, el impacto del pensamiento de Jung en la dinámica emergente del New Age fue fundamental.[8]

Alfred Adler rehúsa limitar la psicología únicamente a su rol terapéutico, insistiendo en la idea de que las aspiraciones humanas en buena medida se orientan hacia lo que vendrá, y no son consecuencia de reflejos inconscientes o de fijaciones infantiles. Fundador de la psicología individual, Adler es quien mejor definió el concepto de «estilo de vida», estableciendo el mismo como una aproximación personal a la vida, en la que cada cual se forma una imagen de sí, y de la manera en que enfrenta los problemas.[9][10][11]

Émile Coué (1857-1926), farmacólogo y psicoterapeuta en Nancy (Francia), escribió en 1926 el libro titulado Maîtrise de soi-même par l'autosuggestion consciente [12]​ (en español: Dominio de sí-mismo a través de la autosugestión consciente). El método consiste en sugerir que se repita veinte veces seguidas y tres veces por día, la frase que se indica seguidamente :

Émile Coué resumió en algunos principios su técnica psicoterapeuta, llamada desde entonces «Método Coué», que consiste en alcanzar cierto equilibrio entre el organismo y su psiquismo, gracias a la autosugestión :

No siendo doctor en medicina sino farmacólogo, Emile Coué fue menospreciado por sus contemporáneos, que le hicieron objeto de sus burlas. Pero el citado tiene el gran mérito de intentar aplicar un proceso riguroso y lo más ordenado posible, en algo donde dominaba lo irracional y lo netamente empírico.

En 1949, el doctor Robert J. Hoagland hizo un importante aporte experimental a la idea de la sugestión consciente, descubriendo el llamado “efecto placebo”, lo que impulsó la investigación médica a la realización sistemática de comprobaciones entre grupos homogéneos que solamente se diferenciaban en cuanto al engaño placebo.

Autorrealización [15]​ (resolución de problemas, moral, creatividad…)

Reconocimiento [16]​ (confianza, respeto a otros y por los otros, estima personal…)

Afectividad y necesidades de pertenencia a grupos (amor, amistad, intimidad, familia…)

Necesidades en cuanto a seguridad (del cuerpo, del empleo, de la salud, de la propiedad…)

Necesidades fisiológicas (comer, beber, dormir, respirar…)

Pirámide de necesidades de Maslow

La psicología humanista está representada por Abraham Maslow y Carl Rogers.[17][18]

Desde 1943, Abraham Maslow se interesó en las necesidades del hombre, las que representó en su « pirámide de necesidades », en donde en lo más elevado se encuentra el deseo de realización personal. Decía Maslow que para concretar esta representación, es necesario conocer las potencialidades positivas del ser humano, asunto descuidado por la psicología clásica, demasiado orientada hacia la psicopatología.

Norman Vincent Peale escribió un interesante libro que tuvo y que aún tiene una influencia enorme: The power of Positive Thinking (en español: El poder del pensamiento positivo).[20]​ De lo que se trata es transformar las emociones negativas en actitudes positivas.

Las Terapias cognitivo-conductuales se orientan a modificar los hábitos, así como las representaciones y los esquemas de comportamiento inadaptados.[21]​ El psiquiatra Christophe André, en su libro L'estime de soi (1999),[22]​ explica como «quererse a sí mismo para mejor convivir con los otros», proponiendo «cuestionarios y ejercicios orientados a establecer un balance personal». Por su parte, Béatrice Millêtre, doctor en psicología, en su obra Petit guide à l'usage des gens intelligents qui ne se trouvent pas très doués (2007),[23]​ propone «ser más feliz y ser mejor persona».[24]

Además, el trabajo sobre los sesgos cognitivos permite identificar las maneras de pensar no productivas. Aaron Beck (precursor de los TCC) inició este tipo de trabajo, enumerando los 10 sesgos (entonces llamados «distorsiones») característicos de la depresión.[25]

Creador del Análisis Transaccional en el entorno del año 1960, Eric Berne [26]​ distingue tres diferentes «estados de sí mismo»: el padre (la consciencia moral), el niño (la afectividad), y el adulto (la actitud neutra y racional). Estas posturas se expresan en las interacciones (y transacciones) mantenidas con los otros.[27]

Cada vez más empresas recurren al coaching para consolidar y optimizar las competencias de sus equipos, y/o para enfrentar determinadas problemáticas internas o externas (conflictos de personalidades, mal ambiente de trabajo, baja productividad, gestión de riesgos, acoso de algún tipo entre trabajadores, estrés y burnout, conflictos derivados de la competencia…).[28][29]

Los dirigentes y administradores no escapan a estas situaciones, y puede ser conveniente que también ellos recurran al coaching, para obtener respuestas concretas que por sí solos no son capaces de generar, y/o para fortalecerse y mejorar en cuanto a las acciones cotidianas, y/o para mejor administrar las decisiones propias de su nivel de responsabilidad, etc.[28]

El coaching está orientado a permitir que las personas den lo mejor de sí mismas y por eso se enfatiza en la capacitación, tanto en habilidades concretas —como la dirección de un equipo o la atención al cliente— como en el desarrollo personal a través de la comunicación, y/o de la auto-confianza, y/o de la reducción del estrés emocional.[28]

La programación neurolingüística trata de un proceso pragmático en psicología aplicada,[33]​ elaborado a mediados de la década de los años 1970 por los investigadores estadounidenses Richard Bandler y John Grinder… Este procedimiento busca modelizar los «saber-hacer» (competencias) y los «saber-ser» (actitudes, convicciones, valores, autoestima, seguridad) de personas de talento en sus respectivos dominios, para que los retransmitan mejor a aquellos a quienes interesa y puede servir.[34]​ De todas maneras, la programación neurolingüística es considerada en distintos ambientes universitarios como una seudociencia, ya que se le critica que aún no tiene una verdadera validación terapéutica.

A través de la observación de las personas que trabajan y tienen éxito en dominios tales como la psicoterapia, la creatividad, la gestión, la comunicación, la enseñanza, el deporte…, el estudioso en programación neurolingüística (PNL) busca por ejemplo determinar, cómo es que los citados se motivan, y cómo es que clasifican la información, así cómo es que aprenden y manejan sus impresiones, cómo es que mejoran sus interrelaciones, y cómo es que razonan y toman sus decisiones.

Las intervenciones de los programadores neurolingüísticos (o PNLísticos) no son todas del mismo nivel y complejidad. Algunas proponen la adquisición de competencias personales [36]​ (por ejemplo: gestión de conflictos, sincronización…) o de competencias relacionales [37]​ (por ejemplo: estrategias de memorización, estrategias de manejo de reuniones, manejo del discurso hablado en público…), mientras que otras se orientan a «superar» las barreras con origen en creencias limitantes [38]​ (por ejemplo: «no estoy capacitado», «no es para mí», «no hay esperanzas», «nada podré frente al poder de un jefe»…); y en mayor o menor medida, los distintos ejemplos presentados tienen todos cierta incidencia o impacto en la estima personal del involucrado.

A través del desarrollo de estos modelos, la PNL indujo una cierta manera de observar el mundo, así como sintetizó el conjunto de sus presupuestos, orientándose al mejoramiento de la autonomía y del respeto mutuo, y también de la superación personal (o superación de sí mismo), de la libertad de pensamiento, de la calidad relacional con otras personas …[39]

El concepto de "estados de vida" fue desarrollado en los años 1970 por el investigador Daniel Levinson [40]​ (1920-1994) desde una perspectiva psico-sociológica. A pesar de que los sociólogos han revisado los estados descriptos por Levinson,[41]​ su contribución principal a la investigación en materia de desarrollo personal, consiste en su llamada de atención sobre la influencia que tienen las aspiraciones de las personas, en especial en el caso del joven adulto, a las que llama «Rêves» (en español: «Sueños»; «Ensoñaciones»).:[42]

En 1998, el desarrollo personal pasó de ser un tema secundario de la psicología a una posición central, cuando Martin Seligman fue elegido presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), proponiendo entonces un nuevo punto de vista, la psicología positiva, centrando así la atención en los individuos sanos mucho más que en las patologías.[43]

En cuanto a la investigación en psicología en relación al desarrollo personal, Albert Bandura (nacido en 1925) realizó diversos estudios intentando comprender cómo ciertas fuerzas humanas más que otras, ayudan a fortalecer el desarrollo personal,[44][45]​ y a este respecto mostró que la confianza en su propio éxito, es uno de los factores que explica mejor el por qué individuos que tienen el mismo nivel de conocimientos y de competencias, pueden llegar a tener resultados muy diferentes. Según Bandura, la confianza en sí mismo es un índice potente de éxito, puesto que :

El psiquiatra Jean Cottraux,[46][47]​ en su libro La force avec soi: pour une psychologie positive (2007),[48]​ expuso «un método de cambio personal» que se basa en la «búsqueda de las propias fuerzas de carácter».

La primera persona en introducir el desarrollo personal, fue Abraham Maslow (1908-1970), proponiendo una jerarquía de necesidades representada en forma de pirámide, en donde en el vértice superior ubicó la realización personal o realización de sí mismo, definida como el deseo y la aspiración de aproximarse o transformarse cada vez más a lo que realmente se es, y a lo que se está en medida de ser.[49]

Maslow estaba persuadido de que solamente una pequeña proporción de personas llegaban a alcanzar ese estado de autorrealización, y él mismo estimaba subjetivamente esta cifra en el —1 % de la población—.[50]​ Su visión esquemática de una jerarquía de necesidades, tuvo con frecuencia una falsa interpretación sobre que el estadio «superior» del desarrollo personal, se encontraba reservado a quienes estaban en lo alto de la pirámide de la organización, mientras que la mayor parte de la masa de empleados pareciera no sobrepasar casi nunca del estadio de la seguridad en el empleo y de las buenas condiciones de trabajo.

Pero con posterioridad, y luego que las organizaciones y los mercados se globalizaran, la responsabilidad del desarrollo personal poco a poco pasó de las empresas a los propios individuos. Así lo constató en 1999 Peter Drucker, en una investigación publicada en la 'Harvard Business Review'.[51][52]

Los profesores especialistas en management, Sumantra Ghoshal y Christopher Barlett, respectivamente de la London Business School y de la Harvard Business School, afirman enfáticamente que las empresas deberían tratar y evaluar a sus empleados en forma individual, a la hora por ejemplo de firmar un nuevo contrato de trabajo. Pensar en los trabajadores cada uno como un engranaje de la máquina corporativa, no solamente es un enfoque obsoleto, sino también peligroso por sus posibles consecuencias para la marcha general de la empresa. Argumentan Sumantra Ghoshal y Cristóbal Bartlett, que debe abandonarse la idea de insertar a cada trabajador en un molde corporativo pre-establecido. Lo más importante en una empresa es incentivar y utilizar los talentos y las virtudes particulares de sus trabajadores, para lo cual, se debe establecer un amigable ambiente de trabajo junto a cierto grado de libertad de sus integrantes, para así poder llegar a obtener ventajas competitivas.[53]

A partir de entonces, las perspectivas de progreso en la empresa han cambiado. Por lo general, los individuos prefieren asegurar su desarrollo personal a la par de su desarrollo profesional,[54]​y están algo menos interesados en progresar demasiado rápido en la jerarquía de la organizació empresarial. La investigación muestra que las carreras de las mujeres siguen etapas de desarrollo específicas, valorando de modo diferente a los hombres lo que se entiende por el éxito profesional-empresarial.[55]​ Herminia Ibarra por su parte, muestra que los cambios de carrera conllevan un cambio de identidad profesional.[56]

En líneas generales, los programas de desarrollo personal de las empresas pueden dividirse en dos categorías: (A) programas en lo fundamental orientados a motivar a los empleados, creando buenas condiciones de trabajo; (B) programas de orientación estratégica en el desarrollo personal, para mejorar el capital humano.

En el plano terapéutico, las técnicas rotuladas bajo el título «New Age (Nueva Era)» están vinculadas con el desarrollo personal. La inspiración en este sentido se remonta a los años 1920 a través de las ideas de la teósofa Helena Petrovna Blavatsky, pero es sobre todo en los años 1980 que la escritora estadounidense Marilyn Ferguson teoriza al respecto en su libro The Aquarian conspiracy: personal and social transformation in the 1980s. Así, en el Instituto Esalen (California), fueron experimentadas nuevas técnicas «New Age»: la 'terapia primal' de Arthur Janov,[59][60]​ el 'Rolfing' de Ida Rolf,[61][62]​ el 'análisis bioenergético' de Alexander Lowen, y la 'Gestalt-terapia' [63]​ de Fritz Perls.[64]

Para desarrollar su influencia, los métodos New Age primero se difundieron discretamente a través de pequeños grupos de adeptos, pero después invadieron los medios masivos de difusión, promoviendo un abanico de múltiples técnicas inspiradas tanto en las culturas orientales como en las occidentales, y orientadas tanto al cuerpo físico como al espíritu.

El sentido exacto de «desarrollo personal» generalmente está imprecisamente definido y varía de una cultura a otra (de un país a otro). En Francia, algunos académicos han criticado los desarrollos y enfoques en esta temática,[65]​ así como muchos multimedios, e incluso directivos de poderes públicos y parlamentarios, que en ciertos casos juzgan que muchos de sus métodos son confusos, oscuros, e incluso peligrosos, ya que se inspiran en cuestiones espirituales y netamente subjetivas, así como en las creencias y filosofías «New Age (Nueva Era)» y/o en pseudo-ciencias con poca o ninguna base científica.

Por otra parte, las generosas promesas de felicidad presentes en muchos de los métodos de «desarrollo personal», podrían llegar a abusar de la vulnerabilidad y credulidad de algunas personas, a tal punto que lo que pretende darles una solución se transforme en realidad en un problema y un peligro para la salud personal. Ciertos grupos sectarios como por ejemplo la Cienciología fueron reiteradamente acusados de servirse de las tácticas del desarrollo personal, para reclutar nuevos adeptos para el grupo. Por esta razón, durante cierto tiempo la difusión de varias técnicas de desarrollo personal se ha visto limitada a la distribución y venta por correspondencia (por ejemplo, ediciones Godefroy, ediciones Marabout, ediciones Reuille).

En Estados Unidos, muchos académicos desconfían de las afirmaciones y alabanzas sostenidas por los promotores del desarrollo personal, ya que las califican como incorrectas y mentirosas. En el año 2005, Steve Salerno [66]​ elaboró un perfil del movimiento estadounidense de desarrollo personal, al que mostraba no solamente sin eficacia para alcanzar sus objetivos, sino también como socialmente peligroso en ciertos aspectos. Salerno estableció que el 80 % de los clientes del desarrollo personal eran clientes fieles y repetidos, que insistían con un tratamiento o con otro, tanto si el programa les había sido de utilidad o no. En cuanto a la literatura sobre el tema, Salerno destacaba que «la simple oferta de libros sobre el desarrollo personal, provocaba el aumento de la demanda». O sea, cuanto más se sabía y leía sobre este asunto, más pensaba la gente que tenía necesidad, como si se cayera en una adicción o se estimulara su credulidad. Y tan es así que los autores de libros sobre desarrollo personal han sido calificados como escritores en cuestiones ideológicas, ficcionarias, o incluso moralistas, a pesar de que un barniz científico-experimental pretendía impregnar sus trabajos.

Varias publicaciones periódicas en esta temática han logrado establecerse en Francia; la más conocida entre ellas es Psychologies Magazine,,[67]​ fundada por ediciones Retz y desarrollada por Jean-Louis Servan-Schreiber desde 1997 a 2005. Su circulación se quintuplicó entre 1997 y 2005 (hasta 320 000). Otras revistas han aparecido entre 2000 y 2013, incluyendo CLAVE, el mismo Jean-Louis Servan Schreiber. La tendencia general parece ser una renovación del enfoque público, impulsado por los temas del sufrimiento en el trabajo en particular.


En cualquier nivel del desarrollo —económico, político, biológico, organizacional, autoestima o personal— una estructura de referencia es necesaria con el fin de determinar un mejoramiento de algún tipo ha tenido lugar. Este también es el caso del desarrollo personal.

La referencia principal para la evaluación del mejoramiento de un individuo es la propia persona y la confianza que tenga en sí misma, lo que se estima a través de test de auto-evaluación, para determinar si ha habido algún progreso o si eventualmente el individuo ha pasado a un nuevo estado en el desarrollo de su personalidad.

Son necesarias referencias externas para validar el desarrollo real. Las medidas o comparaciones incluyen el alcance de metas de desarrollo, la factibilidad de las estrategias y de los planes de acción aplicados para intentar alcanzar los objetivos, la cuantificación del progreso realizado, la determinación del efectivo alcance de ciertos niveles o etapas prefijados, las acciones correctivas que sea aconsejable tomar sobre la base de un análisis crítico con retroalimentación, etc.

Directa o indirectamente, el desarrollo personal también puede llegar a ser una interesante actividad económica, y en este caso la misma puede desarrollarse según dos ejes o líneas principales de acción: los servicios a particulares (personas), y los servicios a instituciones y organizaciones.

Algunas empresas de consultoría no están especializadas en el desarrollo personal,[69]​ pero las empresas que se dedican a recursos humanos, y/o reclutamiento, y/o estrategia organizacional, han entrado de lleno casi todas ellas en este floreciente mercado, así como un gran número de grupos más modestos y de profesionales independientes, todos los cuales ofrecen con regularidad servicios de consultoría, de capacitación profesional, y de coaching.[70]

El desarrollo personal en las empresas casi siempre forma parte de la consultoría en recursos humanos, con firmas como Hewitt, Mercer, Towers Watson, etc. Algunas ofrecen consultoría en el desarrollo de talentos, y/o programas intensivos de capacitación, con el objetivo, entre otros, de mejorar las competencias de comportamiento del grupo de colaboradores. Los grupos que se dedican a estrategias empresariales, tales como McKinsey o Boston Consulting Group, orientan sus servicios a nivel de las direcciones. Las empresas de trabajo temporal como Adecco y Manpower, proponen estudios sobre las motivaciones de los empleados, así como sobre el desarrollo de las carreras. Las oficinas de reclutamiento de técnicos superiores, tales como Korn Ferry, proponen el coaching para jefes y dirigentes.



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