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Ciencia económica



La economía (como ciencia económica) es la ciencia social que estudia:

Por lo tanto, la economía puede definirse como la ciencia que estudia «cómo se organiza una sociedad para producir sus medios de existencia que, distribuidos entre sus miembros y consumidos por ellos, permiten que la sociedad pueda producirlos de nuevo y así sucesivamente, proveyendo con ello, de una forma constantemente renovada, la base material para el conjunto de la reproducción de la sociedad en el tiempo».[1]

Más allá del enfoque en los procesos económicos (extracción, transformación, producción, distribución y consumo) el análisis económico se ha aplicado a negocios, finanzas, cuidado de la salud y gobierno. También se pueden aplicar a disciplinas tan diversas como el crimen,[2]educación,[3]​ la familia, el derecho, la elección pública, la religión,[4]​ instituciones, guerra,[5]​ la ciencia[6]​ y el medio ambiente.[7]​ En el cambio al siglo XXI, el expansivo dominio de la economía en las ciencias sociales se ha descrito como el imperialismo de la economía.[8]

El fin último de la economía es mejorar las condiciones materiales de vida de las personas.[9]

En la economía hay diferentes puntos de vista, según el enfoque que se adopte. De ellos, destacan sobre todo dos: el enfoque objetivo y el enfoque subjetivo; por lo tanto, sobresalen la definición objetiva y la definición subjetiva, que refieren a dos teorías del valor (objetivo y subjetivo, respectivamente).

Los clásicos no hablaron de economía, sino de economía política. De la misma manera que los mercantilistas trataron de aumentar el fondo de capital productivo de la nación, también con el fin de aumentar la capacidad defensiva de la nación pero, combatiendo las políticas mercantilistas, trataron de lograrlo con un libre intercambio. La riqueza de las naciones (An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, en el original en inglés), escrito por Adam Smith, tiene pocos aspectos originales, pero su visión de conjunto ha influido mucho sobre los economistas posteriores. Wealth en esos tiempos significaba un fondo de capital productivo.[10]

Para un programa de crecimiento, Smith propone, en las primeras frases de su obra mayor:

La definición clásica de la corriente objetiva marxista es de Friedrich Engels, quien señala: «La economía política es la ciencia que estudia las leyes que rigen la producción, la distribución, la circulación y el consumo de los bienes materiales que satisfacen necesidades humanas». Karl Marx a su vez señala que la economía es «la ciencia que estudia las relaciones sociales de producción». También se le llama “la ciencia de la recta administración”, opuesta a la crematística. La corriente objetiva marxista se basa en el materialismo histórico, se refiere al concepto del valor-trabajo, por lo que el valor tiene su origen objetivo en la cantidad de trabajo requerido para la obtención de los bienes. Y es histórico porque concibe el capitalismo como una forma u organización social correspondiente a un determinado momento histórico. Esta definición ha engendrado una corriente de pensamiento económico que hoy día se le conoce como la economía política.

La definición clásica de la orientación subjetiva o marginalista es de Lionel Robbins, quien afirma: «La economía es la ciencia que se encarga del estudio de la satisfacción de las necesidades humanas mediante bienes que, siendo escasos, tienen usos alternativos entre los cuales hay que optar».[11]

La economía para su estudio se divide en dos campos: microeconomía y macroeconomía.

En las ciencias se distingue entre el análisis de lo que es y de lo que debiera ser, la economía distingue entre economía positiva que estudia lo que es (desde un punto de vista objetivo), en esta rama económica las proposiciones pueden demostrarse erróneas según las observaciones reales. Por el contrario la economía normativa estudia lo que debiera ser (desde un punto de vista subjetivo), así este enfoque depende de los juicios de valor de las personas.

El objeto de la economía es estudiar la distribución de los bienes económicos, considerando los procesos de producción, comercialización, distribución y consumo de estos para satisfacer las necesidades del ser humano. En otras palabras, analiza las decisiones relacionadas entre los recursos de los que se dispone (limitados) y las necesidades que cubren (ilimitadas aunque jerarquizadas), de los individuos reconocidos para tomar dichas decisiones. El objeto de la economía es muy amplio, pues abarca el estudio y análisis de los siguientes hechos:[15]

Los autores clásicos hablaban de Political Economy (Economía Política), no de Economics. Con el paso de los años, el uso del vocablo Economics se hizo cada vez mayor porque los economistas querían constituir una “ciencia auténtica” como la Física (Physics) o las Matemáticas (Mathematics). Nótese el sufijo de estas palabras en inglés.

La razón de remontarnos a estos cambios en las palabras, es porque la Economía al intentar hacer ciencia pura como la Física, tomó nociones de ella: las partículas (agentes económicos), el principio de optimización (maximización de la utilidad y minimización de costos) y la convergencia al equilibrio (cuando las partículas se estabilizan en torno a unos precios).

La metodología de investigación en Economía inicialmente consiste en estudiar el sistema “sin fricciones”, para después incorporarlas.

En la teoría neoclásica se tiene la concepción de lo económico como un sistema cerrado y autónomo en el que los otros subsistemas (político, tecnológico, social, ecológico, ...) entran como restricciones del sistema autónomo. No obstante, aunque ha habido resistencia a la introducción de factores además del mercado en los modelos teóricos, su influencia ha sido inevitable.

Actualmente la Economía se vale de distintas disciplinas para aportar una mayor consistencia lógica y empírica a sus proposiciones, así como para aumentar la capacidad de sus predicciones:

Recientemente, investigaciones de disciplinas naturales como la neurociencia (neuroeconomía)[20]​ o la física (econofísica)[21]​ están tratando de aplicar los modelos y descripciones provenientes de tales ciencias para la explicación de los diferentes comportamientos económicos. La economía, es por tanto, un área de estudio tremendamente multidisciplinar que requiere un amplio abanico de conocimientos para su completa comprensión.

"Ciencia lúgubre" es el apelativo que le fue dado a la economía por el historiador de la era victoriana Thomas Carlyle en el siglo XIX. Se dice que Carlyle le dio este nombre como respuesta a los escritos del reverendo Thomas Maltus, quien predijo que la catástrofe maltusiana en la que se predecía la inanición de gran parte de la humanidad por el crecimiento geométrico de la población frente al aritmético de la comida. A pesar de esto, la frase fue formulada por Carlyle en el contexto de un debate con John Stuart Mill acerca de la esclavitud, en el cual Carlyle argumentó a favor de esta, y Mill en contra.

Algunos economistas, como John Stuart Mill o Léon Walras, mantienen que la producción de riqueza no debe asociarse con su distribución.[22]

En La Riqueza de las Naciones, Adam Smith señaló muchos problemas que son también sujeto de debate. Smith atacó repetidamente los grupos alineados políticamente que querían influir en los gobiernos a su favor. En los días de Smith, estos grupos eran referidos como "facciones políticas", pero ahora son llamados grupos de "intereses especiales", un término que puede englobar a banqueros internacionales, conglomeraciones corporativas, oligopolios, monopolios, organizaciones de comercio y otros grupos.[23]

La economía, como ciencia social, es independiente de la acción política de cualquier gobierno u organización tomadora de decisiones. A pesar de esto, muchos diseñadores de políticas o individuos con una posición alta que pueden influenciar las vidas de otras personas son conocidos por utilizar arbitrariamente una plétora de conceptos económicos y retórica como vehículos para legitimar agendas políticas y sistemas de valores, sin limitar sus observaciones a asuntos relevantes a su responsabilidad.[24]​ La cercana relación de la práctica y teoría económica con la política[25]​ es un foco de contienda que puede ensombrecer o distorsionar los principios menos pretenciosos de la economía, y normalmente se confunden con agendas sociales específicas y sistemas de valores.[26]

No obstante, la economía tiene un rol legítimo a la hora de informar y guiar la política gubernamental. Recordemos que esta proviene del viejo campo de la economía política. Algunos diarios académicos de economía están realizando mayores esfuerzos para conseguir un consenso en los economistas respecto a ciertas políticas con la esperanza de conseguir un ambiente más informado políticamente. Actualmente, existe un bajo grado de aprobación entre los economistas profesionales respecto a muchas políticas públicas. Asuntos de política que se destacaron en una reciente encuesta de los economistas de la AEA incluyen la restricción al comercio, seguridad social para aquellos que acaban desempleados por la competición internacional, la comida genéticamente modificada, reciclaje, seguro de salud (varias cuestiones), mala práctica médica, barreras a entrar la profesión médica, donaciones de órganos, comida insana, deducciones hipotecarias, impuestos sobre ventas de internet, casinos, y objetivos de inflación.[27]

En Steady State Economics (1977), Herman Daly argumenta que existen inconsistencias lógicas entre el énfasis puesto en el crecimiento económico y la disponibilidad limitada de recursos naturales.[28]

Cuestiones como la independencia del banco central, las políticas de este y la retórica en los discursos de sus gobernadores, o las premisas de la política macroeconómica[29]​ monetaria o fiscal del Estado, son focos de are contienda y crítica.[30]

Deirdre McCloskey ha argumentado que muchos estudios empíricos son poco reportados, y ella y Stephen Ziliak argumentan que a pesar de que su crítica ha sido bien recibida, la práctica no ha mejorado.[31]​ Esta última contienda es controversial.[32]

Un estudio de 2002 del Fondo Monetario Internacional obsevó las "predicciones consensuadas" (predicciones de grandes grupos de economistas) que se hicieron antes de 60 recesiones nacionales diferentes en los años 1990: en el 97% de los casos los economistas no fueron capaces de predecir la contracción de un año más tarde. En las raras ocasiones en las que los economistas predijeron las recesiones de forma exitosa, subestimaron significativamente su severidad.[33]

La economía neoclásica se ha criticado bastante debido a que depende de ciertos supuestos irreales, inverificables, o altamente simplificados, que en algunos casos no hacen más que simplificar las pruebas para la conclusión deseada (no la verdadera). Ejemplos de estas asunciones incluyen la información perfecta, La maximización de beneficios y la teoría de la elección racional.[34][35]​ El campo de la economía de la información incluye tanto investigaciones económico matemáticas como de economía conductual, emparentada con los estudios en la psicología del comportamiento.[36]

Sin embargo, economistas prominentes de la corriente principal como Keynes[37]​ y Joskow han observado que gran parte de la economía es conceptual, más que cuantitativa, y difícil de modelizar y formalizar cuantitativamente. En una discusión acerca de la investigación del oligopolio, Paul Joskow señaló en 1975 que en la práctica los estudiantes serios de las economías tienden a usar "modelos informales" basados en factores cualitativos específicos de industrias particulares. Joskow tenía un sentimiento fuerte que el importante trabajo en oligopolios estaba hecho a través de observaciones informales mientras que los modelos formales fueron "sacados a relucirex post". Argumentó que los modelos formas eran poco importantes en el trabajo empírico, y el factor fundamental detrás de la teoría de la empresa, el comportamiento, fue negado.[38]

Philip Mirowski observa que:

En una serie de estudios revisados en revistas y conferencias, y libros publicados a lo largo de varias décadas, John McMurtry[40]​ ha criticado largamente aquello que denomina "suposiciones sin examinar de la economía, y su consecuente costo para la vida de las personas."[41]

Nassim Nicholas Taleb y Michael Perelman son dos escolares más que han criticado la economía convencional o "mainstream". Taleb se opone a la mayoría de la teorización económica, que desde su punto de vista sufre agudamente del sobreuso de la Teoría Platónica de las Formas, y llama a la cancelación del Premio Nobel de Economía, afirmando que el daño de las teorías económicas puede ser devastador.[42][43]​ Michael Perelman ha aportado una gran cantidad de críticas a la economía neoclásica y sus asunciones en sus libros (y especialmente en sus libros escritos a partir de 2000), además de en artículos y entrevistas.

A pesar de estos problemas, los programas convencionales de graduado en economía se están haciendo más técnicos y matemáticos.[44][45]

La economía, para Aristóteles, es la ciencia que se ocupa de la manera en que se administran unos recursos o el empleo de los recursos existentes con el fin de satisfacer las necesidades que tienen las personas y los grupos humanos.

Su objeto de estudio es la actividad humana y, por tanto, es una ciencia social. Las ciencias sociales se diferencian de las ciencias puras o naturales en que sus afirmaciones no pueden refutarse o convalidarse mediante un experimento en laboratorio y, por tanto, usan una diferente modalidad del método científico. De aquí su complejidad y alto nivel de incertidumbre, valiéndose de aproximaciones, o al menos definiendo la tendencia en el comportamiento de las variables económicas. Por otra parte, el sujeto de estudio es altamente dinámico, por lo que es arriesgado aventurarse a predecir sus comportamientos con precisión. Por otra parte, las nociones que derivan de lo que “debe ser” la economía son propias de la economía normativa y, como tales, no pueden probarse.

La ciencia económica está siempre justificada por el deseo humano de satisfacer sus propios fines. Este aspecto de la definición propuesta por Robbins es discutible y probablemente es el que menos se ha desarrollado en toda la historia del análisis económico salvo, acaso, por la Escuela Austríaca y especialmente para la producción de otros bienes y servicios. Este concepto de coste, más allá del puro concepto monetario, es propio de los economistas y se conoce como coste de oportunidad. Para asignar los recursos debe existir un criterio que permita comenzar a realizar las pruebas sociales y económicas.



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