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Criolla



Criollo es un término usado desde la época de la Colonización europea de América, aplicado a los nacidos en el continente americano, pero con un origen europeo. A diferencia del nativo, el criollo (del portugués crioulo, y este de criar) era en el Imperio español un habitante nacido en América de padres europeos (usualmente peninsulares, pero también de otros orígenes étnicos), o descendiente solamente de ellos.

También se usa el término criollismo para designar al movimiento de los hijos de peninsulares nacidos en la América española -y que buscaban supuestamente una identidad propia a través del pasado nativo- de símbolos propios y de la exaltación de todo lo relacionado con lo americano. Su identidad se fue fortaleciendo como consecuencia de las reformas borbónicas que los relegaron de los principales cargos políticos y eclesiásticos en Nueva España, situación determinante para el estallido del movimiento insurgente y la consumación de la independencia.

A mediados del siglo XVIII los criollos de origen español controlaban buena parte del comercio y de la propiedad agraria, por lo que tenían un gran poder económico y una gran consideración social, pero estaban desplazados de los principales cargos políticos en favor de los nacidos en España.

En Nueva España, la ley prohibía el matrimonio entre un funcionario español peninsular en ejercicio y una criolla; es decir, mujer blanca nacida en América descendiente de españoles. Esto no impedía que se efectuaran uniones de hecho entre mujeres criollas y funcionarios españoles.[1]

Criollo es una palabra que deriva del verbo "criar"; por ello, un criollo es una persona que se ha criado en un determinado territorio. En tiempos coloniales recibía el adjetivo de criollo todo aquel que tuviera todos sus linajes de origen foráneo o europeo. Por ejemplo, padre y madre de origen español, aunque nacido fuera de la "metrópoli"; esta sola circunstancia hacía que los criollos, aunque pudieran tener muchos privilegios respecto a las otras "castas coloniales", se encontraran en desventaja ante las prerrogativas de los administradores coloniales provenientes de Europa.

Una razón de peso significativo es que muchos de estos se autoclasifican blancos. Este problema se produce desde los llamados países de mayoría nativo-mestiza hasta los países de mayoría criolla. Una de las razones antropológicas para entender este fenómeno histórico en Latinoamérica se da por las relaciones interraciales en las colonias que sirvieron de base cultural para el subcontinente. [cita requerida]

Bajo la definición de criollo como persona nacida y criada en América y con origen europeo (padre y madre de linaje europeo, por ejemplo), el primer criollo no debería ser el conquistador e hidalgo Hernando Arias de Saavedra nacido en 1564 e hijo de Martín Suárez de Toledo y María de Sanabria Calderón. Sino, el primer criollo sería el caudillo Snorri Thorfinnsson nacido en 1007 siendo hijo de Þorfinnr Karlsefni y Guðríðr Þorbjarnardóttir; Nació en Vinland, territorio de vikingos ubicado, actualmente, en Canadá.

En el siglo XVIII se fueron ahondando en las colonias españolas de América las diferencias entre criollos (o españoles americanos) y españoles peninsulares (nacidos en España), debido a que los Borbones les quitaron poder político a los primeros en detrimento de los segundos, nombrando en los cargos solo a peninsulares. Ello derivó en una activa competencia, y en un enfrentamiento que fue aumentando a lo largo del siglo. Algunos testigos presenciales, así lo señalaban en la década de 1740:

Al mismo tiempo, durante todo el siglo XVIII se fue produciendo la confluencia entre indígenas, mestizos, mulatos, morenos, negros, etc., vale decir, las llamadas castas inferiores con los criollos, debido a la afinidad que se iba estableciendo entre ellos:

Por eso, después de reprimir la sublevación tupamarista de 1780 en el Perú, se comenzó a evidenciar contra los criollos mala voluntad de parte de la Corona Española, especialmente por la Causa de Oruro juzgada en Buenos Aires, y también por la demanda entablada contra el Dr. Juan José Segovia, nacido en Tacna, y el Coronel Ignacio Flores, nacido en Quito, quien había ejercido como Presidente de la Real Audiencia de Charcas y había sido Gobernador Intendente de La Plata (Chuquisaca o Charcas, actual Sucre).[4]

En Argentina y Uruguay, países que recibieron una inmigración muy fuerte de italianos entre 1850 y 1950, así como otras migraciones posteriores ,la denominación de criollo, se documenta desde el siglo XIX para indicar a los nativos del país de raza caucásica: un hijo de españoles nacido en el país era un criollo. Tal denominación fue cambiando hasta emplearse para designar a los descendientes de personas que habitaron el país (y conformaban parte de su sociedad -ya que los pueblos indígenas conformaban sus propias sociedades aparte-) desde la época anterior a la de la oleada inmigratoria, independientemente de su raza, diferenciándose así de los descendientes de inmigrantes llegados a partir de mitad del siglo XIX (europeos en su gran mayoría), quienes conforman una importante porción de la población argentina y una incluso mucho mayor en la uruguaya (aunque con el tiempo fueron mezclándose con la población autóctona criolla y, luego, con grupos procedentes de migraciones más recientes). Debido al cierto grado de mestizaje que poseían en su linaje una parte de los descendientes de españoles en la región en el siglo XIX, algunos de los criollos no eran descendientes únicamente de blancos, tal como en el significado original del término, sino también, en mayor o menor medida, de amerindios y negros (en algunos casos con mayor ascendencia de una de estas dos razas que de la blanca).

En Brasil el término crioulo designa personas negras o mestizas de negros. En el siglo XIX, los esclavos podrían ser criolos (los nacidos en Brasil) o africanos (nacidos en África, que podrían no hablar portugués ni conocer las costumbres de la nueva tierra). Por tanto, en el Brasil, el término crioulo nunca es usado para designar personas blancas, al contrario del resto de América Latina, excepto en el estado de Río Grande del Sur, fronterizo con Argentina y Uruguay, donde algunas personas distinguen crioulo (negro o mestizo de negro) y criolo (hijo de europeos nacido en América).

En Venezuela, Ecuador y Colombia, según el discurso oficial el término de criollo en el habla vernácula significa idílicamente "de la tierra nuestra" y es un término supuestamente inclusivista que se aplica a todos los ciudadanos, quienes son "criollos" sin importar su región de origen. Según esta línea oficial de la censura racial "vernácula", el rótulo de "criollo" se debe llevar con orgullo porque históricamente se asumen de facto los vínculos y herencia española y amerindia en una suerte de mestizaje que hace desaparecer las razas para fundirlas en una sola o "criolla". Según esta versión, desde el momento de la independencia se estaba gestando una nación criolla con identidad y orgullo patrio. Es decir, de acuerdo a la letra oficial todo el legado nativo de la Gran Colombia se funde con el colonial en lo criollo.

Otro uso de la palabra criollo es para la gallina criolla, que es más pequeña y que se degusta al preparar el sancocho de gallina criolla. Algo similar ocurre con el pato criollo (Cairina moschata domestica) que es el pato doméstico originario de América tropical, domesticado por los indígenas desde tiempos precolombinos. En estos casos, el término criollo significa vernáculo o autóctono, que es la acepción más común de la palabra en estas latitudes.

En Francia se denominó tradicionalmente "créole" al blanco nacido en cualquiera de sus colonias, aunque no fuese en América. Todavía en la ex-colonia francesas (como Haití o Quebec) o en las actuales dependencias francesas (Guayana francesa, Martinica, Reunión, Mayotte, Nueva Caledonia, etc.) se denomina créole a la lengua basada en el francés aunque localmente diferenciada de tal idioma o a las formas de cultura o a las personas (casi siempre mestizas) en las que predominan los orígenes franceses.

En las excolonias portuguesas de África (independizadas en el año 1974) la palabra criollo (creol, crioulo) ha tendido a designar a las poblaciones homogeneizadas de "blancos" o "caucásicos" con melanoafricanos o "negros", es decir de los llamados tradicionalmente y vulgarmente "mulatos", esto se nota especialmente en Cabo Verde donde toda la población es miogénica de caucásicos europeos y melanoafricanos o africanos "negros".

En Perú el término "criollo" ha seguido un curso diferente. Tiene varios significados, muchos de los cuales carecen de valor racial, social o étnico. Generalmente se usa como adjetivo calificativo para la música de la región de la costa, específicamente con géneros como "vals criollo" o marinera o tondero, u otros con fuertes orígenes afroperuanos, tales como el festejo u otros. Conocidos intérpretes de esta música tienen nombres como Los Embajadores Criollos, Los Troveros Criollos, Las Criollitas y otros. Se usa además para calificar la "comida criolla" o comida típica de la región de la costa peruana como el "ceviche", o tal vez "chupe de camarones" o la "jalea", etc.

También en Perú tiene otro significados de uso muy común. Este significado alude al facilismo y picardía de manera similar al caso argentino, llamando en Perú también a este aspecto "picardía criolla", "viveza criolla", "viveza", "ley del vivo", "criollada", etc. Ejemplo: "me hicieron una criollada" para decir "me estafaron". Según algunos esta acepción del vocablo criollo, que tiene uso muy común y aceptado en el Perú, se originó por las costumbres de los descendientes de españoles de viajar por el interior del país donde tomaban con engaños las posesiones de los habitantes locales incluidas sus hijas, mujeres y/o bienes materiales, confiados en la credulidad de los nativos, siendo los culpables inmunes a la ley o la justicia por la corrupción existente, también practicada por "criollos". Sin embargo, en el pueblo, hay un sentimiento de orgullo en decirse "criollo" o persona del pueblo. En este sentido, el "criollo" es el hombre común costeño, criado en cultura popular, comiendo comida criolla y escuchando música criolla, con un orgullo de su herencia española,afroperuana o mestiza, en contraposición a los de clases altas con tendencias eurófilas y amantes de influencias extranjeras, especialmente de Estados Unidos.

El "núcleo duro" de lo "criollo" está restringido a los valles agrícolas del litoral peruano y las ciudades aledañas, tales como Piura, Chiclayo, Trujillo, Lima e Ica. En cada lugar ha adoptado formas propias con variados elementos culturales, actualmente con una fuerte influencia mestiza y morena en el norte y un dominante elemento africano en Lima y el Sur Chico. Desde épocas coloniales, la composición etnocultural en la costa peruana ha variado dependiendo de la región. Por ejemplo, el elemento africano estaba concentrado en el sur en la Provincia de Cañete y el Departamento de Ica o en la costa norte en Lambayeque y Piura, hecho que ha dado un carácter único a esas áreas. En dichas regiones existían los grandes fundos de explotación agropecuaria que estaban en manos de descendientes de españoles y de otros europeos, así como sus artesanos. La dinámica de la relación entre el elemento europeo y africano en el Perú amerita un estudio más riguroso, pero cabe mencionar que esta relación se gesta de manera asimétrica para perpetuar el dominio racial del blanco. Lejos de crear una integración, resulta en la exclusión y marginación del componente mestizo e indígena por el uso de los afroperuanos de la costa y de las urbes, quienes son utilizados como fuerza de choque para proteger al blanco contra el cobrizo y el negro. Quienes se prestan a su labor de guachimanes (derivado de watchman), aplican la selección racial en los lugares de acceso público, como centros de entretenimiento, clubes, etc.

En otros países del continente americano, se da por extensión el calificativo de criollo a todo lo producido por criollos o en el ámbito de la "cultura criolla", por ejemplo: "caballo criollo", "cocina criolla", "circo criollo", "salsa criolla" o "vals criollo"; y por extensión hecho en el país, como sinónimo de "nacional" y en oposición a "extranjero".

Es interesante notar que en los países anglosajones no ha sido ni es notoria la distinción de tipo "metropolitano" vs. "criollo" ya que en el mundo angloamericano el sistema segregacionista (muy "naturalizado") ha sido diferente el de la llamada regla de "hipolinaje" (linaje "inferior"): aún en Estados Unidos se llama "gente de color" a alguien que tiene ancestros negroafricanos y también blancos, o "Indian" a quien se le saben ancestros indoamericanos aunque predominen linajes europeos en su genealogía.



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