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Cultura de Ecuador



Ecuador es una nación multiétnica y pluricultural, la cultura ecuatoriana tiene sus raíces en las influencias que los diferentes pueblos han dejado tras su paso por su territorio a lo largo de los siglos. Habría que considerar la diversidad étnica y regional de Ecuador para analizar su cultura. Étnicamente esto está marcado por la presencia de mestizos, indígenas, afroecuatorianos, y Blancos; así como regiones como son la costa, la sierra, el oriente y la región insular, todas estas con especificidades muy ricas. Aunque hay un patrimonio cultural común a todos.

En sus tres regiones continentales conviven 18 nacionalidades indígenas y 14 pueblos con tradiciones diversas y su propia cosmovisión. Las nacionalidades indígenas amazónicas más conocidas son: Kichwa, Huaorani, Achuar, Shuar, Cofán, Siona-Secoya, Shiwiar y Záparo. Los Tagaeri y Taromenane, parientes de los Huaorani, que conforma otro pueblo de la zona, que fue declarado como “intangible” por el Estado , en respeto a su voluntad de vivir alejado de la civilización. Todas estas comunidades étnicas, además, están amparadas en la Constitución de la República , principalmente al reconocerles desde 1998 derechos colectivos que facilitarían conservar su cultura y sus territorios ancestrales.

En la sierra, en los Andes y en el austro, están los quichuas de la sierra con pueblos como los Otavalo, Salasaca, Cañari y Saraguro. En la parte norte se encuentra la comunidad de los Awá. En la costa del Pacífico están los Chachi, Tsáchila y Huancavilca. En las ciudades y pueblos viven mestizos, blancos y afroecuatorianos, aunque también se dan importantes migraciones del campo a la ciudad.

Las comunidades indígenas del Ecuador están en su mayoría integradas dentro de la cultura establecida a diferentes niveles, pero algunas comunidades todavía practican sus propias costumbres, particularmente en lo más remoto de la tradición de cuenca.

Por otro lado están los afroecuatorianos. Principalmente se encuentran dos concentraciones fuertes de población afrodescendiente en el país. Por un lado está la que existe en la costa norte en la provincia de Esmeraldas y por otro, la que vive en el Valle del Chota, entre las provincias de Imbabura y Carchi. Los afroecuatorianos habitan de todas formas en todas las regiones del país, con especial concentración en Esmeraldas y de la sierra norte.

La mayoría de la población ecuatoriana se autoidentifica como mestiza aunque existen algunos que prefieren adherirse a un legado cultural básicamente blanco/europeo, principalmente en las grandes ciudades, así también como existen mulatos, zambos y diversos grupos pequeños de inmigrantes de otros países y continentes.

Sobre todo las personas son muy amigables, en cualquier tipo de etnia, lo que sobresale son sus costumbres, palo encebado, el trompo, ollas encantadas incluso la piñata.

El idioma español es la lengua más hablada en el Ecuador. Existen diversas variantes locales del español, así como modalidades de acuerdo a la etnia, la clase social o las alternativas ciudades/área rural. El acento serrano es muy diferente al costeño, aunque se usan algunos modismos comunes. De todas formas, hay palabras y usos regionales específicos.

Dentro de la costa, por ejemplo en Esmeraldas, se habla el dialecto costeño ecuatoriano con una variante levemente africanizada. Principalmente se tiende a hablar en la costa una versión ecuatoriana del español ecuatorial. Este puede variar mucho, dependiendo de la clase social y el ámbito urbano o rural.

La sierra se habla la versión ecuatoriana del español andino. Este se caracteriza por el uso de quichuismos o palabras prestadas del quichua y también una clara influencia quichua en la pronunciación. Existen variantes regionales del dialecto andino ecuatoriano. Así pues destaca el dialecto de la sierra norte en la provincia del Carchi. También existe el dialecto morlaco de Azuay y Cañar. Desde Pichincha hasta Chimborazo se mantiene un acento constante de sierra central. También la clase social determina cómo se habla el dialecto serrano ecuatoriano. Suele existir en las clases adineradas serranas la tendencia a tratar de evitar la influencia quichua y los quichuiseergermos en el habla.

Según el censo de 2001,[1]​ el 94% de la población habla español y el 4,8% habla alguna lengua nativa (3,7% hablan lengua nativa y español; 1,1% hablan sólo una lengua nativa). De las 13 lenguas nativas que fueron contabilizadas por el mencionado censo, el quichua, hablado por el 4,1% de la población, es la más difundida. La segunda lengua nativa es el shuar, hablado por el 0,4% de la población. Las restantes lenguas registradas por el censo son: achuar, a'ingae, awá pit, cha'palaachi, huao / terero, paicoca, secoya, shiwiar, siapedie, tsa'fiqui y záparo.

El Ecuador es parte del área cultural andina, uno de los focos de más alto desarrollo civilizatorio en el planeta. Por esta razón existen muchísimas fiestas tradicionales que tienen remotos orígenes bellos prehispánicos, a la vez que han sido capaces de enriquecerse con diversos elementos de las tradiciones mediterráneas que trajeron los colonizadores españoles. Las fiestas populares, pueden dividirse en ancestrales o indígenas, tradicionales mestizas y cívicas. Entre las primeras destacan las fiestas de los equinoccios y solsticios, que en la época colonial fueron calzadas en el calendario católico. De esta manera se destacan las fiestas del Carnaval en la provincia de Bolívar (Guaranda), en donde aparece el personaje del Taita Carnaval. Siguen las fiestas del ciclo del Inti Raymi, especialmente en el centro-norte de la sierra, que se inician con las celebraciones de Corphus, siendo las más célebres las realizadas en Pujilí, donde aparecen los famosos danzantes de Corphus o Las Yumbadas de Cotocollao en Quito. Las fiestas de San Juan, muy celebradas en la provincia de Imbabura y la fiesta de San Pedro, muy comunes en los cantones de la sierra norte de la fiesta del Yamor, una ancestral chicha de maíz hecha con siete variedades de maíz.

Entre las fiestas tradicionales por su riqueza simbólica y sus implicaciones histórico-culturales, se pueden destacar: La diablada de Píllaro, El Carnaval de Guaranda, La Semana Santa de Alangasí, La Fiesta de San Pablo y San Pedro en la provincia de Manabí, La romería y fiesta de la Virgen del Cisne en Loja, La Fiesta de la Virgen de Guápulo, La fiesta de la Mama Negra en homenaje a la Virgen de las Mercedes en Latacunga, Los Rodeos Montubios de las provincias de Guayas y Los Ríos, La Fiesta de San Lucas en Llacao en Azuay, El Pase del Niño en Cuenca, y los Años Viejos en todo el país, especialmente en la ciudad de Guayaquil, en la cual la creatividad popular se evidencia en la construcción de variados y descomunales muñecos de Año Viejo, verdaderas esculturas de papel y cartón.

Entre las fiestas cívicas, se destacan las celebraciones de la Independencia, como el 10 de agosto en Quito o el 9 de octubre en Guayaquil, así como otras que conmemoran la reconstrucción de ciudades que han sufrido devastadores terremotos, como la Fiesta de las Flores y las Frutas en Ambato, o la Fiesta del Retorno en Ibarra.

La gastronomía del Ecuador se caracterizan por su gran diversidad, la cual varía de acuerdo a cada región geográfica. Las tres principales regiones gastronómicas del Ecuador son: costeña, andina , amazónica e insular.

También existen platos que son populares a nivel nacional como la guatita, arroz con menestra y carne, caldo de salchicha, ceviche, encebollado, seco de chivo, fritada, sancocho de bagre, bolón de verde, patacón pisao, entre otros, la mayoría de los cuales son de origen costeño. Entre los platos netamente costeños tenemos los muchines de yuca, el corviche, el bollo de pescado, la hayaca, el arroz con pollo, la bandera, el encocado, el sancocho, el caldo de torrejas, el viche, entre otros deliciosos platos.

En la región andina o Sierra se destaca la presencia de platos populares como el seco de pollo, el cuy estofado, el hornado, el yahuarlocro, quimbolitos, humitas, tamales, llapingachos, menudos, tripamishqui, locro, caldo de 31, chugchucaras, mote pillo, tostado, entre otros. En licores encontramos a las puntas, o el pájaro azul de Guaranda. Como en la Costa, esta región ha desarrollado una extensa y diversa cultura gastronómica, que se puede subdividir de acuerdo a cada provincia o zona.

En la región oriental o Amazónica se ve más uniformidad en la preparación de platos con la gastronomía serrana. En esta región se destaca la preparación de peces en hojas, como el caracha con el que tradicionalmente se elabora el ayampaco y carnes como la guanta, la guatusa y otros animales de la selva; además de plantas típicas de cada región.

La música ecuatoriana es el resultado de la simbiosis cultural producida a raíz de la conquista española en el siglo XVI. A lo largo de milenios, las sociedades originarias consideraron la música como un elemento vital dentro de sus vidas, así tanto las "mingas" (trabajos comunitarios), como fiestas y rituales eran animados con música. La cultura costeña Chorrera (900 - 500 a. C.) nos dejó como herencia unas bellas botellas antropomorfas y zoomorfas denominadas "silbatos", debido a que al introducir algún líquido en su interior, producen sonidos. En las cerámicas dejadas por las distintas culturas se aprecian hermosas figuras que representan a músicos y danzantes. Un claro ejemplo son los danzantes de la cultura costeña de Jama-Coaque (500 a. C.-1500 d. C.) que usan trajes adornados con plumas, tocados elaborados y tocan tambores y rondadores. De la cultura Negativo del Carchi, de los Andes del norte, se han recuperado innumerables ocarinas de arcilla finamente pulidas. Según las investigaciones, la música prehispánica era en su mayoría de escala pentatónica. Entre los instrumentos más utilizados tenemos silbatos, sonajeros, flautas de diversos tipos, tambores, bombos, cascabeles y litófonos.

Cuando llegaron los españoles, procedentes de un territorio que tras ser conquistado por varios pueblos, recibió la influencia de ellos, se introdujo en el Ecuador la guitarra de origen árabe, la vihuela y las castañuelas. La mayoría de danzas festivas y rituales indígenas fueron prohibidas por la Iglesia Católica, por considerarlas obra del demonio, y en su lugar los ibéricos intentaron imponer su cultura. Sin embargo, el complejo proceso de mestizaje llevó a la fusión de ritmos. Los cantos religiosos cristianos fueron influenciados por ritmos de origen indígena tales como el yaraví o el danzante. De ahí nacieron los salves, cantes y tonadas. El fandango y la samacueca, ritmos tradicionales españoles invadieron los pueblos mestizos y se convirtieron en el alma de las fiestas. Paralelo a esto, desde mediados del siglo XVI comenzaron a llegar los primeros negros de origen africano y con ellos llegaron tambores, xilófonos, redoblantes, guasás y el tono cadencioso de su música. Con todas estas influencias aparecieron los sanjuanitos, sanpedritos, albazos, capishcas y alzas. En el siglo XVIII, con la consolidación de una élite criolla y el inicio del periodo conocido como la Ilustración llegó el minué de origen francés.

Según una encuesta realizada en 2018 por el INEC[2][3]​ el 91.9% de la población profesa una religión (de los cuales el 80.44% es católico, el 11.3% son evangélicos y el 7.6% pertenece a otra religión) y el 8.1% no practica ninguna religión.

El culto con el mayor número de adeptos en el país es el catolicismo que en algunas ciudades está volviendo a cobrar mucha importancia. Dentro del catolicismo popular es importante el culto que tienen santos y vírgenes locales, entre los que destacan la Virgen de la Merced, la Virgen del Quinche, o la Virgen del Cisne.

Recientemente han cobrado importancia algunos cultos protestantes- Evangélicos, los que incrementan su número de fieles a costa de la disminución de los católicos.

Los pueblos indígenas tienen cosmovisiones complejas de origen prehispánico que a veces se sincretizan con el catolicismo. En el caso específico de los quichuas existe una matriz andina inca que encuentra correspondencia en Perú y Bolivia. Los afroecuatorianos no tienen cultos específicos, pero sí formas específicas de rendir culto dentro del catolicismo.

La literatura ecuatoriana se ha caracterizado por ser esencialmente costumbrista y, en general, muy ligada a los sucesos exclusivamente nacionales, con narraciones que permiten vislumbrar cómo es y se desenvuelve la vida del ciudadano común y corriente. De manera muy certera podría decirse que el Ecuador no ha dado literatos cuyos libros se vendan masivamente a nivel mundial. Tal vez el escritor más famoso a nivel mundial es Jorge Icaza sobre todo debido a su novela Huasipungo. Esta trata de la explotación y sometimiento de los indígenas en las haciendas serranas.

Otros escritores ecuatorianos han logrado ser medianamente conocidos en el contexto internacional, especialmente en los países hispanohablantes o iberoAméricanos. Entre estos tenemos a: Juan Montalvo, José de la Cuadra, Joaquín Gallegos Lara, Pablo Palacio, Demetrio Aguilera Malta, Alfredo Pareja Diezcanseco, Adalberto Ortiz, Nelson Estupiñán Bass, Medardo Ángel Silva, Arturo Borja, Nela Martínez, Alicia Yánez Cossío, José Martínez Queirolo, Miguel Donoso Pareja y Jorge Enrique Adoum.

Uno de los aspectos más interesantes de las letras ecuatorianas es que estas han producido una cantidad notable de buena narrativa, con autores que lograron fotografiar la idiosincrasia criolla y plasmarla en sus relatos. Nadie podría decir, pese a la crudeza de su contenido, que por ejemplo las novelas de Jorge Icaza no son un retrato muy hábilmente fabricado de las horribles penurias del indígena de la sierra ecuatoriana. Icaza traslada al lector al escenario que describe e incluso utiliza el mismo lenguaje que tienen los protagonistas en la vida real.

Pero la literatura ecuatoriana no se limita únicamente a Icaza y el indigenismo. También existen otros grandes expositores de la misma, como Alfredo Pareja Diezcanseco, quien destacó más que nada como novelista. Este, en contraposición a Jorge Icaza, creó novelas esencialmente urbanas, en las que aflora la denuncia social. También fue un gran historiador. Si seguimos en la senda de los novela dedicada a la denuncia social, es imprescindible nombrar a Joaquín Gallegos Lara, cuya obra, aunque breve, es magistral al aludir a los problemas que agobian a la clase obrera y la brutal explotación que esta sufre a manos de empresarios inescrupulosos. En "Las cruces sobre el agua" narra la peor masacre obrera ocurrida en la historia del Ecuador (1922). Demetrio Aguilera Malta, en cambio, fue más que nada un novelista costumbrista aunque también muy multifacético. En sus escritos describió al "montubio", el típico campesino mestizo de la costa ecuatoriana. Entre las mujeres que escriben está Alicia Yánez Cossío, dueña de una considerable producción narrativa, en la que se incluye la novela "Sé que vienen a matarme", una notable novela acerca de la vida de Gabriel García Moreno y los excesos que cometió mientras era presidente de Ecuador.

En la literatura contemporánea podemos encontrar varios ensayistas importantes como Agustín Cueva y Bolívar Echeverría; narradores como Javier Vásconez, Eliécer Cárdenas, Huilo Ruales, Santiago Páez, Abdón Ubidia, Marco Antonio Rodríguez, Leonardo Valencia, Gabriela Alemán, Iván Egüez, Jorge Velasco Mackenzie, Mónica Ojeda, Solange Rodríguez; o poetas como Alexis Naranjo, Iván Carvajal, Iván Oñate, Julio Pazos, Humberto Vinueza, Javier Ponce, Fernando Nieto Cadena, Jorge Martillo, Edwin Madrid, Paco Benavides, entre otros.

Existe en el Ecuador una larga historia de producción cinematográfica, en la que se incluyen cortos y documentales hechos a los largo del siglo XX. Desgraciadamante y pese a la calidad o el valor histórico de algunas de esas aportaciones culturales, hasta ahora el cine de este país no ha tenido mayor repercusión (con ciertas excepciones).

Podría afirmarse que la producción de cine en el Ecuador comenzó en la década de 1920, con la producción del primer largometraje argumental ecuatoriano: El tesoro de Atahualpa, dirigido por el ecuatoriano Augusto San Miguel. Además, en la misma década, el italiano Carlos Crespi dirigió el importante documental Los invencibles shuaras del Alto Amazonas También están las más recientes, como Rabia, Ratas, ratones y rateros, Prometeo deportado y A tus espaldas; la primera y la segunda han recibido premios a nivel internacional. Desde un punto de vista educativo, intercultural y artístico, el documental producido por docentes universitarios "El Arte Perdido de la Educación: conociendo la interculturalidad de Ecuador" ha sido nominado y premiado en múltiples festivales de cine.

Debemos entender al Arte Contemporáneo Ecuatoriano como un fenómeno que rebasa los límites  de lo que hasta este momento la institucionalidad artística ha definido como arte, lo cual a su vez permite reestructurar radicalmente tanto a la crítica como a la teoría del arte, obligando a repensar sobre los cimientos de tales estructuras.[4]

Entre las organizaciones culturales independientes sin fines de lucro se destaca la Fundación Centro Ecuatoriano de Arte Contemporáneo (CEAC), que desde 1995 ha puesto en marcha una serie de proyectos de intercambio, investigación y promoción del arte contemporáneo del país. El CEAC ha conformado un valioso archivo audiovisual abierto para consulta de la producción artística contemporánea del Ecuador.[5]

En el interior del espectro del arte ecuatoriano contemporáneo los concursos que se han presentado como de avanzada tanto por su originalidad como por su creatividad y ruptura frente al dominio del modelo de “salón” son AL ZUR-ICH, evento de arte público que se realiza al sur de Quito, y TODO POR UN YORCH que se realiza en Guayaquil, que es una convocatoria para la creación de una obra de arte con un dólar o por el valor de un dólar, los dos eventos  se caracterizan por generar una cartografía discursiva que le da un carácter local y de apropiación de un contexto específico con el que trabajan los artistas participantes.

Existen algunas instituciones gubernamentales que se encargan de la cultura en el Ecuador; estas son: la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el Banco Central del Ecuador, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural y el Ministerio de Cultura y Patrimonio de Ecuador, instituciones dedicadas a la constitución y protección del patrimonio cultural del país....

El Gobierno Nacional a través de organismos como el Ministerio de Cultura, Departamentos de los Gobiernos Seccionales, Núcleo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, museos, galerías, la Confederación Nacional de los Pueblos pretende recuperar y fortalecer los conocimientos ancestrales iniciando por las fiestas y las ritualidades de los pueblos. El Ecuador es un país multicultural conformado por indígenas, población mestiza y afro-descendientes; la multi-culturalidad se la reconoce a través del respeto y la involucración en sus festividades, ritualidades, astronomía, arquitectura, ingeniería, gastronomía, medicina, arte, música, danza, vestimenta, espiritualidad e idioma, que constituyen la riqueza cultural de nuestro país. Se está promoviendo la revitalización de los conocimientos de las nacionalidades.

La difusión de las expresiones y conocimientos ancestrales será local, nacional e internacional; los mismos que permitirá promover el fortalecimiento de la actitud intercultural de la sociedad ecuatoriana con materiales biográficos a través de la educación general (básica, bachillerato, universitaria y bilingüe del Ecuador) La población ecuatoriana, como todas las del mundo, tiene una identidad histórica, idioma y cultura propias mediante sus instituciones y formas tradicionales de organización social, cultural, política, económica y ejercicio de autoridad.

Dentro de este contexto se está trabajando con las nacionalidades indígenas, mestizos y montubios para reconocer las características antropológicas, rasgos filiales e idioma, elementos que inciden directamente en el desarrollo integral de cada grupo cultural.

Las nacionalidades indígenas, mestizos y montubios se encuentran realizando esfuerzos para revitalizar y afianzar sus identidades culturales, especialmente las poblaciones vulnerables; por otra parte la corriente de la globalización y de interculturalización tiende a la homogeneización cultural y, por ende, a la desaparición de la diversidad. Dentro de este ámbito la implementación efectiva de los procesos de formación y capacitación cultural en todos los niveles, como también la puesta en práctica de la interculturalidad, requiere de una base teórica cultural o la sistematización de los conocimiento ancestrales, de modo que estos se encuentren al alcance de los diversos grupos culturales y de la sociedad en general, lo que propiciará su revitalización y revalorización.

Este tema, que los gobiernos de turno no han asumido con la importancia que se debe dar, simplemente se ha limitado a mirar como un mero espectáculo, con énfasis en el deporte, el teatro, la danza y la música expresada por otros grupos culturales, convirtiéndose en sinónimos de comediantes, son los que se encargan de dar paso al folklorismo; de esta manera se crea en el imaginario de la sociedad una conciencia de desvalorización, minimizando el potencial de las diversas manifestaciones culturales, especialmente en las nacionalidades indígenas, mestizos y montubios.

En cuanto a los saberes culturales, estos no cuentan con un espacio público específico para su socialización y difusión; tampoco están considerados en los sistemas educativos; las personas de conocimiento ancestral pasan por desapercibidas por el llamado mundo intelectual nacional.

En este Gobierno se ha elevado a política de Estado el desarrollo y gestión cultural como un elemento indispensable para el desarrollo sostenible de la población ecuatoriana, decisión que se convierte en una oportunidad para la construcción de un país pluri-cultural a partir de la revitalización de las culturas específicas.

El Ministerio de Cultura, como una instancia rectora de las políticas culturales en el Ecuador, se encargará de garantizar la pluri-culturalidad del país.

El deporte más practicado y seguido en el Ecuador es el fútbol. Los clubes profesionales más populares son: Deportivo Quito, Barcelona, Emelec, Liga de Quito, Nacional. Pero también existen otros equipos muy populares a nivel regional como Deportivo Cuenca, Liga de Portoviejo, Manta FC, Liga de Loja, Macará, Olmedo, Universidad Católica, Aucas, Independiente Del Valle, Fuerza Amarilla, entre otros. El atletismo es el deporte que más triunfos ha otorgado al Ecuador con su máximo representante: Jefferson Pérez quien obtuvo las medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y Pekín 2008, y un tricampeonato mundial en París 2003, Helsinki 2005 y Osaka 2007.

También son practicados y seguidos el tenis, el basquetbol, y el voleibol. Existe una variante ecuatoriana del voleibol, conocida como ecuavóley. Este se caracteriza por jugarse solo con tres jugadores por cada equipo y además por tener la malla en un lugar mucho más alta que la del voleibol convencional.



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