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Gobierno de Quijos



El gobierno de Quijos (Quixos en grafía antigua) fue una división territorial, política y militar integrante del Imperio español que fue creada en 1559 en lo que hoy es el oriente de Ecuador, principalmente la provincia de Napo. Este gobierno llevó varios nombres, entre ellos gobierno de los Quijos, provincia de los Quijos, provincia de los Quijos, Sumaco y la Canela, gobierno de Quijos, Canelos y Macas, etc.

La región de los quijos era uno de los países que pertenecía al Reino de Quito y luego al Imperio incaico antes de ser conquistada por los españoles. En 1534, año de la fundación de Quito, ya se conocía la existencia de la provincia de los Quijos. Este calificativo se supone fue tomado del río Quijos porque el 28 de junio de 1535, al demarcar la ciudad de Quito se consideró que el límite va en dirección a Quijos hasta la parte que se llama Hatunquijos y de donde se trae la mayor parte de la canela proveniente del otro lado del gran rio. El río Quijos nace de las faldas orientales del volcán Antisana y su curso toma una dirección noreste formando un valle, luego toma el nombre de río Coca y desemboca en el río Napo.

La colonización española comenzó con la llegada de Gonzalo Díaz de Pineda en su expedición por la región de Canelos y Quijos en septiembre de 1538, enviado por Sebastián de Belalcazar desde Popayán. Díaz de Pineda ingresó a territorio de los quijos y retornó con la noticia de la existencia de oro y de canela. En noviembre de 1539 Francisco Pizarro nombró a Gonzalo Pizarro gobernador de Quito y lo facultó para emprender el descubrimiento del País de la Canela y El Dorado. Gonzalo Pizarro salió entonces de Chaqui, pasó al Cuzco y reunió 170 soldados, 3000 indios y muchos camélidos de carga. Tomó el camino de la sierra que conducía hacia el norte y al llegar a Quito fue recibido como gobernador por el cabildo de dicha ciudad. Allí se determinó a marchar al País de la Canela, que los relatos situaban hacia el oriente, en territorio selvático. Partió en la Navidad de 1540. En el pueblo de Motín lo alcanzó su pariente lejano y lugarteniente Francisco de Orellana, fundador de Guayaquil, quien llevaba consigo a 23 soldados. Pasaron por Quixos, último lugar conquistado por los incas. En Sumaco acamparon en las faldas del volcán Guacamayo. Días después, encontraron arbolillos de canela, de muy mala calidad. Orellana atravesó los valles de Cosanga y de Sumaco y descubrió el río Amazonas el 12 de febrero de 1542.[1]

Cada exploración española que llegaba tenía que enfrentarse a los terribles quijos, que eran guerreros conocidos por su valentía y rebeldía, y por eso los españoles regresaban por rutas diferentes para no volver a encontrarse con sus temidas lanzas. A consecuencia de esto, en 1558, Sancho Hacho de Velasco, cacique de los tacungas, solicitó al cacique de los quijos, cuñado suyo, que fuera a conversar con el capitán Gil Ramírez Dávalos, en la Tacunga (actual Latacunga). Por orden del virrey Andrés Hurtado de Mendoza el 6 de marzo de 1559 Ramírez Dávalos ingresó a la tierra de los quijos en compañía de 39 hombres y el 14 de mayo fundó la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Baeza del Espíritu Santo de la Nueva Andalucía convirtiéndose en la ciudad más antigua de la Región Amazónica del Ecuador. Inmediatamente fue fundada la gobernación de los Quijos, teniendo como capital Baeza y como gobernador a su fundador. En ese entonces, el gobierno de Quijos limitaba al norte con Mocoa y Sucumbíos, por el sur con el gobierno de Macas, por el oriente con las misiones del Napo y Amazonas y por occidente con los Cofánes. Tenía trescientas leguas por lado.

El 14 de septiembre se posesionó el nuevo gobernador, el capitán Rodrigo Núñez de Bonilla, el mismo que a fines de año realizó la segunda fundación con el nombre de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Baeza del Espíritu de la Nueva Andalucía de Nuestra Señora de Nieva, a los dos costados del Machángara, cerca de Condijua. En el año siguiente los quijos realizaron su primer levantamiento, pero los españoles lograron vencerlos gracias a la intervención de Hacho de Velasco. En el mismo año murió Núñez de Bonilla y lo reemplazó Alonso de Bastidas. En Nochebuena de 1561 Bastidas fue sustituido por Melchor Vásquez de Ávila, pero no se posesionó sino hasta el 23 de junio de 1562, y un mes después los quijos se levantaron por segunda vez. Por este motivo, para controlar a los quijos llegó Andrés Contero como teniente de gobernador.

En 1563 los españoles iniciaron un nuevo proceso de expansión, pero antes pidieron permiso a Jumandy, cacique quijo, para avanzar al sur. Esta exploración comenzó el 10 de marzo con la fundación de Ávila por Andrés Contero, a orillas del río Suno, seguida el 14 de agosto por la fundación de Alcalá del Río Dorado, en la cabecera del río Aguarico por Contero. Fue entonces cuando empezaron a esclavizar a los quijos, aunque les resultaba muy difícil someterlos, por su rebeldía y valentía. Cuando empezó la esclavitud, empezó también el maltrato, el abuso y el exceso de trabajo por lo que los quijos hacían continuos reclamos que no fueron oídos hasta muchos años después, y por eso el oidor Diego de Ortegón visitó la región de los quijos el 6 de septiembre de 1576 y recorrió la zona imponiendo sanciones y multas. En el mismo año fue nombrado gobernador de Quijos Agustín de Ahumada.

Una vez que el oidor se fue, los españoles, resentidos y con ansias de venganza se desquitaron abusando aún más de los quijos. Es por esto que en 1578 se produjo el gran levantamiento de los quijos, caracterizados por su rebeldía, nunca fueron sometidos completamente y prefirieron morir o dejar su tierra antes que ser esclavizados. Jumandy fue nombrado gran cacique de guerra, y encabezó la rebelión junto a Beto, Huami e Imbate. Los primeros logros de la rebelión se dieron el 29 de noviembre cuando incendiaron y destruyeron Ávila, continuando con Archidona. Pero los españoles se defendieron en Baeza y evitaron su destrucción. Hasta entonces la rebelión era un éxito y Jumandy se alió con caciques indígenas de la sierra para destruir Quito. Pero gracias a la traición de algunos caciques de la sierra, la rebelión se estancó en Baeza y los españoles vencieron a los quijos. Jumandy y otros caciques fueron apresados y más tarde, ahorcados y descuartizados en la plaza de San Blas de Quito.

Las consecuencia de la fallida rebelión fueron nefastas, los españoles se vengaron agudizando su abuso y explotación hacia los quijos. Entre 1580 y 1584 Agustín Ahumada fue nombrado gobernador para este período. En 1580 también llegaron los primeros sacerdotes, que pertenecían a la orden dominicana. Pero ningún gobernador y ningún sacerdote fue capaz de calmar las ansias de libertad de los quijos que intentaron otro levantamiento en 1590 en Sumaco, encabezados por un hijo de Jumandy. Pero antes de ejecutar la nueva rebelión fueron descubiertos por los españoles que aumentaron aún más su maltrato y explotación, a tal punto que los quijos se dieron cuenta de que la violencia no era un método de supervivencia y prefirieron huir de su tierra. Los de Ávila y Sumaco fueron aguas abajo y se internaron en la selva peruana siendo hoy más de 10 000. La mayoría de napurunas actuales son descendientes de los quijos. Los del valle de Misahuallí (Archidona, Tena) fueron al sur y llegaron a territorios de los canelos, actualmente la provincia de Pastaza. Y los del valle de Quijos (Baeza, Cosanga, Cuyuja) fueron a la sierra o hacia Puerto Leguízamo en la Amazonía del sur de Colombia. Los que se quedaron prefirieron vivir en el anonimato cultural para no ser reprendidos. Fue entonces que desapareció la nación de los quijos. Los quijos que quedaron pasaron a llamarse yumbos o alamas.[2]

Gil Ramírez Dávalos fue nombrado por el virrey peruano Andrés Hurtado de Mendoza como gobernador de Quito el 9 de septiembre de 1556. También el 15 de septiembre fue nombrado gobernador de Quijos, Sumaco y La Canela. Debido a la distancia que separaba estas gobernaciones de Lima (sede del virreinato) resultaba imposible concurrir hasta allí por la falta de vías de comunicación y medios de transporte. Por esta razón y tomando en cuenta el rápido progreso y el considerable aumento de la población de la ciudad de Quito, su cabildo solicitó al rey de España la creación de una audiencia y presidencia en esa ciudad. El rey Felipe II aceptó el pedido y creó la Real Audiencia de Quito mediante una real cédula de 29 de agosto de 1563. La Recopilación de Leyes de Indias de 1680, en Ley X (Audiencia y Chancillería Real de San Francisco del Quito) del Título XV (De las Audiencias y Chancillerías Reales de las Indias) del Libro II, recoge los límites asignados a la Real Audiencia de Quito, provenientes de esa real cédula:[3]

Una real cédula de 1678 reservó a la Corona el nombramiento de ciertos corregidores y de los gobernadores de Quito y de Quijos.[4]

El área formó parte del Virreinato del Perú desde su creación hasta la primera elección del Virreinato de Nueva Granada en 1717, retornando al Perú al suprimirse éste en 1723. A partir de la segunda erección del Virreinato de Nueva Granada en 1739 el territorio integró ese virreinato. Fue evangelizado por los jesuitas, quienes crearon allí reducciones, hasta su expulsión en 1768 a causa de la Pragmática Sanción de 1767. El territorio cayó en un casi total abandono, dadas las dificultades de acceso, lo cual hizo temer a la Corona su pérdida. El rey encargó al antiguo gobernador de Maynas, Francisco Requena, que realizara un informe sobre la situación de Maynas. Requena informó que los funcionarios civiles y eclesiásticos de Quito y Bogotá estaban en situación de no poder ocuparse de la región, por lo que sugirió que esta fuera reincorporada al Virreinato del Perú junto con el gobierno de Quijos y otras áreas, y que se estableciera un obispado de misiones allí.

El 12 de diciembre de 1744, a la muerte del gobernador de Toledo, los jesuitas obtuvieron de la presidencia de Quito la supresión del gobierno de Maynas. Esta disposición fue aprobada por el virrey de Nueva Granada el 28 de noviembre de 1746 y por el rey de España en 1748.

En 1745 una real provisión se dispuso: que se agregue la jurisdicción del río Napo al Gobierno de Quijos, por lo que Quijos reincorpó el territorio del bajo Napo que le pertenecía y estaba bajo dependencia de Maynas. El 1 de mayo de 1754, según el Informe de Basabé, Maynas era sólo tenencia y el territorio del Bajo Napo estaba reincorporado en el gobierno de Quijos.

Jorge Santacilia describió en 1748:[5]

Una real cédula de 2 de septiembre de 1772 dispuso:

En la Descripción del reino de Santafé de Bogotá, escrita en 1789 por Francisco Silvestre, secretario del Virreinato de Nueva Granada y gobernador de la provincia de Antioquia, describe al gobierno de Quijos, Canelos y Macas:[6]

Bajo el reinado de Carlos IV de España la Corona española dictó el 15 de julio de 1802 una real cédula a inspiración de Francisco de Requena, conteniendo informes que perjudicaron a la Audiencia de Quito en beneficio de los intereses de Lima para ayudar a las congregaciones religiosas del Colegio de Ocopa, que estaban colonizando la Región Oriental del Alto Ucayali, precisamente en aquella región donde estaban antes las misiones jesuitas de Quito que expulsó España. Mediante esta cédula se escindió del distrito de la Audiencia de Quito de manera imprecisa Maynas y Quijos.[7]

La cédula de 1802 formó el gobierno y la Comandancia General de Maynas con todos los territorios de la región amazónica, segregándolos de la Audiencia de Quito y agregándolo al Virreinato del Perú, al mismo tiempo que se creaba el obispado de Maynas con igual extensión. Los gobiernos de Maynas y de Quijos (excepto el pueblo de Papallacta), que pertenecían al territorio de la Presidencia de Quito en el Virreinato de Nueva Granada hasta la divisoria de aguas de la cordillera Oriental de los Andes, fueron transferidos al Virreinato del Perú.

El cumplimiento efectivo de la real cédula de 1802 por falta de una rápida vía de comunicación entre las colonias americanas y España dio origen al conflicto primeramente entre la Gran Colombia y Perú y después entre Colombia, Ecuador y Perú. Perú ha alegado que la orden fue recibida por el presidente de la Real Audiencia de Quito, Barón de Carondelet, quien mando cumplirla a los gobernadores de Maynas y Quijos el 20 de febrero de 1803.

Constando también que en diciembre de 1803 el virrey de Nueva Granada, Pedro Mendinueta, en la Memoria a su sucesor, Antonio Amar y Borbón, afirma haberla obedecido.[8]

Mendinueta se dirigió al virrey del Perú en 1803:

Ecuador ha alegado que la orden nunca tuvo cumplimiento efectivo, a pesar de que fuera obedecida. El 7 de febrero de 1804 el presidente de Quito escribió al virrey del Perú:

El gobierno de Quijos continuó teniendo un gobernador bajo la autoridad del comandante general y gobernador de Maynas.

Una vez obtenida la aprobación papal el 28 de mayo de 1803, el rey dictó otra real cédula para efectivizar la erección del obispado de Maynas:

El 28 de mayo de 1809 el obispo inauguró su obispado. En una carta al intendente de Trujillo en 1814, el obispo Sánchez Rangel describió la comprensión del obispado y comandancia:

El decreto supremo del 26 de abril de 1822, firmado por José Bernardo de Tagle, presidente del Perú, transformó la Comandancia General de Maynas en el departamento de Quijos con derecho a elegir diputados. En 1825 Maynas pasó a integrar parte del departamento de La Libertad.

En 1822 el Gobierno de Colombia envió al Perú a Joaquín Mosquera a solicitar la restitución de Maynas. El 25 de julio de 1824 el Congreso de la Gran Colombia dictó una ley de división territorial pretendiendo incluir en la provincia de Pichincha del departamento de Quito al cantón Quijos, según los límites que tenía al tiempo de creación del Virreinato de Nueva Granada. La negativa peruana a ceder los territorios desencadenó una guerra entre ambos países: la guerra grancolombo-peruana.[9]​ Durante estos años el área estuvo abandonada, los misioneros disminuyeron, y quedó expuesta a los traficantes de oro y especerías de la región.[10]

Alexander Walker en su libro publicado en 1822 Colombia, relación geográfica, topográfica, agrícola, comercial y política de este país: adaptada para todo lector en general y para el comerciante y colono en particular describió los límites de Quijos:[11]



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