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Huasa



El término huaso (también guaso, según la Real Academia Española)[1]​ es usado en Chile para referirse al individuo que vive principalmente en su zona central y se dedica a las tareas propias de las antiguas haciendas del valle central y la costa de esa área. Por extensión, se hace referencia con este nombre a los campesinos de esa zona, utilizándose como adjetivo para señalar características propias del centro y parte del sur de Chile, como «cultura huasa» o «Rancagua, ciudad huasa».

Surgió en la Capitanía General de Chile durante la época colonial del Imperio español (1598-1810), descendiendo de la cultura andaluza. Es homólogo al chagra ecuatoriano, al chalán peruano, al charro mexicano, al gaucho argentino y uruguayo, al llanero colombiano y venezolano, así como al vaquero estadounidense. Sin embargo, la labor del huaso chileno —a diferencia de los mencionados— no se limita exclusivamente a la ganadería, sino que abarca otras actividades campesinas, como la agricultura.

Es el jinete en el rodeo chileno, un «deporte nacional de Chile», y quien baila la cueca tradicional, la «danza nacional de Chile».[2]​ La contraparte femenina del huaso en la cueca es la china,[3]​ su pareja en este baile, siendo estos personajes prototipos de la identidad nacional, la chilenidad.[4]​ En la actualidad, los clubes de huasos son organizaciones socioculturales encargadas de la difusión de esta cultura a nivel nacional, regidas por la Federación Nacional de Rodeos y Clubes de Huasos de Chile. Exhiben sobre el tema el Museo Casa del Huaso, el Museo de Arte y Artesanía de Linares, el Museo de Colchagua, el Museo de La Chilenidad y el Museo Regional de Rancagua. Desde 2010, cada 17 de septiembre es celebrado el «Día del Huaso y de la Chilenidad».[5][n 1]

Una postura sostenida por el folclorista alemán Rodolfo Lenz y otros autores es que tanto «huaso» como «gaucho» proceden del término quechua wakcha, que significa ‘pobre’ o ‘huérfano’, y del que también se deriva el chilenismo «guacho», muy usado antiguamente, que se refiere a un hijo ilegítimo (nacido fuera del matrimonio).

Una opinión que ha tomado fuerza en los últimos años indica que tanto la palabra «guaso» como «gaucho» tendrían raíz hispana, específicamente originada en Andalucía, donde a la falta de gracia se le denomina «huasa»; al exceso de gracia, «guasón»; y al campesino que también habría sido el étimo de la palabra gaucho: «gacho» . La combinación de esas tres palabras habría originado el término «huaso» para referirse al hombre de campo chileno.[7]

Otra teoría señala que proviene del quechua y que significaría 'lomo' o 'ancas de las bestias'. El término huasu se habría usado para denominar a los jinetes, siendo posteriormente extendida a todos aquellos que realizaban trabajos agrícolas montados en un caballo.[8]

Los conquistadores españoles influyeron fuertemente en las costumbres y tradiciones presentes en la zona central del país desde el siglo XVII, lo que condujo al mestizaje cultural, ya que el español debió integrarse a las costumbres de los indígenas para poder hacer posible la convivencia. Surgió así la encomienda, que era la asignación de una cantidad de tierra e indios sobre los cuales el soldado español tenía dominio. Esta convivencia produjo una raza mestiza entre españoles y picunches. Si nos atenemos a su origen histórico y a elementos raciales que dieron origen al mestizo y que son los elementos ancestrales del huaso tales como padre español, pero no cualquiera de los españoles que llegaron durante la Conquista, sino andaluces con madre y abuela indias, sumado al medio ambiente en el que se desenvuelve su vida y la actividad agrícola a la que se dedica, se podría definir al huaso como un mestizo ascendente enriquecido y de vida rural.

El mestizo ascendente tomó las costumbres y la idiosincrasia del padre español, más que de la madre indígena. Vivió con el padre o amparado por él, apegado a un pedazo de tierra, o junto a la madre que desempeñaba funciones domésticas en casa del español. Se crió en un ambiente español, oyendo y hablando su lengua, conociendo y practicando su religión católica, es decir, adquiriendo sus hábitos; con los años llegó a convertirse en un individuo nacido en Chile asimilado al español, que poco o nada tenía que ver con el indígena, compenetrado del linaje paterno.[9]​ La estructura social estaba determinada por la hacienda, con los patrones, mayordomos, inquilinos y peones.[10]​ Los huasos gañanes emigrados a las ciudades durante los siglos XIX y XX en busca de mejor calidad de vida se convertían en rotos, instalados en la periferia y desaparecidos por el desarrollo humano de Chile.[11]

El huaso se asocia a las zonas geográficas de los valles transversales y la llamada depresión intermedia de las zonas central y sur de Chile, comprendidas entre la Región de Valparaíso por el norte y la Región de Los Lagos por el sur. El traje característico masculino comprende una chupalla, un chamanto o una manta de huaso, dos corraleras y dos espuelas chilenas cuando montan un caballo chileno, mientras que el femenino consta de un vestido de china, similar al andaluz.

Su vestimenta ha variado desde la época colonial hasta hoy. Antiguamente, cuando el empleo del caballo era un uso general de la población, la vestimenta del huaso solo se distinguía por una gruesa manta[12]​ y un bonete maulino, sombrero con la copa de cono truncado y de rudimentaria fabricación, mientras que su compañera usaba un vestido corriente, «simple» en comparación a los pomposos vestidos de fiesta de la época. En la actualidad, el atavío de las representaciones folclóricas ha llegado a tener dos formas, tanto para el huaso como para su compañera: la tenida formal o elegante, propia de fiestas u ocasiones especiales, y la común o tradicional, asociada al trabajo campesino cotidiano.

En las presentaciones folclóricas, aparecen huasos con vestimenta de fiesta, similar a la andaluza —también llamado «huaso de parqué», haciendo alusión al tipo de piso de madera usado en salones elegantes—, que consiste en un sombrero corralero, faja de huaso sobre el cinturón —de un ancho de 10 centímetros, lana tejida a telar normalmente roja u otro color fuerte para abrigo y terminada en flecos largos en ambos extremos para su agitación durante las danzas huasas. Es larga y da varias vueltas alrededor de la cintura—, camisa blanca o cuadrillé, una chaqueta corta de terno blanco o negro, pantalón gris listado fino en negro y botines negros; adornan su vestimenta una manta de tejido fino en colores sólidos y, para el mejor lucir, dos artículos de montura: las polainas «corraleras» (protecciones de cuero en las piernas, generalmente con flecos de cuero y hebillas) y las espuelas.[13]​ La compañera del huaso, la «huasa de fiesta» o «de parqué», lleva una trenza y viste un traje llamado «ropón», consistente en un traje tipo catalán de dos piezas, de falda larga con adornos blancos, por lo general de color negro, camisón blanco, botas altas negras y sombrero similar al del varón.[14]

En escenificaciones de las tradiciones rurales del siglo XIX y principios del XX, aparecen huasos con vestimenta común —también llamado «huaso de gañán», refiriéndose al hombre dedicado a las labores agropecuarias más rudas—, que consiste en un sombrero artesanal hecho de achupalla llamado chupalla, camisa corriente, pantalones de color oscuro y «ojotas» —especie de sandalias hechas en forma artesanal de cuero o goma de neumáticos—; equipados para las labores campesinas («aperados» en lenguaje campesino), llevan un poncho de lana, polainas, espuelas y cinturón grueso de hebilla grande y, como accesorio a la cintura, el rebenque y un cuchillo de los tipos «corvo» o «parralino». La acompañante tradicional en estas representaciones, conocida como «china» —mujer de baja condición social y empleada en las haciendas—, viste un traje-falda de una pieza floreado, con delantal blanco rico en encajes, pelo tomado en moño-tomate y zapato de taco cuadrado.

Tanto huasos como chinas, llevan siempre un pañuelo blanco, complemento necesario del baile típico chileno, la cueca, y un cuerno de toro adornado para la ingesta de chicha de uva, hábito conocido como «chicha en cacho». El huaso es parte esencial de la cultura folclórica chilena y miembro infaltable de los desfiles de septiembre, mes de la patria, en los rodeos y las fondas —tiendas tradicionales en que se vende comida típica chilena, además de organizar juegos campesinos y otras actividades—, entre otros.[8]

Son mencionadas las actividades exclusivas (en cursiva) o adaptadas.

En lo lingüístico, los términos huaso, guaso o ahuasado son usados ocasionalmente por la cultura urbana chilena en forma despectiva de la siguiente manera:

Sin perjuicio de esta propiedad del lenguaje común de las zonas urbanas, se reconocen en el huaso ciertas virtudes que lo hacen digno de admiración y de orgullo como hombre típico chileno: su gran caballerosidad, su lealtad, su patriotismo y su valentía.



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