Los Yébenes es un municipio y localidad de España perteneciente a la provincia de Toledo, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Cuenta con una población de 6009 habitantes (INE 2017).
El vocablo Yébenes proviene de la palabra latina geminis, que significa gemelos, porque en sus orígenes Los Yébenes fueron dos poblados que se unieron a principios del siglo XIX. El plural está determinado por las dos poblaciones, Yébenes de Toledo, que pertenecía al Ayuntamiento de Toledo y Yébenes de San Juan, que perteneció a dicha Orden. Ambas poblaciones estaban separadas por el Camino Real. La evolución de geminis a Yébenes se produce gracias a la preservación en el idioma mozárabe de los grupos GE-, GI-, IU- latinos: Yunqaira junquera, yenair enero < ienuarius, yenesta hiniesta < genista, yermanella compañera, Yinés Ginés < genesius, top. Yuncos, juncos (Toledo).
Estos son los límites respecto a su casco urbano y/o término municipal.
Está situada a 42 km al sur de la capital castellano-manchega (Toledo) por la carretera N-401 de la Red de Carreteras del Estado. En el término municipal existen varias entidades: Estación Emperador, Estación de Los Yébenes, Estación de Urda, Villa de Los Yébenes y Quintos de Mora. Esta última es una finca de unas 7 mil has., propiedad del Estado. Ha sido lugar de descanso de las más altas autoridades españolas y extranjeras entre quienes se encuentra el Jefe del Estado. Organizada como coto de caza mayor , abundan los ciervos y jabalíes, aunque cuenta con una zona vedada destinada a la reproducción. Antiguamente tenía un museo de la caza y una granja de perdices. Sobre las sierras sobrevuelan águilas y buitres, mientras los ciervos y jabalíes viven en la espesura. La visita a este lugar es preferible hacerla en el inicio del otoño, cuando los venados bajan del alto monte y los machos pelean por el dominio de las manadas (berrea).
Presenta un relieve variado donde alternan montañas y llano que resulta de un complejo proceso tectónico y de la erosión diferencial bajo distintos sistema morfogenéticos. De norte a sur se suceden las alineaciones montañosas de Los Yébenes y la sierra de Manzaneque; las sierras de las Guadalerzas, el Rebollarejo, Fuenteblanca, el Comendador y la Alberquilla; y las sierras de Pocito y de la Calderina. Excepto esta última, ejemplo de inversión de relieve plegado, en un sinclinatorio, las demás corresponden a anticlinorios. Todas ellas están formadas por materiales duros y resistentes paleozoicos: cuarcitas, pizarras silíceas y calizas cristalinas. Entre medias se abren las depresiones del río Algodor, valle de las Navas y llanada de Urda, cuyas aguas vierten al Tajo y al Guadiana. Cubiertas de sedimentos pliocuaternarios de raña, dispuestos en dos sistema de glacis de acumulación, las dos primeras se asientan sobre sendos sinclinorios, y la tercera, sobre el núcleo del anticlinatorio y desventrado de las Guadalerzas.
El paisaje en Los Yébenes se identifica con el bosque mediterráneo ibérico. La extensión del término municipal (1º de la provincia de Toledo, el 7º de Castilla-La Mancha y el 31.º de España), le faculta para acoger en su seno las posibles variaciones a este modelo descrito, siendo así que pocas pueden ser, si no ninguna, las especies mediterráneas que falten en el catálogo yebenoso. En el medio silvestre, la especie vegetal predominante es la encina, siendo el alcornoque más escaso; habiendo sauces, fresnos o áceres. En la sierra existe un matorral denso de coscoja, enebro y quejigo, entre mares de retama, jara y romero, especialmente en aquellas áreas que se dedicaron al pastoreo. Las rañas son adehesadas y a veces se dedican a la ganadería brava.
Respecto de la fauna, destacar aves esteparias, como el sisón y la avutarda; anátidas; aves montunas, como la perdiz; rapaces, nocturnas y diurnas. Mamíferos como la nutria, la comadreja y el erizo. O de interés cinegético como el ciervo o el corzo.
La vegetación está compuesta por encinas, chaparros, jara y quejigo, manchas de rebollar y pinos de repoblación en las sierras, y encinas aclaradas con coscoja y quejigo, y cultivos de cereales, olivar, viñedo y almendros en las depresiones. La propiedad se halla poco repartida donde se alterna la pequeña explotación con grandes fincas (latifundios), algunas especializadas en la cría de ganado vacuno, incluso de reses bravas, caballar y, sobre todo, actividad cinegética. La ganadería porcina y lanar, así como la avicultura tienen menos importancia. Solo las industrias de la alimentación y del trabajo del mueble y de la madera, con varios pequeños talleres, tienen un significado mayor que el de simple atención a las necesidades de los vecinos del propio municipio. La actividad comercial tiene cierto interés por el carácter nodal de la villa, al pie del puerto de Los Yébenes en una encrucijada de caminos.
Entre los parajes del municipio se encontrarían la sierra de Los Yébenes, la Dehesa Boyal (Área Recreativa del Ayuntamiento) con 1463 hectáreas, la Boca del Congosto (Valle de las Guadalerzas), El Rinconcillo (área recreativa), Quintos de Mora (finca cinegética con 6864 hectáreas), el valle de San Marcos, el río Algodor (102 km de longitud y 1250 km² de Superficie de la cuenca) y el Arroyo Bracea.
En Los Yébenes es Clima mediterráneo continentalizado. En invierno hay en Los Yébenes mucho más lluvia que en verano. En los meses de invierno suele haber heladas y algunos años hay nevadas de escaso espesor y duración. Fue histórica la nevada de los días 7, 8 y 9 de enero de 2021 (40 cm. de espesor). Los meses de verano suelen ser muy calurosos y, a veces, acompañado de alguna tormenta veraniega con relámpagos y truenos incluidos. La temperatura aquí es en promedio 15.5 ° C. Las precipitaciones lluviosas suelen ser escasas y se producen en otoño y primavera. La media aproximada es de 450 mm. Debido a las escasas lluvias y humedad los cultivos son de secano aunque existen algunas huertas de regadío de escasa extensión.
La presencia humana se remonta a la Edad del Bronce, como lo demuestran los yacimientos conocidos como Montón de Trigo y Chorreras (este último con pinturas rupestres esquemáticas del Bronce Manchego Tardío).
Su fundación ha de situarse en el gobierno del emperador romano Trajano. Quedan restos de la presencia romana en esta zona de la Carpetania, como lo atestiguan la IV Calzada romana, cuyo trazado aún subsiste, y los numerosos vestigios que aparecen en el paraje conocido como Loma del Carpintero, junto al río Algodor.
Existen noticias de la dominación árabe ya desde el año 930, cuando el califa cordobés Abderramán III acampó con sus huestes a orillas del río Algodor, para tomar, desde esta posición privilegiada, las poblaciones de Mora y Toledo. La importancia estratégica del área fue crucial para que fuera sucesivamente ocupada por musulmanes y cristianos. Las fortalezas, atalayas y castillos que se emplazan sobre el término municipal atestiguan lo dicho. Así, después de la batalla de Alarcos (Ciudad Real), los árabes ocupan las tierras que abandona el rey cristiano refugiado en las Guadalerzas. Por su parte, Alfonso VIII acampa, dieciocho años después (1212), en las cercanías de la actual finca de Torneros (llamada así porque parte del ejército cristiano se volvió o "tornó" por el excesivo calor), antes de alzarse victorioso en la batalla de las Navas de Tolosa.
A partir de aquí, el caprichoso orden que imponen los señoríos medievales, divide a la población en dos mitades, separadas por la sola anchura del Camino Real de Sevilla, quedando una de las partes (la situada en la ladera de la sierra) bajo el dominio de la Ciudad de Toledo, y la otra, gobernada por los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén.
Yébenes de Toledo es más antiguo que la villa gobernada por los sanjuanistas. No obstante, desde la antigua Noliva de los carpetanos (por la que pasó el pretor romano Quinto Fulvio Flaco camino de Toledo y una vez derrotados los celtíberos en Consuegra), hasta la donación del rey Enrique I al arzobispo toledano D. Rodrigo Ximénez de Rada, no hay noticia histórica de la población.
En el año 1243, el rey Fernando III el Santo, recibe del arzobispo toledano el acta de cesión de estos territorios. Tres años más tarde, el rey vende este lugar por 45 000 maravedíes alfonsíes al Concejo de Toledo, quien concederá la Carta Puebla el 24 de septiembre de 1258.
Por lo que se refiere a la villa de Yébenes de San Juan, decir que fue propiedad de los templarios. Se tiene constancia que fue repoblada por la Orden de San Juan en el siglo XIII, a través de las cartas pueblas que otorgaron los comendadores de esta orden en toda la Mancha. En el caso de Yébenes de San Juan se estima que esta concesión hubo tener lugar entre 1238 y 1241. Durante seis siglos conviven dos núcleos urbanos, con parroquias, ayuntamientos y jurisdicciones diferentes, hasta que en el gobierno del llamado Trienio Liberal (1822) llega el primer ensayo unificador, anulado al año siguiente. Entre 1833 y 1835 se consigue la unión definitiva que acaba con 564 años de división jurídica y administrativa. El escudo heráldico da cuenta de esta secular división representando el águila toledana y la cruz de San Juan.
En 1879 llegó el ferrocarril al municipio, con la inauguración de la línea Madrid-Ciudad Real. Se da la circunstancia de que en el extenso término municipal de Los Yébenes este ferrocarril llegó a tener hasta cinco estaciones o apeaderos —Yébenes, Las Guadalerzas, Urda, El Emperador y El Cañachar—, algo no muy corriente. La línea férrea se mantuvo operativa hasta su clausura en enero de 1988, lo que conllevó que Los Yébenes perdiera su histórica conexión por ferrocarril.
Los Yébenes es una localidad enmarcada dentro de la comarca de los Montes de Toledo cuya localidad se encuentra en el valle sur de la sierra del mismo nombre.
La población de Los Yébenes en el año 2006, según el INE, ronda los 6500 habitantes que se ven notablemente aumentados en verano, puentes y festivos llegando a pasar de los 8000
Fuente: Instituto Nacional de Estadística de España - Elaboración gráfica por Wikipedia
La madera, la agricultura, la ganadería y algunas industrias derivadas de ellas como el aceite o los quesos, la elaboración de embutidos y el comercio de productos de la caza, sustentan la economía de Los Yébenes.
Los Yébenes se sitúa tras la sierra del mismo nombre que se atraviesa desde Orgaz por el túnel donde discurre la carretera N-401. Sin embargo, el coronamiento por el antiguo trazado permite otear la extensa panorámica que se ha dejado atrás, pueblos y campos de labor con las regulares líneas de los olivos al lado de los plantíos de secano. Hacia la cara sur, una pedregosa ladera de tonos rojizos termina en Los Yébenes, una villa de trazo alargado y nombre en plural que alude a dos jurisdicciones diferenciadas, una dependiente de Toledo y otra de la Orden de San Juan separadas por la calle Real. Ambos núcleos contaban con sus iglesias parroquiales levantadas en el siglo XVI.
En cambio si la ruta sigue en dirección a Ciudad Real, se llega al paraje de las Guadalerzas, un paso natural entre cerros y lomas que esconden otra llanura posterior. A la izquierda se alza una antigua fortaleza con doble defensa almenada, torres en las esquinas y la torre del homenaje en medio. Su origen aparece ligado a la defensa de la ruta hacia Andalucía, habiendo estado a cargo de la Orden de San Juan en el siglo XII. En el siglo XVI se cedió al Colegio de Doncellas de Toledo que disfrutó de sus rentas hasta el siglo XIX. El paisaje entre dehesas de encinares y olivos donde se crían reses bravas acompaña hasta la provincia de Ciudad Real.
* El vídeo de la derecha muestra la circulación por la N-401 atravesando el Túnel de Los Yébenes
- La siguiente tabla muestra el resultado de las elecciones municipales celebradas en el año 2015.
- La siguiente tabla muestra el resultado de las elecciones municipales celebradas en el año 2019.
Por Los Yébenes pasan o se inician las siguientes carreteras:
Los Yébenes destaca por sus dos molinos de viento en la sierra de Los Yébenes, los cuales están totalmente restaurados. Existen un tercer y cuarto molino en ruinas en las inmediaciones (término municipal de Orgaz). También destacan las iglesias de San Juan (siglo XVIII) y la de Santa María (siglo XVIII), el palacio de la Encomienda (siglo XIX), las ermitas de San Blas (siglo XVI), Soledad, Veracruz y Concepción, y las pinturas rupestres en la sierra de Los Yébenes. En los Yébenes se encuentra el coto nacional de los Quintos de Mora, lugar donde se realizan estudios cinegéticos. A unos 20 km al sur de la localidad, yendo por la carretera nacional N-401 dirección Ciudad Real, se encuentra el Castillo de las Guadalerzas (siglo XII), dominando la sierra de las Guadalerzas. Es de destacar el puente medieval, sobre el Arroyo Bracea, en las cercanías del castillo de las Guadalerzas. También cabe destacar La Torrecilla, una torre defensiva medieval situada en las cercanías de la confluencia del arroyo Bracea con el Algodor, junto a la carretera de Los Yébenes a Consuegra.
Los Yébenes es villa artesana de siempre. Famosas son sus labores de la piel desde antaño, cuando se la distinguía como primera en los trabajos de arreos y tiros de carruajes. Hoy, ese primor se aplica a zahones de gala y a la marroquinería fina. La tradición cinegética implica una especial artesanía basada en el cuero y la taxidermia. Esta última tradición se práctica en algún que otro taller, existiendo una gran especialización que les lleva a trabajar para clientes de toda Europa. Las alfombras de Los Yébenes fueron famosas en España entera, por su fidelidad a los anudados propios y por la belleza de sus fondos y cenefas. Los talleres actuales gozan del valor añadido que adquieren los bienes escasos.
Cuenta con los siguientes servios:
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