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Luperón



Revolución Cibaeña

Guerra de Santo Domingo

Gregorio Luperón (8 de septiembre de 1839, San Felipe de Puerto Plata, Departamento del Cibao - 20 de mayo de 1897, San Felipe de Puerto Plata, Distrito Marítimo de Puerto Plata) fue un comerciante, militar, político, anglófilo, liberal y masón dominicano que participó en la Revolución Cibaeña, en la Guerra de Santo Domingo contra el Imperio Español y en la Guerra de los Seis Años. Se desempeñó como miembro del Triunvirato de 1866, ocupó el cargo de presidente del Gobierno Provisional con sede en San Felipe de Puerto Plata y tras el golpe de estado contra Cesáreo Guillermo se convirtió en el vigésimo octavo presidente de la República Dominicana.

En 1879 durante su gobierno incentivo el laicismo con la ayuda del masón separatista y español de la Capitanía General de Puerto Rico, Eugenio María de Hostos.

Se inició en la masonería en la Logia Nuevo Mundo No. 5, de Santiago de los Caballeros y llegó a alcanzar el Grado 33.[1]​ Fue fundador conjuntamente con el comerciante judío Ibrahim Cohen de un floreciente negocio de exportación en San Felipe de Puerto Plata, desde donde se envió la madera dura tropical a Europa para la compañía Rothschild y también fundo el extinto Partido Azul que gobernó 20 años consecutivos la República Dominicana.[2][3]

Fue hijo de Nicolasa Dupéron (apellido francés que luego se convirtió en Luperón), una inmigrante negra de las islas británicas y de Pedro Castellanos, un hombre blanco de clase media que no lo reconoció y a quien nunca conoció. Luperón fue al Colegio Evangélico (Miguel David Jasen Alfredo) Towler de la Iglesia Evangélica Dominicana, fundado en 1848.[4]

De orígenes humildes, tuvo que trabajar desde niño para colaborar en la economía familiar y a la edad de 14 años encontró empleo a las órdenes de Pedro Eduardo Dubocq, un comerciante establecido en San Felipe de Puerto Plata a quien algunas fuentes biográficas atribuyen la paternidad del joven. Luperón conocía bien la lengua inglesa, tenía dotes para la oratoria y en la biblioteca de su patrón pudo iniciar una sólida formación autodidacta.[5]

A los 18 años se incorporó a la revolución de 1857 contra el presidente Buenaventura Báez, tomando parte de los combates en Samaná y fue nombrado Comandante auxiliar del Puesto Cantonal de Rincón, por el Gobierno del José Desiderio Valverde.[6]​ A los 20 años se estableció como un pequeño comerciante en Sabaneta de Yásica.

El 18 de marzo de 1861 el presidente dominicano Pedro Santana proclama la reincorporación de Santo Domingo al Reino de España durante el reinado de Isabel II, cuando eso sucedió Luperón tenía 22 años. Luperón formaba parte del grupo de dominicanos que se rebelan en contra de este hecho.

El 25 de marzo de 1861 estando en Yásica recibe una carta en la que lo invitan a oponerse a la anexión. El 28 de marzo llega a Puerto Plata y se opuso a firmar el acta de anexión a España. El 3 de agosto de 1862 fue apresado y encerrado por orden del General de las Reservas Provinciales de Santo Domingo Ceferino Suero Carmona mientras realizaba actividades revolucionarias por Sosúa y San Felipe de Puerto Plata, pero escapó milagrosamente.[6]

Al tiempo regresa en forma clandestina por San Fernando de Montecristi, y toma parte en el Levantamiento de Sabaneta encabezado por Lucas de Peña en febrero de 1863, y fue encargado de extender las operaciones de la rebelión hacia San José de las Matas. El movimiento fue derrotado por el Coronel de las reservas españolas José María Checo, quien más tarde pasó al lado de los restauradores. El levantamiento fracasa debido a que todavía la gran porción de la población tenía actitudes neutrales o favorables hacia la anexión.

Tras una primera derrota se retira a las montañas y desde La Vega, forma contacto con otros rebeldes, y espera que volvieran a madurar condiciones para la revolución

Después del llamado Grito de Capotillo en Dajabón el 16 de agosto del 1863 encabezado por Santiago Rodríguez y 14 hombres más, a Luperón le tocó tomar iniciativas en Moca y La Vega valiéndose de su rango de general.

Tan pronto le fue posible, se incorporó a las operaciones de Santiago donde quedó al mando del comandante en jefe de la guerra restauradora, el general Gaspar Polanco, quien había sido designado como tal por el consejo formado por Pedro Antonio Pimentel, Benito Monción y José Antonio Salcedo (Pepillo), por su antigüedad en el ejército de la primera república. Desde su puesto, hostilizó a los españoles el 6 de septiembre en la Batalla de Santiago.

Fue un hombre de un fuerte sentido patriótico y de gran valor en el uso de las armas y las estrategias de guerra. Por estos méritos, cuando se supo que Pedro Santana pretendía invadir el Cibao, se le designa Jefe Superior de Operaciones en las provincias del sur y del este. En Santo Domingo, se bate de frente al ejército español, que era comandado por Pedro Santana, por entonces Marqués de Las Carreras. Pese a ser poderoso y disciplinado, el ejército español fue derrotado en una estrategia de guerra de guerrillas, debido esto a la inferioridad en número y en calidad de medios por parte de los rebeldes.

Luego reforzó las operaciones de Baní y San Cristóbal donde expulsó a los anexionistas. Retornó a Santiago, donde apoyó sin reservas el gobierno de Gaspar Polanco, a pesar de haberse negado a participar en el movimiento que derrocó a Salcedo, ya que entendía que bajo el gobierno de Polanco la guerra restauradora recuperaría el vigor que había perdido durante el gobierno de Salcedo.

El 30 de septiembre de 1863 en el río Bermejo de Don Juan (Monte Plata), en los márgenes de aquel arroyo, flotaban frente a frente los pabellones de España y de la extinta república. Para Luperón dejar pasar al Teniente General Santana por Bermejo y escalar la pendiente del Sillón de la Viuda era la derrota total, pero logró pasar el arroyo, derrotó la retaguardia y ocupó San Pedro.[7]

Vencido el ejército español, aceptó el cargo de Vicepresidente en el gobierno presidido por Benigno Filomeno de Rojas. Restaurada la República, regresó a su pueblo natal, Puerto Plata, donde estableció una casa comercial.

Se opuso al regreso al poder de Buenaventura Báez, lo cual le conllevó al destierro y expulsión del país. Pocos meses después, regresa para integrar el movimiento llamado Triunvirato de 1866, que derroca a Báez y se convierte en gobierno.

El Triunvirato es disuelto en 1866 a favor de una constitucionalidad para que asuma la Presidencia de la República, el General José María Cabral.

El 25 de septiembre de 1867 fue miembro sectario de la Comisión Instaladora de la Respetable Logia Restauración No. 11 de Puerto Plata, y uno de sus fundadores.[1]

Este gobierno es derrocado en 1868, y Luperón es obligado de nuevo a salir del país, por oponerse a las pretensiones de Báez, quien mira hacia Estados Unidos en este nuevo propósito.

Luperón logra preparar una expedición llamada "El Telégrafo", debido al nombre del barco utilizado para la misma.

Fracasa la expedición revolucionaria la intervención de los Estados Unidos, con quien Báez estaba teniendo entendimientos para la venta de la península de Samaná. Esto motiva un nuevo extrañamiento de su país. recobró apoyo de la opinión pública en América Latina en contra del propósito de Báez, y envió protestadores al Senado de los Estados Unidos.

Cuando Báez es expulsado del poder por la "Revolución Unionista" en 1873, Luperón pudo regresar a Puerto Plata.

Al ascender al poder Ulises Espaillat, Luperón es nombrado en el cargo de "Ministro de Guerra y Marina".

Ante la renuncia de Espaillat, de nuevo Luperón es exiliado, y espera cerca de dos años, a que sus antiguos enemigos González y Báez se alternen en el poder para un nuevo regreso al país.

En 1879 Luperón visitó Francia asistiendo allí a un banquete al que concurrió el escritor Víctor Hugo. En París fue proclamado Presidente de Honor de las Sociedades Salvadores de Sena y Salvadores de Francia, además condecorado con la Legión de Honor.[8]

Tras el derrocamiento del gobierno de Cesáreo Guillermo, Luperón asume la presidencia de un gobierno provisional con su sede en Puerto Plata. Los catorce meses de este gobierno fueron de paz, de libertad y de progreso, produciendo unas elecciones limpias en 1880, en donde fue elegido Presidente de la República el Presbítero Fernando Arturo de Meriño, que también fue respaldado por Luperón.

En este gobierno fue designado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Europa. De regreso al país, es nombrado Delegado del Gobierno en el Cibao durante el régimen de Francisco Gregorio Billini. Tras cuya renuncia en 1885, se une al Vicepresidente Alejandro Woss y Gil.

Desde su cargo, y tras la revolución de 1886, Luperón se enfrenta a ésta en Puerto Plata, contribuyendo con ello al triunfo de Ulises Heureaux y al ascenso de éste a la presidencia, en el año 1887.

Heureaux, también de Puerto Plata, y quien había sido un valiente restaurador como Luperón, comenzó a desarrollar un gobierno despótico y dictatorial, lo cual generó en Luperón arrepentimiento y decepción. Esto hizo que se marchara al exterior a combatirlo. Su campaña fracasó por falta de apoyo del gobierno haitiano.

A mediados del año 1895 comenzó el general Gregorio Luperón a quejarse de tenaz neuralgia en uno de los últimos molares inferiores e hizo que se le extrajera la muela. La cavidad que ocupara la muela no cicatrizó, mas por el contrario se ulceró, comenzaron a alterársele los pies (dice su hija que de estar sentado, pues pasó muchos meses sin salir escribiendo su autobiografía) y estaba bajo tratamiento con los médicos de Saint Thomas.[9]

En 1896 el doctor Mortesen le explica su situación y le dice que como él va a morir dentro de pocos días quería saber el precio que el doctor cobraba por embalsamarlo para que lo trajeran a San Felipe de Puerto Plata. No le había tentado hasta entonces en ninguna ocasión el pensamiento de la regresar a la República Dominicana mientras gobernara Ulises Heureaux. En diciembre de 1896 en un gesto de gratitud éste va a Saint Thomas para llevarlo a su hogar y Luperón acepta volver al país mas no consiente volver en el mismo barco que Heureaux.[9]

El 15 de diciembre de 1896 sale de Saint Thomas hacia Puerto Plata y llega al puerto de Santo Domingo gravemente enfermo, no desembarca. El presidente Heureaux lo visitó a bordo y dispuso de un médico extranjero para que vaya a asistirlo en San Felipe de Puerto Plata. El doctor de la Fosse es el escogido, y le atiende durante los cinco últimos meses de su vida. Desde hace meses estuvo postrado en el lecho y el 20 de mayo de 1897 antes de morir dijo:[8]

Apenas Luperón pudo alzar la cabeza y a las 9:30 de la noche falleció de cáncer en su natal San Felipe de Puerto Plata.[9]

En 1979 durante la presidencia de Antonio Guzmán se inauguró el Aeropuerto Internacional Gregorio Luperón en el municipio Sosúa.[10]

En 1992 se fundó la secundaria Gregorio Luperón en Manhattan.



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