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Odio religioso



Intolerancia religiosa es una forma de intolerancia contra las creencias o prácticas religiosas (o la falta de las mismas) de una persona o grupo. Puede estar motivada tanto por creencias religiosas diferentes, como por otra clase de ideologías, así como por un sentimiento antirreligioso.

La persecución religiosa constituye un caso extremo de intolerancia que implica el maltrato, la violencia, la agresión persistente, y provocar la muerte de un individuo o un grupo religioso. Usualmente, la persecución de esta naturaleza florece por la ausencia de tolerancia religiosa, libertad de religión y pluralismo religioso.

La persecución, en este contexto, puede suponer agresiones, apedreamientos, torturas, pena de prisión, ejecuciones injustificadas, negación de beneficios y de derechos y libertades civiles. Puede también implicar confiscación de bienes, destrucción de propiedades o incitamiento al odio, entre otras cosas.

El monopolio religioso es un atractivo a la intolerancia religiosa fácil de entender. Desde niños, los seres humanos son conscientes de su impotencia respecto a cosas fundamentales como la comida, el amor y la propia vida. La religión les ayuda a afrontar la pérdida y el miedo a la muerte; enseña principios morales y hace que la gente los siga. Pero, precisamente porque las religiones son fuentes tan poderosas de moralidad y sentido comunitario, se convierten con demasiada facilidad en vehículos para huir de la impotencia, que tantas veces se manifiesta en opresión e imposición de jerarquías. En el mundo de hoy, las personas abordan las diferencias étnicas y religiosas de maneras nuevas y temibles. Al aferrarse a una religión que consideran verdadera, al rodearse de correligionarios y colocar por debajo a los que no abracen esa religión, pueden olvidar durante un tiempo su debilidad y su mortalidad.

Dos ideas suelen alimentar la intolerancia y la falta de respeto en materia de religión. La primera, que cierta religión es la única verdadera y las demás son falsas o tienen fallos morales. La gente que opina así, no es monolítica, también puede creer que los demás merecen respeto por sus creencias, siempre que no hagan daño. Mucho más peligrosa es la segunda: que el Estado y los ciudadanos particulares deberían obligar a la gente a abrazar la forma correcta de abordar la religión. Es una idea que está extendiéndose, incluso en democracias modernas. Ejemplos recientes y preocupantes son la aplicación de la ley de la sharia por jueces islámicos en África y Asia, la destrucción de las estatuas de Buda por los talibanes en Afganistán, las décadas de guerra religiosa en Irlanda, la reciente partición y limpieza étnica -sobre la base de la religión de cada cual- de Yugoslavia, la resistencia de Francia a tolerar símbolos religiosos en las escuelas y las afirmaciones de la extrema derecha india de que las minorías en India deben integrarse en la cultura de los hindúes. La reaparición de este pensamiento supone una amenaza para las sociedades liberales, construidas sobre la libertad e igualdad.

Las transgresiones a la sharia incluyen relaciones sexuales fuera del matrimonio (adulterio), acusaciones falsas, beber alcohol, robo y asalto en rutas. Las ofensas sexuales conllevan una pena de lapidación o azotes, mientras que el robo está penado con la amputación de una mano. Algunos países, como por ejemplo Arabia Saudí, afirman vivir bajo el imperio de la sharía en toda su pureza, y aplican las penas mencionadas ante las ofensas hadd. En otros, como por ejemplo Pakistán, no ocurre lo mismo. La mayoría de los países del Oriente Próximo, incluyendo a Jordania, Egipto, Líbano y Siria, no han adoptado las ofensas Hadd como parte de sus legislaciones estatales, pero la sharia se está adoptando en varios países del África negra, causando conflictos con las costumbres de los turistas en varias partes del mundo, etc.

Las culturas primitivas y las civilizaciones del mundo antiguo no solían tener ejemplos destacados de intolerancia religiosa. Un caso aislado sería el del faraón egipcio Akenatón y su culto heliolátrico de matices monoteístas que riñó con el poder clerical de los sacerdotes tebanos. Los paganos en general por ser politeístas, aceptaban relativamente la existencia de otras divinidades. Aun así, durante las guerras se decía comúnmente que alguna divinidad estaba de su lado; así como en los relatos míticos de las batallas.

Fue con el surgimiento de las religiones monoteístas que se dieron en general los primeros casos de intolerancia religiosa. El judaísmo fue una de las primeras religiones en mostrar recelo, y el Antiguo Testamento incluye muchas referencias a las religiones idólatras de los pueblos vecinos, condenándolas, y contiene gran cantidad de prohibiciones que impedían a los judíos alejarse de las creencias judaicas o practicar cultos religiosos extranjeros. Ejemplos de esto serían las referencias al Becerro de Oro, a la Reina Jezabel y a otras historias bíblicas donde se acusa la idolatría.

Si bien los israelitas tuvieron innumerable cantidad de conflictos con sus vecinos, los babilonios, asirios, idumeos, filisteos, egipcios, hititas, etc., fue con el Imperio romano con quien se dio uno de los más feroces conflictos religiosos: las Guerras judeo-romanas. Los enfrentamientos religiosos entre judíos y romanos –estos últimos habían aplicado algunas medidas insultantes para los judíos como la presencia de una estatua de Júpiter en el Templo de Jerusalén- terminó con una de las mayores persecuciones religiosas, la destrucción del Templo, el saqueo de Jerusalén y la diáspora judía.

El advenimiento del cristianismo provocó el surgimiento histórico, de una segunda religión monoteísta. En principio, los enfrentamientos religiosos se daban entre judíos y cristianos primitivos, mientras que en Roma proliferaban múltiples religiones y cultos, incluyendo el orfismo, el mitraísmo, etc. La persecución a los cristianos por las autoridades imperiales, fueron no solo por motivos religiosos, sino también por motivos políticos, al negarse a reconocer la autoridad divina del emperador. Miles de cristianos fueron ejecutados y torturados, y en algunos casos inculpados por crímenes que no cometían (acusados, por ejemplo, de incendiar Roma y de canibalismo contra niños).

Finalmente, el cristianismo empezaría a ganar adeptos en el Imperio romano, lo que provocaría conflictos políticos y religiosos. El caso de Alejandría (Egipto, fundada por Alejandro Magno tras expulsar a los persas, 331 a. C.), se practicaba el helenismo y la religión egipcia (ambas politeístas) y poseía una convivencia policultural y de tolerancia multireligiosa, en la que se destacaba la presencia de colonias judías. Pero tras la invasión romana (año 30 a. C.) y después con el Edicto de Tesalónica(siglo IV d.C.), se prohíben todos los cultos étnicos, obligandose a la práctica únicamente del cristianismo, fue en el período en que los cristianos toman el poder de Roma, se protagonizaron linchamientos y persecución contra judíos y todos aquellos que no eran cristianos, así como saqueos de sinagogas y profanaciones a templos paganos, destruyéndolos o convirtiéndolos en iglesias.

Por último, a través del mecanismo de edictos el cristianismo se convertiría en la religión predominante del Imperio romano y gradualmente iría eliminando a otras religiones, principalmente a las religiones europeas, como son el caso de los celtas y los nórdicos.

El estereotipo de la bruja como una mujer de edad mayor, volando en escoba junto a un gato, participando de clandestinos aquelarres nocturnos, donde realiza adoración al diablo, o sacrificios humanos y ritos sacrílegos, y que conoce todo tipo de pociones mágicas y maleficios, se remonta a la antigüedad, y se acusó a las religiones étnicas de realizar este tipo de prácticas, para tener motivos para «ajusticiarlos». Los cristianos fueron acusados de cometer este tipo de actos en la época del Imperio Romano: durante el siglo II fueron acusados de celebrar reuniones clandestinas en las cuales degollaban niños y mantenían relaciones sexuales no convencionales y adoraban animales. En otras épocas fueron los judíos los acusados de practicar este tipo de aquelarres. Siempre se trataba de grupos minoritarios vistos con malos ojos por la mayoría y los gobernantes.[1]

La humanidad vivió momentos de intolerancia religiosa durante la Edad Media. La Inquisición católica arrestó, juzgó y en muchos casos condenó (el castigo máximo era la hoguera) a judíos, paganos, herejes como los cátaros o albigenses, bogomilos, templarios y otros, ejecutados masivamente (en muchos casos torturados antes de morir),[cita requerida] aparte de otras minorías religiosas.[cita requerida]Existió un extenso listado de prácticas que fueron prohibidas. En 1486 se publicó el Malleus maleficarum o Martillo de las brujas, un compendio de todas las fantasías sobre aquelarres, sacrificios humanos y ritos sacrílegos de esa época, sirviendo de inspiración para persecuciones religiosas durante trescientos años. Las personas acusadas de brujería, en su mayoría mujeres, eran culpadas de todos los males de la sociedad.[1][2]​ Durante el siglo XV la Inquisición ejecutó a más herejes que brujas, y cuando los Estados feudales se organizaron como monarquías independientes del papa, el poder punitivo se trasladó de la Inquisición a los jueces civiles de estas monarquías, quienes continuaron la persecución de supuestas brujas hasta el siglo XVIII.[3]​ Era la primera vez en la historia que aparecía en forma sistematizada una teoría sobre el origen del crimen, es decir, una etiología del crimen.[4]

Los judíos en general no tenían derecho alguno: eran incapaces de testificar ante una corte cristiana, podían ser objeto impunemente de asesinatos, robos, violaciones y otros delitos al no poder testificar contra un cristiano[cita requerida]. En varios casos, niños judíos fueron secuestrados y convertidos al cristianismo. Se prohibía a los judíos enseñar su religión, tener la Torá y hubo también masivas expulsiones de judíos como en el caso de Al-Ándalus (1140), el Reino de Francia (1182), el Reino de Inglaterra (1290), de nuevo Francia (1306, 1322 y 1394), las Coronas de Castilla y Aragón (edicto de Granada, 1492), Portugal (1496), Navarra (1498), Provenza (1500), etcétera.

El surgimiento del Islam marcó otro hito histórico, no solo por ser la tercera religión monoteísta, sino por ser la primera de estas que fijaba cierto grado de tolerancia religiosa al establecer que la Gente del Libro (judíos, cristianos, mandeos y zoroastrianos) tenían derecho a practicar su religión discretamente pero pagando un impuesto. Aun así, los musulmanes no toleraban la idolatría y combatieron a los credos paganos en todos los países que su vasto Imperio llegó a conquistar. El Imperio islámico y los diferentes califatos finalmente hicieron desaparecer a las religiones paganas de Egipto, Mesopotamia y la Arabia preislámica y combatieron duramente al hinduismo y al budismo en India, Afganistán y otros países del Lejano Oriente.Rápidamente, tras la expansión musulmana, el islam entró en conflicto con el cristianismo, especialmente tras conquistar la Tierra Santa y arrinconar al decadente Imperio bizantino (cristiano ortodoxo), lo que motivaría las Cruzadas, una serie de guerras político-religiosas entre cristianos y musulmanes. En dichas guerras se dieron muchas atrocidades: cruzados que mataron no solo a miles de hombres del ejército musulmán, sino también mujeres y niños musulmanes, la violación de mujeres, etc., incluso la masacre de judíos, tanto de camino a Jerusalén, como a su llegada, donde fue incendiada su sinagoga repleta de judíos .[cita requerida] También en la Edad Media, hubo atrocidades cometidas por grupos musulmanes contra los cristianos, como el Saqueo de Roma (846) por los sarracenos, o las intermitentes persecuciones a los cristianos mozárabes, (considerándose primera la de los Mártires de Córdoba del 850 al 859)[5]​ hasta su total expulsión en 1126 del territorio musulmán.[6]​ O en 1009 cuando el califa Huséin al-Hakim Bi-Amrillah, ordenó la destrucción del Santo Sepulcro (considerado el lugar más sagrado la cristiandad), también la participación de los turcos en la caída de Constantinopla en 1453, o incluso en 1480 con los mártires de Otranto, asesinados por los otomanos, por rechazar convertirse al islam. Todo eso sin contar el posterior comercio de esclavos cristianos europeos.

En el caso del Lejano Oriente, los conflictos religiosos han sido menos frecuentes, en parte porque las religiones orientales tienen una tendencia menor al exclusivismo, aunque no han estado del todo exentas. Si bien el hinduismo por lo general es muy tolerante y de allí que se ha ramificado en diferentes escuelas de pensamiento que interaccionan pacíficamente, el concepto de Guerra Santa también existe entre los hindúes como se menciona, por ejemplo, en el Bhagavad Guita, al decirle Krishna a Arjuna que es legítimo, en especial entre los guerreros chatrias, el combatir infieles. Sin embargo, los conflictos fueron infrecuentes dentro de India antes de la conquista islámica, durante la cual musulmanes e hindúes comenzaron un enfrentamiento que perdura hasta la fecha.

El budismo, aunque llegó a ser una de las religiones más poderosas de Asia y del mundo, y fue la religión oficial de diferentes imperios como el Imperio Kushan, el Imperio de Asoka, el Imperio chino (durante ciertos periodos) y el Imperio mongol, en términos generales nunca persiguió a otras religiones. En China, Tíbet, Japón y otras naciones coexistía pacíficamente con las religiones locales como el taoísmo, el Bön y el Shinto, respectivamente, hasta llegar a mezclarse[cita requerida]. Y en los países donde sí desplazó del todo a las religiones nativas, como Tailandia o Sri Lanka, en general lo hizo sin violencia[cita requerida]. Sin embargo, el budismo no ha estado del todo exento de violencia, como lo denotaría el hecho de que era la religión oficial de poderosos imperios conquistadores[cita requerida].

Los enfrentamientos religiosos no cesaron tras el final de la Edad Media, como fueron las guerras de religión entre católicos y protestantes tras la Reforma luterana, así como las luchas contra los católicos jacobitas en Inglaterra y los protestantes hugonotes en Francia. La persecución de paganos y brujos (en algunos casos sin serlo) realizada por los protestantes se conoció como la caza de brujas y provocó la muerte de miles de personas en los países protestantes de Europa y América.

La exportación de esclavos negros por parte de las potencias europeas incluía un cierto nivel de intolerancia religiosa al ser sus religiones tradicionales -como el Vudú y el Islam- prohibidas y ser forzados a convertirse al cristianismo. La conquista de América por España y Portugal también implicó una conversión forzada de los amerindios al catolicismo y la persecución de sus religiones autóctonas.

Los británicos fueron menos insistentes en la conversión religiosa al colonizar Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda –de allí que los aborígenes de estas zonas todavía preserven sus credos en mayor medida-, pero de igual forma mostraban un profundo desprecio por las culturas indígenas.

En el caso de los judíos, los diferentes nacionalismos europeos surgidos durante el siglo XIX generaron profundas muestras de antisemitismo, pogromos espontáneos y diferentes medidas discriminatorias contra la población judía, que en parte motivó el nacimiento del sionismo.

La aparición del Ku Klux Klan en Estados Unidos tras la Guerra de Secesión fue la fundación de una organización no solo racista, sino cristiana fundamentalista, que combatía a judíos, católicos, homosexuales y personas consideradas contrarias al cristianismo protestante.

Una de las situaciones que moldeó más a América Latina fue el enfrentamiento entre los conservadores y los liberales, los primeros aliados a la Iglesia católica, y los segundos fundamentados en los valores liberales seculares y anticlericales. Dicho enfrentamiento llevó incluso a la violencia, como la Guerra Cristera en México y las guerras civiles de Colombia (especialmente la guerra civil de 1876 a 1877).

Los imperios coloniales europeos también mostraron intolerancia religiosa, utilizando medidas discriminatorias contra las religiones nativas. Aunque en algunos casos, como el de Argelia y Vietnam del Imperio francés, donde la religión tradicional (el Islam y el budismo, respectivamente) siguieron siendo predominantes o el de la India del Imperio Británico y sus diferentes religiones tradicionales, éstas más bien sirvieron como referentes nacionalistas, en otros casos los imperios coloniales lograron difundir ampliamente el cristianismo frente a las religiones autóctonas como ocurrió en gran parte del África negra.

En tiempos modernos, los principales conflictos involucrando a los cristianos son:

Esto sin contar los múltiples conflictos mencionados arriba que involucran a cristianos y musulmanes en Chipre, Líbano, Egipto, Eritrea, Somalia, Etiopía, Sudán, Nigeria, Chechenia, Irak y Afganistán, entre otros.

Algunos ejemplos de intolerancia religiosa que han involucrado al islam han sido:

Luchas entre hindúes y musulmanes en India y Pakistán, principalmente por Cachemira, también en Aiodhia tras la destrucción de la Mezquita de Babri construida sobre las ruinas de un antiguo templo hindú del dios Hánuman, lo que causó enfrentamientos entre hindúes y musulmanes. Los recientes ataques terroristas islámicos en Bombay también denotan el conflicto entre ambas comunidades y la persistente tensión entre India y Pakistán. En la Guerra Civil de Sri Lanka ha habido luchas entre hindúes y musulmanes. Igualmente ha habido persecución de hindúes en países islámicos como Afganistán y Bangladés.

Conflictos entre musulmanes y budistas se han dado en Birmania entre la mayoría budista y la minoría musulmana cham; en Tailandia entre la mayoría budista y los musulmanes del sur; en Bangladés entre los musulmanes bengalíes y las tribus rurales budistas de la frontera con India; en Indonesia por la violencia contra la minoría budista china por parte de musulmanes indonesios; en Afganistán por la destrucción de las estatuas de Buda por el régimen talibán lo que provocó gran indignación en los países budistas.

Conflictos entre musulmanes y cristianos se han dado: en Líbano por la guerra civil entre los cristianos apoyados por Israel y los musulmanes apoyados por Siria y los refugiados palestinos. El conflicto entre los musulmanes bosnios y los cristianos serbios y croatas de la ex Yugoslavia. El conflicto en Somalia entre facciones de musulmanes y cristianos apoyados por el gobierno cristiano de Etiopía y el gobierno islámico de Eritrea, respectivamente. En Sudán por la guerra entre los árabes musulmanes del norte y los negros cristianos y animistas del Sur. En Nigeria el enfrentamiento entre musulmanes del norte y cristianos del sur. En Chipre el conflicto entre cristianos griegos y musulmanes turcos. En Egipto enfrentamientos entre musulmanes y la minoría cristiana de coptos. En alguna medida, el conflicto entre Rusia y Chechenia y las invasiones de Estados Unidos a Afganistán e Irak son vistos como luchas entre cristianos y musulmanes, aunque Rusia y Estados Unidos sean Estados seculares y no estén motivados directamente por razones religiosas.

Conflictos entre judíos y musulmanes: gira alrededor del conflicto árabe-israelí. La minoría de paganos kalash en Pakistán también han sufrido violenta persecución.

Aparte los enfrentamientos ya mencionados entre hindúes y musulmanes, se cuentan estos:

Descontando los conflictos con los musulmanes en Tailandia y Birmania:



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