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Parque natural de Arribes del Duero



Arribes del Duero es un espacio natural protegido español —declarado parque natural,[1]​ zona de especial protección para las aves, zona especial de conservación y reserva de la biosfera— que se extiende por el noroeste de la provincia de Salamanca y el sudoeste de la provincia de Zamora, en la comunidad autónoma de Castilla y León, junto a la frontera portuguesa.[1]

Arribes, arribas y arribanzos son vocablos leoneses utilizados para denominar la garganta fluvial del río Duero y la de sus afluentes Águeda, Esla, Huebra, Tormes y Uces en esta zona.[2][3]​ Esta geomorfología se caracteriza por una zona de depresión o de altitud más baja y otra de penillanura o de altitud más elevada, siendo los arribes el conjunto de ambas zonas, que se sitúan a orillas de estos ríos.[2]

Su territorio está protegido para preservar el nivel de conservación de sus ecosistemas naturales y valores paisajísticos en armonía con los usos, derechos y aprovechamientos tradicionales y con la realización de actividades educativas, científicas, culturales, recreativas, turísticas o socioeconómicas compatibles. La Junta de Castilla y León incorporó este territorio a su red de parques naturales el 11 de abril de 2002, bajo el nombre de parque natural de Arribes del Duero.[1]​ El Gobierno portugués hizo lo mismo con su parte algo antes, el 11 de mayo de 1998, bajo el nombre de parque natural del Duero Internacional.[4]​ Está catalogado también, casi con la misma extensión, como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA)[5]​ y Zona Especial de Conservación (ZEC),[6]​ del proyecto europeo Red Natura 2000. Además, el 9 de junio de 2015, los dos parques son declarados reserva de la biosfera transfronteriza por la Unesco bajo la denominación de Meseta Ibérica, junto a otras zonas protegidas españolas y portuguesas, destacando el parque natural Lago de Sanabria y sierras Segundera y de Porto en territorio español y el parque natural de Montesinho en la parte lusa, así como distintos espacios de la Red Natura 2000.[7]

Los grandes desniveles de su orografía, el alto caudal del Duero y los numerosos ríos que en él desembocan, convierten a esta zona en una de las de mayor potencial hidroeléctrico de la península ibérica. Los gobiernos de España y Portugal firmaron en 1927 un acuerdo para repartirse el aprovechamiento del Duero internacional en dos sectores, a raíz del cual se construyó la red de embalses de Saltos del Duero.[8]

La profunda hendidura abierta por el encajonamiento del Duero y sus afluentes suaviza el régimen térmico hasta el punto de permitir el desarrollo de una inusual vegetación termófila y de cultivos típicamente mediterráneos en bancales, ya que la garganta del Duero se comporta como un condensador de calor. De tal manera que, mientras en la penillanura imperan unas condiciones climáticas caracterizadas por inviernos largos y muy fríos y veranos cortos y moderadamente cálidos, el escobio fluvial representa un islote de calor que redunda en que los inviernos sean cortos y suaves y los veranos largos y calurosos. Además de la diversidad vegetal, las vertientes más escarpadas se han convertido en un lugar idóneo para el refugio de la fauna salvaje, especialmente para las aves.[9]

Su ubicación fronteriza, alejada de los grandes núcleos de población y con escasas infraestructuras, ha propiciado un continuo proceso de despoblación de sus pueblos aunque también ha permitido la conservación de un amplio patrimonio histórico, cultural y natural, entre el que destacan su paisaje, arquitectura y tradiciones. En los últimos años, con la protección de este territorio, han llegado algunas iniciativas inversoras relacionadas con el turismo y el comercio minorista transfronterizo. Esta circunstancia ha evidenciado que sea necesario preservar y potenciar su hábitat natural, su patrimonio y sus tradiciones socioculturales, principales propulsores de su economía.

En la provincia de Salamanca se conocen popularmente como las arribes y en la provincia de Zamora como los arribes.

El parque natural de Arribes del Duero afecta a 37 términos municipales:

Dentro de estos 37 términos municipales existen otras localidades anejas o pedanías que también forman parte del parque. Son Badilla, Carbajosa, Castro de Alcañices, Corporario, Cozcurrita, Fuentes de Masueco, Fornillos de Fermoselle, Formariz, Mámoles, Palazuelo de Sayago, Pinilla de Fermoselle, Salto de Aldeadávila, Salto de Castro, Salto de Saucelle, Salto de Villalcampo, Tudera y Zafara. Por el contrario, muchos de los términos municipales del parque solo están incluidos parcialmente en su demarcación por lo que a algunos núcleos poblacionales de esos municipios no les afecta la delimitación del parque. Es el caso de Almendra, Barruecopardo, Cabeza del Caballo, Fonfría, Lumbrales, Moral de Sayago y Villar del Buey.

En algunas localidades limítrofes todavía existe interés por pertenecer al parque, como es el caso de Olmedo de Camaces, Fuenteliante y Bañobárez que en 2004 solicitaron su inclusión. De hecho, estos municipios estuvieron incluidos en el anteproyecto del parque natural pero finalmente fueron excluidos de la demarcación definitiva.[10][11]Bogajo, Cerralbo, Encinasola de los Comendadores, El Milano, La Redonda, Muga de Sayago y Villasbuenas también se consideraron dentro del parque en un principio.[11]

Las profundas incisiones de los ríos Duero y Águeda hacen de frontera natural entre España y Portugal en esta zona, dividiendo una zona de idénticas características entre ambos países. El Duero y sus afluentes son el elemento común y nexo de unión de todo un territorio que se extiende linealmente a lo largo de más de 120 km.[12]​ El Duero es internacional desde la presa de Castro hasta Barca de Alba. En este lugar se le une el río Águeda, que es internacional desde esta aldea hasta el lugar donde se le une el río Turones, cerca de La Bouza. La parte española, declarada parque natural de Arribes del Duero, se extiende sobre una superficie de 106 105 hectáreas,[1]​ mientras que la parte portuguesa, declarada parque natural del Duero Internacional, se extiende sobre una superficie de 85 150 hectáreas.[13]​ Los dos parques suman una superficie de 191 255 hectáreas, lo que convierte a esta zona en una de las áreas protegidas más grandes de Europa.

La Unión Europea también protege la biodiversidad de Arribes a través de las figuras de zona especial de conservación y zona de especial protección para las aves de la Red Natura 2000. La protección se debe a la especial fisonomía de este territorio, caracterizado por la vertebración que sobre él imprime el Duero y sus afluentes, que ha dado lugar a una serie de cañones fluviales y la existencia de una penillanura colindante de paisaje adehesado, que además es el hábitat y zona de reproducción de aves como la cigüeña negra, el alimoche, la garza real, el milano real y el búho real. La primera de las zonas protegidas es la denominada Cañones del Duero (ZEPA-ES0000206, con 17 374 ha, y ZEC-ES4190102, con 13 611 ha) que comprende la ribera del Duero aguas arriba del límite con Portugal, entre la confluencia con el río Esla y la ciudad de Zamora, y que incluye el embalse de Villalcampo.[14][15]​ Este espacio protegido limita al oeste con un segundo espacio protegido por la Red Natura 2000 con la denominación de «Arribes del Duero», que incluye un área ligeramente superior al territorio protegido como parque natural por la Junta de Castilla y León con la misma denominación (ZEPA-ES0000118, con 108 054 ha, y ZEC-ES4150096, con 106 178 ha).[5][6]​ Una tercera área es la denominada «Riberas de los Ríos Huebra y Yeltes» (ZEPA-ES0000247, con 2194 ha) y «Riberas de los Ríos Huebra, Yeltes, Uces y afluentes» (ZEC-ES4150064, con 4743 ha) que protege un espacio que incluye varios tramos de los ríos Huebra, Yeltes, Uces, Maíllo, Morasverdes, Gavilanes y Tenebrilla, así como de los arroyos Zarzoso, Navia de Fiuncia, Zarzosillo, Moresna, Madriega, Vallefrío, Campocerrado y Cilleruelo. Se incluyen además las Lagunas y pastizales asociados de Tenebrón. En total suman unos 240 km lineales de cauces tributarios del río Duero.[16][17]​ Una cuarta zona es la denominada «Río Águeda» (ZEPA-ES4150087, con 552 ha) y «Riberas del Río Águeda» (ZEC-ES4150127, con 934 ha) que está formada por un único tramo del citado río, caracterizado por contar con un cañón fluvial de escarpadas laderas abruptas y cerradas, una zona muy agreste y aislada.[18][19]​ Por último, está el denominado «Campo de Argañán» (ZEPA-ES0000218, con 17 304 ha, y ZEC-ES4150098, con 9272 ha), que afecta a los términos municipales de La Bouza y Puerto Seguro, y que destaca por la existencia de un paisaje adehesado con presencia de quercus ilex sp. rotundifolia.[20]

La Unesco reconoció en 2015 el nivel de conservación de recursos cinegéticos, especies, ecosistemas y paisajes de Arribes, incluyendo el territorio de los parques naturales de Arribes del Duero y del Duero Internacional dentro de «Meseta Ibérica», una reserva de la biosfera transfronteriza que incorpora además el parque natural Lago de Sanabria y sierras Segundera y de Porto, el parque natural de Montesinho, los Cañones del Duero, las Lagunas de Villafáfila, la Sierra de la Culebra y la Pantano del Azibo y Romeo.[21]

La fauna y la flora de este territorio brilla por la gran riqueza y variedad de especies que las componen. La singularidad del clima junto con la peculiaridad de la orografía, favorecen la existencia de un ecosistema natural de singular belleza. Las especies animales y vegetales que lo habitan, constituyen una síntesis de entre las que se pueden encontrar en el clima mediterráneo de los valles y en el clima continental de la penillanura. En esta demarcación habitan unas 200 especies de aves, al menos 45 de mamíferos, 16 de peces, 11 de anfibios y 17 de reptiles.[22]

La diversidad animal es uno de los motivos más importantes por los que Arribes se declaró parque natural. Destaca el elevado número de aves, tanto nidificantes como hibernantes. Los arribes de los ríos, las grandes masas forestales y los numerosos cursos fluviales, constituyen en conjunto, el hábitat perfecto para numerosos animales, especialmente para las aves. En España existen 465 tipos, en Castilla y León 334 y en Arribes al menos 200.[22]

La cigüeña negra es el ave más emblemática. Los huecos y recodos del arribanzo son el lugar elegido para la nidificación de esta ave que en España está incluida dentro de las especies con posible peligro de extinción. Es por tanto este espacio natural, un punto clave para la conservación de esta especie. En 1995 y 1998, se designaron varias Áreas Críticas para la Conservación de la Cigüeña Negra.[23]​ Las 20 parejas de cigüeña negra que hay en esta zona, suponen el 8% de la población española y el 25% de la de Castilla y León (datos de febrero de 2005).[5]

Junto con la cigüeña negra, las grandes rapaces constituyen las otras nidificantes más significativas e importantes de Arribes. Entre ellas, la forma del buitre leonado es la más sencilla de reconocer, pues campea a sus anchas por toda el área. En 2005 tenía una población de 550 parejas.[5]​ También destacan y son relativamente fáciles de reconocer las siluetas del alimoche (75 parejas en 2005),[5]​ el búho real (25 parejas en 1992),[5]​ el águila real (24 parejas en 2005),[5]​ el águila perdicera (17 parejas en 2005),[5]​ el milano real (9 parejas en 2005)[5]​ y el halcón peregrino (6 parejas en 2005).[5]​ Menos insólitas, destacan las poblaciones de chova piquirroja (159 parejas en 2005)[5]​ y cigüeña blanca (115 parejas en 1999).[5]

En 1990 las arribes fueron declaradas Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).[5]​ Las especies protagonistas de este logro son el águila perdicera, el águila real, el alimoche, el búho real, el buitre leonado, la chova piquirroja, la cigüeña negra y el halcón peregrino.[5]

Entrando ya a nombrar el resto de aves, son reseñables aquellas que dependen del resguardo de los arribanzos para criar o simplemente para sobrevivir. La más común es el avión roquero, que a diferencia del de otras zonas, permanece aquí todo el año gracias al microclima. Otras destacables son la chova piquirroja, el cuervo, la golondrina dáurica, la grajilla, el roquero solitario y el vencejo real.

En los bosques donde predominan los robles, se encuentran pequeñas poblaciones de arrendajo, becada, camachuelo común, mirlo común, mito, pico menor, pico picapinos, pito real, torcecuello, trepador azul y zorzal común. En los bosques donde predominan las encinas, son más frecuentes los alcaudones comunes, los alcaudones reales, los agateadores, los críalos y los rabilargos. Otras rapaces forestales con presencia son el águila calzada, el milano negro, el milano real y el ratonero común. Durante la noche son frecuentes el autillo, el búho chico, el cárabo y el chotacabras gris.

En las riberas de los ríos, se puede ver al chorlitejo chico, la focha común, la gallina de agua, la garza real, el martín pescador y el mirlo acuático.

Cigüeña negra

Buitre leonado

Alimoche

Águila real

De las noventa especies de mamíferos existentes en la península ibérica, al menos cuarenta y cinco se han observado en esta zona.[22]​ Es destacada la presencia de murciélagos, de los que se calcula la presencia de catorce tipos. En su proliferación ha tenido especial trascendencia el abrigo proporcionado por los roquedales de los acantilados y el especial clima benigno de la zona.

Pasando a enumerar las especies terrestres, reseñar la presencia de ejemplares tan escasos como son el gato montés y el tejón.

Uno de los mamíferos cuya presencia despierta un especial interés, por su escasez y galopante regresión en el continente europeo, es la nutria. La construcción de numerosos embalses fue antaño la principal causa de su casi completa desaparición en el Duero, de la que escasamente se ha ido recuperando con el paso del tiempo.

El lobo sigue presente aunque en menor medida que antaño debido al temor que produce en los ganaderos, ya que de vez en cuando se producen ataques a ovejas y otros animales.[24]​ Al sur del Duero está protegido por la Unión Europea y se prohíbe completamente su caza para favorecer la recuperación. Hace unos años estaba prácticamente extinto y sólo se avistaba alguna vez que cruzaba desde el norte zamorano o portugués.[25]​ Otros mamíferos, ya relativamente más abundantes, serían el zorro, jabalí, jineta, conejo, liebre, erizo, comadreja, garduña y lirón careto.

El más significativo de todos los mamíferos que han habitado Arribes, es el endémico lince ibérico. Aunque actualmente se da por extinguido en la zona,[26][27]​ algunos expertos afirman que en los valles más tranquilos y de vegetación mejor conservada, aún podrían quedar algunos ejemplares.[28]​ De hecho, aunque no esté demostrada su supervivencia en estas tierras, en la mayoría de los carteles, folletos y webs de promoción y publicidad de la zona, así como en la propia ley de declaración como parque natural, todavía lo incluyen entre sus especies.[1][29]

La actual diversidad de peces es consecuencia directa de la intervención humana pues la mayoría han sido introducidos, no pertenecen al ecosistema original. De las cincuenta y seis especies que habitan las aguas continentales españolas, en las arribes están presentes dieciséis.[22]​ Entre los ejemplares que se encuentran en las aguas de Arribes hay especies autóctonas como el barbo común, boga, colmilleja, la pardilla y calandino, gallego, bermejuela, escallo y especies exóticas como el lucio, carpín, carpa, gobio, tenca, gambusia, percasol, black-bass.[22]

La escasez de esturiones, mucho más abundantes antes de la construcción de las presas por tratarse de una especie anádroma, ha motivado su clasificación como especie en peligro de extinción. La anguila es otra especie migradora (catádroma) y por motivos similares también está catalogada como amenazada en la parte española del Duero. Para garantizar la supervivencia de estas especies, se ha propuesto la necesidad de mejorar las escalas o pasos para peces de nuestras infraestructuras hidráulicas.[30]

En comparación con otras zonas del mundo, debido al bajo volumen de precipitaciones y el rigor térmico, las condiciones ambientales del centro peninsular no son las más idóneas para la proliferación de los anfibios. De las veintisiete especies contabilizadas en suelo español, al menos dieciocho están en Castilla y León y once en los arribes, de las que al menos dos son endémicas: tritón ibérico y sapo partero ibérico. Son abundantes el sapo común, sapo corredor, tritón jaspeado, rana de san Antonio y la salamandra común.[22]

Al contrario que en el caso de los anfibios, Arribes es un hábitat idóneo para la proliferación de reptiles, tanto por clima como por relieve. De los cuarenta y un tipos de anfibios presentes en suelo español y los treinta en suelo castellanoleonés, en las arribes se han contabilizado hasta diecisiete especies. Los más abundantes son el lagarto ocelado, la lagartija colilarga, el bastardo y la culebra escalera. Estos a su vez se han convertido en elementos clave de la alimentación de las rapaces diurnas, por la disminución progresiva de otros animales como conejo y perdiz. Relevante es también la presencia de la salamanquesa común, amparada por la mayor benignidad climática, junto al galápago europeo y el galápago leproso.[22]

La importante diversidad vegetal existente Arribes es consecuencia directa de la peculiaridad geográfica y climática de la zona, y es que el clima mediterráneo presente en los arribes permite por ejemplo cultivar variedades no habituales en la meseta. A finales del siglo XIX se llegó a ver incluso caña de azúcar.[31]​ Esto es posible debido a que los inviernos son más cortos y por tanto el periodo libre de heladas es más amplio.

Antiguamente la agricultura y la ganadería estaban muy presentes, la superficie dedicada a estas actividades era bastante mayor que hoy en día, y como en muchos sitios, esto acabó con muchos de los bosques que cubrían la práctica totalidad de la península ibérica. En las arribes y a pesar de esto, todavía se conservan numerosos bosques de gran valor ecológico debido a que la dificultad para cultivar en las pendientes escarpadas, frenó la realización de las faenas del campo en ellas. La mayoría de los bosques de Arribes están compuestos por robles. Coexisten con los de alcornoques, almeces, encinas y enebros. Las extensiones de matorral están formadas por chumberas, jaras, piornos, retamas y tomillos.

De entre los bosques de este espacio natural, destacan el almezal de Mieza, por ser el más extenso de Europa con sus más de 250 ha,[32]​ y el enebral de la Peña del Águila en Cozcurrita, donde se conserva una subespecie de enebro única en Europa.[33]​ Otros bosques con notoria importancia ecológica son el alcornocal-enebral del monte Gudín en Vilvestre,[32]​ el almezal de Aldeadávila, el alcornocal de Valduyan en Fornillos de Fermoselle, el almezal cercano al Pozo de los Humos en Pereña o el enebral de La Fregeneda.

La vid es el cultivo más extendido. Destacan las catorce bodegas que elaboran los vinos de la Denominación de Origen Arribes en Aldeadávila, Ahigal de los Aceiteros, Fermoselle, Fornillos de Fermoselle, La Fregeneda, Pereña de la Ribera y Villarino.[34]​ Además de esto, se pueden ver algunas extensiones importantes de olivos en Aldeadávila,[35]Ahigal de los Aceiteros,[35]Fermoselle,[36]La Fregeneda, San Felices,[37]Mieza, Vilvestre[38]​ y Villarino.[35]​ Así mismo, quedan varios campos de almendros en Hinojosa de Duero, Mieza, Saucelle y los más importantes en Fermoselle,[39]La Fregeneda y Vilvestre.[40]​ Los naranjos también tienen presencia en esta misma zona, sobre todo en Vilvestre.[41]​ Otros cultivos frecuentes pero en menor medida son los perales, los manzanos, los cerezos, las higueras, los ciruelos, los melocotoneros, los albaricoqueros y los limoneros. Los campos del término municipal de Fermoselle, al abrigo de los arribes del Tormes y el Duero, son un ejemplo de lugar donde se hallan todos estos.[42]

Vides en Aldeadávila

El olivo en Mieza

El naranjo en el Salto de Saucelle

Morera en Cozcurrita

Almendros en flor de La Fregeneda

Los incendios son la principal circunstancia de peligro para la supervivencia de los ecosistemas y hábitats naturales.[43][44]​ También pueden suponer un importante impacto ambiental las posibles nuevas construcciones de presas y embalses, los vertidos incontrolados en las aguas[45]​ y el levantamiento de grandes líneas de tensión elevada en las centrales hidroeléctricas.[46]

El 10 de abril se publicó en el Boletín Oficial del Estado el informe de impacto ambiental del Plan Nacional de Calidad de las Aguas en Castilla y León, para instalar 39 depuradoras en el oeste salmantino, de modo que se garantizase la calidad ambiental de los ríos de Arribes, puesto que prácticamente la totalidad los municipios de la zona no depuran sus aguas, lo que resulta en un problema de gran calado medioambiental, así como económicos pues los ayuntamientos todos los años deben hacer frente a multas «de entre 6000 o 7000 euros».[47]​ Para la zona zamorana también se anunció que en 2011 los municipios contarían con depuradoras, pero no se ha vuelto a saber nada del proyecto.[48]

En 2019, Iberdrola anunció que mejoraría sus tendidos eléctricos para proteger al águila perdicera y el alimoche en Arribes, adaptando 83 apoyos identificados en tramos prioritarios a lo largo de más de 22 kilómetros. En 2017 ya se intervino mejorando apoyos, señalizando y retirando algunos tendidos.[49]

Durante varios años se desató un masivo levantamiento popular en contra del interés de determinadas instituciones en albergar una central nuclear en Moral de Sayago[50]​ o un almacén de residuos nucleares en Aldeadávila.[51]​ Más recientemente, Moral de Sayago saltó de nuevo a la palestra al haber sido candidato para acoger una central térmica de ciclo combinado.[52]




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