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Racismo en el Perú



El racismo en el Perú es un fenómeno social que se ha manifestado a lo largo de su historia de diferentes formas al interior de la sociedad nacional mediante actos de discriminación racial y étnica hacia diferentes grupos no necesariamente minoritarios en términos cuantitativos de composición étnica, ya sea mediante actitudes generalizadas y sostenidas en el tiempo, como también hechos y situaciones puntuales en momentos o épocas determinadas.

Desde la época del Virreinato del Perú, con el establecimiento de los colonizadores españoles, trajo consigo la formación de una aristocracia criolla con un fuerte carácter endogámico entre los blancos, donde el mestizaje no era algo bien visto en comparación a otras clases sociales.[1]​ Una vez obtenida la independencia de España, esta tendencia se siguió manteniendo con el tiempo y fue una práctica común entre los inmigrantes de origen europeo, como los italianos, británicos, franceses y alemanes, entre otros, quienes contraían matrimonio entre blancos y se mezclaban con las clases más acomodadas peruanas, manteniendo así una pigmentocracia sostenida en el tiempo al igual que en otros países latinoamericanos, combinando así una serie de actitudes racistas con clasismo.[2]

En la actualidad, diversas instituciones, tanto peruanas como internacionales, han elaborado informes y encuestas de opinión en el Perú para poder determinar el impacto del racismo en el país. El Ministerio de Cultura del Perú creó un programa especial para la lucha contra el racismo en el país, llamado «Alerta Contra el Racismo».[3]

El sociólogo y ensayista peruano Gonzalo Portocarrero ha publicado diversos artículos referentes al racismo en el país sudamericano.[4]

El diario español El Mundo en una columna notificó que en las elecciones generales de 2011 el racismo salió con fuerza, teniendo incluso varios de los candidatos un término peyorativo relacionado con su etnia: indio por Ollanta Humala (de ascendencia andina e italiana), china por Keiko Fujimori (de ascendencia japonesa), gringo por Pedro Pablo Kuczynski (de ascendencia francesa y polaca) y cholo por Alejandro Toledo Manrique (de ascendencia indígena).[5]

Es común al interior de la sociedad peruana el rechazo hacia los aspectos culturales y raciales de los indígenas. El uso de la palabra «cholo», extendido también en otros países de América Latina, tiene un fuerte componente racista que se ha ido apaciguando en las últimas décadas, adquiriendo matices de distinta connotación (incluso afectivo), dependiendo el contexto en el cual se emplee. El término «serrano», es utilizado comúnmente como peyorativo con el que se designa a los individuos provenientes de la Sierra del Perú que emigraron a Lima o a las otras grandes aglomeraciones urbanas del país, presentándose también una discriminación contra personas del medio rural.[6]

El término «burguesía chola», hace referencia a un grupo de origen indígena o mestizo que, mediante la creación de empresas y otras iniciativas privadas, ha alcanzado niveles socioeconómicos superiores al ingreso promedio nacional y de poder adquisitivo, en un escenario de libre mercado, con el objeto de diferenciarlos de la aristocracia tradicional criolla.[7]

Durante la Fiebre del Caucho en la Amazonía del Perú entre 1879 a 1912, empresarios caucheros tomaron prisioneros a indígenas a los cuales se les cometió diversos crímenes contra la humanidad; los indígenas eran tratados de «inferiores», el suceso fue calificado posteriormente como el genocidio del Putumayo.[9]

En 1964, el primer gobierno del presidente Fernando Belaúnde Terry desde Lima bombardeo la cuenca del río Yavarí en el departamento de Loreto, el suceso fue conocido como el genocidio matsé, pues el objetivo de Belaúnde fue exterminar a las comunidades indígenas mayorunas, la campaña publicitaria para favorecer el acto del gobierno calificó a los mayorunas como «más sanguinarios que cualquier piel roja del far west» y al exterminio con la frase: «A sangre y fuego, civilización y barbarie se disputan un territorio en que hasta ayer campeaban la víbora y el tigre».[10]

Entre 1980 a 2000, los grupos indígenas y mestizos de la selva y sierra peruana fueron las principales víctimas del conflicto armado interno. Para la Comisión de la Verdad y Reconciliación la discriminación y el racismo, por medio del terruqueo, fue uno de los factores determinantes del desarrollo de la guerra interna.[8]

En 2020 la surfista peruana Vania Torres, medallista panamericana, tuvo que pedir disculpas por una caracterización que realizó de una mujer andina en sus redes sociales para promocionar un producto de limpieza facial, por lo que se le acusó de racismo y brownface.[11][12]

Los primeros habitantes de raza negra fueron traídos al Perú con el establecimiento del Imperio español en los actuales territorios peruanos, quienes los llevaron como esclavos para desempeñarse en las labores de actividades productivas donde se requería una fuerte mano de obra, en el caso de los hombres, como la minería y la agricultura, y a las mujeres para trabajar en el servicio doméstico de las clases más acomodadas.[13]​ El racismo hacia la comunidad afrodescendiente en Perú se manifiesta no solamente a los afroperuanos, sino que también hacia otros afroamericanos de otras nacionalidades residentes en el país.[14]

La artista afroperuana Victoria Santa Cruz retrató su experiencia de discriminación durante su infancia en su poema Me gritaron negra.[15]

En 2010, la activista Mónica Carrillo, protestó por el regreso del personaje de Jorge Benavides "El Negro Mama" a la televisión, al considerarlo "denigrante y racista" para la comunidad afroperuana.

En 2018 el Ministerio de Cultura emitió un comunicado quejándose de una imitación estereotipada y racista del futbolista afroperuano Jefferson Farfán emitida en la filial peruana de la cadena de televisión Fox Sports.[16]

A mediados de 2020 la empresa Alicorp decidió cambiar el nombre de su emblemática línea de preparados en polvo «La Negrita» debido a su posible imagen racista hacia la comunidad afroperuana.[17][18]

Los primeros inmigrantes chinos en los actuales territorios peruanos llegaron como reemplazo de los esclavos negros tras la abolición de la esclavitud en 1849. Aquellos inmigrantes fueron recibidos para trabajar especialmente en las labores agrícolas, en condiciones de explotación laboral y otras situaciones de condiciones de vida paupérrimas.[19]​ En el caso de los japoneses ocurrieron situaciones similares. Con la elección de Alberto Fujimori como presidente del Perú, fueron comunes las expresiones racistas utilizadas por la oposición a su gobierno, generando un sentimiento antijaponés mediante argumentos de generalización apresurada y otras falacias contra la comunidad nikkei residente.[20]

Durante la guerra del Pacífico, el gobierno peruano utilizó a los culís de origen asiático como mercenarios y soldados contra las tropas chilenas. El conflicto acrecentó el sentimiento antichino en la población peruana, principalmente por la ayuda de los culíes a las tropas de ocupación chilena, también en las azucareras los negros discriminan a los chinos.[21]​ Tras las derrotas de Chorrillos y Miraflores, la población limeña saqueo los comercios regentados por asiáticos y hubo matanza de chinos.[22]

Para 1921, el consulado peruano en Hong Kong se encontraba colapsado de peticiones de inmigrantes chinos para irse al Perú, ante esta precisión el consulado llegó a emitir opiniones racistas hacia los inmigrantes:

Durante el Oncenio de Leguía, la comunidad china ya había alcanzado un grado de influencia tal que comenzaron a presionar al gobierno peruano para que resuelva la discriminación antichina que existía en el consulado peruano de Hong Kong.[21]​ En contraposición se llegó a crear una "Liga Patriótica Anti-asiática" para frenar la inmigración china en el país,[21]​ y se intentó sacar una ley por medio del Congreso de la República para que no desembarcarsen chinos en el Callao.[21]​ Este racismo también se vio presentado en algunos descendientes chino-peruanos contra las nuevas olas inmigrantes chinas.[21]​ Luego del golpe de Estado de 1930, el nuevo gobierno del militar Luis Miguel Sánchez Cerro tomó medidas abiertamente antichinas, como prohibir totalemnte el ingreso de chinos e incluso de chino-peruanos al país, y además no se compensó económicamente a los negocios chinos que fueron afectados por los disturbios del golpe de Estado, dichos empresarios chinos siguieron reclamando la compensación hasta 1936, sin éxito alguno.[21]

En la actualidad aunque la sociedad peruana vea como más abierto e integrados a los chinos que a los japoneses, es principalmente por la fuerte represión cultural que sufrieron por parte del gobierno peruano, pues tanto las posiciones política conservadoras como progresistas consideraban adecuado el maltrato a los chinos para lograr el «desarrollo»:

Los revolucionarios federalistas de Loreto liderados por el militar Guillermo Cervantes en 1896, calificaron a los inmigrantes chinos, así como a otras etnias que no fuera oriunda de Loreto, como «odiosas plagas».[23]​ El historiador Jorge Bracamonte relata que la presencia de los chinos en la capital peruana eran vistos como «una amenaza a la salud pública peruana», a pesar de que las yerbas medicinales traídas desde Asia por los chinos fueron un bien apreciado para combatir a la epidemia de fiebre amarilla de 1868 en Lima y Callao.[24]

En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, alrededor de 1800 latinoamericanos de origen japonés fueron acusados de espionaje sin pruebas y deportados a Estados Unidos por el gobierno del Perú.[25]​ El 14 de junio de 2011 el gobierno de Alan García pidió perdón a Japón por el abuso cometido.[26]​ Este suceso ha sido descrito como un caso de xenofobia y racismo hacia los asiáticos en Perú.[27][28]

En el siglo XXI, se registró un fuerte sentimiento antijaponés relacionado con la política Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, especialmente en redes sociales durante las elecciones generales de 2011.[29]​ El 30 de junio de 2017 el Ministerio de Cultura calificó de «denigrantes y racistas» a una columna humorística del periodista Rafo León por sus contenido con frases como «China te cuenta que...», «La china Tudela», «porcina ojo jalado», etc.[30]

En 2021, el programa cómico "El reventonazo de la Chola" de América Televisión fue acusado de racismo hacia la comunidad asiática al hacer una parodia de la serie surcoreana de Netflix "El juego del calamar", imitando a los personajes de la mencionada serie.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los simpatizantes peruanos a la ideología nacionalsocialista impuesta en la Alemania nazi por Adolf Hitler, provocó un sentimiento antisemita entre los peruanos. Agrupaciones neonazis en Perú han manifestado públicamente el deseo de expulsar a los judeoperuanos del país.[31]

Aunque más minoritaria que las otras discriminaciones, la aversión hacia las personas caucásicas, principalmente de origen europeo, se desarrolló en algunas ocasiones. Los refugiados españoles del Segundo sitio del Callao, que duró de 1824 a 1826 en el marco de la Independencia del Perú, así como otras comunidades hispanas fueron reprimidas y expulsadas del reciente Perú republicano, de los 12 000 españoles de 1821 que habitaban en el país antes de la independencia, en 1822, se había reducido a 600. Además, entre los 6000 a 8000 españoles que se resguardaron en el Callao durante el segundo sitio se redujo hasta solo 700 personas vivas entre militares y refugiados.[32]

La colonia austríaca en el Perú en el contexto de la Segunda Guerra Mundial prefirió mantenerse al margen de las decisiones políticas por lo que evitaba asociarse tanto al Partido Nazi (Alemania) como al Frente Patriótico (Austria), eso no evito que tras la anexión de Austria por Hitler, ellos fueran vistos como alemanes por compartir el idioma lo que trajo como consecuencias que sean marginados por la sociedad peruana.[33]​ Los inmigrantes italianos fueron perseguidos por la posición de la Italia fascista dentro de las Potencias del Eje.[34]

La ideología etnocacerista, surgida a inicios del siglo XXI, del revolucionario Antauro Humala es calificada de tener posturas antiblancas.[35]

Históricamente, los actos xenofóbicos cometidos en el Perú, por lo general, han ido asociados hacia los extranjeros pertenecientes a los grupos étnicos anteriormente mencionados (indígenas, afroamericanos y asiáticos). No obstante, debido a los conflictos armados ocurridos en el pasado con algunos países vecinos, como Chile y Ecuador, también han existido, en menor medida, situaciones xenofóbicas contra chilenos y ecuatorianos.[36]​ En el marco de los antecedentes de la Guerra del Pacífico, en 1879 el gobierno peruano ordenó la expulsión de ciudadanos chilenos de manera repentina a nivel nacional, los afectados fueron denigrados y sus propiedades confiscadas. La película Mono con gallinas, retrata en su título dos términos despectivos usados entre peruanos y ecuatorianos para referirse entre ellos.[37]

Tras la explosiva inmigración venezolana en el Perú a partir del año 2017, principalmente producto de la crisis migratoria venezolana, han surgido sentimientos antivenezolanos y viceversa debido principalmente al choque cultural con los inmigrantes, que pueden tener tintes racistas, como también aporofóbicos, dependiendo cada caso particular.[38]



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