La península ibérica está ubicada en un lugar destacado dentro de la circulación general atmosférica, que no permanece estática sino que existen diferentes movimientos de norte a sur, según la estación del año. La península se encuentra en una zona templada, no teniendo características climáticas homogéneas al ser zona de mezcla entre zonas de aire cálido y zonas de aire frío (subtropicales y polares).
La variada orografía de España, así como su situación geográfica, en latitudes medias de la zona templada del hemisferio Norte, hace que el país tenga una notable diversidad climática. Así pasamos de lugares con suaves temperaturas, en torno a los 15 °C, a otros que superan los 40 °C en verano, y de sitios con un clima oceánico húmedo con precipitaciones anuales de más de 2500 mm a sitios con un clima mediterráneo desértico que no superan los 200 mm anuales, como es el cabo de Gata, con 150 mm anuales.
Sin embargo, hay una serie de rasgos generales que pueden resumirse en los siguientes puntos:
Tradicionalmente, se han clasificado cuatro grandes climas en España: oceánico, mediterráneo (con algunas variaciones), subtropical y de montaña. Cada uno influye en un área geográfica claramente delimitada:
Destaca su propia situación entre el Atlántico y el Mediterráneo, en este contexto el Atlántico tiene el principal papel porque es el responsable de la entrada de viento del oeste. El Mediterráneo influye bastante poco en la diversidad climática, tan solo incide en las costas y la creación de gotas frías.
Destaca también la dualidad de comportamiento entre costa e interior, dándose fenómenos en las costas como brisas, humedad y amplitud térmica reducida. En el interior hay más amplitud térmica y menos humedad, que se debe a la continentalidad. También influye el relieve y su disposición que impide el libre paso de masas de aire, aquí se da el efecto Föhn.
El municipio de Montoro (Córdoba), posee el récord de temperatura de España, con 47,3 °C el 13 de julio de 2017, atendiendo a datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Sin embargo la ciudad con mayor temperatura media anual es Sevilla con 19,2 °C, así como la media más alta en verano, de 28,2 °C en julio Vega de Liordes, enclave del sector leonés de Picos de Europa perteneciente al municipio de Posada de Valdeón registró -35,8 °C el 7 de enero de 2021.
En 2009, la temperatura media del mes de agosto en España ha sido de 25,2 °C, es decir 1,9 °C por encima de la media del periodo de referencia (1971-2000), convirtiendo al octavo mes de 2009 en el segundo agosto más cálido del siglo XXI y en el tercero más cálido desde 1961, por detrás de 2003 y 1991, que tuvieron anomalías positivas de 2,8 y 2 °C respectivamente, según informa la Agencia Estatal de Meteorología. En Baleares y Canarias agosto fue "muy cálido", aunque las temperaturas fueron 0,8 y 1,2 °C, respectivamente, superiores a los valores globales del periodo de referencia. En 2003 hubo una anomalía de 2,8 °C y 2009 se ha quedado a sólo una décima del segundo año más cálido (1991), que registró una temperatura media superior en 2 °C a la media del periodo, es decir que agosto de 2009 por poco no se convirtió en el segundo más cálido entre 1971 y 2000. Ciudad Real tuvo 0,6 °C por encima de los 28 °C de 2003; Albacete superior en 0,2 décimas y Teruel 0,5 décimas más. Los archipiélagos registraron 0,8 °C por encima de los 25,2 °C de la Península, lo que evidencia una tendencia positiva, algo más atenuada por la influencia marítima. Por el contrario, ciudades mediterráneas como Valencia y Murcia así como en zonas del noroeste peninsular tuvieron una temperatura media en agosto un grado centígrado menor que el resto. La segunda quincena de agosto fue la más cálida en los últimos 50 años en Extremadura, centro peninsular, oeste de Castilla-La Mancha y noroeste de Andalucía. El 3 de septiembre de 2009 se registraron máximas muy cálidas en toda la zona mediterránea, llegando Murcia hasta los 38,7 °C y en Tortosa los termómetros subieron hasta los 38 °C, su temperatura máxima para septiembre en todos los registros. El récord anterior en esta localidad fueron 37 °C el 25 de agosto de 1983. Por su parte, Santander batió su máxima absoluta para agosto con un valor de casi 36 °C.
Son los que originan las precipitaciones, humedad y vientos. Dentro de la dinaminación existen varios elementos:
En las zonas de altas presiones (anticiclones), el aire gira en el sentido de las agujas del reloj y el aire está por encima de los 1013 hPa. Entre ellas destacan:
La borrasca más importantes es la de Islandia que se localiza entre el anticiclón de las Azores y el Polar Atlántico. Esta borrasca lanza masas de aire frío polar que al llegar al mar se cargan de humedad y provocan una fuerte inestabilidad.
Se constituye en los meses de otoño, el proceso de formación surge a partir de masas de aire frío continentales que al llegar al mar se cargan de humedad y provocan una fuerte inestabilidad y creará la gota fría. En los meses de invierno expulsa por su borde trasero la masa de aire polar continental hacia la Península y Baleares, ocasionando fuerte mala mar en el mar Balear y nevadas en las costas de Cataluña, Baleares y el Cantábrico Oriental.
Se provoca por el choque con la masa de aire frío polar con masas más calientes creando inestabilidad, estas borrascas son muy comunes en la formación de las borrascas que entran por el golfo de Cádiz que tendrá su origen en esta depresión.
Originada por el fuerte calor que provoca que el aire caliente ascienda y contacte con zonas más frías y provoque inestabilidad, un anticiclón en altura dará lugar a olas de calor. El mismo origen que esta depresión sahariana tendrá alguna depresión en el interior de la península ibérica. sobre todo en verano, estas depresiones son de origen térmico.
Se asocia al aire polar marítimo sobre todo en invierno, otoño y primavera provocando lluvias en la península. Las temperaturas van a ser más suaves que los vientos de la depresión de Islandia al estar en latitudes más bajas
La influencia mayor o menor de estas borrascas está en función con la existencia de masas de aire que están influidas por centros de acción y tiene características propias, cuando sea frío se llamará polar o ártico, cuando sea cálido será tropical, si es húmeda será marítima y si es seca será continental.
Es fría y húmeda, se origina en la cuenca ártica, afecta en muy raras ocasiones a la península ibérica. Al proceder del Ártico en el recorrido de esta masa hacia el sur se llena de aire húmedo y cuando llega a la península traerá temperaturas muy bajas y precipitaciones en forma de nieve en el norte de España.
Procede del Atlántico norte tras recorrer un largo trecho de océano es menos fría que la ártica, conforme atraviesa el océano se llena de humedad, al entrar en la península da como consecuencia un aire húmedo y fresco y cuando en su influencia se da una borrasca da lugar a un tiempo lluvioso, cuando está asociado a un anticiclón da lugar a un tiempo fresco y despejado. Cuando estas masas de aire descienden y se pasea por el mar de las Azores se calienta y produce una alta inestabilidad que hace que pierda sus propiedades y evoluciones hacia otro tipo de masas de aire.
Es fría y seca, proviene de Centroeuropa y Rusia, el origen se sitúa en una masa de aire polar o ártica que se ha quedado estancada en las zonas continentales de Europa si a esta masa de aire se le une el anticiclón siberiano se puede llegar a un frío bastante gélido, el hecho de que esté estancado en una zona continental condiciona que no sea tan húmedo. Cuando llega al Mediterráneo se invade de humedad y después se introduce en la península provocando una ola de frío y en la meseta da lugar a copiosas nevadas, tiene su máxima influencia en invierno.
Tiene influencia en verano otorgando una fuerte estabilidad.
Es caliente, seca y sofocante, es la ola de calor, llega a producir lluvias de barro, su mayor afluencia es el verano.
Son zonas de contacto entre dos masas de aire con características distintas. En la península ibérica destaca el frente polar que pone en contacto la masa de aire tropical con la polar. Este frente polar cuando transcurre en la península da lugar a precipitaciones y se irá poco a poco debilitando. Está muy condicionado a la propia dinámica de los centros de acción (anticiclón y borrasca). Las borrascas son el principal factor de que este frente atraviese la península de oeste a este, lo normal es que pase de noroeste a sudeste pero también puede hacerlo por el sureste por la depresión de las Azores. Existen otros frentes pero son menos importantes, de estos destacan el Mediterráneo que da lugar a una discusión sobre si es una prolongación del polar o un frente en sí, ahora se acepta que es una prolongación del polar ocasionado por el contacto del aire frío de la península hispánica con el aire caliente del Mediterráneo. Este frente será muy importante en la gota fría. El tercer frente es el de los Alisios formado a partir del contacto de la masa tropical marítima de las Azores con la tropical continental, está localizado en el Norte de África influye en las Canarias y en la península ibérica a la mitad occidental de Andalucía. El último frente será el Ártico que surge por el contacto de la masa polar marítima y la ártica, de manera muy excepcional influirá en la península ibérica.
Destacan la presencia del Mediterráneo y el Atlántico, la disposición periférica del relieve. El principal factor geográfico es la continentalidad. Estos factores tienen mucho que ver con la latitud de la península ibérica que al estar en la zona templada da lugar a una fuerte heterogeneidad en cuanto al clima.
La propia disposición del relieve determina que los conjuntos montañosos sirvan de barrera a la introducción de diferentes masas de aire. Estas barreras montañosas provocan el efecto Föhn que favorece a la continentalidad de la península ibérica que viene causada por la relativa lejanía del mar. La continentalidad provoca una gran amplitud térmica.
El tiempo atmosférico es el estado de la atmósfera que resulta de la combinación de varios factores como la humedad, presión y temperatura en un momento preciso. Los tipos de clima es la reiteración de unas similares situaciones atmosféricas.
Las situaciones convectivas son aquellas donde predominan los movimientos verticales del aire, en las situaciones anticiclóncias el aire será descendente y en las borrascas ascendente. Este movimiento vertical produce en ocasiones fenómenos tormentosos, el aire caliente que se encuentra en la superficie asciende y por el contacto con una masa de aire frío se produce la condensación del agua lo que dará lugar a las lluvias convectivas. Las situaciones advectivas se definen por el movimiento horizontal del aire que procede de diferentes sitios.
En España se van a dar situaciones predominantes:
Viene determinada a partir de la localización de un anticiclón en el Atlántico norte y una borrasca en la Europa occidental. El anticiclón lo que hace es impedir la llegada de borrascas del oeste. La borrasca lo que hace es introducir aire frío en la península ibérica de norte a sur.
Es muy parecida a la anterior, también existe un anticiclón noratlántico pero este invade parte de Europa. También se situará una borrasca en el Mediterráneo que condicionará que la península se vea afectada por aire polar continental que se encuentra en el interior de Europa. El tipo de tiempo que va a predominar será frío y seco y provocará heladas.
Va a dar lugar a diferentes localizaciones. Hay un anticiclón que se extiende desde el Atlántico hasta el interior de Europa. La borrasca se localizará en el Norte de África. Esto se dará en primavera y otoño y la consecuencia más importante es que la península ibérica será invadida por una masa de aire mediterráneo que, en general, es cálida y húmeda lo que causa precipitaciones aunque de poca intensidad. Si esta masa de aire cálido se encuentra en altura dará lugar a fenómenos muy tormentosos o de gota fría. Se tendrá que tener el cuenta el viento en el Estrecho de Gibraltar.
Siempre estará favorecida por la localización de una borrasca en las costas occidentales españolas y en el Mediterráneo se va a instalar un anticiclón. Entre estos dos centros de acción la consecuencia principal es la ascensión de vientos secos del norte de África (tropicales continentales), esto en verano se traduce en olas de calor. Si en altura se encuentra una vaguada o masa de aire frío se producirán fuertes aguaceros en el sur.
Se caracteriza por la localización de una borrasca muy fuerte en el Atlántico. Esta depresión va a lanzar masas de aire polar a la península ibérica. Esta borrasca va a acompañar al frente frío que va a barrer la península de oeste a este. El tipo de tiempo que va a predominar son precipitaciones con una alta humedad y temperatura suaves. Este tipo de tiempo será muy importante en otoño e invierno.
Se va a caracterizar por la presencia de un anticiclón en el Atlántico que va a estar muy cerca del suroeste de la península y se va a situar un centro de bajas presiones en las Islas Británicas. Esto acompañado por frentes fríos que atravesarán la península ibérica y puede venir acompañado por frentes fríos que atravesarán la península. Estos frentes pueden pasar de una manera más intensa o menos según se sitúe el anticiclón, esto hará que la zona más afectada sea la cornisa cantábrica. El frente frío será empujado por un anticiclón hacia arriba lo que provocará precipitaciones en la cornisa cantábrica.
Se caracteriza por la localización de una borrasca en el suroeste de la península. En la mayoría de los casos esta borrasca va a llevar aparejado un frente frío y también le acompaña en altura una vaguada de la corriente en chorro. Esta situación es temporal hay lluvias generalizadas en la península ibérica. El frente frío también atraviesa de oeste a este la península. Va a predominar en invierno.
Son las condiciones que unidas a los factores climáticos definen los tipos de tiempo (temperatura, presión, precipitaciones, humedad, insolación...).
La principal característica es su dispar comportamiento, muy relacionado con la circulación atmosférica y a los factores geográficos.
La temperatura media estimada sobre España en el periodo de referencia 1981-2010 se sitúa en 15,1 °C aproximadamente.
Sin embargo, esta media varía considerablemente de un lugar a otro. En la desigual distribución de estas temperaturas medias inciden varios factores:Distribución de las temperaturas medias en la península ibérica:
El mes más frío es enero, las bajas temperaturas están relacionadas con que el día dura menos y las masas de aire polar tienen más influencia. Las principales características son el descenso de temperaturas de norte a sur y de la periferia al interior. En la zona oriental peninsular es donde se dan los cambios más bruscos de temperaturas relacionados con la propia orografía (Mediterráneo y montaña): La zona más cercana al Mediterráneo es más cálida que la costa atlántica, esta diferencia de temperaturas se equilibra cuando nos desplazamos hacia el norte. La submeseta norte es más fría que la sur. La última característica es el fuerte contraste entre la depresión del Ebro (de 4 a 6 °C) y la del Guadalquivir (de 8 a 12 °C) debido a que la del Ebro está encajada por varios conjuntos montañosos y la continentalidad es superior, también influye la latitud. La del Guadalquivir recibe influencia de masas de aire cálido al no estar encerrada.
El mes más cálido es julio en zonas de interior y agosto en zonas costeras. En verano tiene especial importancia el anticiclón de las Azores, también se introducirán por el sur masas de aire tropical-continental. Características:
Media de lluvia total anual en la España peninsular
La precipitación anual media estimada sobre España en el periodo de referencia 1981-2010 se sitúa alrededor de los 650 mm aproximadamente. Sin embargo, esta media varía mucho de un lugar a otro.
Existen tres tipos de lluvia:
La confluencia de estas precipitaciones explica las lluvias dadas en la península ibérica. Con los factores geográficos podemos citar unos aspectos que influyen sobre las precipitaciones:
Dominios pluviométricos:
La clasificación climática de Köppen es una clasificación muy común a nivel mundial, usando una combinación de tres letras. Se utilizan mayúsculas para la primera letra: "B" para climas secos, "C" para climas templados, "D" para templados fríos (montaña) y "E" para los climas fríos de hielo permanente (el clima tropical "A" no se da en España). La segunda letra se escribe en mayúsculas en el tipo "B" y puede ser "S" para el clima semiárido o "W" para el clima árido o desértico. Para el resto de los climas la segunda letra se escribe en minúsculas y en España se observa únicamente los tipos "s" para los climas con verano seco y "f" para los climas sin estación seca. La tercera, que se escribe siempre en minúsculas, depende de la temperatura. Para los climas secos (B) escribimos "h" cuando la temperatura media anual es mayor que 18 °C y "k" cuando es menor. Para el resto de los climas, observamos en España los subtipos "a" para los climas de verano cálido (temperatura media del mes más cálido mayor que 22 °C), "b" para los climas de verano suave (temperatura media del mes más cálido menor que 22 °C pero las temperaturas medias superan los 10 °C al menos cuatro meses al año) y c para los climas subpolares (las temperaturas medias mayores de 10 °C se dan en menos de cuatro meses al año). Por último, de los climas fríos en España se observa únicamente uno de los dos subtipos: el clima de tundra ET caracterizado porque la temperatura media del mes más cálido se sitúa entre 0 y 10 °C. Este clima se da únicamente en las zonas de mayor altitud de los Pirineos.
La descripción que se hace a continuación del clima de España, basada en el atlas climático de la AEMET, corresponde con la clasificación climática de Köppen comúnmente usada, con la única salvedad de que se eligió como límite de temperatura media del mes más frío para separar los climas templados C y D los 0 °C y no los -3 °C.
Esto dará como resultado que los climas D se darán en una mayor extensión (siempre en zonas de montaña) que si se usara el criterio habitual. Además, como consecuencia el clima subpolar mediterráneo Csc se dará únicamente en una pequeña franja del Teide en lugar de, además, en ciertas zonas montañosas de la península; y el clima subpolar oceánico no se dará en España, si bien si se estableciera el criterio habitual se daría en ciertas zonas montañosas del norte peninsular.En España los climas más comunes son los templados de tipo C, si bien los climas secos (B) son también bastante comunes, tanto en las Islas Canarias como en buena parte de la península y Baleares. Los climas templados fríos de tipo D se dan únicamente en zonas montañosas.
Este es el clima más común en España, ocupando aproximadamente el 42% del territorio. Se caracteriza por tener un verano seco y cálido (temperatura media del mes más cálido superior a los 22 °C).
En la península ibérica se extiende especialmente en la mayor parte de la mitad sur, en las regiones costeras mediterráneas, a excepción de las zonas áridas del sureste, y en las zonas de menor altitud de la Meseta Norte. En las Islas Baleares se da en toda la isla de Menorca, en la mayor parte de Mallorca y en parte de Ibiza. En las Islas Canarias se da en zonas de altitud media de Tenerife, Gran Canaria y La Gomera y en zonas costeras y de altitud media de La Palma. La ciudad de Málaga es un claro ejemplo del clima mediterráneo Csa:
Este es el segundo clima más común en España, dándose aproximadamente en el 22% del territorio. Al igual que el clima Csa posee un mínimo de precipitaciones en verano pero, a diferencia, el verano es suave, pues no se superan los 22 °C de media en el mes más cálido. La zona más representativa de España con este clima es el sur de Galicia. También se encuentra en zonas montañosas de la península ibérica y Mallorca como variación en altitud del clima mediterráneo Csa, así como en la zona del Estrecho de Gibraltar. En Canarias se da en zonas del interior, especialmente de altitud media-alta de las islas de Tenerife, Gran Canaria, La Gomera, El Hierro y La Palma.
La ciudad de León es un ejemplo del clima oceánico mediterráneo Csb:
Otro ejemplo del clima oceánico mediterráneo Csb es el observatorio del Aeropuerto de Tenerife Norte en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), si bien este es más cercano al límite con el clima mediterráneo Csa. Además, a diferencia del clima de León, que tiene un invierno moderadamente frío, este posee un invierno muy suave:
Se caracteriza por la constancia de las precipitaciones durante todo el año, sin tener un mínimo notable de precipitaciones. Además, el mes más cálido no supera los 22 °C. Este clima ocupa aproximadamente el 16% del territorio español, siendo el tercer clima más común en España de acuerdo con la clasificación climática de Köppen. Se da especialmente en la mayor parte de la franja costera del norte (Norte de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, aunque también se da al sur de los Pirineos en zonas de altitud media y en ciertas zonas del interior, especialmente en gran parte de las provincias de Burgos, La Rioja, Soria y Teruel, donde la altitud modera las temperaturas e impide que se superen los 22 °C de media en verano.
En las franja costera del norte las precipitaciones son muy abundantes, llegando a superar los 1500 mm anuales. Sin embargo no siempre se dan precipitaciones excesivas en el clima Cfb, como ocurre en gran parte de la provincia de Teruel donde las precipitaciones se sitúan entre 400 y 500 mm anuales. En las zonas costeras las temperaturas en invierno están suavizadas por el mar (entre 8 y 10 °C) y en verano son suaves (entre 18 y 22 °C de media), habiendo una amplitud térmica muy reducida. Conforme nos alejamos de la costa el invierno se hace más frío. En las zonas del interior que poseen el clima Cfb, es la altitud lo que provoca que las temperaturas no superen los 22 °C de media, lo que a su vez provoca que las temperaturas medias en enero se sitúen entre 2 y 4 grados.
La ciudad de Santander, situada en la costa cantábrica, es un ejemplo de clima oceánico Cfb:
Este clima está caracterizado por la constancia de las precipitaciones durante todo el año. Sin embargo, a diferencia del clima oceánico Cfb, los veranos son calurosos, superándose los 22 °C de media en el mes más cálido. Este clima ocupa entre el 3 y el 4% del territorio español y se da casi únicamente en las zonas de baja altitud del Prepirineo y alrededor de la Depresión del Ebro. En las zonas donde se da el clima Cfa las precipitaciones no suelen ser demasiado abundantes, situándose en casi todo el territorio por debajo de los 750 mm anuales. En los alrededores de la depresión del Ebro las precipitaciones se mantienen bajas, en general por debajo de los 500 mm anuales y bajando de los 400 mm en algunas zonas, de manera que el clima se mantiene cerca del límite con el clima semiárido, el cual se da en la mayor parte de la depresión del Ebro.
La ciudad de Gerona es un ejemplo de clima subtropical húmedo Cfa:
Los climas de tipo B se caracterizan por la escasez de precipitaciones. Se diferencian dos tipos: el clima árido o desértico (BW) que recibe una precipitación muy baja y el clima semiárido (BS) en el que la aridez es más moderada. Cada uno de estos dos tipos se divide a su vez en los subtipos cálido (letra h) y frío (letra k) según la temperatura media anual sea mayor o menor que 18 °C.
En la península ibérica, el clima semiárido frío BSk se extienden ampliamente por el sureste de la Península y valle del Ebro y, en menor extensión, en la meseta sur, Extremadura e Islas Baleares, mientras que el clima semiárido cálido BSh se da únicamente en pequeñas franjas de las provincias de Alicante, Murcia y Almería y, en menor medida, en Jaén y Sevilla. En las Islas Canarias, los climas áridos y semiáridos son los más comunes. En concreto el clima semiárido BS es menos común, aunque se da en prácticamente todas las islas, si bien en Lanzarote, Fuerteventura y La Palma se da escasamente. En general el clima semiárido cálido BSh se da en zonas costeras o de baja altitud de las islas mientras que el clima semiárido frío BSk se da en zonas de mayor altitud.
La ciudad de Zaragoza es un ejemplo del clima semiárido frío BSk:
Murcia es un ejemplo del clima semiárido cálido BSh:
En la península ibérica, se localizan en pequeñas áreas del sureste, en las provincias de Almería, Murcia y Alicante, coincidiendo con los mínimos pluviométricos peninsulares. El clima árido cálido BWh se da en zonas costeras o de baja altitud mientras que el clima árido frío, menos común, se da en pequeñas zonas de altitud media. En Canarias el clima desértico cálido BWh es el más común. Se da prácticamente en todas las islas, especialmente en la mayor parte de Lanzarote y Fuerteventura, en el sur y zonas costeras de Gran Canaria, en el sur de Tenerife y en las zonas costeras de La Gomera y El Hierro. El clima árido frío BWk se observa únicamente de forma testimonial en las laderas del suroeste de las islas de Tenerife y La Gomera, entre 500 y 700 m de altitud.
La mayor parte de Fuerteventura tiene claramente un clima desérico cálido BWh, incluido el Aeropuerto de Fuerteventura como se muestra en la siguiente tabla:
España tiene numerosas zonas montañosas de gran altitud, lo cual general un clima muy diferente al de las zonas colindantes de menor elevación, principalmente en la temperatura, que baja cuanto mayor es la altitud. La descripción de estos climas es muy complejo ya que unos pocos cientos de metros de diferencia en la altitud llegan a desencadenar notables cambios en el clima. Se pueden establecer los climas de montaña sólo a partir de los 1000 m y en ellos distinguir tres pisos o niveles: subalpino (1000-1500 m), alpino (1500-2500 m) y nival (>2500 m).
De acuerdo con la clasificación climática de Köppen podemos distinguir varios tipos de clima que se dan en las numerosas zonas montañosas de España. El más común es el clima oceánico mediterráneo Csb ya descrito anteriormente que se da, además de en otras zonas de baja altitud (generalmente del norte) o en mesetas, también en las zonas montañosas de altitud media, normalmente por debajo de los 2000 metros. También el clima oceánico Cfb se da en las zonas montañosas de baja altitud, generalmente del norte peninsular. Otro tipo muy común son los climas templados fríos de tipo D, que se dan en zonas de mayor altitud. Estos climas se caracterizan, en general, porque la temperatura media del mes más cálido superior a los 10 °C y la del mes más frío es inferior a -3 °C. Sin embargo, tal y como hace la AEMET estableceremos los 0 °C como límite en lugar de los -3 °C. Ello conllevará que los climas de tipo D se darán en mucha mayor extensión. Dentro del clima D encontramos los subtipos Df y Ds, el primero caracterizado por la constancia de las precipitaciones durante todo el año y el segundo por tener un mínimo de precipitaciones en verano. El tipo Df se da especialmente en los Pirineos y también en gran parte del sistema ibérico. El tipo Ds se da especialmente en la Cordillera Cantábrica, en el Sistema Central y en las Cordilleras Béticas, además de en otras zonas montañosas como en el pico del Teide en altitudes mayores a los 2900 metros. Los climas Df y Ds se subdividen en los tipos Dfb y Dfc, y Dsb y Dsc (los climas Dfa y Dfd, y Dsa y Dsd no se dan en España), donde la letra b indica que las temperaturas medias superan los 10 °C al menos cuatro meses al año y la letra c indica que las temperaturas medias mayores de 10 °C se dan en menos de cuatro meses al año, registrándose en ambos casos una temperatura media del mes más cálido inferior a 22 °C. Así pues, los climas Dfb y Dsb se dan en zonas montañosas de altitud media-alta mientras que los climas Dfc y Dsc se dan en zonas montañosas de gran altitud. Sin embargo, en las montañas más altas de los Pirineos las temperaturas son muy bajas de manera que se da el clima de tundra ET, caracterizado porque la temperatura media del mes más cálido se sitúa entre 0 y 10 °C. Por último encontramos otro tipo de clima muy escaso que se observa únicamente en las Islas Canarias, en una estrecha franja alrededor del Pico del Teide en la isla de Tenerife, entre 2600 y 2900 m de altitud aproximadamente: el llamado clima subpolar oceánico de verano seco (Csc). Están caracterizado por una temperatura media del mes más cálido inferior a los 22 °C y porque las temperaturas medias mayores de 10 °C se dan en menos de cuatro meses al año; pero, a diferencia de los climas de tipo D, la temperatura media del mes más frío se sitúa entre 0 y 18 °C mientras que la del mes más cálido es superior a 10 °C. Además, posee un mínimo de precipitaciones en verano. Sin embargo, si consideráramos los -3 °C en lugar de los 0 °C de temperatura media del mes más frío, como se hace habitualmente, los climas de tipo D se darían en mucha menor extensión, restringiéndose casi únicamente a los Pirineos, Picos de Europa y Sierra Nevada, y dándose casi únicamente los tipos Dsc y Dfc, en mucha menor medida el tipo Dfb y el tipo Dsb se podría dar únicamente en Sierra Nevada de forma residual. De esta forma el clima Csc sustituiría a los climas de tipo D en varias zonas de montaña de la península ibérica (principalmente en la Cordillera Cantábrica, Sierra Nevada, Sistema Central y Montes de León) y en la montaña del Teide a partir de los 2600 metros de altitud salvo quizá la zona de mayor altitud, de clima Dsc. Además, se daría también el clima subpolar oceánico (sin estación seca) Cfc en zonas montañosas del norte en la península ibérica (principalmente en Pirineos, el Sistema Ibérico y en una pequeña franja del norte de la Cordillera Cantábrica). Este clima se diferencia del clima Csc únicamente en que las precipitaciónes son más o menos constantes durante todo el año.
El Puerto de Navacerrada, en la Sierra de Guadarrama tiene un clima hemiboreal mediterráneo Dsb si establecemos los 0 °C de temperatura media del mes más frío como límite entre los climas D y C y un clima oceánico mediterráneo Csb si establecemos los -3 °C:
Al contrario que otros climas, el clima urbano, es un clima creado: "la isla de calor", a partir de la intervención humana a consecuencia a su actividad en las grandes ciudades: contaminación atmosférica, grandes rascacielos, etc. Este clima está considerado como un microclima por el tamaño de la superficie afectada, no así por sus repercusiones, que en muchos casos atañen a la mayoría de los habitantes de una región concentrados en uno o varios municipios. Nadie puede negar el interés que tiene el conocimiento de las condiciones climáticas de la alta montaña, del somontano ibérico o de las estepas cerealistas meseteñas, pero el cada día climático lo disfrutamos o lo padecemos la mayoría de nosotros en un entorno urbano.
Que el ambiente de las grandes ciudades se está deteriorando y es motivo de inquietud general es tan obvio que hasta ha entrado a formar parte del discurso político. Pero, haciendo justicia con el pasado, la luz roja encendida ha de ser más una advertencia sobre el descenso del nivel de vida que una intimidación por la supervivencia. Los malos olores, el ruido, las enfermedades de todo tipo y la peste han sido los desechos inevitables del desarrollo urbano desde sus orígenes. Porquería, crímenes, hacinamiento y catástrofes son el envés de la higiene, el respeto por la convivencia y la calidad de vida alcanzados desde una cultura urbana.
Las referencias a la insalubridad de las ciudades aparece ya en los textos clásicos, pero solo a partir del siglo XIX se establecen criterios científicos para evaluar los efectos de la contaminación sobre el clima urbano. Howard, en su libro sobre el clima de Londres deducido de observaciones meteorológicas (1818) vincula la niebla (fog city) con la emisión de contaminantes por la combustión y destaca, por primera vez, los contrastes térmicos entre la ciudad y el campo. Pero es Chandler (1967) quien escribe, también sobre Londres, el primer estudio riguroso sobre la climatología urbana.
Decíamos que desde sus orígenes la ciudad siempre ha tenido unas condiciones físicas de vida distintas, un clima diferenciado del entorno rural. Pero es a partir de la industrialización cuando los contrastes se han agudizado hasta el punto de ser perfectamente mensurables en los siguientes aspectos: niebla, humedad, vientos, precipitaciones y temperaturas.
Madrid y Barajas son un buen ejemplo de la influencia del casco urbano en la formación de nieblas: la ciudad registra 38 días por año y el aeropuerto 17. Los cinco días de niebla en Valencia, a principios de siglo, han pasado a 16 en las últimas décadas debido, sin duda, a su fuerte industrialización.
En resumen, y con respecto al medio rural, el urbano sufre un 100% más de niebla en invierno y un 30% en verano.
También se establece con el campo un intercambio eólico semejante al que existe entre el mar y la costa: durante el día fluye la brisa desde la ciudad hacia el exterior, más caldeado por la mayor cantidad de radiación recibida, y durante la noche el fenómeno se invierte al enfriarse el campo más rápidamente que la ciudad.
Como resumen, se ha comprobado aquí y en otros países que las grandes ciudades reciben más precipitaciones que su entorno, que disfrutan de más días de lluvia, que las tormentas veraniegas (algunas acompañadas de granizo) son algo más frecuentes y que, por el contrario, la nieve hace menos acto de presencia debido al calor que envuelve a la ciudad como un hongo nocivamente protector.
La isla de calor adquiere su máximo desarrollo con tiempo anticiclónico y viento en calma. Si este sopla o llega el ciclón cargado de lluvia, ambos borran los contornos de aquella.
Finalmente, la presencia de un relieve destacado o de un ancho río rompen la continuidad de la isla de calor a la baja, del mismo modo que los grandes edificios aumentan positivamente su curvatura, de ahí que el cenit térmico se identifique con el núcleo más denso y se adelgace hacia la periferia.
Además de todas las repercusiones concretas sobre la calidad de vida de los ciudadanos, la intensificación de la "isla de calor" está afectando cada vez más a las Estaciones Meteorológicas, que están quedando "encerradas" en esta isla de calor, no reflejando el clima regional, sino solo el urbano. Existen procedimientos de la matemática que podrían ayudar a quitar de los valores de temperatura, la deriva por el "calor urbano".
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