En la mitología griega, Gerión (en griego antiguo Γηρυών Gêruôn o Γηρυόνης Gêruônês) era un monstruoso gigante, hijo de Crisaor y Calírroe.
Gerión es descrito como un ser antropomorfo formado por tres cuerpos, con sus respectivas cabezas y extremidades, según la mayoría de las versiones. Aunque no se suele especificar la forma exacta de la unión entre los tres cuerpos, se le suele representar con una unión lineal o radial por las cinturas.
Gerión vivía en la isla Eritea del archipiélago de las Gadeiras (actual Cádiz), más allá de las columnas de Hércules al oeste del Mediterráneo, ya en el curso del Océano. Era dueño de un perro llamado Ortro, y de una espléndida cabaña de ganado que era guardado por Ortro y por un pastor llamado Euritión.
Como décimo de sus doce trabajos, Hércules le robó el rebaño que tenía de vacas rojas y bueyes. Gerión fue en busca de venganza y luchó contra Hércules, pero este le lanzó una flecha, envenenada con el veneno de la Hidra, que atravesó sus tres cuerpos y acabó con él.
El décimo trabajo de Heracles consistió en robar el ganado de Gerión. Mientras viajaba hacia allí, cruzó el desierto libio (Libia era el nombre genérico de África para los griegos) y quedó tan frustrado por el calor que disparó una flecha a Helios, el sol. Helios le rogó que parase y Heracles pidió a cambio la copa dorada que el dios usaba para cruzar el mar cada noche de poniente a levante. Heracles usó esta copa dorada para llegar a Eritia, en lo que constituye uno de los motivos de los pintores de vasijas.
Cuando el sol alcanza la constelación de Géminis, se encuentra con la constelación Auriga. Muchas creencias antiguas asociaban el camino diario del sol por el cielo con el dios sol conduciendo un ardiente carro, y de esta forma, aquí, el camino anual del sol (su tránsito) consigue su carro (Auriga). Posteriormente la mitología griega consideró que el sol usaba una copa para cruzar el cielo.
En esta región del cielo hay también un vasto espacio sin estrellas fácilmente visibles (ahora ocupadas por las modernas constelaciones de Lynx y Camelopardalis), que los antiguos griegos describían como un desierto. Una historia basada en esta región del cielo requiere por tanto un vasto desierto, siendo el mejor conocido por los griegos antiguos el de Libia. Sin embargo, al estar esta zona desértica lejos de muchas constelaciones en esta región del cielo, situar una historia en él requería de alguien que lo cruzase hasta su localización principal. Dado que el Auriga es la constelación más cercana desde el comienzo del tránsito del sol hasta el borde del espacio vacío, un carro solar (más tarde convertido en copa) se convierte en la forma de cruzar el desierto.
La Vía Láctea fue bautizada así por los griegos antiguos porque parece ser una mancha de leche cruzando el cielo. Algunos, sin embargo, eran capaces de discernir algunas estrellas individuales en ella, y de esta forma pasó a parecer un vasto rebaño de vacas, cuya leche llenaba los huecos entre ellas. La estrella Capella, que es parte del Auriga, era conocida por los griegos como la «estrella del pastor» (pues algunos consideraban que el Auriga era un pastor conduciendo un carro, incluyendo a este, mientras llevaba una cabra colgada de su hombro izquierdo). Capella está muy cerca, aunque fuera, de la Vía Láctea y como tal, considerada como un pastor, parece estar arreándola.
En Géminis, la constelación Can Mayor (el «gran perro») queda junto a la Vía Láctea. La cabeza de la constelación mira en dirección contraria al sol. Sin embargo, al otro extremo de la constelación (donde estaría la cola) queda la estrella Sirio, considerada maligna por muchas mitologías antiguas debido a su titileo y rojez, que era considerada a su vez un perro («estrella perro»), por asociación con la constelación. Así, la constelación tenía dos cabezas, una la normal y otra, Sirius, al otro extremo.
Más cerca del sol que Can Mayor, y también guardando la Vía Láctea en esta zona de su tránsito de forma parecida a Can Mayor y Capella, está Orión el gigante. Tradicionalmente Orión es considerado un único gigante, pero es igualmente posible distinguir en ella tres cuerpos completos separados unidos por la cintura, como se describía a Gerión, particularmente al aparecer las piernas en direcciones bastante diferentes, y dibujos alternativos de la constelación (que tienen en cuenta estrellas ligeramente más débiles que los diagramas básicos) suelen mostrar tres en lugar de dos brazos, compartiendo el segundo y tercero el mismo hombro derecho.
El sol logra superar estos obstáculos, cruzando la Vía Láctea. El Auriga parece haberse dejado en la propia Vía Láctea, y por esto algunas de las vacas del rebaño están en él. Tras la Vía Láctea, el sol se encuentra con Géminis. Las representaciones de Géminis varían según se incline a este u oeste, siendo posible en esta último caso dibujar la constelación como dos hombres, descansando sus pies en la Vía Láctea. En las representaciones que la inclinan al este, uno de los gemelos está en la Vía Láctea y el otro fuera de ella, y así uno ha «robado algunas vacas» y el otro, al que cruza el tránsito del sol, no. En el mito de Cástor y Pólux (los nombres habitualmente dados a los gemelos), sus muertes se deben a una disputa por el robo de un ganado.
A veces se identifica a Gerión como un demonio de la muerte ctónico, principalmente por su asociación con la dirección de extremo oeste. En la Divina comedia de Dante Gerión se convierte en una bestia con cola de escorpión pero rostro de hombre honesto que mora en el Flegetón al borde del séptimo círculo (el círculo de la violencia) descendiendo al infierno. Allí señala el paso al octavo círculo mientras se baña al borde del abismo en el Cocito.
Según algunos autores, el gigante arrancó de cuajo un olivo para utilizarlo como arma contra Heracles. El árbol se hizo pedazos al estrellarse contra la coraza de bronce del héroe, que contraatacó con la misma arma. Las poderosas manos del gigante se juntaron para detener el choque y de esta forma desarmó a Heracles, que huyó corriendo a refugiarse a un bosque.
Gerión, tras convencer a su madre (que había presenciado todo el suceso) de que debía dar captura a Heracles, sobrevoló la zona buscándolo. Heracles aprovechó entonces para disparar una de sus flechas envenenadas, que alcanzó al gigante atravesándole los tres corazones. Cayó al suelo y de la sangre que emanó de su herida nació un madroño, otros dicen que un drago y otra leyenda identifica al drago que se conserva en el jardín de la Facultad de Bellas Artes de Cádiz con el surgido de la sangre de Gerión.
Según se recoge en la Historia de España de Alfonso X el Sabio, escrita en el siglo XIII, Gerión obligaba a sus súbditos a entregarle la mitad de sus bienes, e incluso a sus hijos, hasta que llegó a estas tierras Hércules. Los aterrorizados habitantes le pidieron ayuda y este retó a Gerión a una lucha a muerte. Después de tres días de batalla, la cabeza del gigante fue enterrada en el mismo lugar donde se levantó la Torre de Hércules en La Coruña.
En el primer intento de dar validez histórica a Gerión, Pompeyo Trogo, conocido a partir del epítome que de su obra hizo Marco Juniano Justino, afirma que Gerión no era un gigante con tres cuerpos, sino que se trataba de tres hermanos, que atacaron a Hércules al verle robar su ganado:
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