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Tapia de Casariego



Extensión del concejo en el Principado de Asturias.

Tapia de Casariego (oficialmente Tapia[2]​) es un concejo de la costa occidental del Principado de Asturias, España. Limita al norte con el mar Cantábrico, al este con el concejo de El Franco, y al sur y al oeste con el de Castropol. Tiene una extensión de 65,99 km² y su población actual es de 3851 habitantes (2017)[4]. Cuenta con una buena infraestructura comunicativa, atraviesan el municipio la autopista A-8, la carretera nacional N-634, y la línea de vía estrecha ferrocarril Ferrol - Gijón.

El concejo se articula en cuatro parroquias: Tapia, Campos y Salave, La Roda y Serantes. A la de Tapia pertenece la villa de Tapia, capital del municipio. Y en esta parroquia se da la mayor concentración humana de todo el concejo, con más de la mitad de su población total. La villa está situada a 10 metros de altitud y su puerto de mar da un gran atractivo a la villa, lo que unido a la cantidad de buenas playas diseminadas por todo el territorio hacen que sea un destino turístico de interés, tanto de las regiones centrales de Asturias como del resto de España y de Europa. Como efecto del turismo, su población aumenta de manera considerable durante la época estival.

Es uno de los municipios en los que se habla eonaviego (o gallego-asturiano).

El relieve tiene altitudes bastantes suaves y con pocas pendientes, observándose dos zonas bastantes diferenciadas separadas por la carretera que va de Figueras a Lagar. En la parte sur de esta vía encontramos el cordal de Acevedo y los montes de Candaosa, con alturas de poca importancia entre las que destaca la loma de Las Cruces con 396 metros. Por su lado norte se divisa una extensa y fructífera planicie litoral. Otras alturas reseñables son las del Pico de Las Nieves (251 m), el Grandela (348 m), y ya en el límite con Castropol la loma del Posadoiro (600 m). El litoral se encuentra muy batido por el oleaje marino, contando con varios acantilados e islotes de pequeña altitud. Sus playas también presentan diferencias, encontrándose playas de arena muy fina a partir de la parte occidental de la capital. En la parte oriental de la villa lo que predominan son las riberas de piedra que cuentan con accesos complicados.

Desde el punto de vista geológico el suelo de Tapia es de formación silúrica compuesto principalmente de cuarcitas y pizarras cámbricas. Hay también una importante presencia de granito en la zona oriental del término municipal, cerca ya de la costa. En la zona próxima a la localidad de Porcía y en la antigua parroquia de Santa María del Monte aparecieron muestras de mineral ferromagnético.

Se trata en cualquier caso de materiales geológicos de naturaleza silícea, sobre los que desarrollan suelos ácidos pobres en sales minerales (suelos oligotróficos y mesotróficos). En los fondos de valle, los materiales aluviales pueden aportar una mayor fertilidad a los suelos y facilitar la existencia de perfiles edáficos más profundos y desarrollados.

El curso fluvial más importante es el río Porcia que nace en las estribaciones de La Bobia y que desemboca en la playa de su mismo nombre. Presenta bastante irregularidad en su curso, haciendo de límite con el vecino municipio de El Franco durante varios kilómetros. Otros ríos del concejo son el Anguileiro, con desembocadura en la playa de Tapia y el Tol que desemboca en la de Serantes. Sus aguas en épocas estivales suelen ser muy bajas.

El clima es de tipo atlántico, con las temperaturas máximas y mínimas muy suavizadas por la influencia del mar. Por el pequeño tamaño del concejo las diferencias climáticas entre su franja costera y sus pequeñas altitudes son escasas.

La temperatura media en la época estival es de 20,5 °C la máxima y 14,4 °C la mínima.En invierno éstas llegan a los 10,5 °C y 5,3 °C.

La precipitación media anual es del orden de 900 mm, una de las más moderadas de Asturias.

Una de las características en Tapia, al igual que muchas localidades del Principado es la significativa frecuencia de las brumas marinas.

La vegetación autóctona de la zona sería principalmente un bosque de frondosas claramente dominado por el carballo (Quercus robur), con bastantes laureles (Laurus nobilis).

Dentro de este robledal aparecerían dispersas otras frondosas como nogales (Juglans regia), castaños (Castanea sativa), abedules (Betula alba), fresnos (Fraxinus angustifolia), serbales (Sorbus aucuparia), arces (Acer psedoplatanus, Acer platanoides, Acer opalus ssp. opalus y Acer campestre), tilos (Tilia platyphyllos), majuelos (Crataegus monogyna), cerezos (Prunus avium), perales (Pyrus pyraster) y manzanos (Malus sylvestris) silvestres, y posiblemente también higueras (Ficus carica).

En el sotobosque encontraríamos avellanos (Corylus avellana), madroños (Arbutus unedo), acebos (Ilex aquifolium) y brusco (Ruscus aculeatus).

En este bosque aparecerían numerosas plantas trepadoras. Además de la hiedra (Hedera helix), encontraríamos madreselva (Lonicera periclymenum), zarzaparrilla (Smilax aspera) y nueza negra (Tamus communis).

En las zonas con mejores suelos, como los fondos de valle de las vaguadas de los arroyos, el carballo no sería dominante, y el bosque sería más bien un bosque mixto con una mayor abundancia del resto de las especies.

En las márgenes de los ríos y arroyos, según aumentara progresivamente la proximidad al cauce (mayor frecuencia y duración de las inundaciones y mayor encharcamiento del suelo por la influencia de la capa freática) irían aumentando progresivamente especies como fresnos, nogales y abedules, aunque los carballos no desaparecerían ya que toleran bien los suelos encharcados. En las riberas de estos arroyos, junto a fresnos, nogales, abedules y robles, según nos acercamos al cauce aparecerían otras especies como sauces (Salix spp.) y saúcos (Sambucus nigra) hasta constituir un bosque de ribera propiamente dicho. En la misma orilla, prácticamente dentro del agua, la primera línea de arbolado estaría dominada por los alisos (Alnus glutinosa).

Los elementos y características del ancestral bosque lauroide subtropical, que todavía están presentes en los bosques cantábricos, se conservarían muy particulrmente en estos bosques de ribera cercanos al mar, por su mayor humedad freática y atmosférica. Así encontraríamos helechos relícticos (Woodwardia radicans, Culcita macrocarpa, Vandesboschia speciosa, Dyopteris aemula, Dyopteris gaunchica, Hymenophyllum tunbrigense...), árboles lauroides (como loros, Prunus lusitanica), lianas, trepadoras y en menor medida epífitos. Muchos de estos taxones paleotropicales no han sido datados en el concejo y probablemente hayan desaparecido debido a la acción del hombre, aunque han sido encontrados en otros enclaves cantábricos de similares características ecológicas.

Sin embargo, afortunadamente algunos de ellos se pueden contemplar en las antiguas minas de oro romanas a cielo abierto situadas en al este del Concejo, en Salave (entre Mántaras y Portella) cerca de línea de costa. Además de contar en su composición con numerosas especies subtropicales, el mayor interés botánico de este bosque reside en su estructura, ya que en él tienen singular importancia y desarrollo los helechos y las lianas trepadoras características de los bosques subtropicales del Cenozoico. Este hecho, hace conveniente un mayor estudio botánico y forestal de dicha masa forestal, ya que reúne indudablemente importantes valores naturales que la hacen sumamente interesante desde el punto de vista de la conservación de la naturaleza. Actualmente, únicamente las acumulaciones permanentes de agua existentes en la parte inferior de estas antiguas minas se encuentran amparadas bajo alguna figura de protección (Hábitat de Interés Comunitario 3150 —Lagos eutróficos naturales con vegetación Magnopotamion o Hydrocharition— de la Directiva Hábitats 92/43/CEE de la Unión Europea). Esta protección resulta clamorosamente insufiente, por cuanto afecta únicamente a dichos hábitats acuáticos, dejando desprotegida toda la masa forestal adyacente pese a sus importantes y singulares valores naturales.

A mayor altitud, en las zonas montañosas situadas al norte del concejo y prácticamente ya fuera de él, podríamos encontrar principalmente abedulares y hayedos (Fagus sylvatica), estos últimos ya cerca del límite occidental de su distribución ibérica y mundial que es el valle del Eo.

En los suelos menos desarrollados o más arenosos (con poca capacidad de retención de agua, y por tanto con cierta sequía edáfica) aparecería de forma natural el pino gallego (Pinus pinaster ssp. atlantica).

El matorral heliófilo que sustituye a estos bosques en la mayoría de los casos es el tojal (Ulex europaeus). En los acantilados castigados por el viento y las zonas de mayor altitud el tojal se combina con los brezos (Erica spp., Calluna vulgaris y Daboecia cantabrica). En las zonas soleadas y húmedas (en las vaguadas con humedad freática, o sobre suelos con un horizonte superficial profundo y rico en materia orgánica, y por tanto con gran capacidad de retención de agua) aparece el helecho águila (Pteridium aquilinum). Y en las riberas de los ríos cuando se elimina el arbolado, y en los setos entre las fincas se encuentra la zarzamora (Rubus caesius).

Los prados están formados por gramíneas vivaces como Dactylis glomerata, Cynosurus cristatus, Holcus lanatus, Festuca arundinacea, Poa trivialis, poa de los prados (Poa pratensis), Lolium perenne, Festuca rubra; leguminosas como el trébol violeta (Trifolium pratense), trébol blanco (Trifolium repens), loto o cuernecillo (Lotus corniculatus); compuestas como Thrincia hirta, Thrincia hispida, garbanzón (Centaura nigra), diente de león (Taraxacum officinale), Linum bienne, y plantas de otras familias botánicas: primavera (Primula vulgaris), llantén (Plantago lanceolata) o Cardamine pratensis, entre otras especies, hasta un total de en torno a cien especies pratenses.

Las primeras etapas de colonización natural arbórea estaría constituida por el pino gallego y el abedul. Especies robustas o heliófilas (que en sus primeros años tras germinar no toleran una cubierta arbórea tupida que las de sombra), con semillas de fácil dispersión y crecimientos rápidos o medios. En menor medida el serbal aparecería también entre este arbolado colonizador. En las zonas con suelos más compactados, arcillosos, húmedos o encharcados esta colonización sería más favorables para el abedul, mientras que los suelos más arenosos o poco profundos serían más favorables para el pino gallego. En la mayoría de las ocasiones estas formaciones colonizadoras serían lentamente sustituidas de forma natural y expontánea por los robledales y bosques mixtos, aunque sobre los suelos más arenosos o poco profundos los pinares serían definitivos.

Por tanto, el pino gallego tiene un doble comportamiento ecológico. Por una parte se comporta como vegetación colonizadora de espacios deforestados (siendo posteriormente desplazado por otras formaciones boscosas). Y por otra, sobre suelos arenosos constituye la vegetación arbórea definitiva o climática.

Por su parte, el abedul muestra un comportamiento ecológico todavía más plástico o polivalente. En la rasa litoral aparece como vegetación definitiva disperso dentro de los robledales y de los bosques mixtos climácicos. A estas altitudes tiene también otros dos papeles ecológicos: uno como vegetación colonizadora de espacios deforestados, y otro en la vegetación riparia o de ribera en torno a los cauces fluviales. A mayor altitud forma bosques climáticos puros en los que constituye la vegetación dominante.

Estas características ecológicas hacen de pinos y abedules las especies autóctonas más indicadas para realizar repoblaciones tanto protectoras como productoras en espacios deforestados, siendo las características abióticas del medio como la textura del suelo (suelos más sueltos y arenosos son más favorables para el pino, mientras que los suelos más pesados o arcillosos son más favorables para el abedul), el encharcamiento (suelos hidromórficos o con encharcamiento temporal o permanente son más favorables para el abedul, mientras que suelos con drenaje excesivo son más favorables para el pino), el grosor edáfico (suelos más esqueléticos o erosionados son menos favorables para el abedul que para el pino) y la altitud (el abedul soporta mejor altitudes mayores que el pino) los principales factores ecológicos que deben decantar el empleo de una u otra especie.

En los humedales como la xungueira existente cerca de la desembocadura del río Anguileiro en la playa de Tapia aparecen cañaverales, principalmente de carrizo (Phragmites australis), y posiblemente también con cañas (Arundo donax),

El paisaje original o primitivo de la zona se completaría con la vegetación sammofila de las dunas y arenales de las playas (como en la playa del Sarello, en Serantes), con especies singulares como el barrón (Ammophila arenaria ssp. australis), la lechetrezna de las dunas (Euphorbia paralias), el cardo marítimo (Eryngium maritimum), la adormidera marítima (Glaucium flavum), el nardo marítimo (Pancratium maritimum), la lechuguilla dulce (Reichardia gaditana), la mielga marítima (Medicago marina) y el alhelí de mar (Malcolmia littorea).

Toda la vegetación está en armonía con el clima (húmedo) y con el suelo (ácido). Por este motivo en el concejo están ausentes de forma natural los encinares costeros (de Quercus ilex ssp. ilex) que en otros enclaves costeros de la cornisa cantábrica podemos encontrar sobre afloramientos calizos cuya elevada permeabilidad (y por tanto con una escasa capacidad de retención de agua, lo que provoca la existencia de cierta sequía edáfica y fisiológica, aunque el clima sea húmedo) favorece la existencia de una vegetación más xerófila que la que corresponde al clima.

La fuerte abundancia de castaños y nogales existente actualmente en los bosques cantábricos contrasta con las bajas cantidades de polen observadas en los estudios polínicos de turberas a lo largo de todo el registro geológico. Por este motivo durante mucho tiempo los botánicos interpretaron dichas bajas concentraciones de polén como una contaminación de las muestras, y consideraron tanto a castaños como a nogales como especies alóctonas o introducidas. Sin embargo, estudios genéticos más recientes prueban el carácter autóctono de ambas especies, ya que la variabilidad genética de ambas especies es mayor en la península ibérica y Turquía que en el centro y norte de Europa, y se detectaron genotipos en las poblaciones ibéricas que estaban ausentes en el resto de poblaciones analizadas; ambos hechos descartan la hipótesis de que los ejemplares ibéricos procedan de una introducción de ejemplares de otra u otras poblaciones.

Es posible que desde tiempos prehistóricos y hasta la introducción de la patata y el maíz en el siglo XVII, las especies arbóreas con frutos secos comestibles y fáciles de almacenar y conservar, como los castaños y los nogales, hubieran sido muy favorecidas por la población local frente a otras especies arbóreas. Esto explicaría la gran abundancia actual de ambas especies frente a su probable escasez natural.

Como todo el género Ficus, parece indiscutible el origen subtropical de las higueras (Ficus carica). Podría tratarse de una especie introducida, posiblemente por los romanos. Pero también se puede pensar que se trate de una especie autóctona relíctica de la era terciaria (cuando las condiciones climáticas en toda la península ibérica era subtropicales, como se ha señalado anteriormente), y que durante todo el holoceno las higueras hayan sido muy favorecidas por el hombre por el interés alimenticio de su fruto.

También existe gran controversia en torno al carácter autóctono o introducido de las cañas (Arundo donax). Se trata de una especie fuertemente heliófila (no soporta la sombra de un arbolado superior), y que pese a su carácter ripario no soporta tampoco el encharcamiento permanente, ni periódico. En entornos fluviales de degradación geomorfológica Arundo donax compite favorablemente frente al regenerado de las especies arbóreas propias de las riberas, haciéndose muy persistente y difícil de eliminar. Sin embargo, en Tapia de Casariego afortunadamente Arundo donax aparece únicamente en el entorno de las xungueiras de las desembocaduras de los ríos, gracias al buen estado geomorfológico de los cauces fluviales y sus riberas.

Desde tiempos prehistóricos y hasta la introducción de la patata y el maíz en el s. XVII, las especies arbóreas autóctonas con frutos secos comestibles y fáciles de almacenar y conservar, como los castaños y los nogales, debieron de haber sido muy favorecidas por la población local frente a otras especies arbóreas. Otro tanto podría haber sucedido con las higueras. Esto explicaría la abundancia actual de estas especies dentro de los bosques y las zonas arboladas del concejo.

La deforestación provocada por las talas indiscriminadas tiene ya gran importancia desde la edad media, debido al elevado consumo de madera para la construcción de edificios y barcos. También al empleo de la madera como combustible, tanto en las casas como en las ferrerías y mazos en los que se trabajaba el metal. Diversas fuentes dejan constancia de la importancia de la exportación de madera desde los cercanos puertos de la ría del Eo en el s. XVI. A partir de los s. XVII y XVIII, la mejora en las técnicas y los rendimientos de los trabajos agrícolas hizo especialmente intensa la deforestación con la consiguiente desaparición de los bosques (y particularmente los robledales de la rasa litoral) que fueron sustituidos por prados y cultivos.

Las márgenes de los arroyos y los fondos de valle constituyen suelos de gran interés agrícola, ya que son particularmente fértiles por el aporte de sedimentos aluviales en las crecidas, y sobre todo por mantener una mayor humedad edáfica en el verano (en el que existe cierta sequía climática, aunque poco intensa) gracias a la capa freática de los arroyos. Por este motivo, los bosques de ribera (que debían de ser particularmente biodiversos y ricos es especies relícticas) debieron de haber sido rápidamente sustituidos por prados y cultivos agrícolas. En la mayor parte de los casos, de los bosques de ribera originales o potenciales, actualmente sólo queda la primera fila de árboles más cercana al cauce, formada principalmente por alisos que prácticamente hunden sus troncos dentro del agua.

Al igual que en toda la cornisa cantábrica, en el concejo de Tapia la dispersión de la población en el territorio es muy grande. El concejo se divide en parroquias, formadas a su vez por numerosos lugares o barrios -pequeños grupos de casas- muy dispersos por todo el territorio. Este hecho se debe principalmente al régimen histórico de propiedad de la tierra típico en toda la región: propiedad privada minifundista muy fragmentada en pequeñas parcelas.

El sistema de herencias mediante mayorazgos concentraba progresivamente la propiedad agrícola en pocas manos. Pero esta concentración de la propiedad no aumentaba el tamaño de las parcelas, sino que el sistema de agregación de diversas propiedades diferentes en una misma mano tendía a que un mismo propietario tuviera multitud de pequeñas fincas dispersas y distantes entre sí.

Sin embargo, la eliminación de los mayorazgos con la Ley Desvinculadora de 1820 sí tuvo como consecuencia un aumento, mayor aún, de la fragmentación de las fincas, ya que en numerosas ocasiones estas se dividían para poder repartirse entre los herederos. Este hecho acentuó más aún el minifundismo que comprometía seriamente la productividad y viabilidad de la agricultura debido al reducido tamaño de las fincas.

A lo largo del siglo XIX, y sobre todo en el XX, la mejora de las comunicaciones y el comercio hizo desaparecer progresivamente muchos tipos de cultivos, como los nabos, el trigo y los cereales. En el s. XX, la mecanización (tractores agrícolas) hizo desaparecer a los animales de labranza.

La fuerte tendencia minifundista se rompe a partir de la segunda mitad de los años 60 del s. XX con las concentraciones parcelarias que fueron aumentando el tamaño de las parcelas mejorando el rendimiento de los trabajos agrícolas. Esto conllevó la eliminación de la mayor parte de las tapias, setos y bosquetes existentes entre las parcelas, elementos que revestían de una gran importancia paisajística, y ecológica cómo refugio y hábitat para la fauna. Además las concentraciones parcelarias incluyeron pequeñas parcelas arboladas de uso forestal existentes entre las fincas agrícolas, con el resultado de un cambio de uso de las mismas por parte de los nuevos propietarios, cuando no la tala total del arbolado por parte del propietario original previamente a su cesión.

En los últimos decenios, las subvenciones agrarias orientaron la actividad de manera casi exclusiva a la producción de leche de vaca, en granjas lecheras estabuladas de vacas frisonas (procedentes de los Países Bajos y Alemania) en detrimento de las prácticamente desaparecidas en el concejo razas autóctonas de vaca. Estas vacas frisonas son alimentadas fundamentalmente del forraje procedente de los prados de siega (ya sea en verde, o conservado en pacas de paja o mediante ensilados), de los maizales, y en menor medida de la suplementación con piensos artificiales. Los prados o pastos de diente son minoritarios o residuales. Han desaparecido completamente el cultivo del trigo y los nabos, y se ha reducido el de la patata prácticamente al nivel de autoconsumo.

Una segunda concentración parcelaria realizada al comenzar el siglo XXI reforzó aún más la actividad ganadera vacuna lechera (prados de siega y cultivos forrajeros de maíz), aumentando el tamaño de las explotaciones y reduciendo notablemente su número.

En el ámbito doméstico perduran todavía las huertas y la cría de gallinas, cerdos y conejos, orientados principalmente hacia el autoconsumo y en menor medida a la venta al por menor en los mercados semanales. No obstante, al igual que en el caso de las vacas, la mayor parte de las razas autóctonas de estas especies están en peligro de extinción por el empleo de razas foráneas más productivas.

Los prados de siega y los cultivos forrajeros de maíz dominan el paisaje de la zona más costera y llana del municipio. Aunque puntualmente se puede encontrar también algún cultivo de habas, y sobre todo de patatas. En algunas zonas (como la costa entre la playa de la Paloma y la del Sarello) la escasa diversidad de los cultivos y la ausencia de setos, conforman un territorio monótono y desolado. La ausencia de setos y bosquetes entre las fincas conforman una amplia llanura que ha perdido casi totalmente sus árboles como elemento paisajístico, y en la que los hábitats para la fauna son pobres y homogéneos.

Hacia el interior del concejo, el relieve se acentúa y las pendientes aumentan progresivamente dificultando las prácticas agrícolas. El paisaje se compone de teselas forestales entremezcladas con prados de diente. Estas superficies forestales son mayoritariamente plantaciones de pino gallego (Pinus pinaster) y sobre todo y cada vez más pino de Monterrey (Pinus radiata) y en menor medida eucalipto (Eucalyptus globulus).

El régimen privado de propiedad de la tierra condiciona las explotaciones forestales. Los elevados turnos de corta de las especies de crecimiento lento, de hasta varios siglos, no son asumibles para las inversiones económicas del pequeño propietario particular. Incluso las especies de turnos más cortos (como el eucalipto para pasta de papel, con turnos de unos 15 años) constituyen inversiones a un plazo muy largo para el pequeño inversor particular. El envejecimiento de la población rural, y el desvinculamiento del medio rural de numerosos propietarios que adquieren sus propiedades mediante herencias, acentúan estas limitaciones y comprometen la viabilidad futura de los aprovechamientos forestales. Además el pequeño tamaño de los montes encarece los aprovechamientos madereros y condiciona una selvicultura poco planificada (sin ordenaciones forestales).

La ausencia de terrenos forestales de propiedad pública (en todo el Occidente de Asturias no hay ni un solo Monte de Utilidad Pública) imposibilita cualquier política forestal planificada, y muy especialmmente el empleo de especies autóctonas en los montes productores (más allá del pino gallego, cada vez menos empleado en los montes de propiedad particular frente al pino de Monterrey y el eucalipto) y especialmente de las especies de crecimientos medios y lentos con madera de alta calidad y valor comercial (carballo, nogal, castaño, etc.) y la realización de repoblaciones forestales protectoras y/o productoras para aumentar la superficie forestal arbolada con especies autóctonas.

El hecho de que la producción forestal se oriente casi exclusivamente hacia la madera de desintegración (pasta de papel y en menor medida tableros), condiciona el escaso desarrollo que tiene en toda la comarca la industria de transformación de la madera de alta calidad (aserrado, desenrrollo, etc.), caracterizada por unos mayores costes de transformación pero también unos mayores precios de mercado de sus productos finales, lo que repercutiría en una mayor generación de valor añadido y actividad económica que la industria de transformación mediante desintegración.

Por otra parte, la adquisición de la fábrica de celulosas de CEASA en Navia por parte de ENCE, terminó con la ya de por sí escasa competencia entre ambas empresas, creando un monopsonio o monopolio por parte del comprador con el consiguiente control del mercado y el precio de la madera de eucalipto.

El mar es el elemento paisajístico de mayor fuerza escénica. La conservación en el entorno costero de los elementos (prados, maizales, brezales y tojales) y usos (agrícolas y ganaderos) tradicionales y la ausencia de elementos discordantes (edificaciones, urbanizaciones, industrias, etc.) configura unas playas y acantilados de una gran naturalidad y belleza.

En la zona oriental del concejo encontramos únicamente la Playa de Porcía, a partir de la cual la costa es un acantilado continuo hasta el núcleo urbano de Tapia. En la zona occidental del concejo el litoral es una sucesión de playas (Playa de Tapia, Playa de la Paloma, Playa del Sarello o de Serantes, Playa de la Mixota, Playa de Santa Gadea y Playa de Penarronda) separadas por extensos acantilados. Entre las Playas de Santa Gadea y de Penarronda se localizan las Islas Pantorgas, junto a la pequeña ensenada de Santa Gadea.

La rasa litoral se sitúa en Tapia de Casariego a su menor altitud sobre el mar, tan sólo unos 20-30 m. Este hecho condiciona que los valles fluviales apenas se hayan podido encajar bajo el nivel de la llanura, siendo los relieves muy suaves. Al sur del concejo, las laderas de las estribaciones montañosas presentan mayores altitudes y pendientes, pero presentan sin embargo una elevada exposición visual desde la rasa litoral y una buena visión panorámica.

La gran transformación experimentada en el territorio a lo largo de los siglos como consecuencia de las actividades humanas, se traduce en un paisaje caracterizado por usos y elementos tradicionales, principalmente agrícolas y ganaderos. Así, el paisaje aparece fuertemente dominado por los usos agrícolas, principalmente prados de siega y cultivos forrajeros de maíz. En menor medida se puede encontrar todavía algún cultivo de patatas o de habas, ya prácticamente solo para el autoconsumo. En la rasa litoral podemos encontrar también de forma residual alguna pequeña zona de matorral o arbolada, principalmente en algún enclave de mayor pendiente en las márgenes de las vaguadas de los arroyos, y también en los acantilados marinos. En las orillas de los arroyos perdura todavía la primera línea de vegetación arbórea, siendo el río Porcía el cauce de mayor entidad y con bosques de ribera mejor conservados.

Al sur del concejo, el relieve se acentúa y encontramos un mosaico de bosques y prados de diente. Sin embargo, como en toda la comarca, estos bosques son mayoritariamente plantaciones intensivas de eucalipto y pino de Monterrey.

El paisaje urbano de la villa de Tapia de Casariego conserva su estructura y arquitectura tradicionales, con un trazado viario desorganizado y pequeñas edificaciones austeras de dos alturas (muy libres de ornamentos) enfoscadas en blanco con tejados de pizarra. Esta arquitectura se puede admirar particularmente bien en el barrio de pescadores y en el pequeño y pintoresco puerto pesquero.

En la arquitectura tradicional destacan también los palacios, todos ellos situados fuera del núcleo urbano. Destacan el de Campos o de los Magdalena en la parroquia Santa María de Campos y Salave, el de Cancio en Casariego, y los de Las Nogueiras y Villaamil en Serantes de la familia Villaamil. Este último, lamentablemente ya desaparecido y que se situaba en el emplazamiento del actual Asilo de Villaamil, era en su tiempo la casa más solariega, señorial y nobiliaria de la comarca, y de cuya familia procede el lema del escudo de Serantes y Tapia de Casariego: «Villaamil avante con esta cruz delante». Pese a sus pretensiones señoriales, estos palacios eran realmente más bien casonas de labranza. La planta inferior estaba dedicada a cuadras para el ganado, sobre las que se situaba la vivienda en la planta superior. Estos conjuntos contaban además con sus cabazos, palomares, pajares, eras y huertas para la actividad agrícola y ganadera.

Con excepción del núcleo urbano de Tapia y de algún desarrollo urbanístico moderno o contemporáneo, como la Urbanización Entreplayas (situada en la margen contraria al núcleo urbano de la Playa de Tapia), en el concejo las edificaciones aparecen muy dispersas por todo el territorio. Estas edificaciones se caracterizan además muy mayoritariamente por su moderado tamaño, sobre todo en altura (la mayoría de las edificaciones no superan los dos pisos, siendo raras las edificaciones de mayor altura como el asilo de Villaamil), lo que condiciona una exposición visual muy reducida. Desde el punto de vista estético, las edificaciones se siguen ajustando en su mayoría a las características arquitectónicas y estéticas tradicionales (fachadas de piedra o enfosadas, tejados de pizarra...), lo que facilita su integración paisajística. Por otra parte, no se localizan elementos discordantes, de gran impacto visual o que rompan con el entorno, como pudieran ser grandes industrias, minas a cielo abierto, etc.

Entre las infraestructuras lineales, se localizan en el concejo la carretera N-634 y el ferrocarril de vía estrecha (FEVE). Y más recientemente, la autopista A-8. Debido al suave relieve de la rasa litoral, estas infraestructuras han supuesto movimientos de tierra moderados y puentes y drenajes transversales de pequeña entidad. Todo lo cual se traduce en la existencia de desmontes, terraplenes, canteras, acopios, vertederos y estructuras de escasa entidad y reducido impacto visual. Por otra parte, la autopista salva el entorno del núcleo urbano de en Serantes mediante un túnel, lo cual reduce más aún su impacto visual.

Todos estos elementos configuran un paisaje rural que ha sido intensamente transformado por las actividades agrícolas y ganaderas tradicionales a lo largo de los siglos. Sin embargo, se trata de un paisaje que conserva sus usos y elementos tradicionales, y que todavía permanece libre de elementos discordantes o rupturistas. Todo ello, unido a la belleza del litoral y la bondad del clima para el desarrollo de una vegetación exuberante, conforma un medio físico de elevada belleza y calidad perceptual.

El concejo de Tapia como tal nace a mitad del siglo XIX (1863), mediante la segregación de varias parroquias anteriormente pertenecientes a los concejos de Castropol y de El Franco. El principal impulsor de la creación del nuevo concejo fue Fernando Fernández de Casariego, marqués de Casariego. En reconocimiento y agradecimiento, en 1916 el concejo de Tapia completó su nombre como 'Tapia de Casariego'.

En tiempos prehistóricos debió estar colonizada esta tierra, como evidencia la existencia de varios asentamientos castreños a lo largo de todo el municipio, principalmente en los acantilados costeros. Se han datado diversos útiles como, por ejemplo, algunas hachas de piedra que podrían pertenecer al Achelense antiguo. Algunos de estos castros tienen que ver con la existencia de explotaciones mineras en tiempos romanos, que utilizaban estas edificaciones para la defensa y organización del espacio. Estas explotaciones mineras estuvieron en funcionamiento hasta principios del siglo III, momento en el que se da un cambio en las relaciones de producción reemplazando los castros por nuevas organizaciones del espacio.

El Parrochiale Suevorum localiza este territorio dentro de la Diócesis de Britonia, pero desaparecida ésta, todo el territorio queda bajo la dependencia de los obispos de Oviedo. Tras la restauración de la diócesis britoniense en su sede de Mondoñedo, el obispo Theosindo es compensado en el año 867 con la jurisdicción sobre determinados territorios de las rías altas que nunca había pertenecido a Britonia en compensacion por los recibidos de antiguo por la Iglesia de San Salvador de Oviedo[3]​ En dicho documento dentro una larguísima lista de donaciones a la Iglesia de San Salvador de Oviedo, se encuentra la atribución a la iglesia ovetense de la erigida en la villa de Tol.

El territorio de Tapia queda circunscrito entonces en el castillo de Suarón, vínculo de vasallaje medieval dependiente de la autoridad real y directamente vinculado a la nobleza de la comarca donde son elegidos sus encomenderos (tenentes).

En ese tiempo presentan gran importancia los institutos eclesiástico principalmente los monasterios de Tol, dependiente de los obispos de Oviedo y el Monasterio de San Esteban de Mantáras y el de San Andrés Serantes, dos de los cenobios aportados en 1032 por los condes Piniolo Jiménez y Aldonza Muñoz para la fundación del Monasterio de Corias.

Por un acuerdo adoptado por el rey Alfonso VII el 2 de enero de 1154, en las Cortes celebradas en Salamanca , se ratifican las cesiones que se habían venido efectuando desde antiguo en la comarca al obispo Oviedo, y se hace donación a Martino II y a su Iglesia, entre otros bienes, del castillo de Suarón (...de illo castello de Sueirum quod est intre (sic) fluuium de Oue et fluuium de Nauia...) con todos sus términos, sus regalías y jurisdicciones. Tras ciertas desavenencias con el obispado de Lugo, el 19 de enero de ese mismo año, aún se produce una posterior avenencia entre el obispo de Oviedo, Martinus, y el obispo de Lugo, Iohannis, concediéndole a este las tierras gallegas sobre las que tenía jurisdicción el de Oviedo, y a este «las terras et conceios de Ribadeo et de las Regueras».[4]

En 1298 el obispado de Oviedo crea la puebla de Castropol para conducir los designios de la comarca, y posponer la autoridad local centrada en torno a la Puebla de Revoredo. En el año 1376 las gentes del concejo hacen una reclamación al obispado de Oviedo a fin de que les suavice los tributos, consiguiendo que sólo el puerto de Tapia finque.[5]

Entre 1579 y 1583, el territorio de Tapia fue comprado por sus pobladores gracias a la venta efectuada por el rey Felipe II para poder pagar los incipientes gastos acumulados como consecuencia de las distintas guerras en Europa. Los vecinos de Barres y Serantes, Salave, y San Martín y San Estebán de Tapia realizan carta de pago el 28 de mayo de 1580 por importe de 1037 530 maravedies [6]​ Los trece vecinos de campos se conciertan para satisfacer la redención por su cuenta y la parroquia de Santa María del Campo procederá a la rendición dentro del Concejo de El Franco e (Sueiro) el 13 de marzo de 1583. En el siglo XVIII y parte del XIX las parroquias de San Martín y San Esteban todavía se redimían al monasterio asturiano de Corias.

En la averiguación realizada por el comisionado Juan de Grijalba para supervisar las ventas se señala que la feligresía de Barres y Serantes tienen más de cuarenta lugares de a siete y ocho casas, pidiendo que dado que se van a redimir, que Villaamil, que es el lugar mayor y más a propósito se le dé el centro de gobierno con el título de villa. El hecho es que todos los lugares, salvo la parroquia de Santa María del Monte permanecerán bajo la jurisdicción de castropol hasta bien avanzado el siglo XIX.[7]

Entre los siglos XVI y XVIII existía en Serantes un hospital de peregrinos para la atención de las personas más necesitadas y de las que pasaban haciendo la peregrinación, si bien la época de su fundación es desconocida. De 1750 es la construcción sobre la peña de la atalaya de una torre de dos pisos en forma de fortaleza medieval.

Tapia mantuvo representación en la junta formando parte del partido de Castropol, teniendo una menor representación por ser antiguo concejo de Obispalía, lo que se tradujo en una serie de tensiones y conflictos al querer estos equipararse en participación a los concejos de realengo. En 1863, gracias a la influencia de Fernando Fernández de Casariego, el concejo consigue la independencia total de Castropol segregándose de él cuatro parroquias de Castropol y una de El Franco. Tiempo más tarde Fernández de Casariego sería nombrado marqués de Casariego. Fernándo de Casariego sufragó además la construcción de los diques del puerto, de suma importancia para el desarrollo socioeconómico del nuevo concejo.

De la Guerra de la Independencia el concejo se libró de cualquier contingencia. A finales del XIX, nace un sindicato de signo católico y conservador que sería el Círculo Católico. Visitan el municipio diversas personalidades de renombre como el reformista Melquíades Álvarez y el dictador Primo de Rivera. De los acontecimientos revolucionarios del 34 hay que decir que Tapia se puso desde un primer momento del lado del gobierno y en contra de la insurrección. En la Guerra Civil tampoco se libran en el municipio grandes batallas, aunque como en toda España se tendría que superar un largo camino hacia el desarrollo, logrando iniciarse este proceso aquí en las décadas de los cincuenta y sesenta con la llegada del boom turístico.

En enero de 2018 la Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias con la supuesta finalidad de recuperar la toponimia original, decreta la supresión de la mención al Marqués de Casariego en la toponimia local y el nombre oficial del concejo [8]​, actuando en contra de sucesivas y reiteradas mociones en sentido contrario aprobadas por el pleno municipal [9]​.

A comienzos del siglo XX la población era de 5106 habitantes, cifra que fue descendiendo durante las primeras décadas por causa de la emigración a ultramar. La emigración se produce por la escasez de recursos de la población y las pocas perspectivas de mejora.

Desde finales de la Guerra Civil y hasta la década de los ochenta, la tendencia se invierte ganando efectivos gradualmente. Este aumento se debe sobre todo al desarrollo económico de toda la comarca, llegando a alcanzar la cifra de 5328 habitantes.

Desde entonces la cifra vuelve de nuevo a disminuir, tendencia ésta todavía presente en la actualidad. Las causas de este nuevo retroceso las tienen el descenso de la natalidad y también de nuevo los movimientos migratorios, aunque esta vez los destinos son otros bien diferentes, en concreto las zonas industriales de la región, del país e incluso a países europeos como Francia y Alemania.

Todo esto provoca una pirámide de población en el que las personas con edad más avanzada van ganando terreno con respecto a las más jóvenes.

Históricamente, las principales actividades económicas eran la agricultura, la ganadería y la pesca. Actualmente el sector primario sigue siendo el que mayor número de empleos genera, con un 42,32% del total.

La actividad ganadera tiene en el concejo una gran importancia, trabajándose sobre todo con la cabaña vacuna orientada básicamente hacia el sector lácteo, llegando a producir antes de las normativas europeas relativas al sector, más de 20 millones de litros de leche. Es uno de los concejos con una mayor especialización láctea de toda Asturias con un total del 95% de todas las cabezas.

En estos últimos años, y como consecuencia de dichas normativas europeas, se ha producido una disminución en el número de explotaciones y una consiguiente mejor racionalización de las existentes. La actividad pesquera también sufre las consecuencias de los recortes de cupos y de caladeros, quedando en el puerto de Tapia un total de 13 barcos que se dedican a la pesca de bajura (pulpo, percebe, merluza y pixín) y a la de altura (mero y merluza). De la pesca de altura sólo quedan tres embarcaciones, teniendo su lugar de venta en Avilés.

El sector secundario y de la construcción tiene una débil influencia en el municipio, representando al 18,09% de los empleos locales. La rama de la construcción es la que genera un mayor número de empleos, teniendo cierta representación también la industria alimentaria, y las transformadoras de metales.

Dentro del sector terciario de los servicios hay que decir que este está alcanzando un mayor protagonismo con el paso del tiempo gracias sobre todo a la actividad turística que se da en toda la zona. Hoy en día genera un 39,59% de los empleos, siendo las ramas del comercio y de la hostelería las que se llevan el mayor número de empleos. Generalmente, estas actividades se concentran en la capital municipal.

Cabe subrayar, la amenaza que ha supuesto para el territorio, el paisaje y el medio el proyecto de minería de extracción de oro en las antiguas minas romanas situadas al este del Concejo Salave (entre Mántaras y Portella). Además del gran impacto paisajístico y la destrucción irreversible del territorio que supone este tipo de minería, y de los procesos industriales altamente contaminantes necesarios para purificar el oro una vez extraído (con vertidos de mercurio, arsénico y cianuro), la explotación minera supondría la desaparición irreversible e irrecuperable del bosque primigenio y relíctico existente actualmente en dichas minas romanas , y que constituye indudablemente la formación vegetal y el hábitat de mayor interés de conservación, singularidad y valor ecológico del Concejo, y que injustificablemente no se encuentra amparada bajo ninguna figura de protección. Además de estos elevadísimos valores naturales, las antiguas minas romanas revisten en sí mismas también valores históricos y patrimoniales muy significativos, que serían igualmente destruidos de forma permanente, irreversible e irrecuperable. Es de destacar los elevados perjuicios para la ganadería láctea y para el turismo.

El Gobierno asturiano denegó en agosto de 2005 la solicitud presentada por la empresa minera canadiense Río Narcea Gold Mines para explotar el yacimiento al considerar que los daños medioambientales y al paisaje protegido del litoral asturiano serían irreparables, lo que llevó a la empresa a exigir una indemnización que los tribunales le negaron. El 12 de diciembre de 2011, se autorizaron por la Consejería de Industria del Principado de Asturias la realización de las primera perforaciones, autorizándose un primer proyecto en diciembre de 2014 a la empresa Astur Gold.[10]

El 20 de febrero de 2017, la Sala de lo contencioso administrativo del Tribunal Superior de Asturias suspendió la licencia otorgada por la autoridades del Principado.[11]​. Desde aquella fecha se han producido perforaciones controladas que han trascendido a los medios, e incluso la presentación de un nuevo proyecto de explotación aurífera que ha dado lugar a fuertes críticas de las plataformas constituidas en la comarca en contra la instalación explotaciones auríferas.[12]

En el concejo de Tapia de Casariego, gobernó UCD la primera legislatura de la democracia, desde 1979 a 1983. Desde 1983 hasta 2011 el PP es quien ostenta el poder con mayoría absoluta. En 2011 el PP pierde la mayoría absoluta y un acuerdo entre Alternativa por Tapia y PSOE convierte a Manuel Jesús González Díaz "Cuco" en Alcalde. En febrero de 2013 tras un año de gobierno en minoría, Manuel Jesús González dimite y se convoca pleno para la elección de nuevo alcalde. El 12 de abril de 2013 Enrique Fernández Castelao "Revilla" (PP) se convierte en el nuevo regidor municipal. En 2015 vuelve a ganar las elecciones y la alianza con Foro Asturias le permite revalidar el cargo. En 2018, el alcalde popular dimite por razones personales y Foro apoya la candidatura socialista de manera decisiva convirtiéndose en alcaldesa Ana María Suárez Vigón. (véase la lista del Alcaldes de Tapia de Casariego).

Dentro de la arquitectura religiosa en el concejo tenemos la iglesia parroquial de Tapia fundada en 1898 es de estilo neogótico y remplazó a uno del siglo XVIII. Tiene planta en forma de cruz latina y tres naves cubiertas con bóvedas de crucería, destacando por su altura la central. En la fachada llaman la atención el pórtico cerrado, la torre-campanario y la imagen del Sagrado Corazón.

Además de esta edificación tenemos otras iglesias como las de Serantes y Campos-Salave, ambas estructuradas en una sola nave, con campanarios a los pies y bonitos retablos barrocos. También son dignas de mención las capillas de San Blas, San Sebastián, y el Santuario de Santa María del Monte en La Roda.

De su arquitectura civil y popular destacaremos diversos "palacios" (casonas) como el Palacio de Campos con patio central, planta baja y noble y una capilla situada en su frente.

Otro palacio importante es el de Cancio, en Casariego, mezcla de elementos de épocas y estilos distintos, pero su estructura primitiva es del siglo XIV. Lo rodea un alto muro en el que figura una portada con arco de medio punto acompañado por torres a sus lados. La capilla es la parte más actual, reconstruyéndose en 1836. Aquí nació Gonzalo Méndez de Cancio, capitán general de la provincia de La Florida y precursor del cultivo del maíz en Europa en el siglo XVII, sembrando las primeras semillas en las extensas tierras que poseía frente al palacio.

El más señorial de todos los "palacios" era el de Villaamil, situado en el homónimo lugar de la parroquia de Serantes. Esta era la casa de los señores de Villaamil, que dominaron feudalmente toda la comarca en la Edad Media. El asilo de Villaamil ocupa hoy el solar.

También en Serantes se encuentra el Palacio de Las Noguieras, antiguo caserón blasonado anterior al siglo XV, si bien su estructura actual es probablemente del XVIII. El edificio consta de capilla y se articula en torno a un patio central cerrado por un imponente muro en su parte sur donde se sitúa la entrada principal. El conjunto consta además de cabazo, palomar, pajar y huerta cerrada.

La plaza de la Constitución forma un bonito conjunto arquitectónico con el Ayuntamiento, el Instituto y las Escuelas, construidos entre 1860 y 1864. Las tres edificaciones tienen planta rectangular y fachada de dos pisos. Otras edificaciones importantes son las de la familia Yánez de Villamil o la casona de la Magdalena en Campos.

Por último, no queremos acabar esta sección sin mencionar la declaración de monumento de la playa de Peñarronda en el límite con Castropol por el PORNA (Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Asturias), contemplándose en ella un conjunto de dunas que junto a la vegetación del lugar forma un paisaje bellísimo.

La lengua tradicional del concejo de Tapia es el gallego asturiano, variedad dialéctica del subgrupo Gallego-portugués reconocida legalmente como tal lengua, en la Ley 1/1998, de 23 de marzo, de uso y promoción del bable/asturiano y del gallego-asturiano. La fala como es conocido en el Concejo el gallego-asturiano a diferencia del Concejo vecino de El Franco presenta la particularidad de degeminar las consonantes laterales palatales manteniendo el carácter lateral de las consonantes iniciales, así "lúa", "làa", "cabalo", galía. Igualmente está presente en gran parte del concejo el sonido nasálico velar -ŋ-, así unha, algunha, anohoite desconocido en el resto del occidente asturiano. Se da al igual que en el resto de los concejos el mismo fenómeno de pérdida de las nasales palatales, si bien no tan acentuado como los concejos situados más al Este como Coaña y El Boal, que pierden casi completamente este sonido, así "teñen" frente a "tèin" parcialmente El Franco Coaña y Boal, poñer frente a púer (Boal, Coaña), seña frente a sía (Boal), etc. Incluso hasta bien entrado el siglo XX mantuvo la nasalización de las vocales cerradas "A Viguĩa".

La literatura en gallego-asturiano surge en torno a los semanarios comarcales como El Castropol, primero, y posteriormente el Aldeano quienes recogen los primeros testimonios en esta lengua. Existe un alto grado de concienciación en la población sobre la "fala" siendo naturales de este concejo algunos de los más reputados autores en lengua gallego-asturiana, así, y entre otros Conrado Vilar, Manuel García Sánchez (Manolo Galano), Xan Castiñeira (1942), Xose Miguel Suárez Fernández (1965), y Conchita Álvarez Lebredo, entre otros.Entre los primeros autores conocidos es reseñable la aportación de Conrado Vilar Loza (873), que aunque nacido en Taramundi inicia una tradición de teatro popular alrededor de la villa de Tapia de Casariego. Es conocido por su poesía emigración tema muy recurrente en el momento. Manuel García Sánchez “ ManoloGalano” (A Roda, Tapia 1922-2016) es el representante más conocido de la literatura costumbrista tapiega. Nacido en La Roda en 1922, es un personaje prototipo de la cultura popular. Comenzó su carrera de la mano de su profesión de músico, escribe sus primeras obras costumbristas en los años sesenta y sus aportaciones en diversas revistas se han prolongado hasta su muerte. Su obra más conocida "Parzamiques", vencedora del I Premio Xeira de Narracióis Curtias, en 1991. Junto con Jacinto Díaz recogió el vocabulario de su pueblo en "Vocabulario da Roda".[16]

Entre sus principales fiestas están:

En el mes de febrero, las fiestas de San Blas en Tapia. En el mes de junio, son las fiestas de San Pedro en Tapia y las fiestas de El Corpus en Serantes. En julio tenemos las fiestas de Nuestra Señora del Carmen en Tapia. En el mes de septiembre, están Nuestra Señora de la Porteira en Salave y la Romería de los Remedios en Porcia.

Las fiestas más populares son las de la Virgen del Carmen de Tapia, habiendo durante esas fechas una semana entera llena de actos festivos y culturales donde destaca la procesión Marinera en la que la imagen de la Virgen llega hasta el puerto sobre unas magníficas alfombras florales, donde se produce un impresionante concierto de las sirenas de los barcos. Por otra parte el concejo también se destaca por acontecimientos deportivos como los de la quincena deportiva en la Feria de Campomar, y el campeonato internacional de surf celebrado en Semana Santa y que reúne a lo más selecto del circuito europeo.

Durante el mes de agosto también tiene lugar el FID'O, Festival Intercéltico d'Occidente, de alcance internacional y dedicado a la divulgación de la gaita y la música celta.



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