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Arequipa (ciudad)



Arequipa es una ciudad peruana, capital de la provincia y del departamento homónimos. Es la segunda ciudad más poblada del país, después de Lima, albergando una población de 1 121 500 habitantes en el 2021 según el INEI.[2]​ Desde el punto de vista político cumple el rol de sede oficial del Tribunal Constitucional[11]​ y es considerada por algunos como la «Capital Jurídica del Perú».[12][13]​ Su área metropolitana la conforman veintiún distritos conurbados, incluyendo al distrito de Arequipa, lugar fundacional, histórico y sede del gobierno de la ciudad.

Arequipa constituye asimismo un importante centro industrial y comercial del Perú. Es considerada como la segunda ciudad más industrializada y con mayor actividad económica en Perú.[14]​ La actividad económica de la ciudad, en el 2015, se tradujo en un PIB Nominal de 9445 millones (USD) y un PIB per cápita nominal de 18 610 USD.[15]​ Dentro de la actividad industrial destacan los productos manufacturados, la producción textil de lana de camélido y la producción y comercialización de concentrados de cobre y molibdeno.[16]​ La ciudad mantiene estrechos vínculos comerciales con Chile, Bolivia y Brasil y con las ciudades conectadas por medio del ferrocarril del Sur así como con el puerto de Matarani. [17]

El emplazamiento sobre el cual se encuentra este núcleo urbano fue fundado el 15 de agosto de 1540, bajo la denominación de «Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunta». El 25 de septiembre de 1541 a través de una Cédula Real dictada por el monarca Carlos V pasó a denominarse «Ciudad de Arequipa».[1]​ En el periodo virreinal adquirió importancia por su sobresaliente papel económico,[15]​ y se destacó por su fidelidad hacia la Monarquía Española,[18]​ hecho que la hizo merecedora de títulos como el de «Muy noble y muy leal» o «Fidelísima».[19]​ En la historia republicana del Perú la ciudad ha sido foco de rebeliones populares, cívicas y democráticas; así como también cuna de sobresalientes figuras intelectuales, políticas y religiosas del país.[20]​ Durante los inicios de la república peruana y durante la guerra con Chile, Arequipa sirvió de sede de gobierno. Es así que por un decreto dictado por el general Orbegoso, este instaló su gobierno desde el 13 de enero de 1835 en la ciudad y ordenó que se le denomine «Heroica ciudad de los libres de Arequipa».[21]​ Durante el conflicto armado con Chile, el presidente Lizardo Montero declara a Arequipa el 31 de agosto de 1882 como la capital del Perú convocando un Congreso Nacional el 28 de abril de 1883.[22]

Su casco histórico, que se extiende sobre una superficie de 332 hectáreas,[23]​ y fue declarado el año 2000 «Patrimonio Cultural de la Humanidad» por la Unesco.[24]​ El patrimonio histórico y monumental que alberga y sus diversos espacios escénicos y culturales la convierten en una ciudad receptora de turismo nacional e internacional. En dicho casco histórico destaca la arquitectura religiosa virreinal y republicana producto de mezcla de características españolas y autóctonas,[25]​ que constituyen una propia escuela estilística denominada «Escuela Arequipeña»[26]​ cuya influencia irradió hasta Potosí.[27][28]

Una tradición cuenta que el inca Mayta Cápac recibió una petición de sus súbditos al llegar al valle del Chili. Estos le solicitaban el permiso de quedarse en la comarca para poblarla, pues quedaron maravillados por la belleza del paisaje y la suavidad del clima. El inca respondió Ari qipay (en quechua: Sí, quedaos); esta fue la etimología que utilizó el padre Calancha y que fue traducida por J. Ignacio Gamio.[29]

Otra versión del origen del nombre de la ciudad es la del padre Blas Valera y la del Inca Garcilaso de la Vega que sostiene que el origen del antiguo nombre proviene de una antigua voz aimara, «ari qquepan», debido a que los nativos llamaban así a un caracol marino cuya concha usaban a «guisa de trompa bélica» y que en castellano significa «trompeta sonora».[30]

Otra etimología, expuesta por el quechuólogo cusqueño Juan de la Cruz Salas y Sánchez y el historiador Ernst Middendorf,[31]​ toma en cuenta el hecho que la región recibió un intenso poblamiento de colonias de origen altiplánico y que el nombre proviene de la expresión aimara «ari qhipaya» o «ariq qipa», de «ari» (agudo, filoso o puntiagudo) y «qhipaya» (detrás), que significaría «detrás del pico», haciendo referencia al cono volcánico del Misti, que domina el horizonte arequipeño.

Arequipa fue una de las ciudades del Virreinato del Perú que recibió más intensos halagos.[32]​ Entre las diferentes frases elogiosas encontradas en la literatura para con la ciudad se encuentra una en la obra «La Galatea» del escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, donde se menciona que el poeta español Diego Martínez de Rivera, al encontrarse en tierra arequipeña, se hace referencia a la ciudad[32]​ con la frase «En Arequipa, eterna primavera».[33]

Asimismo resalta manifiestamente las varias distinciones que mereció sucesivamente por parte de la Corona Española, que concedió los títulos de Ciudad, Escudo de Armas, Muy Noble y Muy Leal, Fidelísima, y el tratamiento de Excelencia.[34]

Un aspecto que distinguía a Arequipa de otras localidades del Perú, y de Lima en especial, fue la explícita adhesión pública de las clases gobernantes y dirigentes de la ciudad a la Corona Española durante los siglos XVI y XVII. En el siglo XVIII, al producirse los diferentes movimientos y rebeliones indígenas y mestizas, Arequipa conservó un equilibrio político y seguimiento cerrado de las directrices provenientes de los reyes de España fenómeno denominado «fidelismo» que tuvo como notable defensores a Francisco de Paula Quiroz, Mariano de Rivero, Nicólas Fernández, y José Miguel de Lastarria.[35]​ En el levantamiento de Túpac Amaru II se enfrenta la ciudad con una columna de tropas que armó a su costa, y ayudó a destruir el asedio de la ciudad La Paz,[36]​ lo que le vale el calificativo de «Provincia Restauradora de las del Collao». Por estos servicios el Rey Carlos IV, expide una Real Cédula en la ciudad de San Lorenzo el 5 de diciembre de 1805 en la que ordena se la llame e intitule Fidelísima.[37]

Por Real Cédula expedida en la ciudad de Madrid, el 16 de noviembre de 1818, se concede a la ciudad el tratamiento de «Excelencia» a su Cabildo. Dicha distinción es concedida en atención a los informes presentados por don Hipólito Unanue, diputado de la provincia de Arequipa, y por el Ayuntamiento de dicha ciudad, sobre la participación de Arequipa en defensa de la causa real cuando se produce el levantamiento de la ciudad de La Paz en 1809.[37]

En la época republicana por un decreto dictado por el general Orbegoso, se ordena que el departamento y su ciudad capital se denominen «Departamento de la Ley» y «Heroica ciudad de los libres de Arequipa».[21]​ El general Orbegoso instaló su gobierno desde el 13 de enero de 1835 en la ciudad de Arequipa, hecho que provocó que el general Felipe Santiago Salaverry se autonombrara Jefe Supremo de la República, con el pretexto de que el país se hallaba acéfalo, es decir sin presidente, pues Orbegoso se hallaba fuera de la capital.[38]

El nuevo gobierno de Salaverry fue reconocido en diversos lugares del país, mas no en el sur del Perú, que continuó obedeciendo a Orbegoso. Un decreto de amnistía general, dado por Salaverry en mayo de 1835 y la convocatoria al Congreso que debía reunirse en Jauja, fueron señales de que la unificación del mando del país en manos de Salaverry era ya un hecho; sin embargo pese a esas acciones solo Arequipa a lo largo de todo el país acataba todavía la autoridad de Orbegoso, donde este había instalado su gobierno y en cuyo reconocimiento se le dio tal denominación. [cita requerida]

El 25 de septiembre de 1541 a través de una Cédula Real dictada el monarca Carlos V eleva la villa a categoría de ciudad y asimismo le concede un escudo de armas.[1]​ El escudo de armas está coronado por un grifo en cuya mano trae una bandera, en la cual se lee la inscripción «Carlos V» o «Del rey».[30]​ El tradicionalista Ricardo Palma en su libro Tradiciones Peruanas, brinda una explicación del porqué de la ubicación de los componentes en el escudo. Palma, basa sus explicaciones en lo descrito por un cronista con conocimientos en heráldica. En la tradición «El ahijado de la providencia», dicho autor, lo describe como se cita:

La bandera la la ciudad Arequipa presenta el escudo de la ciudad sobre un fondo carmesí. El fondo carmesí del estandarte de la ciudad fue objeto de discusión entre historiadores. En 1940, diversas publicaciones científicas de historiadores propugnaron para zanjar dicha controversia. Finalmente los historiadores Francisco Mostajo y Víctor M. Barriga ratificaban de manera contundente el color carmesí del estandarte. Esta ratificación iba en contraposición al color azul, reconstruido por el historiador Víctor Benavente, y que coincidía con el color usado en las actividades deportivas por la ciudad.[40]

El 2 de septiembre de 1940, Mostajo, mediante un oficio dirigido al Alcalde de la Ciudad insiste en su posición acerca del color del estandarte. Basa sus afirmaciones en el «Acta de la jura del Rey Carlos III» del 11 de agosto de 1788. El 23 de septiembre del mismo año, el padre Víctor M. Barriga, a través del diario católico «El Deber» publica un documento que contiene, entre otros datos, una descripción del estandarte real de Arequipa hallada en el «Acta de 3 de septiembre de 1789».[41]

En ambos documentos se expresa que el color del estandarte de la ciudad es carmesí y cuyos orígenes se remontan al estandarte de origen colonial de la ciudad. El estandarte es descrito como se cita:[42]

El himno de la ciudad es el denominado Himno del IV Centenario, la letra del himno pertenece a Emilio Pardo del Valle y la música a Aurelio Díaz Espinoza. Ambos personajes fueron los ganadores del concurso para la creación de la letra y música del himno de la ciudad. El concurso fue convocado por el cabildo de la ciudad en 1939, como motivo de las celebraciones del cuarto centenario de fundación de la ciudad y el premio fue otorgado en 1940. El himno es desde entonces entonado en todos los actos cívicos realizados en la ciudad.[44]

Arequipa, durante el periodo virreinal no tuvo nunca un estatus oficial importante, pero en cambio se impuso por su sobresaliente papel económico. En efecto, muy temprano supo aprovechar de su situación de encrucijada continental en la ruta de la plata en tiempos coloniales y la ruta de la lana después de la independencia. Esta posición privilegiada le permitió acumular funciones administrativas, comerciales e industriales, y forjar clases sociales locales comprometidas con el porvenir de la ciudad.[15]​ Es así que Arequipa tiene un rol particular a la hora de analizar el surgimiento de los partidos y las tendencias políticas que han jugado un papel central en el Perú. A diferencia de la mayoría de ciudades, Arequipa aportó no solo cuadros políticos o personajes notables a la política nacional,[45]​ sino que fue el escenario del surgimiento de varios movimientos políticos importantes que alcanzaron vigencia nacional.[46]

A partir de la segunda década del siglo XIX hasta finales de la misma década se forjó una sociedad de transición en el Perú,[47]​ asimismo los pilares económicos sobre los que la ciudad basaba su sostenimiento — la manufactura de la lana y el Ferrocarril del Sur — comienzan a decaer y por esta y otras razones, Arequipa comienza a producir una serie de líderes políticos conformados por una creciente clase media de profesionales, intelectuales y tecnócratas, quienes tendrán participación en la defensa de la legalidad y la estabilidad económica.[48]​ En esta etapa es durante la cual la ciudad adquiere un incremento poblacional significativo, y por otro lado una participación política destacada, consolidándose como la segunda ciudad del país, y como una ciudad en continuo desafío frente a Lima.[49]

En este periodo de transición surgen grupos intelectuales como el «Grupo Aquelarre», movimiento cuyas demandas se limitaron a una descentralización política, desvinculándose de demandas relacionada con la justicia social y la reforma económica, como la reforma agraria, y que fracasaron en un final abrupto como consecuencia de la Gran Depresión.[50]​ Surgen también líderes destacados, Víctor Andrés Belaunde y José Luis Bustamante y Rivero, dejando su huella como constitucionalistas de carácter fuerte a principios de 1930, y de 1945 a 1948 José Luis Bustamante y Rivero quien sirvió como presidente del Perú.[48]

En 1950 el abogado Francisco Mostajo (prominente liberal arequipeño desde 1901) encabeza una revolución en Arequipa contra Odría, en 1956 el «arequipeño» Fernando Belaunde Terry logra obtener un gran bloque de la votación de la clase media y en 1962 y 1963 Acción Popular de Belaunde Terry con el apoyo de otro partido originario de Arequipa, Democracia Cristiana, tuvo un apoyo tan fuerte que fue suficiente para obtener la presidencia del Perú.

Con un tercio del electorado se alió con el APRA, el vestíbulo de Arequipa y sus partidarios en Lima y en otras partes del país se tornaron invencibles en 1945; tiempo después al diferir claramente las ideologías de estos demócratas de centro-derecha con el APRA, la alianza rápida y permanentemente se vino abajo. [cita requerida]

El punto de partido del camino político seguido por Arequipa está marcado por la nueva burguesía nacional, que aparece para desafiar a la élite burguesa ya existente en el Perú; en donde existía un estrato importante y creciente de personas en Perú con intereses profesionales, administrativas y comerciales.[51]

Desde los años 1900 el espíritu rebelde arequipeño, renace de la pluma de un grupo de intelectuales, una nueva generación de liberales caracterizados por el anticlericalismo en una sociedad sumamente católica y por su oposición al centralismo económico y político del país,[52]​ esta oposición arequipeña a la centralización política y económica del país condujo de forma natural a una posición constitucionalista en la década de 1930 y la subsecuente adopción de ideologías Demócrata-Cristianas en las décadas de 1940 y 1950. Los abogados y la iglesia proyectaron una fuerte influencia en la política arequipeña, así como también la clase media que obtuvo mayor participación al declinada la prosperidad económica en el sur del país.[48]

Estos nuevos intereses toman estructura política con mayor claridad en el interior del país cuya estructura política más fuerte era la ciudad de Arequipa, y sus puntos fuertes de este potencial electoral a nivel nacional que se vio reflejada por fortaleza en la candidatura de Fernando Belaúnde Terry en las elecciones presidenciales de 1956. La región sur, dominada por la ciudad de Arequipa tiene una larga historia de separatismo con la República del Perú, y la clase alta arequipeña del siglo XX ha conservado una distintiva identidad regional.[48]

A lo largo de la historia política de Arequipa se han suscitado múltiples levantamientos que le valieron a la ciudad el adjetivo de «El León del Sur».[53]​ Según Leslie Bethell de la Universidad de Cambridge «si Arequipa fue la capital del liberalismo las otras regiones del Perú solo promovieron sus propios intereses a través de sus ideologías».[54]​ otros autores concluyen que las revoluciones no fueron desarrolladas bajo intereses personales, ni los políticos que los incentivaban, sino por pasión por el derecho y la Justicia, por su fe religiosa y por su honor.[53]

Leslie Bethell destaca la importancia de las revoluciones de Arequipa afirmando:

Esta fama revolucionaria conocida todavía entre los peruanos se la ganó a través de numerosas rebeldías en donde casi totalidad de las revoluciones, algunas con impacto nacional, se armaron para defender la autonomía local, frente a una capital más y más centralizadora tomando las armas en las siguientes revoluciones:[55]

La ciudad, como capital de la provincia homónima, se encuentra gobernada por la Municipalidad Provincial de Arequipa que tiene competencia en todo el territorio de la provincia. No existe una autoridad restringida a la ciudad. En ese sentido, las municipalidades distritales del área metropolitana también tienen competencia en temas relativos a sus propios distritos.

La ciudad, en su calidad de capital regional, es sede del «Gobierno Regional de Arequipa». Es sede también de las diferentes Direcciones Regionales de los ministerios que conforman la Administración Pública del Perú

El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación y control de la Constitución. Es autónomo e independiente de los demás órganos constitucionales. Solo está sometido a la Constitución y a su Ley Orgánica. El tribunal se compone de siete magistrados elegidos por el Congreso de la República con el voto favorable de por los menos dos tercios del número legal de sus miembros y por un período de cinco años.

La ciudad es la «Sede Oficial del Tribunal Constitucional»,[56]​ y la «Capital Jurídica de Perú» como resultado de un proyecto descentralista del candidato a la primera vicepresidencia, Manuel Seoane Corrales, quien planteó la iniciativa de que la ciudad de Arequipa fuese la sede de la Corte Superior de Justicia, hecho que haría que la ciudad fuese la Capital Jurídica de Perú. Debido al golpe militar que se desencadenó en Perú, la iniciativa quedó en el aire, hasta renacer después de la elección de la Asamblea Constituyente en el año de 1978. Esta vez, la iniciativa no prosperó debido a la alta oposición; sin embargo, posteriormente se concluyó que Arequipa sería la sede del entonces «Tribunal de Garantías Constitucionales», como lo establecía el Artículo 304º de la Constitución Nacional de Perú de 1979: «El Tribunal de Garantías Constitucionales tiene como sede la ciudad de Arequipa».[57]

Tiempo después, mediante la Constitución Política de 1993, se creó el «Tribunal Constitucional», que, conforme a su Ley Orgánica, tiene su sede en Arequipa, aunque, según el Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.[58]

La Municipalidad Provincial de Arequipa regula a nivel ciudad, metropolitano y provincial importantes asuntos como la planificación urbanística, los transportes, la recaudación de impuestos municipales, la gestión de la seguridad vial mediante la Policía Local, el mantenimiento de la vía pública (asfaltado, limpieza...) y de los jardines, etc. También es el responsable de la construcción de equipamientos municipales como polideportivos, bibliotecas y centros de servicios sociales.[59]

En el año 2017 contaba con una población de 960 594 habitantes.[60]​ constituyendo la segunda ciudad más poblada del Perú. La ciudad estaba dividida en 14 distritos según las estimaciones poblaciones 2007-2015,[61]​ que a su vez están subdivididos en centros poblados, urbanizaciones, pueblos jóvenes, etc.

El área metropolitana tiene como cabeza a la ciudad y está conformada por 19 distritos metropolitanos,[63][64]​ se extiende sobre una superficie de 305 798 hectáreas (3057 km²) de los cuales 10 142 (101 km²) son netamente urbanos.[65]​ A nivel metropolitano el nivel de desempleo llega al nivel del 8%, en contraste con el 5% de desempleo en la ciudad.

Hasta poco antes del surgimiento del Imperio incaico existían en lo que hoy es la ciudad algunos conglomerados nómadas que vivían dedicados a actividades tales como la caza, la pesca y la recolección, desarrollando la domesticación de algunos animales principalmente auquénidos e iniciando incipientes prácticas de sedentarización y agricultura. Con el tiempo, luego de procesos migratorios dentro de la región se establecieron los primeros asentamientos, muchos de ellos con conexiones hasta el mar dando origen a las primeras vías de comunicación con lo que se incrementó la accesibilidad del territorio.[66]

Durante esta época se construyeron importantes canales de irrigación o acequias en el valle del río Chili, los que permitieron cultivar los llanos y las andenerías desarrolladas en los flancos de las laderas del río. Los yarabayas y los chimbas se establecieron en el asentamiento actual de la ciudad, que conjuntamente con las comunidades collaguas y cabanas desarrollaron una economía agraria en medio del desierto.[66]

Llegada de los incas

Cuando Mayta Cápac llegó a la vega del río Chili, no fundó ninguna ciudad. El inca dispuso sus mitimaes para controlar, espiar y como fuerza de frontera contra los enclaves de pueblos del interior en expansión. Así, para vigilar a yanaguaras y chumbivilcas destinó a los chillques; para igual misión con los collaguas, a los callapas; y en la banda oriental del Chili, poblada por los yarabayas y copoatas, a los chichas.[67]

La tarea de poner mitimaes en el Imperio Incaico no estaba relacionada con la fundación de un poblado, la cual tiene una connotación más hispánica que andina. Eso fue lo que ocurrió en Arequipa, donde Mayta Cápac repitió lo que había hecho antes en Chuquisaca (Charcas, Alto Perú), donde no creó un pueblo, sino que reemplazó a nativos por mitimaes.[67]​ De una visión hispánica se desprende la crónica de Garcilaso de la Vega, calificada como históricamente imprecisa,[68]​ y que describe que alrededor del año 1170 Huayna Cápac se detuvo con su ejército en el despoblado valle del río Chili, al que llamó «Ari-qquepay», expresión que significa «quedémonos aquí». Dicho inca repartió terrenos entre tres mil familias, que fundaron los caseríos o pueblos de Yanahuara, Cayma, Tiabaya, Paucarpata, Socabaya, Characato, Chiguata y otros.[69]

Arequipa es fundada el 15 de agosto de 1540 por Garcí Manuel de Carbajal en el valle del río Chili como la «Villa de la Asunción de Nuestra Señora del Valle Hermoso de Arequipa», en un área ocupada por algunos poblados indígenas.[70]​ Una vez llevada a cabo la fundación se procede a repartir los solares; para Pizarro, el Cabildo y la Orden de Santo Domingo se les asigna para cada uno un solar cuya extensión abarca toda una manzana, para los fundadores un solar de un cuarto de manzana, y para la Iglesia Mayor un solar de media manzana separada del resto de solares vecinos por el pasaje de la Catedral.

La ciudad en el momento de la fundación ya contaba con un cabildo establecido, debido a que la fundación de la villa se da como consecuencia del traslado de la Villa Hermosa de Camaná, y cuyo nombre fue parcialmente conservado y sustituido por Viila Hermosa de Arequipa,[71]​ hasta que Carlos V de Alemania y I de España la eleva a la villa a la categoría de ciudad por real cédula fechada en Fuensalida, el 22 de septiembre de 1541.[72]​ Las gestiones del traslado estuvieron a cargo de Garcí Manuel de Carbajal, que se constituyó como la autoridad política para realizar la fundación de la nueva villa y designar al nuevo regidor, cargo que recayó sobre don Juan de la Torre.[73]

El cabildo era el encargado de elegir las autoridades competentes quienes asumían el cargo el primer día del año, nominando a los alcaldes, al Procurador, al Mayordomo de la Ciudad, al Fiel Ejecutor, los Tenedores de bienes de difuntos y al administrador del nosocomio visitador de botica. Este orden político es quebrado en épocas de guerras civiles, debido a que la tarea de designación se realizaba por parte de los grupos rebeldes beneficiando a sus adeptos.[74]​ Desde 1853 por disposición del virrey Martín Enríquez de Almanza se inicia la aplicación del sistema de insaculación y bajo este sistema se elige un alcalde «de vecinos» y otro «de soldados», que posteriormente fueron sustituidos por el alcalde «de vecinos» y «de ciudadanos».[74]

Al contador, al tesorero y a los oficiales reales de la caja hacendaría de la ciudad, por decreto de Felipe II, se les asigna la facultad de desempeñar el cargo de regidor de manera simultánea, produciendo duplicidad de competencias y discordias de poder. Para evitar los conflictos de competencias, se decide que los cargos de alferazgo y regidores se venderían convirtiéndose en perpetuos. Este sistema tuvo vigencia hasta el momento de la independencia del país.

Entre las primeras obras públicas realizadas en la ciudad se lista a la Iglesia Mayor, la casa del ayuntamiento, el puente sobre el río Chili y el monasterio de Nuestra Señora de Gracia.[75]​ En 1609, por solicitud elevada al papa Paulo V el 20 de julio de 1609 accedió en Bula y el 6 de enero de 1612 autoriza la demarcación del obispado de Arequipa. El monarca Felipe III encomienda esta misión al Virrey Juan de Mendoza y Luna.[76]

En la ciudad se vivió la independencia igual que todas las provincias de Perú, en guerra civil. Por su geografía y ubicación, tuvo circunstancias especiales; por ejemplo cuando la revolución de Pumacahua y las tropas rebeldes entraron a Arequipa por poco tiempo hubo un momento de euforia pero luego salieron de la ciudad, y se mantuvo el poder virreinal en Arequipa hasta la batalla de Ayacucho; no es que Arequipa estuviera en contra de la independencia, sino que libraba una guerra civil.[77]

Las autoridades virreinales se mostraron flexibles frente a la inquietud libre pensadora de los arequipeños una muestra de ello es la fundación de la Academia Lauretana Ciencias y Artes el 10 de diciembre de 1821, bajo dirección de Evaristo Tadeo Gómez Sánchez, que tuvo a su vez la primera imprenta del departamento. Apenas construida la Academia, sus principales integrantes Francisco Xavier de Luna Pizarro, Aparicio Gómez Sánchez, Francisco de Paula González Vigil, Gaulberto Valdivia, Manuel Amat y León y Juan de Dios Salazar, tomaron partido a favor de la emancipación.

El historiador de la Puente afirma que existe duda en cuanto a que si se firmó primero en Supe o en Ica, la primera acta de independencia pero gran mayoría afirma que fue el cabildo de Supe el primero en hacerlo en todo Perú en abril de 1820.[78]​ El historiador Agustín de la Puente comenta un fenómeno histórico sucedido en la etapa de emancipación e independencia:

Fidelismo

Un aspecto que distinguía a Arequipa de otras localidades del Perú y de Lima en especial fue la explícita adhesión pública de la ciudad a la corona española y al seguimiento cerrado de las directries provenientes de los reyes de España fenómeno denominado «fidelismo» y que tuvo como notable defensores a Francisco de Paula Quiroz, Mariano de Rivero, Nicólas Fernández, y José Miguel de Lastarria,[35]​ esta actitud motivo para que la ciudad en 1805 recibiera el título de «Fidelísima» por la Cédula Real.[79]

Desde su fundación española y a lo largo de tres siglos, la ciudad estuvo habitada por población mayoritariamente de origen española, la cual se manifiesta y era reconocida como fiel seguidora de España, una razón que contribuyó a mantener y fortalecer el Fidelismo fue obviamente la estructura social y el predominio de españoles, sostenido por su alta sociedad y elementos representativos.[7]​ Otro factor fue el geográfico, pues por su ubicación no fue proclive a recibir influencias de corrientes o movimientos libertarios, además de ellos la geografía influyó a desvincular a Arequipa de los grandes núcleos aborígenes.[7]

Tras la independencia, el territorio correspondiente a la Intendencia de Arequipa fue designado como departamento mediante decreto del 26 de mayo de 1822. El congreso de 1826 y la Constituyente de 1827 tuvieron como presidente al arequipeño y «lauretano» Javier de Luna Pizarro. Durante el gobierno de Bolívar, después de la victoria de Ayacucho, la ciudad fue un activo centro contrario a la propagación de los poderes dictatoriales del Libertador. Los letrados arequipeños Domingo Tristán, Benito Lazo, Gualberto Valdivia se opusieron de forma pública y tajante a la constitución vitalicia bolivariana. Fruto de la actividad de la Academia Lauretana fue la fundación del Colegio Nacional de la Independencia Americana y de la Universidad Nacional de San Agustín creadas en 1827.

En 1835 general Orbegoso trasladó su gobierno de Lima a Arequipa, y solicitó apoyo del entonces presidente boliviano Andrés de Santa Cruz contra las pretensiones de Gamarra y Salaverry. Las batallas decisivas entre las tropas de Salaverry y las de la Confederación se dieron en Uchumayo, en las inmediaciones de la ciudad de Arequipa, el 4 de febrero de 1836, donde venció Salaverry; y en Socabaya, tres días después, el 7 de febrero, donde venció Santa Cruz.[80]​ El 18 de febrero de 1836, Salaverry y sus principales colaboradores son fusilados en la plaza de Armas de la ciudad.[81]

Luego de expresar su rechazo a la Confederación, Chile envió al mando del general Ventura Blanco Encalada una expedición militar que llegó a territorio arequipeño el 12 de octubre de 1837.[82]​ Antes de entrar en batalla hubo negociaciones que permitieron firma un tratado de paz en Paucarpata, distrito aledaño a la ciudad, el 17 de noviembre, entre el jefe militar chileno y el general Quiroz, de la Confederación. Chile no refrendó el tratado y envió una segunda expedición al mando del general Bulnes, al año siguiente, en apoyo de Ramón Castilla y otros militares caudillos peruanos contrarios a Santa Cruz.[83]

En los años siguientes la ciudad fue sede de sucesivos pronunciamientos militares insurreccionales. El 20 de febrero de 1843 se proclamó ahí como supremo director de la República el general Manuel Ignacio de Vivanco, cuyas ambiciones concluyeron con la batalla de Carmen Alto el 22 de julio de 1844. El 14 de abril de 1854 insirió desde Arequipa como presidente provisorio el general Ramón Castilla, quien logró hacerse del poder. Contra este gobierno de facto, el 1 de noviembre de 1856 se alzó en arma nuevamente en Arequipa, el general Vivanco. Tras fracasar sus expediciones militares a Lima y Trujillo, tuvo que regresar a Arequipa a fines de 1857 para organizar su defensa. Las fuerzas comandadas por Miguel de San Román se enfrentaron a Vivanco en la batalla de Paucarpata el 29 de junio de 1857.[84]

Guerra del Pacífico

Lizardo Montero llegó a Arequipa el 31 de agosto de 1882, declarándola capital del Perú. Asimismo, Montero convocó un Congreso Nacional el 28 de abril de 1883.[22]

El gobierno de Montero contó con un «Congreso Nacional» instalado el 22 de abril de 1883 en los claustros del Colegio Independencia y de la Universidad Nacional de San Agustín, un respaldo militar formado por todos los varones de 20 a 60 años[85]​ que conformaban un ejército de 4000 hombres y de 8000 a 10 000 guardias nacionales[86]​ y un soporte económico importante basado en los cupos y erogaciones impuestos tanto a la élite económica como a los distintos distritos agrícolas sureños.[85]

Sin embargo, las fuerzas peruanas de Arequipa se sublevaron contra la autoridad de Lizardo Montero. El 25 de octubre de 1883, una revuelta popular y militar depuso el gobierno de Lizardo Montero Flores en Arequipa quien se retiró a La Paz, con lo que las tropas chilenas al mando de José Velásquez ocuparon la ciudad el 29 de octubre, siendo esta entregada por el cuerpo diplomático de la ciudad.

Siglos XX y XXI

Llegado el siglo XX, la ciudad fue escenario de pronunciamientos militares el 22 de agosto de 1930, cuando el comandante Luis Sánchez Cerro se proclamó Jefe Supremo y obligó a renunciar al presidente Augusto B. Leguía, y el 27 de octubre de 1948, cuando el general Manuel A. Odría formó una junta de gobierno y depuso al presidente José Luis Bustamante y Rivero.

La ciudad también fue escenario de valientes protestas cívicas contra la arbitrariedad.[87]​ Las dos más importantes se dieron contra el gobierno de Odría, una de ellas el 17 de junio de 1950, protagonizadas por los estudiantes del Colegio de la Independencia Americana; y la segunda durante nueve días de diciembre de 1955. Siendo habituales los movimientos sísmicos en el departamento tuvieron especial significación los terremotos ocurridos en 1868, 1878 y 1913, por los severos daños materiales y personales que ocasionaron.

El desarrollo económico de la ciudad se vio favorecido por la construcción del ferrocarril Arequipa-Islay construido por Henry Meiggs. Esta ferrovía se enlazó con la que unía Arequipa, Cuzco, Juliaca y Puno. El primer sistema de telégrafo de la región, que comunicaba Mollendo, Arequipa y Vitor, se estableció en 1908. Se suministró de agua potable a la ciudad con un acueducto que conduce las aguas minerales de Yumina, inaugurado en 1914. En 1931 se construyeron las carreteras Arequipa-Yura y Arequipa-Puno. En el Chili a 78 km de la ciudad y a 4300 msnm se construyó la represa de El Fraile para irrigar 3000  ha en las pampas de La Joya. Esta esforzada obra de ingeniería fue terminada en 1938. En 1940 se inaugura el moderno Aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón.

A mediados del siglo XIX, la ampliación de la demanda internacional contribuyó a que los terratenientes y caudillos reorganizaran la explotación colonial del campesinado indígena en Puno mediante la expansión de la gran propiedad al tiempo que un círculo de arequipeños controlaba la comercialización y el procesamiento de la lana a expensas de las comunidades campesinas.[88]

Al impulso de este mercado, más extenso que profundo, Arequipa se construye desde la segunda mitad del siglo XIX como una ciudad de clases medias, comerciantes, artesanos, profesionales, sede de una élite macro regional que en la ciudad ubica sus negocios modernos.[89]​ En periodo, la élite arequipeña pasa de acopiar, transformar y exportar la lana, a producirla, adquiriendo las tierras de medianos ganaderos o de indígenas del altiplano y desarrollando un sistema de explotación sustentado en la renta. Esta Arequipa moderna del siglo XX, de viejas familias, sectores industriales, amplias clases medias y de obreros organizados en sindicatos, se construye como una ciudad burguesa, ciudadana, democrática.[90]

La ley 15923 del 10 de enero de 1966 autorizó la creación del parque industrial de Arequipa, importante mediada dinamizadora de la manufactura regional. En los primeros años del siglo XXI el Centro Histórico de Arequipa fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, también se produjo un terremoto de magnitud de 8,4 el 23 de junio de 2001, siendo uno de los mayores terremotos ocurridos en el mundo desde 1900,[91]​ y uno de los de mayor magnitud en la historia del Perú; a causa de este terremoto muchos de los edificios históricos en Arequipa resultaron dañados o destruidos.[92]

La ciudad se encuentra localizada en la Sierra a una altitud 2328 msnm, la parte más baja de la ciudad se encuentra a una altitud de 2041 msnm en el sector denominado el Huayco en el distrito de Uchumayo y la más alta se localiza a los 2810 msnm.

La parte central de la ciudad es atravesada por el río Chili de norte a suroeste que a su paso forma un valle, denominado el valle de Arequipa o valle de Chili, que es protegido al norte y al este por la faja cordillerana andina y hacia el sur y oeste por las cadenas bajas de cerros. El valle juega un papel determinante, el valle de Arequipa abierto a la costa y a la sierra conforma a junto con su condición de oasis entre el desierto arenoso y la puna serrana una opción intermedia y razonable de articulación de los sistemas de comunicación y desarrollo propio, la ubicación actual misma que permite articular de manera estratégica la costa y la sierra siendo una ciudad en medio de ambas regiones.[94]

Desde la ciudad se observan una serie de conos volcánicos que forman nevados como el Misti, Chachani y Pichu Pichu, su territorio es accidentado debido a la presencia de la Cordillera de los Andes de la parte occidental del continente; se caracteriza por las gruesas capas de lava volcánica que cubren grandes extensiones de su geografía.[95]

El clima es templado árido, con una temperatura media de unos 14.5 °C, precipitaciones de 75 a 100 mm anuales y clasificado como clima BWk.[96]​ El clima de la ciudad es predominantemente seco en invierno, otoño y primavera debido a la baja humedad atmosférica, es también árido a causa de la escasa precipitación efectiva y templado por la condición térmica.[97]​ Es carente de los rigores de invierno y los abrumadores estíos de la costa, situación que asegura la presencia de un sol vital y un cielo diáfano[94]​ con 300 días de sol al año y una cifra récord de 4000 horas de exposición al sol al año que justifican el apodo de «ciudad del eterno cielo azul» que recibe.

Temperatura

A lo largo del año presenta temperaturas que no suben de 25 °C .La temporada húmeda se extiende de diciembre a marzo y se traduce por la presencia de nubes en la tarde y escasas precipitaciones. En invierno (junio, julio), el clima se torna más frío y la temperatura desciende hasta una media de 6 °C, pero el clima seco ayuda a sentir el frío con menor intensidad.

Humedad

La humedad relativa promedio es de 46 %, con una máxima promedio de 70 % en la estación de verano y una mínima promedio de 27 % durante las estaciones de otoño, invierno y primavera de acuerdo a los datos de la estación meteorológica del Hospital Goyeneche.[98]​ Los vientos están influenciados por un sistema de vientos locales y por el paso de sistemas frontales de baja presión atmosférica, los cuales están condicionadas por la configuración topográfica que rodea al valle donde se halla la ciudad. La ocurrencia de vientos se presenta principalmente en horas de la noche y primeras horas del día, se presentan brisas de montaña que presentan una dirección noreste y en el transcurso del día predominan las brisas de valle con una dirección suroeste. La velocidad del viento a lo largo del día fluctúa entre 1,5 m/s y 2,5 m/s.[99]

Radiación solar

La radiación solar global registrada en la ciudad oscila entre 850 a 950 W/m², considerado como uno de los más altos índices de radiación de Sudamérica y el más alto registrado en el Perú. Este fenómeno se debe a su cercanía a la zona de influencia del desierto de Atacama y la contaminación en todas sus etapas.[98]

De acuerdo al XI censo de población del año 2017, la provincia de Arequipa concentra el 78 % de la población total de la región y la ciudad de Arequipa, capital del departamento, concentra el 70 % de la población total, y el 90 % de la población urbana.[nota 1]


Del análisis de la pirámide de población se desprende que:

Del total del padrón de 2017 en los distritos que componen la ciudad, 15 187 son de nacionalidad extranjera. Los extranjeros residentes proceden de todos los continentes siendo los más numerosos los de las nacionalidades Venezolana, estadounidense, argentina, francesa , chilena , alemana y española.

Una de las primeras menciones que se puede encontrar es la de Ventura y Travada que a mediados del siglo XVIII, escribía:

Uno de la primeros censo de población en la ciudad datan de 1796 en donde se contabilizaron 37 241 habitantes en el «cercado» que correspondían a 22 207 españoles, 5929 indios, 4908 mestizos, 2487 castas y 1710 esclavos.[106]​ A finales de la primera mitad del siglo XX, los efectos multiplicadores del impulso dado a Arequipa por las obras de 1940 se manifestaron muy rápidamente cuyo síntoma más claro fue el crecimiento poblacional, pues el crecimiento poblacional anual de 1,1 % del periodo de 1876 a 1917 se triplicó a un 3,3 % anual en el lapso que va de 1940 a 1960.[107]

En los primeros años de la segunda mitad del siglo XX la ciudad pasaría de 85 000 habitantes en 1940 a 158 000 en 1961 en un inusitado proceso de explosión demográfica, cuyas posible razones tenga que ver con la radicación de las primeras empresas industriales generadas como apertura de sustitución de importaciones debido a la Segunda Guerra Mundial y a la transformación de la producción agropecuaria.[107]​ La tendencia de evolución demográfica es modificada substancialmente por dos factores: el terremoto de 1958 y la sequía en el altiplano peruano, que aceleran la migración y el proceso de urbanización, y un crecimiento periférico que perdura hasta la actualidad.[108]​ La explosión demográfica fue potenciada por el reacomodamiento del espacio urbano luego de los terremotos y que provocó un crecimiento demográfico explosivo de la población de Arequipa, que logró duplicar su población en una década.[109]​ Los 158 000 habitantes de 1961, serían 309 000 en 1972 y casi 500 000 en 1983, la invasión de las áreas rurales generó un notable proceso en el cual la actividad agrícola subsistente participa de manera activa en el ciclo económico urbano.[110]

Evolución de la población de Arequipa en el período comprendido entre 1796 y 2019

El 15 de agosto de 1540 se realiza un trazado de cuarenta y nueve «manzanas o islas». [nota 4]​ Se midieron los lados y cada uno de ellos contaba con una longitud de «400 pies castellanos» (111,40 metros), separadas por calles de «37 pies castellanos» (10,30 metros), es así que el damero fundacional se caracteriza por la perfección en el trazado de las manzanas.[118][nota 5]

El escritor Pedro Dávalos y Lissón, en su libro la Primera Centuria recoge la descripción dada por Paz Soldán en 1855:

Debido esto, no hay duda que la entonces «Villa Hermosa de Arequipa» tenía intenciones de ocupar la capitalidad regional. La ciudad se convirtió en un nexo de conexión entre Cuzco, Charcas y el océano. Y de hecho la ciudad de Arequipa en la etapa de explotación de la plata en Potosí, se convirtió desde entonces «en un gran centro logístico». La implantación urbana junto al actual barrio de San Lázaro, donde fue erigida la primera ermita de la ciudad ocupaba una extensión de 850 x 875 metros.[111]

La plaza fundacional, ubicada a tres cuadras del río y que ocupaba una posición excéntrica en el damero fundacional y que según patrones hispánicos era el centro focal de la ciudad. Las manzanas era ocupadas por cuatro u ocho solares, y eran distribuidas según su importancia en los nuevos vecinos. Con el transcurrir del tiempo algunas instituciones religiosas llegaron a ocupar una cuadra como el caso del Convento de Santa Catalina y el Monasterio de San Francisco.[111]

En la época republicana se observa un proceso de crecimiento similar al de la época colonial, en donde el área urbana ha crecido a expensas de la campiña; proceso que se ha agravado en las últimas décadas. La ciudad también experimentó un proceso de expansión hacia la zona este de lo que hoy es denominado centro histórico, se trazaron nuevas avenidas como el Bulevar Parra y la avenida Siglo XX, se creó el barrio arborizado de El Vallecito, donde se construyeron los primeros chales hacia la década de 1940,[120]​ y la ciudad se extendió hacia el distrito de Yanahuara, la gente de escasos recursos paso a ocupar los barrios de Miraflores, Barrio Obrero, Jacinto Ibáñez.

La arquitectura urbana se amplía con nuevas construcciones; así se trasladó el mercado de la ciudad ubicado en la Plaza de Armas al parque Duhamel y posteriormente a su actual ubicación en el Convento de la Orden de los Padres Agonizantes de San Camilo, entre los años 1905 y 1910 se construyó el Hospital Goyeneche, también se construyeron puentes que unen el centro de la ciudad con el distrito de Yanahuara como el puente Real (hoy puente Grau) Llegado el año de 1940, se planteó el primer proyecto de expansión y equipamiento urbano. Este plan contemplaba la creación de un anillo de viviendas mayor al existente, consolidándose un plan de crecimiento radial en cuanto a vías y concéntrico en cuanto a usos de suelo; se habilitaron los barrios de Cuarto Centenario y Selva Alegre.[121]​ También se le dio un gran impulso al equipamiento urbano con la construcción del Teatro Municipal, el Hotel de Turistas, la Biblioteca Municipal, el teatro Ateneo, el Colegio Independencia Americana, el Campus de la Universidad Nacional de San Agustín.[121]

Hasta finales de la década de 1950 fueron dos los factores que modificaron substancialmente las tendencias de crecimiento urbano, los terremotos ocurridos en los años de 1958 y 1960 y la sequía altiplánica, que aceleraron un crecimiento periférico.[108]

En este periodo se inicia con mayor fuerza el desplazamiento de los sectores poblacionales residentes, se produce el desplazamiento de la industria que se ubicaba en el Barrio del Solar y El Barrio Obrero[122]​ a raíz de la creación del parque industrial, provocando un proceso de tercerización del centro de la ciudad hacia actividades comerciales principalmente del sector informal.[123]​ Un ejemplo de este éxodo es el desplazamiento de algunas instituciones educativas que hasta entonces se ubicaban en el centro de la ciudad como la Universidad Nacional de San Agustín en el año de 1962 y de los sectores residenciales hacia la periferia consolidando al centro de la ciudad como una dinámica zona céntrica comercial.[108]

Dado que Arequipa es predominantemente urbana, la industria, el comercio y la construcción que se desarrollan en la capital del departamento tienen un rol central en el devenir de la localidad. Sin embargo, la presencia de valles fértiles y zonas alto-andinas permite que la actividad agropecuaria tenga gran importancia para el desarrollo de la ciudad: un eje central de las demandas arequipeñas es la construcción de irrigaciones para mejorar su productividad. Finalmente en los últimos tiempos, la actividad minera ha entrado a una etapa de modernidad, ha dejado de ser únicamente artesanal o de pequeña empresa para incluir a la gran minería, como es el caso de Cerro Verde,[124]​ constituida en 1993 en la ciudad de Arequipa.[125]

Indicadores económicos

La contribución de la ciudad de Arequipa en el PBI de la región Arequipa es del 74,2 % de su PBI según estudios de la Universidad Nacional de San Agustín. Asimismo, el PBI de la región Arequipa es el más alto después de Lima. En el año 2012 fue considerada en el ranking de las 50 mejores ciudades para hacer negocios en América Latina según el reporte del año 2012 de «América Economía» posicionándose en el puesto 34 de dicho ranking.[126]


MM US$: Miles de millones de dólares americanos

La contribución al IGV nacional representa el 20,3 %, en impuesto de solidaridad el 17 % siendo el segundo contribuyente nacional en estos tributos. Arequipa tiene una estructura productiva fuertemente sesgada al sector del comercio y servicios, el sector primario de agricultura y minería representan el 29,6 % del PBI, el sector secundario de industria y manufactura el 20,7 % de este y el sector terciario de comercio y servicios el 49,7 %, ello se fortaleció en los últimos años por falta de inversiones productivas.

Construcción

El sector de construcción de la ciudad es el segundo más dinámico del país, después de Lima, acorde con el Estudio de Edificaciones Urbanas elaborado por el Instituto de Construcción y Desarrollo de la Cámara Peruana de la Construcción. La actividad edificadora en el año 2011 ascendió a 611 961 m², un 65 % destinado a vivienda, un 10 % a oficinas y un 4 % a local comerciales. En el caso de la oferta de vivienda, los departamentos concentran el 70 % y las casas el 30 % de la oferta total en este sector de destino.

Ferias, exposiciones y congresos

La ciudad se perfila como una plaza de exposiciones y eventos en el país.[128][129]​ La promoción de las ferias y exposiciones en la ciudad está a cargo del Buró de Convenciones Arequipa, entidad que el año 2011 registró la ocurrencia de aproximadamente 1200 eventos.[129]

Actividades laborales

Desde el siglo XX en la ciudad se han desarrollado las industrias relacionadas con el sector primario, destacando el sector textil y el agroindustrial, llegando a constituir un centro de cambio e intermediación en el sur andino, sirviendo de nexo entre la costa y la sierra.[130]

De acuerdo a la «Encuesta de Hogares Especializada en Niveles de Empleo» cuenta con la mayor cantidad de «Población Económicamente apta para Trabajar» del interior del país que asciende a 625.547 personas y la mayor cantidad de Población Económicamente Activa (PEA) que asciende a 376.764 personas misma que presenta una tasa de actividad laboral por encima del promedio del país con un promedio de ingreso mensual de 928 nuevos soles[131]​ cuyas principales áreas de actividad en las que desempeñan es la industria manufacturera (12,9 %), el comercio (23 %) y los servicios no personales (36,6 %).[132]

Turismo

El turismo es un factor dinamizante de la economía, consolidándose como la tercera ciudad más visitada del país, después de Cuzco y Lima.[133]​ En el año 2010 llegaron a la ciudad un total de 1.395.000 visitantes, según cifras del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo.[134]

Industria

El sector industrial de la ciudad cuenta con la mayor diversificación a nivel nacional[135]​ y es la segunda ciudad más industrializada de Perú[17]​ producto de la creación del Parque Industrial durante el primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde Terry. Después de dos grandes terremotos, en 1958 y 1960, con la ley de la «Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa» se construyó el Parque Industrial con dos o tres fábricas en aquel momento, y la fábrica de Cemento Yura.[135]

El sector industrial de la ciudad está constituido por Parques Industriales entre los cuales se pueden mencionar al «Parque Industrial de Arequipa» orientado a grandes y medianas empresas, el «Parque Industrial de APIMA» a pequeñas empresas,[136]​ el «Parque Industrial de Río Seco» y zonas industriales en la Av. Alfonso Ugarte, la Variante de Uchumayo y del Cono Norte.[137]​ Finalmente, existe un sector no consolidado y en proyecto, Umapalca y Ladrilleras camino a Yarabamba. La ocupación espacial de los zonas destinadas a la industria abarcan una extensión de 286 hectáreas.[138]

El Parque Industrial de Arequipa a lo largo de su existencia ha sufrido diferentes transformaciones de sus ramas industriales, observándose un mayor dinamismo a las industrias ligadas al consumo (alimentos y bebidas), a la construcción (P.V.C., cemento y acero) y las de exportación (empresas textileras). En este polígono industrial también se encuentran empresas dedicadas a la industria química y a la de plásticos, empresas productoras de minerales no metálicos, de papelería e imprenta, entre otros;[135]​ conglomerando a más de 150 empresas, entre las que se puede destacar a Alicorp S.A.A., Alimentos Procesados S.A., Laive, La Ibérica, Manuel Muñoz-Nájar, Papelera Panamericana S.A., Consorcio Industrial Arequipa S.A., Omniagro, Cervecerías Backus & Johnston, Corporación Aceros Arequipa. Asimismo, en Arequipa se encuentra desarrollada la industria textil tanto de algodón como de fibra de alpaca y lana representada por la fábricas: Francky y Ricky, Michell & Cía. e IncaTops, empresas que también se encuentran en el Parque Industrial de Arequipa.[135]

En sus 332 hectáreas[23]​ cuenta con 5817 predios[139]​ de los cuales 500 inmuebles son categorizados como patrimonio, han sido construidos generalmente en el siglo XIX, sobre el sitio de edificios coloniales anteriormente destruidos por el terremoto de 1868. Las casonas, generalmente hechas en sillar, se caracterizan por sus arcos semi-circulares y sus techos en bóveda. Las estructuras de sillar poseen siempre los muros gruesos: 1 a 1,5 metros para las habitaciones, más de 2 metros para las iglesias. Gracias a la utilización de mortero de cal, los muros se muestran homogéneos, imagen que se refuerza con las bóvedas de ladrillo o de sillar que se justifican en la rareza de la madera.[140]

Entre arquitectura civil, arquitectura militar y religiosa categorizadas como patrimonio, entre los edificios civiles destacan la Casa Moral, La Casa de Tristán del Pozo, La Casa de Irriberry, La Casa del Pastor, El Palacio de Goyeneche y La Mansión del Fundador. Respecto a la arquitectura religiosa destaca «El monasterio de Santa Catalina» (el más importante e impresionante monumento religioso del Perú).[141]​y La iglesia de la Compañía y sus claustros, fundada por los jesuitas en el siglo XVII, (la que a veces alberga diferentes eventos culturales y de moda), «la iglesia y convento de la Merced», «el conjunto arquitectónico colonial San Francisco» (que data del siglo XVI), «el convento Franciscano La Recoleta»,y en lo que refiere a la arquitectura militar destacan «El Fundo El Fierro» y «La Cárcel de Siglo XX».

En la ciudad se constituye una escuela estilística propia denominada «Escuela arequipeña» de crucial importancia en toda la región y cuya influencia llegó hasta Potosí. Esta escuela se caracteriza por la profusa decoración textilográfica y planiforme de los espacios libres y por el diseño y volumen de sus portadas, que difieren en estos aspectos de las portadas cuzqueñas y limeñas.[142]

El sillar, ha tenido una presencia gravitante en la región Arequipa, desde el uso casi mágico por las culturas preincaicas hasta la actualidad. Los primitivos pobladores de la región lo emplearon para dejar petroglifos y pictogramas.[143]

La arquitectura en el casco histórico se caracteriza por el protagonismo del sillar, cuya utilización se inicia en el último tercio del s. XVI. Esta piedra volcánica, blanca o excepcionalmente rosada, blanda, ligera, y resistente a la intemperie, surgió como solución estructural antisísmica. El sillar no se pudo aprovechar los primeros años, salvo para las portadas de la iglesia mayor y de algunas viviendas. La ciudad original se construyó con adobe, cal y canto, techos de palos y paja, o bien torta de barro. Casas de este tipo se hicieron hasta el siglo XIX y fueron frecuentes en el siglo XVIII, algunas subsisten en el primitivo barrio de San Lázaro. Más tarde aparecieron el ladrillo y la teja, casas con teja se encuentran en el Monasterio de Santa Catalina. El cataclismo de 1582 liquidó estos sistemas y planteó la reconstrucción antisísmica. Apareció entonces el sillar como la solución estructural privilegiada.[144]

Los grandes terremotos los que marcaron hitos en la formación de la arquitectura arequipeña. Se pueden mencionar cinco períodos:

En el casco histórico se contabiliza la existencia de 14 iglesias o templos, 4 capillas, 5 conventos y 3 monasterios.[145]​ Entre los monumentos de este tipo destacan:

Existen 10 edificaciones que por origen se dedicaron a fines cívicos, como lo son los teatros Fénix y el Teatro Municipal, el Hospital Goyeneche y el Hospital de Sacerdotes de San Pedro, los puentes Bolognesi y Grau, el Instituto Chávez de la Rosa, la Estación del Ferrocarril, el Mercado San Camilo y el Molino de Santa Catalina.[145]

El centro histórico de Arequipa careció de una muralla tal y como la tuvo la ciudad de Lima, pese a ello persisten monumentos de carácter militar como la cárcel de Siglo XX y el penal de mujeres de Fundo el Fierro.[151]

En el ámbito del Centro Histórico existen 246 casonas declaradas monumentos que tuvieron uso doméstico,[145]​ este tipo de edificaciones se caracterizan por sus sólidos anchos muros hechos a la manera de cajón, con arcos y bóvedas similares a los construidos en los templos y monasterios religiosos, dando la misma robustez y monumentalidad a estas construcciones edificadas desde el siglo XVII y XVIII y generalmente usadas para vivienda.[144]

Localizada a 2 kilómetros de la plaza de armas de Arequipa. Es la capital del distrito de Yanahuara y es famosa por sus iglesias y callejones construidos con estilo andaluz.[152]​ Su caso histórico denominado Zona Monumental de Yanahuara es Patrimonio Cultural de la Nación desde 1972.[153]

Localizada a 3 kilómetros del centro histórico de Arequipa. Lugar conocido por sus picanterías y donde existe una bella iglesia del siglo XVII.

Valle con las aguas naturales más cristalinas de la región. Aquí se encuentra el molino de Sabandía, construido y en funcionamiento desde el siglo XVIII.

Se encuentra a 12 km de la ciudad. Construida al borde del río Socabaya, es una residencia que perteneció a diferentes propietarios de renombre histórico del Perú aunque se hizo especialmente conocida por ser una de las principales propiedades de la familia Goyeneche.[154]

En el centro histórico se localizan numerosos parques y plazas que suman un total de 26 hectáreas de áreas verdes que se complementan con las 22 hectáreas de campiña dentro de esta zona monumental,[155]​ entre las plazas y parques destacan los siguientes espacios:

En las afueras de esta zona monumental los espacios naturales que destacan son los siguientes:

Televisión

El 15 de agosto de 1959 fue la inauguración oficial de la televisión en la ciudad de Arequipa, la transmisión se llevó a cabo desde el Pabellón de la Cultura de la Universidad Nacional de San Agustín, como iniciativa del empresario Jack Dwyre a través de la Televisora Sur Peruana – Canal 2 de Televisión, hoy TV UNSA. Los programas eran vivo y en la primera transmisión inaugural se presentó la Miss Universo 1958, Gladys Zender.[160]​ La Universidad Nacional de San Agustín sería así la primera casa superior de estudios en Sudamérica en contar con un medio de comunicación como la televisión. En ese sentido, fue destacable la labor de su Instituto de Extensión Cultural que estuvo a cargo del doctor Gustavo Quintanilla Paulet.[160]

Por otro lado en 1962, Arequipa fue la primera ciudad del emitir una señal descentralizada a través de Radio Televisión Continental (canal 6), posteriormente en el año de 1987 nace el canal 8 perteneciente a la Compañía de Radiodifusión Arequipa S.A., señal que desde el año 2012 se transmite como ATV Sur.[161]

Entre el prensa impresa destacan el Diario El Pueblo, Diario de la ciudad, fundado en 1905. Los principales semanarios de la región son Mercados & Regiones, principal medio de comunicación empresarial[cita requerida] y Semanario El Búho, Política y cultura desde Arequipa. [cita requerida]

Parque automotor

En el año 2018 circulan más 312 499 vehículos por la ciudad de Arequipa según la Superintendencia de los Registros Públicos,[162]​ en el mismo año el parque automotor se vio incrementado en 64 000 vehículos, de los cuales 12 360 correspondieron a vehículos nuevos.[163]

La malla vial metropolitana posee una estructura radiocéntrica que se soporta en cuatro vías primaria o troncales: Av. Ejército, Av. Jesús, Av. Alcides Carrion, Variante de Uchumayo y la Av. Parra y permiten el traslado de la población de desde las áreas intermedias y periféricas a los centros de actividad. Estas vías de carácter longitudinal se articulan entre sí mediante vías colectora, conformando un anillo alrededor del área central formado por: Av. Venezuela, Teniente Ferré, Progreso, Av. Arequipa, Av. Gómez de la Torre, Av. La Marina, San Martín, Av. Salaverry, Mariscal Cáceres, Malecón Socabaya y Av. Venezuela.

Este sistema es completado con alguna vías principales como: Av. Cayma, Av. Arequipa, Av. Goyeneche, Av. Kennedy, Av. Dolores, Av. Lambramani, que llevan los flujos de las vías locales a las colectoras y viceversa.

Es el sistema de transporte público de Arequipa en fase de construcción e implementación a cargo del Ministerio de Transporte y Comunicaciones y la Municipalidad Provincial de Arequipa, el sistema está compuesto por un esquema de red racionalizada basado en dos rutas denominadas troncales que funcionan con Buses de Transporte Rápido (BRT) denominados «SITransporte» que interactúan con redes alimentadoras y rutas estructurantes.[164]

Todas las rutas operaran coordinas por un sistema interconectado de pago y un sistema de control de flujo de pasajeros.[164]

Arequipa es servida por el Aeropuerto Internacional Alfredo Rodríguez Ballón ubicado en el distrito de Cerro Colorado a unos 12 km al noroeste del centro de la ciudad, por sus características y equipamientos es uno de los mejores del país,[166]​ desde el año 2011 a través de una concesión es administrado por el consorcio «Aeropuertos Andinos del Sur».[167]

En el año 2017 presentó un flujo de pasajeros de 1 153 081 pasajeros entre vuelos nacionales e [168]​ y un flujo de carga de 2193 toneladas en el año 2010, constituyéndose como el segundo en la región sur en el fluido de tráfico de pasajeros después del Aeropuerto Internacional Alejandro Velasco Astete, de la ciudad de Cuzco, y tercero en el país.

El aeropuerto mantiene conexiones aéreas diarias con las ciudades de Lima, Cuzco, Juliaca y Tacna y con destinos internacionales como La Paz, Santiago de chile [169]​ con próximos vuelos regulares a Buenos Aires, Argentina.[166]​ En el año 2011 existen cuatro compañías aéreas que brindan sus servicios en vuelos de cabotaje, con un total de 38 vuelos diarios en temporada baja entre sus principales destinos y 52 vuelos diarios en temporada alta. La compañía Sky Airline realiza tres vuelos reguales a cada uno de los destinos internacionales (Arica, Iquique, Antofagata, Santiago de Chile) por semana, y próximamente a la ciudad de Buenos Aires con código compartido con Aerolíneas Argentinas.

El sistema de interconexión ferroviaria viene funcionando en Arequipa desde el año 1871, permite la comunicación entre la costa y la sierra y diferentes niveles de progreso y expansión de los centros poblados ubicados a su paso.[cita requerida] El sistema está constituido por las líneas: Cuzco-Puno-Arequipa y Arequipa-Mollendo. Reviste de gran importancia estratégica dentro de un sistema de comunicación multimodal en la macrorregión sur; ya que es el medio más eficaz y económico para el transporte de carga pesada a grandes distancias.[cita requerida]

El «Terrapuerto Internacional Arequipa» se encuentra en el distrito de Jacobo Hunter desde el cual la ciudad y la región de Arequipa se conecta por tierra a todo el Perú y con La Paz, Santiago de Chile, Mendoza y Buenos Aires.[cita requerida]

Aparte de contar con el terrapuerto internacional cuenta con el Terminal Terrestre de Arequipa de uso regional y con servicios hacia la sierra y la costa. En la ciudad de Arequipa existen vías interregionales, constituidas por la Variante de Uchumayo que sirve como conexión con la costa, la salida a Yura que sirve como conexión con la Sierra y la salida de Jesús que sirve de conexión para los zonas altas de Arequipa y la zona de Chiguata.[cita requerida]

Arequipa tiene un elevado consumo de electricidad y un alto nivel de electrificación alcanzando una tasa del 99 %. La generación de energía está a cargo de la Empresa de Generación Eléctrica S.A. (EGASA) la cual opera seis centrales hidroeléctricas con una potencia instalada de 177,6 MW y dos térmicas de 155 MW. El suministro de energía eléctrica para la ciudad es de 120-130 MW cuya distribución está a cargo de la Sociedad Eléctrica de Arequipa (SEAL), el consumo de energía eléctrica es de 90 MW, de los que 85 MW corresponden al consumo residencial en horas punta de los hogares arequipeños y el 33 MW al consumo industrial. En el 2002 consumió un total de 1 108 689 MWh de energía eléctrica, de los que 87,6 % correspondieron a la generación hidráulica y el 12,4 % a generación térmica.

En julio de 2013, el gobierno del Perú adjudicó a la multinacional española Gas Natural Fenosa la concesión para la distribución masiva de gas natural a la ciudad de Arequipa, junto a otras tres ciudades del sur del país, concretamente Moquegua, Tacna e Ilo.[170]​ La primera fase del proyecto, con abastecimiento conjunto a 64 000 viviendas, debe entrar en servicio a fines del 2015. El proyecto está concebido para recibir suministro por un ducto virtual (con camiones cisterna) procedente de la Planta de Licuefacción de Gas de Pampa Melchorita a dos plantas de gasificación, distribuyéndose desde ellas a la ciudad por una red subterránea.[171]​ En una etapa posterior es probable que la red se abastezca desde el gasoducto del Sur Peruano, actualmente en proyecto adjudicado en julio de 2014 al consorcio constituido por la constructora brasileña Odebrecht y la gasista española Enagas.[172]

La red de abastecimiento de agua potable y la depuración de las aguas residuales de la ciudad de Arequipa es llevada a cabo por la empresa SEDAPAR - creada en 1961 como empresa privada de derecho público - cuyos accionistas son las municipales distritales de la ciudad. El suministro de agua potable es abastecido por siete fuentes con una producción de 4 293 833 m³ mensuales siendo la más importante la planta purificadora de La Tomilla que produce el 84 % del total del agua potable distribuida. En la ciudad el 53 % de la población cuenta con servicio de agua potable, con un total de 143 856 conexiones domiciliarias con una dotación de 153 L/hab/día y de 17 010 conexiones para otros uso industrial y agrícola con una dotación de 42 L/hab/día.[cita requerida]

El tratamiento de las aguas residuales provenientes de las redes doméstica y de alcantarillado se lleva a cabo en la estación depuradora de Chilpinilla presente en la ciudad y que se encarga de tratar el 8,12 % de las aguas servidas producidas. En proceso de construcción se encuentra la planta de tratamiento La Escalerilla a cargo de la empresa española Acciona-Agua que tendrá una capacidad para dar soporte a un caudal de 35 000 m³/día y una población de 180 000 personas.[cita requerida]


Según la información del Censo 2007 del INEI en Arequipa, existe una población estudiantil que asciende a 823.148 habitantes de 3 años o más que asiste a algún centro de enseñanza regular, la cual representa el 95,24% de toda la población provincial de Arequipa.[cita requerida]

En el año 2007 en los distritos que conforman la ciudad 20 595 alumnos alcanzaron el nivel de educación infantil o inicial, 143 543 la educación primaria y 219 305 la educación secundaria. Entre los colegios más antiguos de la ciudad se encuentra el Seminario de San Jerónimo en funcionamiento desde 1622,[179]​ el Institución Educativa Emblemática Independencia Americana, Colegio San Francisco de Asís, Colegio Salesiano Don Bosco, Colegio De la Salle y el Colegio San José.

La ciudad de Arequipa cuenta con la presencia de más de quince universidades, siendo solo una nacional y ocho privadas con sede principal universitarios una población de 56 087 alumnos, constituyéndose como la ciudad con mayor cantidad de casa de estudios universitarios del país después de la capital y la ciudad con la mayor población universitaria del Perú porcentualmente hablando. La población categorizada con formación universitaria y no universitaria completa alcanzó los 108 823 y 70 252 alumnos respectivamente.[cita requerida]

La primera universidad privada creada en la ciudad fue la Universidad Católica de Santa María, a la creación de esta universidad le siguieron la Universidad Católica San Pablo, Universidad Autónoma de San Francisco.[180]​ y la Universidad de la Salle, misma que pertenece a la Red Internacional de Universidades de La Salle, además la Universidad Privada Javier Prado y Universidad Autónoma del Sur.[cita requerida]

Adicionalmente, en la ciudad se encuentran ubicadas sucursales de otras universidades —como una sede de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, filiales de la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez; Universidad Tecnológica del Perú; Universidad Alas Peruanas; Universidad Privada San Pedro; la Universidad del Mar de Chile; la Universidad Los Ángeles de Chimbote, la Escuela de Negocios San Francisco Xavier, la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y la Universidad San Martín de Porres por ejemplo— que se suman universidades constituidas en la ciudad de Arequipa.[cita requerida]

Universidad Nacional de San Agustín

Es la segunda universidad pública más grande del país, por detrás de la Universidad Mayor de San Marcos,[182]​ tuvo como predecesora a la Universidad Real y Pontifica Intra calustra, creada por cédula el 22 de enero de 1714 y a la Academia Lauretana de Ciencias y Artes fundada el 10 de diciembre de 1821,[183]​ a partir de las cuales nació la Universidad Nacional de San Agustín que fue instalada el 11 de noviembre de 1828 pero según la ley universitaria se reconoce la creación de la universidad el 2 de junio de 1827.[184]

La universidad cuenta con tres campus universitarios, el localizado entre las avenidas Independencia y Venezuela es denominado ciudad universitaria. La construcción de la urbe universitaria es producto de la proyección realizada por el arquitecto Héctor Velarde en el año 1940[185]​ pero no es sino hasta 1962 que la universidad descentraliza sus funciones y se traslada a la ciudad universitaria.[108]​ Las características de la ciudad universitaria corresponden a un esquema totalmente académico al estilo de las enseñanzas de L'Ecole des Beaux Arts de París, con notoria simetría en la disposición de los elementos y pabellones que luego llevarían a un léxico formal neocolonialismo[181]​ que llevaron a adoptar un «estilo arequipeño» cuyos rasgos formales trascendieron la ciudad y se proyectaron a otros centros del Perú y al resto de América.[nota 6]

Por ser la capital administrativa y económica de la Región Arequipa, la ciudad concentra la mayor cantidad de centros de salud tanto públicos y privados que en total suman 680 establecimientos.[187]​ Las instituciones de salud pública que están presentes en la ciudad son:

El deporte más seguido en Arequipa es el fútbol, este deporte se encuentra representado por el club de fútbol FBC Melgar y quien fuese en el año 1981 el primer campeón peruano fuera del departamento de Lima desde que el campeonato peruano fue el Torneo Descentralizado.[191]

Entre los escenarios con los que cuenta la ciudad para la práctica de deportes podemos mencionar al Estadio Universidad Nacional San Agustín, el Estadio Mariano Melgar, al Estadio Los Palitos y al Estadio de Umacollo.[cita requerida]

Las manifestaciones culturales se desarrollan principalmente en los institutos culturales; organizaciones como la Alianza Francesa, el Centro Peruano Alemán y el Centro Cultural Peruano Norteamericano organizan actividades en torno a las artes, la música, la danza y la literatura, entre otros. Por su parte, el Centro Cultural Chaves de la Rosa de la Universidad Nacional de San Agustín y la Universidad Católica de Santa María promueven diversas actividades.[192]

En la década de 1990 las instituciones bancarias mostraron gran interés en promover y gestionar actividades culturales; las empresas privadas, por su parte, se sumaron a este movimiento auspiciando diversos proyectos.[193]

La cultura arequipeña está marcada por el carácter regionalista de sus habitantes, Arequipa a diferencia de otras grandes ciudades peruanas con características cosmopolitas y amerindias se ha destacado como una «gran isla española » de donde nacen posiciones yuxtapuestas, como resultado de esto los perfiles regionales de Arequipa están más claramente definidos que en el resto del Perú, a la vez tanto culturalmente como geográficamente es calificado como un oasis cultural y natural[203]​ y es reafirmado por la documentación de Ventura Travada:

A diferencia de otros sentimientos regionalistas, el sentimiento regionalista arequipeño estaba conectado a la lucha con el centralismo:

Existen elementos que han conformado en torno a la cultura arequipeña y un sello distintivo es el orgulloso regionalismo, manifestado en numerosos insurreciones o revoluciones que le han ganado el apodo de «Ciudad caudillo» o a consagrar frases como la de Jorge Basadre, «Arequipa es la pistola que apunta al corazón de Lima», haciendo referencia al antagonismo que existe entre ambas ciudades.[55]

Ese orgullo que se refleja, por ejemplo, en tener entre sus coterráneos a quien fuera Presidente de la Corte Internacional de Justicia (La Haya), Dr. José Luis Bustamante y Rivero, también presidente de Perú; a quien fuera Presidente de una de las Asambleas de las Naciones Unidas: Víctor Andrés Belaúnde y al ganador de la Copa Davis, Alejandro Olmedo.

Un elemento de la cultura arequipeña es su dialecto del español que incorpora un característico modo cadencioso de hablar, en el que se suele prolongar la última vocal de la palabra final en cada frase. El español de Arequipa, incorpora además, varias palabras del quechua, además del uso del voseo.[cita requerida]

Arequipa es una de las pocas ciudades en el Perú que usa el voseo (vos) en su habla cotidiana, propia del dialecto loncco, aunque esta tendencia esta próxima a la desaparición.[cita requerida]

Voseo

Todas las fuentes coinciden en reconocer a la provincia de Arequipa como el área representativa del voseo peruano,[205][206]​ en general en el Perú, el voseo es visto en áreas rurales de zonas limítrofes con áreas de voseo excepto en Arequipa, donde vosean hablantes de las áreas rurales y urbanas,[207]​ es de uso arcaico y en recesión; además del uso del solo uso de vos, en Arequipa se utilizan las desinencias verbales voseantes chilenas.[207]​ Con respecto al paradigma voseante de Arequipa, suele estar vinculado al voseo monoptongado del tipo II, aunque posiblemente por influjo colonial en la segunda conjugación se dan conjugaciones de tercera persona.[208]

El dialecto loncco

Es un dialecto de las zonas rurales de la ciudad, se ha perdido en gran parte, gracias a las migraciones de otras provincias y a la estandarización del castellano por los medios de comunicación de la capital, no obstante, en los colegios siempre se promueven competencias de poemas lonccos.[cita requerida]

también que somos rústicos, toscos y ordinarios: pueden ponernos todos los apodos que truenen mal, comparamos con un desgastado cuchillo oxida'u. pero nunca nos quitaran nuestro modo de hablar.

No importa, maqueseya cantando o quetimbiando, nuestro dejó es arequipeño, no es roto, guaso ni limeño. Loncco es el que madruga con el Lucero matutino, pa' tomar el primer bebe de agua del fresco manantial

Fragmento del «Loncco» de Félix García Salas, «El Poeta Loncco» de Arequipa [cita requerida]

dos clamores sonaron, allá en el campanario de mi pueblito solitario; dos clamores llorones que me ccajllaron l’alma, había muerto mi mama, la más guapa de las mamas.

Y las gentes de la útra banda, chimbando el río llegaban, y tuitos puel’alma rezaban de la qu’en vida jué mi mama”; tan güeña que era la finada, tuito el pueblo comentaba, y cada campanazo que sonaba,

Su base o principio está en al arte iconográfico de sus petroglifos y en la cerámica precolombina. El sitio con más gráfos en piedra están el Toro Muerto que ha sido motivo de muchos estudios, entre los que destacan los del Dr. Eloy Linares Málaga y del cubano Dr. Antonio Núñez Jiménez.

Su segundo estado es el aporte Español e indo-americano, que en un comienzo tuvo aplicaciones en la talla de muros, caras de Iglesias y tallado de altares, des pues apareció la pintura mestiza, que es una visión ingenua trataron de recrear el simbolismo cristiano. Ese arte de claro oscuro profundo, ingenuidad anatómica y de disposiciones hieráticas duró por muchos años ya que el renacimiento europeo no llegó con fuerza por razones de distancia geográfica, pero a manera que los medios y viajes se incrementaron llegaron los avances y preámbulos para la tercera etapa, que es el arte académico y romántico, en ese entonces las familias arequipeñas acomodadas traían arte europeo, mayormente de Francia, Inglaterra y España, ese arte, aunque no de maestros de alto nivel, dio las bases para el avance de lo que sería el cuarto estado de nuestra historia de bellas artes, Carlos Baca Flor, Enrique Masías, Jorge Vinatea Reynoso como preámbulo del arte contemporáneo de Víctor Martínez Málaga, Teodoro Núñez Ureta, Alejandro Núñez Ureta y Enrique Urízar, José Luis Pantigoso entre los jóvenes de esa corta vanguardia basada en el impresionismo y nuevo realismo americano.[cita requerida]

Después de esa quinta etapa el arte amorfo, simbolista y de otras corrientes y estilos entre los maestro de esta nueva era figuran Pablo Nuñes Ureta, Luis Palao Berastain, José «El Choclo» Ricketts, Mauricio Guinassi, Ramiro Pareja, Claudia Cusi, Hernan sosa, David Condori, Erick Huanca, Jaime Antillaque y otros grupos de artistas y organizaciones como «Luces del sur» o jóvenes que en la actualidad aportan en los varios tendencias de comunicación artística como grupo «Los otros» esto en la escena del arte visual. Al igual que en la caricatura Omar Zevallos, jóvenes como Valois Inga o Víctor Sanjinez. El museo de Arte Contemporáneo de Arequipa y la colección de la compañía Michell, son buenos puntos de referencia plástica.[cita requerida] Tampoco olvidemos en las artes visuales los procesos históricos con la fotografía.

La literatura arequipeña se remonta a los siglos XVI, XVII y XVIII; de estas décadas se conservan los escritos de don Fulgencio Maldonado y lo escritos que conservó don Ventura de Travada y Córdova, como Opúsculo, que figura en el capítulo final de «El Suelo de Arequipa convertido en Cielo», manuscrito que reproduce los poemas laudatorios con motivo del estreno del monasterio de Santa Rosa de Lima, en Arequipa, el mes de junio de 1747. Los dos poetas más antiguos de la ciudad y que tuvieron a cargo la alcaldía de la ciudad fueron Alonso Picado y Diego Martínez de Rivera quien permaneció en la ciudad desde agosto de 1556. Este último citado por don Miguel de Cervantes Saavedra en su Canto de Calíope, de «La Galatea», publicada en 1584.

En el siglo XVI, los escritos se caracterizan por la especial inclinación de los escritos hacia la crónica historicista, uno de los primeros escritos describen la batalla de Chupas en la cual los encomenderos describen una relación de sucesos al emperador a través de una carta data en San Juan de la Frontera, el 24 de septiembre de 1542. El segundo escrito de este tipo escrito en 1571 por Pedro Pizarro, conquistador y vecino de la Ciudad de Arequipa denominada: Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reynos del Perú, y del Gobierno y orden que los naturales tenían y tesoros que en ella se hallaron y de las demás cosas que en él han subcedido hasta el día de la fecha.

Sin embargo quien se yergue como precursor de la historiografía mistiana es Ventura Travada y Córdova quien a lo largo de varios años escribe su obra que describe la historia general de la ciudad denominada: «El Suelo de Arequipa convertido en Cielo, en el estreno del Religioso Monasterio de Santa Rosa de Santa María que fundó el Ilustrísimo Señor Doctor Don Juan de Bravo y Rivero, del Consejo de Su Majestad, Dignísimo Obispo de Arequipa; por el Dr. D. Ventura Travada, 1752». La obra terminada de escribir en 1752 y publicada por primera vez, en 1877, el coronel Manuel de Odriozola en la Colección de Documentos Literarios del Perú, Tomo X. Con el título de «Historia General de Arequipa» lo reprodujo el diario «El Deber», en 1899, 1924 y 1954. Finalmente, el Dr. Vladimiro Bermejo lo incluyó parcialmente en la Colección del Primer Festival del Libro Arequipeño, en el tomo 2, (Lima, 1958), con su título original.

Nacido en el caserío de Zamacóla, cerca de Indusi, del pueblo de Dima, del Señorío de Vizcaya (España), el año de 1739, don Juan Domingo de Zamácola y Jáuregui fue el cronista por antonomasia que Arequipa necesitaba en los cincuenta años anteriores a la proclamación de la Independencia Nacional. Los títulos de sus principales obras son: «Derrotero desde Buenos Aires hasta Arequipa, con noticias de cuanto raro y particular se halla en las ciudades, pueblos y caminos del tránsito», «Historia de nuestra Señora de Cayma», «Relación puntual y verídica de los estragos que causó en la Muy Noble y Leal Ciudad de Arequipa el espantoso terremotoacaecido el día 13 de mayo de 1784», «Relación de los temblores desde el 14 de mayo al 31 de diciembre de 1784», la Crónica de la revolución de Tupac Amaru, sucesos acaecidos en las Provincias del Perú desde 1780 hasta 1789; «Diario de Viaje de Visita del Iltmo. Sr. Obispo Chávez de la Rosa a las Provincias de Tacna, Moquegua y Tarapacá en 1789», «Resumen Histórico de la vida del lltmo. Sr. D.D. Manuel Abad y Llana, Obispo de Córdova de Tucumán y de Arequipa», «Historia de la fundación del Nuevo Pueblo de San Fernando de Socabaya, con cuyo motivo se hace una ligera descripción de la Ciudad de Arequipa y se refieren algunas antigüedades» (1796), «Serie Cronológica de los lltmos. Obispos que han gobernado la Santa Iglesia de Arequipa»; e «Historia General de Arequipa y de las siete provincias de su Obispado, con relación de los puertos, volcanes, montes, ríos, feracidad de sus tierras, costumbres de sus gentes, fundación de sus monasterios, noticia de sus primeros pobladores y conquistadores desde el cuarto Rey del Perú, Mayta Capac», varias de las cuales no son habidas a la fecha.

La identidad de la literatura arequipeña está ligada a los albores libertarios del siglo XIX. Mariano Melgar es, en ese sentido, un referente obligatorio, pues con la calidad de su lírica, con su ejemplo vital y con su atención a los temas y modos de la tierra trazó la línea que orientaría la creación literaria en su ciudad natal.

A mediados del siglo XIX, las voces poéticas de Benito Bonifaz, Manuel Castillo, José Mariano Llosa, Ignacio Gamio, entre otros, otorgaron prestigio a las letras arequipeñas. En 1881 se publican las «Tradiciones de Arequipa o recuerdos de antaño» del destacado historiador y tribuno Mariano Ambrosio Cateriano. A fines de ese siglo, la novela Jorge, el hijo del pueblo (1892), de María Nieves y Bustamante, en la línea de Víctor Hugo, en opinión de Luis Alberto Sánchez, nos daba en su interesante «Introducción», algunas señas preciosistas de la Ciudad Blanca.

La poesía se encamina hacia el magisterio vibrante de Manuel González Prada, y surgen los poemas llenos de ideas y conceptos de Jorge Polar, filósofo y jurista, autor de Arequipa. Descripción y estudio social (1891), cuya afirmación: «Años se ha batido Arequipa bravamente para conquistar instituciones libres para la Patria. No se nace en vano al pie de un volcán», sintetiza el sentimiento que inaugurara Mariano Melgar y que, de una u otra forma, está presente en la literatura arequipeña del siglo XIX y buena parte del XX; y la voz romántica de Francisco Mostajo, caudillo popular, quien critica abiertamente el tono imperante y propugna sin conseguirlo, los aires vitales del modernismo en sus Pliegos al viento de 1908.

El siglo XX impone el ritmo y el desenfado característico de los jóvenes. En ese ámbito aparece el Grupo El Aquelarre, con aspiraciones netamente modernistas.

Sus representantes conforman una generación variopinta, pero con una misma inquietud de cambio. Están en sus filas: Percy Gibson, César Atahualpa Rodríguez, Federico Agüero Bueno y Renato Morales de Rivera. Este grupo arequipeño, especie de «colónidos» (del grupo Colónida de Lima, que fundó Abraham Valdelomar en la década del 10), al que se suman los destacados poetas Alberto Guillen y Alberto Hidalgo este último un vanguardista que no ha recibido aún el reconocimiento que merece, asume un lenguaje más libre, alejado ya de la retórica imperante romántica. Su filiación estaría más cerca de algunas nociones vanguardistas.

La tertulia se organiza en los salones, y el talento de los poetas de la época son reseñados magistralmente no por un arequipeño, sino por Abraham Valdelomar, quién evoca una velada de 1910 en el artículo «El trono del sol. Notas de un viaje». El Conde de Lemos destaca en él a Percy Gibson autor de los versos del famosísimo vals Melgar, al que puso música Benigno Ballón, a quien invita a escribir en la revista Colónida.

Por su lado, La torre de las paradojas (1926), de César Atahualpa Rodríguez, que rinde homenaje a su tierra natal, tanto como su «Canto a Arequipa» (1918), marcan la pauta de ese orgullo regionalista al que nos hemos referido al comienzo. A este grupo sucedió el que representaron Manuel Gallegos Sanz, los hermanos Jorge y Xavier Bacacorzo y Guillermo Mercado (1904-1983), este último, poeta que se inicia dentro de indigenismo y que publicara, entre otros libros, Oro del alma (1925) Un chullo de poemas (1928) y Canto a Sachaca (1940). La prosa tuvo su máximo exponente, en la primera mitad del siglo XX, en la figura de Augusto Aguirre Morales (1888-1957), quien dejó como prueba de su maestría la novela El pueblo del sol (cuyo primer torno es de 1924), la cual logró resonancia continental. Entre sus obras destacan Flor de ensueño (1906) y Devocionario (1913), poemarios, y La justicia de Huayna Cápac (1919), novela.

Hombre de letras y periodista, Aguirre Morales trabajó en los diarios Universal y La Crónica. Entre sus contemporáneos están Juan Manuel Osorio y Juan Manuel Polar. Más tarde, Arequipa también produciría a un notable crítico literario, reconocido internacionalmente, Antonio Cornejo Polar (1936-1996) quien aplicó con agudeza el concepto lo de «heterogeneidad» en los estudios literarios latinoamericanos. Nacido en Arequipa en 1931, Oswaldo Reynoso dio a conocer, en 1961, «Los inocentes, relatos», y en 1964, la novela «En octubre no hay milagros, que han tenido múltiples reediciones. Dueño de una prosa de aliento poético, posteriormente ha publicado El escarabajo y el hombre» (1970), «En busca de Aladino» (1993) y «Los eunucos inmortales» (1995). Pero, sin duda, el arequipeño más renombrado en el campo de las letras es Mario Vargas Llosa (1936), premio Nobel de literatura en 2010 y autor entre otros textos de «La ciudad y los perros» (1964), «La casa verde» (1966), «La guerra del fin del mundo» (1981), «La fiesta del Chivo» (2000) y la inspirada en la vida de Flora Tristán, «El Paraíso en la otra esquina» (2003).

Arequipa mantiene una vida literaria intensa y, para mencionar solo algunos nombres de generaciones distintas, citaremos a José Ruiz Rosas, poeta que, aunque nacido en Lima (1928), desarrolló su valiosa obra poética en la ciudad de Arequipa y autor entre otros poemarios de Urbe (1968), La sola palabra (1976), Elogio de la danza (1980) y cuya Obra poética fue reunida en 2009; Aníbal Portocarrero (1930), cuya Poesía reunida fue publicada en 2014; Edgar Guzmán (1935), autor de Perfil de la materia (1987) y otras obras que figuran en su Obra poética completa (2010); Walther Márquez (1945), autor de Ángel inesperado (1970) y otros poemarios; Oswaldo Chanove (1953), poeta, autor de El héroe y su relación con la heroína (1983), Estudio sobre la acción y la pasión (1987) y El jinete pálido (1994); Alonso Ruiz Rosas (1959), poeta, autor de Caja negra (1986), Sacrificio (1989), La enfermedad de Venus (2000); el narrador Edmundo de los Ríos (1944-2008), autor de Los juegos verdaderos (1968) y de otras novelas inéditas; Teresa Ruiz Rosas (1956), finalista del premio Herralde con su novela El copista (1994), autora de La mujer cambiada (2008), Nada que declarar (2013) y reconocida traductora; Carlos Herrera (1961), narrador de enfoque original que ha publicado Blanco y negro (1995) y Crónicas del argonauta ciego (2002); ; Dino Jurado (1958) autor del libro de cuentos Sigo corriendo (2013); Orlando Mazeyra Guillen,(1980). Escritor y cronista. Editor Cultural de la Universidad La Salle y colaborador del semanario «Hildebrandt en sus trece», su último libro «Mi familia y otras miserias» apareció bajo el sello Tribal (Lima, 2013), ha publicado ficción y no ficción en El Malpensante (Colombia)y otros trabajos narrativos en revistas literarias virtuales como Ciberayllu, Cervantes Virtual (Alicante), El Hablador (Lima), Letralia (Venezuela), Hermano Cerdo (México), Badosa.com (Barcelona), Destiempos y en el Proyecto Patrimonio de Santiago de Chile. Ha sido incluido en las antologías Disidentes 2: los nuevos narradores peruanos 2000-2010 (Ediciones Altazor, 2012) y 17 cuentos peruanos desde Arequipa (Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, 2012); Pablo Nicoli Segura (1964), Autor de relatos Fantásticos Arequipeños; Jull Antonio Casas Romero (1972). Narrador de Historias Urbano Fantásticas de Arequipa, con su último Libro «Arequipa Relatos a Media Luz (2013)»; y muchos otros más.

Desde fines del virreinato se ubican importantes compositores de música académica como Mariano Melgar (quien fuese más conocido en su faceta de poeta), Pedro Jiménez de Abril Tirado y Florentino Díaz llegando a parecer que es Arequipa una de las ciudades del país que tiene mayor número de compositores y los de mejor formación musical.[209]

En la época republicana destacan Manuel Aguirre quien asimiló las enseñanzas de Chopin y Schuman para otorgarles cierta melanconlia y sencillez a su música. Igualmente, a Luis Duncker Lavalle -un maestro pianista que domina tanto el folclor como la música académica- Octavio Polar, Manuel Aguirre, David H. Molina, que difundieron sus obras con la Asociación Orquestal de Arequipa y Aurelio Díaz Espinoza quien fuese autor del Himno de Arequipa. También, con un estilo más modernista destaca Carlos Sánchez Málaga. Posteriormente en el siglo XX destacan Roberto Ramírez Zevallos-Ortiz, Roberto Carpio Valdez, Juan Francisco Ballón Ballón, Armando Sánchez-Málaga González, Benigno Ballón Farfán, autor de numerosos yaravíes, marineras y del popular vals «Melgar» y Mario Cavagnaro cuyas composiciones abarcan todos los géneros, destacándose entre sus composiciones el vals «El Regreso» y numerosas polcas criollas, boleros, tonderos, marineras, huaynos y otros.[210]

En la actualidad la ciudad tiene varios espacios escénicos, destacando por su amplitud y modernidad los dos espacios ubicados en el Campo Ferial de Cerro Juli, donde el «Centro de convenciones» tiene un aforo de 2304 localidades y los «Pabellones de exposición» disponen de 4259. Por otra parte el «Teatro Municipal de Arequipa» consta de 892, el «Teatro Ateneo» de 240 y el «Anfiteatro del Palacio Metropolitano de Bellas Artes Mario Vargas Llosa» de 2500.

La ciudad posee la mayor diversidad de platos registrados respecto a otras localidades del Perú, en ella se han registrado más de 500 variedades de platos típicos, según puede apreciarse en el estudio La gran cocina mestiza de Arequipa (2008, 2012) de Alonso Ruiz Rosas, así como en los trabajos de otros investigadores como Hernán Cornejo, quien compila una relación con 40 platos de entrada, 11 chupes o almuerzos, 11 caldos, 70 guisos, 51 postres y 11 bebidas.[211]

La gastronomía de la ciudad sobresale por el uso de condimentos y formas de preparación tanto andinas como introducidas por los europeos,[212]​ debido a que muchos platos fueron creados para satisfacer los gustos de españoles, comerciantes, militares y sacerdotes que se establecían en Arequipa.[213]

La institución emblemática de esta cocina es la picantería arequipeña, declarada Patrimonio Cultural de la Nación (2014).[cita requerida] La costumbres gastronómicas se caracterizan por presentar una pausada dieta para cada día de la semana, de este hecho se desprende que en la mayoría de picanterías se acostumbre preparar los días lunes: chaque, martes: chairo, miércoles: chochoca, jueves: chupe colorado o chuño, viernes: chupe de viernes, sábado: puchero o timpusca y el domingo: caldo blanco o pebre de lomos.[214]​ Esta costumbre obedece a un contexto global en donde la alimentación tiene horarios fijos y establecidos y que son respetados por la población y por la mayoría de picanterías de la ciudad y que se traslada a la disponibilidad de ingredientes específicos en los mercados locales para satisfacer la demanda acorde al día de la semana.[215]

Entre los platos más conocidos se encuentran el chupe de camarones, ocopa arequipeña, rocoto relleno, adobo arequipeño, soltero de queso, pastel de papas, costillar frito, cuy chactado, cauche de queso, locro de pecho y el chaque, entre otros. Como postre destacan el Queso helado, los Buñuelos, dulces de convento, chocolates; y como bebidas, la Chicha de guiñapo, el anís de la región (licor de anís o anisado).[216]

La Sociedad Picantera de Arequipa organiza desde el año 2013 en la Plaza de Armas de la ciudad el primer viernes de agosto la llamada «Fiesta de la chicha», donde las picanterías arequipeñas ofrecen la bebida tradicional y decenas de platos típicos en un marco de afirmación de la cultura y las tradiciones locales.[cita requerida]

Las ciudades hermanadas con la ciudad de Arequipa son las siguientes:



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