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IA-58 Pucará



El FMA IA-58 Pucará (en quechua, «fortaleza») es un avión de ataque a tierra turbohélice construido por la Fábrica Militar de Aviones para la Fuerza Aérea Argentina en la década de 1970 para combatir a la guerrilla.[1][2]​ Entró en combate en la Operación Independencia contra el Ejército Revolucionario del Pueblo y en la guerra de las Malvinas contra la Fuerza de Tareas 317 en misiones de apoyo aéreo cercano. También participó en la lucha de contrainsurgencia de la Fuerza Aérea Colombiana y por la Fuerza Aérea de Sri Lanka.

El nombre «pucará» está relacionado con las fortificaciones de los pueblos originarios andinos, ya que el avión tenía una por la gran cantidad de armamento que puede cargar, entre ametralladoras, cañones, las tres fijaciones para armamento externo (2× en las alas y 1× bajo el fuselaje), misiles aire-tierra, bombas de napalm, depósitos ventrales, etcétera.

La Fuerza Aérea Argentina presentó a principios de 1968 los requerimientos al Área Material Córdoba para la construcción del IA-58 Pucará. El primer prototipo realizó su primer vuelo el 20 de agosto de 1969, equipado con dos turbohélices de estadounidenses Garrett TPE331-U-303 de 904 CV, sin embargo, a los aparatos de serie se los equipó con las turbinas de origen francés Turbomeca Astazou XVI-G, de 1021 CV,[2]​ que accionan sendas hélices tripalas de paso variable. El proyecto estuvo a cargo de los ingenieros aeronáuticos vicecomodoro Héctor Eduardo Ruiz, que era el jefe de ingeniería de la Fábrica ubicada en pabellón 54, y Aníbal Dreidemie. Su concepción se basó en cuatro criterios fundamentales: flexibilidad de empleo, potencia de fuego, seguridad y simplicidad.

El diseño mostró gran durabilidad y resistencia, pero sus motores de origen francés, aunque compatibles con otros en uso en aeronaves argentinas, demostraron dificultades de aceptación a la hora de comercializar externamente el avión.

Bimotor de ataque y apoyo táctico de construcción enteramente metálica, provisto de turbohélices, de ala baja cantilever, su empenaje está provisto de una deriva en «T».

Está diseñado para operar en pequeñas, y no necesariamente preparadas, pistas de tierra, en posiciones de combate adelantadas.[1]​ Su misión primordial es la de apoyo a fuerzas terrestres, anti-helicópteros y especialmente misiones contrainsurgencia (COIN). Esta aeronave es inusual debido a su cabina en tándem en un bimotor a hélice, sin embargo, comparte similitudes con el OV-10 Bronco estadounidense, como su ala recta y angosta, los dos motores turbohélice, la cabina biplaza con asientos en tándem, asientos eyectables cero-cero Martin-Baker MK AP06A y una gran capacidad de carga de combate, aunque son aviones concebidos con distintos requerimientos, el IA-58 también podía cumplir las funciones asignadas al OV-10, de Control Aéreo Avanzado o FAC Forward Air Control.

Su tren de aterrizaje triciclo, le brinda excelente resistencia en todo tipo de pistas. A pesar de no ser veloz para enfrentarse a un reactor, con su gran maniobrabilidad podría ser sencillo alcanzar la posición de las "seis", para disparar misiles en enfrentamientos disimiles. Posee suficiente maniobrabilidad para enfrentarse a helicópteros y brindar apoyo aéreo cercano en el campo de batalla. Permite operación normal aun en pistas de tierra. Prueba de ello fue la actividad del Pucará en Malvinas desde bases aéreas con pistas de tierra: la Base Aérea Militar Cóndor y el Aeródromo de Puerto Calderón, en donde pudo operar a pesar de que otros vehículos no podían hacerlo por las deficientes condiciones estructurales del suelo de las islas, de turba casi permanentemente empapada.

Argentina gestionó contratos internacionales por Pucaras pero nunca llegó a concretar ninguna venta.

El Pucará es el único avión producido por la Fábrica Militar de Aviones que recibió su bautismo de fuego en un conflicto internacional. Participó de las acciones de la Operación Independencia 1977, contra el Ejército Revolucionario del Pueblo en los montes tucumanos.[8]

Entre mayo y junio de 1982, fueron utilizados en misiones de apoyo a superficie, exploración y caza-helicópteros. En este papel logró derribar un helicóptero Westland Scout británico y se destacó en la batalla de Pradera del Ganso.[9]

A comienzos de 1982, el Grupo 3 de Ataque estaba conformado por dos escuadrones con un total de 34 IA-58 operativos. El 2 de abril, el Grupo 3 de Ataque desplegó en las Islas Malvinas la escuadrilla Nahuel, con cuatro IA-58. A la que se le unió el 8 de abril una sección de ocho Pucarás.

Al ser evidente que la pista de Puerto Argentino quedaría rápidamente congestionada y que sería el principal objetivo a atacar por las fuerzas británicas, se buscaron campos de aterrizaje para uso de los Pucarás. Durante la primera incursión inglesa sobre Puerto Argentino, tres Sea Harrier lanzaron bombas de 453,6 kg de fragmentación Beluga. El Pucará A-527 (Tigre 4) recibió un impacto directo de una bomba, destruyéndolo totalmente. El A-502 sufrió numerosos impactos de esquirlas y daños en la carlinga.

Durante el mes de mayo se realizaron experiencias conjuntamente con el Arsenal Naval Puerto Belgrano, con vistas a adaptar al Pucará como avión torpedero; desde la Base Aeronaval Comandante Espora se efectuaron algunos vuelos con el AX-04 equipado con un torpedo inerte Mk 45.

El 15 mayo, el Escuadrón D del 22 SAS ejecutó un audaz golpe de mano en el aeródromo de Isla Peeble, destruyendo los Pucarás A-502 y A-520 y dañando a los A-523, A-529, A-552 y A-556.

Entre el 16 al 20 de mayo, cumplieron 19 salidas de reconocimiento ofensivo, que culminaron en ataques contra objetivos terrestres en la zona de Puerto Mitre el 21 de mayo. Ese día el Capitán Jorge Benítez fue derribado sobre Flat Shanty por un misil FIM-92 Stinger. Mientras tanto, una sección de tres Sea Harrier fue guiada por la fragata HMS Brillant (F90) contra otros Pucará que batían el blanco asignado. En el enfrentamiento el Sea Harrier XZ451 derribó al A-511, que cayó a tierra próximo a Drone Hill.

El 24 de mayo, el A-509 quedó fuera de servicio a causa de un impacto de bomba.

El 28 de mayo, con una pésima meteorología y techo de vuelo reducido a tan solo 50 metros, participaron en el combate en Darwin. La primera sección atacó con tres aviones, de los cuales el A-537 retornó con múltiples impactos. En la siguiente ola de ataque el A-533 quedó fuera de servicio tras recibir cincuenta y ocho impactos en el fuselaje y cuatro en el motor izquierdo. La tercera sección de Pucarás debía atacar objetivos en la zona de Camilla Creek. Sin embargo interceptaron dos Scout Mk.1 del 3.º CBAS /B FLIGHT de los Royal Marines. El A-537 consiguió derribar al helicóptero Scout XT 629/DR; pero, debido a su reducido techo de vuelo, chocó contra el Cerro Azul entre Darwin y Puerto Argentino/Stanley. En el transcurso de la misión, el A-555 cayó a tierra en Peter's Park tras recibir numerosos impactos.

Las últimas operaciones realizadas por el Escuadrón el 10 de junio incluyeron misiones de reconocimiento, exploración marítima y un ataque contra posiciones de artillería terrestre en el Monte Kent. Durante el 13 de junio y ante la inminencia del desenlace de la guerra, se decidió alistar a los últimos cuatro Pucarás para una misión de ataque con posterior repliegue hacia el continente. Cada avión fue equipado con dos tanques subalares de 318 l y tres lanzacohetes LAU-61/A. Esta misión, planificada para las primeras horas del 14 de junio, fue cancelada debido al cese de las hostilidades.

En total 24 Pucarás fueron derribados o capturados por los británicos en el campo de batalla o en las bases aéreas desde las que habían operado.[10]​ Seis ejemplares cayeron en manos británicas en la Estación Aeronaval Calderón,[11]​ once en la Base Aérea Militar Malvinas, tres en Base Aérea Militar Cóndor y los cuatro restantes yacían destruidos en el campo de batalla donde habían sido derribados o se habían accidentado. Los niveles de daños que registraban los aviones capturados variaban notablemente, desde algunos que estaban casi completamente destruidos hasta unos pocos que supuestamente se mantenían en condición de vuelo o casi. La acción de saqueadores y cazadores de recuerdos llevó a que la mayoría de los IA-58 quedaran efectivamente fuera de servicio tras la rotura de sus superficies de control, disparo de asientos eyectables o el robo de partes y piezas (las puertas de inspección y las escarapelas, banderas y matrículas parecen haber sido especialmente buscadas por estos coleccionistas).

De todos los aviones capturados, los cinco que estaban en condiciones de vuelo o casi, fueron llevados a Inglaterra para su evaluación.[12]​ Después de evaluarlos se decidió que el A-515 sería el elegido para volverlo a condición de vuelo y ser evaluado, sirviendo los demás como fuente de repuestos. Así, en abril de 1983 el ZD485 (ex A-515) voló por primera vez. Los ensayos concluyeron en septiembre del mismo año, volviéndo al museo de la RAF en Cosford, con un esquema distinto al que tenía cuando volaba para la FAA.

La Fuerza Aérea Uruguaya adquirió seis Pucarás, por contrato 1211/80 y fueron entregados en Fábrica Militar de Aviones, los dos primeros, el 15 de mayo de 1981. El 2 de junio de 1981, se recibieron en la Base Aérea de Durazno, la Brigada Aérea Número II, los dos primeros aviones, matriculados FAU 220 y FAU 221. Luego se irían recibiendo las restantes unidades FAU 222, FAU 223, FAU 224 y el último avión en ser entregado fue el FAU 225, el 10 de octubre de 1981, coincidente con el aniversario de la Fábrica Militar de Aviones, de Córdoba Argentina..[13]​ En julio de 1993 el FAU 225, se estrelló durante la realización de ejercicios de tiro y bombardeo, el polígono Aire-Tierra, La Carolina, en Rincón del Bonete. Luego, a raíz de la desactivación del FAU 221, se adquirió la célula del A-605, a la Fuerza Aérea Argentina y se completó la fabricación del IA-58 FAU 221, que luego se rematricularía como FAU 227. Finalmente se recibieron los tres IA-58 que operaba la Fuerza Aérea Colombiana, así como un importante lote de repuestos, que permitieron la operación de los restantes aviones, por algunos años más. De los tres aviones recibidos, los FAC 2201, FAC 2202 y FAC 2203, ninguno de ellos volaría en la Fuerza Aérea Uruguaya. Actualmente se están completando los trabajos para exhibición, como Guardian Gate, del FAC 2201, el cual ha sido pintado con el esquema camuflado de la FAU será puesto en un pedestal, próximo la Hangar N.º 1, que fuera la base de los IA-58 en Uruguay.Finalmente, fueron retirados el 17 de marzo de 2017.[14]

En 1989 Colombia compró tres FMA Pucará a la Argentina para el combate contra el narcotráfico y la guerrilla, asignados a la Base de Apiay, Escuadrón de Operaciones Especiales N.º 314, con números de serie FAC-2201, 2202 y 2203. La vida útil de los Pucará colombianos fue corta, quedando fuera de servicio en 1998 por falta de repuestos. Los tres Pucará, ya totalmente inoperativos fueron donados a Uruguay junto con algunos repuestos en 2008.[15]

Cuatro unidades adquiridas en 1993.[5]​ La instrucción tanto de mecánicos como de pilotos se llevó a cabo en Córdoba. Posteriormente, fueron desarmados y transportados en C-130 Hércules argentinos. La utilización fue intensa, apenas estuvieron en condiciones operativas fueron puestos en misiones de apoyo contra la guerrilla de los Tigres Tamiles, que dominaban una parte de la isla. El intenso calor y elevada humedad, sumados a la excesiva utilización, fueron degradandolos. Durante las acciones de combate, el Pucará CA-601 fue derribado el 14 de junio de 1994, en proximidades de Sandilippai, durante el transcurso de la Operación Leap Forward. El 27 de marzo de 1997, el Pucará CA-604 resultó destruido por el transcurso de combates contra el Frente Tamil. Así, hacia 1998 fueron retirados de servicio cuando solamente quedaban dos de los cuatro originales.

Referencia datos: Fuerza Aérea Argentina,[16]​ FAS.org,[2]​ Airwar.ru[17]​ y Gaceta Aeronáutica[18]

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