La Uña es una localidad española de la provincia de León situada en la montaña de Riaño y perteneciente al municipio de Acebedo.
Es un pueblo apacible y acogedor, de arquitectura ganadera –viviendas y cuadras–, con algunas casas remozadas y otras de nueva construcción, manteniendo muchas de ellas sus tradicionales fachadas de piedra.
El topónimo “La Uña” puede derivarse del término latino UNGULA –origen de la palabra castellana ‘uña’ y que tendría en la denominación del pueblo algún sentido metafórico–, o de la base prelatina *UNC-ULA –que significa ‘montaña’ –.
Algunos autores sugieren que el megalito del valle de Valdosín, de aspecto ungulado, pudiera ser el origen del nombre del pueblo de La Uña. José María Canal Sánchez-Pagín opina que proviene del euskera uni-a "la garganta del río".
El catedrático de filología Isidoro Pajín apunta la teoría de que la Uña podría provenir de una evolución de la ciudad prerromana de Vadinia. Posibles evoluciones: Vadinia>Uadinia>Uadunia>Ladinia>La Hunnia>La Hunna>La Uña.[cita requerida]
Son varios los ejemplos del topónimo "uña" o variantes como "eña" (Urueña) "oña" (Piloña, Oña, Oñate, Santoña, Onsoña) en la península ibérica (Unhão en Portugal) incluso Francia (Uruña, Urrugne que parece significar villa fortificada, como Uruñuela), lo que confirmaría su origen prerrománico, evolucionado y adaptado a la lengua castellana. Ejemplos de poblaciones, aparte de algunas que contienen el vocablo como Coruña, Iguña, Tajuña, Camuña, Orduña, Visuña, Oruña, Torremuña, o Iruña, son: Uña (Cuenca), Uña de Quintana (Zamora), Unha (Valle de Arán, donde aparece también el río Unhola) o la desaparecida La Uña (Badajoz) que aparece en el decreto de división provincial de 1833, del ministro Javier de Burgos.
En documentos de los siglos XI y XII sale a relucir el pueblo, pero mencionado como San Cristóbal o iglesia de San Cristóbal. Así, en 1089, Domingo y su madre Flámula, donan a Sahagún un “monasterio situado en territorio de Riaño, en donde nace el Esla, que linda con Martín Díaz y con la iglesia de San Cristóbal”… En 1110 el presbítero Domingo Vellitez, dona a Sahagún “sus heredades en tierra de Riaño; en San Cristóbal donde nace el Esla…
El término La Uña no es citado en documentos conocidos hasta el siglo XIII, apareciendo como “La Huna” y “Sant Christoual de la Unla”. Estos datos parecen indicar que, al menos hasta el siglo XIII, además de la advocación de la iglesia del pueblo a este santo, al lugar se le denominaba como San Cristóbal o San Cristóbal de La Uña, perdiendo posteriormente el nombre del santo y quedándose solo con el topónimo de La Uña.El pueblo de La Uña está situado en la montaña de Riaño, en el valle de Valdeburón, a unos 20 km de Riaño, en un largo y abierto valle que sigue el curso del río Esla en sus primeros kilómetros de existencia. El pueblo está ubicado a la derecha del río Esla, salvo un pequeño número de casas que quedan en la margen izquierda del río. La parte superior del pueblo está cerrada por una sierra caliza de escasa altura que lo protege de las inclemencias del norte y que deja espacio solo para el río, la carretera y poco más, abriéndose de nuevo el valle tras el paso de esta angostura.
Los terrenos de La Uña limitan con los de Acebedo y Lario al sur, Maraña al oeste, Polvoredo y Retuerto al este y Principado de Asturias al norte.
El pueblo se encuentra dentro del Parque Regional de Picos de Europa. Es un pintoresco pueblo de montaña, rodeado de prados, bosques y altas cumbres.
El pueblo de La Uña está atravesado por la carretera CL-635 , que lo divide en dos barrios −el barrio de Arriba y el de Abajo−, siendo el último pueblo de la provincia de León en dirección al puerto de Tarna. Se puede acceder a La Uña por carretera desde Riaño, por la carretera N-625 , en dirección a Cangas de Onís y desviándose 7 km más adelante en dirección al puerto de Tarna y Oviedo por la carretera CL-635 . Desde Asturias, se llega a través del puerto de Tarna por la carretera AS-117 que sube por la cuenca del Nalón y el parque natural de Redes, continuando en el puerto con la CL-635 . Desde Puebla de Lillo, se accede por la LE-333 que enlaza Puebla de Lillo con el puerto de Tarna a través del puerto de las Señales.
La Uña tiene un clima oceánico fresco de tipo CfbKöppen, que corresponde al clima templado/frío propio de la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica.
(templado sin estación seca) según la clasificación climática deEl invierno es muy riguroso y con fuertes y frecuentes heladas, a veces superiores a los 90 días al año. Las precipitaciones de nieve son muy abundantes, con frecuentes nevadas de más de un metro, llegando hasta cerca de 80 días de nieve al año y pudiendo, excepcionálmente, llegar a nevar en puertos y montañas en pleno verano. La amplitud térmica es alta, entre 15 y 18 grados. La temperatura media anual es baja, inferior a 8º C (8,2º C en Riaño). La temperatura media en el mes de enero es inferior a 0º C y en julio inferior a 16º C.
Las precipitaciones anuales son superiores a los 1000 mm, normalmente entre 1500-2000 mm.
Los días de lluvia oscilan entre los 125-150 al año, correspondiendo los meses con menos precipitaciones al verano y siendo julio el mes más seco. Sin embargo, incluso en estos meses son frecuentes la aparición de brumas y nieblas –llamadas cierzo– sobre todo en puertos y montañas, cubriéndolo todo, impidiendo por completo la visibilidad y empapando hasta los huesos a pastores y caminantes, dando más de un susto a unos y otros. La insolación tiene valores bajos, entre 1.800 y 2.200 horas al año. Dicen los expertos que a finales del Cretácico –hace unos 30 millones de años, dentro del Cenozoico– fue cuando comenzó la orogenia alpina y la formación de nuestras montañas, dentro de la Cordillera Cantábrica. A la vez que ocurría este levantamiento, la erosión empezó a labrar los relieves recién aparecidos, afectando de forma diferente a las cuarcitas, conglomerados o calizas –más resistentes a la erosión– que a las margas, pizarras y arenas –menos resistentes–, dando lugar a acusados resaltes entre zonas elevadas (de materiales más duros) y suaves valles (de materiales menos duros). Posteriormente, a partir del Plioceno –hace unos 3 millones de años–, los relieves de la Cordillera Cantábrica sufrirán los efectos erosivos de una red fluvial encajada y de un glaciarismo acusado. El glaciarismo es más manifiesto a partir de los 1400-1500 metros de altura. La nieve y el hielo densamente acumulados originaron lenguas glaciares de varios kilómetros de longitud, aunque en gran parte de los casos, los glaciares eran de tipo circo o pared.
En La Uña predominan las rocas calizas, visibles no solo en las altas montañas, sino también en las peñas al pie del pueblo –como las sierras a la salida del pueblo hacia el puerto de Tarna, a uno y otro lado de la carretera–. Igualmente son abundantes las pizarras, sobre las que está asentado buena parte del pueblo, y visibles en el cauce del río, sobre todo a la altura del puente, o en la bajada a la plaza, en el Altico, donde el consultorio médico. También son muy evidentes y llamativos los conglomerados que se pueden ver en el camino hacia las Vallinas. Restos de glaciarismo en circo son visibles en la pedriza debajo de la cumbre de la peña Ten.
La Uña pertenece a la Cuenca Hidrográfica del Duero, estando en la cabecera de su afluente más importante, el Esla.
El lugar de nacimiento del río Esla ha sido objeto de algunas controversias. Documentos medievales de los siglos XI y XII, ya referidos en el apartado de Toponimia, sitúan el nacimiento del Esla en la zona de La Uña. “monasterio situado en territorio de Riaño, en donde nace el Esla, que linda con Martín Díaz y con la iglesia de San Cristóbal”… “sus heredades en tierra de Riaño; en San Cristóbal donde nace el Esla…. Histórica y tradicionalmente se considera a la fuente del Naranco en Valdosín como el nacimiento oficial del río Esla y así aparece en los mapas oficiales, atlas, y en la cartografía digital como ViaMichelin o Google maps.
En el mismo valle de Valdosín se le une el arroyo procedente de la Castellana. Ya en terrenos de La Uña, en la zona baja de las Vegas de Riosol, se le une el arroyo procedente del valle de Riosol, o río de Riosol, y a la entrada del pueblo de La Uña se le asocia el arroyo de Valagar que trae las aguas procedentes de los valles de Carcedo y de la Horcada.
Entre sus bosques lo más destacable son los hayedos (Joyo Robledo, pico Piñuelo, monte de La Cardosa, etc), aunque también es fácil la observación de otros árboles y arbustos, como robles, tejos, acebos, argomenos –serbal de cazadores-, abedules, chopos y salgueras en las riberas de los ríos, fresnos, saúcos, majuelos, mostajos, enebros, cerezos y manzanos silvestres, avellanos, endrinos, piornos, escobas, brezos, etc.
El campo ha proporcionado de siempre a los habitantes de La Uña gran cantidad de frutas silvestres y hierbas aromáticas. Entre las primeras cabe destacarse a los arándanos azules, los ciringüémenes –grosellas rojas–, las moras, las altimoras y las endrinas. Algunas se consumen en fresco y otras en orujo, para calentar el invierno. También ha sido La Uña zona de genciana y otras plantas medicinales. Entre las hierbas aromáticas podemos incluir al te de la peña, la menta y el orégano. Mención especial merece la manzanilla amarga de las Vallinas, cuya fama para curar andancios estomacales e intestinales va más allá de las fronteras de la provincia.
El terreno de La Uña es bueno para setas en primavera y en otoño, si el tiempo ha sido favorable. La reina de las setas es la seta de primavera –seta de San Jorge o perrechico–, más tardía que en otros lugares, pero abundante. También abundan las setas de carrerilla –conocidas en La Uña como setas de sapo-, los champiñones silvestres, los boletus y las macrolepiotas. Salvo la apreciada seta de primavera, las otras no se suelen recoger por falta de confianza y porque se considera que no aguantan la comparación con la primera.
En los montes de La Uña se pueden encontrar corzos, ciervos y rebecos, estos últimos en las peñas más altas. No es raro encontrarse zorros o jabalíes en los prados, y es posible que se pueda ver algún lobo y oso pardo. Más fácil es encontrar algún perro del ganado con pocas ganas de bromas, o algún perro doméstico con malas pulgas. Entre los animalillos más pequeños son comunes los topos, ratones campestres, los desmanes ibéricos, los erizos, y menos visibles los gatos monteses, las comadrejas, los tejones, las garduñas y martas. Hay lagartijas, salamandras, culebras, lisos y alguna víbora cantábrica o de Seoane. Cada vez se ven menos sapos. En los últimos años, por la zona de la cuesta del Melendrín, ha habido algún avistamiento de “gamusinos” –animal mítico de la montaña que se creía en vías de extinción–.
Entre las aves no es difícil observar cernícalos, águilas culebreras y águilas calzadas, siendo menos habituales los buitres, halcones, azores y águilas reales. Más raro aún es observar al mítico urogallo. Destacan por su abundancia los cuervos y las cigüeñas. La perdiz pardilla fue abundante en otro tiempo. Sigue habiendo golondrinas, vencejos, arrendajos, carboneros, verderones, pájaros carpinteros y murciélagos, entre otros, aunque cada vez se ven menos gorriones y jilgueros.
En el río sigue habiendo truchas, aunque muchas menos que antes. Puede uno detenerse a observarlas desde el puente sobre el Esla y el que cruza el arroyo Valagar. Ahora no es raro ver nutrias.
Es un placer ver pastar tan a gusto a vacas y yeguas en los prados que bordean la carretera; sin embargo, con frecuencia les gusta tumbarse al calor del asfalto, sobre todo por la noche, por lo que se aconseja extremar la precaución en la conducción por estas carreteras.
La Uña está muy representada en la prehistoria de la provincia de León, siendo uno los lugares de la zona con más huellas prehistóricas.
Los astures ocupaban la mayor parte de la provincia de León en la época prerromana y romana; sin embargo, parece que la zona de la montaña de Riaño, incluyendo Valdeburón y el más occidental valle del Porma, estaban ocupados por una tribu cántabra, los vadinienses. En La Uña se conoce la aparición de una lápida vadiniense, dedicada a Aliomo, hijo de Numisio, que al parecer está en Cofiñal. La inscripción que se observa en la lápida es la siguiente:
La traducción podría ser: Aliomo Victorio. Hijo de Numisio. Vadiniense de 25 años. Aquí yace.
Datada a finales de siglo I d.C. o principios del siglo II d.C.,
o sea que correspondería a una de las lápidas más antiguas –están datadas entre los siglos I-IV d.C-.Cuando el imperio romano decidió conquistar a cántabros y astures (29-19 a.C.), con César Augusto a la cabeza, partieron hacia el norte tres columnas desde Segisama (Sasamón, en Burgos). Los historiadores no se ponen de acuerdo a la hora de interpretar la toponimia de los lugares de paso de las legiones, pero según Eutimio Martino, la columna más occidental pasó por esta zona y en Burón –Valberga–, se produjo la primera batalla entre cántabros y romanos, con derrota de los cántabros, que hasta entonces batallaban más bien en escaramuzas y guerrillas. Si es cierta esta versión, es fácil pensar que los habitantes de la Vega Lloso tuvieron que salir huyendo, casi con lo puesto, a esconderse en las montañas. Lo que sabemos es que el imperio romano sometió a cántabros y astures, y nos cuentan que construyeron una calzada, para comunicar la zona de Riaño con la de Ponga, que pasaba por el puerto de Ventaniella, de la cual parecen quedar restos en las bajadas del puerto hacia las dos vertientes.
Estos pueblos de la montaña siguieron siendo levantiscos y aguerridos con los visigodos. Y otro tanto ocurrió con los musulmanes. De todo el mundo es conocido que la Reconquista comenzó en las montañas de los Picos de Europa. En palabras de Eutimio Martino: “En las vegas de Riosol, Ventaniella, Arcenorio y Pontón, bajo la guardia de los Picos, alcanzó su mayoría de edad el joven reino cristiano”.
Además de los documentos ya referidos, en el apartado de Toponimia, de los siglos XI, XII y XIII en que se hace mención al pueblo, en la primera mitad del siglo XIV se escribió el libro de la Montería de Alfonso XI, donde también se menciona a La Uña: “Estos son los montes de Azebedo. Rio de Sel –Riosol– es muy buen monte de oso en verano. Et son las vocerías, la una desde el puerto de Pan de Lanza fasta la collada de la Uña, que non pase por Verrande; et la otra es desde Pan de Lanza fasta collada Fermosa. Et son las armadas, la una en collada Herendia, et la otra en la collada de Zerales”.
A mediados del siglo XV se crea la merindad de Valdeburón. Ya a finales del siglo XIII algunas villas, ciudades y regiones comenzaron a organizarse con el fin de mantener su independencia frente al poder creciente de la alta nobleza, aunque conservándose fieles al servicio de la corona real. Así se formaron las merindades. La merindad era, por tanto, un realengo no sometido a ningún señor, y que elegía a su merino, una especie de presidente con facultades para hacer justicia y cobrar los impuestos en nombre del rey. Estas merindades fueron frecuentes en Castilla, en la zona norte de Burgos, pero en León solo se conoce la merindad de Valdeburón. La Uña formó parte de esta merindad, dentro del concejo de Maraña, junto con las zonas de Burón, Sajambre, Valdeón y Alión.
El medio de sustento de La Uña ha sido tradicionalmente la ganadería. La agricultura nunca fue el fuerte de estas tierras. Así describe a La Uña el Diccionario Madoz de 1845: “Lugar en la provincia y diócesis de León, partido judicial de Riaño, audiencia territorial y capitanía general de Valladolid, ayuntamiento de Acebedo. SIT. á la bajada del puerto de Ventaniella; su CLIMA es frío y nevoso, pero sano…El TERRENO es de mediana calidad, pero infructífero por las muchas nieves; solo produce: patatas, algún centeno y pastos, POBL. 23 vec, 90 almas…”.
Además de la ganadería y la agricultura, en el siglo XVIII era un oficio frecuente el de molinero –había cuatro molinos en el pueblo–. Más frecuente aún era la profesión de pastor trashumante. Así en el Catastro de Ensenada de Ciudad Real en 1751, figuran como pastores trashumantes muchas personas de pueblos de la montaña de Riaño, enrolados en los rebaños de dos ganaderos de esa ciudad, mencionándose como vecinos de La Uña a dos rabadanes, cuatro ayudadores y tres zagales. La Uña arrendaba varios puertos para ovejas finas a otros ganaderos, por lo que probablemente otros rebaños de la zona también contasen con pastores del pueblo; un número considerable en todo caso para un pueblo tan pequeño.
En el siglo XX algunos vecinos del pueblo se dedicaron a la minería en las minas locales –minas de cinabrio en la zona del puerto de las Señales– y a la minería de carbón en Asturias y en la zona de Sabero.
La Uña fue frente de guerra durante el primer año de la guerra civil. Restos de la guerra pueden encontrarse como fortificaciones en las peñas a la salida del pueblo hacia el puerto de Tarna, trincheras en el alto La Llana y el pico Venero, así como restos de algún búnker en la zona del puerto de Tarna.
Durante los siglos XVIII, XIX y primera mitad del siglo XX se produjeron varios movimientos migratorios a América y Europa y en la segunda mitad del siglo XX a León, Asturias, Madrid y al País Vasco, fundamentalmente.
En la actualidad el pueblo tiene su actividad principal en el sector ganadero de vacuno y equino.
Según los datos del padrón continuo por unidad poblacional del INE, La Uña contaba en 2020 con 37 habitantes –24 varones y 13 mujeres–. Como se puede observar en la tabla siguiente, la población registra un progresivo descenso en el siglo XXI, que ya se observaba desde el último tercio del siglo pasado, consecuencia de la emigración hacia núcleos más grandes y dinámicos, la ausencia de nacimientos y el envejecimiento de la población. En las últimas décadas es frecuente que residentes en el pueblo pasen los meses de invierno en las ciudades; así en el invierno 2013-2014 solo se pudieron contar 17 residentes fijos en el pueblo, cuando en los años 50 del siglo pasado superaban los 250 –muchos de ellos niños y jóvenes–. Por otra parte, también es habitual que personas no empadronadas en el pueblo habiten en él durante los meses de mejor temperatura.
Se mencionan, entre otras, algunas tradiciones que se mantienen vivas, junto con otras recuperadas y otras olvidadas, para que haya al menos constancia de su existencia en otros tiempos.
San Cristóbal es el patrón del pueblo y su fiesta el 10 de julio. Hay misa y procesión con el santo y el pendón. No faltan el concurso de bolos y el baile.
En las dos últimas décadas, un fin de semana de la primera quincena de agosto se celebra una fiesta de verano, más concurrida que las fiestas patronales, por estar presentes más hijos del pueblo de vacaciones. No faltan el concurso de bolos y la verbena hasta el amanecer.
Desde los últimos años del siglo XX se viene realizando una comida de hermandad para todo el pueblo a mediados del mes de agosto.
La gastronomía de la Uña es la propia de la Montaña de Riaño. Muy buenos embutidos y cecinas, junto con la excelente carne de vacuno y equino de Valdeburón. Mención especial merecen las morcillas de la zona.
La cocina es sencilla y tradicional, con su base en los cocidos de legumbres, las patatas guisadas con carne o costilla, las sopas de ajo, los embutidos, la cecina, el jamón y la lengua de vaca curada, las truchas fritas y escabechadas, la morcilla, el adobo o picadillo, los guisos de carne de vacuno y de caza, las setas de la zona en primavera y el queso quemón. Se mantienen en ocasiones especiales y fiestas de verano algunos recuerdos de la cocina pastoril como la caldereta y la chanfaina.
En la repostería lo más destacado son las rosquillas de sartén, el arroz con leche, las mantecadas, los sequillos, el mazapán y el flan, todos ellos elaborados con productos de la zona. En La Uña hubo durante la primera mitad del siglo XX una fábrica de mantequilla. La mantequilla de la montaña de León, elaborada con la leche de las vacas de la raza mantequera leonesa –hoy extinguida–, era la más cotizada del país para la elaboración de repostería fina.
El pueblo de La Uña está atravesado por el río Esla, siendo un lugar destacado en la pesca de truchas y cuenta en el pueblo con buenos pescadores. Todo el mundo dice que desde la construcción del pantano de Riaño el río no es lo que era.
El pueblo forma parte de la Reserva Regional de caza de Riaño, siendo muy buena zona para la caza de corzos, rebecos, venados y jabalíes.
El pueblo de La Uña es un buen lugar para el senderismo y las actividades de montaña. Se pueden realizar un gran número de rutas, desde las más sencillas –Canto Caído, La Torbenera, Peña La Mar, Valdosín, La Horcada, Campos de Maria, Vega Lloso…–, algo más exigentes – Corón de los Tejares, Joyo Robledo, Pico Venero, Ventaniella– más complicadas –subida peña Ten, Arcenorio, senda La Uña-Pío…–. Igualmente son destacables las paredes calizas en la zona de la Torbenera para la escalada de aprendizaje y de entrenamiento. Como actividades de senderismo y montaña merecen especial mención la excursión a Valdosín, la ascensión a la Peña Ten, las dos rutas señalizadas y las dos grandes rutas que pasan por el pueblo.
Además de los múltiples paseos y excursiones por el entorno del pueblo y sus montañas, por La Uña y sus inmediaciones pasan dos grandes rutas españolas:
Consultorio médico: En el consultorio situado en la plaza de la Camperina, todos los miércoles por la mañana.
Polideportivo: A la derecha, tras pasar el puente sobre el río Esla. Cancha polideportiva de cemento. Campo de futbito de hierba. Acceso libre.
Zona de acampada: Al ser parte del Parque Regional de los Picos de Europa la acampada está prohibida, salvo en las zonas destinadas a este fin. En La Uña la zona de acampada está pasando el río Esla por el puente, siguiendo la dirección de la senda La Uña-Pio, poco después de la casa, en las antiguas eras de Grandicio.
Bar del pueblo: Para tomar y picar algo. Enfrente de la iglesia. En la actualidad está abierto solo durante el verano, fines de semana y fiestas
Farmacias: Las más próximas en Lario y Riaño.
Transporte público: Autobuses ALSA desde León a Riaño. Para ir de Riaño a la Uña se puede usar el transporte a la demanda.
Ayuntamiento de Acebedo: c / Caldevilla s/n. Acebedo.
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