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Leonor de Castilla (1307-1359)



¿Qué día cumple años Leonor de Castilla (1307-1359)?

Leonor de Castilla (1307-1359) cumple los años el 13 de julio.


¿Qué día nació Leonor de Castilla (1307-1359)?

Leonor de Castilla (1307-1359) nació el día 13 de julio de 359.


¿Cuántos años tiene Leonor de Castilla (1307-1359)?

La edad actual es 1664 años. Leonor de Castilla (1307-1359) cumplirá 1665 años el 13 de julio de este año.


¿De qué signo es Leonor de Castilla (1307-1359)?

Leonor de Castilla (1307-1359) es del signo de Cancer.


Leonor de Castilla (1307 - Castrojeriz, 1359). Infanta de Castilla, fue hija del rey Fernando IV de Castilla y de León y de su esposa, la reina Constanza de Portugal.

Fue reina consorte de Aragón entre 1329 y 1336 debido a su matrimonio con Alfonso IV de Aragón, hijo de Jaime II de Aragón, y fue asesinada en 1359 en el castillo de Castrojeriz por orden de su sobrino Pedro I de Castilla, que era hijo de su hermano, el rey Alfonso XI de Castilla.[1]

Fue la hija primogénita de Fernando IV de Castilla y de su esposa, la reina Constanza de Portugal, y era nieta por línea paterna del rey Sancho IV de Castilla y de su esposa, la reina María de Molina. Por parte materna sus abuelos fueron Dionisio I de Portugal y su esposa, la reina Isabel de Portugal. Fue la hermana mayor de Alfonso XI y tía de Pedro I quien ordenó asesinarla en Castrojeriz en 1359.

La infanta Leonor de Castilla nació en 1307. A los cuatro años fue comprometida con el infante Jaime de Aragón, hijo primogénito de Jaime II de Aragón, mediante los acuerdos alcanzados en las Vistas de Calatayud de 1311 entre Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón,[2]​ al tiempo que se celebró el matrimonio entre María de Aragón, hija de Jaime II, con el infante Pedro de Castilla, hermano de Fernando IV.

Cuando contaba con cinco años de edad, en septiembre de 1312, falleció su padre, Fernando IV, en la ciudad de Jaén. Un año después, en 1313, falleció en Sahagún su madre, la reina Constanza. Hasta que contrajo matrimonio con el hijo de Jaime II de Aragón, la infanta Leonor continuó residiendo en el reino de Castilla y León, donde permaneció junto a su hermano, el rey Alfonso XI. Sin embargo, el infante y heredero de la corona aragonesa, Jaime, a pesar de su compromiso matrimonial con la infanta Leonor, se encontraba deseoso de recibir las órdenes sagradas y de ingresar en un monasterio, ante lo cual se produjo la intervención del papa Juan XXII, que recordó al infante los compromisos contraídos.[2]​ En vista de la situación, Jaime II y su hijo, cuyas relaciones iban deteriorándose a medida que el infante iba alejándose cada vez más de sus obligaciones en la corte, firmaron ante notario un acta en octubre de 1319, en vísperas del enlace matrimonial, por la que el heredero de la corona se comprometía a contraer matrimonio, aunque, posteriormente, en una entrevista celebrada entre padre e hijo, ambos acordaron que el infante Jaime debería estar presente en la misa nupcial, que sería oficiada en Gandesa. En dicha entrevista se pospuso la cuestión de si el infante Jaime debía consumar el matrimonio, dada su oposición a la consumación, y teniendo en cuenta que los compromisos con los reinos de Castilla y León únicamente obligaban a que el matrimonio fuera celebrado.[2]

El 18 de octubre de 1319 se celebraron los esponsales entre el infante Jaime de Aragón y la infanta Leonor de Castilla, a quien el infante aragonés, según refieren las crónicas de la época, se negó a dar la paz durante la ceremonia, por lo que hubo de hacerlo Jaime II.[3]​ Terminada la ceremonia, que ofició el arzobispo de Tarragona, el infante Jaime volvió a transmitir a su padre el rey su deseo de renunciar a sus derechos al trono e ingresar en un convento. Terminada la ceremonia nupcial, y después de una discusión mantenida con su padre, el infante huyó a caballo, dejando abandonada a su esposa, y, en diciembre de 1319, renunció a sus derechos a la primogenitura y al trono de Aragón en el Convento de San Francisco de Tarragona. A continuación, tomó el hábito de la Orden de San Juan de Jerusalén en el Convento de Santo Domingo de la misma ciudad.[3]

Tras la renuncia al trono del infante Jaime, fue proclamado heredero del trono el infante Alfonso, el futuro rey Alfonso IV de Aragón. El rechazo del infante Jaime hacia la infanta Leonor pudo haber ocasionado graves incidentes diplomáticos entre las cortes castellana y aragonesa. No obstante, Jaime II de Aragón, transmitió a la reina María de Molina su pesar por las acciones de su hijo, incomprensibles para él. En la primavera de 1320 la infanta Leonor permaneció alojada en la ciudad de Tortosa. Encontrándose allí la infanta, Jaime II y su hijo, el infante Alfonso, tuvieron conocimiento de que el infante Jaime planeaba recuperar a su esposa y sus derechos al trono, aunque la conspiración, en la que el infante Jaime se encontraba amparado por algunos de sus servidores, fue abortada por su padre el rey.[4]

Tras la huida del infante Jaime, la infanta Leonor había sido conducida, por el rey Jaime II, a la ciudad de Tortosa y, posteriormente, habitó en Zaragoza, Calatayud y Ateca, donde unos ricohombres castellanos fueron a su encuentro, a fin de conducirla al reino de Castilla y León.[5]​ Una vez en el reino de Castilla, la infanta Leonor se recluyó en el Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos, en el que sin embargo, no profesó como religiosa.[1]

El 5 de febrero de 1329 contrajo matrimonio en la iglesia de San Miguel de Tarazona con el rey Alfonso IV de Aragón, hermano del infante Jaime de Aragón, e hijo de Jaime II de Aragón.En la ceremonia nupcial estuvo presente Alfonso XI de Castilla, hermano de Leonor, la infanta María de Aragón, esposa del difunto infante Pedro de Castilla, así como los infantes Juan, Pedro y Ramón Berenguer, hijos de Jaime II de Aragón. Alfonso IV entregó a su nueva esposa la ciudad de Huesca y otras villas y castillos pertenecientes a la Corona.[5]

Con dicho matrimonio se procuraba, a la vez que mejorar las relaciones entre la Corona de Castilla y la Corona de Aragón, reparar los agravios causados en el pasado por la Corona de Aragón, que había incumplido varios preacuerdos matrimoniales, devolviendo al Reino de Castilla y León a varias princesas sin finalmente contraer matrimonio con ellas, tal y como se estipulaba en los acuerdos. Este fue, por ejemplo, el caso de la infanta Isabel de Castilla, hija de Sancho IV y de María de Molina, quien volvió al reino de Castilla y León sin haber contraído matrimonio con Jaime II de Aragón. Alfonso IV se encontraba viudo en 1329 de su primera esposa, Teresa de Entenza, que antes de morir había dado varios hijos al rey, entre ellos, el infante Pedro, que tras la muerte de Alfonso IV comenzó a reinar en Aragón con el nombre de Pedro IV de Aragón.

Tras su matrimonio con el rey de Aragón, la reina Leonor persuadió a su esposo para que consintiese en hacer importantes donaciones territoriales a los hijos nacidos de ambos, los infantes Fernando y Juan, quienes no llegarían a ocupar el trono de Aragón debido a los otros hijos del rey. El rey se mostró generoso y el 28 de diciembre de 1329, concedió a su hijo Fernando el marquesado de Tortosa, Albarracín, Orihuela, Callosa, Guardamar, Alicante, Monforte, Elda, La Mola, Novelda y Aspe.[6]

Además, el rey concedió a su hijo Fernando las ciudades de Játiva, Alcira, Sagunto, Morella, Burriana y Castellón situadas en el reino de Valencia. No obstante, debido a las protestas que se levantaron en el reino de Valencia, Alfonso IV revocó estas últimas donaciones.[7]​ Su hermano, el infante Juan, también recibió varios señoríos.

Estas donaciones por parte de Alfonso IV menguaron el patrimonio territorial de la corona y perjudicaron sobre todo al infante Pedro, heredero de Alfonso IV, originándose con ellas un clima de resentimiento en la corte del reino de Aragón. A causa de ello la nobleza se dividió en dos bandos. Uno de los dos bandos se mostró partidario de la reina Leonor y de sus dos hijos, y el otro, defendió las prerrogativas del infante Pedro y sus hermanos. Sin embargo, en el reino de Valencia, los súbditos valencianos protestaron ante las donaciones efectuadas por el rey a su hijo Fernando, por lo que el rey decidió revocar parte de ellas.[8]

Tras la muerte de Alfonso IV, ocurrida en la ciudad de Barcelona el 24 de enero de 1336, la reina Leonor huyó a los reinos de Castilla y León donde reinaba su hermano, Alfonso XI, acompañada por sus dos hijos, los infantes Fernando y Juan por temor a Pedro IV, el nuevo rey de Aragón quien se mostraba resentido con su madrastra y hermanastros, debido a la postergación sufrida desde el segundo matrimonio de su padre.[9]

En su testamento, redactado en el Monasterio de Poblet en agosto de 1333, el rey legaba a su segunda esposa sus joyas y confirmaba la posesión de las villas que le había entregado en el pasado, al tiempo que legaba a su hijo, el infante Fernando el marquesado de Tortosa y el de Albarracín. La reina Leonor se refugió en el reino de Castilla, llevándose consigo gran cantidad de oro, plata y joyas, a pesar de que el rey Pedro IV intentó impedir que salieran del reino.[10]

El hijo de la reina Leonor de Castilla, el infante Juan, fue asesinado en Bilbao en 1358 por orden de su primo, el rey Pedro I.[11]​ Un año más tarde, en 1359, Leonor fue asesinada en el castillo de Castrojeriz, donde se hallaba prisionera, por orden de su sobrino el rey Pedro I.[1]​ Cuatro años después, en 1363, sería asesinado en Burriana su otro hijo, el infante Fernando de Aragón por orden de su hermanastro, Pedro IV de Aragón.[12]

Existe controversia sobre el paradero final de los restos de la reina Leonor de Castilla. Existen tres lugares que se adjudican la posesión de sus restos: la Catedral de la Seu Vella de Lérida; la iglesia de Nuestra Señora del Manzano de Castrojeriz, situada en la provincia de Burgos; y por último, el monasterio de las Huelgas de Burgos, lugar de sepultura de numerosos miembros de la realeza castellano-leonesa.[13]

En el monasterio de las Huelgas de Burgos se conserva un sepulcro de mármol blanco, colocado en la nave de la Epístola o de San Juan,[14]​ que mide 2,25 metros de largo por 0,67 de ancho, con tapa de piedra caliza, y en el que se asegura que recibió sepultura la reina Leonor de Castilla, a pesar de que en el epitafio esculpido en el sepulcro aparece inscrito el nombre de María de Almenara, también llamada María de Urgel, hija del conde Ermengol VI de Urgel y de la condesa Elvira Rodríguez de Lara.[15]​ En su interior se encuentran cinco calaveras y huesos, así como tablas de ataúd y trozos de la badana de los forros que los cubrían. Se ha supuesto que la reina Leonor fue enterrada en el sepulcro de María de Almenara, cuyos restos mortales pudieron ser trasladados a un sepulcro colocado en la misma nave, y en cuyo interior se conserva una momia femenina, corpulenta y de edad madura. El sepulcro que se supone contiene los restos de la reina Leonor fue recortado por ser demasiado largo y ancho.[16]​ En uno de los lados del sepulcro aparece representada la difunta en su lecho de muerte, y dos ángeles llevando su alma al cielo. A los lados, en arquillos sobre columnas de fuste retorcido, cuatro obispos con mitra y báculo, y varios personajes. Debajo, aparecen una serie de perros persiguiendo arpías, y dragones mordiéndose. En la otra vertiente del sepulcro aparecen roleos vegetales y, en la esquina, entre rosetas que separan las palabras, aparece esculpido el epitafio.[16]

En la Catedral de la Seu Vella de Lérida se encuentra un sepulcro en el que el 23 de octubre de 1986 fueron depositados los restos de Alfonso IV de Aragón.[17]​ En dicho sepulcro, fueron colocados además, los restos de un hombre joven, identificado como el infante Fernando de Aragón, hijo de Alfonso IV, y los de una mujer adulta, que fueron identificados como los de la reina Leonor de Castilla, esposa de Alfonso IV.[17]​ Los restos de Alfonso IV, que habían sido trasladados a la Catedral de la Seu Vella de Lérida en 1781, permanecieron en la cripta de la catedral hasta el año 1986, en que fueron colocados en un sepulcro de piedra, situado al lado de la puerta de San Berenguer de la catedral.

En la iglesia de Nuestra Señora del Manzano de Castrojeriz se conserva un sepulcro, atribuido a la reina Leonor de Castilla,[18]​ que se encuentra ubicado a los pies de la iglesia, cerca del baptisterio,[19]​ y fue descubierto en junio de 1970, oculto tras una pared de adobe, por el Grupo de Misión Rescate de la Agrupación Escolar Marqués de Camarasa.[20]​Desde el momento de su hallazgo, el sepulcro fue atribuido por los expertos a la reina Leonor de Castilla, hija de Fernando IV, pues la factura del sepulcro se corresponde con otros sepulcros realizados a mediados del siglo XIV, así como por el hecho de que sobre su tapa aparece esculpida la figura yacente de una mujer. La suposición de que en dicho sepulcro fue enterrada la reina Leonor se encuentra respaldada por el hecho de que ciertos documentos hallados mencionan que la reina Leonor recibió sepultura en dicha iglesia.[21]

No hubo descendencia de su primer matrimonio con el infante Jaime de Aragón. De su segundo matrimonio con Alfonso IV de Aragón nacieron los siguientes hijos:




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