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Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara



El Movimiento Nacionalista Tacuara fue una organización política fascista[1]​ y en los años 1961-1965 como neo Nazi[2]​ en argentina, que actuó entre 1957 y 1966. El 4 de abril de 1964, la Policía Federal informó que de enero a noviembre de 1963 los miembros del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara habían protagonizado cuarenta y tres hechos terroristas.[3]​ Vinculado a los sectores más conservadores del movimiento peronista e inspirados directamente por la prédica del sacerdote católico Julio Meinvielle y del sociólogo francés Jacques de Mahieu, Tacuara defendía un ideario de corte fuertemente nacionalista, católico, anticomunista y antisemita.

El origen del nombre de esta organización proviene de la revista Tacuara de la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES)[4]​ y hacía referencia a las tacuaras, cañas fuertes usadas como lanzas, instrumento característico de los indígenas que en el siglo XIX se convirtió en un arma típica de los caudillos federales del interior del país. El movimiento fue creado oficialmente a finales de 1957. La mayoría de sus integrantes eran jóvenes, hijos de familias de la alta y media burguesía de Buenos Aires, que apenas habían terminado el secundario y militaban en la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES) -rama de la Alianza de la Juventud Nacionalista. Heredaba las formas de la UNES, que tenía una estética e influencias del Fascismo italiano y el Nacionalsocialismo alemán. Un rasgo característico era el pelo muy corto y un brazalete gris adornado con la Cruz de Malta.[5]

En un principio, el catolicismo fue eje central de la constitución del grupo. Sus principales dirigentes fueron Alberto Ezcurra Uriburu, José Joe Baxter (Pronazi y admirador de Hitler y de Mussolini[6]​), Oscar Denovi y Eduardo Rosa. Si bien la mayoría de los militantes de Tacuara eran de Buenos Aires, en su momento de mayor auge, esta organización tuvo muchos comandos en diversos puntos del país, especialmente en Rosario, Santa Fe y Tandil. A nivel nacional, sus ideas eran difundidas fundamentalmente a través de publicaciones propias y de solicitadas en las diferentes publicaciones nacionalistas del país.

La Tacuara tradicionalista estaba formada por jóvenes procedentes en su mayoría de liceos militares y escuelas religiosas, habían cobrado relieve en los disturbios provocados contra los partidarios de la educación laica en torno a la sanción de la ley de educación pocos años antes. El grupo promovía la restauración de la enseñanza religiosa abolida en los últimos tiempos del gobierno de Juan Domingo Perón y la instauración en Argentina del Estado Nacional-Sindicalista tal como lo entendía el modelo falangista, así como el combate contra el judaísmo y la izquierda.[7]​ Proclamaban la supremacía de la nación sobre otras cuestiones y se oponían a lo que ellos llamaban la "democracia liberal", admiraban a figuras como la de Benito Mussolini, sostenían la existencia de conspiraciones judías internacionales para dominar el mundo (tales como Los Protocolos de los Sabios de Sion), mientras que sentían una profunda nostalgia por las Potencias del Eje y pesar por su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Exaltaba la violencia como forma de movilización permanente. El contacto con algunos criminales nazis exiliados de Alemania después de 1945 reforzó la ideología fascista de la agrupación. Sus miembros poseían un marcado sentimiento antiimperialista, anticapitalista, corporativista y militarista. También resaltaban los valores culturales tradicionales que Hispanoamérica había heredado de España, mientras que despreciaban la cultura francesa que exaltaban los conservadores y liberales argentinos. A su vez, la agrupación sostenía un revisionismo histórico que reivindicaba a Juan Manuel de Rosas (desprestigiado por la educación historiográfica tradicional) repudiando a próceres tales como Sarmiento y Belgrano por considerarlos "masones y liberales".

La revolución en Cuba de 1959 representó un punto de inflexión para los movimientos políticos latinoamericanos y Tacuara no fue la excepción. Este acontecimiento generó sensaciones dispares dentro del movimiento. La tensión entre Cuba y los Estados Unidos provocaba mucha expectativa. Joe Baxter se sentía fascinado por el fenómeno cubano y empezaba a considerar que ese era el camino que él quería seguir. Sin embargo, no fue hasta 1961 que Fidel Castro anunció su opción por el marxismo-leninismo, opción que había negado dentro de su movimiento en declaraciones anteriores.[8]​ Ezcurra y quienes lo seguían más de cerca se convirtieron en ese entonces en enemigos de la revolución cubana.

En las elecciones de 1962, Tacuara presentó candidatos para la Unión Cívica Nacionalista (UCN) en Entre Rios. La UCN era un pequeño partido nacionalista fundado en la década de 1940 en Córdoba por los hermanos Irazusta. Este prestó a Tacuara un viejo local en la calle Tucumán N.º 415, que se transformó en su sede "histórica". Sin embargo, un grupo liderado por Baxter optó por apoyar al peronismo proscripto.

Los miembros de Tacuara comenzaron a vestirse con correaje militares y camisas pardas similares a las de los nazis. El saludo con el brazo extendido y la ceremonia de iniciación herederos de los discursos de décadas anteriores.

En 1962 una delegación de la Liga Árabe se instaló en la Argentina con Hussein Triki (cuyo colaboró con los Nazis en la segunda guerra mundial, y trabajó con el aliado de Hitler, el Mufti de Jerusalén, Haj Amin El-Husseini[9]​) a la cabeza para comenzar a realizar una campaña publicitaria de hostigamiento contra Israel y el Sionismo. Para el cumplimiento de su propósito, logró establecer una alianza con Tacuara y la Guardia Restauradora Nacionalista (GRN), subsidiando sus estructuras y actividades. Era el puente entre los antisemitas locales y los neonazis extranjeros e introductor de la idea de que la “lucha” de estos argentinos era la de los árabes.[10]​ Se cree que Tacuara fue financiado en parte por la Liga Árabe.[11]

Issa Nakhleh, trabajando con la Liga Árabe, comenzó en 1952 su revista América y Oriente glorificando Nazi Alemania y difundiendo antisemitismo.[12]​ Años más tarde negó abiertamente el holocausto[13]​ y trabajó con los neonazis.[14][15]​.

En 1964, incidente de ejemplo, en un acto organizado por la Liga Árabe en un teatro porteño, militantes de Tacuara gritaban "Mueran los judíos" y "Nasser y Perón, un solo corazón".[16]

Después de deliberar el daño y propagación del odio por Triki,[17]​ finalmente fue expulsado en agosto de 1964.[18]

Entre 1960 y 1963 la organización se escindió por cuestiones ideológicas. La llegada masiva de jóvenes con distintas visiones del mundo -apenas unidos por una vaga concepción nacionalista y un fuerte deseo de acción- fue lo que sumergió al movimiento en un complicado proceso. Muchos de los nuevos militantes simpatizaban con el peronismo, mientras que al mismo tiempo algunos de los viejos líderes escepticistas empezaron un lento proceso de transformación ideológica hacia el peronismo y la izquierda.

Muchos militantes lucharon junto con sindicales y se asociaron con la Juventud Peronista. Esto no fue bien visto por ciertos sectores de Tacuara. En marzo de 1960, el sacerdote Meinvielle no pudo tolerar la idea de que el movimiento se vinculara al peronismo y reclamara justicia social para aumentar su popularidad, acusando a su núcleo original de "desviaciones marxistas", por lo que creó una organización paralela aún más reaccionaria bautizada como la Guardia Restauradora Nacionalista (GRN). Fue la primera división del grupo y la que mantuvo la línea más dura, ultracatólica y antisemita, cuyo lema era "Dios, Patria y Hogar", mientras que su fuente de inspiración central fue el fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. Roberto Etchenique y Roberto Estrada fueron los primeros jefes del nuevo movimiento pero al poco tiempo los sucedió en el cargo Augusto Moscoso.

Poco más tarde, otro grupo liderado por Dardo Cabo se separó de Tacuara para formar el Movimiento Nueva Argentina (MNA), que luchaba por el regreso de Perón a la Argentina. Fue una de las primeras organizaciones peronistas de derecha en la Argentina.[19]​ El lanzamiento oficial del nuevo grupo ocurrió el 9 de junio de 1961, en conmemoración del levantamiento del general Juan José Valle cinco años antes.

El 30 de noviembre de 1962, el representante palestino de Arabia Saudita en Organización de las Naciones Unidas Ahmad Shukairy (Shukeiri) saludó a Tacuara, y invitó que otros adoptan sus principios[20]​ fue condenado por varios, incluso por el representante argentino Del Solar de que Shukairy aclamaba a los nazis,[21]​ diplomáticos árabes avergonzados pidieron que lo destituyeran,[22][23]​ (sus cita del New York Times publicado dos meses y medio antes [24]​ muestra que conocía la naturaleza nazi del grupo especialmente aquel tiempo) y fue despedido a mediados de diciembre de ese año por consiguiente.[25]

Finalmente, en 1963, se produjo la ruptura de mayor importancia. Un sector liderado por Joe Baxter y José Luis Nell creó el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT), quien, sin abandonar su nacionalismo, rompió con la Iglesia, la derecha y el antisemitismo, para migrar hacia posiciones cada vez más cercanas al marxismo y el peronismo de izquierda, de donde provendrían muchos de los cuadros de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y el Peronismo de Base (PB) y, en menor medida, de Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

El escritor uruguayo Eduardo Galeano ya había observado en 1967 en un artículo publicado en el semanario Marcha de Montevideo:

Tacuara tenía algunos contactos con la policía y algunos exfuncionarios nazis refugiados en la Argentina. Por tal motivo, tenía un acceso fácil a las armas, que en esa época era envidiado por otras organizaciones. Existió también el cobro del "impuesto revolucionario" a muchos comerciantes judíos del barrio porteño de Once cuando eran asaltados, aunque luego estos se organizaron para enfrentar a Tacuara.

En sus inicios Tacuara se caracterizó por las peleas callejeras con otros estudiantes de distintas ideologías. Las riñas abundaron en los secundarios, en buena medida en el conflicto entre laica y libre que enfrentaba a los que querían una educación católica obligatoria y los que no.

En 1959 se produjeron profanaciones en el cementerio judío La Tablada, acompañadas por inscripciones y esvásticas sobre las lápidas. El secuestro en Argentina por parte de los servicios de inteligencia israelíes (MOSSAD) del exjerarca alemán y criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, aumentó la ola antisemita de Tacuara, que negaba ser antisemitas por razones raciales, pero sí admitían ser enemigos del judaísmo en la Argentina, al que acusaban de sirvientes del "imperialismo israelí". Esta situación llevó a la DAIA (órgano político de la comunidad judía argentina) a presionar al gobierno para que actuara.

El pico mayor fue el 17 de agosto de 1960, cuando tacuaras del Colegio Nacional Sarmiento atacaron a sus compañeros judíos e hirieron de un tiro a Edgardo Trilnik, de 15 años, durante el acto de homenaje a José de San Martín. Le siguieron meses de bombas –de las explosivas y las de alquitrán– contra sinagogas, colegios e instituciones judías, cientos de pintadas, volanteadas y amenazas.[26]


Por otro lado, surgieron gradualmente ciertos grupos que actuaban en nombre de Tacuara en Buenos Aires y especialmente en el interior del país, pero que en realidad no estaban bajo el control de la central de Tucumán 415 ni sus miembros habían prestado el juramento correspondiente para formar parte del movimiento. En este sentido Ezcurra realizó varias giras por el interior con la difícil misión de disciplinar bajo el comando nacional a los grupos que se llamaban a sí mismos Tacuara. De hecho, en la propia Buenos Aires el crecimiento y la fama de la agrupación era tal que a veces no era posible controlar a todos los individuos que copiaban la vestimenta, el saludo y las consignas de la organización. Muchos pretendían actuar bajo su nombre sin autorización para intimidar o simplemente como una muestra de rebeldía contra la sociedad.

En 1963, el gobierno mediante el decreto 3134/63 prohibió en el territorio nacional toda actividad tanto de Tacuara como de GRN. Sin embargo, la influencia de los servicios de seguridad hizo poco práctico este decreto. De hecho, Tacuara contaba en muchas ocasiones con la plena colaboración de los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas, quienes veían en esta nueva agrupación fascista combativa una especie de instrumento que sirviera de "muro de contención" frente al avance del "peligro comunista" y los movimientos juveniles de izquierda, lo que provocó que muchas veces el grupo de Ezcurra recibiera armas y municiones del ejército. Por su parte, la complicidad de algunos cuadros nacionalistas de la policía era evidente cuando dejaban actuar libremente a la organización.

Uno de los casos más graves de antisemitismo fue el atentado de Graciela Sirota, el 21 de junio de 1962. La joven de 19 años dijo haber sido golpeada, subida a un auto cuando esperaba el colectivo para ir a la facultad y torturada groseramente con quemaduras de cigarrillos por todo el cuerpo. Para terminar, le grabaron con una navaja una esvástica en el seno derecho. Este caso provocó gran indignación en la sociedad y muchas críticas por la impunidad con la que contaba Tacuara.[27]

La reacción de la DAIA fue contundente. Paralizó el 28 de junio todo el comercio judío en el país, con adhesión de estudiantes y varios sectores políticos, gremiales e intelectuales.

La Policía Federal emitió un informe acerca de ciertos aspectos de la denuncia que no cerraban: la señorita Sirota faltó a la citación hecha por el inspector a cargo de la investigación, y se le acusó de causarse a sí misma las heridas, que eran superficiales.[28]​ El mismo día 28 un joven de La Paternal denunció que cinco personas lo habían secuestrado y marcado tres cruces esvásticas: en la frente y ambas mejillas. La Policía también rechazó la denuncia porque eran tan perfectas y superficiales que no podían haber sido hechas contra su voluntad: la DAIA no emitió protestas por esto.[29]​ El día 30, agentes de la SIDE fueron informados de que un grupo de jóvenes judíos estaba preparando un ataque violento contra la propia comunidad judía: se allanó una institución de esa colectividad en Caseros, donde se estaban dispersando cincuenta personas con cachiporras y armas de fuego. Se produjo un tiroteo que terminó con la muerte del subinspector Heber Luis Angelici.[30]

Después del caso Sirota, la fama de Tacuara creció enormemente. En Nueva York, el Congreso Judío Mundial denunció ante las Naciones Unidas que el líder nazi de Estados Unidos, George Lincoln Rockwell, buscaba conectarse con Tacuara. Al mismo tiempo, el representante de Arabia Saudita ante el organismo internacional saludaba "la cruzada de Tacuara contra el sionismo" y expresaba su deseo de que el movimiento se extendiera por toda Latinoamérica.

Por otra parte, una fracción del grupo que había girado al peronismo y formado el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT) cobró fama nacional el 29 de agosto de 1963 tras el asalto sangriento al Policlínico Bancario (llamado internamente Operación Rosaura), cuando un grupo comando mató a dos empleados, hirió a otros tres y se llevó 14 millones de pesos, el equivalente a 100.000 dólares, una fortuna para la época. En el golpe participaron José Luis Nell, Horacio Rossi, Jorge Caffatti, Ricardo Viera, Rubén Rodríguez, Carlos Arbelos y Mario Duahy.

Con el tiempo se recuperó parte de este dinero y se detuvo a algunos de los autores del atraco. Como la numeración de los billetes estaba marcada, fue posible seguir el rastro del dinero, hasta que finalmente la policía descubrió a los verdaderos ejecutores y prácticamente desmanteló la organización. La mayoría de los apresados y condenados por el hecho quedaron en libertad en mayo de 1973, cuando el peronismo volvió al poder y el presidente Héctor Cámpora decretó una amplia amnistía para los presos políticos.

Esta fue la primera acción política armada llevada a cabo por un grupo exclusivamente civil en la historia argentina. En una entrevista que hizo la revista Compañero en septiembre de 1964 a los protagonistas del asalto al Policlínico Bancario presos en las cárceles de Villa Devoto y Avenida Caseros, los miembros del MNRT definieron al sector que se quedó con Ezcurra en el Tacuara original como “un grupo de choque del régimen, caracterizado por una histeria antimarxista”, que en la práctica se transformó “en una colateral de los organismos de represión”. Los prisioneros, que se autodenominaban "peronistas revolucionarios", tomaron distancia del nacionalismo de derecha:

En 1964, como venganza por la muerte de dos militantes del MNRT y uno de la Juventud Peronista en un confuso incidente sindical en el Plenario de la CGT en Rosario, fue asesinado en la puerta de su casa Raúl Alterman, un joven militante judío de izquierda. Nunca quedó muy claro por qué fue elegido Alterman como blanco del ataque, aunque se supone que su elección fue solo por su condición de judío y socialista.

Luego del asesinato, la organización envió una carta a los padres de Alterman, diciendo: "Nadie mata porque sí nomás; a su hijo lo han matado porque era un perro judío comunista. Si no están conformes que se retiren todos los perros y explotadores judíos a su Judea natal ¿Qué hacen en nuestro país?".

El crimen fue un escándalo nacional e inclusive Joe Baxter, antiguo militante del MNRT, salió en el programa de Bernardo Neustadt para repudiar la ideología nazi de Ezcurra y sus ex compañeros de militancia.

En octubre de 1962 la revista Mundo Israelita realizó un reportaje conjunto a los dos principales líderes del movimiento Tacuara, Ezcurra y Baxter. El periodista que protagonizó la entrevista, Arie Zafran, fue acompañado por su colega Rogelio García Lupo, quien había trabado una relación con Baxter a partir de que éste, en su trabajo como telefonista internacional del turno nocturno de la compañía estatal de comunicaciones, lo conectara con los medios de prensa del exterior.

La nota, escrita con un clima intimista, describió todas las sensaciones que Zafran tuvo en la casa de Tacuara:

La entrevista tuvo tal repercusión que fue reproducida íntegramente por el periódico norteamericano The New York Times. Pero el tono amable del periodista Zafran y el solo hecho de que Mundo Israelita prestara sus páginas centrales para que se expresaran los líderes de Tacuara causó indignación en algunos sectores de la comunidad judía argentina. La revista Nueva Sion contestó en una nota de tapa que cualquier afán conciliador respecto a Tacuara generaría que los judíos bajasen la guardia, lo que conllevaría un grave peligro, a la vez que expresó en uno de sus artículos, haciendo referencia al Holocausto: "Recuerden que todos aquellos judíos prisioneros del nazismo que, incluso de buena fe, creyeron en la posibilidad de negociar y entenderse con él, en última instancia llevaron como rebaño al matadero a cientos de miles de hermanos y fueron a su vez víctimas de sus ciegas ilusiones"; y se advirtió que Tacuara "emplea las tácticas de la agresión por ahora, porque no tiene suficiente fuerza para recurrir al exterminio".

Luego del asalto al Policlínico Bancario y el asesinato de Raúl Alterman, muchos militantes de las fracciones de Tacuara fueron detenidos o entraron en la clandestinidad. Joe Baxter, uno de sus fundadores, después de conocer a Perón, luchar en Vietnam y conocer China, giró hacia la izquierda revolucionaria y terminó siendo uno de los fundadores del ERP, junto con Mario Roberto Santucho. Poco tiempo después murió en un accidente aéreo en Francia.

Posteriormente José Luis Nell se sumó a las FAR-Montoneros. Nell quedaría cuadripléjico luego de que dos balazos le perforaran la espalda en la Masacre de Ezeiza el día del regreso de Perón y dos años después se suicidaría de un disparo en la boca.

A fines de 1964, Alberto Ezcurra Uriburu se hizo sacerdote y dejó a cargo de la organización a Patricio Collins. Luego Ezcurra derivó en mano de obra para los servicios de represión estatales y, desaparecida Tacuara como núcleo orgánico, también para la Triple A y el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. La mayoría de los integrantes del núcleo original de Tacuara, luego de abandonar la organización, se convertirían rápidamente en agentes de las agrupaciones parapoliciales de derecha que ejercerían la represión estatal durante la década de 1970 o serían colaboradores directos del servicio de inteligencia durante el período de la dictadura.

Dardo Cabo más tarde se juntaría con el sindicalismo vandorista y se haría famoso por el Operativo Cóndor, donde el 28 de septiembre de 1966, junto a otros diecisiete militantes, secuestró un avión de Aerolíneas Argentinas para llevarlo a las Islas Malvinas y plantar cuatro banderas argentinas. Se transformaría en uno de los dirigentes más importantes de la organización Descamisados, que asesinarían en 1969 al sindicalista Augusto Vandor. Años más tarde, se transforma en el editor de la revista El Descamisado, uno de los medios oficiosos de Montoneros más importantes de la época. Cabo es asesinado por efectivos del ejército, mientras estaba detenido, el viernes 6 de enero de 1977.

En el artículo “Los jóvenes fascistas descubren su país”, publicado en la revista Marcha en 1967, Eduardo Galeano apuntó:

"Del mismo tronco original provienen los tacuaras que terminaron en el peronismo de izquierda y los que se sumaron al peronismo de derecha, los que abrazaron el marxismo-leninismo y los que ofician de guardaespaldas de ciertos burócratas sindicales; los que pintan en los muros, todavía, cruces esvásticas y consejos: 'Degüelle un comunista por día'. De la misma fuente salieron las viudas de Hitler y los devotos de Perón, Mao y Fidel. (...) Definiéndose por lo que rechazaba, pero sin una idea clara de lo que buscaba, de ideología prestada, imprecisa y contradictoria, Tacuara continuó desprendiendo, hasta el fin, subgrupos que se fueron separando como consecuencia de la lucha interna de tendencias [...]. Casi todos los grupos terroristas de derecha que han sobrevivido, provienen de aquella matriz, y dentro del peronismo hay núcleos de todos los matices, desde los marxistas hasta los rosistas, que salieron de Tacuara: todas las posiciones y todas las actitudes reflejan hoy, desde la desintegración, lo que fue aquella heterogénea congregación de jóvenes furiosos unidos por sus mitos y su estilo".

El periodista Roberto Bardini, que en su adolescencia fue simpatizante del MNRT, escribió: "Salvo en sus inicios, Tacuara nunca fue una organización ideológicamente homogénea. A pesar de sus férreos códigos, en su interior convivieron –mientras fue posible– varias corrientes nacionalistas. Hubo tendencias semiaristocráticas con nostalgias de los años treinta y tendencias 'plebeyas'; católicas antiperonistas y católicas peronistas; 'fascistoides' y 'socializantes'; golpistas pro militares e insurreccionales populistas. Tampoco faltaron los simpatizantes del anarcosindicalismo".



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