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Obispado del Tucumán



La arquidiócesis de Córdoba (en latín, Archidioecesis Corduben(sis) in Argentina) es una sede episcopal metropolitana de la Iglesia católica en Argentina. Está regida por el arzobispo Ángel Sixto Rossi.

La arquidiócesis comprende en la provincia de Córdoba los departamentos de: Calamuchita (excepto la parroquia Nuestra Señora de la Merced de La Cruz), Capital, Colón, Punilla (excepto las parroquias San Antonio de Padua de Capilla del Monte y Nuestra Señora del Carmen de La Cumbre), Río Primero (excepto la pedanía de Castaño), Río Segundo (excepto la parte sureste y las parroquias San Ignacio de Loyola de Luque y San Antonio de Padua de Santiago Temple), Santa María y Totoral.

La sede del arzobispado está en la ciudad de Córdoba, en donde se ubica la catedral de Nuestra Señora de la Asunción. El territorio también incluye tres basílicas menores: Nuestra Señora de la Merced y Santo Domingo en la ciudad de Córdoba, y Nuestra Señora del Rosario en Villa del Rosario.

El territorio se extiende sobre 19 722 km² y está dividido en 113 parroquias.

La provincia eclesiástica de Córdoba comprende además como sufragáneas a las diócesis de Cruz del Eje, San Francisco, Villa de la Concepción del Río Cuarto, Villa María y a la prelatura de Deán Funes.

Luego de la fundación de la ciudad de Santiago del Estero en 1553 en la región del Tucumán dentro del virreinato del Perú, la ciudad fue incluida en la jurisdicción de la diócesis de Charcas. Debido a la gran extensión de la diócesis de Charcas, a la escasez de sacerdotes y a las dificultades para evangelizar dentro de la región del Tucumán, el rey Felipe II de España solicitó al papa Pío V la fundación de una nueva diócesis para la gobernación del Tucumán, que había sido creada por el monarca en 1563. De esta manera, el pontífice reunió un consistorio el 10 de mayo de 1570 en donde este pedido fue aprobado. Mediante la bula Super specula militantis ecclesiae, de 14 de mayo de 1570, el papa Pío V erigió la diócesis del Tucumán (Tucumanen(sis)) y su iglesia catedral de Nuestra Señora del Carmen con sede en la ciudad de Santiago del Estero.[3][4]

Luego de que tres obispos designados no lograran establecer la diócesis, el rey Felipe II presentó en 1577 al portugués Francisco de Victoria, quien fue preconizado obispo del Tucumán por el papa Gregorio XIII el 13 de enero de 1578 y consagrado en Sevilla el 18 de octubre de 1578. Ese mismo día redactó el Decreto de ejecución de la erección del obispado del Tucumán.[6]​ En 1579 viajó al Perú, y permaneció allí dos años, preparando el viaje a su obispado.[7]​ Desde Lima designó administrador de la diócesis al padre Hernando Murillo. Como este tuvo un distanciamiento con el gobernador del Tucumán, Hernando de Lerma, el obispo Victoria envió al deán Francisco de Salcedo, como su delegado, quien también terminó distanciado con el gobernador y fue desterrado a Nuestra Señora de Talavera junto a otros clérigos. Francisco de Victoria a principios de 1582 ingresó al territorio tucumano por la localidad de Talina, cerca de Tupiza y se hizo cargo de la diócesis. La misma comprendía la totalidad de la gobernación del Tucumán, que por entonces incluía las actuales provincias argentinas de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y Córdoba, más los actuales departamentos bolivianos de Tarija y el extremo sur del de Potosí.[7]

La catedral de Santiago del Estero (primera en el territorio de la actual Argentina) fue decretada el 18 de octubre de 1578 por el obispo Francisco de Victoria.[8]​ En 1612 fue finalizada una nueva catedral, que se incendió completamente el 5 de julio de 1615 y fue reinaugurada el 30 de enero de 1617. Tras una serie de inundaciones, una nueva catedral fue inaugurada el 27 de octubre de 1686.

La diócesis, que originalmente era sufragánea de la arquidiócesis de Lima, el 20 de julio de 1609 pasó a formar parte de la provincia eclesiástica de la arquidiócesis de La Plata o Charcas (hoy arquidiócesis de Sucre en Bolivia).

Desde mediados del siglo XVII llegaron informes al virrey del Perú, a la Real Audiencia de Charcas y al rey pidiendo el traslado del obispado y la catedral a otra ciudad. Estos pedidos se basaban en las reiteradas inundaciones que dejaron en ruinas toda la ciudad de Santiago del Estero y la gran pobreza que había en ella.

Fue por ese motivo que el 15 de octubre de 1696 el rey Carlos II de España ordenó por real cédula el traslado de la iglesia catedral hacia la ciudad de Córdoba. El 28 de noviembre de 1697 el papa Inocencio XII autorizó dicho traslado y la orden fue ejecutada por el obispo Manuel Mercadillo el 24 de junio de 1699, aunque el obispo había residido definitivamente allí durante varios años debido al declive de Santiago del Estero.

En 1750 el obispo Pedro Miguel Argandoña Pastene Salazar escribió al papa Benedicto XIV expresándole que su diócesis se extendía de norte a sur 400 leguas, limitando al norte con la diócesis de La Plata, al este con la de Buenos Aires, al oeste con la de Santiago de Chile y al sur con la tierra de infieles. Desde 1776 el territorio de la diócesis quedó integrado en el virreinato del Río de la Plata. La Real Ordenanza de Intendentes de Ejército y Provincia de 28 de enero de 1782 dividió el virreinato del Río de la Plata en intendencias o provincias, una de las cuales era la de San Miguel del Tucumán abarcando todo el territorio del obispado del Tucumán. Sin embargo, no se llevó a efecto y el 5 de agosto de 1783 se dispuso que el obispado se dividiera entre dos nuevas intendencias, la de Salta del Tucumán y la de Córdoba del Tucumán.

El 28 de marzo de 1806 mediante la bula Regalium Principum el papa Pío VII dividió la diócesis del Tucumán en dos diócesis: la diócesis de Salta (hoy arquidiócesis de Salta) con el sector dentro de la intendencia de Salta del Tucumán; y la diócesis de Córdoba del Tucumán teniendo por territorio a la intendencia de Córdoba del Tucumán. De esta forma la diócesis del Tucumán fue renombrada a Córdoba del Tucumán e incorporó el antiguo corregimiento de Cuyo de la diócesis de Santiago de Chile (hoy arquidiócesis).[9]

En 1810 el obispo Rodrigo de Orellana fue condenado a muerte por las autoridades emergidas de la Revolución de Mayo, pero fue indultado y mantuvo relaciones difíciles con los sucesivos gobiernos hasta que huyó a Brasil y llegó a España en 1818. Los conflictos por el patronato nacional mantuvieron la sede vacante hasta 1836.

Durante el papado de León XII, el 22 de diciembre de 1828 la diócesis cedió las provincias de Cuyo para la erección del vicariato apostólico de San Juan de Cuyo (hoy arquidiócesis).[10]

El 5 de marzo de 1865 pasó a formar parte de la provincia eclesiástica de la arquidiócesis de Buenos Aires.

El 20 de abril de 1934 cedió otras porciones de territorio para la erección de las diócesis de Río Cuarto y de La Rioja y al mismo tiempo fue elevada al rango de arquidiócesis metropolitana con la bula Nobilis Argentinae nationis del papa Pío XI.[11]

El 11 de febrero de 1957, el 10 de abril de 1961 y el 12 de agosto de 1963 cedió más porciones de territorio para la erección de las diócesis de Villa María, San Francisco y Cruz del Eje, respectivamente.

El 27 de diciembre fue consagrado como obispo auxiliar el padre Pedro Torres, miembro del Comité Interreligioso por la Paz. El 7 de noviembre de 2015, el papa Francisco nombró a Ricardo Seirutti, párroco de la parroquia San Juan Evangelista, como el segundo obispo auxiliar de la arquidiócesis.[2]

De acuerdo al Anuario Pontificio 2020 la arquidiócesis tenía a fines de 2019 un total de 1 990 910 fieles bautizados.

Gobernación del Tucumán, circa 1600

Basílica menor de Santo Domingo, Córdoba

Iglesia de la Compañía de Jesús en Córdoba, monumento nacional argentino

Basílica menor de Nuestra Señora del Rosario, Villa del Rosario

Virgen del Rosario del Milagro, también llamada "La Negrita", patrona de la provincia de Córdoba

Capilla jesuítica de Santa Ana

Ángel Sixto Rossi, Arzobispo Metropolitano



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