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Anglosajones



Anglosajón es un término que designa a los pueblos germánicos que invadieron el sur y el este de la Gran Bretaña, desde principios del siglo V hasta la conquista normanda en el año 1066. La era anglosajona denota el período de la historia inglesa entre aproximadamente el año 550 y la conquista normanda.[1][2]​ Además, el término es utilizado para denominar al idioma ahora llamado (en inglés) Old English, hablado y escrito por los anglosajones y sus descendientes en gran parte de lo que ahora es Inglaterra y la parte sureste de Escocia entre mediados del siglo V y mediados del siglo XII.[3]

El monje benedictino Beda escribió a principios del siglo VIII identificando a los ingleses como descendientes de tres tribus germánicas:[4]

Su idioma deriva del dialecto germánico occidental «ingvaeonico» y evolucionó a partir del siglo XI al inglés medio. El anglosajón se divide en cuatro dialectos principales: el sajón occidental, el dialecto mercio, el dialecto northumbrio y el kéntico.

El término «anglosajón» proviene en primera instancia del inglés Anglo-Saxon y este de algunos escritos del tiempo del rey Alfredo el Grande quien al parecer frecuentemente utilizaba el título Rex Anglorum Saxonum o rex Angul-Saxonum (Rey de los Sajones Ingleses).[7]​ Además, el término poseía también un significado político que denotaba a los pueblos Sajón y Anglo bajo un mismo liderazgo (el de Alfredo).[8]

Las palabras del idioma anglosajón ænglisc y Angelcynn (Angle-kin, gens Anglorum), cuando fueron identificadas por primera vez, habían perdido ya su sentido original de referirse a los Anglos, distinguiéndolos de los Sajones.

Los nativos británicos, que escribían tanto en latín como en galés, se referían a los invasores y vecinos como Saxones o Saeson.[9]​ La última denominación (Saeson) es aún hoy en día utilizada en la palabra galesa que denota al pueblo inglés;[10]​ en la palabra gaélica de Escocia saesonach y en la palabra irlandesa Sasanach.

Luego, el término Angli Saxones parece haber sido usado antes en el continente que en la isla, aproximadamente un siglo antes del uso del Rey Alfredo, por Pablo el Diácono,[11]​ historiador de los Lombardos, probablemente con el objeto de distinguir los Sajones ingleses de los Sajones continentales (Ealdseaxe, literalmente "viejos sajones").[12]

Los anglos (del anglosajón Engle, Angle) probablemente hayan tomado su nombre de su anterior lugar de origen en, Angul (actualmente Anglia), una región con forma de gancho (compárese con las palabras anglosajonas angel, angul "anzuelo" y anga "gancho")[cita requerida].

La historia de la Inglaterra anglosajona abarca la Inglaterra medieval desde el fin del dominio romano y el establecimiento de los reinos anglosajones en el siglo V hasta la conquista normanda de Inglaterra en el año 1066.

La migración de los pueblos germanos hacia la Britania desde el norte de Alemania, Holanda y el sur de Escandinavia es registrada desde el siglo V. En base al Historia ecclesiastica gentis Anglorum de Beda, la población invasora era compuesta por Anglos, Sajones y Jutos. Sin embargo, evidencias posteriores indican la presencia de Frisones y Francos. Además, otros de los primeros registros de tales migraciones se puede ver en la Crónica anglosajona.

Los britanos celtas, así como los escoceses e irlandeses, permanecieron fieles al cristianismo. Tras la evangelización de Irlanda, la iglesia celta da un gran impulso al cristianismo enviando a San Columba a Escocia, quien convierte a los pictos en el año 563 y funda un monasterio en la isla de Iona.

En 597, el papa Gregorio I el Grande envía a Agustín de Canterbury a Kent con cuarenta monjes benedictinos romanos con el objetivo mayor de convertir a los anglosajones en un hecho conocido como la Misión gregoriana. El rey Ethelberto de Kent (560-616), casado con una reina franca cristiana, se convierte al cristianismo: San Adalberto. San Agustín funda un monasterio en Canterbury, donde es coronado obispo en 601, y recibe poderes para nombrar obispos. Desde entonces Canterbury es la sede oficial de la Iglesia Romana en Gran Bretaña. Poco después se inicia la construcción de las catedrales de Rochester y Londres (la Catedral de San Pablo).

En 633, el rey cristiano San Oswaldo unifica Northumbria y llama a San Aidan y a los monjes de Dowe para emprender la conversión de los súbditos del reino. San Aidan funda el monasterio de la isla de Lindisfarne.

Posteriormente, Oswy, nuevo rey de Northumbria (641-670), derrota a los mercios en 655 y les impone el cristianismo. Para entonces, los britanos celtas, que evangelizaban a las clases bajas, habían roto su relación con Roma. El rey Oswy convoca el Sínodo de Whitby y unifica la Iglesia bajo el primado del grecoparlante Teodoro de Tarso, arzobispo de Canterbury. Teodoro funda monasterios y crea una estructura diocesana que permanecerá hasta la Edad Media.

La unidad eclesiástica lograda une a los distintos pueblos ingleses, con una lengua común, y resurge la vida urbana en torno a las principales iglesias. Además se introduce la cultura escrita, de la que como único testimonio del siglo VIII nos ha llegado el poema épico en inglés antiguo Beowulf.

La evangelización de los anglosajones comenzó en el año 597 y fue completada teóricamente hacia el año 686. A través de los siglos VII y VIII, el poder fue traspasándose entre los reinos más grandes. Beda registra a Ethelberto de Kent como el más dominante hacia fines del siglo VI, pero luego el poder parece haberse trasladado al norte, hacia el Reino de Mercia y el Reino de Northumbria.

Ethelberto como otros reyes fue reconocido por los reyes vecinos como Bretwalda (líder britano). La llamada 'Supremacía Mercia' dominó durante el siglo VIII aunque no fue muy constante. Ethelbaldo y Offa, los dos reyes más poderosos, alcanzaron un prestigio elevado. Offa, rey de Mercia (757-796), llega a dominar todos los reinos excepto el de Northumbria, Wessex y las tierras al norte del Humber. Offa es el primero en llamarse rey de los ingleses. Cercó a los británicos de Gales con la muralla de Offa, una barrera defensiva de 240 km de longitud. Este período es descrito como la "heptarquía", aunque tal término está perdiendo actualmente su uso en el ámbito académico.

La palabra surge en función de que los siete reinos de Northumbria, Mercia, Kent, Anglia Oriental, Essex, Sussex y el de Wessex fueron los gobiernos más importantes del sur de Britania. Estudios recientes han demostrado que las teorías de la 'heptarquía' no están basadas realmente en evidencia confiable y es más probable que el poder haya oscilado entre muchos más 'reinos'. Otros 'reinos' políticamente importantes durante este período fueron: Hwicce, Magonsaete, Lindsey y el de Anglos medios.

Será Egberto, rey de Wessex (802-839), quien venza a los mercios. Invade Kent y logra dominar Inglaterra. Es el año 827.

Las primeras incursiones de los vikingos daneses suceden en 789. Su finalidad era el pillaje. Pero entre 830 y 860, flotas de cientos de barcos se internan por el estuario del Támesis y se hacen con territorios. En 865, una gran armada vikinga danesa desembarca en East Anglia y toma York en 867. En 869, se hacen con Northumbria y East Anglia y en 870 deciden invadir Wessex, pero ahora encuentran una fuerte resistencia por parte del rey Etelredo I.

Alfredo el Grande, hermano de Etelredo I y su sucesor (871-899), negocia con los vikingos y logra que estos respeten su reino mientras conquistan Mercia. Pero en el 878 atacan Wessex de nuevo, y Alfredo busca refugio en las marismas de Somerset, donde recluta un ejército que vencerá en Edington. Por el tratado de Wedmore (878), Alfredo acepta que los vikingos daneses ocupen gran parte de Inglaterra. El rey vikingo Guthrum es bautizado y coronado como monarca de Danelaw.

La estrategia de Alfredo era ganar tiempo para asentar las bases de una nación unificada y formar un ejército y una armada eficaces. Del pulso del rey Alfredo nace el feudalismo inglés. En 866 toma Londres, construye treinta ciudades fortificadas, con fines defensivos y comerciales, y conquista parte de Mercia. La victoria de Alfredo el Grande en Edington, Wiltshire en el año 878 llevó algo de paz a los reinos. De esta manera logra que a partir de 890 los daneses apenas acosen su reino. Pero al poseer Jorvik, los daneses poseían un importante punto estratégico de apoyo en Inglaterra.

Un hecho importante durante el siglo IX fue la ascensión del Reino de Wessex, a finales del reinado de Alfredo el Grande, el mismo fue reconocido como jefe supremo por otros reinados sureños. Posteriormente, su nieto Athelstan, es considerado como el primer rey de facto sobre lo que hoy consideramos como Inglaterra.

Hacia fines del siglo X comenzó a surgir un interés renovado de los escandinavos por Inglaterra, con las conquistas de Svend I y su hijo Canuto el Grande. Hacia el año 1066 existieron tres lords que reclamaban el trono inglés, llevando esto a dos invasiones y a las batallas de Stamford Bridge y a la Batalla de Hastings. Esta última anunciaba el inicio de la conquista normanda, que terminaría con el derrocamiento de la política y forma de gobierno anglosajona y su reemplazo con las leyes normandas.

Después de la conquista, la nobleza anglosajona se había o bien exiliado o había pasado a las filas de los campesinos.[13]​ Ha sido estimado que alrededor de solo el 8 por ciento de las tierras se encontraban bajo dominio anglosajón hacia el año 1087.[14]​ Muchos nobles anglosajones huyeron a Escocia, Irlanda y Escandinavia.[15][16]​ El Imperio Bizantino se convirtió en un destino usual de los soldados anglosajones ya que los bizantinos necesitaban de mercenarios.[17]​ Los mismos se tornaron parte importante de la Guardia varega, hasta ese momento, principalmente compuesta por escandinavos.[18]​ Sin embargo, la población de Inglaterra se mantuvo en su mayoría de ascendencia anglosajona; para ellos, el cambio inmediato fue pequeño, solo habían cambiado un lord anglosajón por uno Normando.[19]

En el año 991 se produce una nueva invasión danesa, que vence en la batalla de Maldon. Ante el nuevo ataque, el rey Etelredo II (968-1016) se casa en 1001 con la hija del duque de Normandía para asegurarse su apoyo. Pero los ataques vikingos arrecian y el rey danés Svend Forkbeard invade Inglaterra en el 1013 con ánimo de conquista, haciéndose con Oxford y Londres. Ethelred huye a Normandía.

Al poco tiempo, en 1014, muere Svend, y los daneses de Inglaterra aceptan como rey a su hijo Knut –Canuto el Grande-, quien en 1016 vence a Edmund Ironside, hijo de Ethelred. Canuto se casa con la viuda de Edmund, se convierte al cristianismo y es proclamado rey de Inglaterra (1016-1035). Canuto convoca una gran asamblea en 1018 y logra la conciliación de ingleses y daneses, jurando respetar las leyes y tradiciones anglosajonas.

En Dinamarca muere el rey Harald II de Dinamarca, hermano de Canuto, con lo que este asume la corona danesa y se desentiende progresivamente de Inglaterra. Conquista Noruega y recibe homenaje del rey de Escocia. La línea de sucesión danesa en Inglaterra se extingue definitivamente en 1042.

Cuando los daneses desaparecieron de las Islas Británicas, se restaura la dinastía de Wessex en un hijo de Ethelred, Eduardo el Confesor (1042-1066), que introduce definitivamente el feudalismo en Inglaterra. Así, el Witan -formado por nobles, obispos y hombres influyentes- elige al rey y lo aconseja. El territorio se articula en condados, cuya administración corresponde a un tribunal y sheriff, en representación del rey. También se implanta el catastro como eficaz sistema de recaudación de tributos e impuestos.

A pesar de que Eduardo había hecho voto de castidad, contrae matrimonio con la hija de Godwin, conde de Wessex y Kent. Traslada la Corte a Londres y se rodea de consejeros normandos –Eduardo se había educado en Normandía-, designando a uno de ellos, Roberto de Jumieges, como Arzobispo de Canterbury. Eduardo es dispensado por el Papa de su voto de peregrinar a Roma a cambio de la construcción de la abadía de Westminster, en las cercanías de palacio.

El rey Eduardo gozó de gran popularidad entre su pueblo, quien convirtió su memoria en el símbolo de la Inglaterra independiente.

Eduardo muere sin descendencia. A partir de 1050 luchan por el poder Godwin y sus hijos Sveynd, Haroldo y Tostig, el rey Magnus I de Noruega y su hijo Harald Haardrade, así como Guillermo, hijo bastardo del duque Roberto I de Normandía. Será precisamente el último, Guillermo, quien, tras vencer en la batalla de Hastings el 14 de octubre de 1066, sea coronado en la abadía de Westminster como nuevo rey el día de Navidad de ese mismo año.

Las primeras estructuras halladas en la Britania eran en su mayoría simples, no predominaba el uso de mampostería, excepto para los cimientos, y se utilizaba madera con tejados de paja. Preferían no asentarse en las antiguas ciudades romanas sino que construían pequeños pueblos cercanos a sus centros agrícolas, en el vado de los ríos o ubicados de tal forma que sirvieran de puertos.

Quedan solo unos pocos restos de la arquitectura anglosajona. Al menos unas cincuenta iglesias son de origen anglosajón. Aunque en la mayoría de los casos la arquitectura anglosajona ocupa solo una porción de las estructuras o se encuentran muy alteradas. Todas las iglesias que persisten, excepto una de madera, fueron construidas con piedras o ladrillos y en algunos casos evidencian haber reutilizado materiales y trabajos romanos.

Las características arquitectónicas de las construcciones religiosas anglosajonas abarcan desde influencias celtas en las primeras construcciones; basílicas influenciadas por la arquitectura románica; al período anglosajón tardío con una arquitectura que se caracterizaba por poseer pilastras sin capitel, arcadas ciegas, formas de balaustre y aberturas de forma triangular.

El arte anglosajón anterior al tiempo de Alfredo el Grande (871-899) es en su mayoría de estilo Hiberno-Sajón o insular, una mezcla de técnicas y motivos anglosajones y celtas. El tesoro de Sutton Hoo es un ejemplo de trabajo del metal y joyería de las épocas tempranas de la cultura anglosajona. El período que va desde el reinado de Alfredo el grande hasta la conquista normanda, con la reanimación de la economía inglesa y su cultura luego del fin de las incursiones vikingas lleva a un estilo distinto en el arte anglosajón al haber contacto con las tendencias del continente.

El arte anglosajón es principalmente conocido hoy en día a través de los manuscritos ilustrados, como el "Benediccional de San Ethelwold" (Biblioteca Británica) y el "Misal de Leofric" (Oxford Bodleian Library, MS Bodl, 579). Ambas piezas de referencia del "Estilo Winchester" tardío, que recuerda al arte Hiberno-Sajón, al arte carolingio y al bizantino por el estilo y la iconografía combinando las tradiciones ornamentales del norte con las tradiciones figurativas del Mediterráneo. Por ejemplo, el Salterio de Hartley fue una copia del Salterio de Utrecht carolingio — el cual fue una importante influencia en la creación del estilo anglosajón de dibujo a pluma.

Los manuscritos no fueron la única forma de arte anglosajón, sin embargo son los que han perdurado en mayor cantidad frente a otros objetos. Aquellos contemporáneos de Europa estimaron a la orfebrería y al bordado anglosajón (Opus anglicanum) como de mucha calidad. Quizá, la pieza mejor conocida del arte anglosajón es el "Tapiz de Bayeux", el cual fue encargado por un cliente normando a artistas ingleses que trabajaban según el tradicional estilo anglosajón. El ejemplo más popular del arte anglosajón se encuentra en las monedas, con miles de ejemplares existentes. Los artistas anglosajones también trabajaron el fresco, el marfil, la escultura en piedra, el metal y el esmalte; pero solo unas pocas piezas de ellas lograron sobrevivir.

El idioma anglosajón, o inglés antiguo, fue aquel hablado en la época de Alfredo el Grande y continuó siendo el idioma más común de Inglaterra (no en el Danelaw) hasta la conquista normanda de 1066, cuando bajo la influencia del idioma Anglo-normando hablado por la clase dominante el anglosajón comenzó a evolucionar hacia el Inglés medio en un período que abarca desde 1150 hasta 1500.

El anglosajón es una lengua mucho más cercana a las lenguas germánicas que el inglés medio. Es una lengua mucho menos latinizada y retiene muchas características morfológicas (como la flexión nominal y verbal) que se perdieron durante los siglos XII a XIV. Los idiomas que hoy en día son más cercanos al anglosajón son los frisios, que son hablados por algunos habitantes del norte de Alemania, Holanda y otras partes de Dinamarca.

Antes de que la alfabetización anglosajona o latina se expandiera, se utilizaba en las inscripciones un alfabeto rúnico, el Futhorc. Pero cuando la alfabetización fue más amplia, se impuso el alfabeto latino anglosajón con algunas pocas letras derivadas del futhorc: 'Thorn' ‹þ› y 'wynn' ‹ƿ› (reemplazada generalmente con una <w> en las reproducciones modernas).

Las tipografías usualmente utilizadas e impresas en los textos editados del anglosajón son las siguientes:

con solo esporádicas apariciones de j, k, q, v y z.

Los trabajos literarios anglosajones cultivaron géneros como el de la epopeya, la hagiografía, el sermón, traducciones bíblicas, trabajos legales, crónicas, adivinanzas y otros. Y en todos aquellos géneros existen alrededor de 400 manuscritos que han sobrevivido hasta nuestros días.

Los trabajos más famosos incluyen el poema "Beowulf"; la "Crónica anglosajona" (una colección de historia inglesa antigua) y el Cædmon's Hymn del siglo VII es el texto literario inglés más antiguo del cual se tiene conocimiento.

Las creencias de los nativos pre-cristianos eran una forma paganismo germánico y por lo tanto muy cercano al nórdico como a otras culturas germánicas pre-cristianas.

El cristianismo fue desplazando gradualmente las religiones nativas de los ingleses entre los siglos VII y VIII. El cristianismo celta fue introducido en Northumbria y Mercia por medio de monjes desde Irlanda; pero luego, el Sínodo de Whitby estableció la opción por el rito romano. Debido a que los nuevos clérigos fueron los cronistas e historiadores, la antigua religión se perdió parcialmente antes de ser registrada. Hoy en día, el conocimiento que se tiene de ella se basa principalmente en costumbres, folclore, textos, nexos etimológicos y hallazgos arqueológicos.

Una de las pocas referencias registradas es la de un Rey de Kent que afirmaba que solamente se reuniría con el misionero Agustín de Canterbury a cielo abierto, donde estaría bajo la protección del dios de los cielos, Wōden. Además, las prohibiciones cristianas escritas sobre actos paganos son unas de las fuentes principales de información para los historiadores acerca de las creencias pre-cristianas.

A pesar de tales prohibiciones, numerosos elementos de la cultura pre-cristiana de los anglosajones sobrevivieron al proceso de cristianización. Por ejemplo, los nombres ingleses de los días de la semana.



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