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Cultura de Australia



La cultura de la Mancomunidad de Australia posee su principal referencia en la cultura occidental aunque es influenciada por las características únicas que impone la geografía y medio ambiente del continente Australiano, por el aporte cultural de los pueblos Aborígenes e Isleños del estrecho de Torres, y por la influencia de las sucesivas olas de emigrantes de múltiples etnias que sucedieron en la colonización británica de Australia.[1]​ Aunque hay un sinnúmero de factores tales como el idioma inglés, la existencia de un sistema de gobierno tipo el Sistema Westminster, la popularidad de deportes tales como el críquet y el rugby, o la demografía de la religión en Australia que poseen una muy importante influencia anglo-celta, en la actualidad Australia aloja una gran diversidad de iniciativas y características culturales, y ha contribuido con numerosos artistas a la cultura internacional pop y clásica, desde Dame Joan Sutherland o 5 Seconds of Summer hasta AC/DC.

Se estima que los pueblos aborígenes comenzaron a llegar a Australia hace unos 60,000 años, y se puede rastrear evidencia del arte aborigen en Australia por lo menos hasta una antigüedad de 30.000 años.[2]​ Varios de los estados remontan su origen a colonias pennales, la primera flota de convictos británicos llegó a la bahía de Sídney en 1788. Las historias de los bushrangers, o perseguidos por la ley, han perdurado a través de la música, cine y literatura australiana - al respecto Ned Kelly es el más famoso de los forajidos. Las fiebres del oro en Australia de la década de 1850 trajeron prosperidad a la vez que renovadas tensiones sociales a Australia, incluida la rebelión de mineros denominada Eureka Stockade, y las colonias formaron parlamentos mediante elecciones y confirieron derechos a los trabajadores y mujeres antes que otras naciones occidentales.[3]​ La federación de Australia en 1901 fue un importante hito y evidencia del afianzamiento de una identidad nacional - expresada en las pinturas de la Escuela de Heidelberg y en la prosa de Banjo Paterson y Henry Lawson. Las Guerras Mundiales alteraron profundamente el sentido de identidad australiano - con la Primera Guerra Mundial nace el espíritu ANZAC y la Segunda Guerra Mundial muestra el realineamiento de Australia con Estados Unidos como principal aliado. Luego de la segunda guerra, 6.5 millones de inmigrantes de 200 naciones aportaron una inmensa y renovada diversidad y los australianos fueron ganando en su percepción en cuanto a la proximidad con Asia.

El igualitarismo, la informalidad y aún la irreverencia han sido temas populares en la referencia a la cultura australiana - ejemplificados por las obras de C J Dennis, Barry Humphries y Paul Hogan.[4]​ Mientras que la fascinación con el outback y el bush ha sido un tema recurrente del arte, cine y literatura de Australia, y la agricultura ha sido un importante sector en la economía, Australia posee una de las poblaciones más urbanizadas del mundo, con más del 75 por ciento de la población gozando de un estilo de vida urbano, principalmente en las ciudades capitales de los estados a lo largo de la costa.[4]​ Las mismas se han constituido en centros de lo que a partir de la década de 1970 se ha denominado la Australia multicultural. Las ciudades capitales alojan renombradas instituciones culturales de prestigio internacional tales como la Sydney Opera House y la National Gallery of Victoria. Los australianos apoyan o participan en forma entusiasta en una gran variedad de deportes, incluido el fútbol australiano nativo del país y que se juega en el invierno, mientras que a lo largo de las costas se desarrolla una vibrante cultura del surf.

Las manifestaciones culturales más antiguas que sobreviven en Australia, y una de las más antiguas que sobreviven en el mundo, son las pertenecientes a los aborígenes australianos y a los habitantes de las Islas del estrecho de Torres. Sus antecesores han vivido en Australia entre 40.000 y 60.000 años, viviendo como cazadores y recolectores hasta la llegada de los europeos que hace 200 años alteraron su forma de vida. Hoy la población de indígenas australianos se estima en un 2,3 por ciento de la población total del país, esto es unas 483.000 personas. El sistema tradicional de creencias de los aborígenes se conoce como el Tiempo del Sueño. Los conflictos y reconciliación entre indígenas y no indígenas en Australia ha dado lugar a abundante arte y literatura en Australia. El arte aborigen antiguo, sus invenciones como el boomerang o el didgeridoo además de la música aborigen australiana se han tomado como símbolos para la Australia moderna.

Además de los aborígenes, el resto de la población australiana es descendiente de migraciones recientes que llegaron al continente australiano procedentes de unos 200 países, comenzando por el primer asentamiento europeo que realizaron los ingleses en Sídney en 1788. Inicialmente Australia permaneció como una sociedad eminentemente anglocéltica hasta que tras la Segunda Guerra Mundial se eliminaron de los programas de inmigración las distinciones étnicas e ingresaron un gran número de sureuropeos y más tarde asiáticos e inmigrantes de los países de oriente medio. La población total en el 2008 era de unos 21 millones de personas con más de un 43 por ciento de australianos que o bien habían nacido fuera o tenían uno de sus progenitores que había nacido fuera de Australia.

La Australia contemporánea alberga una sociedad plural enraizada en tradiciones democráticas y liberales en las que la tolerancia, la informalidad y el igualitarismo se contemplan como valores sociales clave. Muy influida por sus orígenes anglocélticos, la cultura de Australia ha sido modelada por migraciones de diversas etnias que han influenciado numerosos aspectos de la vida australiana, incluyendo los negocios, las artes, la cocina, el sentido del humor o el gusto deportivo.[4]

Pese a que Australia no posee una lengua oficial, es un país monolingüe con el inglés como lengua nacional de facto. El inglés de Australia sigue generalmente el inglés estándar en lo referente a las norma de deletreo y gramática pero tiene su propio acento y vocabulario. Según un censo de 2001, el inglés es la única lengua hablada en casa por el 80% de la población. La segunda lengua más común era el chino (2.1%), el italiano (1.9%) y el griego (1.4%). Una parte considerable de la segunda generación de inmigrantes es bilingüe. Australia tiene igualmente una lengua de signos propia llamada Auslan que es el principal instrumento comunicativo de unos 6500 sordos.

Se cree que había entre 200 y 300 lenguas aborígenes en el momento del contacto con los europeos, pero solo 70 de todas ellas han sobrevivido y todas excepto una veintena están en peligro de desaparecer. Una lengua indígena es la lengua principal de unas 50.000 personas, lo que equivale al 0,25% de la población.[5]

Australia sigue siendo un país predominantemente cristiano, pero no tiene una religión oficial del estado y una buena parte de la población no profesa religión alguna.[6]​ La Sección 116 de la Constitución de Australia prohíbe al gobierno de la Mancomunidad establecer un estado confesional o interferir en la libertad religiosa.[7]

En el 2006, el 63.9% de los australianos fueron identificados como cristianos por el censo de Australia, con los mayores porcentajes perteneciendo o bien al catolicismo (un 25.8%) o a la Iglesia Anglicana (un 18.7%) y un tercer grupo sería el de aquellos ligados a la Iglesia Unida de Australia con un 5.7%. Las otras creencias religiosas mayoritarias también se practican en Australia, en lo que es una evidencia más de la diversidad cultural del país.[6]

Australia tiene también una porción creciente de habitantes que se declara no religiosos. Un 18.7% de los australianos declaró 'sin religión' en el censo de 2006 y un 11.2% no respondió a la pregunta.

La literatura de Australia también ha estado influida por el paisaje; por ejemplo, en trabajos de escritores tales como Banjo Paterson y Henry Lawson. El carácter de la Australia colonial, reafirmado en la literatura del país, repercutió mucho en la etapa moderna de la nación y se destacó por su igualitarismo y anti-autoritarismo.

Existen numerosos escritores australianos que han obtenido reconocimiento internacional incluyendo conseguir el Nobel, entre ellos cabe mencionar por ejemplo, Patrick White, como también autores como Peter Carey Thomas Keneally, Colleen McCullough, Nevil Shute o Morris West. Entre los escritores expatriados se destacan la feminista Germaine Greer, el historiador del arte Robert Hughes o los humoristas Barry Humphries y Clive James.[8]

Entre los escritores clásicos australianos más destacados se cuentan los poetas Henry Lawson, Banjo Paterson, C J Dennis y Dorothea McKellar.

La música, danzas y arte de los aborígenes australianos tienen una notable influencia en la artes escénicas y visuales de la Australia contemporánea. La nación posee una activa tradición de música, ballet y teatro; muchas de las compañías de artes escénicas reciben fondos públicos a través del Consejo de Australia para las Artes. Existe una orquesta en cada ciudad capital, y una compañía de ópera nacional, la Ópera de Australia, que adquirió importancia gracias a la cantante de ópera Dame Joan Sutherland; la música de Australia incluye la música clásica, el jazz y muchos otros géneros de música popular.

Advance Australia Fair (en español : Avanza, Australia justa) es desde 1984 el himno nacional de Australia. Fue compuesto por Peter Dodds McCormick en 1878. La canción fue adoptada como himno tras una votación en la que superó a las dos otras opciones : el God Save the Queen y Waltzing Matilda. Generalmente solo es entonada la primera estrofa añadiéndose la segunda en las grandes ocasiones. Waltzing Matilda es la canción folclórica más conocida de Australia. Fue compuesta en 1895 por Andrew Barton Paterson un poeta nacionalista australiano, también conocido como «Banjo» Paterson.

El más conocido de los instrumentos musicales aborígenes es el didgeridoo, o yidaki, tocado tradicionalmente por los hombres de la Tierra de Arnhem y de la región de Kimberley, en el norte de Australia. Este instrumento se ha divulgado en el mundo entero, y goza de una creciente popularidad entre músicos tanto de música tradicional como de rock, pop y jazz.

A finales de los años 50, los hermanos Gibb, Barry, Robin y Maurice, fundaron en Redcliffe, una localidad ubicada en Queensland, los Bee Gees, grupo que se convirtió en uno de los referentes mundiales de la llamada música disco durante los años 70.

Dame Nelly Melba, fue una cantante de ópera australiana. Dame Joan Sutherland fue una soprano australiana de coloratura, notable por su contribución al renacimiento del bel canto desde finales de los años 50 hasta los años 80. Se retiró en 1990. La Compañía de Ballet Australiano (en inglés: Australian Ballet) es una compañía de ballet fundada en el año 1962, realizando su primera presentación en el Her Majesty's Theatre de Sídney.

Slim Dusty fue un cantautor de música country australiano. Durante su carrera, vendió más de cinco millones de álbumes en Australia. Dusty no se limitó a grabar canciones escritas por él mismo u otros músicos australianos, sino que también grabó poemas clásicos australianos de Henry Lawson y Banjo Paterson con nuevos ritmos. Olivia Newton-John es una cantante de música pop y actriz de cine australiana. Paul Kelly es un músico australiano. Vive en Melbourne, su variada producción musical abarca desde el bluegrass hasta el reggae, pero principalmente sus influencias son rock, folk y country. Keith Urban es un cantante de música country nacido en Nueva Zelanda y nacionalizado australiano. Kasey Chambers es una cantante australiana muy popular que mezcla country, folk y rock and roll.

The Seekers era un grupo de Australia con influencia en la música pop y folk. Se formaron en Melbourne, Victoria, Australia, en 1962. The Easybeats fue una banda de rock and roll de Sídney, Australia, fundada a finales de 1964 y disuelta a finales de 1969. AC/DC es un grupo de hard rock formado en la ciudad de Sídney (Australia) en 1973 por los hermanos Malcolm y Angus Young. En esa misma época, y también en Sídney se formó Midnight Oil, banda que alcanzó bastante fama durante los años 80. Su cantante Peter Garrett, dejó temporalmente la música a principios de siglo para dedicarse a la política, llegando a convertirse en ministro del gobierno central. INXS (pronunciado "in excess" en inglés, en exceso) es una banda australiana de rock, formada por los hermanos Farris en 1977 en Perth. Por veinte años estuvieron encabezados por Michael Hutchence en voz, cuya apariencia sensual y su magnética presencia sobre el escenario lo convirtió en un punto de atracción de la banda. Silverchair fue una banda australiana de rock alternativo formada en 1992 por Daniel Johns, Ben Gillies y Chris Joannou.

John Farnham es un cantante nacionalizado australiano nacido en el Reino Unido. Kylie Minogue es una cantante australiana de música pop, compositora y actriz, conocida notablemente por su álbum Fever (2001) y su exitoso sencillo «Can't Get You Out Of My Head», el cual le valió dos distinciones de los premios Brit en 2002. La cantante ha vendido alrededor del mundo más de 70 millones de discos. Natalie Imbruglia es una cantante pop que logró cierto éxito internacional en los años 90 gracias a su hit Torn. Nick Cave es un músico, escritor, y actor. Su fama se debe, especialmente, a su banda Nick Cave & The Bad Seeds. En el año 2005, el grupo de rock originario de un suburbio de Sídney, Erskineville, Wolfmother edita su primer LP, que lleva su mismo nombre, logrando un gran éxito que se vio recompensado con un premio Grammy un par de años después.

La banda de rock Tame Impala fundada a principios de los 2010's por el único músico de la Banda y Kevin Parker, ha sido una de las más últimas populares bandas a nivel mundial una banda que ya ha ganado dos premios.

Australia participa en el Festival de la Canción de Eurovisión desde el año 2015, obteniendo buenos resultados en la mayoría de sus participaciones.

El cine de Australia ha alcanzado éxito comercial y crítico. Hacia mediados de la década del setenta hubo un cambio radical en la política cinematográfica australiana. Tras años de desarrollo de un mercado interno, se tuvo la necesidad de romper las barreras nacionales para lograr un redimensionamiento de la industria. Con fuerte respaldo de empresas privadas y entes públicos, el cine australiano consiguió una inmediata repercusión internacional, combinando hábilmente la suerte de un film (el gran éxito de “Te llamaré Caddie“) con muestras organizadas desde Australia para festivales internacionales de cierto prestigio. Hasta entonces, muchos actores y directores australianos, como Errol Flynn, tenían que emigrar si querían tener éxito fuera del país.

El resultado fue que en el plazo de tres años el cine australiano ya había recorrido todo el mundo y comenzaba a difundir los nombres de realizadores importantes. El primero de ellos fue tal vez Peter Weir, que ya tenía una fama interna con films como “El plomero” o “Enigma en París”, y que se impondría afuera con “Picnic en las Rocas Colgantes” y especialmente “La última ola”. Pero también importó gente como Bruce Beresford (“Asalto al camión blindado”, “Fiesta de fin de semana”, “Después de la emboscada”), el George Miller de “Mad Max” o su homónimo de “Herencia de un valiente”, o la Gillian Armstrong de “Mi brillante carrera”.

No fue una ola pasajera la que se impulsó en ese momento, sino una decisión que se trató de mantener con el correr de los años. Sin embargo, los cambios en el mercado internacional plantearían al cine australiano por lo menos dos obstáculos. El primero de ellos fue la exportación lisa y llana de sus talentos, absorbidos por la industria norteamericana, que es donde trabajan hoy la mayoría de los realizadores australianos importantes de entonces. Weir llegaría a Hollywood para hacer “Testigo en peligro”, “La costa mosquito”, “Matrimonio por conveniencia” o “La sociedad de los poetas muertos”, y lo mismo ocurriría con el George Miller de “Las brujas de Eastwick” o “Un milagro para Lorenzo”, o la Gillian Armstrong de “Mujercitas”, mientras Bruce Beresford se dedicaba a cosas como “Crímenes del corazón”, “Conduciendo a Miss Daisy” y hasta “Mi testigo preferido”, y el otro Miller llegaba a Europa para hacer una secuela de “La historia sin fin”. Y la lista de nombres podría extenderse hasta gente como los fotógrafos Russell Boyd o Don McAlpine, o intérpretes como Angela Punch-MacGregor, Mel Gibson (de hecho, este último nació en los Estados Unidos, pero se haría famoso por sus trabajos en Australia antes de regresar triunfalmente a su país natal), Nicole Kidman (nacida en Hawái, pero instalada desde niña en Australia), Russell Crowe (este neozelandés de nacimiento, aunque vivió gran parte de su vida en Australia y está nacionalizado australiano), Paul Hogan, Naomi Watts, Anthony LaPaglia o Hugh Jackman.

El segundo problema ha sido la difícil competitividad planteada por la industria norteamericana, con su consecuencia de una inevitable pérdida de la identidad (algo que también ha podido ocurrir con la producción británica, por ejemplo). De ahí el debilitamiento de la presencia australiana en el mercado internacional durante la segunda mitad de la década del ochenta y los noventa, aunque éxitos aislados aunque irrepetibles (Cocodrilo Dundee) pudieron generar algún sobresalto en las taquillas del ancho mundo. Más cerca aún, títulos notorios como “El casamiento de Muriel” o “Las aventuras de Priscilla, reina del desierto” han servido para recordar que, en el mundo del cine, Australia también existe. Y algo debe significar que Erik Bana, el australiano que encarnó al mitómano y asesino Chopper, haya sido elegido para interpretar en una superproducción internacional (dirigida por Ang Lee, nada menos) al Increíble Hulk. Ese debe ser también, de alguna manera, un reconocimiento al cine australiano. El presente ciclo reúne varios ejemplos significativos de ese cine.

Australia tiene una larga historia en lo referente a las artes visuales que comienza con las pinturas rupestres realizadas por los indígenas. Desde los tiempos del asentamiento europeo el paisaje australiano ha sido un tema común en el arte nacional, lo cual se hace evidente en los trabajos de Arthur Streeton, Arthur Boyd y Albert Namatjira, entre otros.

La escuela de Heidelberg fue un movimiento artístico australiano de fines del siglo XIX. Frederick McCubbin formó un grupo de artistas de renombre en Australia, como Conder Charles y Arthur Streeton. Más tarde, el movimiento pasó a conocerse como impresionismo australiano. El legado de la escuela de Heidelberg proporciona un complemento visual a dichas historias y sus imágenes se han fusionado en el subconsciente histórico del país. Muchos de estos trabajos pueden observarse en las galerías de arte australianas, entre las cuales destacan la Galería Nacional de Victoria, la Galería Nacional de Australia y la Galería de Arte Fino Ballarat.

La National Gallery of Victoria es un museo y galería de arte de Melbourne, Australia. Fundada en 1861,1 es la galería de arte más antigua y la más grande abierta al público en general en Australia.

La cocina contemporánea australiana combina orígenes británicos e indígenas con influencias mediterráneas y asiáticas. Los abundantes recursos naturales australianos permiten acceder a una gran variedad de carnes de calidad, y el asado de carnes de vaca o cordero al aire libre es una arraigada tradición nacional. La gran mayoría de los australianos vive en proximidades del mar y los restaurantes australianos que sirven pescados y mariscos se encuentran entre los mejores del mundo.[9]

"Bush tucker" es un término australiano que denomina las dietas tradicionales de los aborígenes australianos. Gran parte de esta comida y platillos es considerada típicamente australiana - preparada con ingredientes tales como nueces de macadamia, o carne de canguro (la cual está experimentando un renacimiento en cuanto a su uso en los menús contemporáneos australianos).

Los primitivos colonos británicos trajeron carnes y granos tradicionales desde Europa y los mismos son aún hoy una parte importante en la dieta australiana. "Meat and three veg", fish and chips y el Australian meat pie continúan siendo comidas tradicionales de numerosos australianos. La inmigración multicultural posterior a la Segunda Guerra Mundial trajo nuevos sabores e influencias, de la mano de las oleadas de inmigrantes provenientes de Grecia, Italia, Vietnam, China y otras naciones que diversificaron la dieta típica australiana.

Entre los frutos de mar locales se destacan el pez denominado Barramundi, el cabeza plana, y la cigarra mariposa (un falso tipo de langosta), mientras que la popularidad de los langostinos australianos condujo a la exitosa campaña turística de la década de 1980 en la cual el actor y cómico Paul Hogan invitaba a los nortemericanos a venir a Australia y el entonces loes "cocinaría un langostino en la barbacoa para ellos".[10]

El Vegemite es una pasta untable originaria de Australia, fabricada a base de extracto de levadura.[11]​ Postres tradicionales australianos incluyen el postre a base merengue pavlova y los lamingtons.[12]​Los bizcochos ANZAC traen remembranzas de la dieta que los soldados australianos que lucharon en la Primera Guerra Mundial en la Batalla de Galipoli.




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