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Economía de Chile



−5,8% (2020) +6,2% (2021)[4]

La economía de Chile es la cuarta mayor economía de América Latina, en términos de producto interno bruto (PIB) nominal después de Brasil, México, Argentina y quinta en cuanto al PIB a precios de paridad de poder adquisitivo (PIB PPA).[20]​ Chile posee la segunda mayor renta per cápita de América Latina (USD 27,058 PIB per cápita PPA y USD 18,592 PIB per cápita a precios nominales)[21]​ y pertenece a la categoría de países de ingresos altos según el Banco Mundial.[22][23]

La economía chilena ostenta índices remarcables en cuanto a competitividad,[24]libertad económica,[25]​ ahorro, desarrollo financiero,[26]​ y se consagra como la economía más dinámica de América Latina.[27]​ Además, tiene la calificación de la deuda externa más favorable del continente.[28]​, sin mencionar que se consolida como el tercer país más desarrollado de América, solo superado por Canadá y los Estados Unidos. (Según Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo publicado el 21 de marzo de 2017).[29]

En cuanto a inversión extranjera, en los últimos años Chile fue el mayor país latinoamericano golpeado por esa caída en el precio de los productos básicos y, muy especialmente, del cobre su principal producto de exportación, Chile en esta época pasó de recibir inversiones por 30 000 millones de dólares en inversión extranjera en 2012 a menos de 6500 en 2017.[30]

Su principal sector económico es el de servicios con un 63,9 % del PIB,[31]​ seguido de la minería, que generó en 2012 el 14,2 % del PIB y el 57 % de las exportaciones con USD 48 827 millones.[32][31]​ Chile es el mayor productor mundial de cobre,[33]litio,[34]yodo,[35]​ y de otros productos como uvas frescas, arándanos azules, ciruelas, manzanas deshidratadas, salmón, truchas y carbonato de litio.[36]

La Historia económica de Chile, marcada por los diferentes cambios políticos que ha experimentado el país, desde los tiempos de la colonia, el modelo económico ha sido parte fundamental de las políticas internas, sufriendo diversos cambios a lo largo de la historia nacional, especialmente desde la última mitad del siglo XIX, pasando de una economía de sustitución de importaciones, impulsada por los Gobiernos Radicales y de corte centro-derecha a una economía de libre mercado, desarrollada tras el golpe militar de 1973 y que ha sido continuada por los Gobiernos democráticos de la Concertación desde 1990.

Los distintos períodos de la historia económica en Chile se distinguen, en lo fundamental, por la importancia relativa de ciertos recursos en las exportaciones y según el distinto rol del Estado en la economía.

El colapso económico de 1973 en Chile fue una fuerte crisis económica y social, que dio como resultados tanto una importante disminución de la actividad productiva como desabastecimiento, que se vivió bajo el gobierno del presidente socialista Salvador Allende. Fue producto del intento de realizar en Chile una transición económica al socialismo, debido a las políticas del gobierno, el espanto a la inversión,, la emisión monetaria exacerbada y, como adicionales la oposición del gobierno estadounidense]] de Richard Nixon.[37][38]​ Fue uno de los detonantes de la crisis política que vivió el país durante el gobierno de Allende y, asimismo, uno de los antecedentes del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Esta crisis económica se manifestó en una inflación de tres dígitos —cálculos contemporáneos estiman que esta llegó a un 350%,[39]​ la más alta en la historia de Chile hasta ese momento, más aumentaría hasta 750% abril de 1975 [40]​ bajo el régimen de la junta militar—.[41]

Las ideas principales del presidente se vinculaban al beneficio de la clase obrera chilena, por lo cual se mandó a aumentar la emisión de divisas nacionales y ponerlas en circulación, además de la venta total de divisas internacionales del Banco Central, lo que incrementó de forma desapacible el déficit fiscal, depreciando la moneda y causando una futura hiperinflación insostenible del 342 % al final de su mandato y extraoficialmente en torno al 700 %.[42]​ La medida causó un engrandecimiento transitorio del consumo y producción del país, mientras se mantenía la inflación a niveles razonables gracias a la fijación de precios del mercado, los cuales eran situados por el ejecutivo.

La necesidad creciente de bienes y la exagerada emisión de dinero físico producidas por el fisco a fines de 1971 son protestadas en manifestaciones de la clase media y alta contra el gobierno, como es por ejemplo los denominados «cacerolazos» o «marchas de las cacerolas vacías». Estas marchas, se originaron en el descontento social y económico causado por los efectos del sistema económico que se había implantado, que impuso entre otras medidas, pesadas restricciones a los comerciantes, de tal manera estos fueron obligados por un lado a bajar sus precios, y por otro compelidos a aumentar la paga a los obreros, lo cual provocaría que estas terminaran quebrando, sumando a esto que la gente tenía dinero pero nada que comprar, lo que acarreó un vasto desabastecimiento.[cita requerida]

A medida que transcurre el tiempo, estas medidas se fortalecen logrando que las medidas de equidad social adoptadas por el gobierno se desplomen totalmente. Crece la tasa de desempleo, las ganancias totales del país se reducen y se polariza con mayor fuerza la sociedad.

La fijación de precios de mercado da nacimiento al mercado negro, y para 1973 una desintegración de la economía era totalmente perceptible dentro de Chile, las pérdidas económicas sufridas por la nación chilena eran superiores a las exportaciones cupríferas totales de 7 años. Se producían escenarios absurdos como por ejemplo, un huevo costaba la mitad o lo mismo que la gallina.

Finalmente, tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, encabezado por el almirante de la Armada de Chile, José Toribio Merino y el general del Ejército de Chile, Augusto Pinochet, que sacó del poder a Salvador Allende y realizó profundas reformas en base al modelo económico planteado por economistas de la Escuela de Chicago, el cual, empezó a mostrar efectos en los años siguientes, si bien, no se produjo un crecimiento notable, si contribuyo en mantener una estabilidad económica y un crecimiento sostenido hasta fines de 1981.[cita requerida]El modelo adoptado sería definido como tratamiento de choque, o segunda solución, que consistía en reducir el gasto público en un 20%, despedir al 30% de los empleados públicos, aumentar el IVA (impuesto a la transferencia comercial de bienes muebles y activos M1 y M2), privatizar y liquidar las empresas estatales y liquidar los sistemas de ahorro y de préstamos de vivienda. Ya antes de estas propuestas los sindicatos estaban prohibidos y que la legislación laboral había sido eliminada. Finalmente la Junta Militar se inclinó por la opinión de los monetaristas y se aplicó el tratamiento de choque, en oposición a la opinión de los economistas clásicos. Los efectos iniciales en la economía chilena fueron graves. El PGB cayó en un 12%, la tasa de desempleo creció hasta el 16%, y el valor de las exportaciones se redujo en un 40%, con una constante alta tasa de desempleo, siempre cercana al 20%, debido entre otras cosas, a los despidos masivos de empleados públicos, de funcionarios de las empresas privatizadas y la pérdida de empleo en los sectores manufacturero y exportador debido a las políticas cambiarías y de apertura de la economía.[43]

A este período se le llamó el primer milagro chileno. El Régimen Militar confió el manejo económico a unos jóvenes egresados de economía en la Universidad Católica de Chile, la mayoría con postgrado en la Universidad de Chicago. De aquí vendría el apelativo por el que fueron conocidos, los Chicago Boys. Estos venían de Estados Unidos trayendo una idea novedosa: el “monetarismo”, perteneciente a la economía neoclásica.

Tras el establecimiento de las políticas de corte liberal a mediados de 1970 y la consolidación del modelo neoliberal impulsado por los Chicago Boys, tras un periodo de rápida recuperación económica conocido como el primer milagro de Chile, en el año 1982 se produjo la mayor crisis económica en la historia de Chile después de la gran depresión, cambiando temporalmente a un modelo de corte Keynesiano ante la llegada de la crisis.

Esta crisis se vio principalmente fundada en una sobre evaluación del peso chileno (que fue ayudado por la paridad de dicha moneda frente al dólar estadounidense, que se mantuvo en 39 pesos entre 1979 y 1982) y a las altas tasas de interés en Chile. Esto habría dificultado la inversión en actividades productivas; de hecho, en el período 1977-1982 la mayor parte del gasto en Chile consistía en el consumo de bienes y servicios. Entre 1973 y 1982, la deuda externa chilena aumentó de 3500 a más de 17 mil millones de dólares.

Así también el sistema financiero quebró producto de la fuerte desregulación de la banca comercial. Luego de ser privatizada, después del golpe militar, se liberaron las tasas de interés y se desregularon todos los aspectos comerciales y de riesgo. La diferencia con la crisis norteamericana es que en Chile el desequilibrio del sistema bancario llegó hasta la médula del sector: la banca comercial, mientras que en Estados Unidos, afecta principalmente a los banco de inversión y entidades dedicadas a la colocación de créditos hipotecarios.[44]

Producto de la crisis de 1982, el PBI chileno disminuyó en un 14,3 %, el desempleo alcanzó al 23,7 % y el peso fue devaluado en un 18 %; esta fue la última gran crisis en los últimos tiempos de Chile.[44][45]

El 13 de enero de 1983, el Estado chileno realizó una masiva intervención de bancos, interviniendo cinco y disolviendo otros tres.[46]

Superada la crisis económica, pero aun con graves secuelas en el PBI, el empleo y la calidad de vida, Augusto Pinochet en 1985 nombró como ministro de Hacienda a Hernán Büchi, cuyo nombramiento implicó una vuelta a los principios liberales implantados por los Chicago Boys, que habían sido temporalmente abandonados durante la gestión de Escobar (de tendencia keynesiana).[47]

Se le considera el autor del segundo milagro económico chileno (el primero sería el «boom» de finales de los años 1970). Para cuando Büchi accedió al Ministerio de Hacienda, la parte más crítica de la crisis de 1982 había pasado y podía, por tanto, concentrarse en el crecimiento económico. Para ello tomó diversas medidas:

En su primer informe de la hacienda pública, planteando su postura económica, indicó que:

[47]

Durante la transición a la democracia, en la década de 1990, se consolido el sistema económico implementado por la dictadura de Augusto Pinochet. Las medidas políticas tomadas por los gobiernos demócrata cristianos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle de expandir el modelo a través de tratados de libre comercio, permitieron el desarrollo y consolidación del sistema con gobiernos de la concertación. Después de las reformas de Buchi, se inició el periodo más próspero y con el mayor crecimiento jamás registrado en Chile, que comprenden desde los años 1986 hasta 1997, el cual registro crecimientos anuales de hasta 12,3 % en 1993 y una tasa promedio al 8 % desde mediados de los 80 hasta finales de los 90.[45]

En el caso de la crisis asiática, las principales dificultades venían dadas por la alta dependencia de la economía de Chile respecto de los mercados internacionales y la baja diversificación de sus destinos de exportación. Hasta ese momento Chile tenía una economía muy abierta, pero poco diversificada, lo que dio origen al concepto de los 3 tercios que hacían referencia a que sus envíos se dividían en: un tercio hacia Estados Unidos, otro para Japón y otro para Europa.[44][45]

En ese contexto, la caída de Asia se tradujo en reducciones de las exportaciones, en la caída del PBI a 0,9 % en 1999 y aumento del desempleo a tasas del 10 %.[45]​ La crisis se vio agudizada por el sobre -ajuste monetario aplicado por el Banco Central que casi duplicó la tasa de interés (pasando desde 8,5 % hasta 14 %) en respuesta al fuerte endeudamiento de las familias y a la especulación financiera. La crisis actual nos toma en mejor pie, porque parte de las dificultades del pasado que gatillaron o profundizaron- las crisis, hoy están resueltas.[45]

Finalmente, frente al proceso de desaceleración en 1999, y subsanada la crisis asiática, el país volvió a la senda del crecimiento durante la década siguiente, esta vez con tasas menores, rondando el 6 % desde el 2000 al 2009, incidiendo importantemente el alto precio del dólar hasta 2005, la posterior alza del petróleo y tensiones políticas internas y regionales en mayores tasas de desempleo e inflación, los cuales fueron principalmente levantados primero por una mayor diversificación de las exportaciones, y desde 2004, el alza del precio del cobre.

Tal como otras economías latinoamericanas, la Crisis de las hipotecas subprime de 2008 fue bastante breve en Chile: El cada vez menor precio del dólar frente a un cobre que alcanzaba precios históricos, sumado a las necesidades contraídas por el terremoto del 27 de febrero de 2010, iniciaron un nuevo "boom" económico, marcado por una divisa norteamericana que no superaba los $490 (esto tras una intervención a principios de 2011 cuando el dólar paso a bordear los $450), además de bajos niveles de inflación y cesantía. También hubo un importante aumento del consumo de productos importados, ya no solo limitándose a artículos electrónicos, sino que terminó extendiéndose a los abarrotes.

En octubre de 2019 y tras el aumento de $30 pesos chilenos al pasaje de metro, comenzaron las Protestas en Chile de 2019 que traería como principales causas: la desigualdad económica, que los manifestantes atribuían al modelo económico; la impunidad judicial, derivada de escándalos de corrupción y; la falta de dignidad percibida, principalmente en el trato de las relaciones socio-laborales. Esto repercutiría en la economía chilena teniendo efectos insospechados para el gobierno de Sebastián Piñera. Lo primero sería, la volatilidad del peso chileno con relación al dólar (alcanzó un precio récord de $828 pesos en noviembre del 2019) y el posterior reajuste del crecimiento económico para los años 2019, 2020 y 2021.

Según su tamaño, la economía de Chile se sitúa como la quinta economía de América Latina.

A comienzos de la Años 60, Chile poseía un Producto Bruto Interno (nominal) de 4212 millones de dólares. Para el año 1969, el PBI del país llegó a los USD 8180 millones. La economía chilena tuvo un crecimiento del 94,2%durante esta década con respecto al PBI del año 1960.

A comienzos de la Años 70, Chile poseía un Producto Bruto Interno (nominal) de 8981 millones de dólares. Para el año 1979, el PBI del país llegó a los 20 730 millones. La economía chilena tuvo un crecimiento del 130,8% durante esta década con respecto al PBI del año 1970.

A comienzos de la Años 80, Chile poseía un Producto Bruto Interno (nominal) de 28 700 millones de dólares. Para el año 1989, el PBI del país llegó a los 29 547 millones. La economía chilena tuvo un crecimiento del 2,9% durante esta década con respecto al PBI del año 1980.

A comienzos de la Años 90, Chile poseía un Producto Bruto Interno (nominal) de 32 851 millones de dólares. Para el año 1999, el PBI del país llegó a los 75 237 millones. La economía chilena tuvo un crecimiento del 129,1 % durante esta década con respecto al PBI del año 1990.

A comienzos de la Años 2000, Chile poseía un Producto Bruto Interno (nominal) de 77 982 millones de dólares. Para el año 2009, el PBI del país llegó a los 172 107 millones. La economía chilena tuvo un crecimiento del 120,7% durante esta década con respecto al PBI del año 2000.

A comienzos de la Década de 2010, Chile poseía un Producto Bruto Interno (nominal) de 218 313 millones de dólares. Para el año 2019, el PBI del país llegará a los 305 556 millones. Hasta la actualidad (2019) la economía chilena tuvo un crecimiento del 40,0% durante esta década con respecto al PBI del año 2010.

El PBI percápita de Chile a principios de los Años 60 fue de 547 dólares. A finales de la década (1969), Chile llegó a los 872 dólares, habiendo elevado en un 59,4 % su PBI percápita con respecto a 1960.[50]

El PBI percápita de Chile a principios de los Años 70 fue de 939 dólares. A finales de la década (1979), Chile llegó a los 1873 dólares, habiendo elevado en un 99,4 % su PBI percápita con respecto a 1970.[50]

El PBI percápita de Chile a principios de los Años 80 fue de 2568 dólares. A finales de la década (1989), Chile llegó a los 2279 dólares, habiendo decrecido en un 12,6% su PBI percápita con respecto a 1980.[50]

El PBI percápita de Chile a principios de los Años 90 fue de 2493 dólares. A finales de la década (1999), Chile llegó a los 4951 dólares, habiendo elevado en un 98,5% su PBI percápita con respecto a 1990.[50]

El PBI percápita de Chile a principios de los Años 2000 fue de 5.064 dólares. A finales de la década (2009), Chile llegó a los 10 197 dólares, habiendo elevado en un 101,3% su PBI percápita con respecto al año 2000.[50]

El PBI percápita de Chile a principios de los Años 2010 fue de 12 864 dólares. Hasta mediados de la década (2017), Chile llegó a los 15 151 dólares, habiendo elevado en un 24.1% su PBI percápita con respecto al año 2010.[50]

La economía chilena se caracteriza por ser abierta, orientada al libre comercio es uno de los países con mayor número de tratados firmados (entre otros con NAFTA, Unión Europea, EFTA, India, Mercosur, Japón, Australia, Corea del Sur, China, Vietnam) le da acceso a la mayor parte del mercado mundial de bienes y servicios.

Desde fines de la década de 1990, Chile se ha adherido a una serie de tratados de libre comercio (TLC) con países tanto de América Latina como del resto del mundo, destacando entre ellos los firmados con las principales economías del mundo. A la fecha a través de los tratados de comercio firmados, Chile actualmente posee libre acceso a los principales mercados en el mundo, alcanzando más de 4200 millones de personas distribuidas en los cinco continentes. Hasta la fecha se han suscrito 21 Acuerdos Comerciales con 58 países.[51]

AAE: Acuerdos de Asociación Económica.

Chile es miembro de la OCDE,[52]​ grupo que solo integran Canadá, Estados Unidos, México y Colombia en el continente. También al Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica y a la APEC.[53][54]

En 2020, Chile fue el 44º mayor exportador (por exportaciones de mercancías) del mundo (US $ 69 mil millones), 0,4% del total mundial. [55][56]

En 2012, las exportaciones de Chile llegaron a USD 78 280 millones,[32]​ siendo los principales productos, cobre y derivados que concentran casi el 57 % de las exportaciones,[32]​ frutas en general, productos de pescados, papel, pulpa química y vinos.[57]

El primer sector exportador es la minería con USD 48 827 millones seguido del sector industrial con USD 24 937 millones seguido del sector agrícola.[32]

Los principales destinos de las exportaciones chilenas se concentran en China con 23,9 %, Estados Unidos con 12,2 %, Japón con 10,6 % y Brasil con 5,5 %.[57]

Chile es el mayor productor mundial de cobre, litio y yodo, cuenta con el 38 % de las reservas mundiales de ese mineral.[58]​ La empresa estatal Codelco explota, entre otros, los yacimientos de Chuquicamata y El Teniente, la mina a cielo abierto y la mina de cobre subterránea más grandes del mundo,[59][60]​ respectivamente, aunque la primera fue desplazada en producción por Escondida de propiedad de BHP Billiton.[61]​ Además, Chile posee el 39 % de las reservas de litio en Sudamérica, seguido por la Argentina con 32 %, y Bolivia con 28 %.[62]​ En 2010, el 42 % de la producción mundial de este mineral se concentraba en Chile y el 17 %, en Argentina.[63]​ Además de explotar sus propios recursos domésticos, Chile participa en numerosos proyectos mineros extranjeros, ya sea como inversionista o como proveedor de ingeniería y servicios, en países como Australia, Pakistán y Perú, entre otros.[64][65]​ Desde mayo de 2010, Chile pasó a integrar la OCDE.[52]​ Además, el país ostenta el IDH más alto de la región,[66]​ seguido de Argentina y Uruguay.

Además de la industria minera, Chile también es el mayor productor mundial de uvas frescas acaparando el 21,7 de los envíos globales, arándanos azules frescos, ciruelas, manzanas deshidratadas salmón, truchas y carbonato de litio[36]

Se presentan a continuación los principales socios comerciales de Chile para el periodo 2010 hasta 2020.[67]​ La mayoría de sus importadores están en Asia y América salvo Países Bajos. Las cifras expresadas son en dólares estadounidenses valor FOB.

En 2012, Chile recibió importaciones por la suma de USD 74 278 millones,[32]​ instalándose como la tercera economía en cuanto a importaciones, por debajo de México y Brasil. Los principales productos importados son petróleo y sus derivados, químicos, equipamiento eléctrico y telecomunicaciones, maquinaria industrial, vehículos y gas natural.[68]

Los principales países de donde provinieron estas importaciones fueron Estados Unidos con 21,9 %, China con 18,2 %, Argentina con 6,7 % y Brasil con 6,5 %.[68]

Se presentan a continuación las mercancías de mayor peso en las importaciones de Chile para el período 2010-hasta septiembre de 2015.[67]​ Las cifras están expresadas en dólares estadounidenses valor FOB.

A principios de 2016, la deuda externa chilena se situó en USD 159 864 millones,[16]​ según el Banco Central de Chile, de estas cifras solamente USD 33 928 millones[16]​ corresponden a la deuda pública que representa un 14,4 % del PIB nacional[16]​ siendo uno de los países con menor endeudamiento público del planeta a pesar del aumento de la deuda pública en los últimos años.[69]

Actualmente, la calificación de la deuda externa soberana de Chile, que es mayoritariamente privada, es la más favorable en toda América Latina y la tercera más estable en América, después de Canadá y Estados Unidos, y una de las con mejor proyección del mundo[28]​ desde 2011. La agencia Moody's calificó la deuda de Chile en el rango «Aaa3», mientras que Standard & Poor's la calificó con AA-,[70]​ ambas calificaciones en la categoría de calidad Alto Grado,[28]​ mientras que Fitch le dio calificación media-superior con A+.[71]

Chile fue, en 2019, el mayor productor mundial de cobre,[72]yodo[73]​ y renio,[74]​ el segundo mayor productor de litio [75]​ y molibdeno,[76]​ el sexto mayor productor de plata,[77]​ el séptimo mayor productor de sal,[78]​ el octavo mayor productor de potasa,[79]​ el decimotercer productor de azufre[80]​ y el decimotercer productor de mineral de hierro[81]​ del mundo. En la producción de oro, entre 2006 y 2017, el país produjo cantidades anuales entre 35,9 toneladas en 2017 a 51,3 toneladas en 2013. [82]

La minería es el motor económico de Chile.[83]​ Sus inicios en el actual territorio chileno se remontan a las extracciones hechas entre 12 000 y 10 000 años atrás en una mina de óxido de hierro en Taltal, Región de Antofagasta, la más antigua del continente.[84][85]​ Siglos más tarde, la sucesiva explotación del carbón en el sur, la plata en Chañarcillo y el salitre en el norte llevó a la minería a jugar un papel primordial en la economía del país.[86]

La minería es responsable del 14,2 % del PIB chileno al 2012[31]​ y concentra cerca del 57 % de las exportaciones en esta industria,[32]​ está presente en 13 de las 15 regiones del país y extrae 25 productos distintos.[87]​ Es la principal actividad económica de las regiones de Tarapacá, Antofagasta y Atacama y es de gran importancia en las de Coquimbo, Valparaíso y O'Higgins. En Magallanes, la explotación de yacimientos de petróleo es de suma importancia para el suministro interno.

El principal producto comercial de la minería es el cobre, popularmente conocido como el sueldo de Chile.[88]​ El país es el mayor productor del mundo,[58][89][90]​ satisfaciendo el 36 % del mercado mundial,[91]​ también es el mayor productor mundial de litio,[34]yodo[35]​ y cuenta con el 28 % de las reservas mundiales de cobre.[89][90]​ La extracción cuprífera representa el 30 % de las exportaciones chilenas —abarcó más del 60 % de ellas en 1970—. La empresa estatal Codelco (1976),[92]​ la mayor compañía cuprífera del planeta,[93]​ explota algunos de los principales yacimientos chilenos, como Chuquicamata y El Teniente, las mayores minas a cielo abierto y subterránea del mundo,[59][60]​ respectivamente.

La explotación de otros recursos —como hierro, molibdeno, nitrato, oro y plata[94]​ también es importante. Además, Chile cuenta con el 39 % de las reservas sudamericanas de litio.[62]​ En 2010, el 42 % de la producción mundial de este mineral se concentraba en el país.[95]

El lapislázuli, una gema extraída en el norte de Chile, fue declarado piedra nacional en 1984.[96]​ Fue reemplazado en 1993 por la combarbalita, una roca ornamental semipreciosa que es abundante en la zona de Combarbalá[97]

La agricultura, que en 2005 ocupaba al 13,2 % de la mano de obra chilena,[98]​ y la ganadería son las principales actividades de las regiones del centro y del sur del país.

Esta industria es diversa debido a la geografía de Chile, ofreciendo diversos productos agrícolas. Estos se venden y utilizan tanto internamente como para la exportación. De hecho, la agricultura chilena representa un gran porcentaje de las exportaciones del país a otras naciones.

Durante las últimas dos décadas, las exportaciones de frutas y hortalizas procesadas han estado entre las actividades con mayor desarrollo, alcanzando valores de US$ 612 millones en el año 1996, con un crecimiento promedio anual de 23 % en valor y 18 % en volumen en la década 1986-96. Este valor descendió hasta llegar a US$ 453 millones en el año 2002, debido principalmente a la crisis económica internacional (crisis asiática). En este período se observa que los volúmenes mantienen una tendencia más estable y el descenso en el valor de las ventas esta más relacionado con una caÌda en los precios internacionales de los productos más importantes. En el periodo 1996-2004 la tasa promedio anual de crecimiento de los volúmenes exportados, con un crecimiento promedio anual que bordea un 11 % en volumen y 26 % en valor. En el año 2004, superada la crisis y tras la suscripción de los tratados de libre comercio con Europa y Estados Unidos, las exportaciones de este sector llegaron a la cifra récord de US$ 718 millones.[99]

La agricultura y la ganadería son las principales actividades de las regiones del centro y del sur del país. La exportación de frutas y verduras ha alcanzado niveles históricos al abrirse las puertas de los mercados asiáticos y europeos, al igual que productos de la explotación forestal, pesquera y de crustáceos. Un ejemplo de esto es que, durante los últimos años, Chile ha alcanzado a Noruega, el principal exportador del mundo de salmón,[100][101]​ y se ha convertido en uno de los países más importantes en el rubro vitivinícola, donde se ubicó como quinto exportador y octavo productor del mundo en 2009.[102]

Chile es uno de los 5 mayores productores mundiales de cereza dulce y arándanos azules, y uno de los 10 mayores productores mundiales de uva, manzana, kiwi, durazno, ciruela y avellana, centrándose en la exportación de frutas de alto valor.[103]

En 2018, Chile fue el noveno productor de uva en el mundo, con 2 millones de toneladas producidas; el décimo productor más grande de manzana en el mundo, con 1,7 millones de toneladas producidas; y el 6º productor mundial de kiwi en el mundo, con 230 mil toneladas producidas, además de producir 1.4 millones de toneladas de trigo, 1.1 millones de toneladas de maíz, 1.1 millones de toneladas de patata, 951 mil toneladas de tomate, 571 mil toneladas de avena, 368 mil toneladas de cebolla, 319 mil toneladas de durazno, 280 mil toneladas de pera, 192 mil toneladas de arroz, 170 mil toneladas de cebada, 155 mil toneladas de cereza, 151 mil toneladas de limón, 118 mil toneladas de mandarina, 113 mil toneladas de naranja, 110 mil toneladas de aceitunas, 106 mil toneladas de arándanos azules, además de producciones menores de otras productos. [104]

Los principales productos agrícolas chilenos son:[105]

En 2011, los veinte productos chilenos más importantes por su valor eran: uvas, carne de cerdo, leche fresca, carne de pollo, carne vacuna, manzanas, tomates, paltas, trigo, duraznos y nectarinas, kiwis, ciruelas y endrinas, papas, huevos, carne de pavo, cerezas, peras, maíz verde, almendras y cebollas.[106]

Ese mismo año, Chile se situaba entre los veinte mayores productores mundiales de altramuces (1.º), paltas (2.º), kiwis (3.º), fibra de cáñamo (4.º), ciruelas y endrinas (5.º), fibras semejantes a yute (6.º), uvas (7.º), duraznos y nectarinas (8.º), carne de pavo (8.º), fibra y estopa de lino (9.º), manzanas (10.º), avena (10.º), nueces (10.º), cerezas (10.º), alcachofas (11.º), otras fibras vegetales (13.º), espárragos (14.º), peras (14.º), maíz verde (15.º), carne de caballo (15.º), limones y limas (16.º), almendras (16.º), cera de abejas (17.º), fresas (17.º), lechuga y achicoria (17.º) y hortalizas leguminosas (20.º).[107]

Chile es mundialmente conocido por sus extensas costas, la pureza de sus aguas y los alimentos de alto valor nutritivo albergados en sus profundidades. Las templadas aguas de la zona norte y las frías del sur, brindan al país una inmensa variedad de especies y productos marinos.[108]

Cabe destacar que Chile se encuentra entre las principales potencias de pesca extractiva a nivel mundial, junto con China y Perú. Su producción está destinada a más de cien mercados internacionales, entre los que destacan Japón con exportaciones por USD 1 128 millones, Estados Unidos con USD 608 millones, China con USD 315 968 al año 2011.[108]

La acuicultura destaca en este sector ya que desde hace varios años han incrementado sus envíos de productos de alta calidad, los cuales en conjunto llegan a representar un 78 % de los montos totales exportados durante el 2010, lo que representó el 64 % en términos de volumen.[108]​ Los principales productos de esta industria son trucha arcoíris, salmón del Atlántico, salmón del Pacífico y choritos.

Entre aquellos recursos de la pesca extractiva destacan: jurel, merluza del sur y bacalao de profundidad, entre otros.[108]

Junto con ello, Chile produce volúmenes considerables tanto de harina como de aceite de pescado para la alimentación animal, y el desarrollo de otras industrias. Asimismo, la producción de algas y sus derivados con fines industriales, también alcanzan volúmenes de exportación importantes.[108]

Las características de la producción nacional está dada por tres sectores: norte, centro y sur.

En la zona norte donde la actividad pesquera de extracción se asocia a la anchoveta y la sardina, recursos utilizados esencialmente en la producción de aceite y harina de pescado. Otros recursos pesqueros de importancia son jurel y caballa, mientras que las actividades acuícolas desarrolladas en las regiones de Atacama y Coquimbo están enfocadas en la producción de ostión del norte y abalón rojo.[108]

En la zona centro, la pesca de extracción está enfocada en especies como merluza, camarones y también moluscos como la jibia o calamar gigante, locos y navajuelas.

En la zona sur, destacan actividades pesqueras asociadas a la merluza de cola y merluza del sur, crustáceos como la centolla y centollón, y equinodermos como el erizo. En esta zona predominan las industrias salmonera y mitilicultora, que desarrollan salmones, truchas y choritos.[108]

La banca está compuesta por 24 bancos (18 nacionales y 5 sucursales de bancos extranjeros).[109]​ Las cuatro principales entidades financieras mantienen el 66 % del mercado en términos de colocaciones netas de préstamos bancarios y las nueve mayores concentran más del 90 %. Estos bancos son: Santander (22,2 %), Banco de Chile (18,1 %), Banco Estado (13,4 %), BCI (12,5 %), BBVA (8,2 %), CorpBanca (6,3 %), Desarrollo (3,9 %), Security (3 %) y Banco Bice (2,6 %). Durante el primer trimestre del 2013 la banca tuvo caídas en su tasa de ganancias del 12,84 % respecto a igual trimestre de 2012.[110]

En términos absolutos, el mercado financiero local es bastante menor al de Brasil y México. El tamaño de la banca en Brasil es de US$ 1,2 billón y en Chile, de US$ 179.000 millones (las cifras sobre la banca tienen cierre en 2008, por la imposibilidad de uniformar datos con cifras más recientes. Igualmente, la industria aseguradora en Brasil vale US$ 39.000 millones y en Chile, US$ 6.000 millones.[cita requerida]

Pero con relación al PIB, Chile es la plaza más desarrollada de la región en ambos sectores, y uno de los más avanzados en gestión de activos y mercado bursátil.

En Chile, mientras los activos bancarios corresponden prácticamente al 100 % del PIB, las colocaciones equivalen a casi dos tercios de este. Ambas lecturas son muy superiores a las del resto de la región, la penetración, asimismo, es altísima en Chile versus la región: los activos bancarios en Chile son de US$ 10.690 por habitante, contra poco más de US$ 6.000 en Brasil, y las colocaciones, de US$ 6.543 per cápita, contra los US$ 2.518 de Brasil.[cita requerida]

El análisis de The Boston Consulting Group (BCG) no solo muestra al sector bancario como el más sofisticado de la región, sino que también como uno de los más rentables del mundo. En el estudio, la banca chilena exhibe un retorno sobre patrimonio cercano a 20 %. En ese nivel, comparte un sitial similar al de Brasil y China.[111]

En 2012, la capitalización bursátil o mercado de valores de Chile si situó entorno ha US$ 313.325 Millones, la tercera en América Latina después de Brasil y México.[112]

El sector forestal se posicione como un pilar fundamental de la economía de Chile, con una participación del 3,1 % del PIB Nacional, es el segundo sector exportador y el primero basado en un recurso natural renovable. En 2010, los embarques llegaron a los US$ 5.906 millones,[113]​ con el 85 % de ellos conformados por productos de alto valor agregado.[114]

Chile dispone de 15,5 millones de hectáreas de cobertura forestal -aproximadamente un quinto del área total del país-, con bosques nativos que representan el 85,4 % (13,6 millones de hectáreas) y plantaciones forestales que llegan a un 14,6 % (2,3 millones de hectáreas), cifras que avalan la importancia de la actividad forestal en Chile.[114]

Los principales productos generados por esta industria son, madera en trozos, madera aserrada, pulpa química, papel periódico, chapas y tableros, molduras de madera, madera elaborada, astillas, muebles, entre los más importantes.[115]

El sector forestal presenta grandes logros en el ámbito económico y productivo, y esta en condiciones de efectuar un aporte estructural al desarrollo nacional, sobre la base de la utilización de las plantaciones forestales como principal recurso renovable. Actualmente existen en Chile las condiciones necesarias para lograr un crecimiento sustentable de la producción, aprovechando el volumen potencial de madera que estará disponible cuando maduren las plantaciones forestales existentes.

La materialización de las inversiones proyectadas en plantas industriales dará al sector forestal una importancia creciente en la economía del país. De hecho, el desarrollo del sector productivo basado en las plantaciones forestales ser· una de las principales fuentes de nuevos ingresos para Chile en el futuro cercano, ya que es factible incrementar el valor de sus exportaciones en un 50 %, en el horizonte de una década, aumentando su significación en el PIB nacional y consolidándose como el segundo sector exportador del país (y el primero sobre la base de un recurso renovable).

Entre 1990 y 2004, el valor de las exportaciones de productos forestales chilenos se incrementó a una tasa promedio de 10,4 % anual, llegando en 2004 a un total de 3397 millones de dólares. Respecto a la superficie, si bien esta también aumentó en el periodo indicado, lo hizo a una tasa promedio bastante menor, de 2,8 % anual, llegando a cerca de 2,1 millones de hectáreas en 2004. Este hecho implica que la expansión productiva del sector forestal tendrá un menor dinamismo a partir de 2015, consecuencia de la menor disponibilidad de terrenos forestales económicamente rentables.

Respecto a los cambios en la superficie por especie, se observa un incremento considerablemente mayor de las plantaciones de eucaliptos en el último tiempo. En el año 1989, estas representaban un 6 % del total plantado, mientras que las plantaciones de pino, tales proporciones cambiaron a 21 % y 70 %, respectivamente[116]

Desde mediados de los años 1990, el turismo en Chile se ha convertido en uno de los principales recursos económicos del país, especialmente en sus zonas más extremas. En 2005, este sector tuvo un crecimiento de un 13,6 %, generando más de USD 1 500 millones, equivalentes al 1,33 % del PIB nacional.

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), Chile fue el octavo destino para turistas extranjeros dentro de América en 2010 —tras Estados Unidos, México, Canadá, Argentina, Brasil, República Dominicana y Puerto Rico—, capturando el 1,8 % del total de visitas al continente.[117]​ Ese año, llegaron al país 2 766 000 turistas que generaron ingresos por USD 1 636 millones.[117]​ La mayoría de estos visitantes provinieron de países del continente, principalmente de Argentina; sin embargo, el mayor crecimiento en los últimos años ha correspondido al de visitantes de Europa, principalmente de Alemania.[118]​ Durante el primer trimestre de 2011, entraron más de 1 043 000 turistas, lo que significó un aumento del 9,2 % con respecto al mismo periodo del año anterior,[119]​ que se convirtieron en un total de 3 069 792 hasta fines de ese año.[118]​ Durante el periodo 2000-2011, la llegada de turistas internacionales a Chile mostró un incremento sostenido. En el año 2000, entraron al país 1 742 000 turistas extranjeros;[120]​ en 2005, 2 027 000;[120]​ en 2008, 2 699 000; en 2009, 2 750 000; en 2010, 2 766 000; y en 2011, 3 070 000.

Durante 2011, el flujo turístico alcanzó la cifra de 6 793 910 viajeros. De ese total, las entradas correspondieron al 45,18 % —3 069 792 extranjeros que visitas.

En las tablas que se detallan a continuación, se nombran los primeros veinte países de origen de los turistas extranjeros así como los primeros veinte destinos de los ciudadanos chilenos.

En el caso de Chile, la inversión extranjera directa (IED) cayó un 8% en 2015 hasta US$20.457 millones, disminuyendo también respecto al año 2012 30.323 millones de dólares. En tanto, la IED en América Latina y el Caribe disminuyó 9,1% en 2015 en comparación con 2014 y la cifra alcanzó los US$179.100 millones, su nivel más bajo desde 2010.[121][122]​ La disminución de los precios de los minerales afectó negativamente los ingresos de IED en Chile (20.457 millones de dólares) y Colombia (12.108 millones de dólares), que cayeron 8% y 26%, respectivamente.[123]

Cerca del 26 % de los ingresos de IED posteriormente son invertidos fuera del país por las subsidiarias chilenas de empresas extranjeras. Así, desde Chile se estarían consolidando y coordinando algunas operaciones regionales, lo que transforma al país en una plataforma de inversiones o una puerta de entrada para otros mercados latinoamericanos.[121]

Según el Banco Central, en 2012 los principales países de origen de las inversiones fueron los Estados Unidos (19 %), España (18 %), el Canadá (12 %) y el Japón (8 %). En términos de regiones, destacan las inversiones que provienen de la misma América Latina (16 %) y la pronunciada caída registrada por la Unión Europa, principalmente causadas por desinversiones del Reino Unido e Irlanda.[121]​ Dado que el país es el mayor productor mundial de cobre,[124]​ en 2012 la minería fue el principal destino de la IED, con 15.096 millones de dólares (49 % del total). En los últimos años, los altos precios del cobre, la menor ley del mineral y el aumento de los costos de extracción han generado fuertes incentivos para una mayor inversión en la actividad minera. Entre 2012 y 2016, en el sector minero chileno existe una cartera de proyectos que asciende a más de 104.300 millones de dólares, de los cuales 58.231 millones de dólares son liderados por empresas extranjeras.[121]

El sector financiero fue el segundo receptor de flujos en 2012, con un 18 % del total. En 2012, los bancos extranjeros eran responsables del 40 % de los activos del sistema, liderados por el español Santander con 18,6 % del mercado y seguido por el también español BBVA (7 %), el canadiense Scotiabank (4,9 %) y el brasileño Itaú (4,2 %).[121]

En diciembre de 2011 el Banco Santander vendió el 7,8 % de su filial chilena por 980 millones de dólares. Aunque parte de estos recursos se utilizaron para capitalizar sus operaciones en España, se anunció un plan de inversiones para Chile de 380 millones de dólares para el período 2011-2013. Estos fondos se han destinado, entre otras cosas, a la apertura de unas 30 sucursales en las principales ciudades de Chile, y el resto, al fortalecimiento de los servicios de atención al cliente, en especial a las pymes, y a actividades de mercadeo. En enero de 2013 el BBVA vendió su participación (64,3 %) en Provida, la mayor administradora de fondos de pensiones (AFP) del mercado chileno, a la compañía estadounidense MetLife en unos 1300 millones de dólares. Esta operación se une a la salida de Citigroup de la AFP Habitat en 2010 y a la compra de AFP Capital por parte del grupo colombiano Sura en 2011.[121]

En el sector manufacturero, destacan la adquisición del 67 % de Indura por parte de la empresa estadounidense Air Products & Chemicals Inc., el mayor productor mundial de hidrógeno, en unos 903 millones de dólares. Esta operación le permitirá a la firma incrementar la cuota de mercado en América Latina, principalmente en gases industriales y equipos de soldadura, y reducir su exposición en Europa.

A finales de 2012, estaban en etapa de construcción proyectos de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica por unos 3400 millones de dólares. La empresa extranjera más activa ha sido la estadounidense AES, que cuenta con varios proyectos, entre los que destacan las centrales termoeléctrica Campiche y Guacolda V, y las hidroeléctricas Alfalfal II y Las Lajas en el Alto Maipo. Además, se están llevando a cabo varios proyectos de energías renovables no convencionales, como los parques eólicos Talinay, Valle de los Vientos (ya en operaciones) y Tal Tal, así como la central geotérmica del Cerro Pabellón, todos encabezados por la empresa italiana Enel Green Power.[121]

La siguiente tabla contempla el total del Stock acumulado en IED por países receptores.

Las mayores economías que lideran la recepción de inversión extranjera directa (IED), Brasil, México y Chile, también lideran las inversiones hacia el exterior mediante las empresas multinacionales latinas. En este aspecto, México fue el líder de exportaciones de capitales en 2012 sumando 25.597 millones de dólares, seguido por Chile con 21.090 millones.[127]

La inversión directa de las economías de América Latina y el Caribe en el exterior creció un 17 % en 2012 hasta alcanzar los 48 704 millones de dólares, lo que representa un máximo histórico. Los flujos de IED desde la región se han mantenido en niveles altos durante los tres últimos años. Estas inversiones provinieron principalmente del Brasil, Chile y México, si bien en 2012 se concentraron casi exclusivamente en México y Chile. Las empresas translatinas se han beneficiado durante estos tres últimos años de un buen nivel de crecimiento económico y de la confianza de los inversores en la región, lo que ha favorecido su acceso al crédito. En 2012, en un contexto de contracción de la IED mundial, las empresas translatinas se expandieron, en algunos casos, a partir de oportunidades de negocios generadas por el repliegue de firmas europeas. En efecto, siete de las diez mayores adquisiciones realizadas por las trans-latinas en 2012 correspondieron a compra de activos a empresas europeas.

América Móvil fue la principal protagonista de este proceso al expandir sus actividades hacia Europa. Las empresas chilenas invirtieron 21 090 millones de dólares en el extranjero en 2012, lo que representó un nuevo récord, y concentraron su expansión en América del Sur, principalmente en el comercio minorista, la industria forestal y el transporte. Por su parte, las empresas brasileñas continuaron su expansión en el exterior y realizaron 7 de las 20 mayores adquisiciones efectuadas por trans-latinas en 2012. Más allá de los flujos anuales de IED, es preciso recordar que el Brasil tiene el mayor nivel de IED acumulada fuera de América Latina, que asciende a más de 200.000 millones de dólares.[121]

Las empresas chilenas invirtieron 21.090 millones de dólares en el extranjero en 2012,[121][128]​ lo que representa un nuevo récord y es más del doble de lo que invertían hace tan solo dos años. Como hasta ahora, las empresas chilenas han concentrado su expansión en otros países de América del Sur, la empresa chilena que ha consolidado su liderazgo regional en 2012 es Cencosud, con nuevas adquisiciones en la Argentina, el Brasil y Colombia. Las empresas chilenas se han beneficiado de varios años de buen crecimiento económico en el mercado nacional y en los principales mercados extranjeros donde operan (principalmente Argentina, Brasil, Colombia y Perú).

En Chile podemos identificar cuatro grandes períodos de inversión directa en el exterior. El primero abarca de 1990 a 1995 y, principalmente, responde a la fuerte expansión de las inversiones en la industria, la energía y otros servicios en Argentina. El segundo, comprende entre los años 1996 y 2001, se caracteriza por la expansión de las inversiones en los sectores de generación y distribución de energía eléctrica, ahora también en Perú, Colombia y Brasil. El tercer período, entre los años 2002 y 2007, ya concluidas las grandes inversiones en electricidad, muestra una gran actividad en el desarrollo de industrias manufactureras (principalmente Argentina y Perú), así como los servicios de transporte aéreo (Argentina, Perú y Estados Unidos). El cuarto y más reciente período, que se inicia el año 2008 y aun no concluye, se ha caracterizado por el fuerte incremento de las inversiones en las esferas de la industria manufacturera y los servicios, particularmente el retail. Ahora con el centro de atención puesto en Brasil, Perú y Colombia.[129]

Un elemento particular en todo este proceso ha sido el carácter altamente competitivo demostrado por las inversiones chilenas en los países destino, lo que se ha visto acompañado, además, por una fuerte transferencia de tecnologías en diversos rubros, así como una importante contribución a la generación de empleo local.

Diez países concentran un 92 % de las inversiones materializadas a la fecha, ellos son: Argentina, Colombia, Brasil, Perú, Estados Unidos, Uruguay, México, Bélgica, Panamá y Australia.

A lo largo de este último año se materializó un conjunto de proyectos de gran cuantía, entre los que cabe destacar, por ejemplo, en Colombia: las adquisiciones del capital accionario del Banco Santander Colombia S.A., los Laboratorios Lafrancol de Colombia, y los activos de Carrefour y Terpel; en Brasil, la cadena brasileña de supermercados Prezunic; Sorocaba Refrescos y Elucid Solution; en Estados Unidos, las inversiones realizadas en Flakeboard Company y Molycorp; además de las adquisiciones de los Casinos Caesars (Uruguay) y New York (Perú). Igualmente, importantes inversiones se registraron en los sectores de Retail (Bolivia y Perú), transporte aéreo (Perú) y naviero (Liberia).

En términos regionales, los países latinoamericanos concentran un 85,5 % de la inversión global materializada. De ellos, solo cinco países concentran 80,7 % de esta inversión, lo que subraya el elevado nivel de concentración regional que presenta la inversión chilena. Un segundo destino lo conforman los países de América del Norte, que capturan un 7,5 % del total. Le sigue Europa con un 3,1 %; Oceanía, 1,0 % y Asia, con un 0,7 %.

Empresas de Venezuela y la Argentina también originaron IED, aunque de menor magnitud, mientras que los montos del resto de las economías de la región fueron modestos.[121]

De hecho, la mayoría de las economías pequeñas como Bolivia, Uruguay, Paraguay, Perú más los países del Caribe, no informan datos de IED hacia el exterior o lo hacen de un modo imperfecto. Si bien existe evidencia anecdótica de inversiones extranjeras por parte de empresas de otros países como Guatemala (en el sector de la caña de azúcar) o Trinidad y Tabago (servicios financieros), los montos oficiales son todavía muy incompletos. Un caso especial es el de Panamá, país en el que algunas empresas extranjeras establecen su base para las operaciones en Centroamérica y otros países de la región, y que, por tanto, recibe y envía flujos de IED en tránsito. Panamá no presenta datos oficiales de IED en el exterior, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el monto de los dos últimos años asciende a 400 millones de dólares.[121]

La siguiente tabla contempla el total del Stock acumulado en IED por países emisores.

Las empresas translatinas se han beneficiado durante los tres últimos años de un buen nivel de crecimiento económico en la región, lo que ha sostenido sus resultados, y de la confianza de los inversores en las economías de la región, lo que ha favorecido su acceso al crédito. A pesar de que en 2012 los flujos globales de IED disminuyeron, las empresas translatinas han aumentado el ritmo de su expansión internacional. En algunos casos, esta expansión se debió a que otras compañías, principalmente europeas, optaron por una estrategia de reducción del ritmo de inversiones y de venta de determinados activos, y muchas empresas translatinas han aprovechado en 2012 esta coyuntura para expandirse en Europa o en otros mercados. Esta tendencia se refleja claramente en la lista de las principales fusiones y adquisiciones empresariales por parte de empresas translatinas en 2012. Siete de las diez mayores adquisiciones han sido de activos de empresas europeas. En algunos casos se ha producido una absorción de empresas europeas por grupos latinoamericanos o al menos la compra por parte de estos últimos de paquetes controladores, como ha hecho la brasileña Camargo Correa con Cimpor en Portugal. Pero en la mayoría de estas transacciones los activos adquiridos eran considerados por las empresas vendedoras como periféricos o no estratégicos y susceptibles, por tanto, de venderse para mejorar el balance o emprender otras inversiones. Este es el caso de las actividades en Colombia del grupo de comercio minorista francés Carrefour y del banco español Santander o las filiales en Centroamérica del banco británico HSBC.

Cabe destacar que de las adquisiciones más grandes 8 fueron empresas de Brasil, 8 de Chile, 3 de México, 2 de Argentina y 1 de Colombia

Durante la década de 1980, Chile privatizó su sistema previsional bajo la conducción económica de José Piñera como Ministro de Trabajo, creando las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones). Todos los trabajadores dependientes deben depositar aproximadamente un 13 % de su salario imponible en cuentas de capitalización individual (10 % para ahorro de jubilación y aproximadamente un 2 % de comisión para la AFP y un 1 % de seguro de sobrevivencia), que son administradas por una AFP a elección del trabajador. Actualmente existen siete AFP, que invierten en renta fija y variable. El auge del precio del cobre permitió crear el Fondo de estabilización Económico y Social que inicialmente comprendió US$ 2.563 millones,[133]​ fondos extraídos del antiguo fondo de estabilización de ingresos del cobre, actualmente el fondo (FEES) comprende de US$ 14.997 millones.[134]

El Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES) fue constituido en marzo de 2007 en respuesta a las altas ganancias del cobre en el gobierno de Michelle Bachellet y bajo el Ministerio de Hacienda de Andrés Velasco,[135]​ con un aporte inicial de US$ 2.580 millones. Busca financiar eventuales déficits fiscales y realizar amortizaciones de la deuda pública, contribuyendo así a que el gasto fiscal no se vea mayormente afectado por los vaivenes de la economía mundial y la volatilidad de los ingresos que provienen de los impuestos, el cobre y otras fuentes.[136]​ Actualmente el fondo (FEES) comprende de US$ 14.997 millones.[137]

El FEES recibe cada año todo superávit fiscal efectivo, siempre que previamente se haya realizado el aporte que la Ley sobre Responsabilidad Fiscal considera para el fondo de reservas de pensiones. Esta ley también faculta al Fisco para efectuar hasta el 2011 aportes de capital al Banco Central de Chile.[134]

Este fondo fue esencial para sortear exitosamente la crisis económica sub-prime el 2009 de Estados Unidos, consolidándose como un fondo de política contingente, el cual es anexo a las reservas internacionales que mantiene el país.

Actualmente Chile mantiene reservas internacionales que ascienden a 40 329 millones de dólares.[138]

Un alza de 1720 millones de dólares (4,45 %) registraron las reservas internacionales del Banco Central de Chile (BCCh) al 7 de junio de 2013, si se lo compara con igual período de 2012.[139]

Chile tiene recursos energéticos muy limitados, lo que ha sido un factor determinante para que el crecimiento de la economía se haya frenado en los últimos años. Chile depende en su totalidad del gas y petróleo del exterior, lo cual lo hace muy vulnerable a los precios internacionales, así como a la disponibilidad de esos recursos en el mercado externo. Entre el 2002 y el 2009, Argentina redujo los envíos en casi 50 %, eso aunado a una crisis hidroenergética entre los años 2006 y 2008, causó una crisis industrial sin precedentes en la historia de Chile. El país ha empezado a orientar sus compras de gas a otros mercados. A pesar de que posee condiciones para la implementación de energías renovables no convencionales, estas no se han desarrollado a gran escala. Varios sectores políticos, sociales y ambientales atribuyen esto a "presiones" de la industria energética "tradicional".

Actualmente posee, para uso residencial, una de las tarifas energéticas más altas del mundo, algunos indican que se debe a la "limitada" producción, pero el uso residencial, frente al industrial es muy bajo. A su vez el precio del diésel es el segundo más caro de Sudamérica[140]​ al mismo tiempo la producción de electricidad en Chile cuesta un 400 % más que en Argentina y casi el doble que en Colombia, Perú y Brasil, lo que la convierte en la más cara de América Latina.[141]

El crecimiento económico de las últimas décadas ha contribuido a mejorar los aspectos sociales. Esto se refleja también en la fuerte disminución de la pobreza del 45,1 % en 1987 al 14,4 % en el año 2011 según la CASEN[142]​ Para el año 2011 un 2,8 % de la población es indigente y el 14,4 % de las personas vivían por debajo de la línea de pobreza. La esperanza de vida es de 79.3 años[143]​ y la tasa de mortalidad infantil de 7.36/1.000.[144]

La economía de Chile aun presenta un importante problema: una acusada desigualdad en la distribución de ingresos. Según el informe de la OCDE en 2011 «Sociaty At a Glance», Chile presentó un Coeficiente de Gini de 0,50,[145]​ ubicándose como uno de los países más desiguales de la lista de países por igualdad de ingreso,[146]​ lo que revela una importante carencia en la economía que aun no ha podido ser subsanada. Chile es el país con la mayor desigualdad de ingresos de entre las 34 naciones de la OCDE, el 10 % más rico acapara 27 veces los ingresos del 10 % de menores ingresos.[147]​ El 5 % más rico de la población gana 830 más veces que el 5 % más pobre. Según se consigna en el informe Revisión económica 2010, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, los costos promedio de la educación superior en Chile están entre los más caros del mundo, con un valor promedio de 3 mil 140 dólares anuales. Sólo en Estados Unidos la educación es más cara que en Chile.[148]

Mientras algunos lo atribuyen a una baja efectividad de las políticas liberales (en contraposición al periodo que transcurre desde entreguerras hasta mediados de la década de 1970), otros lo atribuyen a la dotación de factores naturales que en la época colonial ya hizo desarrollar un determinado tipo de economía extractiva y la aparición de instituciones limitantes de la movilidad social, cuyas consecuencias se arrastran hasta la actualidad. La educación superior en Chile es una de las más caras del mundo.[cita requerida]

Desde la dictadura de Pinochet, los chilenos están obligados a depositar sus ahorros de jubilación en cuentas individuales manejadas por entidades privadas. Sin embargo, según una consulta organizada por los sindicatos, una amplia mayoría rechaza este sistema. En 2017, el 90,75 por ciento de los jubilados de Chile reciben pensiones inferiores a 154.304 pesos mensuales (unos 233 dólares).[149]

El organismo internacional CEPAL órgano de la PNUD ONU mide la pobreza en América Latina por la medidas de ingresos, y de la satisfacción de las necesidades básicas de una persona, medida en la Canasta Básica Familiar (CBA) más un factor multiplicador, así también la pobreza medida por la encuesta Casen se refiere al porcentaje de población u hogares que se encuentran por debajo de la línea de pobreza (ingreso para adquirir dos canastas básicas de alimentos (CBA)) o indigencia (ingreso para adquirir una CBA)

La CEPAL calcula la pobreza en Chile en un 11,0 % (2011),[151]​ mientras que la encuesta CASEN la estima en 14,6 % al 2009, si bien las metodologías de evaluación de la pobreza y pueden variar dependiendo del organismo y de la rigurosidad, la pobreza en Chile muestra una tendencia baja en todos los indicadores ya sea de CEPAL, Banco Mundial, OCDE, de este modo el Banco Mundial cifra la pobreza en Chile mediante la metodología de ingreso menor de US$1.25, US$ 2.00, US$ 2.50, US$ 4.00 y US$ 5.00 diarios, en 1,4 %[152]​ y 2,7 %,[153]​ 4,28 %, 11,82 % y 19,05 %[154]​ al 2009, en todos, la tercera más baja en América Latina después de Argentina y Uruguay.

La OCDE calcula la pobreza en Chile en un 18 %,[155]​ siguiendo la metodología OCDE de la pobreza relativa después de impuestos y transferencias en porcentaje de personas que viven con menos del 50 % de la media nacional en ingresos por hogar, convirtiéndose en uno de los países con más incidencia de pobreza de la OCDE solo por encima de Israel y México y por debajo de Estados Unidos, Turquía, y a 7 puntos del promedio de los países OCDE que es 11,0 %.[156]

Durante 2013, se efectuó una actualización de la Canasta Básica Familiar (CBS), la cual permanece vigente desde 1987,[157]​ siendo blancos de críticas, por la antigüedad con lo cual se basan los datos de pobreza, surgiendo suspicacias en torno a la realidad de dichas cifras, por las evidentes diferencias que podrían existir en los elementos que comprenden la CBS, el valor por persona de la Canasta Básica está situada en 37.759 por persona al 2013,[158]​ significando que la CBS tendría un costo 151.036 pesos chilenos para una familia de 4 personas, el sueldo mínimo en Chile se ubica en 210,000 pesos chilenos unos 412 dólares a septiembre del 2013.

Aun así, no existe evidencia empírica que refleje un aumento de pobreza por una actualización de la CBS, un ejemplo claro fue la renovación de la CBS por parte del Perú el 2009, actualizando la anterior vigente desde 1994, lo que se observó fue una mantencion de las tazas de baja de pobreza, no produciéndose dicho fenómeno.

La desigualdad en Chile tiene larga data pues se remonta a época de la colonia cuando surgieron un tipo de instituciones amparadas bajo una economía de carácter "extractivo", por ejemplo la minería, y la actividad agrícola se desarrollaba en haciendas con unas relaciones marcadas por la servidumbre del inquilinaje. Este desigual acceso a la tierra y al crédito bancario), junto a una limitada participación política durante el siglo XIX, propició unas relaciones sociales marcadas por la desigualdad, las que se mantiene hasta la actualidad.

La llegada del siglo XX y la toma de conciencia en torno a la universalización de la educación, el mayor rol social del Estado, junto con el impacto económico de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, hizo que los indicadores de desigualdad en Chile descendieran durante las décadas los 30 y 40 del siglo XX.[159]​ La profundización del modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) en los años 50 y 60 aumentó fuertemente la desigualdad, provocada por la creciente inflación, la discriminación de la agricultura a favor de la industria y la escasa integración de Chile a la economía mundial.

Durante los años de la dictadura militar de Augusto Pinochet, la ruptura con el modelo de la ISI, la posterior apertura al exterior y el recorte de beneficios sociales que había prevalecido, hicieron a Chile entrar en una dinámica competitiva que siguió incrementando los niveles de desigualdad. La crisis económica y financiera de 1982, aumentó fuertemente la pobreza, provocada por el cierre de numerosas industrias nacionales y los aumentos de la cesantía y del costo de la vida. Tal problema no pudo ser controlado por la reactivación económica de 1985, debido a la reducción del gasto social, lo cual implicó mantener la desigualdad en sus niveles más altos durante la segunda mitad de los años 1980. [cita requerida]

Con la llegada de la democracia en 1990, los gobiernos de la Concertación pusieron énfasis en desarrollar programas sociales para erradicar la pobreza y disminuir los niveles de desigualdad, lo que dio algunos resultados, sin embargo, la desigualdad se ha mantenido estable desde 1990. De todas maneras, tanto el coeficiente de Gini como los índices 20/20, 10/40 y 10/10 muestran una tendencia a la baja post crisis financiera asiática.[160]

La economía ha crecido de manera constante desde finales de los años ochenta y de forma destacable hasta el año 1997[cita requerida]. Las políticas llevadas a cabo en varios frentes han permitido tener una estabilidad macroeconómica con una inflación baja y las finanzas públicas consolidadas.[cita requerida] Chile abrió su economía a las exportaciones, sobre todo hacia Norte América y Europa. Aunque uno de los puntos débiles ha sido el comercio intraregional en América Latina. Si observamos las evoluciones en los datos macroeconómicos. Datos que se ven reflejados en la tasa de crecimiento anual, que para el año 2011 fue del 6 % y un crecimiento económico del 5,5 % en 2012.[161]



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