Hispanoamérica es una región cultural integrada por los países de América donde se habla mayoritariamente el español. Su gentilicio es «hispanoamericano».
Se trata de un territorio integrado por diecinueve países que suman una población total superior a 400 millones de habitantes. En la mayoría de ellos, el español es idioma oficial o cooficial. En varios países de Hispanoamérica el español existe junto a diversas lenguas indígenas de origen prehispánico, como el guaraní, el aimara, el quechua, el náhuatl, o el maya. La religión predominante en Hispanoamérica es el cristianismo, especialmente el Catolicismo.
El término difiere ligeramente del de Iberoamérica, que comprende las naciones americanas que tienen como idioma oficial o cooficial tanto el español como el portugués solamente. También es diferente al concepto de América Latina o Latinoamérica, que agrupa supuestamente a las naciones o territorios del continente americano que hablan español, portugués o francés. Sin embargo, este último es un concepto confuso ya que no se considera Latinoamérica la región francófona de Canadá.
Según el Diccionario panhispánico de dudas, Hispanoamérica es «el conjunto de países americanos de lengua española», por tanto excluyendo a los estados americanos «en los que la lengua oficial no es el español». «Su gentilicio, hispanoamericano, se refiere estrictamente a lo perteneciente o relativo a la América española y no incluye, por tanto, lo perteneciente o relativo a España».
Sobre el caso particular de Puerto Rico existen diferencias de criterio, porque mientras algunos no lo incluyen en la región, dado que es uno de los territorios no incorporados de los Estados Unidos (un país sin idioma oficial), otros consideran que su condición de estado libre asociado es asimilable a la noción de país.
como lengua materna
Los diecinueve países pertenecieron al Imperio español de ahí la difusión del idioma. En Puerto Rico, el español es cooficial con el inglés; no obstante, el español es el idioma más utilizado en la isla caribeña. Los países hispanos de Sudamérica cuentan con una superficie estimada en más de 8,8 millones de km² (49 % casi 50 % del territorio sudamericano), equivalente a ser el quinto país más grande del mundo en área total (desplazando a Brasil en el sexto) pero en total los países hispanoamericanos dan la segunda entidad más grande por extensión, no obstante sin incluir para nada los territorios antárticos reclamados por Chile y Argentina que son mucho más de un millón de kilómetros cuadrados.
Gracias a la bula del papa Pablo III Sublimis Deus de 1537, se declaró a los indígenas hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos. Los españoles se esforzaron en incorporar a los indígenas a su civilización y a su Iglesia, aun a costa de la anulación de la identidad cultural de los nativos.
Desde un punto de vista etnográfico, la población de Hispanoamérica se diferencia de país en país, e incluso en cada área geográfica. En algunos su base poblacional está constituida por los pueblos originarios provenientes del Asia oriental que descubrieron o poblaron el continente entre 25 000 y 14 000 años A.C, en otros por migrantes provenientes de Europa y el continente africano (como es el caso de República Dominicana).
A fines del siglo XV los europeos iniciaron la conquista, colonización y sometimiento de las sociedades indígenas. En Hispanoamérica fue principalmente el Imperio español el encargado de conquistar y colonizar el territorio. La presencia de conquistadores españoles, mayoritariamente hombres, produjo un primer intercambio sexual entre etnias europeas (principalmente españolas) y etnias indígenas. En el siglo XVI se produjo una gran disminución de la población indígena, que llevó a los españoles a ingresar personas de diversas etnias del África subsahariana, secuestradas en sus tierras y llevadas forzosamente bajo un régimen esclavista. Las etnias africanas también se mezclaron en Hispanoamérica con las diversas etnias europeas (principalmente españolas) y las diversas etnias indígenas.
Entre los siglos XIX y XX se produjo una gran ola de migración hacia Hispanoamérica, que incluyó a diversas etnias europeas y un número reducido de asiáticas (gallegos, vascos, irlandeses, catalanes, castellanos, genoveses, franceses, calabreses, napolitanos, vénetos, sicilianos, lombardos, polacos, alemanes, rusos, árabes, armenios, judíos, japoneses, chinos, entre otras mayormente europeas), cuya proporción varía de país a país. Estas etnias euro-asiáticas también se mezclaron con las etnias presentes en los países hispanoamericanos, dando origen a nuevas etnias que preservan en mayor o menor grado los aportes étnicos que las originaron.
Finalmente las migraciones entre países hispanoamericanos, también han producido intercambios sexuales, entre etnias de países hispanoamericanos, latinoamericanos y angloamericanos.
La diversidad étnica hispanoamericana ha sido objeto de fuertes actos de discriminación racista, desde que el Imperio Español impuso en el siglo XVI una ordenación jerárquica de la población según "raza" y "cruzas" o "castas", denominado sistema de castas colonial, cuyas clasificaciones, si bien han sido abolidas legalmente, aún no han desaparecido del uso consuetudinario, como sucede con las expresiones "blanco", "mestizo" y "mulato".
Se denomina indígenas u originarios a los pueblos y naciones existentes a la llegada de los europeos a América. Poblaciones provenientes de Asia entraron a través del estrecho de Bering durante la última glaciación, hace unos 25 000 años, y colonizaron los cuatro subcontinentes. El único país donde el porcentaje de indígenas es el mayor componente de la población es Bolivia, mientras en Perú y Guatemala componen entre el 40-45 %. Existen significativas comunidades indígenas en México, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Ecuador y Panamá. Por último, hay minorías en Venezuela, Colombia, Chile y Argentina. La cultura de los indígenas de América varía enormemente. La lengua, la vestimenta y las costumbres varían bastante de una cultura a otra. Esto se debe a la extensa distribución de los americanos y a las adaptaciones a las diferentes regiones de América. Por ejemplo, debido a la región semi-desértica, los chichimecas de Aridoamérica nunca llegaron a formar una civilización como las de Mesoamérica, sus vecinos al sur. Como consecuencia de esto, los chichimecas formaron una cultura basada en la práctica de nomadismo. Aunque los aztecas e incas formaron civilizaciones extensas y ricas, la vestidura de ambos dependía mucho del clima de sus tierras. En Mesoamérica, donde el clima es más caliente, solían usar menos vestimenta que los habitantes de la cordillera de los Andes. Aun así, hay algunas características culturales que la mayoría de los indígenas americanos practicaban.
El Imperio español utilizó una serie de denominaciones para clasificar a la población americana y atribuirle privilegios y deberes según la pertenencia de cada persona. Dentro de ese sistema la denominación de «mestizo» se aplicó a la persona que era resultado del cruce entre la "raza blanca" (por española o europea) y la "raza india" (por indígena). La Real Academia Española recoge la palabra definiéndola como el que nace de padre y madre de razas diferentes, en especial de hombre blanco e indígena, o de hombre indígena y mujer blanca, a pesar de que en el último siglo el término raza ha caído en desuso en ámbitos académicos, siendo sustituido por el concepto de etnia. A pesar de la condena universal al racismo la categoría sigue siendo utilizada por algunas personas y algunos estudios, en muchos casos sin rigor alguno. La utilización de la categoría "mestizo" y otras categorías provenientes de clasificaciones racistas de la población como "zambo" o "mulato" ha sido cuestionada como racismo por varios estudios.
En el término mestizo hay cierta imprecisión, ya que en castellano se ha aplicado en especial para los individuos resultado del mestizaje entre españoles y amerindios (ya que no hay mucha mención acerca de la mezcla de europeos no ibéricos con indígenas). Se olvida con este uso que una considerable parte del mestizaje en la América hispánica se hizo entre blancos con negros, negros con amerindios o el mestizaje secundario de mestizos con amerindios y negros. Los indomestizos, adquirían tal denominación por exhibir un fenotipo, que indicaba que eran la mezcla de un mestizo y una india, en el caso del zambo, de un negro y un amerindio, así como un blanco con negro en el caso del mulato o pardo, y de un mestizo al resultado de un blanco con amerindio, y de este resultado con otro amerindio, resulta un indomestizo. Los países con mayor predominio de población mestiza son por orden: Paraguay, Honduras, Ecuador, El Salvador, México, Panamá y Nicaragua aunque estas denominaciones raciales en Hispanoamérica y en el continente americano se utilizan o deberían de utilizarse en sentidos más parciales debido a unas evidentes poblaciones con ancestros de diversas razas no exclusivamente de dos, aplicándose igualmente en términos como zambo o mulato. También existe cifras significativas de población mestiza aunque no mayoritaria en países como Bolivia, Perú, Guatemala y República Dominicana.
"Criollo" es un término utilizado en las colonias para distinguir a las personas que habían nacido en las colonias pero eran descendientes de españoles, de aquellas que habían nacido en las colonias pero eran descendientes de indígenas o africanos. Luego el término fue utilizado para diferenciar a la población nativa de América, de los inmigrantes que llegaron a partir de mediados del siglo XIX.
Algunos sectores sociales de ascendencia europea, oponen "criollo" a "civilizado" o "europeo", asignándole a la condición criolla una carga desvalorizadora y despectiva.
La emigración europea y asiática hacia Hispanoamérica, ha albergado un número considerable de personas procedentes de diferentes países principalmente a Argentina, Colombia, Uruguay, Venezuela, Cuba, México y Chile donde se concentraron el mayor número de personas procedentes de los países europeos y asiáticos. Las principales diásporas europeas hacia América Latina fueron especialmente italianos, españoles, árabes y judíos en Argentina, españoles en Venezuela, Cuba, Colombia, Costa Rica y México, portugueses a Venezuela y Argentina, italianos en Chile, Uruguay, Venezuela, Perú, alemanes en Argentina, Chile, Venezuela, Bolivia, Perú y Guatemala, franceses en Argentina, Chile y Uruguay, irlandeses en Argentina, Chile y México, ingleses en Argentina, Chile y Perú, y por último croatas en Argentina y Chile.
Recientes estudios genéticos han establecido que grandes sectores de la población tradicionalmente clasificados como "europeos", "blancos" o "criollos", tienen en realidad uno o más antepasados indígenas o africanos. En Argentina por ejemplo, donde se llegó a establecer censalmente en 1947 que más del 100 % de su población era «blanca», recientes estudios genéticos han establecido que más de la mitad de la población tiene al menos un antepasado indígena o africano, generalmente por vía materna (cabe resaltar que no solo ocurre con personas que se denominan blancos, también ocurre con personas que se clasifican como negros o amerindios).
Otras fuentes, sin atenerse a los estudios demográficos, califican a países como Uruguay, Argentina y Costa Rica como países que superan el 80 % de población «blanca».
En Puerto Rico (Estados Unidos) también hay absoluta mayoría criolla, que representa entre el 70-80 % de la población. En países como Cuba, la población blanca llega a representar el 65 %, mientras que en Chile, Venezuela, México y Colombia rondando un 50 %.
Otros países que se presentan como minoría pero visibles son Paraguay, Guatemala y Nicaragua que tienen porcentajes que son entre el 17-20 %, Perú con 15 %, República Dominicana con 14 %, El Salvador y Bolivia 12 % y por último Panamá 10 % (aunque esta última no está muy bien especificada). Por otra parte países como Ecuador y Honduras son bajas minorías de la población.
En cantidad, los países con mayor número de personas clasificadas como «criollas» son Argentina (aproximadamente 38 millones), México (entre 35-60 millones), Colombia (aproximadamente 20 millones), Venezuela (más de 13 millones) Chile (más de 10 millones), Cuba (más de 7 millones) y Perú (más de 3,5 millones). En Argentina la población clasificada como "blanca" en muchos casos no se corresponde con la clasificada como "criolla", debido a que se trata de descendientes de inmigrantes llegados entre 1850 y 1950, mayoritariamente italianos.
A las reducidas inmigraciones de España y también incluida Portugal durante la conquista y, sobre todo, durante la colonia, se sumaron posteriormente una gran inmigración forzada de africanos subsaharianos, y luego de otros países europeos y asiáticos, principalmente de Italia, Alemania, Reino Unido, Francia, Irlanda y Croacia. Argentina y Uruguay incrementaron notablemente su población recibiendo importantes flujos migratorios provenientes de Europa y Asia a partir de la segunda mitad del siglo XIX, principalmente de Italia, Portugal, España y Alemania. Chile recibió un gran número de inmigrantes principalmente españoles (vascos), con aportes de alemanes, italianos, croatas, franceses, suizos, árabes y británicos, quienes componen la población criolla del país, estimada en un 52,3 %. Por su parte Cuba recibió una considerable inmigración basada, casi en su totalidad, en españoles. Costa Rica, recibió un considerable número de españoles exiliados durante la década de 1930 (escapando del régimen de Francisco Franco) además de otras inmigraciones de Francia, Italia, Holanda, Inglaterra, etc., además mantiene la hispanidad homogénica entre su población proveniente de la colonia, además fue influenciada. Puerto Rico también recibió inmigración europea, principalmente de la misma España y también de Francia, pero a principios del siglo XIX. México durante el siglo XX y mediados del siglo XIX también recibió inmigrantes principalmente exiliados españoles, al igual que italianos, franceses, ingleses, alemanes y muy recientemente estadounidenses y canadienses de origen británico y alemán. Colombia recibió inmigración principalmente española y árabe; Paraguay recibió inmigración europea en el siglo XX al igual que Colombia, pero en un flujo mucho menor. Perú recibió inmigración en los siglos XIX y XX, también en flujos menores. Venezuela, siendo hoy en día un país multiétnico, tuvo gran inmigración también en el siglo XX, especialmente de españoles, portugueses, italianos, y alemanes; esto gracias al crecimiento económico por el descubrimiento del petróleo lo que modificó notablemente su etnografía, actualmente la población criolla representa el 43.6 % de la población total del país. Estudios recientes del ADN mitocondrial, solo trasmitido a través de las madres, en la población de fenotipia blanca en estos países revelan que existe también un porcentaje de mestizaje en esta población. Lo que coincide con los datos históricos de predominio de inmigrantes masculinos.
La colonización española de América es el proceso de descubrimiento, civilización y desarrollo humano y social de los dominios españoles de América y que comenzó cuando la Corona española incorporó a su patrimonio los extensos territorios del continente americano, y a los pueblos que los habitaban, extendiendo así el vasto Imperio español.
El desarrollo fue parte de procesos históricos más amplios, denominados conquista, mercantilismo, colonialismo e imperialismo, de manera que la colonización europea de América afectó a una considerable cantidad de territorios y pueblos originarios en América entre los siglos XVI y XX. En los aspectos más negativos de su dinámica colonial, el imperio español, para sostenerse frente a otras potencias europeas, despobló España y consumió las riquezas que el transporte español añadió en Europa al oro y plata de América. Ya que en América el oro y la plata no tenían ningún valor comercial en las sociedades amerindias ni fuera del trueque, tampoco otros recursos naturales, añadidos por el comercio español a lo largo de su permanencia. Por otro lado, existe un apasionado debate sobre la destrucción de las culturas originarias de América provocada por la colonización española. Durante la conquista de América se produjo un colapso demográfico de la población indígena. Las razones del mismo se encuentran en debate, distinguiéndose las corrientes que lo atribuyen a un efecto no deseado de enfermedades epidémicas traídas por los colonizadores europeos, de aquellas que sostienen que se trató de un genocidio, originado en el trato dado a los indígenas.
Existieron proyectos españoles para la independencia de América que, sin embargo, no pudieron llevarse a la práctica, y a partir de 1808, con la caída del monarca Fernando VII y el comienzo de la transformación de España en un Estado liberal en 1812, da comienzo la desmembración violenta del Imperio español en América. Los territorios americanos bajo dominio español, convertidos en Repúblicas, iniciaron sus luchas de emancipación y los actos de Expulsión de los españoles de América. Por último las islas de Cuba y Puerto Rico, bajo soberanía de España, en el año 1898 se separan por la intervención militar de los Estados Unidos, siendo las últimas posesiones coloniales españolas de América en organizarse como Estados independientes.
Hispanoamérica es la región del Mundo que más alimentos produce según La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y es el segundo exportador neto de semillas oleaginosas y aves de corral.[20]
Hispanoamérica en su conjunto, debido al débil desempeño de las economías regionales, cuenta con una pobreza extrema que afectó al 10,2 % de la población en el año 2017. Según reportes de Cepal dicha tasa es equivalente a 62 millones de latinoamericanos y la tasa de pobreza (si la medimos por ingreso) es del 30,2 % de la población que equivalente a 184 millones de personas.
Cepal nos detalló que los países con la pobreza es más baja son los aquellos de menor pobreza extrema: Argentina, Chile, Costa Rica y Uruguay quienes tienen tasas de pobreza extrema por debajo del 5 %. Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay, Perú y la República Dominicana se ven situados entre el 5 % y el 10 %, mientras que el resto de los países hispanoamericanos tienen tasas de pobreza extrema por encima del 10 %. En el informe nos revela que alrededor del 40 % de la población ocupada de Hispanoamérica recibe ingresos laborales inferiores al salario mínimo establecido por su país, y que dicha proporción es mucho más elevada entre las mujeres (48,7 %) y los jóvenes de 15 a 24 años (55,9 %). Entre las mujeres jóvenes esa cifra alcanza a 60,3 %. Hay una baja participación de las mujeres en el trabajo remunerado la cual contrasta con su alta participación en el trabajo no remunerado para el propio hogar pues en América Latina el 77 % del trabajo no remunerado es realizado por las mujeres, según los datos de las encuestas de uso del tiempo.
La desigualdad de ingresos "GINI" se ha reducido en la región desde principios de las décadas del 2000. De 18 países de Hispanoamérica bajó de 0,543 en 2002 a 0,466 en 2017 aunque vale aclarar que el ritmo de reducción se hizo más lento en los años recientes.
Relación de las monedas respecto al Dólar estadounidense; se excluyen Ecuador, El Salvador y Panamá por ser dolarizados.
México es el país con el mayor número de hablantes, casi una tercera parte del total. Con una u otra denominación, es una de las lenguas oficiales de Bolivia (con la nueva Constitución aprobada en el año 2007, título I, capítulo 1.º, artículo 5, párrafo 1, cooficial con «todos los idiomas de las naciones y pueblos indígenas campesinos autóctonos, que son el aimara, araona, baure, bésiro, canichana, cavineño, cayubaba, chácobo, chimán, guaraní, guarasu’we, guarayu, itonama, leco, machajuyai-kallawaya, machineri, maropa, mojeño-trinitario, mojeño-ignaciano, moré, mosetén, movima, pacawara, puquina, quechua, sirionó, tacana, tapiete, toromona, uru-chipaya, weenhayek, yaminawa, yuki, yuracaré y zamuco»), Colombia (junto con las lenguas y dialectos de los grupos étnicos en sus territorios y el inglés en San Andrés, Providencia y Santa Catalina ), Costa Rica, Cuba, Ecuador (según la nueva Constitución del 2008, título I, artículo 2, «El castellano es el idioma oficial del Ecuador; el castellano, el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural. Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley. El Estado respetará y estimulará su conservación y uso»), El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua (cuya Constitución, título II, artículo 12, establece además que «las lenguas de las Comunidades de la Costa Atlántica de Nicaragua también tendrán uso oficial en los casos que establezca la ley»), Paraguay (cooficial con el guaraní), Perú (cooficial con el quechua, aimara y demás lenguas indígenas, allí donde predominen) y Venezuela (cuya Constitución establece además que «Los idiomas indígenas también son de uso oficial para los pueblos indígenas y deben ser respetados en todo el territorio de la República, por constituir patrimonio cultural de la Nación y de la humanidad»).
No tiene consideración de lengua oficial en otros países americanos donde es lengua hablada: Argentina, Chile, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y México (nacional en conjunto con las lenguas indígenas).
En Puerto Rico, según los sucesivos plebiscitos del estatus político del país, que se sumaban a lo establecido por la Constitución de 1952, se estableció que «es la garantía permanente de ciudadanía americana, nuestros dos idiomas, himnos y banderas».
Existe una realidad lingüística singular en Estados Unidos (donde no hay ningún idioma reconocido como oficial a nivel nacional) debido al avance progresivo del bilingüismo, especialmente en ciudades cosmopolitas como Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Miami, Houston, San Antonio, Denver, Baltimore, y Seattle. En el estado de Nuevo México el español se utiliza incluso en la administración estatal, aunque ese estado no tiene ninguna lengua oficial establecida en la constitución. El español neomexicano se remonta a los tiempos de la colonización española en el siglo XVI y conserva numerosos arcaísmos. El español tiene una larga historia en los Estados Unidos, muchos estados, poblaciones y accidentes geográficos fueron nominados en ese idioma, y se ha fortalecido por la inmigración proveniente del resto de América. El español, además, es el segundo idioma más enseñado en el país. Estados Unidos es el segundo país con mayor número de hispanohablantes.
El español se ha vuelto importante en Brasil a causa de la proximidad y el comercio creciente con sus vecinos hispanoamericanos, especialmente como miembro de Mercosur. En 2005, el Congreso Nacional del Brasil aprobó el decreto, firmado por el presidente, conocido como ley del español, que lo ofrece como lengua de enseñanza en los colegios y liceos del país. En muchas ciudades fronterizas, especialmente con Argentina, Uruguay y Paraguay se habla una lengua mixta llamada portuñol.
El español no tiene reconocimiento oficial en Belice, antigua colonia británica. No obstante, de acuerdo a un censo del año 2000, el 52,1 % de la población habla el español "muy bien". Se habla principalmente por los descendientes hispanos que han habitado la región desde el siglo XVII. Sin embargo, el inglés permanece como la única lengua oficial.
En las Antillas Neerlandesas paralelas a la costa venezolana, solo en Aruba hay una gran cantidad de residentes hablantes del español, mientras que en las vecinas Curazao y Bonaire lo habla una minoría, a pesar de que la cercanía con Venezuela propicia que en las tres islas se reciba la señal de los canales de televisión de dicho país. Sin embargo, debido a los estrechos vínculos comerciales y la importancia del turismo hispanohablante en las islas, en los últimos años se introdujo la enseñanza básica obligatoria del castellano en las escuelas, aunque sin carácter oficial (las únicas lenguas oficiales de las Antillas Neerlandesas son el neerlandés y el papiamento). Otro país insular vecino de Venezuela, Trinidad y Tobago, ahora requiere que el español se enseñe en todos los centros de secundaria, habiéndolo designado en 2004 como Primera Lengua Extranjera (EPLE), una medida que se ha aplicado a partir de marzo de 2005.
Por último, el español no es el idioma oficial de Haití. Aunque su idioma oficial es el francés, el criollo haitiano es ampliamente hablado. Cerca de la frontera con la vecina República Dominicana el español básico es comprendido y hablado coloquialmente.
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