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Historia de la Filosofía



La historia de la filosofía occidental es la historia de la tradición filosófica en Occidente, en contraste con la historia de la filosofía oriental, que se desarrolló de manera relativamente independiente. Se remonta más de 2500 años a la Antigua Grecia y se la puede dividir en cinco grandes períodos: filosofía antigua, filosofía medieval, filosofía renacentista, filosofía moderna y filosofía contemporánea,[1][2]​ que se corresponden con la periodización convencional de la historia universal en Edad Antigua, Edad Media, Renacimiento, Edad Moderna y Edad Contemporánea.

La filosofía antigua del año a.c es el período de la historia de la filosofía occidental que corresponde a la Edad Antigua. Comprende la filosofía griega (presocrática y helenística) y la filosofía romana.[3]​ Duró más de 1100 años, alrededor desde el año 600 a. C. (con Tales de Mileto) hasta el siglo VI d.C., cuando los últimos neoplatónicos estaban activos. Sus principales ubicaciones fueron la antigua Grecia y el Imperio Romano.

La filosofía de la antigüedad fue limitada geográficamente en el Mediterráneo. Los filósofos de la antigüedad pueden dividirse a grandes rasgos en diferentes grupos. Primero, los filósofos anteriores a Sócrates, llamados «presocráticos» (alrededor del 600 - 400 a.C.) y conocidos por dar «el paso del mito al logos». Luego, el período clásico griego, que comienza con Sócrates (alrededor del 500 - 300 a. C.). Platón, alumno de Sócrates, y Aristóteles, alumno de Platón, se convirtieron en dos de los filósofos más importantes e influyentes, conocidos como los «socráticos mayores». Otros contemporáneos fueron los sofistas y los «socráticos menores» (megáricos, cínicos y cirenaicos).[4]​ Finalmente, la filosofía del período helenístico siguió al período clásico, seguida por la filosofía de la antigüedad tardía, que incluyen a los epicúreos, los estoicos, los escépticos y los neoplatónicos.

Otras tradiciones filosóficas importantes de la antigüedad fueron la filosofía china y la filosofía india, influyentes fueron las culturas del judaísmo, el antiguo Egipto, el Imperio Persa y Mesopotamia. En las regiones del Creciente Fértil, Irán y Arabia surgió la literatura filosófica de los libros sapienciales y que hoy domina la cultura islámica. La literatura sapiencial temprana del Creciente Fértil era un género que buscaba instruir a las personas sobre la acción ética, la vida práctica y la virtud a través de historias y proverbios. En el Antiguo Egipto, estos textos eran conocidos como sebayt («enseñanzas») y son fundamentales para nuestra comprensión de la filosofía del Antiguo Egipto. La astronomía babilónica también incluyó muchas especulaciones filosóficas sobre la cosmología que pudieron haber influido en los antiguos griegos.

La filosofía judía y la filosofía cristiana son tradiciones religio-filosóficas que se desarrollaron tanto en Oriente Medio como en Europa, que comparten ciertos textos judaicos primitivos (principalmente el Tanaj) y creencias monoteístas. Los pensadores judíos como los Geonim de las Academias Talmúdicas en Babilonia y el filósofo Maimónides estudiaban la filosofía griega e islámica. Más tarde, la filosofía judía estuvo bajo fuertes influencias intelectuales occidentales e incluye las obras de Moisés Mendelssohn, quien marcó el comienzo de la Haskalá (también conocida como la ilustración judía), el existencialismo judío y el judaísmo reformista.

La filosofía medieval es la filosofía que se desarrolló en Europa y Oriente Medio durante lo que hoy se llama el Medioevo o la Edad Media, que se extiende aproximadamente desde la caída del Imperio Romano hasta el Renacimiento.[5]​ La Stanford Encyclopedia of Philosophy describe la filosofía medieval como la "receta" de una combinación de "la filosofía pagana [...] con la nueva religión cristiana" y "una variedad de aromas de la herencia intelectual judía e islámica" cocinada por unos 1300 años.[6]​ Algunas de estas doctrinas fueron especialmente difíciles de combinar (como la encarnación y la trinidad), pero el esfuerzo por resolverlas fue el motor de gran parte de la filosofía medieval, y llevó a desarrollar conceptos, teorías y distinciones que heredaría toda la filosofía posterior.

El filósofo inglés sir Anthony Kenny declaró en su libro Una nueva historia de la filosofía occidental que para "el desarrollo después de la filosofía el evento más importante en el siglo I fue la vida de Jesús de Nazaret". Tras la muerte de Jesús, sus discípulos mantienen una actividad de evangelización por casi 300 años, volviéndose el cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano. El impacto de esta religión en la filosofía occidental tuvo dos grandes efectos: Primero, redujo el interés por la filosofía; y segundo, la filosofía pasó a ser "sierva" de la teología, siendo las conjeturas paganas opuestas a los dogmas de fe rechazadas.[7]​ San Pablo escribió: "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo."[8]​ Sin embargo, la influencia de la filosofía pagana fue crucial para la filosofía medieval.

Durante los primeros siglos de la era común, se hicieron grandes esfuerzos de conciliar la filosofía pagana al servicio del cristianismo, como hicieron Justino Mártir, Clemente de Alejandría, Gregorio de Nisa, Orígenes y Eusebio de Cesarea. La doctrina elaborada por los Padres de la Iglesia se llama patrística.[9]​ San Agustín de Hipona, el más famoso de ellos, alabó las enseñanzas neoplatónicas con el cristianismo.[10]​ Otros pensadores, como Tertuliano y Lactancio, se opusieron.

Los llamados años oscuros de la Alta Edad Media (desde la caída del Imperio Romano hasta el siglo X) marcarán un momento de decadencia en la filosofía occidental, quedando pocos vestigios de estudios clásicos que sobrevivieron en los monasterios, especialmente en Irlanda, siendo Juan Escoto Erígena uno de los filósofos más importantes de ese tiempo. El historiador Will Durant escribió: "fue en los años oscuros cuando el espíritu irlandés brillo con su luz más potente".[11]

La gran mayoría de los textos de autores clave, como Platón, Aristóteles y Plotino; fueron inaccesibles a los estudiosos medievales.[6]​ Los medievales tuvieron acceso al pensamiento de estos y otros autores principalmente a través del trabajo de autores patricios como Tertuliano, Ambrosio y Boecio, y de autores paganos como Cicerón y Séneca.[6]​ En los siglos XII y XIII, sin embargo, una gran cantidad de trabajos de Aristóteles viajaron a Europa Occidental desde Al-Andalus y desde Constantinopla, influenciando enormemente a la filosofía.[6]​ Este importante hecho permite dividir a la filosofía medieval en dos períodos: el período antes del reingreso de Aristóteles, y el período durante y después de su reingreso.[6]

El primer período fue marcadamente platónico, con un estilo generalmente ameno y asistemático, y sin una distinción clara entre teología y filosofía.[6][10]​ Algunos de los autores más importantes fueron Boecio, Juan Escoto Erígena, Anselmo de Canterbury y Pedro Abelardo.[6]​ El segundo período fue más aristotélico.[6]​ Asistió a la creación de las universidades, a una mayor profesionalización y sistematización de la filosofía, a nuevas traducciones y a nuevas formas de enseñanza.[6]​ La escolástica fue el movimiento teológico y filosófico dominante, y entre los autores clave estuvieron Ramon Llull, Tomás de Aquino, Juan Duns Scoto, Guillermo de Ockham y Buenaventura de Fidanza.

Algunos de los temas centrales a lo largo de la filosofía medieval fueron la relación entre la fe y la razón, la existencia y naturaleza de Dios, la cuestión de la compatibilidad entre atributos divinos, el problema del mal, el problema de la compatibilidad de la omnisciencia divina con el libre albedrío, el problema de los universales, la causalidad,[6]​ los límites del conocimiento, la lógica aristotélica y la individuación de las sustancias divisibles e indivisibles.

Después de las conquistas musulmanas, la filosofía islámica temprana desarrolló las tradiciones filosóficas griegas en nuevas direcciones innovadoras. Esta Edad de Oro islámica influyó en los desarrollos intelectuales europeos. Las dos principales corrientes del pensamiento islámico temprano son Kalam, que se centra en la teología islámica y la escuela falsafa, que se basó en el aristotelismo y el neoplatonismo. Aristóteles fue muy influyente entre falsafa como Al-Kindi, Al-Farabi, Avicena y Averroes. Otros, como Al-Ghazali, criticaron a los métodos de la filosofía aristotélica de los falsafa. Los pensadores islámicos también desarrollaron un método científico, medicina experimental, una teoría de la óptica y una filosofía jurídica. Ibn Khaldun fue un pensador influyente en la filosofía de la historia. En Irán, varias escuelas de filosofía islámica siguieron floreciendo después de la Edad Dorada e incluyen corrientes como Illuminacionismo, la filosofía sufí y la teosofía trascendente de Mulla Sadra. El mundo árabe de los siglos XIX y XX vio el movimiento nahda (despertar o renacimiento) que influyó en la filosofía islámica contemporánea.

La filosofía renacentista, o filosofía del Renacimiento, es la filosofía que se desarrolló principalmente entre los siglos XV y XVI, comenzando en Italia y avanzando hacia el resto de Europa.

En el Renacimiento, la filosofía todavía era un campo muy amplio que abarcaba los estudios que hoy se asignan a varias ciencias distintas,[12]​ así como a la teología. Teniendo eso en cuenta, los tres campos de la filosofía que más atención y desarrollo recibieron fueron la filosofía política, el humanismo y la filosofía natural.[12]

En la filosofía política, las rivalidades entre los estados nacionales, sus crisis internas y el comienzo de la colonización europea de América renovaron el interés por problemas acerca de la naturaleza y moralidad del poder político, la unidad nacional, la seguridad interna, el poder del Estado y la justicia internacional.[12]​ En este campo destacaron los trabajos de Nicolás Maquiavelo, Jean Bodin y Francisco de Vitoria.[12]

El humanismo fue un movimiento que enfatizó el valor y la importancia de los seres humanos en el universo,[12]​ en contraste la filosofía medieval, que siempre puso a Dios y al cristianismo en el centro. Este movimiento fue, en primer lugar, un movimiento moral y literario, protagonizado por figuras como Erasmo de Róterdam, Santo Tomás Moro, Bartolomé de las Casas y Michel de Montaigne.[12]

La filosofía de la naturaleza del Renacimiento quebró con la concepción medieval de la naturaleza en términos de fines y ordenamiento divino, y comenzó a pensar en términos de fuerzas, causas físicas y mecanismos.[12]​ Hubo además un retorno parcial a la autoridad de Platón por sobre Aristóteles, tanto en su filosofía moral, en su estilo literario como en la relevancia dada a la matemática para el estudio de la naturaleza.[12]Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Johannes Kepler, Leonardo da Vinci y Galileo Galilei fueron precursores y protagonistas en esta revolución científica, y Francis Bacon proveyó un fundamento teórico para justificar el método empírico que habría de caracterizar a la revolución. Por otra parte, en la medicina, el trabajo de Andreas Vesalius en anatomía humana revitalizó la disciplina y brindó más apoyo al método empírico.[12]​ La filosofía de la naturaleza renacentista tal vez se explica mejor por dos proposiciones escritas por Leonardo da Vinci en sus cuadernos:

De manera similar, Galieo basó su método científico en experimentos, pero también desarrolló métodos matemáticos para su aplicación a problemas de física, un ejemplo temprano de física matemática. Estas dos formas de concebir el conocimiento humano formaron el fondo para el inicio del empirismo y el racionalismo, respectivamente.[12]

La filosofía moderna es aquella filosofía desarrollada durante la edad moderna y asociada con la modernidad. No es una doctrina concreta o escuela (por lo que no debe ser confundida con movimientos específicos como el Modernismo), a pesar de que muchos autores de esta era comparten ciertos supuestos comunes, lo cual ayuda para distinguirla de filosofía anterior y posterior.[15]

El siglo XVII marca el inicio de la filosofía moderna, mientras que el comienzo del siglo XX marca aproximadamente su fin. Cuánta parte del Renacimiento debería ser incluido como parte de la filosofía moderna es un asunto controvertido: el Renacimiento Temprano es a menudo considerado menos moderno y más medieval comparado al Alto Renacimiento más tardío.[16]​ También se debate si la modernidad ha acabado o no en el siglo XX y si ha sido reemplazada por la posmodernidad. Cómo uno decide estas cuestiones determina el alcance del uso del concepto de «filosofía moderna». Otro de estos usos es datar la filosofía moderna desde la «Era de la Razón», donde la filosofía sistemática se hizo común, lo cual excluye a Erasmo de Róterdam y a Nicolás Maquiavelo como «filósofos modernos». Otra forma es fecharla, de la misma forma que la mayoría del período moderno está fechado, desde el Renacimiento. Para algunos, la filosofía moderna terminó en 1800 con el surgimiento del hegelianismo y del idealismo. Una visión general tendría entonces a Erasmo de Róterdam, Francis Bacon, Nicolás Maquiavelo y Galileo Galilei como representantes del auge del empirismo y del humanismo.

Durante los siglos XVII y XVIII, las figuras importantes en filosofía de mente, epistemología y metafísica se podían dividir aproximadamente en dos grupos principales. El racionalismo, dominante en Francia y Alemania, que argumentaba que todo conocimiento tiene que empezar de ideas innatas en la mente. Racionalistas importante fueron René Descartes, Baruch Spinoza, Gottfried Leibniz, y Nicolas Malebranche. El empirismo, por otro lado, defendió que el conocimiento siempre empieza por la experiencia sensorial que recibimos a través de los sentidos. Figuras importantes de esta línea de pensamiento fueron David Hume John Locke y George Berkeley. La ética y la filosofía política generalmente no se subsume dentro de estas categorías, aunque todos estos filósofos trabajaron en la ética en sus estilos distintivos propios. Otras figuras importantes en filosofía política incluyen Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau.

A fines del siglo XVIII, Immanuel Kant estableció un sistema filosófico innovador que pretendía reconciliar el racionalismo y el empirismo. Ya sea que tuviera o no razón, la terminar la disputa filosófica continuó. Kant influyó fuertemente en las obras filosóficas alemanas a principios del siglo XIX, comenzando así la tradición del idealismo alemán. El tema característico del idealismo fue que el mundo y la mente deben entenderse de acuerdo a las mismas categorías. El idealismo alemán culminó con el trabajo de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien, entre muchas otras cosas, dijo que «lo real es racional; lo racional es real».

La filosofía contemporánea es el período actual de la historia de la filosofía. Por extensión, se llama también con este nombre a la filosofía producida por filósofos que aún están vivos. Es el período que sigue a la filosofía moderna, y su inicio se suele fijar a finales del siglo XIX o principios del siglo XX.

Las tradiciones filosóficas más significativas y abarcadoras del siglo XX fueron la filosofía analítica en el mundo anglosajón, y la filosofía continental en la Europa continental.[27]​ El siglo XX también vio el surgimiento de nuevas corrientes filosóficas, como el positivismo lógico, la fenomenología, el existencialismo, el postestructuralismo, y el materialismo filosófico.



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