En la antigua religión griega, Atenea (del griego ático Ἀθήνα, transl. Athēnē, o Ἀθηναίη, Athēnaiē), también conocida como Palas Atenea (Παλλὰς Aθήνα), es la diosa de la guerra, la civilización, la sabiduría, la razón, la inteligencia, la estrategia en combate, la victoria, las ciencias, la artesanía, la industria, los inventos, las artes, los oficios, la navegación, los héroes, la fuerza, el valor, la protección, la ciudad estado, la educación, la justicia, la ley y la habilidad. Fue una de las principales divinidades del panteón griego y una de los doce dioses olímpicos. Atenea recibió culto en toda la Grecia Antigua y en toda su área de influencia, desde las colonias griegas de Asia Menor hasta las de la península ibérica y el norte de África. Su presencia está atestiguada hasta en las proximidades de la India. Por ello su culto tomó muchas formas e incluso tuvo una extensión considerable hasta el punto de que su figura fue sincretizada con otras divinidades en las regiones aledañas al Mediterráneo. En la mitología romana se la adoraba con el nombre de Minerva.
La versión más tradicional de su mito la representa como hija partenogenética de Zeus, nacida de su frente ya completamente armada después de que se tragase a su madre. Jamás se casó o tuvo amantes, y mantuvo una virginidad perpetua. Era imbatible en la guerra, ni el mismo Ares pudo derrotarla. Fue patrona de varias ciudades pero se volvió más conocida como protectora de Atenas y de toda la región del Ática. También protegió a muchos héroes y otras figuras mitológicas, y aparece en una gran cantidad de episodios de la mitología.
Fue una de las deidades más representadas en el arte griego y su simbología ejerció una profunda influencia sobre el propio pensamiento de aquella cultura, en especial en los conceptos relativos a la justicia, la sabiduría y la función social de la cultura y las artes, cuyos reflejos son perceptibles hasta nuestros días en todo el Occidente.
En el panteón olímpico Atenea aparece como la hija favorita de Zeus, nacida de su frente ya completamente armada después de que se tragase a su madre, Metis. La historia de su nacimiento aparece en varias versiones.
Homero llama a Atenea hija de Zeus, sin alusión alguna a su progenitora o a la forma en la que llegó a existir, mientras la mayoría de las tradiciones posteriores coinciden al afirmar que nació de la frente del dios. Ya en Hesíodo la madre de Atenea es la oceánide Metis, la primera esposa de Zeus. Tras yacer con ella, Zeus temió inmediatamente las consecuencias, pues había sido profetizado que Metis alumbraría hijos más poderosos que él. Para impedir tan graves consecuencias, siguió el consejo de Gea y Urano y «la encerró en su vientre», pero Metis ya había concebido una hija, Atenea, que brotaría de su frente.
Píndaro añade que Hefesto abrió la cabeza de Zeus con su hacha minoica de doble hoja, el labrys, y que Atenea saltó de la cabeza completamente adulta y completamente armada, una afirmación de la que se dice que Estesícoro fue la autoridad más antigua; «y llamó al ancho cielo con su claro grito de guerra. Y Urano tembló al oírlo, y la Madre Gea...» Otros cuentan que Prometeo, Hermes o Palemón ayudaron a Zeus en el nacimiento de Atenea y mencionan al río Tritón como el lugar del suceso.
Los mitos clásicos posteriores señalaban que Hera se molestó tanto de que Zeus tuviese un hijo, aparentemente por sí mismo, que ella hizo lo propio con Hefesto. Tras la aparición de esta versión se empezó a afirmar que Metis no tuvo más hijos y que Zeus perduró como rey del Olimpo. Los mitos griegos permanecieron estáticos en este punto, sin cambiar hasta el declive de la cultura antigua y la práctica de su religión.
Un segundo grupo de tradiciones considera a Atenea hija de Palas o Palante, el gigante alado a quien más tarde mataría por intentar violar su castidad, usando desde entonces su piel como égida protectora y sujetándose sus alas a sus propios pies. Una tercera tradición lleva su origen a Libia y considera a Atenea hija de Poseidón y la ninfa Tritonis. Cuenta Heródoto que en una ocasión Atenea se enfadó con su padre y se fue con Zeus, quien la hizo su propia hija. Este pasaje muestra claramente la forma en la que los genuinos mitos helénicos antiguos fueron trasplantados a Libia, donde posteriormente fueron considerados fuentes de los helénicos. Sobre esta Atenea libia se cuenta también que fue educada por el dios-río Tritón, junto con su propia hija Palas.
La relación de Atenea con Tritón y Tritonis dio origen posteriormente a las diversas tradiciones sobre su lugar de nacimiento, de forma que donde quiera que hubiese un río o fuente con ese nombre, como en Creta, Tesalia, Beocia, Arcadia y Egipto, los habitantes de tales regiones reclamaban que Atenea había nacido en ellos. De estos lugares de nacimiento en un río llamado Tritón parece que fue llamada Tritonis o Tritogenia, aunque debe señalarse que este epíteto también se explica de otros modos.
Fragmentos atribuidos por Eusebio de Cesarea al semilegendario historiador fenicio Sanjuniatón, que Eusebio creía habían sido escritos antes de la guerra de Troya, hacen a Atenea hija de Crono, un rey de Biblos de quien se decía que había visitado «el mundo inhabitable» y legado el Ática a Atenea. El relato de Sanjuniatón haría a Atenea, como a Hera, hermana de Zeus en lugar de su hija.
Deben señalarse por último una tradición que hacía a Atenea hija de Itonio (hijo a su vez de Anfictión) y hermana de Iodama, a la que mató, y otra según la cual era hija de Hefesto.
El carácter de Atenea ocupaba un lugar intermedio entre el masculino y el femenino, por lo que en un himno órfico se la llama ἄρσην καὶ ϑἣλυς,Artemisa, una divinidad virgen, cuyo corazón es inaccesible a la pasión del amor y que rechaza el matrimonio. Nunca tuvo consorte ni amante, y fue conocida como Atenea Pártenos, ‘Atenea la virgen’, título del que procede el nombre de su templo más famoso: el Partenón de la Acrópolis ateniense. No se trataba de una mera observación de su virginidad, sino de un reconocimiento de su papel como encargada de hacer que se cumplieran las normas de la modestia sexual y el misterio ritual. Este papel se expresa en varias historias sobre ella. Marino cuenta que cuando los cristianos retiraron la estatua de la diosa del Partenón, una bella mujer se apareció en sueños a Proclo, un devoto de Atenea, y anunció que la «Señora Ateniense» deseaba morar con él.
y por tanto es, comoEn una versión del mito de Tiresias, este se tropezó con Atenea cuando se bañaba, y fue cegado por su desnudez. Para compensarle por su pérdida, le purificó las orejas, lo que le permitió entender el lenguaje de los pájaros, con lo que logró el don de la profecía.
Las tradiciones más antiguas siempre describen a la diosa vestida, pero Ovidio la representa desnuda ante Paris. Su estatua también estaba siempre vestida, y cuando era llevada en los festivales áticos estaba completamente cubierta. Pero a pesar de la opinión general sobre su carácter virgen, hay una tradición de origen tardío que consideraba a Licno como hijo de Hefesto y Atenea.
Hefesto intentó violar a Atenea pero esta lo evitó. Su semen cayó al suelo, y Erictonio nació de la Tierra, Gea. Atenea crio entonces al bebé como su madre adoptiva.
Atenea puso al infante Erictonio en una pequeña caja (cista) que confió a tres hermanas, Herse, Pándroso y Aglauro. La diosa no les dijo qué contenía la caja, pero les advirtió que no la abriesen hasta que volviera ella. La caja fue abierta por una de las hermanas, o por dos, y se halló a Erictonio con forma de una serpiente, o abrazado a una. La serpiente, o la locura producida por ella, hizo que Herse y Pándroso se arrojasen desde la Acrópolis. Harrison cree que se trata de un simple cuento cautelar dirigido a las jóvenes que portaban la cista en los rituales de las Tesmoforias para evitar que la abrieran a destiempo.
Otra versión del mito de las doncellas atenienses es narrada por Ovidio en Las metamorfosis. En esta variante posterior Hermes se enamora de Herse. Las tres doncellas van al templo para ofrecer sacrificios a Atenea. Hermes pide ayuda a Aglauro para seducir a Herse, y esta le pide dinero a cambio. Hermes le da el que las hermanas ya habían ofrecido a Atenea, quien como castigo por la codicia de Aglauro pide a la diosa Envidia que le infunda celos de Herse. Cuando Hermes llega para seducir a esta, Aglauro se interpone en su camino en lugar de ayudarle como habían acordado, por lo que el dios la transforma en piedra.
Con ese origen mítico, Erictonio se convirtió en el rey fundador de Atenas, donde se le atribuyeron muchos cambios beneficiosos para la cultura ateniense. Durante esa época, Atenea le protegió con frecuencia.
Atenea compitió con Poseidón por ser la deidad protectora de Atenas, que aún no tenía nombre. Poseidón golpeó el suelo con su tridente e hizo que brotara una fuente de agua salada. En cambio, según algunas fuentes tardías, lo que hizo surgir Poseidón con el tridente fue un caballo. Por su parte, Atenea plantó un olivo. Zeus, o los doce dioses olímpicos, o uno de los primeros reyes del Ática, (Cécrope, Erisictón o Cránao) juzgaron que el olivo había sido plantado en primer lugar y con ello Atenea consiguió el patronazgo de Atenas. Robert Graves opinaba que «los intentos de Poseidón por tomar posesión de ciertas ciudades son mitos políticos» que reflejaban el conflicto entre religiones matriarcales y patriarcales. Atenea fue también la diosa protectora de otras ciudades, notablemente de Esparta.
Una variante de este relato es que los propios atenienses eligieron por votación a uno de los dos dioses para que diera nombre a su ciudad. Todas las mujeres votaron por Atenea y todos los hombres por Poseidón. Ganó Atenea por un solo voto y Poseidón inundó la región. Para calmar la cólera de Poseidón desde entonces las mujeres dejaron de tener derecho al voto y los hijos no podrían tener nombres derivados del nombre de la madre.
Los mitos griegos clásicos cuentan que Atenea guio a Perseo en su cruzada para decapitar a Medusa. Enseñó a Heracles cómo despellejar al león de Nemea usando las propias garras del león para cortar su gruesa piel. También le ayudó a derrotar a los pájaros del Estínfalo y a navegar en el inframundo capturando a Cerbero. También fue quien ayudó a Heracles a matar a la hidra de Lerna.
En otra historia tardía se decía que la naturaleza astuta y perspicaz de Odiseo le ganó rápidamente el favor de Atenea, aunque en las épicas de tipo realista la diosa es confinada a ayudarle solo a distancia, como implantando pensamientos en su cabeza, durante su viaje de vuelta a casa desde Troya. No es hasta que llega a la playa de una isla en la que Nausícaa lava sus ropas cuando Atenea puede llegar a dar una ayuda más tangible. Se aparece en los sueños de Nausícaa para asegurar que la princesa rescate a Odiseo y le envíe finalmente a Ítaca. La propia diosa se aparece disfrazada a Odiseo tras su llegada. Inicialmente le miente diciéndole que su esposa Penélope se ha casado y que a él se le da por muerto, sin embargo Odiseo le miente a su vez, viendo a través de su disfraz. Complacida por su determinación y sagacidad, Atenea se le revela y le cuenta todo lo que necesita saber para recuperar su reino. Le disfraza como un anciano para que no sea descubierto por los pretendientes o por Penélope y le ayuda a derrotar a estos y a finalizar la subsiguiente disputa entre sus familiares.
En la Gigantomaquia ayudó a su padre y a Heracles con sus consejos, y también tomó parte activa en ella, pues enterró a Encélado bajo la isla de Sicilia y mató a Palas. En la guerra de Troya estuvo del lado de los más civilizados griegos, aunque en su regreso a casa les envió tormentas, por la manera en la que Ayante Locrio había tratado a Casandra en su templo.
En la fábula de los Argonautas es ella quien instruye a los constructores del primer barco, el Argo.
En un mito posterior, Medusa, quien a diferencia de sus dos hermanas gorgonas era imaginada por los griegos clásicos del siglo V mortal y extremadamente bella, fue violada por Poseidón en un templo de Atenea. Tras descubrir la profanación en su templo, la diosa transformó a Medusa para parecerse a sus hermanas como castigo. Su pelo se transformó en serpientes y tenía el poder de petrificar con la mirada.
Cuando Perseo decapitó a Medusa, sus hermanas Esteno y Euríale lloraron su muerte con lastimeros sonidos emitidos por las bocas de las serpientes que poblaban sus cabezas, y se decía que Atenea imitó tales sonidos con un junco, inventando así la flauta. Y en su escudo utiliza la cabeza de Medusa para su protección
La fábula de Aracne es una adición romana posterior al mito griego clásico, que por supuesto no aparece en el repertorio mítico de los pintores de vasijas áticas. El nombre de Aracne (αράχνη) significa simplemente ‘araña’. Era la hija de un famoso tintor en púrpura de Tiro de Hipaipa (Lidia). Aracne se volvió tan vanidosa de sus habilidades como tejedora que empezó a alardear de ser mejor que la propia Atenea.
Atenea le dio la oportunidad de redimirse asumiendo la forma de una anciana y advirtiendo a Aracne que no ofendiese a los dioses. Ésta se burló y deseó un concurso de tejido, para poder demostrar su habilidad. Atenea tejió la escena de su victoria sobre Poseidón que había inspirado su patronazgo de Atenas. Según la historia latina, el tapiz de Aracne mostraba veintiún episodios de infidelidad de los dioses: Zeus con Leda, con Europa, con Dánae, etcétera.
Incluso Atenea admitió que la obra de Aracne era perfecta, pero se enfureció por la irrespetuosa elección, que mostraba los errores y transgresiones de los dioses.
Enojada, destruyó el tapiz y el telar de Aracne golpeándolos con su lanza. Cuando Aracne advirtió el disparate, se ahorcó. En el relato de Ovidio, Atenea se apiadó de ella y la transformó en una araña.Esta fábula sugiere que el origen del arte de tejer está en la imitación de las arañas y que se consideraba que fue perfeccionado primero en Asia Menor.
Atenea tenía una relación especial con «Atenas», como demuestra la conexión etimológica de los nombres de la diosa y la ciudad, un nombre plural porque aludía al lugar donde presidía su hermandad, las Athenai, en tiempos anteriores: «Micenas era la ciudad donde la diosa era llamada Micena (Mykene), y Micenas es el nombre en plural para la hermandad femenidad que la asistía allí. En Tebas era llamada Teba, y el nombre de esa ciudad también es en plural. Similarmente, en Atenas era llamada Aten(e)a». Si su nombre aparece en minoico o no es una cuestión que tendrá que esperar a que se descifre el lineal A.
Günther Neumann ha sugerido que el nombre «Atenea» es posiblemente de origen lidio: puede ser una palabra compuesta derivada en parte del tirsénico ati, ‘madre’, y del nombre de la diosa madre hurrita Ḫannaḫanna,
abreviado en varios lugares como Ana. En la Grecia micénica, el teónimo A-ta-na-po-ti-ni-ja aparece una sola vez inscrito en las tablillas V 52 en lineal B de Cnosos de la «Habitación de las Tablillas del Carro» de la Segunda Era Tardía Minoica (según la cronología establecida por Arthur Evans). Aunque Athana potniya se traduce a menudo como ‘Señora Atenea’, significa literalmente ‘la potnia de At(h)ana’, que quizá signifique ‘la Señora de Atenas’. Cualquier relación con la ciudad de Atenas en la inscripción de Cnosos es incierta.
En su diálogo Crátilo, el filósofo griego Platón da la etimología del nombre de Atenea, a partir del punto de vista de los antiguos atenienses:
Así pues, para Platón su nombre procedía del griego Ἀθεονόα Atheonóa, que los griegos racionalizaron como la mente (nous) de la deidad (theos).
El historiador griego Heródoto señaló que los ciudadanos egipcios de Sais adoraban a una diosa cuyo nombre egipcio era Neit, y la identificaban con Atenea.
Algunos autores creen que Atenea desciende de una primitiva diosa ave. En el libro III de la Odisea, Atenea adopta la forma de un pigargo o águila marina. Estos autores arguyen que abandonó su máscara de ave antes de perder las alas. «Atenea, para el momento en que aparece en el arte,» señaló Harrison, «se había despojado completamente de su forma animal, reduciendo las formas de serpiente y pájaro que una vez tuvo a atributos, pero ocasionalmente sigue apareciendo con alas en vasijas pintadas de figuras negras.»
Una serie completa de fábulas y usos, pertenecientes especialmente a la religión ateniense, representa a Atenea como la ayudante y protectora de la agricultura, papel bajo el que se representa a la diosa como inventora del arado y el rastrillo. Creó el olivo, enseñó a la gente a uncir los bueyes para arar, cuidó de la cría de caballos e instruyó a los hombres en su doma con bridas, otra invención suya. Las dos deidades Erecteo y Erictonio, honradas en el Ática como poderes del fértil suelo, son sus hijos adoptivos. Los nombres de sus primeras sacerdotisas, las hijas de Cécrope, Aglauro, Pándroso y Herse, significan ‘aire brillante’, ‘rocío’ y ‘lluvia’, y son meras personificaciones de sus cualidades, de gran valor para el territorio ateniense.
Además de las invenciones relativas a la agricultura, también se le atribuían otras relacionadas con varios tipos de ciencia, industria y arte, y todos sus inventos no son del tipo que los hombres harían por azar o accidente, sino que requerían reflexión y meditación. Pueden señalarse la invención de los números, del carro y de la navegación. En la historia ateniense enseña a Erictonio a atar sus caballos al carro, y en la corintia enseña a Belerofonte a dominar a Pegaso. Respecto a todos los tipos de artes útiles, se creía que había familiarizado a los hombres con los medios e instrumentos que eran necesarios para practicarlas, como con el arte de producir fuego. También se creía que había inventado casi todos los tipos de trabajo en los que se empleaba a las mujeres, como el hilado y el tejido, y ella misma era diestra en ellos. Incluso en Homero todos los productos del arte femenino, se califican de «obras de Atenea». Muchos paladios (estatuas de Palas) llevaban un huso y una rueca en la mano izquierda. Su genio cubre el campo de la música y el baile: fue la inventora de la flauta y la trompeta, así como de la danza de guerra pírrica, de la que se decía que fue su ejecutora más antigua, en la celebración de la victoria de los dioses sobre los Gigantes. En suma, Atenea y Hefesto fueron los grandes patrones de artes tanto útiles como elegantes. Por ello se la llamaba Ergane, y los autores posteriores la hicieron diosa de toda la sabiduría, el conocimiento y el arte, y la representaron sentada a la derecha de su padre Zeus y apoyándole con sus consejos.
Como todas las demás deidades que se suponía que dispensaban las bendiciones de la naturaleza, es la protectora del crecimiento de los niños, y como diosa del cielo claro y el aire puro, otorga salud y aleja la enfermedad. Más aún, en Atenas era una deidad patrona del estado y la protectora (con Zeus) de las fratrías y las casas que formaban la base del estado. En Atenas y Esparta protegía las asambleas populares y deliberativas. En los demás sitios presidía sobre las mayores uniones de gente. También mantenía la autoridad de la ley, la justicia y el orden, en las cortes y la asamblea del pueblo. Esta noción era tan antigua como los poemas homéricos, en los que se describe a Atenea ayudando a Odiseo contra la conducta sin leyes de los pretendientes. Se creía que había instituido la antigua corte del Areópago, y en casos en los que los votos de los jueces estaban empatados, daba el decisivo en favor del acusado.
Atenea promocionaba la prosperidad interna del estado, al fomentar la agricultura y la industria y al mantener la ley y el orden en todas las transacciones públicas, y de la misma forma también lo protegía de los enemigos extranjeros, y así asumía el carácter de una deidad de la guerra, aunque en un sentido muy diferente al de Ares, Eris o Enio. Según Homero ni siquiera llevaba armas, sino que las tomaba prestadas de Zeus, guardaba a los hombres de la masacre cuando la prudencia lo requería, y repelía el salvaje amor por la guerra de Ares, conquistándolo. Atenea no ama la guerra por sí misma, sino solo por las ventajas que ganaba el estado al emprenderla, y por tanto solo apoya aquellas empresas bélicas que se iniciaban con prudencia y que probablemente arrojaran resultados favorables. En época de guerra, las ciudades, fortalezas y puertos quedan bajo su especial protección.
Como diosa prudente de la guerra también era la protectora de todos los héroes que se distinguieron por su prudencia y buenos consejos, así como por su fuerza y valor, como Heracles, Perseo, Belerofonte, Aquiles, Jasón, Diomedes y Odiseo. Como diosa de la guerra y protectora de los héroes, Atenea suele aparecer con armadura, con la égida y una vara dorada, con la que otorga a sus favoritos juventud y majestad.
Atenea fue adorada en todas las partes de Grecia, sugiriendo su relación con Tritón que sus lugares de culto más antiguo en Grecia se ubican en las riberas de este río beocio, que desembocaba en el lago Copais, y donde había dos antiguas ciudades pelasgas, Atenas y Eleusis, que fueron según la tradición tragadas por el lago. Desde allí su culto fue llevado en un periodo muy antiguo por los minias al Ática, Libia y otros países. En Atenas se convirtió en la gran divinidad nacional de la ciudad y el país, y más tarde fue considerada por los atenienses la ϑεὰ σώτειρα, ὑγίεια, παιωνία (“diosa dadora de salvación, salud y preservación”), estándole consagrada la serpiente, el símbolo de la renovación perpetua. En Lindos (Rodas) su culto era igualmente muy antiguo, siendo adorada como la diosa que ayudó a Danio a construir el primer barco de cincuenta remos. Entre las cosas que le estaban consagradas puede mencionarse también el mochuelo (muchas veces traducido con el nombre genérico de ‘lechuza’), el gallo y el olivo, que se decía que había creado en su concurso con Poseidón por la posesión del Ática. En Corone (Mesenia), su estatua llevaba una corneja en la mano.
Los sacrificios que se ofrecían a Atenea consistían en toros, de donde probablemente obtuvo el epíteto de Tauróbolo (ταυροϐόλος), corderos y vacas. Eustacio señala que solo se le sacrificaban hembras, con excepción de los corderos. En Ilión se decía que se le sacrificaban doncellas o niños locrios cada año como expiación por el crimen cometido por Ayante Locrio con Casandra, y la Suda, un texto bizantino del siglo X, afirma que estos sacrificios siguieron ofreciéndosele hasta el 346 a. C.
En el Ática se celebraban varios festivales haciendo referencia al papel de Atenea como protectora de la agricultura: las Calinterias y Plinterias, las Esciroforias, las Arreforias o Herseforias y las Oscoforias, que eran comunes a Atenea y Dioniso. Incluso la fiesta principal, las Panateneas, fue originalmente una fiesta de la cosecha. La siembra se abría en con tres servicios sagrados del arado. De estos, dos eran en honor de Atenea como inventora del arado, mientras el tercero se celebraba en honor de Deméter. Al comienzo de la primavera se le daban gracias por anticipado (προχαριστήρια) por la protección que iba a proporcionar a los campos. Es significativo que la presentación del peplo o manto, la principal ofrenda de la celebración, tuviese lugar en la temporada de siembra.
Era adorada en las Calceas (o fiesta de los herreros) como señora y protectora de las artes y la artesanía. El festival de la Apaturia hacía una referencia directa al carácter de la diosa como protectora del estado. El festival de Atenea Itonia en Coronea era una fiesta confederada de toda Beocia. Fue adorada con Erecteo en el templo bautizado en su honor (el Erecteión), el santuario más antiguo de la acrópolis de Atenas.
El epíteto homérico más común para Atenea, glaucopis ("γλαυκῶπις"), suele traducirse como ‘de ojos brillantes’ y es una combinación de γλαύκος glaukos (‘brillante’, ‘plateado’, y posteriormente ‘garzo’ o ‘gris’) y ὤψ ôps (‘ojo’, o a veces ‘cara’). Es interesante advertir que γλαῦξ glaux, ‘mochuelo’, tiene la misma raíz, presumiblemente por sus característicos ojos.
En la Ilíada, en los himnos homéricos y en la Teogonía de Hesíodo, Atenea recibe el curioso epíteto de Tritogenia, cuyo significado exacto no está claro. Parece significar «nacida de Tritón», indicando quizás que este dios marino era su padre según algunos antiguos mitos, o menos probablemente que nació cerca del lago Tritón en África. Otros derivan este epíteto de una antigua palabra cretense, eólica o beocia, τριτώ, que significa ‘cabeza’, por lo que el epíteto sería ‘nacida de la cabeza’, y otros creen que tenía la intención de conmemorar la circunstancia de haber nacido en el tercer día del mes (‘nacida tercera’).
Atenea fue equiparada a menudo con Afea (Αφαία), una diosa local de la isla de Egina, ubicada cerca de Atenas, tras quedar bajo el control de esta. El historiador griego Plutarco también alude a un ejemplo durante la construcción de Partenón en la que fue llamada Higía (Ὑγεία Hygeía, ‘saludable’):
Otros epítetos son:
Atenea fue representada en obras de arte con frecuencia, pero fue Fidias quien estableció su tipo ideal en tres estatuas, las más famosas, erigidas en la Acrópolis de Atenas:
Se conservan un gran número de representaciones de Atenea en estatuas, bustos colosales, relieves, monedas y vasijas pintadas. Entre los atributos que caracterizan a la diosa en estas obras de arte están:
Su atuendo suele ser la túnica espartana sin mangas, sobre la que viste una túnica, el peplo o, aunque raramente, la clámide. La expresión general de su figura es meditabunda y seria, su cara es más ovalada que redonda, su pelo es rico y generalmente peinado hacia atrás sobre las sienes, flotando libremente por detrás. La figura completa es majestuosa, y más fuerte que esbelta: las caderas son pequeñas y los hombros anchos, de forma que en conjunto recuerda de algún modo una figura masculina.
En anteriores retratos arcaicos de Atenea sobre vasijas pintadas, la diosa conserva parte de su carácter minoico-micénico, como las grandes alas de pájaro, pero esto no es cierto en esculturas arcaicas como las de Atenea Afea, donde subsumió a una diosa anterior invisiblemente numinosa, Afea, con relaciones cretenses en sus mitos.
La Atenea pensativa es un relieve fechado sobre el 460 a. C. que representa a una Atenea cansada descansando sobre una vara.
La figura de Atenea aparece en la mayoría de los edificios de gobierno y parlamentos de América y Europa, como así también en muchos escudos y monedas, representando la protección, generalmente representada con su lanza, el escudo, y una boina frigia.
Es el tema de la moneda conmemorativa 1915-S Panamá-Pacífico de 50 dólares. Con 2,5 onzas troy (78 g) de oro, es la mayor moneda (en peso) jamás acuñada por los Estados Unidos. Fue la primera moneda de 50 dólares acuñada y no se produjo ninguna mayor hasta las monedas de platino de 100 dólares de 1997. Por supuesto, en términos de valor nominal ajustado, la de 1915 es la mayor denominación jamás emitida por Estados Unidos.
Un busto de la diosa, representado de perfil, es el elemento central de la versión actual del escudo de Atenas. Este emblema posee el diseño característico de un sello.
Durante aproximadamente un siglo se ha erigido una réplica a tamaño real del Partenón en Nashville (Tennesse, Estados Unidos), ciudad conocida como la Atenas del Sur. En 1990, se añadió una gran réplica de la estatua de la diosa de Fidias, de unos 12,5 m de alto y dorada. El sello de California incluye una imagen de Atenea sentada junto a un oso pardo.
Una estatua del pensador escéptico Ernest Renan provocó una gran controversia cuando fue instalada en Tréguier (Bretaña). La biografía de Jesús escrita por Renan en 1862 había negado su divinidad, y había escrito la Oración en la Acrópolis dirigida a la diosa Atenea. La estatua fue ubicada junto a la catedral, con la cabeza de Renan mirando en otra dirección mientras Atenea, a su lado, levanta el brazo como si desafiase al edificio. La instalación fue acompañada de una masiva protesta de los católicos locales y un servicio religioso contra el crecimiento del escepticismo y el secularismo.
En el manga japonés de Saint Seiya (1985), la diosa gira en torno a las encarnaciones que se desarrollan en su narrativa y por el cual es defendida por sus guerreros, siendo Saori Kido su actual depositaria.
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