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Pueblos originarios chilenos



Los pueblos indígenas o pueblos originarios en Chile[1]​ son los pueblos y culturas que han habitado el actual territorio de ese país desde antes de la llegada de colonizadores europeos, ocurrida progresivamente desde el siglo XVI. Corresponden a diferentes pueblos amerindios, además de un pueblo de origen polinésico.

La presencia humana en el territorio chileno se puede acreditar al menos desde hace 14 500 años a. C., fecha en que se datan los restos arqueológicos de Monte Verde.[2]​ Desde ese entonces, diversos pueblos habitaron el territorio chileno durante la época precolombina y se estima que más de un millón de personas habitaban el país previo a la conquista de Chile por colonizadores españoles.[3]

La colonización europea afectó fuertemente a la población indígena, las que sufrieron disminuciones irreversibles en su número. La mayoría de la población indígena falleció producto de guerras, introducción de nuevas enfermedades y genocidios. Conjuntamente, muchos indígenas sobrevivientes abandonaron su cultura y se integraron forzosamente a la cultura dominante. Algunos pueblos incluso desaparecieron en su totalidad.

Pese a ello, los pueblos indígenas aún mantienen relevancia en el país y 10 pueblos son reconocidos oficialmente por el Estado chileno. En el censo de 2017, 2 185 792 personas se declararon como indígenas, lo que correspondió al 12,8 % de la población total chilena.[4]​ El más numeroso grupo es el mapuche, seguido de los pueblos aymara, diaguita, atacameño o lickanantay, quechua, rapanui, colla, kawésqar, chango y yagán.[1]​ Un undécimo pueblo, el selknam, se encuentra en proceso de reconocimiento legal.[5][6]

Los integrantes de los pueblos indígenas se enfrentan a distintas formas de discriminación racial y social[7][8][9][10][11][12]​ y en promedio son más pobres[13][14][15]​ y tienen mayores tasas de desempleo y analfabetismo que el conjunto de la población chilena.[14]

El desarrollo de las diversas culturas humanas en el actual territorio de Chile no fue homogéneo. Los vestigios arqueológicos más antiguos se encuentran en Monte Verde, en la Región de Los Lagos, los cuales tienen una data aproximada ente el 14 500 y 18 500 años a. C.;[2][16]​ en tanto, en la zona norte los restos más antiguos datan de hace 12 000 años y en la zona central, 11 000 (en la antigua laguna de Tagua Tagua). Existen diversas teorías que explican el poblamiento de América, aunque las hipótesis más aceptadas corresponden a aquellas que indican un proceso migratorio desde Siberia hacia la parte más septentrional del continente, cruzando el paso de Beringia; esas migraciones habrían avanzado por el continente americano, poblándolo de forma progresiva.

En el caso de la isla de Pascua, se estima que el poblamiento de ésta fue un proceso mucho más tardío. La hipótesis más aceptada apunta a una migración oceánica por parte de pueblos polinésicos —probablemente, desde las islas Marquesas— que se habría asentado en la isla hacia el año 1000 de la era actual.[17]​ Algunas teorías han señalado un posible origen americano del pueblo rapanui, sin mucha aceptación, mientras otras teorías indican la posibilidad de contacto entre el pueblo rapanui y las comunidades indígenas del Chile continental.[17]

Los diferentes pueblos indígenas se desarrollaron de forma independiente, adaptando su cultura a las variadas características de la geografía chilena. En el norte, los pueblos que se desarrollaron a lo largo de la costa —como los chinchorro y los changos— fueron pueblos predominantemente pescadores y recolectores, mientras que aquellos de la meseta altiplánica desarrollaron culturas más sedentarias y agrícolas, influenciadas por otras civilizaciones como la cultura tiahuanaco. En el Norte Chico y la zona centronorte, se desarrollaron pueblos agroalfareros como la cultura El Molle y la Aconcagua. En la zona sur, se establecieron diferentes culturas que compartían la lengua mapuche y que tenían características agrícolas, ganaderas, cazaderas y recolectoras, dependiendo de la ubicación. En el extremo sur, en tanto, se desarrollaron culturas pesqueras a lo largo de los canales australes —como los pueblos chono, yagán, selknam y kawésqar— que destacaban por su manejo de las canoas, mientras en las planicies patagónicas dominaron los pueblos tehuelches o aonikenk y los selknam, orientados preferentemente a la caza.

Hacia mediados del siglo XV, la expansión del Imperio incaico hacia el sur fue un hito clave en el desarrollo indígena en el territorio chileno. Varios pueblos del norte de Chile, incluyendo los reinos aimaras del Altiplano, fueron sometidos por el imperio. Hacia el centro del país, sin embargo, el avance incaico fue detenido por los pueblos promaucaes a la altura del río Maule. La presencia incásica tuvo una gran influencia, tanto en los pueblos sometidos como en aquellos pueblos de habla mapuche —también conocido como picunches— que se mantuvieron libres. Los incas instalaron mitimaes y construyeron pucarás como formas de asegurar los territorios conquistados. Algunos estudios recientes indican que incluso habrían establecido un centro administrativo importante del Tahuantinsuyo y nudo vial del Camino del Inca en el valle del Mapocho, en lo que actualmente es Santiago de Chile.[18]

Tras la conquista del Imperio incaico, las tropas de Francisco Pizarro incorporaron rápidamente el territorio del Norte Grande chileno al dominio colonial español, pasando a formar parte del Virreinato del Perú. En la décadas siguientes, las expediciones de Diego de Almagro (1535-1537) y Pedro de Valdivia darían inicio a la Conquista de Chile, enfrentándose directamente con varios pueblos indígenas que habitaban el Valle central chileno. El enfrentamiento con los diferentes grupos mapuches dio origen a la Guerra de Arauco, que duraría más de cuatro siglos con diferentes grados de belicosidad.

Luego de décadas de enfrentamiento con tribus mapuches, el dominio español se consolidó hasta el río Biobío (que se convirtió así en «la Frontera») tras la rebelión mapuche de 1598, aunque algunos enclaves se establecieron más al sur, principalmente en Valdivia y Chiloé. En las zonas bajo dominio español, los pueblos indígenas fueron sometidos y desplazados, estableciendo «pueblos de indios». Si bien legalmente eran considerados como «vasallos libres de la Corona», no tenían los mismos derechos que los ciudadanos de origen europeo. Los pueblos indígenas sufrieron la pérdida de hasta el 80 % de su población producto de los enfrentamientos armados, las nuevas enfermedades importadas desde Europa y la explotación que sufrían en las diferentes encomiendas establecidas en el territorio.[19]​ Aun cuando la sociedad colonial mantenía un estricto sistema de castas, durante los tres siglos de dominio español se produjo el mestizaje entre indígenas y españoles, que con el paso de los años se convertiría en el principal grupo étnico en número del país.

En el territorio no sometido por los españoles, los grupos indígenas mantuvieron su libertad, pero se vieron ampliamente influenciados por éstos. Varios grupos de misioneros convirtieron a pueblos indígenas al catolicismo, se mantuvieron relaciones comerciales e incluso se lograron acuerdos diplomáticos. Durante la época colonial, las relaciones entre los colonizadores y los indígenas —principalmente mapuches— fluctuaron desde estados de alta beligerancia hasta períodos de paz luego de la realización de parlamentos entre ambas partes.

El proceso de independencia de Chile fue ambivalente respecto a la situación de los pueblos indígenas.[20]​ Los principales líderes de la Independencia manifestaron en reiteradas ocasiones su interés en el pueblo mapuche como representación de la resistencia al dominio español e incluso los símbolos originales del nuevo Estado tenían inspiraciones en la iconografía indígena. Sin embargo, en muchas ocasiones los grupos indígenas llegaron a alinearse con las tropas españolas y se enfrentaron a los batallones independentistas —en la llamada Guerra a muerte—. Tras la victoria de las milicias republicanas, se celebró el Parlamento de Tapihue en 1825 que estableció relaciones entre el nuevo Estado y tribus mapuches, reconociendo la independencia de éstos al sur del Biobío.

En las décadas posteriores, sin embargo, el Estado chileno avanzaría en la incorporación progresiva de los territorios bajo dominio indígena. A mediados del siglo XIX, se promovió desde el Estado la colonización de Valdivia, Osorno y Llanquihue por inmigrantes europeos (principalmente alemanes) y el resto del territorio fue sometido en la Ocupación de la Araucanía, llevada a cabo entre 1861 y 1863. Gran parte de la población mapuche fue desplazada a reducciones indígenas y se les designaron mercedes de tierra, usualmente poco fértiles o de clima inadecuado para el desarrollo económico.

Con la expansión del territorio chileno hacia la Patagonia, hacia fines del siglo XIX fueron sometidos los pueblos indígenas que habitaban sus canales y pampas. Tras la fundación de Punta Arenas en 1848 y el establecimiento de otros asentamientos en la región de Magallanes en los años siguientes, los pueblos patagónicos comenzaron a ser perseguidos por el deseo de ampliar las zonas para explotación ganadera y el descubrimiento de yacimientos de oro en Tierra del Fuego. El caso más destacado fue el genocidio selknam que prácticamente acabó con dicha población; aquellos que lograron sobrevivir lo hicieron principalmente en las misiones salesianas localizadas en la isla Dawson a costa de la pérdida de su identidad indígena.[21]

En el caso de la isla de Pascua, ésta fue anexionada a la República de Chile en 1888. La incorporación detuvo la esclavización de los habitantes rapanui por expediciones extranjeras y que diezmaron a la población originaria en el siglo XIX. Sin embargo, la isla se mantuvo bajo una administración especial, quedando sus habitantes sin tener derechos de ciudadanía y la administración en manos de una compañía explotadora ganadera. Tras varias revueltas del pueblo rapanui, recién en 1952 la isla pasó a depender de la Armada de Chile y en 1964 se promulgó la Ley Pascua que entregó, por primera vez, igualdad de derechos a los habitantes de la isla y la incorporó a la administración nacional.

Durante el siglo XX, si bien los pueblos indígenas tenían igualdad de derechos desde el punto de vista legal, la situación de desplazamiento y despojo realizado en los siglos previos dejaron a sus habitantes en un alto nivel de vulnerabilidad, presentando mayores indicadores de pobreza, analfabetismo y precaridad que el resto de la población nacional. Al igual que otros grupos vulnerables desde mediados del siglo XX, muchos indígenas se desplazaron desde sus comunidades a las principales urbes, lo que acrecentó la aculturación de dichos pueblos.

La promoción del desarrollo de la población indígena se realizó tímidamente por parte del Estado. Algunos movimientos indigenistas, como la Sociedad Caupolicán y la Corporación Araucana, se crearon para levantar algunas demandas del pueblo mapuche y algunos de sus representantes participaron de la institucionalidad chilena: en 1924, Francisco Melivilu se convirtió en el primer diputado indígena electo, mientras en 1952 Venancio Coñuepán fue el primer ministro de origen indígena. El segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo instauró en 1953 la Dirección de Asuntos Indígenas (DASIN), la primera institución orientada a la promoción de los pueblos indígenas. El gobierno de Salvador Allende instauró el Instituto de Desarrollo Indígena (IDI) en 1972.[22]​ Sin embargo, estos tímidos avances fueron revertidos durante la dictadura de Augusto Pinochet, que abolió toda la institucionalidad indígena existente hasta la fecha y retrocedió en la cesión de tierras que habían ocurrido como parte de la reforma agraria de las décadas previas.[23]

Tras el retorno a la democracia en 1990, el Estado chileno ha avanzado —con diferentes resultados— en el reconocimiento de los pueblos indígenas. Dentro de los hitos más destacados se encuentra la creación de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena en 1992, la aprobación de la ley n.º 19253 (Ley Indígena) en 1993 y la ratificación del Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en 2009.[24]​ En esta época también se rearticularon los movimientos indígenas, surgiendo varios grupos de reivindicación de los derechos de sus pueblos, como el Consejo de Todas las Tierras. A su vez, el llamado conflicto mapuche alcanzó mayor relevancia en la discusión pública especialmente tras diversos actos de violencia, las acusaciones de violaciones a los derechos humanos por parte del Estado chileno y la aplicación de leyes antiterroristas.

El estallido social de 2019 se convirtió en un hito relevante en la relación de los pueblos indígenas con la sociedad chilena. Varios grupos indígenas participaron activamente en las manifestaciones y muchas de sus demandas fueron incorporadas en los reclamos ciudadanos.[25][26]​ Producto de la discusión sobre la conformación de una Convención Constituyente, el Congreso Nacional aceptó la creación de escaños reservados para los diez pueblos indígenas reconocidos oficialmente. En la elección realizada en mayo de 2021, 17 convencionales indígenas fueron electos a nivel nacional y la lingüista mapuche Elisa Loncón fue electa como presidenta de la Convención.[27]

Debido a la ausencia de registros históricos, es difícil estimar la población existente en el actual territorio de Chile previo a la colonización española. En general se señala que la población indígena estaría entorno al millón de habitantes, aunque las estimaciones varían entre los 450 000 y 1 500 000 personas.[28]​ Durante la época colonial, la administración de la Capitanía General de Chile mantuvo diversos registro de sus habitantes, lo que ha ayudado a realizar algunas estimaciones respecto a la población del país y su división por las principales castas existentes en la época. El filólogo Ángel Rosenblat realizó estimaciones que mostraron que el territorio colonial[n 1]​ se mantuvo una población estable en torno a los 600 000 habitantes; sin embargo, la participación indígena en dicha población cayó de un 94 % hacia 1570 a un 58 % hacia el 1800.[28]

Tras la independencia, los censos se volvieron regulares desde el comienzo del nuevo Estado chileno. Sin embargo, la cuantificación de indígenas no se realizó de forma sistemática. A fines del siglo XIX se realizaron «censos de indios» para contar a la población indígena, restringidos exclusivamente a la zona de la Araucanía y, por ende, dejando fuera a los pueblos indígenas no mapuches.[29]​ En 1875 se contabilizaron entre 50 000 y 60 000 indígenas que mantenían su cultura “sin sujeción inmediata a las autoridades del país”, dentro de los que se consideraban “tribus araucanas (muluches, telvinches, lauquenches i huilliches), los chonos, patagones i fueguinos”.[30]

El censo de 1907 fue el primer censo regular que incorporó esta categoría, aunque se aplicó únicamente entre las provincias de Arauco y Llanquihue; en dicha ocasión, se determinaron 101 118 indígenas, correspondientes al 3,12 % de la población total del país en ese año.[31][29]​ En el censo de 1930 se consideraron únicamente los mapuches (bajo la denominación de “araucanos”) en reducciones indígenas, que totalizaron 98 703. El censo de 1952 fue el primero en considerar este criterio a nivel nacional y el primero en utilizar la autoadscripción de las personas a un pueblo indígena; sin embargo, sólo se levantó la información sobre el pueblo mapuche.[29]

La contabilización demográfica de personas indígenas sólo se retomaría en el censo de 1992, donde se incorporaron por primera vez los pueblos diferentes aymara y rapanui. Para el censo de 2002, se diferenciaron en las estadísticas los ocho pueblos indígenas reconocidos oficialmente hasta la fecha.[32]​ En el siguiente censo, realizado en 2012, se incorporó el pueblo diaguita —que había sido reconocido oficialmente en mayo de 2008— y permitió la identificación como perteneciente a «Otros pueblos».[33]

Además de los censos, la encuesta Casen también ha caracterizado el número de personas que se identifican como pertenecientes a los pueblos indígenas. Según este instrumento, el número de personas que se identifica como perteneciente a uno de los pueblos reconocidos legalmente ha estado consistentemente al alza desde la incorporación de este dato en 2006. En el último instrumento evaluado, en 2017, el 9,5% de la población se identificó como indígena.

La mayor concentración de personas indígenas en Chile se encuentra en la zona norte y la zona sur del país, siendo la Región de La Araucanía la que posee la mayor proporción de habitantes que se declaran como indígena (un 34,3% de su población), seguida por la Región de Arica y Parinacota (33,5%). La zona central del país, pese a tener la mayor población indígena en cantidad, es la que tiene menor proporción, siendo la Región del Ñuble la que tiene menor porcentaje, con un 4,8% de población indígena según el último censo. La Región Metropolitana de Santiago, donde se concentra la mayor población a nivel nacional, es también la región con más habitantes indígenas, 685.403, que corresponden al 9,9% de la población regional.

El pueblo mapuche es el principal grupo indígena en 11 de las 16 regiones que componen Chile —desde la Región de Valparaíso al sur—. Incluso, en las regiones del norte de Chile donde su presencia no es mayoritaria, más del 3% de la población residente se identifica con este pueblo. A nivel comunal, la mayor presencia es en Alto Biobío, donde un 84,7% de sus habitantes se identifican como mapuche.

En el norte del país, el principal grupo son los aymaras, que componen entre el 15% y 27% de la población de las regiones de Arica y Parinacota y de Tarapacá. En la Región de Antofagasta, un 4% de su población se identifica como atacameña, seguida por mapuche (3%), aymara (2,2%) y quechua (4,31%), la mayor concentración de este pueblo a nivel regional. Los diaguitas, en tanto, son el principal grupo en las regiones de Atacama y Coquimbo, teniendo la mayor concentración en la comuna de Alto del Carmen (49,7%). En Atacama, además, destaca una importante población colla, equivalente al 5% de la población regional.

En el resto de las regiones, la presencia de otros pueblos se concentra en pequeños territorios. Los rapanui conforman el 47% de la población en la Isla de Pascua. En la zona austral, el pueblo kawésqar alcanza el 0,58% de la población de la Región de Magallanes, mientras el pueblo yagán llega al 0,19% de esta región.

Según estudios genéticos, ya no existen poblaciones indígenas puras en el país.[40]

Como aymaras son conocidas varias comunidades, que tienen (o tuvieron) este idioma en común, emplazadas en el occidente de Bolivia, el sur del Perú y el norte de Chile. Según el censo de 2002, en Chile, los aymaras suman 48 501 personas, mientras que en total su número se estima en 1,6 millones de personas. Sus comunidades se emplazan preferentemente en el altiplano de las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá, en zonas que van desde Visviri y Putre, hasta Quillagua, la comunidad aimara más austral en Chile, en la Región de Antofagasta.

Su idioma es el aimara, aunque la mayor parte de ellos habla castellano. En los últimos años la población aimara ha experimentado migraciones hacia las grandes ciudades del norte (Arica, Iquique y Antofagasta) y hacia Santiago, en busca de fuentes laborales.

Los quechuas son un grupo de etnias que habitan en la cordillera de los Andes, que comparten el uso de las lenguas quechuas. Existen etnias hablantes de lenguas quechuas en el noroeste de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.

Habrían llegado al actual territorio chileno a mediados del siglo XV, en lo que fue la expansión de los pueblos lípez, del sur boliviano, para ocupar, en la actualidad, el territorio de la comuna de Ollagüe y el sector más cordillerano del río Loa. De acuerdo al censo de 2002, en Chile vivirían poco más de 6000 quechuas, considerando solo aquellas personas de nacionalidad chilena que declaran su pertenencia a un pueblo indígena. El número de quechuas procedentes de otros países no se conoce.

Los atacameños son un pueblo originario que habita en los valles y quebradas de la Provincia de El Loa en la Región de Antofagasta. Según el censo de 2002, su número alcanza las 21 015 personas.

Los Collas son un pueblo indígena ubicado en algunos valles y quebradas cordilleranas del norte Chico de Chile y el Noroeste argentino de Argentina. Se trata de un pueblo de hábitos trashumantes, con conocimientos en medicina natural en el ámbito físico y espiritual, el cual para el caso chileno, ha sido habitante hasta la actualidad de la puna de Atacama, y quebradas de la provincia de Copiapó, y Chañaral. Las comunidades hoy existentes se distribuyen a lo largo del valle de Copiapó, y las quebradas de Paipote, Yaite, Carrizalillo, Lomas Bayas, Jorquera, entre otras.

Los diaguitas se hallaban más al sur que los atacameños, se trata de una rama suboccidental, estos consiguieron desarrollar la agricultura, sirviéndose de un sistema de riego que aprovechaba las terrazas escalonadas excavadas en las laderas, donde cultivaban maíz, papas y calabazas.

Conformada por los rapanui o pascuenses. Habitan la Isla de Pascua desde hace aproximadamente unos 1200 años, isla a la que llegaron desde otras islas de la Polinesia. Isla de Pascua está situada en el continente de Oceanía, a 3760 kilómetros de la costa del continente Sudamericano a la altura de la ciudad de Caldera. Es Patrimonio de la Humanidad y Santuario de la Naturaleza.

Esta isla, de clara tradición polinésica, fue incorporada a Chile el año 1888 mediante un tratado de anexión entre el ariki (rey) Atamu Takena y el capitán chileno Policarpo Toro. Recién en 1966, los rapanui fueron considerados ciudadanos chilenos. Habitantes 7,750

Los mapuches o araucanos, eran la etnia más numerosa a la llegada de los españoles, alrededor de 1 000 000 de personas, y continúa siendo la más numerosa, según el censo de 2002 hay 604 349 mapuches. Habitaban desde el Río Limarí hasta las islas del archipiélago de Chiloé. Según su ubicación geográfica los historiadores chilenos los denominan picunches o gente del norte, hoy desaparecidos como pueblo por su mestizaje con los colonizadores europeos, lo cual dio lugar a la población chilena del valle central; huilliches o gente del sur; mapuches propiamente tales, quienes forman el grupo más numeroso de población mapuche; lafkenches o gente de la costa y los pehuenches o gente del pehuén.

Las familias extendidas mapuches, así como las comunidades surgidas a partir de las reducciones reciben el nombre de lof. Varios lof formaban grupos de familias o clanes llamados rehues, y varios rehues conformaban comarcas llamadas aillarehues.[cita requerida]

Los yaganes o yámanas habitaron desde el canal Beagle hasta el Cabo de Hornos desde hace unos 6000 años.[41]​ Hoy están casi extintos. Son el pueblo indígena aún existente más austral del mundo.

Los kawésqar o alacalufes habitaron los canales patagónicos desde el golfo de Penas hasta el estrecho de Magallanes desde hace unos 6000 años.[41]​ Hoy en vías de extinción.

Su idioma es el kawésqar, una lengua aislada, y el nombre con el que ellos se autodenominan. En su idioma, esta palabra significa 'persona' o 'ser humano'.

Los changos fueron un pueblo pescador que habitó las costas desde la actual Región de Antofagasta hasta la zona central. Para pescar usaban balsas de cuero de lobo marino infladas que unían con fuertes ligaduras y sostenidas con tablillas de madera.

Si bien algunos historiadores señalan que se habrían extinguido a principios del Siglo XVIII, otros sostienen que sus últimos asentamientos sobrevivieron hacia la década de 1890 en la zona de la caleta Paposo, al sur de Antofagasta.

Otros grupos indígenas desaparecieron por la aculturación y la absorción misma resultante del mestizaje, como los pueblos aonikenk, caucahue, chango, chono, cunco y picunche, mientras que un elevado número de selknam desapareció por el exterminio que los colonizadores de Tierra del Fuego llevaron a cabo a comienzos del siglo XX. Otros factores que contribuyeron a su extinción fueron las enfermedades contraídas del hombre blanco, especialmente la viruela, y el alcoholismo.

Picunches (mapudungun: pikun che, "gente del norte"), es el nombre usado para referirse a los grupos prehispánicos de lengua mapuche que habitaban el Valle Central entre los ríos Aconcagua e Itata. Eran denominados de distintas formas de acuerdo a su localización geográfica. Su desaparición se debe al mestizaje con la población hispánica y la consecuente aculturación. La población chilena desciende en su mayoría de mujeres picunches y varones españoles de los siglos XVI y XVII.

Los picunches se instalaban en grupos de aproximadamente 300 personas, en pequeñas aldeas. En cada casa que tenían, vivían unas 30 personas, entre el padre, las esposas, los hijos, y otros familiares directos (su unidad básica era la familia). Sus costumbres establecían que los hombres mandaban o dirigían; la máxima autoridad era el padre y luego el hijo mayor. Solo en caso de emergencia, en especial si ocurría una guerra, había un jefe que lideraba a los demás, el cacique.

En diversas áreas alcanzaron un mayor desarrollo que los Mapuches, producto de su contacto con los Diaguitas, y posteriormente con los Incas. Los picunches fabricaron su propia cerámica: vasijas, jarros y fuentes, todo ello en greda, y también sus herramientas para trabajar la tierra, además de otros instrumentos de uso diario, como pipas y piedras para moler el maíz.

Los chiquillanes (o chiquiyanes) fueron un pueblo indígena nómada montañés que habitaba la zona central del actual territorio de Chile en la zona cordillerana, entre Los Andes y Chillán y en la provincia argentina de Mendoza. De cultura similar a la de los tehuelches y otros pueblos de las pampas, su subsistencia se basó en la caza de animales como los guanacos, ñandúes y pumas, entre otros. Vivían al norte de los pehuenches y entre los picunches y los huarpes. Se los supone parte de los puelches algarroberos, junto a los morcoyanes y a los oscoyanes, con quienes compartían idioma.

Puelche (del mapudungun: puelche, que significa "gente del este") es un nombre colectivo usado por los mapuches para diversos grupos "orientales", no necesariamente relacionados. Existen reportes esporádicos de su presencia en el actual territorio chileno, especialmente en los pasos cordilleranos. Se mencionan ataques puelches a los asentamientos españoles en el siglo XVI, así como alianzas entre puelches y mapuches. Los llamados puelches algarroberos eran un grupo nómade de Cuyo que se utilizaba el paso Pehuenche.[42]​ Se reporta presencia de "puelches" en la cordillera de la zona de Valdivia y más al sur,[43]​ a la latitud en que vivían los indígenas gününa küne al otro lado de los Andes.

Los cuncos son un pueblo de indígenas sedentarios, pertenecientes al grupo de pueblos mapuches, que habitaba las costas de Chile, desde Valdivia hasta el canal de Chacao, incluyéndose bajo esta denominación a veces a los habitantes de la porción norte de Chiloé y las islas aledañas. Hablaban la lengua mapudungun, común a todos los pueblos del conjunto mapuche. Su población a la llegada de los españoles se estima en 100 000 personas.

Se conoce como poya o ténesch a una parcialidad de los tehuelches septentrionales (gennakenk o günün-a-künna),[cita requerida] que habitaron a ambos lados de la cordillera de los Andes, en el actual territorio de las provincias chilenas de Llanquihue (en el sector cordillerano) y Palena y en el este y sur del lago Nahuel Huapi, en las provincias argentinas de Río Negro y del Chubut.

Chono es el nombre genérico[44]​ que se usa para designar a los grupos indígenas nómadas que habitaron las islas y canales entre el sur del archipiélago de Chiloé y la península de Taitao en la zona austral de Chile (Archipiélago de los Chonos), desde tiempos prehistóricos hasta fines del siglo XVIII o épocas más recientes. Eran nómadas y sus actividades principales eran la caza del lobo marino y la pesca, realizada por los hombres, y la recolección de algas y mariscos, realizada por las mujeres; también criaban animales, perros de acuerdo a los escritos de los cronistas, y con su pelo tejían toscos paños. Existe discusión acerca de la homogeneidad étnica de estos grupos y de su parentesco con los alacalufes o kawésqar de más al sur.[45]

Los caucahués eran uno de los pueblos canoeros de los canales patagónicos. Habitaban la costa continental del Golfo de Penas, se alimentaban principalmente de mariscos, pescados y carne. Fueron conocidos en 1620 por misioneros jesuitas de Chiloé.[cita requerida] En 1743, con ayuda de otros indígenas ya cristianizados, lograron trasladar a algunos caucahués a la isla Cailín en el sur del Chiloé, donde se creó una misión para todos los indígenas "neófitos" (recién cristianizados), quienes estaban exentos de la obligación de servir en encomiendas. Los últimos registros de caucahués datan de fines del siglo XVIII, pues en la misión de Cailín se mezclaron con los chonos y otros pueblos canoeros y sobre todo con mujeres huilliches.[46]

Los tehuelches, patagones o aónikenk son un pueblo indígena de la Patagonia que compartía varios rasgos culturales con otros grupos vecinos, aunque hablaban lenguas diferentes, algunas de las cuales estaban emparentadas entre sí. Por ello, a veces se usa el nombre "complejo tehuelche" para referirse a todos ellos. Habitaron la Patagonia Oriental (borde oriental de la Región de Aysén, ver mapa arriba) desde el provincia de Chubut hasta el Estrecho de Magallanes.[41]​ En Chile no hay tehuelches puros desde mediados del siglo XX, con algunos descendientes en la Región de Aysén, mientras que en la Argentina residen principalmente en la provincia de Chubut y provincia de Santa Cruz y unas cinco personas hablan el idioma tehuelche.

Los selk'nam u onas habitaron la Isla Grande de Tierra del Fuego, donde sus antepasados llegaron hace varios milenios.[41]​ Hoy están extintos en Chile, a causa del mestizaje y del genocidio perpetrado a fines del siglo XIX por ganaderos y aventureros. En la actualidad hay una comunidad indígena selknam en Argentina, la comunidad Rafaela lshton de Ushuaia, en la provincia de Tierra del Fuego. Los selknam aceptaban la poligamia, pero comúnmente tenían una sola esposa. Eran nómades con una economía de caza y recolección terrestre, complementada con lo que obtenían del trato con los kawésqar y yaganes, ambos nómades del mar. Su idioma está emparentado con el tehuelche meridional, pues ambos pertenecen al grupo de lenguas chon.



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