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Reinos cristianos peninsulares medievales



La Corona de Castilla mantuvo durante todo el Antiguo Régimen determinadas funciones en cada uno de los reinos, destacadamente el voto en Cortes: Reino de León (al que pertenecían tanto el Reino de Galicia como el Principado de Asturias -eran representados en las Cortes por Zamora y León respectivamente- y Extremadura), Reino de Castilla, Reino de Toledo, Reino de Jaén, Reino de Córdoba, Reino de Sevilla, Reino de Murcia y Reino de Granada; aparece demarcado el Señorío de Vizcaya (otras entidades sin denominación de reino y con distintas condiciones jurídicas y fiscales eran el condado de Álava y la provincia de Guipúzcoa -que con Vizcaya componían las provincias vascongadas o provincias exentas- y el Señorío de Molina). La Corona de Aragón mantenía un fuerte particularismo territorial, basado políticamente en pactismo y el mantenimiento de los fueros (suprimidos a principios del siglo XVIII con los Decretos de Nueva Planta, a excepción del derecho civil, penal y procesal). Se componía del Principado de Cataluña, el Reino de Aragón, el Reino de Mallorca y el Reino de Valencia. El Reino de Portugal perteneció a la Monarquía Hispánica entre 1580 y 1640. El Reino de Navarra fue anexionado a Castilla en 1512, pero se mantuvo institucionalmente separado y con sus fueros vigentes hasta la Edad Contemporánea.

La cronología de los reinos de la península ibérica lista la sucesión de entidades políticas antiguas, medievales, modernas y contemporáneas que, al estar gobernadas por monarcas, suelen recibir la denominación de "reino" en la historiografía, aunque sus denominaciones específicas, y los títulos de soberanía que tales gobernantes ostentaron fueron muy distintos a lo largo de la historia de España. La identificación de España con la península ibérica es un asunto polémico, siendo los términos Hispania o Iberia igualmente usados en la bibliografía.[1]

Muchos de entre los pueblos prerromanos mantuvieron formas estatales o proto-estatales, habitualmente con la figura de un rey, que podía o no ser un monarca hereditario, un primum inter pares o un líder guerrero elegido para la ocasión[cita requerida]. Las fuentes griegas dan nombre a reyes míticos de Tartessos, y las romanas citan algunos de los pueblos que denominaban genéricamente iberos, celtas o celtíberos, además de recoger extensamente sus denominaciones específicas.

La incorporación de la península ibérica al Imperio cartaginés e inmediatamente después al Imperio romano (II guerra púnica, siglo III a. C.) la convirtió en un espacio políticamente sometido y administrado en provincias romanas.

Las invasiones germánicas del siglo V destruyeron el vínculo imperial, que se sustituyó por los reinos germánicos (reino suevo de Braga y reino visigodo de Toledo), mientras que zonas del sur y este peninsular fueron recuperadas (Recuperatio Imperii) durante un cierto periodo por el Imperio bizantino de Justiniano I.

La conquista musulmana de la península ibérica del siglo VIII produjo la división del espacio peninsular entre la España musulmana (al-Ándalus, término también equivalente a los de "España", "Hispania", "Iberia" o "península ibérica") y los reinos cristianos medievales peninsulares o hispano-cristianos[2]​ surgidos a partir de los núcleos de resistencia cristiana en el norte. Estos, tras un proceso secular denominado Reconquista, terminaron por ocupar la totalidad del espacio peninsular en 1492. En ocho siglos, las conformaciones políticas de ambos espacios fueron extraordinariamente cambiantes, tanto entre los musulmanes (emirato y califato de Córdoba, reinos de taifas, integración en los imperios almorávide y almohade, reino nazarí de Granada) como entre los cristianos. El reino de Asturias se transformó en reino de León del que se separaron los condados de Portugal y de Castilla; el reino de Pamplona se transformó en el reino de Navarra, que con Sancho III el Mayor (primer tercio del siglo XI) controlaba Castilla (incluso, brevemente, León) y los condados pirenaicos de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. La división de todo ese conjunto entre sus herederos (dinastía Jimena) hizo surgir los reinos de mayor proyección posterior, Aragón y Castilla, que se unificaron respectivamente con el condado de Barcelona y con León. Su crecimiento (pactado desde el Tratado de Tudilén de 1151) dejó arrinconados al reino de Navarra y el condado de Urgel (el primero se mantuvo independiente hasta 1512 y el segundo hasta 1413).

La expresión "España de los cinco reinos", acuñada por Ramón Menéndez Pidal, describe ajustadamente la situación política durante la Baja Edad Media: coronas de Castilla y de Aragón, reinos de Portugal y de Navarra y emirato de Granada.

La Monarquía Hispánica se configuró a partir de la unión dinástica de los Reyes Católicos (1469), la conquista de Granada (1492) y de Navarra (1512); y la herencia imperial de Carlos V (denominado también Carlos I de España, 1516), que se transmitió desde Felipe II (1556) a los llamados Austrias de Madrid. Durante un periodo de sesenta años (1580-1640) el reino de Portugal formó parte de esa Monarquía o Imperio español. La conversión del modelo Habsburgo de monarquía autoritaria en una monarquía absoluta de modelo borbónico se produjo con el cambio dinástico de 1700 y la Guerra de Sucesión. Con la cesión de Gibraltar en el tratado de Utrecht (1713) el Reino Unido se sumó a las otras tres monarquías con soberanía en alguna parte de la península (España, Portugal y Francia –cuyo rey ejercía el co-principado de Andorra junto al obispo de Urgel–).

Durante la mayor parte de la historia contemporánea de España han reinado los Borbones, excepto en los periodos de la guerra de Independencia (1808-1814), el sexenio democrático (1868-1874), la Segunda República Española (1931-1939) y el franquismo (1939-1975). En Portugal la dinastía de Braganza ocupó el trono desde 1640 hasta que el último rey fue depuesto en 1910. La Constitución portuguesa de 1976 define a Portugal como una República soberana (art. 1). La Constitución española de 1978 establece que La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria (art. 2), define al rey como Jefe del Estado (art. 56.1) y, en cuanto a sus títulos, el artículo 56.2 indica: Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.

Los pueblos germánicos adoptaron el título romano de rex (que los emperadores romanos evitaron para mantener la ficción jurídica del predominio de las instituciones republicanas), aunque la denominación del cargo de su jefatura máxima era kuningaz (o king) en sus lenguas. Los gobernantes de al-Ándalus utilizaron los títulos de valí, emir, califa o sultán, denominaciones que implican diferentes matices de significado civil y religioso.

La utilización de uno u otro título de soberanía por los gobernantes de los territorios cristianos medievales dependió de las circunstancias históricas. Inicialmente solo los asturianos utilizaban el título de rey. Al basar su legitimidad en la fundación carolingia, los gobernantes de los núcleos orientales utilizaron inicialmente el título de conde (Pamplona, Aragón, Sobrarbe, Ribagorza y los catalanes). Ese mismo ostentaron los primeros gobernantes independientes de los territorios independizados del reino de León (Castilla y Portugal). El paso para titularse "reyes" dependió de la propia voluntad, a veces legitimada con la intervención papal. Algunos reyes pretendieron un título imperial: Alfonso VII de León (Imperator totius Hispaniae –el título fue utilizado también por alguno de sus predecesores, pero él fue quien consiguió cierto reconocimiento exterior y una ceremonia de coronación en 1135–) y Alfonso X el Sabio (fecho del Imperio –aspiró infructuosamente al Sacro Imperio Romano Germánico–). No está claro si también Sancho III el Mayor acuñó una moneda con el título Imperator, aunque lo más comprobado es que algunos documentos le llaman Rex Ibericus y Rege Navarriae Hispaniarum.

La denominación "reyes de España" empieza a darse informalmente a los Reyes Católicos, y se hace común con los reyes de la casa de Austria, aunque sin ningún valor político o jurídico, pues solo hacía referencia al concepto geográfico heredado de la Hispania romana. Por eso la manera oficial de titularse era la acumulación de todos sus títulos: Yo, Carlos (o Felipe), por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Menorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, del Algarve, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, de las Islas y Terrafirme del Continente Oceánico, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Brabante, de Atenas y Neopatria y de Milán, Conde de Absburg, de Flandes, del Tirol y de Barcelona, Señor de Vizcaya y de Molina, etc.

El escudo de España ha representado históricamente la multiplicidad de estos reinos.

El orden del numeral con el que se distingue a los reyes que comparten el mismo nombre fue secuenciado a posteriori partiendo de la realeza astur-leonesa (considerada a sí misma como legítima heredera del reino visigodo), que desde el siglo XIII se refundió con la rama castellana en la denominada Corona de Castilla. Al dejar Martín I el Humano sin descendiente directo la casa de Aragón[3]​ (corona de Aragón, conformada por la unión del reino de Aragón con el condado de Barcelona desde 1137, a cuyo conjunto se unirían posteriormente diversos condados del entorno) también una rama de la dinastía castellana de los Trastámara pasó a reinar en los reinos orientales de la península (Compromiso de Caspe, 1412), pero no siempre bajo la misma persona (distintos miembros de la familia real separaron y reunificaron los reinos). El matrimonio de Isabel y Fernando no produjo inmediatamente la unión de las dos coronas, puesto que Fernando se mantuvo rey en Aragón a la muerte de Isabel, e incluso tras la de Felipe el Hermoso, esposo de su hija Juana la Loca, reina de Castilla (solo el hecho de que el segundo matrimonio de Fernando –con Germana de Foix– fuera estéril impidió que las dos coronas se separaran definitivamente). Carlos de Habsburgo (hijo de Juana y Felipe) reinó en vida de su madre, que solo murió un año antes de que Carlos abdicara los reinos hispánicos en su hijo Felipe. En la época en que reinaron, la numeración de los "Felipe" fue siempre una menor en los reinos de la Corona de Aragón y en el de Portugal, donde no reinó Felipe el Hermoso, I de Castilla (Felipe II era llamado en esos reinos Felipe I, Felipe III fue llamado allí Felipe II y Felipe IV fue llamado allí Felipe III). Con los Carlos no hubo tal problema. En cuanto a Fernando el Católico, fue I en Navarra, II en Aragón, Valencia, Mallorca y Barcelona, III en Sicília y V en Castilla y León. El siguiente Fernando, ya en el siglo XVIII, será numerado como Fernando VI de España sin distinguir reinos.

En un principio la monarquía asturiana —como la visigoda— no era hereditaria, sino electiva, si bien la Corona solía recaer en hijos o parientes de reyes. La monarquía leonesa, que era hereditaria, estuvo estrechamente vinculada a la cultura e idioma de Galicia. La dinastía de la Corona de Aragón también era hereditaria y en un principio era cultural y lingüísticamente catalana al ser descendientes de Ramón Berenguer IV. La dinastía castellana de los Trastámara, también hereditaria, irrumpió en el noroeste peninsular aglutinando definitivamente todas sus entidades políticas con una estrategia centralizadora que ocasionó la casi total desaparición del idioma asturleonés y la entrada de Galicia en los llamados Séculos Escuros (Siglos Oscuros), para luego hacerse también con el trono de la Corona de Aragón, pero en este caso respetando sus instituciones, cortes y fueros, manteniéndola como un conjunto de identidades políticas y jurídicas diferenciadas. Así continuó siendo con la dinastía foránea de los Austrias de la casa de Habsburgo. Pero al perder la Guerra de Sucesión española, se instaló la dinastía francesa de los Borbones. Fue en ese momento cuando se fundó el Reino de España quedando establecido por primera vez de forma política y jurídica con la eliminación de las instituciones catalano-aragonesas, la imposición del castellano en todos los ámbitos de importancia y la centralización de todos los poderes en Madrid.

- Norax

- Hispalo

- Hispan

- Habis (citado frecuentemente como Habidis)

Se tiene constancia histórica de régulos entre los pueblos prerromanos (es decir "reyezuelos", con el diminutivo o despectivo que empleaban las fuentes romanas con los caudillos militares, líderes o personajes poderosos a los que atribuían un mayor rango o influencia). Algunos nombres citados por las fuentes clásicas (como Corocotta) o posteriores (como Gausón) son de improbable identificación. En esta tabla se listan por grandes grupos etno-geográficos, ordenados cronológicamente según las fechas que pueden identificar, más que un periodo de reinado, algún acto singular o su relación con alguna de las campañas romanas.

- Indortes, 231 a.C.

- Chalbo, 216 a.C.

- Attenes, 206 a.C.

- Culcas, 206-191 a.C

- Luxinio, 197 a.C.

- Coribilo, 192 a.C

- Indo, 50-45 a.C.

- Orisón, 229 a.C.

- Mucro, ¿200 a.C.?

- Cerdubeles, 206-196 a.C.

- Himilce, princesa en Cástulo, casada con Aníbal Barca

- Orsua, 206 a.C.

- Corbis, 206 a.C. Rey de Numancia (Arévacos)

- Amusico, príncipe de los ausetanos, 218 a.C.

- Edecón, jefe de los edetanos, 209 a.C.

- Andobales, rey de los lacetanos, 218-201 a.C.

- Bilistages, régulo ilergete, 195 a.C.

- Vismaro y Meniacapto, a quienes Tito Livio llama "dos distinguidos régulos galos" (duo etiam insignes reguli Gallorum, Uismaro et Moeniacapto) que "cayeron en batalla" en Auringis (Jaén) durante la II Guerra Púnica, 216 a.C. En realidad Vismaro sería arévaco y Meniacapto celtíbero.[4]

- Allucio, ¿200 a.C.?

- Hilerno, rey de carpetanos, vacceos, vetones y celtíberos, 193 a.C.

- Thurro, 179 a.C.

- Olíndico, 170 a.C.

- Magavárico, rey de Sekaisa (Segeda), 154 a.C.

- Caciro, rey de Sekaisa (Segeda), 154 a.C.

- Caro, rey de los arévacos, 153 a.C.

- Liteno, rey de Numancia, 152 a.C.

- Ambón, rey de Sekaisa (Segeda), ¿150 a.C.?

- Avaros (caudillo numantino)

- Megara (caudillo numantino)

- Leukón, rey de Numancia, ¿150 a.C.?

- Retógenes el Caraunio, caudillo de Numancia, ¿133 a.C.?

- Césaro, derrotó al pretor Lucio Mumio, 154 a.C.

- Cauceno, sucesor de Césaro, conquistó Conistorgis y cruzó el Estrecho, luchando en África donde fue derrotado por Lucio Mummio, 153 a.C.

- Viriato, sucesor de Cauceno, 139 a.C.

- Táutulo, sucesor de Viriato, fue derrotado

- Corocotta ¿26 a.C.?

- Gausón ¿29-26 a.C.?

Vándalos

Visigodos

Suevos

Gunderico (409428)

Ataúlfo (410415)

Hermerico (409–438)
En el año 409 firma un foedus con Roma por el que se establece en la provincia de la Gallaecia, convertida en el primer regnum (reino) de Europa con tal denominación, bajo el título de rex (rey).

Sigerico (415)

Walia (415418)

Genserico (428429)
En el año 429 cruza el estrecho de Gibraltar y se establece en el norte de África.

Teodorico I (418451)

Requila (438448)

Turismundo (451453)

Requiario (448456)
Convertido al catolicismo en el año 449.

Teodorico II (453466)

1.ª división del reino suevo:
~ Frantán (456457)
~ Agiulfo (456457)

Reunificación:
Maldras (457459)

Eurico (466484)

2.ª división del reino suevo:
- Frumario (459-463)
~ Requimundo (459463)
~ Remismundo (459469)

Reunificación:
Remismundo (463469)
Convertido al arrianismo en el año 465.

Alarico II (484507)

Período oscuro:
Teodemundo (??) (469-550)

Gesaleico (507510)

Amalarico (510531)

Teudis (531548)

Teudiselo (548549)

Agila I (549551)

Atanagildo (551567)

Karriarico (550559)
Convertido al catolicismo en el año 550.

Liuva I (567572)

Teodomiro (559570)
1.er Concilio de Braga (561)

Miro (570583)
Concilio de Braga (572)

Leovigildo (572586)

Eborico (583–584)
También llamado Eurico

Andeca (584–585)
En el año 585 el reino suevo es conquistado definitivamente por los visigodos.

Recaredo I (586601)

Liuva II (601603)

Witerico (603610)

Gundemaro (610612)

Sisebuto (612621)

Recaredo II (621)

Suintila (621631)

Sisenando (631636)

Chintila (636639)

Tulga (639642)

Chindasvinto (642653)

Recesvinto (653672)

Wamba (672680)

Ervigio (680687)

Égica (687700)

Witiza (700710)

Rodrigo (710711)

Agila II (710-714)
Se opone a Rodrigo y reina la Tarraconense y Septimania.

Ardón (714-720)
Sucede a Agila II, se opone a los musulmanes y solo gobierna la Septimania hasta el 720.

Musa ibn Nusair
(712-714)

Abd al-Aziz ibn Musa
(714-716)

Ayyub Habib al-Lajmi
(716)

al-Hurr ibn Abd al-Rahman al-Thaqafi
(716-719)

al-Sahm ibn Malik al-Jawlani
(719-721)

Abd al-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi
(721) 1.ª vez

Anbasa ibn Suhaym al-Kalbi
(721-726)

Udhra ibn Abd Allah al-Fihri
(726)

Yahya ibn Salama al-Kalbi
(726-728)

Hudhaifa ibn al-Ahwas al-Qaysi
(728)

Uthman ibn Abi Nis'a al-Jath'ami
(728-729)

al-Haytham ibn Ubayd al-Kilabi
(729-730)

Muhammad ibn Abd Allah al-Ashchai
(730)

Abd al-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi
(730-732) 2.ª vez

Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihri
(732-734) 1.ª vez

Uqba ibn al-Hachchach al-Saluli
(734-741)

Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihri
(741) 2.ª vez

Balch ibn Bishr al-Qushayri
(741-742)

Tha'laba ibn Salama al-Amili
(742)

Abu-l-Jattar al-Husam ibn Dirar al-Kalbi
(742-745)

Tuwaba ibn Salama al-Yudami
(745-746)

Yusuf ibn Abd al-Rahman al-Fihri
(746-756)

Abd al-Rahman I
(756788) (superviviente de la matanza de los Omeyas por la nueva dinastía Abasí —que trasladará la capital del califato a Bagdad—, consigue refugiarse en Córdoba, convirtiendo a Al-Ándalus en un estado independiente y refundando su dinastía)

Hisham I
(788796)

al-Hakam I
(796822)

Abd al-Rahman II
(822852)

Muhammad I
(852886)

al-Mundhir I
(886888)

Abd Allah I
(888912)

Abd al-Rahman III
(emir desde 912, se proclama califa en 928, muere en 961)

al-Hakam II
(961976)

Hisham II
(9761009) 1.ª vez (véase también Almanzor, regente entre 1000 y 1009)

Muhammad II
(1009)

Suleyman I
(1009) 1.ª vez

Hisham II
(10091013) 2.ª vez

Suleyman I
(1013-1016) 2.ª vez

Ali ibn Hamud al-Nasir
(1016-1018) (dinastía Hammudí)

Abd al-Rahman IV
(1018) (restauración de la dinastía Omeya)

al-Qasim al-Mamun
(1018-1021) 1.ª vez (restauración de la dinastía Hamudí)

Yahya al-Muhtal
(10211023) 1.ª vez

al-Qasim al-Mamun
(1023) 2.ª vez

Abd al-Rahman V
(10231024) (2.ª restauración de la dinastía Omeya)

Muhammad III
(10241025)

Yahya al-Muhtal
(10251026) 2.ª vez (2.ª restauración de la dinastía Hamudí, interregno entre 1026 y 1027)

Hisham III
(10271031) (3.ª restauración de la dinastía Omeya). En 1031 es depuesto (República de Córdoba)

Primeros Emiratos de Taifas
(10091106)

Yusuf ibn Tasufin (inicio del Sultanato almorávide)
(10621106)

Ali ibn Yusuf ibn Tasufin
(11061143)

Tashfin ibn Ali ibn Yusuf ibn Tasufin
(11431145)

Ibrahim ibn Tasufin ibn Ali
(1145)

Ishaq ibn Ali ibn Yusuf ibn Tasufin
(1145-1147)

Segundos Emiratos de Taifas
(11421170)

Ibn Tumart (Inicio del Califato Almohade)
(1125-1130)

Abd al-Mumin
(1130-1163, llega a la Península en 1145)

Abu Yaqub Yusuf I
(1163-1184)

Abu Yaqub Yusuf al-Mansur
(1184-1199)

Muhammad an-Nasir
(1199-1213)

Yusuf II al-Mustansir
(1213-1224)

Abd al-Wahid I al-Majlu
(1224)

Abd Allah al-Adil (ruptura del Califato a su muerte)
(1224-1227)

Yahya al-Mutasim (hijo de al-Adil)
(1227-1236)

Idris I al-Mamun (hermano de al-Adil)
(1227-1232)

Abd al-Wahid II ar-Rashid (reunificación del Califato en 1236)
(1232-1242)

Ali Abu-l-Hasan as-Said
(1242-1248)

Abu Hafs Umar al-Murtada
(1248-1266)

Idris II (Abu Dabus)
(1266-1269)

Terceros Emiratos de Taifas
(12261238)

Muhammad I, al-Hamar el Rojo
(1238-1273)

Muhammad II
(1273-1302)

Muhammad III
(1302-1309)

Nasr
(1309-1314)

Ismail I
(1314-1325)

Muhammad IV
(1325-1333)

Yusuf I
(1333-1354)

Muhammad V (1.ª vez)
(1354-1359)

Ismail II
(1359-1360)

Muhammad VI
(1360-1362)

Muhammad V (2.ª vez)
(1362-1391)

Yusuf II
(1391-1392)

Muhammad VII
(1392-1408)

Yusuf III
(1408-1417)



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