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Soberana y Militar Orden de Malta



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La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica fundada en Jerusalén en el siglo XI por comerciantes amalfitanos. Nació dentro del marco de las cruzadas y desde un principio, junto a su actividad hospitalaria, desarrolló acciones militares contra los ejércitos musulmanes (inicialmente árabes, y más tarde también turcos).[3]​ En la actualidad es reconocida internacionalmente por las naciones como un sujeto de derecho internacional. Su sede central, que ha cambiado de sitio en varias ocasiones, actualmente se encuentra en la ciudad de Roma, Italia, en la Via dei Condotti, en el Palacio Magistral,[4]​ cerca de la plaza de España. Ese edificio y la Villa Magistral del Aventino, que funciona como su embajada ante la República Italiana, tienen estatuto de extraterritorialidad.

Desde su fundación, la orden y sus miembros han tenido muchos nombres.[5]​ El nombre oficial de la Orden de Malta es Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta. Ciertas abreviaciones se utilizan a menudo por razones jurídicas, diplomáticas o de comunicación, como por ejemplo Soberana Orden Militar de Malta, Soberana Orden de Malta o, la mayoría de las veces, Orden de Malta.[5]

En un principio a sus miembros se les llamó Caballeros Hospitalarios (u Hospitalarios), lo mismo que Caballeros de San Juan, La Religión y Giovannitio Gerosolimitani, refiriéndose a su santo patrón, a su carácter de hermandad religiosa y a Jerusalén, donde se fundó la Orden, respectivamente.[5]

Después de la conquista de la isla de Rodas, sus miembros pasaron a ser llamados Caballeros de Rodas y, tras la cesión del archipiélago maltés, Caballeros de Malta.

La Orden ha registrado dieciséis versiones de sus denominaciones y emblemas. Algunas de ellas son Fratres Hospitalis S. Joannis del Xenodochium Hierosolymitanum (en 1113), Militia Rodiensis Hospitalis S. Ioannis (en 1307), Ordine di San Giovanni di Gerusalemme (en 1802) y Sovrano Militare Ordine di Malta (en 1927).

Asimismo, se ha usado para aludir a esta Orden la denominación de La Religión, en alusión a su carácter de cofradía cristiana.[5]

Los orígenes de la Orden se remontan a 1048, cuando mercaderes de Amalfi fundaron en Jerusalén un hospital para peregrinos. El proyecto contaba con la aprobación del gobierno del califa Husyafer, que les otorgó una licencia para construirlo junto a la iglesia del Santo Sepulcro. El lugar fue consagrado a san Juan Bautista, razón por la cual su nombre completo fue Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. El padre superior del monasterio, Gerardo Tum, es conocido como el fundador de la Orden de Malta.

La Orden recibió el reconocimiento del Papa Pascual II en 1113,[6]​ mediante la bula Geraudo institutori ac praeposito Hirosolimitani Xenodochii. Sus miembros adoptaron la regla de san Agustín, el hábito negro y una cruz de paño blanco con ocho puntas, las ocho bienaventuranzas. También recibían el tratamiento honorífico de frey. Su misión fue primero hospitalaria (atención médica a los creyentes que habían peregrinado a Jerusalén), pero desde el gobierno de Raymond du Puy, el segundo Gran Maestre de la Orden, tomó un carácter militar. En 1140 se creó una especie de élite entre sus militantes, una clase especial de protectores, que guardarían la doctrina, las normas y los principios de la Orden. Es conveniente aclarar que esta orden militar no es la primera, ya que en sus comienzos fue una orden tan solo religiosa, y tras la formación de la Orden del Temple imitan a esta y se constituyen en orden militar. También sería interesante aclarar que esta orden tanto como la Templaria son consideradas por el pontificado como Órdenes Universales a diferencia por citar algunas: la Orden Teutónica o las hispanas Santiago, Calatrava o Alcántara, por ejemplo. Si bien hay que decir que esta Orden Hospitalaria llegó a ser tan poderosa como la Orden Templaria.

Algunos caballeros, representados por Juan de Mata y Félix de Valois, fundan en 1198 la Orden Trinitaria.[7]​ Hacia 1150 el rey Geza II de Hungría fundó la Orden de San Esteban de Hungría tras obtener un hospital en Jerusalén que fue confiado a religiosos y caballeros húngaros. Esta orden hospitalaria húngara (cuyos miembros eran conocidos como estefanitas) derivó entonces de la Orden de San Juan, convirtiéndose en una poderosa institución en el Reino de Hungría.[8]

Tras la primera cruzada los cristianos conquistaron Jerusalén. La situación de inseguridad que caracterizó a este período hizo que se consolidara el carácter militar de la Orden, al que la Santa Sede en un principio había opuesto ciertas reticencias.[7]

La Orden tuvo su primera sede en Jerusalén, en 1142, en el castillo del Crac de los Caballeros,[9]​ en Siria. Tras la conquista de Jerusalén por Saladino en 1187 (en la que murió el Gran Maestre de la Orden), pasó a San Juan de Acre, donde se construyó un hospital. Cuando fue expulsada a su vez de allí en 1291,[10]​ lo mismo que todos los cristianos de Palestina, la Orden se instaló en Chipre.

Para organizar y canalizar los fondos donados, desde el siglo XIII se fundaron Prioratos o Grandes Prioratos, bailiajes y Encomiendas. Desde un principio el poderío de la Orden vino de las propiedades administradas por estos en Europa. Su doble vocación (militar y religiosa) le ha permitido tener más simpatizantes que las organizaciones puramente eclesiásticas.

En 1301 la Orden instauró un elaborado sistema de sus posesiones basado en las «Lenguas», que eran grupos geográficos de Prioratos. Desde 1492 existen ocho Lenguas: Provenza, Auvernia, Francia, Italia, Aragón-Navarra, Inglaterra, Alemania y Castilla-León-Portugal.[11]

En 1310 la Orden se instaló en Rodas. Allí construyó sólidas fortificaciones que resistieron varios asedios y sirvieron como retaguardia a su flota. Entre sus acciones más destacadas de este período se encuentran las batallas de las cruzadas en Siria y en Egipto.

Por otro lado, en 1312 Clemente V abolió la Orden de los Templarios, y mediante la bula pontificial Ad vitam designó, algunos meses más tarde, como heredera de sus bienes a la Orden de los Hospitalarios.[12]​ La orden de los Hospitalarios, que comienza a ser conocida como "de Rodas", pasa de ser simplemente militar a sostener actividades con patente de corso, que por ese entonces eran asimilables a la piratería, llegando a atacar barcos cristianos y practicar la trata de esclavos.[13][14]​ Como señal de su enriquecimiento material, al tiempo que como expresión de su soberanía, en esta época los Grandes Maestres comenzaron a acuñar su propia moneda con su efigie en ellas.

Solimán el Magnífico, con un ejército de 200 000 hombres, sitió Rodas en 1522[15]​ durante seis meses, tras los cuales la Orden capituló y abandonó la isla.

En 1530, ocho años después de haber salido de Rodas, Carlos I de España —con el beneplácito de Clemente VII— cedió a la Orden las islas de Malta, Gozo y Comino, así como Trípoli. La intención era proteger el Mediterráneo occidental de la avanzada otomana, la cual en 1534 ya había conquistado la ciudad de Túnez. Por su parte, la Orden debía permanecer neutral en las guerras entre naciones cristianas.

En esta época, sin embargo, la Orden atravesó por graves dificultades económicas, pues varios Grandes Prioratos desaparecieron a causa de la Reforma Protestante, en particular en Escandinavia, y otros comenzaban el proceso de conversión al protestantismo, como gran parte de los caballeros alemanes y holandeses. Por su parte, Enrique VIII había disuelto de facto la Lengua de Inglaterra. En ese contexto tuvo lugar el sitio de Malta de 1565.

Los enfrentamientos que ocurrieron durante el sitio de Malta comenzaron el 18 de mayo.[16]​ La Orden contaba con aproximadamente 540 caballeros y hombres de armas[17]​ distribuidos entre la ciudad de Birgu, Senglea y los fuertes San Ángel, San Miguel y San Telmo. El Gran Maestre Jean Parisot de la Valette tenía también bajo su mando a 1000 soldados y arcabuceros españoles, así como a entre 3000 y 4000 milicianos malteses e irregulares. El ejército otomano contaba a su vez con 30 000 a 40 000 hombres (varía según las fuentes) y más de 200 galeras.[17]​ Aunque la Orden logró defender la isla durante algunos meses, en el curso de los combates se perdió el vital fuerte de San Telmo y probablemente habría tenido que abandonar toda la isla, de no ser por el "Gran Rescate" del 7 de septiembre prestado por el ejército español, el cual se encontraba en Sicilia.

En 1798, Napoleón Bonaparte, durante la campaña de Egipto, ocupó la isla durante los hechos conocidos como la toma de Malta, obligando a la Orden a abandonarla. En 1800, los ingleses conquistaron el archipiélago. Aunque fueron reconocidos los derechos de la Orden sobre la isla en el Tratado de Amiens en 1802,[18]​ los términos estipulados no fueron respetados y la isla dejó de ser la sede de la Orden.

El gran maestre Ferdinand von Hompesch se retiró a Trieste con aquellos que quisieron seguirle; pero, habiendo muerto asesinado en 1801, se proclamó protector de la orden el papa Pío VII, que nombró gran maestre a Bartolomeo Francesco Maria Ruspoli, el cual estableció su residencia en Catania, una antigua población de Sicilia.

En 1845 la orden podía considerarse prácticamente disuelta, ya que en cada país existía y se organizaba de distinta manera. Hoy día se considera como su sucesora la Soberana Orden de Malta, establecida en Roma, siendo su nombre completo Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.

Después de haber tenido sedes provisionales en Mesina, Catania y Ferrara, la orden se estableció finalmente en Roma en 1834. Durante el siglo XX la Orden volvió a centrarse en su misión de asistencia hospitalaria. Bajo el gobierno del gran maestre frey Ludovico Chigi Albani della Rovere, la Orden llevó a cabo misiones humanitarias durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En 1961, la Santa Sede aprobó los nuevos estatutos de la orden. Hasta su dimisión en enero de 2017, el gran maestre era frey Matthew Festing.[19]

El Consejo Pleno de Estado, órgano electoral de la Orden de Malta, eligió el 29 de abril de 2017, y por un periodo de un año, a frey Giacomo Dalla Torre como Lugarteniente del Gran Maestre, para proceder a reformar la Orden. El 2 de mayo de 2018 Frey Giacomo Dalla Torre del Tempio di Sanguinetto fue elegido Príncipe y 80º Gran Maestre.[20]

La naturaleza de la Orden está expuesta en su Constitución, en donde se estipula que es religiosa-laica (tanto por contar con miembros laicos, como por no obligar a la vida en común), soberana, militar, caballeresca, de tradición nobiliaria, con personalidad jurídica, aprobada por la Santa Sede y sujeta al derecho internacional. La Orden también tiene su propio ordenamiento jurídico, expide pasaportes y da personalidad jurídica autónoma a sus organismos públicos.

Sus principios fundacionales se sintetizan en el lema Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum ('Guarda de la Fe y regalo de los pobres'), y se concretan en las actividades de sus voluntarios en tareas asistenciales, sanitarias y sociales.

La Orden ocupa una posición sui géneris en el ámbito internacional, ya que no cuenta con un territorio determinado ni con ciudadanos no institucionales, dos condiciones clave para que su reconocimiento internacional sea indiscutido según los términos de la Convención de Montevideo. Además, en cuanto a lo que se refiere a la orden religiosa mantiene un vínculo de dependencia con la Santa Sede. Por esa razón se considera que su carácter jurídico es doble, pues se inscribe dentro tanto del derecho internacional como del canónico.

El reconocimiento de la Orden como ente de derecho internacional tiene detractores. Algunos consideran que las materias sobre las que versan los acuerdos internacionales establecidos por ella son convencionales y en sectores muy específicos.[21]​ Otros sostienen incluso que su reconocimiento internacional no es más que un vestigio pintoresco de una gloria pasada.[22]

Integran la Orden personas físicas y jurídicas. La componen más de 13 000 caballeros y damas y aproximadamente unos 80 000 voluntarios y 42 000 trabajadores, personal sanitario en su mayoría.

Las personas físicas se dividen en tres clases de miembros:[23]

Las personas jurídicas de la Orden son el Gran maestre, los Grandes prioratos y prioratos, los subprioratos y las Asociaciones nacionales.

El Gran maestre, con el voto deliberativo del Soberano Consejo, puede conferir personalidad jurídica a otros entes.

Los entes de la Orden que lo consideren útil pueden, con el consentimiento del Gran maestre y tras escuchar las recomendaciones del Consejo Jurídico de la Orden, adquirir a su vez la personalidad jurídica en las Naciones en que estén constituidos.

Junto a la nobleza tradicional, se acepta hoy en la Orden a las personas dotadas de nobleza personal, basada en una ejemplar vida cristiana y méritos hacia la Orden. Es incorrecta la idea de que el Gran maestre ejercita sobre ellos un ius nobilitandi al recibirles en la Orden, pues no se trata de un ennoblecimiento de la persona con carácter hereditario, sino meramente un reconocimiento de la nobleza personal sin otra repercusión más allá de la persona que recibe la gracia.

El Gran maestre ejerce el ius nobilitandi en las raras ocasiones en las que crea títulos o ennoblece con carácter hereditario. Antiguamente a la nobleza de sangre se le reservaba la Primera clase o caballeros de justicia, pero las actuales constituciones no exigen ese requisito. Sí está reservado para la nobleza de sangre el primer y segundo grupos de la Tercera clase, es decir, los caballeros de honor y devoción y los Caballeros de gracia y devoción.

Solo por invitación es posible convertirse en miembro de la Orden. Los voluntarios (unos 80 000), por el contrario, son siempre bienvenidos.[24]

Son miembros del Gobierno de la Orden de Malta el Gran Maestre, el Gran Comendador, el Gran Canciller, el Gran Hospitalario y el Recibidor del Común Tesoro. Sus órganos de gobierno son el Consejo Pleno de Estado, Capítulo General, el Soberano Consejo, el Consejo de Gobierno, el Tribunal de Cuentas, el Consejo para las Comunicaciones, el Consejo Jurídico, los Tribunales Magistrales y la Abogacía del Estado.[25]

Los miembros de la Orden que llegaron a Rodas, así como los estamentos de la Orden, se agruparon a principios del siglo XIV de acuerdo con los idiomas que hablaban. Fueron inicialmente siete "Lenguas": Provenza, Auvernia, Francia, Italia, Aragón (y Navarra), Inglaterra (con Escocia e Irlanda) y Alemania. En 1462 León, Portugal y Castilla se separaron de la Lengua de Aragón y formaron conjuntamente la octava Lengua. En el siglo XVI, la Lengua de Inglaterra fue suprimida y posteriormente, en 1782, restablecida de modo provisional bajo el nombre de Lengua Anglo-Bávara.

Cada Lengua se componía de prioratos o grandes prioratos, bailías y encomiendas, lo que se refleja en la estructura territorial actual de la Orden: Grandes Prioratos, Prioratos, Suprioratos y Asociaciones nacionales. Cada organismo se estructura interiormente de un modo distinto. A su vez, estos pueden constituir Delegaciones.

Los organismos internacionales de la Orden son los siguientes:[28]

La pertenencia a la Orden no es incompatible con los deberes de los ciudadanos o súbditos hacia sus propios Estados. Incluso cuando la Orden gozaba de territorialidad, ejército y flota, se mostró siempre estrictamente neutral en los conflictos entre potencias cristianas. En el ámbito del derecho internacional, el establecimiento de relaciones diplomáticas de un Estado con la Orden de Malta implica solamente el reconocimiento del estatus que esta tiene, pero no comporta en absoluto la aceptación en el propio territorio de normas jurídicas de la Orden.

La Orden de Malta sostiene relaciones diplomáticas con 108 países[29]​ en los cinco continentes.[30]​ Una notable excepción es Grecia, pues una de sus sedes fue Rodas. La República de San Marino fue el primer Estado con el que se establecieron acuerdos de este tipo en 1936.

Con Francia, Luxemburgo, Suiza y Bélgica las relaciones oficiales no son diplomáticas.[30]​ En esos Estados la Orden tiene un estatus análogo al que poseen las Delegaciones Apostólicas que le permiten establecer representantes oficiales en su territorio, sin llegar al rango de embajada.

En América la Orden mantiene relaciones diplomáticas con Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Uruguay [31]​ y Venezuela.

La relación de la Orden con la Santa Sede está definida por la sentencia del Tribunal Cardenalicio instituido por Pío XII, La soberana Orden militar del 10 de diciembre de 1951. En ese documento también se reconocen las características jurídicas de la Orden, sus fines y su manera de actuar. En cuanto Orden religiosa, la Santa Sede ha establecido ciertos límites a la soberanía de la Orden.[26]​ Por ejemplo, tiene que aprobar el Código.

Las relaciones diplomáticas fueron interrumpidas en 1834, ya que se consideraba superflua la existencia de una representación diplomática al haberse instalado el Gran Magisterio en Roma. Un siglo más tarde fueron restablecidas.

El cardenal patrono es nombrado por el papa. Sus funciones son representar al Sumo Pontífice ante la Orden, promover los intereses espirituales de la Orden y de sus miembros, y asegurar las buenas relaciones entre ambos entes.[26]​ El cargo es ejercido en la actualidad, desde 2014, por el cardenal Raymond Leo Burke.

La Asamblea General de las Naciones Unidas tomó la resolución, con fecha 24 de agosto de 1994, de invitar a la Orden a participar en sus períodos de sesiones y trabajos en calidad de observador. La propuesta fue patrocinada por 71 países y aprobada sin necesidad de votación. La Orden aceptó la invitación y nombró un representante, con rango de embajador, que tomó posesión el 26 de septiembre del mismo año.

En el anexo de la petición se habla de un «reconocimiento de su soberanía absoluta como miembro en pie de igualdad de la comunidad internacional por parte de 64 Estados Miembros de las Naciones Unidas». En este también se pone de manifiesto que: «Los miembros de la Orden son ciudadanos leales de sus países respectivos; esa lealtad no queda comprometida por el hecho de que formen parte de la Orden, lo cual constituye un honor supranacional suplementario».

La Orden también tiene representaciones en muchas otras organizaciones internacionales, entre las que destacan el Comité ejecutivo del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Organización Mundial de la Salud, la Cruz Roja, la FAO, la Unesco, el Consejo de Europa.[32]



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