x
1

Valor trabajo



La teoría del valor-trabajo (TVT) es una teoría de economía heterodoxa que considera que el valor de un bien o servicio está determinado por la cantidad de «trabajo social necesario» para producirlo.

La teoría del valor-trabajo es usualmente asociada a la economía marxista, aunque esta también aparece en las primeras teorías formuladas por los economistas clásicos, como Adam Smith o David Ricardo, y posteriormente retomada en la economía anarquista. Smith describió el precio de una mercancía en términos de trabajo necesario para adquirirlo, que personifica el concepto de cuanto trabajo es requerido para la obtención de un bien y como una herramienta por ejemplo, puede facilitar su adquisición. La teoría del valor-trabajo es un elemento central de la teoría marxista, que sostiene que la clase trabajadora es explotada bajo el capitalismo y disocia valor y precio. Marx sin embargo, no se refiere a su propia teoría como "teoría del valor-trabajo" sino como teoría del valor.[1][2]

La economía neoclásica ortodoxa rechaza esta teoría, utilizando una teoría basada en las preferencias subjetivas.[3][4][5][6]

El resurgimiento en la interpretación de Marx conocida como Neue Marx-Lektüre también rechaza la economía marxista y la teoría del valor-trabajo, llamándola "sustancialista". Esta revisión afirma que la teoría del valor-trabajo es una mala interpretación del concepto de fetichismo de la mercancía con relación al valor y que esta interpretación nunca aparece en la obra de Marx. Esta escuela enfatiza en que El Capital es explícitamente una crítica a la economía política, en lugar de una teoría "más correcta".

Cuando se habla en términos de una teoría del valor del trabajo, "valor", sin ningún adjetivo calificativo, debería teóricamente referirse a la cantidad de trabajo necesaria para producir una mercancía comercializable, incluido el trabajo necesario para desarrollar cualquier capital real utilizado en la producción. Tanto David Ricardo como Karl Marx intentaron cuantificar y encarnar todos los componentes del trabajo para desarrollar una teoría del precio real o precio natural de una mercancía.[7]​ La teoría del valor trabajo, tal como la presentó Adam Smith, no requería la cuantificación del trabajo pasado, ni se ocupaba del trabajo necesario para crear las herramientas (capital) que podrían usarse para producir una mercancía. La teoría del valor de Smith era muy similar a las teorías de la utilidad posteriores en que Smith proclamó que una mercancía valía cualquier trabajo que exigiría en otros (valor en el comercio) o cualquier trabajo que "útil" a uno mismo (valor en uso), o ambas cosas. Sin embargo, este "valor" está sujeto a la oferta y la demanda en un momento determinado:

El precio real de todo, lo que realmente le cuesta al hombre que quiere adquirirlo, es el trabajo y la molestia de adquirirlo. El valor real de todo para el hombre que lo ha adquirido, y que quiere deshacerse de él o cambiarlo por otra cosa, es el trabajo y la molestia que puede ahorrarse a sí mismo y que puede imponer a otras personas. (La riqueza de las naciones, capítulo V)

La teoría del precio de Smith no tiene ninguna relación con el trabajo pasado gastado en producir una mercancía. Habla solamente del trabajo que puede ser "dado" o "rescatado" en el presente. Si un látigo de hule no sirve para nada, entonces el artículo no tiene valor económico en el comercio o en el uso, independientemente de todo el trabajo invertido en su creación.

El valor "en uso" es la utilidad del bien en cuestión. A menudo surge una paradoja clásica al considerar este tipo de valor. En palabras de Adam Smith:

La palabra valor, siendo observada, tiene dos significados diferentes y, a veces, expresa la utilidad de algún objeto en particular y, a veces, el poder de comprar otros bienes que transmiten la posesión de ese objeto. El uno puede llamarse "valor en uso"; el otro, "valor a cambio". Las cosas que tienen el mayor valor en uso tienen con frecuencia poco o ningún valor a cambio; y, por el contrario, los que tienen el mayor valor a cambio tienen con frecuencia poco o ningún valor de uso. Nada es más útil que el agua: pero apenas se compra; apenas se puede tener nada a cambio. Un diamante, por el contrario, tiene escaso valor de uso; pero con frecuencia se puede obtener una gran cantidad de otros bienes a cambio de él (La riqueza de las naciones, capítulo IV).

El valor "en cambio" es la proporción relativa con la que esta mercancía se intercambia por otra (es decir, su precio en el caso del dinero). Es relativo al trabajo como lo explica Adam Smith:

El valor de cualquier mercancía, [...] para la persona que la posee, y que no quiere usarla ni consumirla él mismo, sino cambiarla por otras mercancías, es igual a la cantidad de trabajo que le permite comprar o adquirir. El trabajo, por tanto, es la medida real del valor de cambio de todas las mercancías (La riqueza de las naciones, capítulo V).

El valor (sin evaluación) es el trabajo incorporado en una mercancía bajo una estructura de producción dada. Marx definió el valor de la mercancía con esta tercera definición. En sus términos, el valor es el "trabajo abstracto socialmente necesario" encarnado en una mercancía. Para David Ricardo y otros economistas clásicos, esta definición sirve como una medida de "costo real", "valor absoluto" o una "medida de valor" invariable ante cambios en la distribución y la tecnología.[8]

Ricardo, otros economistas clásicos y Marx comenzaron sus exposiciones con el supuesto de que el valor de cambio era igual o proporcional a este valor del trabajo. Pensaron que esta era una buena suposición a partir de la cual explorar la dinámica del desarrollo en las sociedades capitalistas. Otros partidarios de la teoría del valor-trabajo utilizaron la palabra "valor" en el segundo sentido para representar el "valor de cambio".[9]

Un problema al que se enfrenta el TvT es la relación entre las cantidades de valor, por un lado, y los precios, por otro. Si el valor de una mercancía no es el mismo que su precio y, por lo tanto, las magnitudes de cada una probablemente difieran, ¿Cuál es la relación entre las dos, si es que existe alguna? Varias escuelas de pensamiento de TvT brindan diferentes respuestas a esta pregunta. Por ejemplo, algunos argumentan que el valor en el sentido de la cantidad de trabajo incorporado en un bien actúa como centro de gravedad del precio.

Sin embargo, la mayoría de los economistas dirían que los casos en los que el precio se da como aproximadamente igual al valor del trabajo incorporado, son de hecho solo casos especiales. En teoría general, los precios suelen fluctuar. La formulación estándar es que los precios normalmente incluyen un nivel de ingresos para "capital" y "tierra". Estos ingresos se conocen como "ganancia" y "alquiler", respectivamente. Sin embargo, Marx señaló que no se puede asignar valor al trabajo como una mercancía, porque el capital es una constante, mientras que la ganancia es una variable, no un ingreso; explicando así la importancia del beneficio en relación con las variables de precios.[10]

En el capítulo VI de su libro, Adam Smith escribe:

Debe observarse que el valor real de todas las diferentes partes que componen el precio se mide por la cantidad de trabajo que cada una de ellas puede comprar u ordenar. El trabajo mide el valor no sólo de la parte del precio que se resuelve en trabajo, sino de lo que se resuelve en renta y de lo que se resuelve en ganancia.

Smith ve el valor de un producto en relación con el trabajo del comprador o consumidor, en oposición a Marx, quien ve que el valor de un producto es proporcional al trabajo del trabajador o productor. Y valoramos las cosas, les ponemos precio, basándonos en la cantidad de trabajo que podemos evitar u ordenar, y podemos ordenar mano de obra no solo de una manera simple sino también intercambiando cosas para obtener una ganancia.

La demostración de la relación entre los valores unitarios de las mercancías y sus respectivos precios se conoce en la terminología marxista como el problema de la transformación o la transformación de los valores en precios de producción. El problema de la transformación probablemente ha generado la mayor parte del debate sobre el TvT. El problema de la transformación es encontrar un algoritmo en el que la magnitud del valor agregado por el trabajo, en proporción a su duración e intensidad, se contabilice suficientemente después de que este valor se distribuya a través de precios que reflejen una tasa igual de rendimiento del capital adelantado. Si hay una magnitud adicional de valor o una pérdida de valor después de la transformación, entonces la relación entre valores (proporcionales al trabajo) y precios (proporcionales al capital total adelantado) es incompleta. Se han ofrecido varias soluciones y teoremas de imposibilidad para la transformación, pero el debate no ha llegado a ninguna resolución clara.

TvT no niega el papel de la oferta y la demanda que influyen en el precio, ya que el precio de una mercancía es algo diferente a su valor. En Valor, precio y beneficio (1865), Karl Marx cita a Adam Smith y resume:

Basta decir que si la oferta y la demanda se equilibran, los precios de mercado de las mercancías se corresponderán con sus precios naturales, es decir, con sus valores determinados por las respectivas cantidades de trabajo necesarias para su producción.[11]

El TvT busca explicar el nivel de este equilibrio. Esto podría explicarse por un argumento de costos de producción, que señala que todos los costos son en última instancia costos laborales, pero esto no tiene en cuenta las ganancias y es vulnerable al cargo de tautología en el sentido de que explica los precios por precios.[12]​ Marx más tarde llamó a esto "la teoría de la suma de valor de Smith".

Smith sostiene que los valores laborales son la medida natural de intercambio para productores directos como cazadores y pescadores.[13]​ Marx, por otro lado, usa una analogía de medición, argumentando que para que las mercancías sean comparables deben tener un elemento o sustancia común por la cual medirlas,[14]​ y que el trabajo es una sustancia común de lo que Marx eventualmente llama valor de la mercancía.

Aunque suele atribuirsele a Karl Marx o a Ricardo, TvT no tiene un único creador, sino que muchos pensadores diferentes han llegado a conclusiones similares de forma independiente. Bertrant Russell la señala ya presente en el pensamiento económico de John Locke[15]​ y R. H. Tawney remonta su origen hasta Tomás de Aquino.[16][17][18]​ Se ha afirmado que Aristóteles compartía parte de esta visión afirmando que el valor de cada bien surge debido a la necesidad de un único estándar universal de medición.[19]​ De igual manera, diferenció el precio del valor[20]​ y distinguió entre valor de uso y valor de cambio,[21][22]​ ambos conceptos presentes en la teoría del valor-trabajo.[23]

Aristóteles tenía una opinión desfavorable del comercio minorista, ya que creía que el uso del dinero para obtener ganancias a través del interés era antinatural, al obtener una ganancia del dinero en sí y no de su uso.[25]​ Según Karl Marx en El Capital: “la brillantez del genio de Aristóteles se demuestra solo con esto, que descubrió, en la expresión del valor de las mercancías, una relación de igualdad”,[26]​ pero carecía del "concepto de valor" del trabajo humano como "un algo igual, en la medida en que esto representa en ambos" porque "la sociedad griega se fundaba en el trabajo esclavo y por consiguiente su base natural era la desigualdad de los hombres y de sus fuerzas de trabajo".[27]

Adam Smith entendía que el trabajo era la calidad de medida exacta para cuantificar el valor del bien producido. Para él, el valor era la cantidad de trabajo que uno podía recibir a cambio de su mercancía. Adam Smith se refiere a la cantidad de trabajo “como una noción abstracta, que aun siendo bastante inteligible, no es tan natural y obvia”.[28]​ Los bienes económicos podían aumentar de valor en el mercado, pero lo que siempre permanece invariable es el trabajo, o sea el desgaste de energías física e intelectual del trabajador para producirlos, siendo entonces el trabajo el patrón definitivo e invariable del valor. Se trata de la teoría del valor comandado o adquirido. Aunque no era el factor determinante de los precios, estos oscilaban hacia su precio de producción gracias al juego de la oferta y la demanda.

Esto nos quiere decir que todo bien producido necesariamente contiene trabajo, este trabajo es la fuerza de los hombres que han interactuado en el proceso de producción de dicho bien, o sea que en todo bien se vende la fuerza de trabajo (de cada hombre que interactuó en el proceso de producción).

Sin embargo, Adam Smith no logra explicar correctamente, según la teoría del valor-trabajo, los conceptos de beneficio y renta; además, la venta de la fuerza humana no tiene un comprador común (no se tiene en cuenta la competencia) por lo que se torna insostenible dicha teoría. Esto lo lleva a desarrollar una segunda: Teoría de los costes de producción.

Los problemas que le surgieron a su teoría original en la que el valor de las mercancías estaba dado por la cantidad de trabajo incorporado en ellas son:

Posteriormente, David Ricardo desarrolló una teoría del valor-trabajo explicada en su obra Principios de economía política y tributación (1817). Continuando los razonamientos de Smith, adopta la primera de sus dos teorías del valor y trata de explicar cómo funciona el beneficio en la sociedad capitalista. Critica además la definición dada sobre el patrón invariable trabajo. El primer paso fue comprender las leyes del valor.

Explica que el valor del trabajo también varia, oponiéndose a Smith, quien sostenía que las mercancías varían su valor pero no el trabajo para producirlas. Ricardo sostiene que el trabajo no es un valor invariable y expone la idea de que lo único que puede servir de norma para el intercambio de bienes es la cantidad de distintas clases de trabajo que se necesitan para producirlos.

Thomas Hodgskin, un socialista ricardiano, consideraba que la teoría ricardiana del valor-trabajo tendría lugar en una economía estricta de libre mercado que hubiese provocado la desaparición del capitalismo.

La teoría del valor-trabajo de Karl Marx es distinta de la propuesta por Ricardo, pues conecta la teoría del valor-trabajo con la teoría monetaria.[30]​ Su definición se encuentra en su obra El Capital y forma, según Marx, parte de la base fundamental para entender el modo de producción capitalista. El trabajo no es valor por naturaleza, es lo que produce valor exclusivamente por la organización social en el cual es empleado. Una característica intrínseca del trabajo es producir, crear, transformar. Ahora bien, el valor de las mercancías se mide por el número total de horas de trabajo indiferenciadas y socialmente necesarias empleadas en ellas. Ello se debe al estadio histórico alcanzado de desarrollo económico de los diversos Estados, de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción de un determinado modo de producción (en este caso, el capitalista). El socialmente necesario es una de las diferencias radicales introducidas por Marx con respecto a sus predecesores, los cuales no concebían o no introducían el mercado y la competencia dentro de sus respectivas teorías del valor de las mercancías. Marx sí tenía presente el mercado y la competencia en su teoría del valor de las mercancías, como dejó constancia en una de sus obras principales escrita frente a Proudhon:

Una mercancía es un objeto o servicio por cuyas características satisface necesidades, ya sean reales o imaginarias. La mercancía es el producto que solo existe en las sociedades mercantiles. En el capitalismo, por ser la economía mercantil más compleja y desarrollada, la producción se presenta como mercancía. Las sociedades mercantiles tienen como principal característica la producción no para la satisfacción propia sino para el intercambio. Las características de la mercancía son el valor de uso y el valor de cambio.

Si 1 levita equivale a 20 lienzos de tela; dicho fenómenos puede medirse en tiempo de trabajo para observar la equivalencia; de tal suerte que si un lienzo requiere 5 horas de trabajo, entonces, 1 levita equivale a 100 horas de trabajo de lienzo. Por otra parte si la levita requiere de 30 horas de trabajo del sastre, eso comprueba que 30 horas del trabajo del sastre equivalen a 100 horas de trabajo del lienzo; por tanto, se trata de una equivalencia directamente proporcional; expresada como:

Eso implica, que en determinado momento, la sociedad valora el trabajo del sastre para fabricar una levita como un trabajo complejo, mientras que el trabajo del hilador del lienzo, lo considera como un trabajo simple; una hora de trabajo del sastre es 3.3333 veces más que una hora del trabajo del hilador.

El tiempo de trabajo socialmente necesario es aquel que se realiza bajo la fuerza productiva del trabajo y la intensidad del trabajo promedio. La fuerza productiva del trabajo depende de varios factores: la destreza del obrero, el desarrollo de la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas, las condiciones naturales, etc. Por lo tanto, los valores varían según las sociedades pues dependen del desarrollo tecnológico, el desarrollo de la división del trabajo, entre otras cosas, todas determinadas por factores objetivos externos, como el clima, la posición geográfica, el acceso a los recursos, etcétera.

El valor de uso y el valor de cambio se deben al carácter bifacético (dual) del trabajo. El trabajo es útil porque transforma materias primas y las convierte en cosas útiles, por ejemplo, como convierte el hombre una semilla en un cítrico, o el mineral de hierro en utensilios y herramientas. El trabajo abstracto es el gasto de trabajo humano indiferenciado. Es la propiedad que queda si se separa el valor de uso de las mercancías y hace que las mercancías sean comparables entre sí. El trabajo abstracto se vincula orgánicamente con el valor como gasto de trabajo humano en general.[28]​ El trabajo abstracto puede ser simple, es decir no requiere ninguna destreza o conocimiento especial o complejo que requiere un aprendizaje o práctica especial. Una cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad de trabajo simple mayor. El propio Marx señaló que ya en el siglo XVIII los economistas ingleses habían llegado a la concepción de trabajo simple (unskilled labour), “el trabajo que puede efectuar cualquier individuo medio de una sociedad dada”, considerado como gasto de “músculo, nervio, cerebro humano”.[28]

En el modo de producción capitalista la fuerza de trabajo, que es la capacidad de realizar alguna actividad laboral ya sea física o intelectual, es la única propiedad de unas personas (trabajadores asalariados). Por ser la capacidad de trabajar, es una mercancía especial que solo pueden desempeñar los seres humanos. Al igual que el valor de cualquier mercancía, el valor de la fuerza de trabajo es el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla. Esta se encuentra determinada por el valor de las mercancías que consume el trabajador, las mercancías que constituyen las necesidades promedio de una sociedad en una época en particular. Las necesidades van cambiando conforme cambie la sociedad por lo cual incluyen: alimentación, vivienda, transporte, entretenimiento, etc. La fuerza de trabajo humana crea valor pero no se convierte en valor hasta que se objetiva en el mercado. "Solo cuando se vende un producto el productor sabrá si su trabajo privado es sancionado como trabajo socialmente necesario, y por lo tanto, como trabajo que ha generado valor".[28]​ El "trabajo abstracto socialmente necesario materializado se representa como el atributo social que tiene su producto para relacionar socialmente a su productor a través del cambio, o sea, como el valor de su producto específicamente determinado como mercancía. En el momento en que el productor de mercancías ejerce el control sobre su proceso individual de trabajo propio del individuo libre, debe someter su conciencia y voluntad a las potencias sociales encarnadas en el producto de su trabajo" (Véase: Fetichismo de la mercancía).[31]

El trabajo "socialmente necesario" se refiere a la cantidad requerida para producir una mercancía "en un estado dado de la sociedad, bajo ciertas condiciones medias sociales o de producción, con una determinada intensidad social media y una habilidad media del trabajo empleado". Es decir, el valor de un producto está determinado más por los estándares sociales que por las condiciones individuales.

El modo de producción capitalista surgió con posteridad a otros modos de producción que ya habían desarrollado la fuerza productiva del trabajo. Por lo cual la cantidad de mercancías que consume un trabajador por día pueden ser producidas en menos tiempo. Entonces, el tiempo de trabajo necesario para que el trabajador fabrique las mercancías que consume es menor al tiempo de trabajo que labora en la empresa que lo contrató. Esto explica por qué los avances tecnológicos reducen el precio de los productos básicos y dejan sin trabajo a los productores menos avanzados.[32]

No es el trabajo per se lo que crea valor, sino la fuerza de trabajo vendida por los trabajadores asalariados libres a los capitalistas. Otra distinción es entre trabajo productivo e improductivo. Solo los trabajadores asalariados de los sectores productivos de la economía producen valor. “La producción capitalista no es meramente la producción de mercancías. Es, por su propia esencia, la producción de plusvalía”, explica Marx en el volumen uno de El capital. “El trabajador no produce para sí mismo, sino para el capital. Por tanto, ya no le es suficiente con producir. Debe producir plusvalía. El único trabajador productivo es el que produce plusvalía para el capitalista…”[33]

La jornada laboral incluye el trabajo necesario y el plustrabajo. Durante el primero el trabajador repone su valor, durante el segundo trabaja sin remuneración alguna para él y sí para el capitalista. Por ejemplo, la jornada laboral legal actual en muchos países es de 8 horas, entonces si el trabajo necesario es de 4 horas, el plustrabajo será de 4 horas, tiempo del cual se apropia el capitalista por su posición social como dueño de los medios de producción.

El plustrabajo se expresa en dinero a partir del MELT :

Por tanto, dentro de la economía política marxista, se establece concepto de Tiempo de Trabajo Socialmente Necesario (TTSN) para producir una mercancía, la cual condiciona el valor del trabajo desagregando el plusvalor generado por la fuerza de trabajo.

De acuerdo a David Harvey, las pocas ocasiones en que Marx se refirió directamente a esta teoría, lo hizo bajo la denominación de "teoría del valor" y no de "teoría del valor-trabajo" ni de "teoría laboral del valor".[34]​ Para Harvey, la teoría del valor, además de ocuparse del proceso del trabajo, se ocupa de las condiciones de reproducción social del ejército industrial de reserva. Para sustentar esta visión, Harvey menciona reportes europeos de mediados del siglo XIX citados por Marx.[34]​ La conclusión de Harvey es que una intensificación en la competencia capitalista en el mercado, el cual incluye la búsqueda de valor relativo excedente obtenido a través de innovaciones tecnológicas, conlleva un deterioro en las condiciones de reproducción social para la clase trabajadora, o al menos, para un sector significativo de la misma.[34]

Los seguidores de la economía neoclásica, utiliza la teoría del marginalismo, la cual sostiene que el valor de cualquier bien o servicio se determina por su utilidad marginal, es decir, la utilidad de la última unidad de bien consumida medida según su precio en la satisfacción de un deseo específico de un consumidor. Mientras que Marx enfatizó la maximización del beneficio, los economistas neoclásicos ven en la maximización de la utilidad a un nivel individual o social[35]​ la fuerza motriz de la economía.

Los defensores de la teoría del valor-trabajo replicarían cómo el capitalismo solamente reconoce la demanda respaldada por el dinero, (el precio de un bien no sólo se mide por su utilidad sino también por la cantidad de dinero que tienen los consumidores). Eso depende del conjunto de relaciones de distribución preexistentes. Dichas relaciones de distribución se apoyan a su vez sobre un conjunto de relaciones de producción que determinan cómo obtienen dinero los consumidores, cómo obtienen beneficios los capitalistas, los obreros salarios, lo terratenientes rentas, y así sucesivamente. En consecuencia, el precio de un bien depende no solamente de su utilidad, sino de la cantidad de dinero que los diferentes consumidores poseen, de ahí sus diferentes demandas efectivas. Sin embargo, no está claro en absoluto si esto difiere de un efecto riqueza sobre la demanda derivado de un problema de maximización de la utilidad individual.

En microeconomía, la maximización de la utilidad se produce teniendo presentes ciertas restricciones presupuestarias, que son las debidas a la cantidad disponible de factores de producción, por ejemplo, el trabajo (así con Marx la maximización del beneficio se produce bajo la restricción de las técnicas de producción disponibles y la tasa salarial).[36]​ De hecho, la última restricción es el tiempo.[37]​ Los hogares dividen su tiempo (24 horas) en ocio y trabajo. El tiempo de trabajo se dedica a ganar dinero para comprar bienes de consumo. El hogar elige la cantidad de tiempo libre (a través de las horas de trabajo) y la cantidad de bienes de consumo que maximizan su función de utilidad. Con Marx, el tiempo de trabajo no se basa en una decisión libre de los hogares, sino del producto de la lucha de clases entre trabajadores y capitalistas; los primeros tratan de reducir las horas de trabajo y los segundo de incrementarlas.

Más aún, todo lo anterior no considera los efectos del proceso de acumulación. De acuerdo con Marx, hay una tendencia por la que se igualan las tasas de beneficio en el proceso de acumulación, lo que conduce a los precios de producción. Si el precio de un bien está por encima de su precio de producción, entonces los capitalistas de ese sector obtiene un beneficio extraordinario (la tasa de beneficio supera a la tasa de beneficio medio de la economía en su conjunto). Como resultado, se atrae capital al sector, la producción aumenta y los precios caen hasta que el beneficio extraordinario desaparece. Los precios de producción resultantes se basan en horas de trabajo a través de la transformación del valor del trabajo en precios.

Según el marginalismo, el valor es subjetivo (ya que las mismas horas de ocio y bienes de consumo tienen distintas utilidades marginales para diferentes consumidores, o incluso para el mismo consumidor en circunstancias diferentes) y por lo tanto no se puede determinar midiendo cuánto trabajo llevó la producción de una unidad de un bien. En el óptimo de Pareto, por otra parte, las relaciones de intercambio entre bienes no sólo están determinadas por sus utilidades marginales, sino también por las productividades marginales de los factores de producción disponibles.

Eso significa que, en el marginalismo, los bienes se intercambian a la cantidad marginal de trabajo necesario para producirlos. En este sentido, se puede hablar de una teoría del valor marginal de los inputs de trabajo.[38]​ Sin embargo, esto se aplica a todos los factores de producción y a la utilidad marginal. El trabajo no es nada especial. Que estas teorías del valor se pueden mantener al mismo tiempo es posible gracias al análisis marginalista.[39]​ El óptimo de Pareto se define como una situación en la que se maximiza la utilidad y al mismo tiempo todos los factores de producción se emplean de la manera más eficiente, conduciendo a una situación en donde todos los bienes se intercambian según sus utilidades marginales y las cantidades marginales de los factores productivos necesarios para producirlos.

En otras palabras, si se pudiera corroborar empíricamente, el intercambio de bienes se lleva a cabo de acuerdo con la cantidad marginal de inputs de trabajo necesarios, lo cual confirmaría la teoría marginalista. Eso contradiría la teoría marxista, ya que según Marx los cocientes de intercambios están determinados por los precios de producción, que son diferentes de las cantidades de trabajo necesarias, es decir de su valor-trabajo. De forma implícita, Marx niega que el capitalismo sea un óptimo paretiano.

Uno de los modelos económicos más empleados, popularizado por Alfred Marshall, propone que, en un contexto competitivo, el precio (y por ende el valor económico) no se puede determinar considerando exclusivamente los procesos e individuos implicados en la producción de los bienes, sino también teniendo en cuenta a aquellos que los compran, y los fenómenos relacionados con su consumo. En otras palabras, la ley de la oferta y de la demanda afirman que los precios de los bienes son el resultado de una interacción y una medida de cuán arduo es para la sociedad ofertarlos y cuán útiles son para su consumo. Sin embargo, esta explicación no va contra la TVT en tanto los clásicos conocían estos fenómenos, entendiendo que la oferta está determinada por la cantidad de trabajo asignado a varias tareas y la productividad de este trabajo, y la demanda es una función de ingreso. Es una teoría imperfecta debido a la inexistencia de competencia perfecta, sin embargo esta aproximación se acerca mucho a la realidad en mercados no monopolizados.

Una lectura en profundidad del capítulo dedicado al trabajo de su "Teoría de Economía Política" muestra que consideró su análisis marginalista bastante consistente con la teoría del valor-trabajo ya que expuso que en equilibrio la utilidad marginal iguala al valor marginal del trabajo. Es el revolucionario descubrimiento de Jevons el que afirma que el trabajo puede medirse en términos de valor marginal del trabajo (δL/δX).

Los opositores de la economía marxista sostienen que la Teoría Laboral del Valor no prueba que mercancías puedan diferir del precio medio de producción. En 1871 el economista austriaco Carl Menger escribió:

Los defensores de la teoría argumentan que la crítica de Menger se basa en una confusión entre la producción general y capitalista. En el modo de producción capitalista, un diamante encontrado debajo de una roca o producido en los tiempos antiguos, vale tanto como un diamante semejante extraído de la tierra a un alto coste, ya que el precio de los diamantes es el coste promedio de producción, es decir, el tiempo de trabajo socialmente necesario que un diamante cuesta normalmente producir. Como Marx afirma en El Capital: "Los diamantes son de muy rara ocurrencia en la superficie de la tierra, y por lo tanto sus costos de descubrimiento, en promedio, requieren una gran cantidad de tiempo de trabajo ..... Si pudiéramos tener éxito en un pequeño gasto de trabajo, en la conversión de carbón en diamantes, su valor podría caer por debajo de los ladrillos". [1] Capital Volume 1 Part 1 Chapter 1.

Siguiendo la tradicción de Menger,[40]​ recientemente se ha presentado una crítica[41]​ a la demostración lógica de Marx en El Capital. Según esta crítica, ni se logra probar la existencia de la sustancia del valor ni su unicidad incurriendo en errores lógicos fatales. Además, se aplica la teoría de Menger[40]​ al caso de una sociedad mercantil simple para mostrar las lagunas de la teoría marxista frente a la teoría basada en las ideas del economista vienés.

Desde los estudios feministas, autoras como Mariarosa Dalla Costa y Silvia Federici han señalado que para reproducir las condiciones materiales de existencia de los trabajadores (mantenerlos vivos y capaces de trabajar) no sólo son necesarios bienes de consumo como alimentos, vestido, etc., sino que son igualmente necesarias actividades como la preparación de los alimentos, el mantenimiento de una higiene mínima necesaria para preservar la salud de los habitantes de la vivienda del trabajador, así como otras actividades de cuidado y crianza. Por lo tanto, el tiempo invertido en dichas actividades debe sumarse al trabajo socialmente necesario para reproducir la fuerza de trabajo.

Desde esta perspectiva, el valor real de la fuerza de trabajo resulta superior al valor que ésta tiene en el mercado, es decir que el monto del salario en realidad es inferior al valor de la fuerza de trabajo. El hecho de que, culturalmente, las actividades de reproducción y cuidado no fueran reconocidas como trabajo productor de valor, permite que el capitalista no integre el valor de dicho trabajo al cálculo del salario y, en cambio, lo disfrace de plusvalor, lo que constituye una expropiación en toda regla que intensifica la explotación a la que es sometido el trabajador, más allá de lo que Marx había considerado.

En virtud de la división sexual del trabajo instituida por el capitalismo, según la cual, el trabajo productivo (de valor) tradicionalmente ha sido realizado por los varones, mientras que el trabajo reproductivo corresponde a las mujeres, la porción "falsa" del plusvalor que proviene de la expropiación del valor del trabajo reproductivo no pagado fue producida casi exclusivamente por las mujeres por lo menos hasta el siglo XIX. Por esta Razón, Federici considera que el trabajo doméstico no pagado realizado por las mujeres constituye una de las fuentes fundamentales de la acumulación originaria que hace posible el desarrollo del capitalismo.

En este contexto, si bien es cierto que dentro del esquema tradicional de la división sexual del trabajo, el trabajador (varón) explota a las mujeres de su familia al no pagarles su trabajo reproductivo, en última instancia, quien disfruta de los beneficios económicos de dicha explotación, en forma de plusvalor, es el capitalista.

A partir del siglo XX la división sexual el trabajo tiende a difuminarse (muy lentamente) por la progresiva integración de los varones a los trabajos reproductivos, y de las mujeres a los trabajos asalariados, lo que da lugar a que en numerosas ocasiones el mismo trabajador, o trabajadora, deba realizar el trabajo reproductivo necesario para sustentar su vida. Pero aún en estos casos,mientras el trabajo reproductivo no se considere parte del trabajo socialmente necesario para reproducir la fuerza de trabajo y su valor no se sume al salario, seguirá formando parte de la acumulación originaria (valor expropiado) del capital.


hoy me muero



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Valor trabajo (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!