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Africanos




Bandera de Francia
Reunión (Departamento de Francia)


Bandera de Santa Elena, Ascensión y Tristán de AcuñaBandera de Reino Unido
Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña


Flag of Madeira.svgBandera de Portugal
Región Autónoma de las Islas Madeira


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Pantelaria


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Islas Canarias


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Ceuta


Bandera de MelillaBandera de España
Melilla


África es el tercer continente más extenso, tras Asia y América. Está situado entre los océanos Atlántico, al oeste, e Índico, al este. El mar Mediterráneo lo separa al norte del continente europeo; el punto en el que los dos continentes se hallan más cercanos es el estrecho de Gibraltar de 14.4 km de ancho. El mar Rojo lo separa al este de la península arábiga y queda unido a Asia a través del istmo de Suez, en territorio egipcio. Posee una superficie total de 30 272 922 km² (621 600 km² en masa insular), que representa el 20,4 % del total de las tierras emergidas del planeta. La población supera los mil trescientos millones de habitantes, un 15 % del total mundial. El continente se divide en 54 estados soberanos siendo uno de ellos, Egipto, transcontinental, además de dos estados con reconocimiento limitado y dos territorios dependientes.

El nombre del continente proviene del latín. Desde el siglo II a. C., los romanos llamaban África a las tierras que los griegos conocían como Libia, al oeste del Nilo y al este de los montes Atlas. El topónimo se formó con el nombre de un pueblo local, los Afri y el sufijo -ica usado para indicar un país en función de sus habitantes (como Céltica de "los celtas").[1][2][3]

Los afri eran una tribu autóctona cuyo nombre es de origen bereber ; ⵉⴼⵔⵉ ifri (plural ifran)[4]​ que significa "caverna", en referencia a los pueblos que los griegos llamaron Τρωγλοδύται / troglodytai, "los moradores de cavernas".[5]​ La misma palabra aparece en la tribu argelina de los Banu Ifran originarios de Ifrane / Yafran.[6]

Una hipótesis antigua, y menos probable, relaciona a los afri con el púnico 𐤏𐤐𐤓ʿpr /ʿafar "polvo".[7]

Después de 146 a. C., África fue el nombre de una provincia romana en el noroeste del continente. La Geografía de Ptolomeo marca el límite oriental en el istmo de Suez, que la separa de Europa, el occidental en el Océano y el meridional en el Sahara.

A partir de la era de los Descubrimientos y a medida que el conocimiento del continente se extendía en Europa, el nombre también lo hizo.

Etimologías populares o míticas del nombre lo derivan de la palabra latina aprica, "soleado", como dice Isidoro de Sevilla,[8]​ o del griego: a-phrike: "sin frío", como postuló León el Africano, si bien esta combnación de palabras no existe.[9][10]

Michèle Fruyt propuso derivar el nombre de africus "viento del sur"[11]​ asignando a la palabra un origen itálico, aunque la mayoría considera que el viento tomó su nombre por la provincia romana, y Gerald Massey, en 1881, inventó una etimología egipcia: af-rui-ka es decir, según su propuesta: "girar hacia la apertura del Ka", es decir, hacia el vientre materno, con lo cual los egipcios se referían a África como "lugar de nacimiento".[12]

Entre las etimologìas fundadas en personajes epónimos, Flavio Josefo relaciona África con un nieto de Abraham de nombre Efer[13]​ mientras que Ibn Khallikan lo vincula con el rey himyarita "Afriko hijo de Abraha", su conquistador.[14][15][16]

Se cree que África es la cuna de la humanidad y que de allí proceden las sucesivas especies de homínidos y antropoides que dieron lugar a los seres humanos. La teoría explica que allí se originó el Homo sapiens hace cerca de 300 000 años para luego expandirse por el resto de los continentes.

Según el historiador griego Heródoto (484 a. C.), una expedición fenicia auspiciada por el faraón Necao II (616 a. C.) circunnavegó el continente africano por primera vez.

Los orígenes del tráfico comercial entre el oeste y el centro de África y la cuenca mediterránea se pierden en la prehistoria. Los primeros relatos históricos datan de la antigüedad y versan sobre los nómadas que organizaban el comercio entre Leptis Magna y el Chad. Este comercio vivió su primer auge en el siglo I a. C. con el ascenso del Imperio romano. Sobre todo se comerciaba con oro, esclavos, marfil y animales exóticos para los juegos de circo en Roma a cambio de bienes de lujo romanos. De hecho es en esta época en la que se gesta el propio nombre de África. Tras la derrota de Cartago por Roma en la tercera guerra púnica se establece la provincia romana de África que abarcaría aproximadamente el Túnez actual. Fue una generalización territorial de la provincia lo que dio nombre a todo el continente. Una importancia crucial tuvo también la mayor utilización del camello a partir del siglo I en el norte de África.

A partir del siglo VII los árabes invaden el África del norte. El comercio caravanero y la expansión islámica alimentan el establecimiento de nuevas relaciones entre las «dos Áfricas».

El Imperio Kanem-Bornu existió en África entre el siglo XIII y la década de 1840. En su momento de mayor esplendor abarcó el área de lo que actualmente es el sur de Libia, Chad, noreste de Nigeria, este de Níger y norte de Camerún.

El Reino del Congo fue un estado situado en lo que actualmente constituye la zona norte de Angola, el enclave de Cabinda, Congo-Brazzaville y la parte occidental de Congo-Kinsasa. Su área de influencia abarcaba también los estados vecinos.

La repartición colonial de África por las potencias europeas, iniciada a partir del siglo XVII, tuvo lugar aproximadamente en 1885, con la conferencia de Berlín y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, época en la que los imperios coloniales se extendieron más rápidamente en África que en cualquier otro lugar del mundo, si bien dos países, Liberia y Etiopía, consiguieron mantener su independencia. Es un ejemplo del Nuevo Imperialismo generado por la necesidad de los países europeos de obtener materias primas para el rápido crecimiento de su producción manufacturera después de la Revolución Industrial, iniciada en Inglaterra a fines del siglo XVIII.

Al final de la Segunda Guerra Mundial los aliados no logran ponerse de acuerdo sobre el futuro de la antigua colonia italiana de Libia. En ese momento era un territorio más de cinco veces mayor que la propia Italia. Sin embargo, la población no sobrepasaba el millón de habitantes, por lo que representaba un destino apropiado para la población desplazada de Italia por la guerra, que empezó a buscar lugares a donde emigrar. Los recelos entre Occidente y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hacen que finalmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decida dar la independencia al país dejándolo en manos del rey Idris.

Aunque ya había cuatro países independientes en África (Liberia en 1847, Sudáfrica en 1910, Egipto en 1922 y Etiopía en 1941) Libia se convierte así en la primera colonia africana en lograr su independencia en 1951, a la que seguirá la de Ghana en 1957. Más adelante las potencias europeas lamentarían este hecho, pues contribuyó a desencadenar las diferentes luchas por la independencia africana.

En su mayor parte, África es una enorme y antigua plataforma continental maciza y compacta, elevada entre 600 y 800 msnm, surcada por grandes ríos (aunque pocos) y escasa en penínsulas. Destaca por su regularidad orográfica y considerable altitud media.

Tres franjas climáticas sucesivas se repiten al norte y al sur del ecuador, abarcando los climas mediterráneo, desértico, subtropical e intertropical lluvioso, este último, en sus dos tipos principales, tanto de sabana como de selva. África es el continente con mayor índice de insolación anual, lo cual podría haber dado origen a su nombre (África, del griego "a-phrike", ‘sin frío’).

Los suelos son excepcionalmente ricos en minerales y muy aptos para pastos. Debido al clima es allí donde evolucionó la mosca tsetsé y donde prolifera actualmente. Las principales áreas cultivadas se encuentran en las tierras altas orientales y la zona de los Grandes Lagos, algunos deltas y riberas e incluso en el Sahel.- Situación Astronómica Continental: Norte: Cabo Blanco, Túnez (37°20′ Norte) Sur: Cabo de las agujas, Rep. Sudafricana (35° Sur) Este: Cabo Hafún, Somalia (51°24′ Este) Oeste: Cabo Verde, Senegal (18° Oeste)

El cambio climático en África es una amenaza cada vez más grave para el continente, ya que África es uno de los continentes más vulnerables al cambio climático.[29][30]​ El cambio climático antropogénico ya afecta significativamente a África. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, la vulnerabilidad de África al cambio climático está impulsada por una serie de factores que incluyen una capacidad de adaptación débil, una alta dependencia de los bienes de los ecosistemas para los medios de vida y sistemas de producción agrícola poco desarrollados.[31]​ Los riesgos del cambio climático sobre la producción agrícola, la seguridad alimentaria, los recursos hídricos y los servicios de los ecosistemas probablemente tendrán consecuencias cada vez más graves en la vida y las perspectivas de desarrollo sostenible en África.[30]​ La gestión de este riesgo requiere la integración de estrategias de mitigación y adaptación en la gestión de los bienes y servicios de los ecosistemas y los sistemas de producción agrícola en África.[31]

En las próximas décadas, se espera un calentamiento debido al cambio climático en casi toda la superficie de la Tierra, y la precipitación media global aumentará.[32]​ Se espera que los efectos regionales sobre las precipitaciones en los trópicos sean mucho más variables espacialmente y hay menos seguridad respecto del aumento o disminución de las precipitaciones, pero hay certeza de que habrá cambios. Las temperaturas superficiales observadas han aumentado en África desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XXI en aproximadamente 1 ° C. En ciertos lugares, la temperatura ha aumentado todavía más, por ejemplo en el Sahel la temperatura mínima ha aumentado hasta 3 ° C al final de la estación seca.[33]​ Las tendencias de precipitación observadas indican discrepancias espaciales y temporales.[34][30]​ Los cambios observados en temperatura y precipitación varían regionalmente.[35][34]

En términos de esfuerzos de adaptación, los actores a nivel regional están logrando algunos avances. Esto incluye el desarrollo y adopción de varias estrategias regionales de adaptación al cambio climático,[36]​ por ejemplo, el Reporte de Políticas sobe Cambio Climático de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC, por sus siglas en inglés)[37]​ y la estrategia de adaptación para el sector del agua.[38]​ Además, se han realizado otros esfuerzos para mejorar la adaptación al cambio climático, como el Programa tripatito de Adaptación y Mitigación del Cambio Climático en África Oriental y Meridional (COMESA-EAC-SADC).[39]

El continente africano está compuesto de 54 Estados soberanos, tres territorios dependientes y varios territorios integrados en Estados no africanos como Francia, España o Portugal. Las entidades políticas africanas anteriores al colonialismo desaparecieron con la expansión europea por el continente a finales del siglo XIX. Solo Abisinia, que se mantuvo independiente gracias a su victoria sobre los italianos en 1896 en la batalla de Adua, y Liberia, que fundada por el Gobierno estadounidense con esclavos liberados de su país en 1847, se mantuvieron independientes. La mayoría de los países africanos lograron la independencia en el siglo XX a partir del proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial y que alcanzó su plenitud en los años 60. En 2011 surgió, hasta el momento, el último Estado en el continente, Sudán del Sur, tras conseguir la independencia de Sudán tras dos largas guerras civiles (1955-1972 y 1983-2005).

División política de África

Regiones de África según la ONU

Todos los Estados africanos soberanos son miembros de pleno derecho de la ONU, contando entre ellos con cuatro Estados fundadores como fueron Egipto, Sudáfrica, Liberia y Etiopía.

En materia económica 52 Estados son miembros de la Organización Mundial del Comercio (ocho son observadores) mientras que Sudán del Sur y Eritrea no pertenecen a ella. Asimismo, la totalidad del continente se incluye en el Fondo Monetario Internacional aunque ocho Estados no cumplen el artículo VIII de la organización.

Es importante destacar la presencia del continente en la OPEP, ya que Argelia, Angola, Gabón, Libia y Nigeria son productores de petróleo.

En materia de justicia y seguridad todos los países africanos están integrados en la Interpol, sin embargo en el caso de la Corte Penal Internacional nueve países no han firmado ni ratificado el Estatuto de Roma, mientras que son diez los firmantes que aún no lo han ratificado. El resto de países acepta la jurisdicción del Corte Penal Internacional para juzgar casos de crímenes contra la humanidad.

También esta presente la Liga Árabe, que engloba a los países musulmanes del continente: Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Sudán, Mauritania, Somalia y Yibuti.

Los Estados africanos (salvo Sudán del Sur) están adscritos al Movimiento de Países No Alineados.

En cuanto a las organizaciones transcontinentales, el continente africano esta presente en Asociación ribereña del Océano Índico para la cooperación regional (1995) de cooperación entre países asiáticos, Australia y nueve Estados africanos (Somalia, Tanzania, Madagascar, Seychelles, Mauricio, Mozambique, Kenia, Sudáfrica y Comoras). Durante la Guerra Fría (1986) se creó la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur, bajo el auspicio de las Naciones Unidas, con el objetivo de mantener la seguridad y la paz en el Atlántico Sur. Por iniciativa de Brasil se unieron 21 Estados africanos más tres sudamericanos.

En 1975 se creó Estados de África, del Caribe y del Pacífico (ACP) para, a través de varios acuerdos (el más reciente Acuerdo de Cotonú del año 2000) luchar contra la pobreza junto a la Unión Europea, que trabaja por medio del Fondo Europeo de Desarrollo. Forman parte de esta organización los 47 Estados africanos. La Unión Europea trabaja a través de la firma de acuerdos económicos con los cinco bloques regionales.

La principal organización política regional del continente es la Unión Africana (UA), heredera de varios intentos previos de unir políticamente al continente, a semejanza de la Unión Europea en Europa. Sus predecesoras son la Unión de Estados Africanos, creada por el ghanés Kwame Nkrumah en 1958, y la Organización para la Unidad Africana de 1963. Desde 1984 hasta el año 2017 Marruecos no formó parte de la UA como protesta por la admisión de la República Árabe Saharaui Democrática, con la que mantiene un contencioso por el Sáhara Occidental.

La principal organización económica es la Comunidad Económica Africana (CEA), fundada en 1981. El objetivo de la CEA es fomentar la integración y el desarrollo a través de la cooperación entre los estados africanos. Para ello utiliza un sistema de agrupaciones regionales como pilares básicos:

Fuera del paraguas de la CEA existen otras organizaciones de tipo económico, como la Comisión del Océano Índico, Autoridad de Liptako-Gourma, Unión del Río Mano o la Comunidad Económica de los Países de los Grandes Lagos.

Datos de superficie y población consultados en The World factbook (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última). actualizados 1 de junio de 2016.

De los 54 estados soberanos de África, 51 de ellos están constituidos como república, y tan solo 3 tienen forma de monarquía: Lesoto, Marruecos y Suazilandia.

Varios estados alcanzaron su independencia como monarquías pero a lo largo de los años se han ido convirtiendo en repúblicas: Egipto (1952), Ghana (1960), Kenia (1964), Burundi (1966), Malawi (1966), Libia (1969), Gambia (1970), Etiopía (1975) y Mauricio (1992).

Uno de los grandes males del continente africano es la proliferación de regímenes políticos autoritarios desde que los distintos estados fueron obteniendo su independencia. Atendiendo al Índice de democracia publicado anualmente por la Economist Intelligence Unit, en 2018 solamente una pequeña parte de los países africanos podían ser considerados como democráticos, mientras que más de la mitad se mantenían bajo formas políticas autoritarias o dictatoriales:

Desde que comenzó a publicarse este índice de democracia en 2006, la situación ha mejorado muy ligeramente. Han pasado a tener la consideración de países democráticos Ghana (2010), Senegal (2012) y Túnez (2014); en cambio la han perdido Malí (2012) y Benín (2013). Temporalmente fueron considerados democráticos los regímenes de Zambia (2011-2015) y Malawi (2012-2013).

Han pasado de estar calificados como regímenes autoritarios a ser considerados como híbridos Sierra Leona (2008), Marruecos (2012), Burkina Faso (2013), Nigeria (2016) y Costa de Marfil (2018). En el sentido contrario, Burundi (2012) y Mozambique (2018) han pasado a ser catalogados como regímenes autoritarios. Temporalmente fueron considerados híbridos los regímenes de Níger (2011-2015), Mauritania (2011-2014), Egipto (2011-2012) y Libia (2012-2013), regresando todos ellos a la condición de autoritarios.

Dos territorios africanos aún tienen un reconocimiento limitado debido a conflictos territoriales. Así, la República Árabe Saharaui Democrática surgió como resultado del proceso de descolonización del Sáhara Español en 1976, siendo reconocido por 48 estados soberanos. El resto del territorio está ocupado por Marruecos que no reconoce la independencia y lo reclama como territorio propio. Somalilandia se autoproclamó estado durante la crisis política somalí que desembocó en una guerra civil todavía latente. Somalilandia no es reconocida por ningún estado.

Datos de superficie y población consultados en The World factbook (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última). actualizados 1 de junio de 2016.

La dependencia francesa está compuesta por una serie de islas conocidas como Islas Dispersas del Océano Índico de las que la mayoría están deshabitadas y son reclamadas por países soberanos como Mauricio, Madagascar o Seychelles. Por su parte el territorio de ultramar de Santa Helena está incluido en el Comité de Descolonización de la ONU. Ambos territorios forman parte de los países y territorios de ultramar (o PTU) son las dependencias y territorios de ultramar de los Estados miembros de la Unión Europea que no forman parte de la Unión, sino que tiene un estatuto de asociados a los Estados miembros desde el Tratado de Lisboa.

Datos de superficie y población consultados en The World factbook (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última). actualizados 1 de junio de 2016.

Está formada por territorios integrados como parte de otros estados. Los territorios de las Islas Canarias, Reunión, Mayotte y Madeira forman parte de la Región Ultraperiférica de la Unión Europea, que, aun estando geográficamente alejados del continente europeo, forman parte indivisible de alguno de los veintisiete Estados miembros de la Unión.

Datos de superficie y población consultados en The World factbook (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última). actualizados 1 de junio de 2016.

En su condición de excolonias, la mayoría de los países africanos mantienen estrechas relaciones económicas con la Unión Europea (UE).

Existe una organización supranacional, tomando como referencia a la Unión Europea, llamada Unión Africana(UA), de la que forman parte todos los países del continente, incluida la República Árabe Saharaui Democrática. La mayor parte de los países africanos están subdesarrollados o en vías de desarrollo.

El 36,2% de la población, unos 350 millones de personas, viven con menos de un dólar al día. África paga cerca de 20 000 millones de dólares en pagos de deuda cada año, aun pese a las condonaciones de deuda de los años 1990.[44]

Durante el régimen colonial los europeos explotaron los productos más fáciles y más provechosos de extraer, como el oro, el marfil, maderas y fibras textiles. Tras la emancipación de las colonias los más codiciados pasaron a ser el petróleo, los diamantes y la minería en general, pero estos productos mencionados se hallan en pocos países. El petróleo y el gas natural se explotan principalmente en Nigeria, Angola, Argelia, Egipto y Libia.[45]

El subsuelo africano proporciona los siguientes minerales en abundancia: oro (principalmente Ghana, Sudáfrica, Sudán y Malí),[46]bauxita (Guinea),[47]cromo (Sudáfrica),[48]cobre (Congo y Zambia),[49]cobalto ( Congo, Madagascar, Marruecos y Sudáfrica) [50]​, mineral de hierro (Sudáfrica),[51]litio (Zimbabue),[52]manganeso (Sudáfrica, Gabón y Costa de Marfil),[53]fosfato (Marruecos, Egipto, Túnez, Senegal, Argelia y Togo),[54]platino (Sudáfrica y Zimbabue),[55]estaño (Congo, Nigeria y Ruanda),[56]tungsteno (Ruanda)[57]tántalo (Congo, Ruanda, Nigeria, Etiopía y Burundi) [58]​ y uranio (Namibia y Níger).[59]

La agricultura del continente africano se presenta en dos formas: agricultura de subsistencia y agricultura comercial. Los principales productos de cultivo para el consumo de la población local incluyen ñame, mandioca, batata, sorgo, maní, taro, frijoles, maíz y arroz. Se incluyen en los productos que África cultiva normalmente para la exportación: algodón, , tabaco, cacao, café, anacardo y plátano. También hay cultivos típicos de determinadas regiones de África, como aceituna en el norte del continente; a nuez de cola, semilla de calabaza (egusi) a nuez de karité en África Occidental; y sésamo en todo el continente. [60]

La carencia de buena tecnología y de medios de comunicación eficientes dificultan la explotación de dichas materias primas. El 60% de los trabajadores africanos realiza actividades rurales, y el 80% de lo que África exporta son materias primas, siendo a su vez los productos industrializados los que representan la casi totalidad de sus importaciones. Solo el 15% está empleado en el sector industrial, siendo Egipto, Sudáfrica, Túnez y Marruecos los que poseen casi el total de dicha actividad. El resultado es que África es el continente más pobre del planeta: su PBI representa tan solo el 2,6% del total mundial.[61]

La ayuda exterior llega a los cincuenta millones de dólares cada año, y en los últimos 60 años esa ayuda ha sido de al menos mil millones. Sin embargo, esto ha empobrecido más a los países, ha ralentizado el crecimiento, los ha endeudado más, los ha hecho más propensos a la inflación y vulnerables a los vaivenes de las divisas, ha reducido el atractivo para la inversión y ha aumentado el riesgo de conflictos civiles. La ayuda exterior se transforma en deuda, que se paga a expensas de la educación y los servicios médicos africanos. Aun cuando se termina de pagar una deuda, los países vuelven a pedir más ayuda. A fin de paliar este círculo vicioso, la tendencia actual consiste en condonar la deuda externa a los países que demuestran un compromiso con el sistema democrático y con el desarrollo.

La asistencia ha estado afectada por corrupción, y los flujos han acabado beneficiando a las burocracias gubernamentales y ciertas ONG financiadas por algunos gobiernos.[62]​ La corrupción le cuesta a África 150 millones de dólares al año. No existen incentivos para que los gobiernos busquen formas más transparentes para recaudar fondos para el desarrollo, solo se les pide a las agencias de donación una infusión de capital.

En contraposición, en otros países la ayuda ha servido para resolver problemas como las epidemias que diezman la salud y las vidas de la población activa (sida, malaria), la falta de infraestructuras básicas, el rendimiento agrícola, el analfabetismo y la carencia de educación primaria universal. Existen ejemplos de países, como Ghana, que demuestran emplear correctamente la ayuda.

El flujo de capital ayuda a que los gobiernos ineficientes sigan en el poder, ya que el presidente no tiene que hacer nada pues la ayuda sigue llegando, siempre y cuando pague al ejército. No tiene que subir los impuestos, ni preocuparse del descontento de los ciudadanos ni de la representación de estos. Los choques civiles a menudo son motivados por el conocimiento de que al hacerse con el poder, el ganador obtiene un acceso virtualmente completo al paquete de ayuda.

La ayuda hace que la burocracia se vuelva clientelista y envuelva a los ciudadanos con trámites innecesarios. En Camerún se tardan 426 días en hacer un procedimiento comercial y 119 días en Angola.

La ayuda alimentaria que compra comida cultivada en Estados Unidos quiebra a los agricultores locales. Se ha hecho poco para ayudar a los agricultores y se gastan millones de dólares en el programa.

La gran cantidad de dinero crea la "enfermedad neerlandesa": los grandes flujos de dinero hacen que la moneda local se fortalezca incrementando además los precios internos. Esto crea además inflación, por lo que los países deben emitir bonos. Uganda fue obligada a emitirlos en 2005, pagando intereses de $110 millones anuales.[44]

China está presente en países con grandes recursos, por ejemplo petróleo, en Angola, que es su principal proveedor, y en otros países como son Guinea Ecuatorial, Nigeria, Chad, Sudán, Gabón, Zambia y República Democrática del Congo, estos dos últimos países productores de minerales.

Después de Estados Unidos y de la Unión Europea, China es el tercer socio más importante del continente, con inversiones en industrias de la construcción que están haciendo carreteras, embalses, viviendas, hospitales, y en la explotación de hidrocarburos y minerales.[63]​ China tiene estrecha relación con Zimbabue, y Sudán, cuyos gobiernos son cuestionados.

Estados Unidos tiene interés en África por el petróleo.[63]

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), África cuenta con ciudades subdesarrolladas, la mayoría de ciudades de África que poseen mayor desarrollo están en Sudáfrica y Egipto.

Hay aproximadamente 41 monedas oficiales distintas. La moneda oficial más extendida es el franco CFA en sus dos versiones: el Franco CFA de África Occidental moneda nacional en ocho países y el Franco CFA de África Central en seis. También esta presente el euro a través de los territorios españoles y franceses en el continente, así como la libra de Santa Elena, par a la libra esterlina, pero con sus propios modelos de monedas y billetes con respecto a la moneda británica.

Las estimaciones sobre la población no son precisas debido a lo obsoleto de gran número de censos nacionales. Se calcula, sin embargo, que viven en África no menos de mil millones de personas.

En África predomina la raza negra, cerca de un 80% del total de la población, a excepción de la franja costera mediterránea donde son mayoritarios, aunque no exclusivos, tipos humanos arabo-bereberes y caucasoides-mediterráneos. Entre el trópico de Capricornio y el trópico de Cáncer la población es casi en su totalidad negra, y suele ser subdividida en cuatro grupos principales, aunque siempre han existido en las zonas limítrofes entre estos grandes grupos pueblos más o menos mixtos en todas sus combinaciones. Tales grupos principales son sudanés, (Sahel y países del golfo de Guinea), nilótico, (Nilo, desde Sudán hasta los Grandes Lagos), cusita (Macizo etíope y Cuerno de África) y bantú, siendo este el más extendido, ya que ocupa toda el área a partir del cinturón selvático ecuatorial. Es además un tipo mixto relacionado con dos tipos antaño muy extendidos (hoy en día minoritarios), los twa y otros grupos mal denominados pigmeos, habitantes de los bosques, y los kung-san, mal denominados bosquimanos, de las zonas áridas del extremo sur.

Migrantes de origen francés se hallan establecidos en el Magreb y escasamente en las grandes ciudades de África Occidental, los de origen español habitan Marruecos y el Sáhara Occidental, mientras que en Angola y algunas ciudades costeras de África Occidental hay un número minoritario de grupos mixtos de origen africano-portugués. En el sur de África hay una significante cantidad (seis millones) de africanos blancos o afrikáneres, descendientes de neerlandeses y británicos.

La mayoría de los africanos mantienen un estilo de vida rural, pero la urbanización aumenta, ya que la gente abandona el campo para buscar trabajo en las ciudades. Las mayores densidades de población se encuentran donde el agua es más accesible, como en el valle del Nilo, las costas del norte y oeste, a lo largo del Níger, en las regiones montañosas del este y en Sudáfrica.

Aumento de la población desde el año 1 d. C. hasta el 2010 y proyecciones de población para los años 2050 y 2100.[64]

En África las características de la población y su esperanza de vida varían según las condiciones. En África del Norte o en el desierto del Sahara, la mayor parte de sus habitantes son adultos y superan a la población juvenil, aunque no se da tampoco un envejecimiento progresivo. En el África subsahariana la mayor parte de sus habitantes son jóvenes, aunque en las últimas décadas se ha experimentado un crecimiento en la población adulta y un progresivo envejecimiento. Esto se da principalmente en países como Etiopía y Somalia, aunque en Sudáfrica también se experimenta un crecimiento de población adulta pero no es tan común el envejecimiento.

La población por sexo varía en el continente; al sur del Sahara, conocido también como el África negra, predominan las personas de sexo femenino, excepto en países como Angola, Mozambique, Etiopía, Somalia y Yibuti, entre otros. En cambio, en la mayor parte de los países del África del Norte predominan las personas de sexo masculino, excepto Marruecos, Sáhara Occidental, Mauritania y Chad.[cita requerida]

Además de lenguas alóctonas como el árabe, el francés o el inglés (entre otras) cuya presencia en África se debe a procesos de conquista y dominación política. Se estima que en África actualmente existen unas 1700 lenguas autóctonas.

Demográficamente el árabe y el francés son las lenguas con más hablantes potenciales y las más extendidas en el continente. Las lenguas autóctonas de África con el mayor número de hablantes son el suahili (90 millones de hablantes), el oromo (70 millones), el hausa (40 millones) y el amhárico, todas ellas con un buen número de hablantes para los cuales es su segunda lengua y no su lengua materna (estas cuatro lenguas se usan ampliamente como lingua franca en sus respectivas áreas de influencia). Las lenguas europeas más extendidas son el francés, el inglés y el portugués, generalmente utilizados por las administraciones postcoloniales y las clases urbanas. A continuación existe un grupo de cerca de 20 idiomas étnicos con entre 1 y 20 millones de hablantes como: (de norte a sur) el wólof, manding (mandé), ewe, fon, yoruba, igbo, lingala, shona, setsuana, xhosa, malgache, etc. Otros idiomas minoritarios son el afrikáans y el español, de origen europeo, y otros autóctonos como el bereber. Los idiomas africanos y oficiales en sus respectivos estados son: el amárico hablado en Etiopía, el somalí en Somalia, el suajili en Kenia y Tanzania, el setsuana en Botsuana, el afrikáans en Sudáfrica y Namibia (junto con el inglés), y el malgache en la República de Madagascar (junto con el francés).

Las lenguas africanas autóctonas pertenecen a cuatro grandes grupos:

La mayor parte del continente profesa religiones tradicionales africanas, englobadas dentro del impreciso grupo conocido como animista. Esto significa que creen que los espíritus habitan objetos animados o inanimados. Dicho así mismo suele persistir bajo la apariencia de religiones universalistas como el islam o el cristianismo. También hay creyentes del rastafarismo.

El islam tiene una presencia dominante en el norte y destacada en el Sáhara, el Sahel, África Occidental y África Oriental. El cristianismo monofisita, aunque más antiguo que el islam, quedó confinado a Etiopía. A partir del siglo XX adquirirán una creciente importancia el catolicismo y protestantismo.

Sin embargo tanto islam como el cristianismo se encuentran en África con sincretismos más o menos sectarizados como el kimbanguismo o la Iglesia "Cita con la Vida", que persisten y se reproducen gracias a la fortaleza implícita de los conceptos de las religiones tradicionales. Las religiones tradicionales africanas tienen una presencia destacada en América, especialmente el vudú en Haití, la religión yoruba y las religiones del antiguo Reino del Congo en el Caribe y en Brasil principalmente.

Existen asimismo minorías hinduistas.

Los antiguos la personificaban bajo la figura de una mujer y con la de un escorpión. En una medalla del emperador Adriano lleva por casco o morrión la cabeza de un elefante. En otras varias medallas se observa que tiene en la mano derecha un escorpión y en la izquierda el cuerno de la abundancia; a sus pies un cesto lleno de flores y de frutos. El caballo y la palma son los símbolos de la parte de África vecina a Cartago.

En una medalla de la reina Cristina se ve una alegoría menos conocida: Atlas cubierto con la piel de la cabeza de un elefante guarnecida con su trompa y sus colmillos, contemplando los signos del zodíaco, para indicar que este rey, considerado por algunos como el inventor de la astronomía, reinó en África. Los modernos aprovechando de todas estas ideas han representado el África bajo los rasgos de una mujer mora, casi desnuda teniendo los cabellos rizados, llevando por casco una cabeza de elefante, un collar de coral, un cuerno lleno de espigas en una mano, un escorpión en la otra o un colmillo de elefante y acompañada de un león y de varias serpientes. Lebrun la ha pintado bajo la figura de una mora desnuda hasta la cintura, sentada sobre un elefante y en la cabeza un parasol que la pone enteramente a la sombra. Sus cabellos son negros, cortos y rizados: lleva por pendientes dos grandes perlas y sus brazos adornados con ricos brazaletes.[67]

El teatro africano, entre tradición e historia, se está encauzando actualmente por nuevas vías. Todo predispone en África al teatro. El sentido del ritmo y de la mímica, la afición por la palabra y la verborrea son cualidades que todos los africanos comparten en mayor o menor medida y que hacen de ellos actores natos. La vida cotidiana de los africanos transcurre al ritmo de variadas ceremonias, rituales o religiosas, concebidas y vividas generalmente como verdaderos espectáculos. No obstante, aunque África ha conocido desde siempre este tipo de ceremonias, cabe preguntarse si se trataba realmente de teatro; a los ojos de muchos, estos espectáculos están demasiado cargados de significado religioso para que puedan considerarse como tal. Otros estiman que los tipos de teatro africanos guardan cierto parecido, como en otros tiempos la tragedia griega, como un preteatro que nunca llegará totalmente a ser teatro si no se desacraliza. La fuerza y las posibilidades de supervivencia del teatro negro residirán, por lo tanto, en su capacidad para conservar su especificidad. en el África independiente está tomando forma un nuevo teatro.

Nuevo Teatro: Se trata de un teatro comprometido, incluso militante, concebido para defender la identidad de un pueblo que ha logrado su independencia

Teatro de Vanguardia: Se orienta actualmente hacia una investigación sobre el papel de actor, próxima a la de Jerzy Grotowski y su teatro laboratorio. Así, en Libreville (Gabón), se formó en 1970 un teatro vanguardista que realizó dos espectáculos que dejaron una huella perdurable en las jóvenes generaciones de comediantes. Otra vía de investigación es el teatro de silencio, creado por François Rosira, cuyo fin era realizar espectáculos en los que el canto, el recitado, la música y el baile se complementen en perfecta armonía.

Asociaciones como Ndjembé promovían el carácter teatral en África.



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