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Cardenal Bergoglio



Francisco[7][8]​ (en latín, Franciscus PP.), de nombre secular Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, 17 de diciembre de 1936), es el 266.º y actual papa de la Iglesia católica.[9]​ Como tal, es el jefe de Estado y el octavo soberano de la Ciudad del Vaticano. Tras la renuncia de Benedicto XVI al pontificado, fue elegido el 13 de marzo de 2013 en la quinta votación efectuada durante el segundo día de cónclave.

Antes de entrar en el seminario como novicio de la Compañía de Jesús, trabajó una temporada como técnico químico. Entre 1964 y 1965 fue profesor de Literatura y Psicología en la escuela jesuita Inmaculada Concepción de Santa Fe.[10][11]​ En 1969 fue ordenado sacerdote y entre los años 1973 y 1979 fue el superior provincial de los jesuitas en Argentina. Entre 1980 y 1986 fue rector del Colegio Máximo y de la Facultad de Filosofía y Teología del Partido de San Miguel. Luego de un breve paso por Alemania y por Buenos Aires, se estableció en la provincia argentina de Córdoba durante seis años.

Su espiritualidad y carácter llamaron la atención del cardenal Antonio Quarracino y, el 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II designó a Bergoglio obispo titular de la diócesis de Oca y uno de los cuatro obispos auxiliares de la arquidiócesis de Buenos Aires. Luego de desempeñarse como vicario general de Quarracino, el 3 de junio de 1997 fue designado arzobispo coadjutor de Buenos Aires con derecho a sucesión, por lo que ocupó el cargo de su mentor en el episcopado tras su muerte, el 28 de febrero de 1998, convirtiéndose también en el gran canciller de la Universidad Católica Argentina.

El papa Juan Pablo II creó a Bergoglio cardenal presbítero de San Roberto Belarmino el 21 de febrero de 2001. Tras la muerte de dicho pontífice, el 2 de abril de 2005, fue considerado como uno de los candidatos para ocupar el trono de san Pedro,[12]​ cargo para el que fue elegido finalmente el alemán Joseph Ratzinger, quien adoptó el nombre papal de Benedicto XVI. Bergoglio fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos consecutivos, desde noviembre de 2005 hasta noviembre de 2011. Impedido por los estatutos de asumir un nuevo mandato, durante la 102.ª asamblea plenaria de ese organismo se eligió al arzobispo de la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, José María Arancedo, para sucederlo.[13]

El 13 de marzo de 2013, el cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI eligió como papa a Jorge Mario Bergoglio, quien manifestó su voluntad de ser conocido como 'Francisco' en honor al santo de Asís. Bergoglio es el primer papa jesuita y el primero proveniente del hemisferio sur. Es el primer pontífice originario de América y el primero no europeo desde el sirio Gregorio III ―fallecido en 741―.

Conocido por su humildad, su adhesión a la opción preferencial por los pobres —principio que abarca a los marginados y sufrientes de distinta extracción— y su compromiso de diálogo con personas de diferentes orígenes y credos, Francisco mostró una variedad de gestos pastorales indicativos de sencillez, entre los que se incluyen su decisión de residir en la Casa de Santa Marta en lugar de la residencia papal en el Palacio Apostólico Vaticano usada por sus antecesores desde 1903. Entre las acciones que hasta la fecha han caracterizado su pontificado destacan sus iniciativas de reforma de la Curia Romana en campos tan diversos como la economía y las finanzas, la administración, los tribunales eclesiásticos y el derecho canónico, las comunicaciones sociales, la sanidad, el laicado y la familia.[14]​ Con ello propugnó soluciones en temas complejos que incluyen la transparencia en las finanzas vaticanas, la coherencia entre la misión evangelizadora y la actividad económica, la simplificación de la burocracia, la eficacia de la comunicación, la nulidad matrimonial, la lucha contra la pedofilia y los abusos, y la protección de menores y migrantes.[14]​ Al poco tiempo de su elección, en 2013 la revista Time lo consideró una de las cien personas más influyentes, incluyéndolo en el grupo de los «líderes»,[15]​ y meses más tarde lo nombró «persona del año» 2013.[16]​ Su fotografía fue portada de la revista Rolling Stone internacional en dicho año.

Jorge Mario Bergoglio nació en el seno de una familia católica el 17 de diciembre de 1936, en el barrio porteño de Flores, siendo el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por Mario José Bergoglio (1908-1959) (contador, empleado en el ferrocarril),[17][18]​ nacido en Portacomaro, provincia de Asti, que tuvo que emigrar de Italia debido al avance del fascismo;[19]​ y Regina María Sivori (1911-1981), ama de casa, nacida en Buenos Aires, hija también de inmigrantes procedentes del Piamonte y Génova.[20][21]​ María Elena Bergoglio es la única de sus hermanos todavía con vida.[19]

Durante su infancia, Jorge Bergoglio creció en un hogar arraigado a los orígenes italianos y católicos de su familia.[22]​ Sus padres lo bautizaron el día de Navidad de 1936 en la Basílica María Auxiliadora y San Carlos del barrio de Almagro en Buenos Aires.[23]​ Durante su infancia estudió en el colegio salesiano Wilfrid Barón de los Santos Ángeles de la localidad de Ramos Mejía.[17]

Tuvo una estrecha relación con sus abuelos, especialmente con su abuela Rosa Vasallo. El propio papa Francisco ha comentado que ha sido «la mujer que mayor influencia» ha tenido en su vida. La periodista Lucía Capuzzi, basándose en documentos y actas oficiales, y habiendo entrevistado personalmente a varias personas que la conocieron y que convivieron con ella en el Piamonte y la Liguria.[24]

Posteriormente estudió en la escuela secundaria industrial (ETN n.º 27) Hipólito Yrigoyen, en la que se graduó como técnico químico,[25][4]​ tras lo cual estuvo trabajando en el laboratorio Hickethier-Bachmann, realizando análisis bromatológicos destinados a controlar la higiene de productos alimenticios. Ya en esa época sentía una fuerte vocación religiosa.[26]

En su juventud, una enfermedad hizo que fuese sometido a una operación quirúrgica en la que le fue extirpada una porción de pulmón. A pesar de ello, según los médicos, el tejido que le falta a su pulmón no tiene impacto significativo en su salud.[27][28]​ La única preocupación sería una disminución en la reserva de la respiración si llegara a padecer una infección respiratoria.[29]

Con 21 años, en 1957 decidió convertirse en sacerdote. Ingresó al seminario del barrio Villa Devoto y al noviciado de la Compañía de Jesús. Después de dos años de noviciado, culminó sus estudios en el juniorado Jesuita de Santiago de Chile, ubicado en la casa de retiro de San Alberto Hurtado, donde ingresó al curso de Ciencias Clásicas y profundizó sus estudios de historia, literatura, latín y griego,[30]​ bajo la instrucción del carismático Carlos Aldunate.[31]

De 1964 a 1966 fue profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe[32]​ Cuando se encontraba en la Ciudad de Santa Fe, en el año 1965, contó con la presencia del ilustre escritor argentino Jorge Luis Borges quien dictó un seminario que tuvo como resultado final un libro llamado "Cuentos Originales", una selección de ocho textos escritos por los alumnos en el cursillo, cuyo prólogo estaba redactado por el propio Borges.[33]

En 1966 Jorge Bergoglio y varios jesuitas de la Universidad del Salvador eran directores espirituales de los jóvenes integrantes católicos que ingresaron a la agrupación juvenil peronista Guardia de Hierro después de la Noche de los Bastones Largos. Guardia de Hierro era una organización surgida durante la Resistencia peronista con actividad política en varios frentes, que se disolvió formalmente en 1974. [34][35]​ De su relación con Guardia de Hierro recibió ya iniciada la década de 1970, una considerable influencia del pensamiento de la filósofa Amelia Podetti, respecto de cuya obra escribió en 2006 el prólogo a su libro [36][37]

Entre 1967 y 1970 cursó estudios de teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José, en el Partido de San Miguel.[32][38]​ Allí recibió las enseñanzas del teólogo jesuita Juan Carlos Scannone, fundador de la Filosofía de la liberación y de la Teología del pueblo [39]​(corriente autónoma argentina de la Teología de la liberación), que influirán profundamente en su pensamiento.[40]​ Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, a los casi 33 años de edad.

Entre 1970 y 1971 realizó en la ciudad española de Alcalá de Henares la tercera probación de su noviciado, la última prueba necesaria para ingresar definitivamente en la Compañía de Jesús.[41][42]​ En los años 1972 y 1973, fue maestro de novicios en la residencia Villa San Ignacio, de Villa de Mayo.[32]

El 31 de julio de 1973 fue nombrado provincial de los jesuitas argentinos, cargo que ocupó hasta 1979.[32][43]​ Veinte días antes de su nombramiento como provincial, el general de los jesuitas, Pedro Arrupe, le encargó transferir la administración de la Universidad del Salvador de la Compañía de Jesús a una agrupación de laicos, lo cual hizo confiando en personas que conocía en la agrupación Guardia de Hierro. Por ello, en 1974 designó rector a Francisco José Piñón, quien ejerció el cargo hasta 1980, y en los demás cargos a exintegrantes de Guardia de Hierro.[44]

En 1976 comienza una nueva dictadura militar en la Argentina en el marco de la cual varios sacerdotes fueron víctimas de secuestros, torturas y muerte, especialmente los vinculados al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, al movimiento de curas villeros y a la teología de la liberación.

En este escenario, Francisco, como provincial de los jesuitas, tuvo actuación en el caso de la desaparición forzada y las torturas sufridas en la ESMA por los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes realizaban tareas sociales en las villas miseria de Buenos Aires, entrevistándose con los dictadores Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera para exigir y lograr su liberación.[45]​ Bergoglio también organizó una red clandestina que organizaba la huida hacia Brasil de opositores perseguidos por la dictadura, entre lo que se encontraban Alicia Oliveira, tres seminaristas del obispo Enrique Angelelli, el escritor Alfredo Somoza, los activistas sociales Sergio y Ana Gobulin, etc.[45][46][47][48]​ Bergoglio declaró dos veces como testigo en juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de Estado en las décadas de 1970 y 1980, en la megacausa ESMA —su declaración de tres horas fue filmada y hecha pública— y en la causa conocida como "Plan Sistemático", donde se investigó el secuestro y supresión de identidad de menores.[48][49]

Desde 1980 hasta 1986, fue rector del Colegio Máximo de San Miguel y de las Facultades de Filosofía y Teología de esa casa de estudios, así como primer párroco de la Parroquia del Patriarca San José, ubicada en el humilde barrio San José del partido bonaerense de San Miguel.[4]

Entre 1990 y 1992 Bergoglio fue destinado por la Compañía de Jesús a la ciudad de Córdoba, viviendo en la Residencia Mayor que la orden posee en el centro de esa ciudad. La transferencia de Bergoglio para que obre de sacerdote en Córdoba ha sido considerado como una especie de castigo por los estudiosos de su vida y él mismo ha definido ese momento como de «purificación interior» y «como una noche, con alguna oscuridad interior».[50][51]

Luego de una gran actividad como sacerdote y profesor de teología, fue consagrado obispo titular de Oca (Auca, en latín)[52][53]​ el 20 de mayo de 1992, para ejercer como uno de los obispos auxiliares de Buenos Aires. Fue consagrado obispo el 27 de junio de 1992 en la catedral de Buenos Aires. Cuando la salud de su predecesor en la Arquidiócesis de Buenos Aires, el arzobispo Antonio Quarracino empezó a debilitarse, Francisco fue designado arzobispo coadjutor de la misma el 3 de junio de 1997.[54]​ Al fallecer Quarracino lo sucedió en el cargo de arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998, cargo que lleva añadido el título de primado de la Argentina,[25]​ y el de gran canciller de la Universidad Católica Argentina. El 6 de noviembre de 1998 fue nombrado también ordinario para los fieles orientales desprovistos de un ordinario de su propio rito en Argentina.[54]

Durante el consistorio del 21 de febrero de 2001, san Juan Pablo II lo creó cardenal con el titulus de San Roberto Belarmino. El mismo Bergoglio, una vez investido como papa y en el marco del consistorio del 22 de febrero de 2014 designó como titular del mismo a su sucesor en el arzobispado porteño, el cardenal Mario Aurelio Poli.

Como cardenal formó parte de la Comisión para América Latina, la Congregación para el Clero, el Pontificio Consejo para la Familia, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos y la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

Por ser arzobispo de Buenos Aires también era miembro de la Conferencia Episcopal Argentina, de la que fue presidente en dos períodos consecutivos desde noviembre de 2005 hasta noviembre de 2011, no pudiendo ser reelegido una vez más por no permitirlo el artículo 61 de los estatutos.[55]​ El 8 de noviembre de 2011 los obispos electores de ese organismo designaron para reemplazarlo al arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, primo hermano del fallecido expresidente argentino Raúl Alfonsín y hasta entonces vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal.[56][57]​ Integró también el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

En 2005, el entonces cardenal Bergoglio, ya siendo presidente de la Conferencia Episcopal, autorizó la tramitación de la causa para la beatificación de los seis miembros de la sociedad de vida apostólica de los Padres Palotinos, que fueron asesinados en 1976 en la conocida masacre de San Patricio.[58]​ Al mismo tiempo, Bergoglio ordenó investigar la masacre en sí, que se le atribuye mayoritariamente al régimen militar argentino.[58]​ Las polémicas por la legalización de los matrimonios homosexuales y el aborto, entre otros temas, enfrentaron a Jorge Mario Bergoglio, primero con Néstor Kirchner y luego con su esposa, la mandataria argentina Cristina Fernández de Kirchner, así como con organizaciones políticas, sociales, de derechos humanos, feministas, LGTB y amplios sectores de la población con posturas a favor de esas decisiones.[59]​ Por estos temas Bergoglio también se enfrentó con la mayoría de los obispos argentinos, cuando sugirió la conveniencia de que la Iglesia católica propiciara la unión civil de las personas homosexuales, postura que fue rechazada.[60]

Como arzobispo y cardenal, Bergoglio fue conocido por su humildad, conservadurismo doctrinal y su compromiso con la justicia social. Optó por promover el diálogo y acercarse a los distintos colectivos sociales, fuesen o no católicos; así como por reforzar la tarea pastoral en las parroquias, aumentando la presencia de sacerdotes en las villas (barrios marginales).[61]​ Esto hizo que fuese conocido como «el Obispo de los pobres».[62]

El sociólogo Fortunato Mallimaci indicó que «tuvo mucha presencia en actos contra la trata de personas, en favor de las víctimas de accidentes de tránsito o de las tragedias de la discoteca Cromañón (2004) y de la estación ferroviaria de Once (2012)». Presidió misas con prostitutas, visitó las cárceles y dio libertad para que actuaran los sectores progresistas de la Iglesia.[61]

Un estilo de vida sencillo ha contribuido a la reputación de su humildad: vivía en un apartamento pequeño en vez de la residencia palaciega episcopal, renunció a su limusina y a su chofer en favor del transporte público, y cocinaba su propia comida.[63]​ Disfrutaba de la ópera, el tango,[64]​ y el fútbol; es hincha y socio activo simple del Club Atlético San Lorenzo de Almagro.[65][66][67]

En 2008, la cúpula de la Iglesia argentina tuvo un rol protagónico. En medio del paro agropecuario patronal en Argentina de 2008, se había reunido con las autoridades del agro. Bergoglio le había reclamado a Cristina Kirchner que tuviera un “gesto de grandeza” que permitiera destrabar el tenso conflicto.[59]

Es también un apasionado lector de Fiódor Dostoievski y Jorge Luis Borges, además de autores clásicos.[25]

Bergoglio, antes de ser elegido papa, presentó su renuncia como arzobispo al cumplir los 75 años, de acuerdo al Derecho canónico.[68]​ Tenía previsto jubilarse una vez fuese nombrado su sucesor y retirarse a un hogar para los sacerdotes mayores o enfermos, donde ya tenía reservada una habitación; para después llevar una vida de oración y de dirección espiritual, alejada del gobierno eclesiástico.[69]

Al fallecer Juan Pablo II, eran 117 los cardenales menores de 80 años en condiciones de votar para elegir un nuevo papa, entre los cuales se encontraba el entonces cardenal Bergoglio, considerado papable, y de quien se dice que logró obtener 40 votos de los 77 que eran necesarios para ser elegido, es decir, el segundo lugar detrás del cardenal Joseph Ratzinger, quien fue elegido y se convirtió en Benedicto XVI, 265.º papa hasta febrero de 2013.[12]

Se ha dicho que Bergoglio competía en número de votos con Ratzinger durante la elección hasta que hizo una súplica emotiva pidiendo a los cardenales que no votaran por él.[70]​ Sin embargo, puesto que existe obligación de secreto absoluto para los asistentes al cónclave (Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis de 22 de febrero de 1996, cap. II, n.º 48) bajo pena de excomunión reservada al sumo pontífice (Código de Derecho Canónico, canon 1399), este dato debe tomarse como mera especulación. Antes, había participado en el funeral de san Juan Pablo II y actuado como regente junto al Colegio Cardenalicio, gobernando la Santa Sede y la Iglesia católica durante el periodo de interregno de la sede vacante.

Culminada la histórica renuncia papal de Benedicto XVI y cerrada la sede vacante, se dio comienzo el cónclave de 2013 en que se lo consideró a Jorge Bergoglio como un candidato reformista, con edad y capacidad para reformar la curia romana.[71]​ A pesar de ello, no figuraba entre los papables más sonados.[72]​ Pero antes de que se hiciese efectiva su renuncia, Benedicto XVI había tenido un gesto hacia Jorge Mario Bergoglio: lo había designado como miembro de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), lo que se interpretó como un mensaje implícito de confianza.[73]

Fue el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, quien dio a conocer un documento único con la ponencia de Jorge Mario Bergoglio ante los cardenales inmediatamente antes del cónclave. Este documento incluye cuatro puntos:

A las 19:06 del 13 de marzo de 2013, en la quinta ronda de votaciones del segundo día del cónclave, el cardenal Bergoglio fue elegido sucesor de Benedicto XVI.[75]

Fue el cardenal protodiacono Jean-Louis Tauran quien anunció desde el balcón central de la Basílica de San Pedro la elección de Francisco con la fórmula en latín:

"Annuntio vobis Gaudium Magnum: Habemus Papam. Eminentisimun ac reverendisimum dominum, dominum Giorgium Marium, Sancte Romane Eclesiae Cardinalem Bergoglio; qui sibi nomen imposuit Franciscum" (que traducido al español significa: "Os anuncio un gran gozo: ¡tenemos papa! El eminentísimo y reverendísimo señor don Jorge Mario, de la Santa y Romana Iglesia cardenal Bergoglio, quien se ha impuesto el nombre de Francisco").

Es el primer papa de procedencia americana y el primero que no es nativo de Europa, Oriente Medio o el norte de África. También destaca por ser el primer pontífice no europeo desde el año 741, año en el que falleció Gregorio III, que era de origen sirio. Además, es el primer papa perteneciente a la Compañía de Jesús.[76]

Tomó el nombre de Francisco ―en ocasiones reproducido incorrectamente como Francisco I―[8]​y, en su primera aparición pública, elevó una oración por su antecesor, el papa emérito Benedicto XVI.[77]​ Acto seguido, dijo que comenzaba «un camino», y pidió a los fieles que rezaran «unos por otros para que haya una gran fraternidad». «Espero que este camino de la Iglesia que hoy comenzamos sea fructífero para la evangelización», añadió. Además, pidió una oración en silencio por él para que Dios le ayudara en su labor.[78]

Tras el nombramiento, cientos de fieles se congregaron ante la catedral metropolitana de Buenos Aires para celebrar la elección y posteriormente se celebró una misa en el templo con ese motivo.[79][80]​ La elección del papa Francisco fue también uno de los temas más comentados en las redes sociales, acaparando en Twitter más de 130 000 mensajes por minuto; siendo hasta la fecha el segundo evento con más repercusión en la historia de dicha red social, sólo superado por los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2012 en las que Barack Obama se proclamó ganador.[81][82]

Tras obtener la mayoría necesaria en la votación del cónclave, el cardenal Bergoglio escogió el nombre de Francisco como su nombre pontifical en honor a san Francisco de Asís, un santo italiano que en el siglo XIII fundó la Orden Franciscana y que se caracterizó por su entrega a los pobres y su humildad extrema.[84][85]​ Algunos periodistas señalaron al respecto que su preferencia por este nombre fue un signo de cómo quiere llevar a cabo su pontificado,[85][86][87]​ y el papa declaró posteriormente a la prensa que le gustaría «una Iglesia pobre y para los pobres» al explicar el porqué de su opción por el nombre de Francisco de Asís: «Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la Creación».[88]

El papa explicó distendidamente que después del cónclave le sugirieron algunos nombres, como Adriano, por Adriano VI, un papa reformista; o Clemente, por Clemente XIV, el papa que prohibió a los jesuitas, como una pequeña «venganza». Sin embargo, optó por Francisco por unas palabras que le comentó el cardenal brasileño Claudio Hummes, cuando estaba alcanzando la mayoría para ser elegido: «No te olvides de los pobres».[89]

Francisco escogió como lema y escudo papales los mismos que tenía como obispo y cardenal. Su lema, Miserando atque eligendo (‘Lo miró con misericordia y lo eligió’), proviene de una homilía de san Beda el Venerable.[5]​ El escudo tiene en su parte superior el emblema de la Compañía de Jesús, es decir, el símbolo IHS (que es un monograma de Jesús en griego) en su variante con una cruz, de gules, y los clavos, de sable, sobre unos rayos solares de oro. En la parte inferior se encuentran una estrella, símbolo de la Virgen María, y una flor de nardo, que representa a san José, patrón de la Iglesia Universal, también de oro.[90]​ La diferencia con su escudo de cardenal, además de los cambios en los adornos indicativos de jerarquía tradicionales en la heráldica eclesiástica (la mitra y las dos llaves en vez del capelo) es que la estrella y la flor de nardo pasaron de ser de oro en lugar de argén.

El tratamiento oficial del papa es «Su Santidad el papa Francisco»; en latín, Franciscus, Episcopus Romae (Francisco, obispo de Roma).[cita requerida] Otro tratamiento frecuentemente usado para los papas es Santo Padre.

Su título completo, raramente usado, es: «Su santidad el papa Francisco, obispo de Roma, vicario de Cristo, sucesor del príncipe de los Apóstoles, sumo pontífice de la Iglesia Universal, primado de Italia, arzobispo y metropolita de la provincia romana, soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, siervo de los siervos de Dios».[91]

Cuando se hace referencia a los papas, se acostumbra a traducir el nombre papal en los idiomas locales. Así, es Franciscus en latín, Francesco en italiano, y Francisco en español.

El 14 de marzo de 2013, un día después de ser elegido, celebró su primera misa como pontífice en la Capilla Sixtina. Lo hizo alternando latín e italiano sin la ayuda de escritos, con un tono didáctico y gesticulando abundantemente. Respecto a los asuntos que trató, hizo un llamamiento a proclamar el mensaje de Jesucristo, para evitar ser considerados simplemente como una «ONG compasiva». Además, destacó la necesidad de que la Iglesia se aleje de lo mundano edificándose sobre el Evangelio y la piedra angular de Cristo, y no «como los castillos de arena que hacen los niños que se derrumban fácilmente».[92]

En su segundo día de pontificado, el viernes 15 de marzo, recibió en audiencia a todos los cardenales en la Sala Clementina de Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano. Francisco agradeció el apoyo recibido en el cónclave papal, y alabó la labor realizada por su antecesor Benedicto XVI, del que dijo sentir «una gran gratitud y afecto por mi predecesor, quien revigorizó la Iglesia con su fe, sus conocimientos y su humildad». También manifestó que «todos nosotros vamos a tratar de responder con fe para llevar a Jesucristo a la humanidad y para traer a la humanidad a regresar a Cristo, a la Iglesia».[93]

El sábado 16 recibió a los periodistas en audiencia en el Aula Pablo VI, a quienes bendijo y agradeció por el trabajo realizado durante los días del cónclave.[88]​ En dicho acto el papa habló por primera vez desde que fue elegido en idioma español: «Muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia Católica y otros no son creyentes, pero respetando la conciencia de cada uno, os doy mi bendición sabiendo que cada uno de vosotros es hijo de Dios. ¡Qué Dios los bendiga!».[94]​ Ese mismo día restableció provisionalmente en su cargo a todos los miembros de la Curia Romana cuyos puestos habían quedado suspendidos por la sede vacante, lo cual efectuó donec aliter provideatur (‘hasta que se disponga lo contrario’).[95][96]

El domingo día 17 de marzo presidió el rezo del Ángelus desde el balcón del apartamento papal del Palacio Apostólico, ante unas 150 000 personas. Durante el rezo, habló de la «misericordia de Dios [...] que nunca castiga» y también mencionó un libro escrito por el teólogo Walter Kasper.[97]​ Ese día escribió su primer tuit: «Queridos amigos, os doy las gracias de corazón y os ruego que sigáis rezando por mí».[98]​ Antes del rezo del Ángelus celebró una misa en la capilla de Santa Ana, y a la salida saludó personalmente a todos los presentes.[99]

El 18 de marzo Francisco recibió a la primera autoridad extranjera desde que es papa. En concreto, fue visitado por su compatriota, en ese entonces la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. El encuentro duró cerca de 20 minutos y fue seguido de un almuerzo. En la reunión, la presidenta pidió al papa su intermediación para conseguir dialogar con el Reino Unido respecto Crisis diplomática por la soberanía de las islas Malvinas en los años 2010. También intercambiaron obsequios entre sí.[100]

La misa de inauguración del pontificado del papa Francisco tuvo lugar el 19 de marzo de 2013, solemnidad de san José. A la ceremonia acudieron delegaciones oficiales provenientes de 132 países del mundo; y líderes de otras confesiones religiosas.[101]​ Entre los representantes de otras denominaciones cristianas que acudieron a dicha ceremonia se encontraba el patriarca de Constantinopla Bartolomé I, un hecho insólito que no ocurría desde el Cisma de Oriente, hace casi mil años.[102]

Antes de la misa, el papa se desplazó a bordo de un todoterreno blanco descubierto -en vez del papamóvil blindado- entre la multitud y recorrió durante casi veinte minutos la plaza de San Pedro. Francisco descendió en varias ocasiones del vehículo para besar a niños y saludar a enfermos.[103]

Durante la ceremonia le fue colocado el palio y entregado el anillo del Pescador, que no es de oro como era habitual, sino de plata dorada,[104]​ y en su homilía, Francisco habló del poder que otorgó Cristo a San Pedro: «Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio», afirmó, considerando la figura del papa como alguien que «debe poner sus ojos en el servicio humilde» y «abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con ternura y afecto a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños».[105][106]​ Como muestra de esta actitud de humildad, Francisco también dejó de usar algunos elementos de la vestimenta de sus antecesores, como los zapatos rojos —hechos por un zapatero a medida en el caso de Benedicto XVI— por unos de color negro, comunes;[107]​ rechazó también el uso del sobrepelliz y la muceta roja así como el uso de la cruz pectoral de oro con incrustación de piedras preciosas, reservada a los papas. En cambio, optó por una de plata que recibió como regalo al ser electo obispo en Oca, en 1992.[108]

Se dirigió también a los gobernantes y a aquellos líderes en materia política, económica o social, a quienes les pidió que fuesen custodios de la creación: de las personas más débiles y del medio ambiente, recordando «que el odio, la envidia y la soberbia ensucian la vida».[105][109]

Unos días antes a la inauguración, Francisco agradeció mediante una carta las oraciones y las muestras de cariño recibidas por los fieles de Argentina, pero les pidió expresamente que no acudiesen a la ceremonia de inicio de su pontificado, sino que en su lugar destinasen el dinero del viaje a Roma para realizar obras de caridad para los más necesitados.[110][111]

La ciudad de Buenos Aires, por su parte, decretó asueto escolar en la capital que permitió a todos los alumnos y trabajadores de la educación pública y privada seguir el inicio del pontificado al considerarlo como uno de los «acontecimientos más importantes que se han producido a lo largo de toda la Historia argentina», más allá de lo religioso.[112]​ Antes de la misa de inauguración, el papa Francisco realizó una llamada telefónica para agradecer a los miles de fieles que se habían congregado para seguir la ceremonia, y que participaban desde la noche anterior en una vigilia en la catedral.[113]

El 23 de marzo el papa Francisco visitó a su predecesor, el papa emérito Benedicto XVI, en Castel Gandolfo, a donde se desplazó en helicóptero. La visita, de tres horas de duración, tuvo carácter privado. El actual y anterior pontífices oraron juntos en una capilla dedicada a la Virgen de Częstochowa y, aunque Benedicto quiso cederle un puesto preeminente, el recién elegido papa le pidió que se sentase con él, alegando que «somos hermanos». Según el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, Francisco regaló a su antecesor un icono de Nuestra Señora de la Humildad, «en honor a la humildad demostrada» por el anterior papa al presentar su renuncia. Posteriormente, tuvieron una reunión privada en la biblioteca de la residencia papal, y comieron juntos antes del regreso de Francisco a la Ciudad del Vaticano.[114]​ Se trató de un hecho insólito ya que nunca antes en la historia de la Iglesia se habían encontrado un papa y su predecesor emérito.[115]

Algunos de los primeros actos públicos del pontificado de Francisco se desarrollaron en el marco de la Semana Santa de 2013:

El 6 de abril de 2013 hizo su primer nombramiento dentro de la Curia Romana al encargar al fraile franciscano José Rodríguez Carballo el puesto de secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.[122]​ Un mes después de su elección, el papa Francisco, tomando en consideración una de las sugerencias que se expusieron durante las congregaciones generales que precedieron al cónclave, constituyó un grupo de cardenales que lo asesorarán en las tareas de gobierno de la Iglesia y le ayudarán en la reforma de la constitución apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana. Dicho grupo está coordinado por Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, y su secretario es Marcello Semeraro, obispo de Albano.[123]

El 9 de abril de 2013 se reunió con Ban Ki-Moon, Secretario General de Naciones Unidas. Durante la visita, el papa aprovechó para manifestar el «aprecio por el papel central de la ONU en la preservación de la paz en el mundo, en la promoción del bien común y en la defensa de los derechos fundamentales del hombre».[124]

El 2 de mayo de 2013, Francisco recibió en la Ciudad del Vaticano a su predecesor, Benedicto XVI, el cual se había trasladado en helicóptero desde el Castel Gandolfo al Monasterio Mater Ecclesiae, su residencia definitiva.[125]​ Esta es la primera ocasión en la que un papa y su predecesor conviven dentro del Vaticano.[126]

El 10 de mayo, Francisco fue visitado en la Ciudad del Vaticano por el Patriarca de Alejandría, Teodoro II, en un intento de acercamiento recíproco «hacia la unidad plena» del cristianismo. Con el deseo de que esa fecha fuera la primera de una larga serie de encuentros, Teodoro II le propuso que se celebrara cada año una fiesta del amor fraterno entre ambas Iglesias. Se trata de la segunda ocasión en la que un papa católico y otro copto se reúnen desde el Cisma de Oriente (año 1054).[127][128]

Tras los primeros meses de pontificado, las encuestas muestran que el papa Francisco cuenta con un elevado índice de aprobación y ha mejorado la imagen de la Iglesia católica.[129]​ Algunos periodistas han señalado que una de las claves de la aceptación del nuevo papa es su lenguaje claro y directo, que proporciona titulares casi a diario contra la corrupción, la mundanidad o la ambición.[129][130]​ Pocas semanas después de su elección ya había aumentado tanto el número de confesiones como la asistencia de los fieles a misa, lo que se denominó el «efecto Francisco»;[131][132]​ y según un estudio, numerosas personas que se habían alejado de la Iglesia católica están acercándose nuevamente a ella.[129]

El Consejo de Cardenales fue creado por el papa Francisco el 13 de abril de 2013 e institucionalizado de forma permanente el día 30 de septiembre de 2013 para satisfacer las necesidades de reforma dentro de la Curia Romana y revisar la Constitución apostólica Pastor Bonus.

El principal objetivo del grupo es el del asesoramiento del papa en el gobierno de la Iglesia Universal, el cual lo ejercen tanto a título de Consejo como a título personal, siendo cada miembro libre de hacer sus propias sugerencias. No obstante, los comentarios del Consejo son orientativos y la decisión final recae sobre el pontífice. Se han reunido numerosas veces desde su institución.

Inicialmente estaba compuesto por el papa Francisco y ocho cardenales:

Como resultado de la primera ronda de reuniones del papa Francisco con el Consejo de Cardenales por él creado, conocido como el Grupo de los Ocho, realizada en la Ciudad del Vaticano del 1 al 3 de octubre de 2013,[133]​ se convocó la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos, bajo el lema «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización», que se desarrolló en la Ciudad del Vaticano entre el 5 y el 19 de octubre de 2014.[134]

Si bien existen dos antecedentes de sínodos extraordinarios de obispos,[135]​ la convocatoria a la III Asamblea General Extraordinaria de 2014 resultó en más de un sentido única:

Durante el sínodo, se han registrado intervenciones diversas porque la realidad de la familia es diversa en las distintas partes del mundo y los obispos son también diversos. Francisco ha estado en silencio. Quería escuchar y no quiere pronunciarse hasta que los temas planteados maduren y estén más estudiados en el nuevo Sínodo Ordinario de 2015. Los padres sinodales pidieron ampliar los tribunales eclesiásticos sobre nulidades matrimoniales y que a la vez sean más expeditivos. Por su parte, ha sido tan mediático como el Concilio Vaticano II.

Algunos grupos creen que el santo padre está tratando de abrir la Iglesia a las nuevas realidades familiares del mundo,[143][144][145]​ pero le está costando dada a la enorme cantidad de especulaciones mediáticas y protestas de la jerarquía católica, que incluso se lo denunciaron a Benedicto XVI.[146][147]​ Sin embargo, otros grupos no están de acuerdo con esta afirmación ,[148][149][150]​ ya que el sínodo trata únicamente de aspectos pastorales y no doctrinales.

Los obispos reclaman a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos de la familia para el bien común. Los trabajos del Sínodo concluirán en el próximo encuentro en octubre de 2015.

El primer viaje apostólico del papa Francisco fuera de Roma, pero dentro de Italia, fue su visita a Lampedusa, el día 8 de julio de 2013.[151]

Desde su elección, el papa Francisco ha visitado varios continentes y ha puesto énfasis en visitar Latinoamérica.[152]

En 2021 Francisco visitó Irak, lo que lo convierte en el primer pontífice de la historia de la Iglesia católica que visita dicho país.[153]

Su primera encíclica, Lumen fidei (La luz de la fe, en español) fue firmada el 29 de junio de 2013, en la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, y centra su tema sobre la fe; y viene a completar lo que su predecesor, Benedicto XVI, ya había escrito anteriormente sobre la esperanza y la caridad, las otras dos virtudes teologales, en sus respectivas encíclicas Spe salvi y Caritas in veritate. Francisco asumió, de hecho, el trabajo de Benedicto XVI, quien antes de su renuncia al papado ya había completado una primera redacción del texto; al que le añadió algunas aportaciones.[154][155][156]

El texto, que busca presentar la fe como una luz que disipa las tinieblas e ilumina el camino del ser humano, se divide en cuatro capítulos a los que se suma una introducción y una conclusión. En ellos se recorre la historia de la fe de la Iglesia (desde el llamado de Dios a Abraham y del pueblo de Israel, hasta la resurrección de Cristo), la relación entre razón y fe, el papel de la Iglesia en la transmisión de la fe, así como el efecto de la fe para la construir sociedades en busca del bien común; concluyendo con una oración a la Virgen María, quien se presenta como un modelo de fe.[156][157]

Su segunda encíclica, Laudato si’ (Alabado seas, en español) fue firmada por Francisco el 24 de mayo de 2015, en la solemnidad de Pentecostés del tercer año de su pontificado, y tiene por tema central la conservación del ambiente, con particular énfasis en la búsqueda de una «ecología integral».[158]​ Versión gratuita en la página web del Vaticano.

Fratelli Tutti (Hermanos todos, en español) es su tercera encíclica firmada por Francisco el 3 de octubre de 2020. Para la firma de esta el papa se traslado hasta la tumba de San Francisco de Asís para firmar la encíclica en forma de homenaje al santo.[159]

Francisco canonizó, el domingo 12 de mayo de 2013, a 815 personas: Antonio Primaldo y sus 812 compañeros mártires de Otranto, Laura Montoya y María Lupita García Zavala. Adicionalmente el 9 de octubre de 2013 decretó la canonización equivalente de la mística terciaria franciscana Ángela de Foligno.[172]​ De este modo, es el papa que ha proclamado más santos en toda la historia de la Iglesia, superando el récord de Juan Pablo II, que a lo largo de sus 26 años de pontificado canonizó a 482 católicos.[173]

El 17 de diciembre de 2013, mientras el papa cumplía 76 años, Francisco promulgó la canonización equivalente de Pedro Fabro, santo jesuita, cofundador de la Compañía de Jesús y el 3 de abril de 2014, Francisco canonizó por decreto a José de Anchieta (un misionero español y poeta jesuita que fundaba ciudades en Brasil), Marie Guyart (francesa que al enviudar se convirtió en monja e instructora de indígenas en Canadá) y Francisco de Laval (misionero y obispo francés que excomulgaba a los que les vendían alcohol a los indígenas de Canadá).[174]

El 27 de abril de 2014 realizó la canonización conjunta de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII.[175]

El 23 de noviembre canonizó a otras 6 personas: Kuriakose Elias Chavara, Eufrasia Eluvathingal, Amato Ronconi, Giovanni Antonio Farina, Nicola da Longobardi, y Ludovico da Casoria.[176]

El 14 de enero de 2015 canonizó a José Vaz, el apóstol de Sri Lanka.[177]

El 17 de mayo de 2015 canonizó a 4 religiosas: Juana Emilia de Villeneuve, María Cristina de la Inmaculada Concepción Brando, María Alfonsina Danil Ghattas y María de Jesús Crucificado Baouardy.[178]

El 23 de septiembre de 2015 canonizó en Washington D. C. a Fray Junípero Serra, misionero franciscano en California, en el siglo XVIII.

El 18 de octubre de 2015 canonizó el la Basílica de San Pedro a María de la Purísima, monja, María Celia Guérin y Luis Martín (padre y madre de la monja Santa Teresa de Lisieux), y a Vincenzo Grossi, sacerdote.

Durante la pandemia COVID-19, Francisco canceló sus usuales audiencias generales en la Plaza de San Pedro, para evitar que las multitudes se reunieran y prevenir la propagación del virus que afectó seriamente a Italia. Animó a los sacerdotes a visitar a los enfermos y a los trabajadores de la salud;[179]​ instó a los fieles a no olvidar a los pobres en tiempos de crisis;[180]​ ofreció oraciones por las víctimas del virus en China;[181]​ e invocó a la Santísima Virgen María bajo su título de Salus Populi Romani, puesto que la Diócesis de Roma observó un período de oración y ayuno en reconocimiento de las víctimas.

El 27 de marzo, Francisco dio, a modo extraordinario, una bendición Urbi et Orbi. En su homilía sobre el pasaje del Evangelio de Marcos en el que Jesús atraviesa una tormenta junto a sus discípulos, el Santo Padre describió el escenario: "Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos... (...) Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21)."[182]

El 20 de marzo de 2020, el Papa Francisco pidió al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (DPIHD) que creara la Comisión vaticana COVID-19 para expresar la preocupación de la Iglesia por la crisis generada por la pandemia de COVID-19, y proponer respuestas a los posibles desafíos socioeconómicos que se derivan de ella.[183]

Francisco decidió hacer de la Casa de Santa Marta su lugar de residencia, renunciando así al Palacio Apostólico Vaticano usado por los papas desde Pío X (1903). En concreto, se aloja en la suite 201, destinada a alojar al nuevo pontífice, la cual consta de un dormitorio, un salón y un baño.[184]​ Su decisión fue tomada, según Federico Lombardi, por el propósito de buscar una «forma simple de vivir y la convivencia con otros sacerdotes». No obstante, el Palacio Apostólico sigue siendo utilizado para audiencias y para el rezo del Ángelus.[185]​ Desde comienzos de mayo de 2013, convive en la misma Ciudad del Vaticano con su predecesor Benedicto XVI.[186]

En cuanto a su relación, Francisco ha declarado que «Es como tener al abuelo en casa, pero el abuelo sabio; en una familia, el abuelo está en casa, es venerado, es amado, es escuchado. Si yo tuviera una dificultad o algo que no he entendido, puedo llamarlo» y que es como un padre.[187]​ Incluso inauguraron juntos una estatua para el arcángel San Miguel[188]​ y se reunieron antes de la Jornada Mundial de la Juventud de Brasil.[189]

A los 21 años, en su época de seminarista, se le extirpó parte de un pulmón.[190]​ Conscientes del problema que supone tener un ‘papa de transición’, los cardenales debatieron el tema durante el cónclave debido a la edad de Bergoglio, considerando los problemas de salud que había padecido Benedicto XVI.

Tras su elección, se dio a conocer el nombre de un médico que le atendió durante años, Liú Ming.[191]

Bergoglio sufre una estenosis diverticular sintomática del colón que le causa un dolor abdominal recurrente e inflamación del colón, por lo que la tarde del 4 de julio de 2021 después de comparecer en la plaza de San Pedro del Varticano y anunciar para septiembre un viaje a Eslovaquia fue ingresado en un hospital de Roma para ser sometido a una cirugía programada de colón con el fin de reducir los problemas causados por los divertículos. Es su segunda intervención quirúrgica desde que resultó elegido pontífice.[192]

Además del idioma español, que es su lengua materna, el papa Francisco habla con fluidez en italiano,[193]​ y cuenta con conocimientos intermedios de francés y alemán.[194][195]​ Con respecto al latín, idioma oficial de la Santa Sede, el latinista Wilfried Stroh declaró que Francisco no sabría mantener una conversación fluida en ese idioma.[196]​ En cambio, otros medios indican que Francisco habla en latín,[197][198]​ y The Boston Globe afirmó que un estudiante estadounidense habló con el papa en esa lengua.[199]​ Francisco tiene conocimientos básicos del idioma inglés.[194][198]

En el Documento de Aparecida, una declaración conjunta de los obispos de América Latina, el entonces cardenal Bergoglio, presidió el equipo de redacción del Documento final.[200]​ El texto en su parágrafo 436 dice:

Francisco también mantuvo una postura crítica hacia los sacerdotes que no bautizan a los niños nacidos de parejas no casadas o a los hijos de madres solteras, porque «apartan al pueblo de Dios de la salvación».[204]

Francisco, como arzobispo y cardenal, ha sido reconocido por su trabajo al servicio y la defensa de los pobres en Argentina; entre otros, por la directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, quien encomió su labor en este sentido.[205][206]​ Ha sido también crítico con lo que llamó un «acostumbramiento» a la pobreza,[207]​ y ha reprochado abiertamente a la sociedad y al Gobierno argentino por no impedir el aumento de una pobreza que llegó a definir como «inmoral, injusta e ilegítima» al ocurrir en una nación que posee las condiciones económicas necesarias para evitar esos daños.[208][43]​ Con respecto a la desigualdad social, en su mensaje para la 48.º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el papa Francisco dijo:

En 2009 intervino en un seminario sobre Políticas Públicas, organizado por la Universidad del Salvador (Buenos Aires), Escuela de Posgrado Ciudad Argentina (Época) y la Universidad Carlos III de Madrid, donde participaron también el exministro español Tomás de la Quadra-Salcedo, el rabino Sergio Bergman (integrante del PRO, partido opositor al gobierno de Kirchner) y la senadora Hilda González de Duhalde, perteneciente a sectores del peronismo en la oposición, donde la intervención más sonada fue la del cardenal, que criticó la situación por la que atravesaba Argentina, reprochando al Gobierno lo que él consideraba como una falta de acción para frenar la pobreza en su país.[210]​ «En lugar de eso, pareciera que se ha optado por agravar más las desigualdades», opinó el entonces primado de la Iglesia católica argentina, para quien «los derechos humanos se violan no sólo por el terrorismo, la represión y los asesinatos, sino también por estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades».[211]

Ante esto, exigió una respuesta «ética, cultural y solidaria» para terminar con la que consideraba una deuda social con millones de argentinos, mayoritariamente niños y jóvenes, y aseguró que es imperativo luchar para cambiar las causas estructurales y las actitudes que generan dicha situación. Recalcó especialmente la fuga de capitales que padecía Argentina, indicando que había «aproximadamente 150 000 millones de dólares de argentinos en el exterior, sin contar los que están fuera del sistema financiero, y los medios de comunicación nos dicen que siguen yéndose de Argentina, aproximadamente, otros 2000 millones de dólares más al mes». Ante esta situación, señaló la necesidad de que esos recursos fuesen puestos al servicio del país, saldando la deuda social y generando las condiciones para un desarrollo integral.[210]

Durante una huelga de 48 horas de servidores públicos en Buenos Aires, Francisco opinó sobre las diferencias entre los «pobres perseguidos por pedir trabajo, y los ricos que son aplaudidos por huir de la justicia».[212]

Durante el tiempo como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio mostró una actitud favorable al diálogo interreligioso.[213]​ En su libro Sobre el cielo y la tierra se recogen las conversaciones que mantuvo con el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano y con el que comparte una gran amistad.[214]​ En dichas conversaciones afirmaban que la falta de diálogo y las trabas al encuentro son consecuencia de las actitudes como la prepotencia, el no saber escuchar, la desinformación, los prejuicios, la crispación del lenguaje comunicativo o la descalificación previa, entre otras. El diálogo, señalaron, entraña una acogida cordial y no una condena previa. «Para dialogar hay que saber bajar las defensas, abrir las puertas de casa y ofrecer calidez humana»[215][216]

El mismo día de su nombramiento como papa de la Iglesia católica, Francisco envió una carta al rabino jefe de Roma Riccardo Di Segni, en la que expresaba su deseo de contribuir al progreso de las relaciones ante ambas religiones, que se fueron fortificando progresivamente en las últimas décadas.[217]​ Días después recibió también a los enviados de las otras iglesias, comunidades eclesiales y organismos ecuménicos internacionales, así como a los representantes de las religiones no cristianas, que llegaron a Roma con motivo del inicio de su pontificado; y a los que se dirigió asegurándoles, en la estela de sus predecesores, su «firme voluntad de proseguir el camino del diálogo ecuménico».[218]

En este encuentro hizo un llamamiento por la promoción de la amistad y el respeto entre hombres y mujeres de diferentes tradiciones religiosas; así como para que las religiones promuevan la justicia y la reconciliación para construir la paz; pero sobre todo para mantener viva en el mundo la búsqueda de la verdad, de la bondad y de la belleza de Dios.[218]

Al mismo tiempo, el papa Francisco destacó la importancia de intensificar el diálogo entre las distintas religiones, en primer lugar con el islam; pero también con los no creyentes para que «nunca prevalezcan las diferencias que separan y laceran», sino que, «predomine el deseo de construir lazos verdaderos de amistad entre todos los pueblos».[219]

El papa Francisco, en su catequesis sobre los dones del Espíritu Santo, abordó el don de ciencia, afirmando que «ayuda a percibir la grandeza de Dios a través de la Creación para custodiarla como un regalo para el beneficio de todos y no caer en algunas actitudes excesivas o equivocadas que lleven a su destrucción».[220]

Francisco ha manifestado, siguiendo las opiniones del papa Pio XII,[221]​ que el Big Bang (una teoría que se inspira en las ideas del sacerdote católico Georges Lemaître) es pertinente como teoría del origen del Universo, y no se contradice con la noción de Dios creador,[222]​ sino que «por el contrario, la exige».[223]

A su vez, entre declaraciones que realizó durante un discurso ante la Academia Pontificia de las Ciencias de la Santa Sede, Francisco aseguró, también en consonancia con la postura de la Iglesia,[224][225]​ que «la teoría de la evolución y el Big Bang son completamente posibles», como medios de los que se ha valido Dios; señalando que, «la evolución y Dios no son excluyentes, todo lo contrario, van de la mano».[226]

Como cardenal, Francisco, acorde con la postura oficial de la Iglesia sobre estos temas, ha alentado a su clero y a los laicos a oponerse tanto al aborto como a la eutanasia, describiendo el movimiento proelección como una «cultura de la muerte» y defendiendo en contraposición la denominada cultura de la vida: defender la vida desde su concepción, durante la juventud, la vejez y hasta la muerte natural.[227]

Igualmente, Francisco rechaza el uso de anticonceptivos y se opuso a su distribución gratuita por parte del gobierno argentino.[228][229]

Francisco afirmó en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium que no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre la cuestión del aborto, ya que no está sujeto a supuestas reformas o modernizaciones; y que no es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana.[230]​ Asimismo, afirmó que «cada niño injustamente condenado al aborto tiene el rostro del Señor, quien incluso antes de nacer y luego apenas nacido, experimentó el rechazo del mundo»,[231]​ mostrando su oposición al aborto y a la eutanasia delante de varios integrantes de la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas y ginecólogos católicos, pidiendo a los profesionales de la salud que mantengan un compromiso a favor de la vida.

«Rezo por la Marcha por la Vida en Washington. ¡Que Dios nos ayude a respetar siempre la vida, especialmente la de los más débiles!», expresó el papa vía Twitter, en referencia a la Marcha por la Vida en la capital estadounidense.[232]

El papa Francisco pidió a la Congregación para la Doctrina de la Fe que, en la línea de lo iniciado por su predecesor Benedicto XVI, se actúe con decisión en todo aquello que se refiera a los casos de abuso sexual, promoviendo medidas de protección a los menores y ayudando a los que han sufrido algún tipo de violencia. También señaló la necesidad de aplicar las medidas debidas hacia los culpables.[233]

Además, según el periódico italiano Il Fatto Quotidiano, Francisco, durante una visita a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma en 2013, ordenó expulsar al exarcipreste, el cardenal estadounidense Bernard Francis Law, como condena por su presunto encubrimiento de más de 5 000 casos de pedofilia.[234]​ Law había sido reemplazado en el cargo por el cardenal Santos Abril y Castelló el 21 de noviembre de 2011.

Sobre la supuesta relación entre la pederastia y el celibato de los sacerdotes, Bergoglio afirmó en el libro El jesuita que «si hay un cura pedófilo es porque portaba en él la perversión antes de ser ordenado. Y suprimir el celibato no cura esas perversiones. Se tiene o no se tiene». Para evitar esto, defendió una mayor atención a la selección de candidatos para el sacerdocio.[235]

Pocas semanas después del cónclave de 2013, a través de un comunicado que difundió la Santa Sede, Francisco habló por primera vez como papa sobre la pedofilia,[236]​ y se dirigió a las conferencias episcopales de todos los países para formular y actuar las directivas establecidas y dijo que reza en modo particular por las víctimas.

Meses más tarde, Francisco creó una comisión para la protección de los niños contra la pedofilia.[237]​ Fue establecida por el Consejo de Cardenales, reforzando así su intención de afrontar este tema tabú para la Iglesia. La Organización de las Naciones Unidas criticó severamente al Vaticano por sus actitudes hacia la homosexualidad, la planificación familiar y el aborto, y pidió que se revisen sus políticas para asegurar que se protejan los derechos de los niños y su acceso a la salud.[238]

Para el padre Federico Lombardi, como portavoz de la Santa Sede, dicho informe ha sido inspirado por organizaciones no gubernamentales con prejuicios negativos hacia el Vaticano y sus posiciones,[239]​ y que no habría tenido en cuenta las respuestas escritas y orales que los representantes de la Santa Sede presentaron sobre el tema.

Fue también muy controvertido el uso de su imagen en el referéndum en contra del matrimonio igualitario en Eslovaquia. Durante la campaña se usó su imagen por el bando contrario a la aprobación del matrimonio. Si bien no se ha constatado una cesión expresa de su imagen para esa finalidad, hubo una cesión de facto al no reclamar su retirada.

Francisco rechaza los empleos que someten a las personas a condiciones laborales injustas o que son denigrantes, tales como la prostitución o los talleres clandestinos, los cuales califica de «esclavitud» y «trata de personas»:

También critica a las personas que trabajan con el fin último de la acumulación de dinero, las cuales opina que se enfrentan a una «catarata descendente de degradación moral».[240]

Francisco creó en 2013 un proyecto educativo para promover la armonía entre los colegios. Con ello en marcha, su proyecto llamado Scholas Occurrentes ha sido presentado ante la Organización de las Naciones Unidas,[241]​ y también incluye al deporte y una plataforma en línea colaborativa y multirreligiosa.

Es una entidad educativa de bien público, impulsada por Francisco, que vincula la tecnología, el arte y el deporte para fomentar la integración social y la cultura del encuentro. Una de sus misiones declaradas es la de recrear una educación diferente, que recupere una mirada antropológica y los valores humanos esenciales y que abarque toda la realidad que viven los estudiantes de colegio.

Una de las cuestiones en las que el entonces cardenal Bergoglio se enfrentó al Gobierno argentino fue la ley 26618, mediante la cual, entre otros cambios,[242]​ se reformó el Código Civil para permitir el matrimonio con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo, también conocido como «matrimonio igualitario». El cardenal estaba de acuerdo con las uniones civiles de personas del mismo sexo, aunque no con el matrimonio homosexual.[61][243]

El 9 de julio de 2010, días antes de su aprobación, se hizo pública una carta de Bergoglio destinada a las monjas carmelitas de Buenos Aires,[244]​ en la que instaba a las religiosas a pedir por los legisladores para que hagan un bien a la patria, utilizando la cita bíblica «esta guerra no es vuestra sino de Dios», refiriéndose a dicho proyecto, que contemplaba, entre otras cosas, que las personas homosexuales pudieran contraer matrimonio y adoptar niños, hechos calificados en dicha carta como «la pretensión destructiva del plan de Dios».[245]​ El expresidente Néstor Kirchner criticó lo que él denominó «presiones» de la Iglesia sobre este asunto.[246]

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner acusó en duros términos a la Iglesia por la campaña contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, que se debatía en el Congreso, afirmando que la misma era propia de «tiempos medievales y de la Inquisición».[247]

Ya en el papado Francisco ha dicho que los hijos de parejas homosexuales son un desafío para la Iglesia,[248][249]​ sobre todo a la hora de anunciar el Evangelio. Ha pedido a los religiosos que estén atentos a «no suministrar» a estas nuevas generaciones una vacuna contra la fe y que trasmitan el conocimiento y los valores, a través de la fe. De regreso de Brasil en 2013, fue entrevistado en pleno vuelo y declaró: «Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?».[250]​ El tema de la homosexualidad fue uno de los tantos que se debatió en octubre de 2014 durante sínodo extraordinario de obispos sobre la familia.[251]​ Pese a ello, la Santa Sede negó que haya planteado un cambio frente a las parejas homosexuales.[252][cita requerida]

En octubre de 2020 se reveló que, durante una entrevista para el documental Francesco que fue estrenado en el Festival de Cine de Roma, Francisco había dicho que "las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por eso", y se mostró a favor de regular las uniones civiles entre personas del mismo sexo.[253][254][255][256]

Las acciones de Jorge Bergoglio durante la dictadura cívico-militar argentina ocurrida entre 1976 y 1983 han sido objeto de controversia. Algunas personas acusaron al entonces provincial jesuita de relación con el secuestro de dos sacerdotes de su orden, Orlando Virgilio Yorio y Francisco Jálics, aun cuando ninguna denuncia fue presentada formalmente.[257][258]​ La justicia argentina, por su parte, investigó lo sucedido y rechazó la validez de dichas acusaciones.[258][259]​ Por otro lado, diversas personalidades ―incluyendo a los acosados durante la dictadura― han afirmado que Bergoglio ayudó a quienes fueron perseguidos.[260]

En 1986, el escritor y abogado Emilio Mignone publicó su libro Iglesia y dictadura. El papel de la iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar donde menciona que la actitud de Bergoglio como provincial de la Compañía de Jesús hacia los sacerdotes jesuitas Yorio y Jálics pudo ser interpretada por los militares como una autorización para el secuestro de ambos, que tuvo lugar desde el 23 de mayo de 1976 hasta su reaparición con vida el 24 de octubre del mismo año.[261]​ Posteriormente, el periodista Horacio Verbitsky sostuvo en su libro El silencio (2005) que Bergoglio pudo colaborar con el secuestro de los dos jesuitas o favorecerlo negándoles protección, presentando en apoyo de su tesis las declaraciones de varias personas.[262][263]

A favor de dicho argumento se han mostrado también el hermano y algunos de los familiares del secuestrado Yorio, ya fallecido.[264][265]​Jálics, el otro sacerdote secuestrado, afirmó que si bien en un primer momento llegó a pensar que habían sido víctimas de una denuncia, tras varias conversaciones a finales de los años 1990, llegó a la conclusión de que dichas suposiciones eran infundadas. Según él, no fue hasta años después cuando volvió a hablar con Bergoglio sobre su secuestro y sostuvo que está reconciliado con lo sucedido, afirmando que «es falso sostener que nuestro secuestro se produjo a iniciativa del padre Bergoglio».[266][267]

El entonces cardenal, por su parte, rechazó las acusaciones vertidas en el libro El jesuita, publicado en 2010 por los periodistas Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti y afirmó que no se defendió antes «para no hacerle el juego a nadie, no porque tuviese algo que ocultar», añadiendo: «Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba para abogar por las personas secuestradas [...] Me moví dentro de mis pocas posibilidades y mi escaso peso».[268][269][270]

Sobre el caso en el que resultaron víctimas Yorio y Jálics, el Tribunal Oral Federal n.º 5 dictó sentencia el 28 de diciembre de 2011 y en el juicio, Jorge Bergoglio prestó declaración testimonial.[259]​ Entre otros puntos, la sentencia dictaminó que las gestiones realizadas tanto por los superiores de la orden jesuita como por otras autoridades eclesiásticas persuadieron al régimen imperante de la liberación de los secuestrados.[259]

Tras su elección como papa, desde la Santa Sede se afirmó que las acusaciones contra Bergoglio eran parte «de una campaña difamatoria» promovida por una publicación a la que acusaron de anticlerical y «que en ocasiones es calumniosa y difamatoria»; remarcando que «jamás ha habido una acusación creíble» contra Bergoglio y que «hizo mucho para proteger a las personas durante la dictadura».[271][272][273]​ El diario Página/12, en el que publicó sus notas Verbitsky, se dio por aludido afirmando que se trataba de una «desmentida pobre» que «agrede al medio que publicó una información [...] que ningún otro quiso publicar».[274]

Varios referentes de la defensa de los derechos humanos han negado la participación de Bergoglio en dichos asuntos y otras personas han afirmado que, de hecho, ayudó y sacó a mucha gente del país durante la dictadura.[275]​ Entre ellos, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel quien no consideró que Bergoglio «haya sido cómplice de la dictadura», aunque sostuvo que «le faltó coraje para acompañar nuestra lucha por los derechos humanos en los momentos más difíciles». Señaló asimismo que «Hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero Bergoglio no».[276][277]

También la defensora del pueblo de la ciudad de Buenos Aires Alicia Beatriz Oliveira, quien fue perseguida por la dictadura, afirmó que Bergoglio había advertido a los sacerdotes Jálics y Yorio del peligro que corrían y que ellos no le hicieron caso.[278]​ La exsenadora Graciela Fernández Meijide ratificó la declaración de Oliveira y afirmó que no le constaba «en absoluto que haya sido cómplice de la dictadura» ya que en todos los años en los que ella perteneció a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos «nadie lo mencionó ni como instigador ni como nada». Apuntó además que parte de las críticas a Bergoglio podrían haberse debido a que este había reprobado las políticas del gobierno argentino a causa de la corrupción y la pobreza.[279]

Además, varias personas señalaron al respecto la ayuda que les brindó Bergoglio para escapar de los represores de la dictadura argentina. En concreto, el sacerdote José Luis Caravias afirmó que Bergoglio le salvó la vida al haberle protegido.[271][280]

Según Aldo Duzdevich, político y guerrillero argentino, quien integró Montoneros, cree que Francisco salvo la vida de más de 25 personas en la última dictadura militar Argentina. [281][282]​ Según los relatos del guerrillero, Francisco tuvo entrevistas con Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera en más de una oportunidad, pidiendo la liberación de los detenidos en la ESMA.[282][283]

Por su parte, Germán Castelli, uno de los jueces que llevó el caso, recordó que la sentencia judicial del caso ESMA eximió a Bergoglio de cualquier culpabilidad, señalando, según las evidencias, que las acciones del cardenal no tuvieron ninguna implicación jurídica y que las acusaciones contra él eran «totalmente falsas», según sus propias palabras.[258]​ En el mismo sentido se pronunció el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Argentina, Ricardo Lorenzetti, quien afirmó que no hubo absolutamente ninguna imputación concreta hacia el cardenal Bergoglio.[284]

Durante los primeros meses del pontificado de Francisco, el periodista italiano Nello Scavo compendió en la obra titulada La lista de Bergoglio: Los salvados por Francisco durante la dictadura. La historia no contada,[285]​ el testimonio de un conjunto de perseguidos políticos ―sacerdotes, creyentes laicos y no creyentes, disidentes, intelectuales, sindicalistas y estudiantes perseguidos por los militares― que aseguraron haber sido salvados por Bergoglio durante la última dictadura militar argentina.[286]​ Nello Scavo concluyó que el entonces joven superior de los jesuitas en la Argentina organizó una especie de «red clandestina» para salvar a los perseguidos, a los cuales ofrecía numerosos consejos sobre cómo burlar la censura, despistar a las fuerzas de seguridad y preparar fugas al exterior.[286]​Según la investigación de Nello Scavo, Bergoglio tenía una lista de contactos que usó para ayudar discretamente a los opositores de la Junta militar argentina a huir o esconderse durante la dictadura.[287]

En 2016 el Papa Francisco, abrió los archivos del Vaticano y desclasificó los documentos de la época de la dictadura Argentina, aunque solo tuvieron acceso a los archivos las víctimas, los detenidos, sus familiares y los superiores de las víctimas que eran miembros de una orden o congrafavion religiosa.[288][289]

Como líder diplomático, el papa Francisco recibe a autoridades de Estado en la Ciudad del Vaticano. En especial a líderes de la región de Latinoamérica, como Cristina Fernández de Kirchner, Pedro Pablo Kuczynski, Juan Manuel Santos, José Mujica,[290]Rafael Correa, Michelle Bachelet Jeria, Enrique Peña Nieto,[291]Nicolás Maduro,[292]​ y el opositor de este, Henrique Capriles.[293]​ Igualmente, se ha reunido con el presidente ruso Vladímir Putin,[294]Teodoro Obiang de Guinea Ecuatorial,[295]François Hollande,[296]Barack Obama, Donald Trump entre otros líderes mundiales.

El papa colaboró activamente en la contención de la guerra civil siria,[298]​ así como la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.[299]​ Funcionarios estadounidenses revelaron que el pontífice y el Vaticano jugaron un «rol clave» en el histórico giro político para acabar con más de medio siglo de enemistad. En cuanto a política argentina, el papa Francisco ya recibió a las figuras políticas más destacadas del país, y tuvo varios encuentros con la presidenta Cristina Fernández, y el 27 de febrero de 2016 recibe al sucesor de ella, Mauricio Macri.[300][301]

El Comité del Nobel fue convocado el 4 de marzo de 2014 para analizar su nueva lista de candidatos. Tras un año de pontificado, Francisco estuvo entre los 278 nombres elegidos.

El 10 de octubre se anunció que los ganadores del premio serían Kailash Satyarthi y Malala Yousafzai, de India y Pakistán respectivamente, «por su lucha contra la represión de los niños y jóvenes, y por el derecho de todos los niños a la educación».

Fuente:[315]



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