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Demografía de México



La población de México es de 126 014 024 habitantes,[1]​ la mayor entre los países de habla hispana, la segunda de América Latina tras la de Brasil y la décima en el mundo, al recientemente superar en población a Japón. A lo largo del siglo XX la población mexicana pasó de 13,6 a 97,5 millones de habitantes al crecer a tasas en torno al 3 % anual entre 1940 y 1980. Este ritmo de crecimiento, generalizado en los países en desarrollo en ese periodo, fue calificado de transición demográfica y motivó la adopción de una política de control de la natalidad a partir de los años setenta. Aunque esta tendencia se ha reducido y la tasa promedio de crecimiento anual de los últimos años ha sido menor al 1,50 %, la transición demográfica aún está en progreso, y México cuenta con una gran cohorte de jóvenes. La ciudad más poblada del país es la capital, la Ciudad de México, con una población de 8,7 millones de habitantes (2005), y el área metropolitana de la ciudad es la más poblada del país con 20 137 152 habitantes (2010). Aproximadamente el 50 % de la población vive en una de las 59 áreas metropolitanas de México.

El organismo encargado de elaborar los censos demográficos es el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El Consejo Nacional de Población (CONAPO), dependiente de la Secretaría de Gobernación, es la institución encargada de analizar, evaluar y sistematizar información sobre los fenómenos demográficos. La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), entre otras cosas, se encarga de la investigación y el análisis sociodemográfico y lingüístico de los pueblos indígenas de México.

Evolución de la población de México durante el periodo 1700-2020.

Notas y fuentes de información:

1. Los datos de los años de 1521 a 1892, fueron seleccionados del cuadro que aparece en el apéndice A del Análisis Demográfico de México de Benítez Zenteno Raúl. Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, México, 1961.

2. Los datos de los años de 1895 al 2000, fueron tomados de Censos Generales de Población y Vivienda. Dirección General de Estadística, hoy INEGI.

Según estimaciones recientes, México sufrirá un periodo de envejecimiento de la población, sobre todo en el ambiente rural norteño, donde la población joven emigra a los EE. UU.. A la larga, la tasa de natalidad también bajará y aumentará la esperanza de vida. Sin embargo, este envejecimiento no será tan drástico como en el caso de los países europeos.

En la siguiente tabla se muestra un cálculo aproximado de la tasa de envejecimiento.[5]

Durante el período de prosperidad económica que los historiadores económicos han llamado el "Milagro Mexicano" (1930-1970), el gobierno realizó inversiones considerables en programas sociales con el fin de reducir la mortalidad infantil e incrementar la esperanza de vida; esto, a su vez, produjo un incremento demográfico intenso entre 1930 y 1980. Desde entonces, la tasa de crecimiento poblacional ha disminuido del máximo histórico de 3,5 % anual, en 1965 a 0,99 % el 2005. Aunque México está en camino a la tercera fase de la transición demográfica, cerca del 50 % de la población en el 2005 tenía 25 años de edad o menos.[6]​ La tasa global de fecundidad también se redujo de 5,7 hijos por mujer en 1976 a 2,2 en el 2006.[7]

Desde la década de 1980, la población mexicana se ha descentralizado lentamente: del 2000 al 2005 la tasa anual promedio de crecimiento de la capital, el Distrito Federal, fue la cuarta más baja entre las entidades federativas del país, con tan solo 0,2 %. El estado con la tasa de crecimiento más baja en el mismo periodo fue Michoacán (-0,1 %), mientras que los estados con las mayores tasas de crecimiento fueron Quintana Roo (4,7 %) y Baja California Sur (3,4%),[8]​ los cuales fueron los últimos territorios en convertirse en estados de la federación en la década de 1970. La tasa neta de migración anual promedio del Distrito Federal en el mismo periodo fue negativa y la más baja de todas las entidades federativas del país, mientras que los estados con la tasa neta de migración más alta fueron Quintana Roo (2,7), Baja California (1,8) y Baja California Sur (1,6).[9]​ Aunque la tasa de crecimiento anual aún es positiva (1 %), la tasa neta de migración internacional es negativa (-4,75 por cada 1000 habitantes), dado el intenso flujo migratorio hacia los Estados Unidos; se estima que 5,3 millones de Mexicanos indocumentados vivían en los Estados Unidos en el 2004,[10]​ y 18,2 millones de ciudadanos de aquel país en el 2000 declararon ser de ascendencia mexicana.[11]​ México, de hecho, es el segundo país que más inmigrantes ha aportado a los Estados Unidos, después de Alemania.

Los estados y el Distrito Federal que conforman la federación mexicana se conocen como "entidades federativas". Las cinco entidades federativas más pobladas de México en el 2005 fueron el estado de México (14,4 millones), el Distrito Federal (8,7 millones), Veracruz (7,1 millones), Jalisco (6,7 millones) y Puebla (5,4 millones), los cuales en conjunto albergaban al 40,7 % de la población del país. La Ciudad de México, siendo a su vez el Distrito Federal, es la ciudad más poblada del país, mientras que la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, formada por la ciudad misma y diversos municipios adyacentes, es la novena conurbación más poblada del mundo.[12]

El crecimiento de población intenso de los estados del norte, especialmente en la frontera con los Estados Unidos, cambió el perfil demográfico de México durante la segunda mitad del siglo XX, ya que desde 1967, mediante el Tratado de la Industria Maquiladora entre los Estados Unidos y México, todos los productos manufacturados en las ciudades fronterizas podían entrar libres de impuestos a los Estados Unidos. Desde que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entró en vigor, todos los productos ahora entran libres de impuestos a los Estados Unidos sin importar su estado de origen. De esta manera, el porcentaje de las exportaciones de las ciudades fronterizas ha disminuido,[13]​ lo cual, aunado al proceso de descentralización, ha permitido el desarrollo de nuevos centros regionales de crecimiento económico, como Guadalajara, Monterrey, Puebla, San Luis Potosí, León y Torreón, entre otros. El porcentaje de la clasificación por edades es de:

De acuerdo a la versión 2012 del World Population Prospects, la población total de México era 117,886,000 en 2010, comparado con solo 28,296,000 en 1950. La proporción de infantes con 15 años o menos en 2010 era 30%, 64% de la población tenía entre 15 y 65 años y 6% era mayor de 65 años.[14]

Estructura de la población en 2010:[15]

Estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, nótese que la cifra de nacimentos incluye nacimientos por mujeres no residentes por lo que la tasa de nacimientos ha sido sobrestimada durante las últimas dos décadas.[16][17]

Durante la década de 1970 y 1980, México abrió sus puertas a los inmigrantes perseguidos de Latinoamérica, principalmente refugiados políticos de Argentina, Chile, Cuba, Perú, Brasil, Colombia, Venezuela y Centroamérica. Igualmente de países europeos tales como España. Una segunda ola de inmigrantes ha llegado a causa de las dificultades económicas de algunos países de la región. La comunidad argentina, cuyo tamaño se ha estimado entre 11 000 y 30 000 personas,[20][21]​ es la segunda comunidad de extranjeros más grandes del país, después de la comunidad de estadounidenses.

México es el país donde más ciudadanos estadounidenses viven en el extranjero. La Asociación de Ciudadanos Estadounidenses en el Extranjero ha estimado que poco más de un millón de ciudadanos estadounidenses viven en México (es decir, el 1 % de la población total de México, y el 25 % de todos los ciudadanos estadounidenses que viven en el extranjero).[22]​ Este fenómeno migratorio bien se puede explicar por la integración cada vez mayor de ambos países bajo el TLCAN, pero también porque México se ha convertido en un lugar popular para retirarse, especialmente los pueblos pequeños: tan solo en el estado de Guanajuato, en San Miguel de Allende y sus alrededores, viven 200 000 ciudadanos estadounidenses.[23]​ Las Ciudades con más ciudadanos estadounidenses son la Ciudad de México, Ensenada (B.C.) y Tijuana (B.C.).

Las diferencias entre las estimaciones oficiales y de organismos privados sobre el número de extranjeros viviendo en México es significativa. La cifra oficial de extranjeros residiendo en México en el 2000 había 492 617,[24]​ de los cuales la mayoría (77.9 %) proviene de los Estados Unidos (excepto en Chiapas, donde la mayoría de los inmigrantes es de Centroamérica). Los cinco estados con el mayor número de inmigrantes son Baja California (12,1 % del total de inmigrantes), el Distrito Federal (11,4 %), Jalisco (9,9 %), Chihuahua (9 %) y Tamaulipas (7,3 %). Más del 54 % de la población inmigrante tienen menos de 15 años de edad, y el 9 % más de cincuenta.

La tasa neta de migración de México es negativa, estimada en -4,32 migrantes por 1000 personas. La gran mayoría de los emigrantes mexicanos se dirigen a los Estados Unidos. Este fenómeno migratorio, sin embargo, no es nuevo, sino que ha sido una característica de la relación de ambos países a lo largo del siglo XX.[25]​ Desde la primera y segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos permitía el ingreso de trabajadores mexicanos a su territorio, y toleraba la migración ilegal para conseguir la mano de obra agrícola e industrial necesaria para suplir las necesidades causadas por la guerra y llenar los puestos vacantes por los soldados en Europa. Sin embargo, el gobierno estadounidense terminó unilateralmente con este acuerdo, por la presión de algunos grupos civiles.[25]​ Aun así, la emigración de mexicanos continúo durante el resto del siglo, a tasas variadas, pero se incrementó sustancialmente durante la década de 1990 y ha continuado durante el primer lustro del siglo XXI. De hecho, se estima que el 37 % de todos los inmigrantes mexicanos a los Estados Unidos del siglo XX, llegaron durante la década de 1990.[25]​ En el 2000 aproximadamente 29 millones de ciudadanos estadounidenses se identificaron como mexicanos, mexicano-estadounidenses o de ascendencia mexicana, siendo la quinta ascendencia más citada de todos los ciudadanos estadounidenses.[26]

El INEGI estimó en el 2000 que 8 millones de ciudadanos mexicanos vivían en los Estados Unidos, es decir el 8,7 % de la población en ese año.[27]​ En ese mismo año, los estados con el mayor número de migrantes a los Estados Unidos fueron Jalisco (170 793), Michoacán (165 502) y Guanajuato (163 338), siendo un total de 1 569 157 la mayoría de los cuales eran hombres.[28]​ Aproximadamente el 30 % de los emigrantes provenían de comunidades rurales.[29]​ Ese mismo año, solo 260 650 emigrantes regresaron a México.[30]

A pesar del mejoramiento en las condiciones económicas de México y la interdependencia de ambos países, la emigración mexicana no se ha detenido. Aunque algunos argumentan que esto es causa de las disparidades económicas entre las áreas urbanas y rurales y la distribución del ingreso, otros sugieren que el fenómeno migratorio simplemente se mueve inercialmente, ya que los residentes mexicanos en los Estados Unidos están trayendo a sus familias.

En el 2005 había en México 187 939 localidades (o asentamientos), es decir, sitios de censo designados, las cuales pueden ser ya sea un pequeño pueblo, una ciudad grande o simplemente una sola vivienda en un área agrícola (rural) lejos o cerca de un área urbana. Una ciudad, se define como la localidad con más de 2500 habitantes. En el 2005 había 2640 ciudades con una población entre los 2500 y los 15 000 habitantes, 427 con una población entre 15 000 y 100 000 habitantes, 112 con una población entre 100 000 y un millón, y 11 ciudades con más de un millón de habitantes.[32]​ Todas las ciudades se consideran "áreas urbanas" y albergan al 76,5 % de la población nacional. Las localidades con menos de 2500 habitantes se consideran "áreas rurales" (de hecho, 80 000 de estas localidades solo tienen una o dos viviendas), y albergan al 23,5 % de la población.[32]

Los municipios de México y las delegaciones de la Ciudad de México son divisiones administrativas de tercer nivel en México, con límites legalmente prescritos y poderes y funciones autónomas (o semiautónomas) preestablecidos. Existen 2438 municipios (conocidos como municipios libres) en los 31 estados mexicanos, y 16 delegaciones en la Ciudad de México.[33]​ Un municipio puede estar constituido por una o más localidades; una de éstas se designa como "cabecera municipal". Las ciudades generalmente están plenamente contenidas dentro de los límites del municipio, salvo algunas excepciones en las que una ciudad se extiende a otro municipio sin incorporar la cabecera municipal del otro municipio.

Los municipios en el centro del país son pequeños en área, y por lo mismo, coextensivos con las ciudades dentro de ellos –como es el caso de Guadalajara o Puebla–, mientras que los municipios del noroeste y sudeste de México son mucho más grandes en superficie y contienen a más de una ciudad o pueblo, los cuales no están unidos y no forman una sola aglomeración urbana -como es el caso del municipio de Tijuana o Benito Juárez (Cancún).

Un área metropolitana, o zona metropolitana, en México, se define como el conjunto de municipios que interactúan entre sí, usualmente alrededor de una ciudad central.[34]​ En el 2004, en un esfuerzo conjunto entre la CONAPO, el INEGI y la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) se acordó definir las áreas metropolitanas como:[34]

Bajo la definición anterior, en el 2004 había 55 zonas metropolitanas en México, que albergaban al 53 % de la población total. El área metropolitana más grande del país es la Zona Metropolitana del Valle de México, que en el 2005 tenía una población de 19,23 millones, o el 19 % de la población total del país. Las siguientes cuatro áreas metropolitanas más grandes de México fueron la Zona Metropolitana de Guadalajara (4,1 millones), la Zona Metropolitana de Monterrey (3,7 millones), la Zona Metropolitana de Puebla (2,1 millones) y la Zona Metropolitana de Toluca (1,6 millones),[35]​ que en conjunto, junto con la ZM del Valle de México, albergan al 30 % de la población nacional. La ZM del Valle de México era el área metropolitana de mayor crecimiento entre 1930 y 1980. Desde entonces, el país se ha descentralizado económica y demográficamente. Del 2000 al 2005, la zona metropolitana con mayor crecimiento de las cinco anteriores fue Puebla (2,0 %) seguida de Monterrey (1,9 %), Toluca (1,8 %) y Guadalajara (1,8 %). Cabe destacar que Tijuana, a nivel nacional, tiene una tasa de crecimiento alta; según datos del municipio, crece a razón de 3 hectáreas por día si se mantiene la actual tasa de crecimiento en el año 2030 Tijuana, además de convertirse en el municipio más poblado del país (2 422 071), será la cuarta ciudad (zona metropolitana) más poblada de la República.[35]

La población mexicana es predominantemente católica (en el censo del 2020, último del que se tienen datos sobre religión, el 77.7% de la población de 5 años y más se identificó como católica),[1]​ aunque un porcentaje mucho menor (46 %) asiste a la iglesia regularmente.[36]​ Cerca del 11.2% de la población se clasificó como protestante o evangélica, y 0.2% se clasificó como perteneciente a otras religiones; finalmente el 0.05% se clasificó como judíos y el 8.1% sin religión.[37]​ El grupo más grande de evangélicos fue el de pentecostales y carismáticos (clasificados como "otras" y ahora como neo-pentecostales).

Los estados con el porcentaje más alto de católicos se encuentran en el centro del país, principalmente Guanajuato (93,8 %) y en occidente Aguascalientes (92,3 %) y Jalisco (92,0 %), mientras que los estados del sureste tienen el porcentaje más bajo de católicos: Chiapas (58,3 %), Tabasco (64,5 %), y Campeche (63,1 %).[38]​ El porcentaje de católicos ha estado decayendo durante las últimas cuatro décadas, del 98 % en 1950 a 87,9 % en el 2000. El crecimiento promedio anual de católicos de 1990 al 2000 fue de 1,7 %, mientras que el de los no católicos fue de 3,7 %.[39]​ Dado que la tasa de crecimiento promedio anual de la población durante el mismo periodo fue de 1,8 %,[40]​ el porcentaje de católicos continúa decreciendo.

A diferencia de otros países de Latinoamérica o Iberoamérica la constitución mexicana, promulgada en 1917, hizo una separación entre Iglesia y Estado. La constitución no requiere que el presidente profese el catolicismo; el Estado no provee de financiación a la Iglesia, y la Iglesia no participa en la educación pública (ninguna escuela pública puede ser administrada por la iglesia y no se permite la enseñanza de religión, salvo en las escuelas privadas). Incluso, el gobierno nacionalizó las propiedades de la Iglesia (algunas ya fueron devueltas durante la década de 1990), y los sacerdotes o ministros de culto perdían el derecho a votar y ser votados (desde la década de 1990 ya pueden votar, pero no pueden ejercer ningún cargo público).

La lengua más importante y oficial de facto en México es el español. El español mexicano muestra una variedad de acentos y dialectos que varían entre regiones y estados, pero con características uniformes con respecto a los dialectos del español en otros países. La Ley de los Derechos Lingüísticos del 2001 declaró que las 62 lenguas indígenas de México son "lenguas nacionales" con la "misma validez" que el español en los territorios donde se hablen. La lengua indígena con el mayor número de hablantes es el náhuatl (22.5 % de la población hablante de lenguas indígenas habla esta lengua, seguido del maya yucateco (10.6%). En la Ciudad de México y otras grandes ciudades, después del flujo migratorio de zonas rurales a urbanas, existen grandes distritos donde se hablan lenguas indígenas.

Durante la primera mitad del siglo XX el gobierno promovió una política de "hispanización", con el fin de integrar a los pueblos indígenas a la sociedad mexicana. Sin embargo, esta política ha cambiado, y desde la década de 1980, el gobierno ha establecido programas bilingües e interculturales en las comunidades indígenas. Esta política ha tenido éxito en las comunidades con un número elevado de hablantes, pero muchas lenguas, con menos de 1000 habitantes, están en peligro de extinción.

La segunda lengua más hablada en México, sin embargo, es el inglés, utilizado sobre todo en las ciudades fronterizas, los centros turísticos y en las grandes ciudades, un fenómeno atribuible al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como al retorno de los emigrantes mexicanos de los Estados Unidos. De las lenguas de los inmigrantes a México, el véneto de Chipilo (Puebla) y el plautdietsch de Durango y Chihuahua se hablan en comunidades aisladas. Otras lenguas que se hablan en México son el francés, el alemán y el ruso. Aunque algunas de estas lenguas tienen un número de hablantes mayor que el de algunas de las 62 lenguas nacionales, no tienen ningún reconocimiento ni apoyo por parte del gobierno.

Entre la comunidad con discapacidad auditiva se encuentran presentes la lengua de señas mexicana, yucateca y americana; y entre los invidentes el braille español.

Niña nahua de Cuetzalan (Puebla)

Aunque México es un país étnicamente diverso, por la mayor parte del siglo XX y principios del siglo XXI el gobierno mexicano no ha realizado encuestas respecto al origen étnico de la población, salvo para los pueblos originarios, no obstante recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía mexicano ha comenzado a realizar encuestas para cuantificar el porcentaje de mexicanos afrodecendientes así como mexicanos eurodescendientes.[41]​ Con base a estas encuestas dichos grupos étnicos se estiman como los siguientes:

Cifras oficiales recientes respecto al grupo mestizo no se han publicado, probablemente debido a que es una etnia que no tiene criterios raciales estables y a que puede sobreponerse con otras etnias que tienen estándares sociales más definidos. Por ejemplo, para algunos un mexicano de piel relativamente oscura sería indígena mientras que para otros esa misma persona sería mestizo, o también el caso en el que un mexicano de piel clara sería blanco para unos mientras que para otros no, debido a no tener rasgos asociados exclusivamente con etnias europeas, como lo es el cabello rubio.[46]​ Otro factor a considerar es que el término mestizo desde 1930 no es una identidad racial sino cultural ya que todos los mexicanos que no hablaban idiomas indígenas fueron clasificados como mestizos por el gobierno,[47]​ así bajo esta definición es posible para un mexicano ser de manera simultánea "culturalmente" mestizo y "racialmente" indígena, blanco, negro etc.[48]

Asimismo cabe destacar que las metodologías varían para cada grupo étnico, ya que para cuantificar a los mexicanos afrodescendientes y los mexicanos indígenas se tomó en cuenta la autoadscripción racial completa o parcial mientras que en el caso de los eurodescendientes la cifra proviene del porcentaje de mexicanos que tienen piel clara, no de los que se han identificado directamente como blancos en las encuestas realizadas por el INEGI, ya que este porcentaje no se ha publicado aún.

A diferencia de otros países de América Latina México no cuenta con una etnia dominante a nivel nacional puesto que muchas zonas tienen diferentes etnias en mayoría y minoría. Varios estudios genéticos y antropológicos han demostrado que el mestizaje en México es muy diverso y diferente en cada región del país, por ejemplo en las regiones del centro y sur donde florecieron gran parte de las culturas mesoamericanas y donde se dio gran fusión entre españoles y amerindios se nota un mestizaje mayoritariamente equilibrado, mientras que en el Norte y Oeste del país es predominantemente de tipo europeo debido a que la población nativa fue diezmada y sus territorios fueron habitados principalmente por blancos. Por lo cual cada región del territorio mexicano es diferente en sociedad , cultura y tradiciones.[49][50]

Tradicionalmente, México se ha definido como nación mestiza, criolla e indígena, o como lo dijera José Vasconcelos Calderón (1925), el "crisol de todas las razas" tanto cultural como étnicamente.[51]

La Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas de 2003 reconoce 62 lenguas indígenas como "lenguas nacionales" que tienen la misma validez que el español en todos los territorios en los que se hablan.[52]​ El reconocimiento de las lenguas indígenas y la protección de las culturas indígenas se otorga no solo a las etnias indígenas del territorio mexicano actual, sino también a otros grupos indígenas de América del Norte que emigraron a México desde los Estados Unidos[53]​ en el siglo XIX y a los que emigraron de Guatemala en la década de 1980.[54]

Similar a lo que sucede con otras etnias en México, la categoría de "indígena" en México se ha definido en base a diferentes criterios a lo largo de la historia, lo que significa que el porcentaje de la población mexicana definida como "indígena" varía según la definición aplicada. Puede definirse de manera restrictiva según criterios lingüísticos, incluyendo solo a las personas que hablan una lengua indígena, sobre la base de este criterio, aproximadamente el 5,4% de la población es indígena.[55]​ No obstante, los activistas por los derechos de los pueblos indígenas se han referido al uso de este criterio a efectos censales como "genocidio estadístico".[56][57]

Más recientemente el gobierno mexicano ha realizado encuestas con criterios más generales, que aparte de contar como indígenas a todas las personas que hablan una lengua indígena también incluyen a personas que no hablan lenguas indígenas ni viven en comunidades indígenas pero se autoidentifican como indígenas. Según este criterio, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señalan que en 2010 en México hay 15.7 millones de indígenas de diferentes etnias,[58]​ que constituyen el 14.9% de la población del país.[59]

Según la última encuesta intercensal realizada por el gobierno mexicano en 2015, los indígenas representan el 21,5% de la población de México. En esta ocasión, las personas que se autoidentificaron como "indígenas" y las personas que se autoidentificaron como "parcialmente indígenas" fueron clasificadas en la categoría de "indígenas".[42]

La población indígena absoluta está creciendo, pero a un ritmo más lento que el resto de la población, por lo que el porcentaje de pueblos indígenas está disminuyendo.[55][60][61]​ La mayor parte de la población indígena se concentra en los estados del centro-sur y el sureste, y la mayor parte de la población indígena vive en zonas rurales. Algunas comunidades indígenas tienen cierto grado de autonomía bajo la legislación de "usos y costumbres", lo que les permite regular algunas cuestiones internas bajo el derecho consuetudinario.

Según la CDI, los estados con mayor porcentaje de población indígena son[62]Yucatán, con 62.7%; Quintana Roo, con 33.8%; y Campeche, con 32% de la población indígena, en su mayoría maya; Oaxaca, con 58% de la población, siendo los grupos más numerosos los pueblos mixteco y zapoteca; Chiapas, con 32.7%, la mayoría tzeltal y tzotzil maya; Hidalgo con 30.1%, la mayoría otomí; Puebla con 25.2%, y Guerrero con 22.6%, la mayoría pueblos nahuas y los estados de San Luis Potosí y Veracruz, ambos con una población de 19% indígenas, la mayoría de los cuales pertenecen a los grupos totonacos, Nahua y teenek.[63]

Desde principios del siglo pasado, la gran mayoría de los mexicanos han sido clasificados como "mestizos", lo que significa en el uso moderno mexicano que no se identifican plenamente ni con ninguna cultura indígena ni con el patrimonio cultural español, sino que más bien se identifican con rasgos culturales que incorporan elementos de las tradiciones indígenas y españolas. Debido a los esfuerzos deliberados de los gobiernos posrevolucionarios se construyó la "identidad mestiza" como base de la identidad nacional mexicana moderna, a través de un proceso de síntesis cultural denominado mestizaje. Los políticos y reformadores mexicanos como José Vasconcelos y Manuel Gamio fueron instrumentales en la construcción de una identidad nacional mexicana con base en este concepto.[64][65]

Dado que la identidad mestiza promovida por el gobierno es una identidad con base en rasgos culturales más que biológicos, esta tiene una fuerte influencia en el país, con un buen número de personas biológicamente blancas siendo clasificados como mestizos en investigaciones demográficas hechas por instituciones académicas.[66]​ Una situación similar ocurre con las distinciones entre pueblos indígenas y mestizos: Si bien el término mestizo en otros países refiere a una persona de ancestros indígenas y europeos, este uso no se ajusta a la realidad social mexicana, en la que una persona de patrimonio genético indígena puro sería considerada mestiza al rechazar su cultura indígena o al no hablar un idioma indígena,[67]​ y una persona que no tiene o tiene un porcentaje muy bajo de patrimonio genético indígena sería considerada plenamente indígena al hablar un idioma indígena o al identificarse con un patrimonio cultural indígena en particular.[68][69][70]​ En la península de Yucatán la palabra mestizo tiene un significado diferente, al referirse a las poblaciones de habla maya que viven en comunidades tradicionales, porque durante la guerra de castas de fines del siglo XIX los mayas que no se unieron a la rebelión fueron clasificados como mestizos.[71]​ En Chiapas se utiliza la palabra "ladino" en lugar de mestizo.[72]

El concepto del mestizaje en el México posrevolucionario fue paternalistas hacia los pueblos indígenas, con esfuerzos diseñados para "ayudar" a los pueblos indígenas a alcanzar el mismo nivel de progreso que el resto de la sociedad, eventualmente asimilando completamente a los pueblos indígenas a la cultura mestiza mexicana, trabajando hacia la meta de eventualmente resolver el "problema indio" mediante la transformación de las comunidades indígenas en comunidades mestizas.[73]

Dado que la palabra mestizo tiene diferentes significados en México, las estimaciones de la población mestiza mexicana varían ampliamente. Según la Enciclopedia Británica, que utiliza como referencia los datos del censo de 1921, entre la mitad y dos tercios de la población mexicana son mestizos.[74]​ Una estimación basada en la cultura indica que el porcentaje de mestizos alcanza el 90%. [75]​ Paradójicamente, la palabra mestizo se ha retirado hace mucho tiempo del vocabulario popular mexicano, con la palabra incluso con connotaciones peyorativas,[71]​ lo que complica aún más los intentos de cuantificar a los mestizos a través de la autoidentificación.

Aunque durante la mayor parte de su historia el concepto de mestizo y mestizaje ha sido aplaudido por los círculos intelectuales de México, en los últimos tiempos el concepto ha sido objeto de críticas, con sus detractores afirmando que deslegitima las prácticas racistas en México bajo la idea de que "El racismo no existe en México ya que todos los Mexicanos son mestizos" la ideología mestiza, por lo tanto, ha cimentado un terreno de resistencia en lo que respecta a la movilidad social, política y académica en torno al tema de la raza en México.[76]​ En general, los autores concluyen que el hecho de que México introduzca una verdadera clasificación racial y se acepte a sí mismo como un país multicultural opuesto a un país monoliticamente mestizo beneficiaría a la sociedad mexicana en su conjunto.[77]

Los mexicanos eurodescendientes son ciudadanos mexicanos de ascendencia completa o mayoritariamente europea.[78]​ Los europeos comenzaron a llegar a México durante la conquista española del Imperio Azteca; y mientras que durante el período colonial la mayor parte de la inmigración europea era española, en los siglos XIX y XX emigraron al país poblaciones europeas y de origen europeo procedentes de América del Norte y del Sur. Según las corrientes académicas de los siglos XX y XXI, la mezcla a gran escala entre los inmigrantes europeos y los pueblos indígenas nativos produciría un grupo mestizo que se convertiría en la abrumadora mayoría de la población de México en el momento de la Revolución mexicana.[79]​ Sin embargo, según los registros eclesiásticos de la época colonial, la mayoría de los hombres españoles se casaron con mujeres españolas. Dichos registros también ponen en duda otras narrativas sostenidas por sectores académicos contemporáneos, como que los inmigrantes europeos que llegaron a México eran casi exclusivamente hombres o que los "españoles puros" formaban parte de una pequeña y poderosa élite, ya que los españoles eran a menudo el grupo étnico más numeroso de las ciudades coloniales[80][81]​ y había trabajadores serviles y personas en situación de pobreza que eran de completo origen español.[82]

Las estimaciones respecto al porcentaje de la población mexicana que es blanca varían bastante en metodología así como en resultados, fuentes extra-oficiales como the World factbook y Encyclopedia Brittanica, que usan como base los resultados del censo de 1921 estiman que los blancos en México son solo 9%[83]​ o entre un décimo y un quinto[84]​ (Nótese que recientemente los resultados del censo de 1921 han sido señalados como inconsistentes por varios historiadores).[85]​ Investigaciones de campo que usan como referencia rasgos fenotípicos sugieren porcentajes más elevados: tomando la presencia de cabello rubio como referencia para clasificar a un mexicano como blanco, la Universidad Autónoma Metropolitana México estimó que el porcentaje de este grupo étnico era 23%.[86]​ Con una metodología similar, la Asociación Americana de Sociología estimo que los mexicanos rubios eran 18.8% siendo estos más comunes en el norte de México (22.3%–23.9%) luego en la zona centro (18.4%–21.3%) y al final en el sur (11.9%).[87]​ Otro estudio, hecho por el University College London en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano reportó que 18% de los mexicanos tenían cabello rubio y 28% ojos claros.[88]​ Por su parte, el gobierno de México ha realizado encuestas nacionales en las que un mexicano se puede identificar como blanco,[41]​ aunque no pública los resultados de estas, publicando en su lugar el porcentaje de Mexicanos que tienen piel clara, siendo 47% de la población de acuerdo a la encuesta realizada por Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en 2010[43][44]​ y 49% en la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2017.[45][41]

Las regiones norte y oeste de México tienen los porcentajes más altos de población eurodescendiente, donde la mayoría de la población no tiene herencia nativa o es de ascendencia predominantemente europea, pareciéndose en aspecto a los españoles del norte.[89]​ Debido a un clima más severo, en el norte y el oeste de México, las tribus indígenas eran sustancialmente más pequeñas que las que se encontraban en el centro y el sur de México, y también mucho menos organizadas, por lo que permanecían aisladas del resto de la población o incluso en algunos casos eran hostiles hacia los colonos mexicanos. La región noreste, que comprende los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, la población indígena fue eliminada por los primeros colonos europeos, se convirtió en la región con mayor proporción de blancos durante el período colonial español. Sin embargo, los inmigrantes recientes del sur de México han estado cambiando, hasta cierto punto, sus tendencias demográficas.[90]

La población blanca del centro de México, a pesar de no ser tan numerosa como en el norte debido a una mayor mezcla, es étnicamente más diversa, ya que hay un gran número de otros grupos étnicos europeos, aparte de los españoles. Esto también hace que los apellidos no ibéricos (en su mayoría franceses, alemanes, italianos) sean más comunes en el centro de México, especialmente en la capital del país y en el estado de Jalisco.

Los mexicanos afrodescendientes o afro-mexicanos son un grupo étnico que predomina en ciertas áreas de México como la Costa Chica de Oaxaca y la Costa Chica de Guerrero, Veracruz (por ejemplo Yanga) y en algunos pueblos del norte de México. La existencia de los afroamericanos en México es desconocida, negada o disminuida tanto en México como en el extranjero por una serie de razones: su escaso número, los matrimonios mixtos con otros grupos étnicos y la influencia del discurso del "mestizaje" que enfatizó el pasado indígena y europeo de México, eliminando activa o pasivamente el africano de la conciencia popular. El México colonial tuvo trata de esclavos, pero debido al gran número de trabajadores indígenas disponibles el número de esclavos africanos que llegaron a México fue más reducido que en la mayoría de las otras colonias en América, hecho que a su vez propiciaría matrimonios mixtos lo que reduciría más su número.

Según la encuesta Intercensal realizada por el gobierno mexicano, los afro-mexicanos constituyen el 1,2% de la población de México, gran parte de estos son afromestizos, es decir, mestizos con niveles variados de rasgos africanos, lo cual se refleja en el hecho de que 64,9% (896.829) de los mexicanos que se identificaron como afrodescendientes también se identificaron como indígenas, siendo 9,3% hablantes de lenguas indígenas.[42]​ Las personas con un alto nivel de ascendencia africana constituyen un porcentaje muy bajo del total de la población mexicana, siendo la mayoría inmigrantes negros recientes de África, el Caribe y otras partes de las Américas.

Un mexicano árabe es un ciudadano mexicano de origen árabe que puede tener varios orígenes ancestrales. La gran mayoría de los 1.1 millones de árabes de México son de origen libanés, sirio, iraquí o palestino.[91]

El número de matrimonios interétnicos en la comunidad árabe, independientemente de su afiliación religiosa, es muy elevado; la mayoría de los miembros de la comunidad tienen un solo progenitor que tiene origen étnico árabe. Como resultado de esto, la comunidad árabe en México muestra un marcado cambio de idioma, alejándose del árabe. Solo unos pocos hablan algo de árabe, y ese conocimiento a menudo se limita a unas pocas palabras básicas. En cambio, la mayoría, especialmente los de las generaciones más jóvenes, hablan español como primera lengua. Hoy en día, los apellidos árabes más comunes en México incluyen Nader, Hayek, Ali, Haddad, Nasser, Malik, Abed, Mansoor, Harb y Elías.

La inmigración árabe a México comenzó en el siglo XIX y principios del XX. Aproximadamente 100,000 arabohablantes se establecieron en México durante este período. Procedían en su mayoría del Líbano, Siria, Palestina e Irak y se asentaron en gran número en Nayarit, Puebla, San Luis Potosí, la Ciudad de México y el norte del país (principalmente en los estados de Baja California, Tamaulipas, Nuevo León, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila y Durango, así como en la ciudad de Tampico y Guadalajara). El término "mexicano árabe" puede incluir grupos étnicos que de hecho no se identifican como árabes.

Durante la guerra entre Israel y el Líbano en 1948 y durante la Guerra de los Seis Días, miles de libaneses abandonaron el Líbano y se fueron a México. Primero llegaron a Veracruz. Aunque los árabes constituían menos del 5% del total de la población inmigrante en México durante la década de 1930, constituían la mitad de la actividad económica de los inmigrantes.[92]

La inmigración de árabes en México ha influido en la cultura mexicana, en particular en la alimentación, donde han introducido el Kibbeh, el Tabbouleh e incluso han creado recetas como los Tacos Árabes. Hacia 1765, los Dates, que se originaron en el Medio Oriente, fueron introducidos en México por los españoles. La fusión entre la comida árabe y mexicana ha influido mucho en la cocina yucateca.[93]

Otra concentración de árabe-mexicanos se encuentra en Baja California, frente a la frontera México-Estados Unidos, especialmente en las ciudades de Mexicali, en el Valle Imperial México-Estados Unidos, y Tijuana, frente a San Diego, con una gran comunidad árabe-estadounidense (alrededor de 280.000), algunas de cuyas familias tienen parientes en México. El 45% de los mexicanos árabes son de ascendencia libanesa.

La mayoría de los árabe-mexicanos son cristianos que pertenecen a la Iglesia católica (latina, maronita o de otras Iglesias católicas orientales) o a la Iglesia ortodoxa.[94]​ Un número escaso son musulmanes y judíos de Oriente Medio.

Los mexicanos asiáticos representan menos del 1% de la población total del México moderno, sin embargo son una notable minoría. Debido a la percepción histórica y contemporánea en la sociedad mexicana de lo que constituye la cultura asiática (asociada con el Lejano Oriente más que con el Cercano Oriente), los mexicanos asiáticos son de ascendencia oriental, del sur y del sureste asiático y los mexicanos de ascendencia asiática occidental no se consideran parte del grupo.

La inmigración asiática comenzó con la llegada de filipinos a México durante el período español. Durante dos siglos y medio, entre 1565 y 1815, muchos filipinos y mexicanos navegaron hacia y desde México y Filipinas como marineros, tripulaciones, esclavos, prisioneros, aventureros y soldados en el Galeón Manila-Acapulco, ayudando a España en su comercio entre Asia y las Américas. También en estos viajes, miles de individuos asiáticos (en su mayoría hombres) fueron traídos a México como esclavos y fueron llamados "Chinos", [95]​ aunque en realidad no todos venían de China, ya que también había japoneses, coreanos, malayos, filipinos, javaneses, camboyanos, timorenses, y gente de Bengala, India, Ceilán, Makassar, Tidore, Terenate.[96][97][98]​ Un ejemplo notable es la historia de Catarina de San Juan (Mirra), una niña india capturada por los portugueses y vendida como esclava en Manila. Llegó a la Nueva España y finalmente dio origen a la "China Poblana".

Los asiáticos se convirtieron en el grupo de inmigrantes de más rápido crecimiento en México desde la década de 1880 hasta la de 1920, pasando de 1,500 en 1895 a más de 20,000 en 1910.[99]​ Estos primeros individuos no son muy evidentes en el México moderno principalmente por dos razones: la práctica común de los esclavos Chinos de hacerse pasar como Indios con el fin de alcanzar la libertad (ya que los indígenas mexicanos estaban legalmente protegidos de la esclavitud) y, como había ocurrido con gran parte de la población negra de México, durante generaciones la población asiática fue absorbida por la población mestiza en general.

Las relaciones étnicas en el México moderno han surgido del contexto histórico de la llegada de los europeos, el subsiguiente período colonial de mestizaje en el marco del sistema de castas, la formación de una identidad nacional mexicana universal después de la revolución y el renacimiento de la individualidad étnica de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. El cuadro resultante ha sido llamado "una forma peculiar de nacionalismo multiétnico".[100]

En términos muy generales, las relaciones étnicas pueden organizarse en torno a un eje entre los dos extremos del patrimonio cultural europeo y amerindio, que es un remanente del sistema de castas español que clasificaba a los individuos en función de su nivel percibido de mezcla biológica entre los dos grupos aunque hoy en día ya no tiene una base biológica y es fluido, mezclando rasgos socioculturales y económicos con rasgos fenotípicos, permitiendo que los individuos se muevan entre categorías y definan sus identidades étnicas y raciales situacionalmente.[101][102]​ La presencia de una parte considerable de la población, en parte de origen africano y asiático, complica más la situación.[103]

Históricamente, los estudios y censos de población nunca han estado a la altura de los estándares que una población tan diversa y numerosa como la mexicana requiere. El primer censo racial se realizó en 1793, siendo también el primer censo nacional de población de México (entonces conocido como Nueva España). De este, solo parte de los conjuntos de datos originales sobreviven. Por lo tanto, la mayor parte de lo que se conoce proviene de ensayos realizados por investigadores que utilizaron los hallazgos del censo como referencia para sus propios trabajos. Pasaría más de un siglo hasta que el gobierno mexicano llevara a cabo un nuevo censo racial en 1921 (algunas fuentes afirman que el censo de 1895 incluía una clasificación racial completa,[79]​ sin embargo, según los archivos históricos del Instituto Nacional de Estadística de México, ese no era el caso).[104]​ Si bien el censo de 1921 fue la última vez que el gobierno mexicano llevó a cabo un censo que incluyó una clasificación racial integral, en los últimos tiempos ha realizado encuestas a nivel nacional para cuantificar la mayoría de los grupos étnicos que habitan el país, así como la dinámica social y las desigualdades entre ellos.

Conocido también como "Censo de Revillagigedo" debido a que su creación fue ordenada por el Conde del mismo nombre, este censo fue el primer censo de población a nivel nacional de México (entonces conocido como el Virreinato de la Nueva España). La mayoría de sus conjuntos de datos originales se han perdido, por lo que la mayor parte de lo que ahora se conoce proviene de ensayos e investigaciones de campo realizados por académicos que tuvieron acceso a los datos del censo y los utilizaron como referencia para sus trabajos, como el geógrafo prusiano Alexander von Humboldt. Cada autor da diferentes estimaciones para cada grupo racial en el país aunque no varían mucho, con europeos que van del 18% al 22% de la población de la Nueva España, mestizos que van del 21% al 25%, indios que van del 51% al 61% y africanos que están entre 6.000 y 10 000. Las estimaciones dadas para la población total van de 3.799.561 a 6.122.354 personas. Se concluye entonces, que a lo largo de casi tres siglos de colonización, las tendencias de crecimiento poblacional de blancos y mestizos fueron uniformes, mientras que el porcentaje total de la población indígena disminuyó a una tasa de 13%-17% por siglo. Los autores afirman que en lugar de que los blancos y mestizos tengan tasas de natalidad más altas, la razón de la disminución de la población indígena radica en que sufren de tasas de mortalidad más altas, debido a que vivían en lugares remotos en lugar de las ciudades y pueblos fundados por los colonos españoles o estaban en guerra con ellos. Es también por estas razones que el número de mexicanos indígenas presenta el mayor rango de variación entre publicaciones, ya que en los casos sus números en un lugar dado fueron estimados en lugar de contados, lo que lleva a posibles sobreestimaciones en algunas provincias y posibles subestimaciones en otras.[105]

~ Los europeos están incluidos en la categoría mestiza.

Independientemente de las posibles imprecisiones relacionadas con el recuento de los pueblos indígenas que viven fuera de las áreas colonizadas, vale la pena mencionar el esfuerzo que las autoridades de la Nueva España pusieron en considerarlos como súbditos, ya que los censos realizados por otros países coloniales o postcoloniales no consideraban a los indígenas americanos como ciudadanos/súbditos, como por ejemplo los censos realizados por el Virreinato del Río de la Plata solo contarían a los habitantes de los asentamientos colonizados.[106]​ Otro ejemplo serían los censos realizados por los Estados Unidos, que no incluyeron a los pueblos indígenas que vivían entre la población general hasta 1860, y a los pueblos indígenas en su conjunto hasta 1900.[107]

Realizado inmediatamente después de la consumación de la Revolución Mexicana, el contexto social en el que se realizó este censo lo hace particularmente único, ya que el gobierno de la época estaba en proceso de reconstrucción del país y buscaba unir a todos los mexicanos bajo una sola identidad nacional. Los resultados finales del censo de 1921 con respecto a la raza, que afirman que el 59.3% de la población mexicana se autoidentificó como mestiza, el 29.1% como indígena y solo 9.8% como blanca fueron entonces esenciales para cimentar la ideología del "mestizaje" (que afirma que la población mexicana en su conjunto es producto de la mezcla de todas las razas) que dio forma a la identidad y cultura mexicanas a lo largo del siglo XX y sigue siendo prominente hoy en día, con publicaciones internacionales extraoficiales como The World Factbook y Encyclopædia Britannica usándolas como referencia para estimar la composición racial de México hasta el día de hoy.[108]

Sin embargo, en los últimos tiempos los resultados del censo han sido sometidos al escrutinio de historiadores, académicos y activistas sociales por igual, quienes afirman que alteraciones tan drásticas en las tendencias demográficas con respecto al censo de 1793 no son posibles y citan, entre otras estadísticas, la relativamente baja frecuencia de matrimonios entre personas de diferentes ancestros continentales en el México colonial y de principios de la independencia.[109]​ Se afirma que el proceso de "mestizaje" patrocinado por el Estado fue más "cultural que biológico", lo que dio como resultado que las cifras del grupo mestizo mexicano se inflaran a expensas de la identidad de las demás razas.[110]​ Controversias aparte, este censo constituyó la última vez que el Gobierno de México llevó a cabo un censo racial exhaustivo, con los resultados por estados siendo los siguientes (extranjeros y personas que respondieron "otros" no incluidos):[111]

Cuando se comparan los resultados del censo de 1921 con los resultados de los censos recientes de México,[42]​ así como con la investigación genética moderna,[112]​ se encuentra una alta consistencia en lo que respecta a la distribución de los mexicanos indígenas en todo el país, con los estados ubicados en el sur y el sureste de México teniendo ambos, los porcentajes más altos de población que se autoidentifican como indígenas y los porcentajes más altos de ascendencia genética amerindia. Sin embargo, eso no pasa con los mexicanos europeos, ya que hay casos en los que estados que han demostrado tener una ascendencia europea considerablemente alta por investigación científica tienen poblaciones blancas muy pequeñas en el censo de 1921, siendo el caso más extremo el del estado de Durango, en el que el mencionado censo afirma que solo 0.01% de la población del estado (33 personas) se autoidentificó como "blanca", mientras investigación científica moderna muestra que la población de Durango tiene frecuencias genéticas similares a las encontradas en los pueblos europeos (la población indígena del estado tampoco muestra casi ninguna mezcla extranjera).[113]​ Varios autores teorizan que la razón de estas inconsistencias puede estar en la identidad mestiza promovida por el gobierno mexicano, la cual, según se informa, llevó a personas que no son biológicamente mestizas a identificarse como tales.[114][115]

La siguiente tabla es una compilación de (cuando es posible) encuestas oficiales a nivel nacional llevadas a cabo por el gobierno mexicano que han intentado cuantificar diferentes grupos étnicos mexicanos. Dado que en su mayor parte cada grupo étnico fue estimado por medio de encuestas diferentes, con diferentes metodologías y años de diferencia, en lugar de por medio de un solo censo racial exhaustivo, algunos grupos podrían superponerse con otros y ser sobrestimados o subestimados.

De todos los grupos étnicos que han sido encuestados, los mestizos están notablemente ausentes, lo que probablemente se deba a la definición fluida y subjetiva de la clasificación, que complica su cuantificación precisa. Sin embargo, se puede asumir con seguridad que los mestizos constituyen por lo menos el 30% restante de la población no contada de México, con posibilidades de aumentar si se consideran las metodologías de las encuestas existentes. Como ejemplo, la encuesta intercensal de 2015, considera como mexicanos indígenas y afro-mexicanos en su conjunto a individuos que se autoidentificaron como "en parte indígenas" o "en parte africanos", quienes técnicamente serían mestizos. De manera similar, los mexicanos blancos/eurodescendientes fueron cuantificados en base a rasgos físicos/apariencia, por lo que técnicamente un mestizo con un porcentaje de ascendencia indígena lo suficientemente bajo como para no afectar su fenotipo principalmente europeo sería considerado como blanco. Por último, el resto de etnias, por ser de un número más bien bajo o por ser primariamente afiliaciones religiosas, tienen criterios de clasificación más permisivos, por lo que un mestizo podría pretender pertenecer a una de ellas practicando la religión, o teniendo un antepasado que perteneciera a dichas etnias.

Sin embargo, sociólogos e historiadores contemporáneos coinciden en que, dado que el concepto de "raza" tiene un fundamento psicológico más que biológico y a los ojos de la sociedad un mestizo con un alto porcentaje de ascendencia europea es considerado "blanco" y un mestizo con un alto porcentaje de ascendencia indígena es considerado "indio", se debe permitir que una persona se identifique con un grupo étnico con el que sienta pertenecía, aunque biológicamente no pertenezca completamente a él.[118]

Los estudios genéticos en México se pueden dividir en tres grupos: estudios realizados con personas que se autoidentifican como mestizos, estudios realizados con mexicanos indígenas y estudios realizados en la población mexicana en general, no se han realizado estudios que se enfoquen en mexicanos de ascendencia europea o africana. Los mexicanos que se identifican como mestizos son principalmente de ascendencia europea e indígena americana. El tercer componente más grande es el africano, legado de la esclavitud en la Nueva España (que vio la importación de unos 100.000[119]​-200.000[120]​ esclavos negros). Sin embargo, los genetistas teorizan que en regiones de México que no tenían presencia de esclavos, los rastros de la ascendencia africana podrían provenir de colonos españoles y no de los propios esclavos africanos, ya que dicha ascendencia tiene su origen en el norte de África y el Cercano Oriente.[121]​ Dependiendo de la región, algunos mestizos pueden tener pequeños rastros de herencia asiática debido a los miles de filipinos y chinos (esclavos asiáticos de origen diverso, no solo chinos) que llegaron a la Nao de China. La inmigración asiática más reciente (específicamente la china) puede ayudar a explicar la contribución relativamente alta de Asia en el noroeste de México (por ejemplo, Sonora).[120]

Según numerosos estudios, en mexicanos que se identifican a sí mismos como mestizos, la diferencia de incidencia entre los compuestos indígenas y europeos es balanceada y relativamente pequeña, con ambos usualmente representando más del 40% de su composición genética.[120]​ En los estudios realizados sobre la población general mexicana (es decir, estudios en los que no existe otro tipo de autoidentificación que el de ser "mexicano") el componente genético ancestral europeo tiende a superar al indígena. El incremento de dicho aporte es más pronunciado en las investigaciones sobre la ascendencia materna cromosómica, ya que mientras que en los estudios realizados sobre mestizos autoidentificados la ascendencia materna europea es tan solo del 5%,[122]​ en los estudios realizados sobre la población general mexicana la ascendencia materna europea aumenta en más de 40 puntos, siendo del 46%,[123]​ lo que sugiere que hoy en día un segmento considerable de la población de México queda fuera cuando un estudio utiliza como muestras solo a personas que se consideran a sí mismas como mestizas. Los estudios genéticos realizados sobre indígenas mexicanos revelan una ascendencia indígena predominante, pero con variaciones más altas de lo esperado en los componentes ancestrales europeos y africanos. Las investigaciones existentes sugieren que la ubicación geográfica juega un papel más significativo en la determinación de la composición genética de la persona indígena promedio que los rasgos culturales, un ejemplo de esto es la población indígena de Tlapa en el estado de Guerrero que a pesar de que en su mayor parte habla español y tiene las mismas costumbres culturales que los mexicanos no indígenas, muestra una ascendencia indígena del 95%.[124]​ En contraste, los pueblos indígenas de habla nahua del estado de Veracruz tienen una ascendencia media europea del 42% y una ascendencia africana del 22%.[125]

La ideología del mestizaje, que ha desdibujado las líneas de raza a nivel institucional, también ha tenido una influencia significativa en los estudios genéticos realizados en México:[126]​ Como los criterios utilizados en los estudios para determinar si un mexicano es mestizo o indígena a menudo se basan en rasgos culturales como la lengua hablada en lugar de la autoidentificación racial o una selección basada en el fenotipo, existen estudios en los que poblaciones que son clasificadas como indígenas por virtud de la lengua hablada muestran un mayor grado de mezcla genética europea que poblaciones consideradas mestizas en otros estudios.[125]​ Lo contrario también ocurre, ya que hay casos en los que poblaciones clasificadas como "mestizas" presentan frecuencias genéticas similares a las de europeos continentales como los alemanes en el caso de los mestizos del estado de Durango.[113]​ Se ha notado que tanto la clase social como la ubicación geográfica influyen en la composición genética de los mexicanos.[127][128][129]

Esta sección se compone de estudios genéticos en los que no hay criterio de autoadscripción de por medio para reclutar a los voluntarios para dichos estudios. Estudios en los que a la población mexicana entera se le denomina "mestiza" con base en la definición cultural de dicho término también se incluyen, ya que por no tener criterio de autoadscripción étnica en el proceso de selección de voluntarios la muestra de la población usada para estos estudios sigue siendo esencialmente general, independientemente de cómo se le considere en conjunto. Es importante resaltar que la mayoría de estos estudios incluyen muestras reducidas a uno o a cierto número de estados, por lo que no se puede generalizar su resultado a todo el país, así como el hecho de que aún pueden existir sesgos en el caso de algunos estudios que reportan tener cobertura nacional más el origen de las muestras produce una marcada sobrerepresentación de unas regiones sobre otras.

Los estudios etiológicos son aquellos estudios genéticos en los que los voluntarios tienen una enfermedad o una condición de salud específica. Los estudios etiológicos se pueden dividir en dos: (1) aquellos en que el padecimiento es de específica o baja prevalencia, y que están asociados fundamentalmente a herencia/composición genética; y (2) aquellos padecimientos que poseen una recurrencia masiva, donde los factores medioambientales y costumbristas pasan a ser sus principales justificantes, habiendo en determinados casos, aspectos socioeconómicos y culturales también involucrados. Por estas razones, los estudios que aquí se incluyen no representan la composición genética de la población mexicana en general, sino solo la composición genética del porcentaje la población mexicana que padece estas dolencias.

Para el primer caso se consideran ejemplos como el cáncer de próstata. En un segundo caso, o más bien, un caso intermedio entre el primero y el segundo, se cita a la diabetes mellitus tipo 2, padecimiento no hereditario que representa el 95% de todos los tipos de diabetes[137]​ y es padecida por el 15,8% de la población mexicana,[138]​ en la cual tiene influencia la mala alimentación y el sedentarismo (aproximadamente 33,3% de los mexicanos sufren obesidad, y el 71,2% obesidad o sobrepeso).[139][138]​ Como nota, se ha planteado como hipótesis el posible vínculo genético entre componente americano y su mixturado, con la diabetes, y si bien los estudios muestran evidencia correlativa, los mismos no han diferenciado claramente el peso genético de la implicación costumbrista en su manifestación.[140][141][142]​ Completamente en un segundo caso, se puede citar enfermedades como el asma, cuya prevalencia es cercana al 10,8% de la población,[143]​ y que es propiciado por condiciones ambientales, como el cambio climático y factores comúnmente alérgenos como el polen, o costumbristas como la mala higiene doméstica o el tabaquismo.[143]​ Dentro de este segundo numerosas fuentes observan relación entre la clase social y estos padecimientos,[144][145]​ con personas de clases medias y bajas teniendo una mayor predisposición a padecerlas,[137][139]​ lo que en México representa entre un 55,0% (clase baja y media baja) y un 69,0% (clase baja y distintos tipos de clase media) de la población,[146]​ aunque esto no significa que todos los mexicanos que pertenecen a estos estratos vayan a padecer estas enfermedades, como tampoco significa que las clases altas no padezcan estas enfermedades. En cualquier caso, se considera que las tasas de asma y diabetes se han mantenido estables en tiempos recientes.[147]

Esta sección está compuesta por estudios genéticos cuya selección de muestra presentó algún tipo de sesgo. Entre los estudios que se incluyen figuran estudios en los que las muestras se auto-identificaron con una etnia en particular, así como estudios de línea de herencia cromosómica. Asimismo es importante tener en cuenta que aunque a veces se afirma que los mestizos son la mayoría de la población mexicana, llegando estos a ser 80%-93%,[152][153]​ en la práctica ha sido observado que muchos mexicanos en realidad no se identifican como mestizos cuando se les pregunta directamente por su identidad etno-racial.[154]

En mestizos:

En población indígena:

Por clase social:

En población mexicana emigrante:

Por línea de herencia:

El MGDP (Mexican Genome Database Project) se compone de una serie de estudios hechos primariamente por el INMEGEN (Instituto Mexicano de Ciencias Genómicas) que tiene como fin desarrollar medicina para la población mexicana, sus estudios, que de acuerdo a sus metodologías se enfocan en la población mestiza[170]​ e indígena por autoadscripción no han estado libres de controversia, ya que han recibido críticas respecto a la representatividad de estos así como su utilidad real, por su parte los investigadores del instituto defienden sus estudios afirmando que "Los resultados del proyecto fueron malinterpretados por la prensa y afirman que "en un futuro (el MGDP) podría ser útil no sólo para los mexicanos sino para el resto de America Latina" (Schwartz-Marín & Silva-Zolezzi, 2010).[171]

Aunque no tan numerosos o con una historia tan larga como la investigación genética en el país, se han realizado estudios sobre la presencia de diferentes rasgos fenotípicos (color de cabello, forma de cabello, color de ojos, etc.) en mexicanos. Estos estudios han llamado recientemente la atención del gobierno de México, que ha comenzado a realizar sus propias investigaciones a nivel nacional, con el objetivo de documentar las dinámicas y desigualdades en las interacciones entre mexicanos de diferentes etnias/razas, así como tener una idea más concisa de la composición étnica del país (un campo que ha sido descuidado por mucho tiempo a nivel institucional en México). Los resultados de estos estudios refutan efectivamente los conceptos erróneos con respecto a la población de México, mostrando que México es un país excepcionalmente diverso, donde cualquier color o tipo de rasgo se puede encontrar con facilidad en cualquier región.

Algunos estudios, como el publicado por la Asociación Americana de Sociología en 2010, refutan conceptos erróneos que prevalecen incluso entre los propios mexicanos, al encontrar que las diferencias en las frecuencias de rasgos fenotípicos como el cabello rubio entre la población de las regiones del norte de México (donde este rasgo tiene una frecuencia de 22.3% - 23.9%) y la población de las regiones centrales de México (con una frecuencia de 18.9% a 21.3%) no son tan pronunciadas como se piensa comúnmente. Según la metodología del estudio, la presencia de cabello rubio era necesaria para que un mexicano fuera clasificado como blanco como "a diferencia del color de la piel, el cabello rubio no se oscurece con la exposición al sol".[87]​ Con una metodología similar, otro estudio, realizado por la Universidad Autónoma Metropolitana de México calculó la frecuencia de cabello rubio en un 23%, los mexicanos con cabello rojo fueron clasificados como "otros".[173]

Un estudio realizado en 2014 por el University College London analizó las frecuencias de varios rasgos fenotípicos diferentes en poblaciones de cinco países latinoamericanos diferentes (Brasil, Chile, Colombia, México y Perú). En el caso de México el Instituto Nacional de Antropología e Historia colaboró en la investigación con los siguientes resultados:[88]

La mayoría de las muestras (aproximadamente el 90%) procedían de la Ciudad de México y de los estados del sur de México, lo que significa que las regiones Noroeste y Oeste de México estaban subrepresentadas, ya que alrededor del 45% de la población de México vive allí.[174]

Se han realizado encuestas a nivel nacional patrocinadas por el gobierno mexicano que cuantifican el porcentaje de los diferentes tonos de piel presentes en la población de México, la primera en 2010 por el CONAPRED (Oficina Nacional para la Prevención de la Discriminación)[44]​ y la segunda en 2017 por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística de México),[45]​ en el caso del estudio del CONAPRED fue una paleta con 9 opciones de color desarrolladas por el propio instituto mientras que en el caso del estudio del INEGI la paleta utilizada fue la paleta del PERLA (Proyecto Raza y Etnicidad Latinoamericana) con 11 categorías de color.

Como la progresión de los tonos más oscuros a los más claros no es tan uniforme en la paleta usada por el INEGI (algunos tonos son prácticamente iguales mientras que hay marcadas diferencias entre otros) como lo es en la paleta del CONAPRED, dos categorías de color terminaron conteniendo casi el 70% de los mexicanos encuestados, mientras que había categorías de color que tenían menos del 1% de mexicanos cada una. A pesar de que el gobierno de México ha minimizado las connotaciones raciales de dichos estudios al optar por utilizar el término "mexicano de piel clara" para referirse al segmento de la población de México que posee rasgos físicos/apariencia europea y "mexicano de piel oscura" para referirse al segmento de la población de México que no los tiene, la publicación de dichos estudios no ha estado exenta de controversia, especialmente en el caso del estudio publicado en 2017, ya que además del color de la piel también tuvo en cuenta diferentes factores socioeconómicos como logros educativos y perfiles ocupacionales, con medios de comunicación que llevaron a los círculos de la opinión pública mexicana conceptos como el racismo sistémico, el privilegio de los blancos y el colonialismo.[176][177][178]​ No obstante, se está de acuerdo en que reconocer que México es un país diverso constituye un paso en la dirección correcta para luchar contra las desigualdades sociales.

En 2018, la CONAPRED publicó la nueva edición de la ENADIS, esta vez contando con la participación del INEGI, la UNAM, el CONACyT y la CNDH.[179]​ Como en la versión de 2010, se le preguntó a los mexicanos acerca de temas relacionados con la discriminación y recabó datos respecto a etnicidad y fenotipo. Se concluyó que México sigue siendo un país conservativo respecto a grupos minoritarios como minorías religiosas, minorías étnicas, extranjeros, miembros del colectivo LGBT etc. aunque existen marcadas diferencias regionales, con estados de las regiones centro y sur de México teniendo tazas de discriminación notoriamente más elevadas hacia grupos vulnerables que las de los estados de las regiones norte y occidente.[179]​ Para recavar datos respecto al tono de piel de los entrevistados la paleta elegida fue de nuevo la del PERLA. Se reportó que esta vez 11% de los mexicanos se identificaron con "tonos de piel oscuros (A-E)" 59% con "tonos de piel medio (F-G)" y 29% con "tonos de piel claros (H-K)".[179]​ La razón por la que hay pronunciadas diferencias en el porcentaje de mexicanos con piel clara (alrededor de 18% menos) y con piel media (alrededor de 16% más) en comparación con encuestas anteriores es que la ENADIS 2017 tuvo como prioridad entrevistar a mexicanos pertenecientes a grupos "vulnerables" lo que significó que estados con altos porcentajes de personas de estos grupos hicieron más entrevistas.[180]

Las siguientes tablas (la primera proveniente de un estudio publicado en 2002[181]​ y la segunda de un estudio publicado en 2018[182]​) ilustran las frecuencias de diferentes grupos sanguíneos en varias ciudades y estados mexicanos, debido a que la población amerindia de México posee exclusivamente el tipo sanguíneo "O", la presencia de otros grupos sanguíneos puede dar una idea aproximada de la cantidad de influencia extranjera que hay en cada estado que ha sido analizado. Los resultados de estos estudios, sin embargo, no deben tomarse como estimaciones exactas de los porcentajes de diferentes grupos étnicos que habitan México (por ejemplo, el porcentaje de tipos sanguíneos A+B = porcentaje de mexicanos blancos) debido a que un mexicano mestizo puede poser sangre de tipo "A", "B" etc. o el hecho de que el tipo de sangre "O" existe en Europa, teniendo una frecuencia promedio de 44% en España.[183]


En ambos estudios se observan tendencias similares en lo que concierne a la distribución de los diferentes grupos sanguíneos, esto es, los estados de las regiones norte y occidente de México presentan las mayores frecuencias de grupos sanguíneos de origen extranjero, cosa que es congruente con los múltiples estudios genéticos que se han realizado en el país a través de los años. adicionalmente se observa que los grupos sanguíneos "A" y "B" son más comunes en voluntarios jóvenes mientras que los grupos "AB" y "O" son más comunes en voluntarios de edad avanzada. El número total de voluntarios analizados en el estudio publicado en 2018 fue de 271,164.

Un estudio realizado en hospitales de la Ciudad de México reportó que en promedio el 51.8% de los recién nacidos mexicanos presentaban la marca de nacimiento congénita conocida como mancha mongola, mientras que en el 48.2% de los bebés analizados estaba ausente.[184]​ La mancha mongola aparece con una frecuencia muy alta (85-95%) en niños asiáticos, nativos americanos y africanos.[185]​ La lesión de piel, según se informa, casi siempre aparece en niños sudamericanos[186]​ y mexicanos que son racialmente mestizos,[187]​ mientras que tiene una frecuencia muy baja (5-10%) en niños caucásicos.[188]​ Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (abreviado como IMSS) a nivel nacional, alrededor de la mitad de los bebés mexicanos tienen la mancha mongola.[189]

México ha logrado importantes avances en materia de educación en los últimos veinte años. En 2004 la alfabetización general era del 92 % y la alfabetización de los jóvenes (edades 10-24) era del 96 %. La educación primaria y secundaria es gratuita y obligatoria en todo el país según las leyes Mexicanas. También se han establecido programas de educación bilingües e interculturales en algunas comunidades indígenas. México también va ser uno de los primeros países del mundo en establecer durante la década de 1970 un sistema de educación secundaria a distancia para las comunidades rurales. En 2005 este sistema contaba con más de 30 000 escuelas conectadas y 1 millón de alumnos que reciben esta programación educativa por medio de videoconferencias y teleconferencias transmitidas vía satélite.[190]​ Estas escuelas se conocen en México como telesecundarias. Este sistema también es utilizado en algunos países de la América Central y Colombia así como en el sur de los Estados Unidos como método de enseñanza bilingüe.



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