La Capitanía General de Chile o el llamado Reino de Chile fue una entidad territorial integrante del Imperio español, que abarcó parte del extremo sudoccidental de América del Sur, principalmente en lo que hoy corresponde a Chile y las regiones occidentales de Argentina. Su capital era la ciudad de Santiago de Nueva Extremadura (o de Chile), con excepción del período entre 1560 y 1575, cuando lo fue Concepción.
Aunque el término «capitanía general» refleja únicamente una división de carácter militar, establecida en 1778, en la actualidad es utilizado también para referirse a la gobernación fundada en 1541 como Gobernación de Nueva Extremadura o Gobernación de Chile. De manera coloquial y extraoficial se lo conoció como Reino de Chile (Reyno de Chile en grafía antigua) por decir de manera figurada los dominios chilenos, aunque en la documentación oficial, cartas, oficios, etc., se hace referencia al país como "Reyno de Chile".
Este territorio fue establecido por la Corona española durante su periodo de colonización en América, tras ser separada de la jurisdicción nominal de la gobernación de Nueva Andalucía y el asentamiento definitivo de los primeros españoles junto a Pedro de Valdivia en 1541. Una Capitanía General, era la manera de administración que se utilizó en las adjudicaciones coloniales españolas para hacer presión en el control sobre ubicaciones con un alto grado de estrategia militar, debido a los enfrentamientos contra las potencias extranjeras, la piratería y la lucha contra las tribus indígenas de difícil dominio. Durante gran parte de su historia, la entidad se mantuvo bajo el Virreinato del Perú hasta la definitiva separación del mismo en 1798.
A grandes rasgos, Chile abarcó principalmente el sector entre el despoblado de Atacama por el norte, el océano Pacífico por el oeste y el río Biobío por el sur, en el sector conocido como La Frontera, aunque existieron territorios aislados de origen español más al sur bajo su jurisdicción de manera intermitente, como los corregimientos de Valdivia, de Osorno y el gobierno de Chiloé. Hacia el este de la cordillera de los Andes, la gobernación de Chile llegó a abarcar también el territorio tucumano de 1553 hasta 1563 y el corregimiento de Cuyo desde 1568 —ambos en la actual Argentina— durante gran parte de su historia hasta la instauración provisoria del Virreinato del Río de la Plata en 1777 (creado por real cédula de 1776 y definitivamente instalado por otra de 1778).
La Capitanía General de Chile con una Real Audiencia pretorial que ya solo respondía al Consejo de Indias, fue la máxima entidad territorial durante el periodo colonial chileno desde 1798 y durante su existencia tuvo una extensión difícil de precisar. Aunque nominalmente en sus inicios se habló de la inclusión hasta de la desconocida Terra Australis, la dominación española nunca logró imponerse totalmente sobre los mapuche, a los cuales enfrentaron en la Guerra de Arauco, ni en las tierras patagónicas; la región antártica, en tanto, no sería descubierta sino hasta avanzado el siglo XIX.
La capitanía general chilena como tal se mantuvo hasta 1810, cuando se estableció el primer gobierno de origen local. Aunque nominalmente existió por los años siguientes, el gobierno local ejerció cada vez mayor poder autónomo en lo que se conoce como la Patria Vieja. En 1814, el gobierno local fue derrotado y se restauró el gobernador monárquico el cual permaneció en funciones hasta 1817. Al año siguiente, se proclamó la independencia de Chile, la cual sería concretada en los meses posteriores. Así, la capitanía general desapareció para formar el núcleo de la actual República de Chile.
Los territorios que comprendieron el «Reyno de Chile» fueron asignados originalmente en 1534 por el emperador Carlos I a las llamadas gobernaciones de Nueva Andalucía y Nueva León, que ocupaban los territorios entre el Pacífico y el Atlántico aproximadamente entre los paralelos 26ºS y 37ºS y entre el 37ºS y el 47ºS, respectivamente. Sin embargo, la arbitrariedad de estas divisiones pronto llevó a su desaparición, permaneciendo la denominación de «Chile», que posteriormente sería explorado por Diego de Almagro.
Tras la expedición de Pedro de Valdivia a Chile y la fundación de Santiago, se creó la llamada gobernación de Nueva Extremadura, nombre otorgado por Pedro de Valdivia a la zona en honor a su lugar de origen. Sin embargo, esta denominación se mantuvo por pocos años hasta la muerte de Jerónimo de Alderete, ocurrida en 1556. De allí en adelante, el nombre de «Chile» predominó entre los hispanos para denominar a dichos territorios.
Posteriormente, también llegaron a utilizarse otras denominaciones, no oficiales y menos extendidas, tales como «Flandes Indiano», que se remite a la dura resistencia del pueblo mapuche a las tropas conquistadoras y que evocaba la compleja Guerra de los Ochenta Años ocurrida en Flandes y que terminó con la independencia de los Países Bajos.
Desde la época de Felipe II, tanto en la documentación pública y privada como en las leyes de Indias, se usó comúnmente la denominación de «Reino de Chile» para referirse al territorio —«Reyno de Chile» utilizando la grafía de aquella época—. Cabe mencionar que el término reino era de carácter geográfico y no necesariamente político, un concepto usual en dicha época y que puede verificarse con la denominación dada a los diversos «reinos» existentes dentro de la misma España peninsular, pese a que ya carecían de las autonomías existentes en los siglos anteriores. Otro término utilizado usualmente fue el de «provincias de Chile».
Mientras el término «Reino de Chile» era eminentemente geográfico, «Gobernación de Chile» era utilizado para definir el tipo de gobierno existente, de forma similar al de «Capitanía General de Chile», aunque este precisaba la autonomía especial existente para poder enfrentar conflictos militares, y se privilegió fundamentalmente a partir del siglo XVIII.
En 1536, Diego de Almagro formó una expedición para explorar los territorios al sur del Imperio inca que le habían adjudicado en 1534 como parte de la Gobernación de Nueva Toledo.
Tras la muerte de Almagro, el conquistador español Pedro de Valdivia solicitó autorización a Francisco Pizarro para conquistar y poblar la provincia de Chile, quien se la concedió en abril de 1539, nombrándolo teniente de gobernador, de acuerdo a una real cédula de 1537, que lo facultaba para proseguir con la conquista de Nueva Toledo. Pedro de Valdivia llegó a las tierras del centro-norte de Chile, y fundó, el 12 de febrero de 1541, la ciudad de Santiago de Nueva Extremadura a los pies del cerro Santa Lucía, llamado Huelén por el jefe Huelen. A los pocos meses, Valdivia fue proclamado por el cabildo como Gobernador y Capitán General de Nueva Extremadura. Inicialmente lo rechazó, pero finalmente lo aceptó el 11 de junio de 1541.
En 1544, mandó fundar la ciudad de La Serena, y, posteriormente, Pedro de Valdivia extendió la conquista de Chile hacia el sur, fundando diversas ciudades: Concepción en 1550, La Imperial en 1551, Villarrica y Valdivia en 1552, Los Confines y los fuertes de Arauco, Purén y Tucapel en 1553. Al otro lado de la cordillera, Pedro de Valdivia ordenó la fundación de Santiago del Estero en Tucumán. Otras ciudades fundadas durante los primeros años de la Gobernación fueron: Mendoza en 1561, San Luis, San Juan en 1562, Cañete, Castro en 1567 y Osorno en 1558.
En 1598, los mapuches se levantan y se produce la llamada Batalla de Curalaba, lo que casi acaba con el intento de colonización de Chile. A excepción de Castro, las ciudades al sur del río Biobío son destruidas, y se establece este río como límite de iure entre la Capitanía española y los mapuche en virtud de las paces de Quilín en 1641. En 1684, se refundó Valdivia y un siglo más tarde se creó la Intendencia de Chiloé, subordinada al Virreinato del Perú. La Guerra de Arauco, el conflicto entre mapuches y españoles, tendría diversas etapas de alta beligerancia y otras más pacíficas a lo largo de la historia.
En 1810, el gobernador Mateo de Toro y Zambrano, conde de la Conquista, presentó su renuncia y se formó la primera Junta de Gobierno, iniciándose el periodo de la historia de Chile llamado «Patria Vieja». La Constitución de Cádiz previó en 1812 el establecimiento de la «Diputación Provincial de Chile», pero no pudo ser puesta en vigencia. Aunque nominalmente Chile se mantuvo como parte de los reinos castellanos, desde la instalación de la Junta de Gobierno se produjo un acelerado proceso de autonomía en el territorio, que acabó en 1814 cuando se restableció el poder real en el territorio durante la Reconquista, el cual duró hasta 1817 cuando las tropas de los españoles americanos, autodenominados patriotas, lograron derrotar en Chacabuco a los españoles peninsulares, llamados realistas. Un año después, fue declarada la independencia de Chile dando fin definitivo a la Capitanía General.
La extensión del territorio del llamado Reino de Chile ha sido materia de fuerte debate y controversia, especialmente tras la independencia de los estados sudamericanos.
En 1548, Pedro de Valdivia obtuvo de Pedro de la Gasca, presidente de la Real Audiencia de Lima «por gobernación y conquista desde Copiapó, que está en 27 grados de altura de la línea equinoccial a la parte del sur, hasta 41 de la dicha parte, procediente norte sur derecho por meridiano, e de ancho entrando en la mar a la tierra hueste leste cien leguas». El emperador Carlos I, al confirmar en 1552 el nombramiento de Pedro de Valdivia hecho por de La Gasca, fijó el territorio de la Gobernación de Nueva Extremadura como una franja de 100 leguas de oeste a este desde el Mar del Sur delimitada por los paralelos 27° y 41° de latitud sur (aproximadamente entre Copiapó y Osorno).
Por petición de Valdivia, Carlos I extendió la gobernación hasta el estrecho de Magallanes por real cédula, aunque en el intertanto Pedro de Valdivia había fallecido. Jerónimo de Alderete, quien fue nombrado sucesor de Valdivia el 17 de octubre de 1554, falleció mientras volvía a Chile desde España. Posteriormente, en una real comisión dictada por el gobernador García Hurtado de Mendoza a Pedro del Castillo, el 20 de noviembre de 1560 señaló: «[...] Por cuanto su Majestad por sus reales Provisiones me encargó la Gobernación de estas dichas Provincias de Chile de Norte a Sur desde el Valle de Copiapó hasta la otra parte del Estrecho de Magallanes, y de este-oeste ciento cincuenta leguas, como se lo dio y señaló por Gobernación al Adelantado Don Jerónimo de Alderete [...]». En esta época, la Gobernación o Capitanía General de Chile adquirió lo que sería su máxima extensión, que abarcaba todo el extremo meridional del Cono Sur y la totalidad de la Patagonia.[cita requerida]
En los años posteriores, a través de diversas reales cédulas dictadas por el rey Felipe II, se fue especificando el territorio chileno a medida que las administraciones coloniales vecinas adquirían importancia [2]. El 29 de agosto de 1563 se dictó la separación de la llamada gobernación de Tucumán, Juríes y Diaguitas (que contaba con Santiago del Estero) del territorio chileno, incluyéndola dentro de la Real Audiencia de Charcas. Luego, el 1º de junio de 1570, se modificaron los límites meridionales de la gobernación del Río de la Plata a petición de su adelantado Juan Ortiz de Zárate, moviéndola 200 leguas al sur, desde el paralelo 36° 57’ al 48° 21’ 15’’ de latitud sur (aproximadamente hasta la actual ciudad de Puerto Deseado en la costa atlántica), aunque sin especificar cuál era el límite occidental de dicha gobernación; esto solo se especificaría en 1669 cuando se fijó para ello a la cordillera de los Andes.
En 1669, G. Sanson, cartógrafo del Rey de Francia, dio a conocer este mapa sobre las trece jurisdicciones de la gobernación de Chile. Lo hizo asesorado por el padre Alfonso del Valle de la Compañía de Jesús, según figura en el mismo mapa. Es de notar, que pese a figurar Cuyo, no aparece la Patagonia oriental (actual argentina) como jurisdicción chilena. Desmiente así a gran parte de la historiografía chilena, que sostiene que para esa época colonial era suya.
Al no haber un acto explícito en la real cédula que modificara los límites de la Gobernación de Chile, se formó nominalmente una superposición de jurisdicciones en el territorio de la Patagonia oriental.larga disputa posteriormente entre Chile y la Argentina respecto a la soberanía de dichos territorios.
La falta de preocupación por definir con claridad estas fronteras generaría unaEn la Recopilación de Leyes de Indias de 1680 se señalaban como territorio jurisdiccional de la Audiencia de Chile «todo el dicho Reyno de Chile, con las Ciudades, Villas, Lugares y tierras, que se incluyen en el gobierno de aquellas Provincias, assi lo que ahora está pacifico y poblado, como lo que se reduxere, poblare y pacificare dentro y fuera del Estrecho de Magallanes, y la tierra adentro, hasta la Provincia de Cuyo, inclusivé». Pese a estas disposiciones, no todo ese territorio se encontraba bajo dicha jurisdicción, siendo el caso más emblemático el de los territorios al sur del río Biobío (conocida como la zona de La Frontera) y que estaban bajo soberanía araucana.
En 1767, el rey autorizó al virrey del Perú para que se hiciese cargo de la defensa de Chiloé y entregara su gobierno al militar que él mismo dispusiera. El 28 de marzo del año siguiente, el virrey separó al Gobierno de Chiloé de la jurisdicción del capitán general de Chile y de la Audiencia de Santiago, lo cual fue confirmado por el rey el 15 de octubre de 1768; esta anexión, en principio, tenía carácter transitorio pero subsistió hasta el final del régimen colonial:
En 1776, con la creación del Virreinato del Río de la Plata, se separó de Chile la provincia de Cuyo, al oriente de la cordillera de los Andes, al incluirse en él «los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico que estaban a cargo de la gobernación de Chile». En 1784 se creó la intendencia de Chiloé, subordinada al Virreinato del Perú. Valdivia fue reconstruida en 1740 y Osorno en 1796, ampliando la jurisdicción efectiva del gobierno colonial chileno; sin embargo, esta última ciudad se mantuvo bajo jurisdicción directa del virrey peruano entre el 1 de junio de 1798 al 28 de octubre de 1802 cuando regresó a manos chilenas. Adicionalmente, se incorporó en 1749 el archipiélago de Juan Fernández.
A comienzos del siglo XIX un libro francés de geografía describe los límites de la Capitanía General de Chile: "Describiremos aquí todo lo que se entiende ordinariamente bajo el nombre de reino de Chile, es decir, el propio Chile,al occidente de los Andes; el Nuevo-Chile y la provincia de Cuyo al este de estas montañas. Ya hemos remarcado que Cuyo y Nuevo-Chile dependen del Virreinato del Río de la Plata, mientras que la presidencia de Santiago no abarca más que el propio Chile."1803, el rey Carlos IV mediante real orden transfirió el puerto de Paposo a la jurisdicción del Perú, separándolo de la de Chile:
El 1 de octubre deDe acuerdo a la historiografía tradicional chilena, la orden no fue cumplida por el virrey.[cita requerida] Sin embargo, en la Memoria que el virrey del Perú José Fernando de Abascal entregó a su sucesor Joaquín de la Pezuela en 1816 dice textualmente:
Este documento ha sido utilizado como respaldo por la historiografía peruana y boliviana para afirmar que la Real Orden de 1803 sí fue ejecutada y que el límite norte de Chile al declararse su independencia, según el Uti possidetis iure de 1810, estaba constituido por el desierto de Atacama sin incluirlo como parte integrante de su territorio; siendo así, si Simón Bolívar y Antonio José de Sucre lo anexionaron para la naciente República de Bolivia lo hicieron desmembrándolo del Perú y no de Chile.
Durante muchos años, los cartógrafos y exploradores europeos especularon con la existencia de la Terra Australis Incognita, un inmenso territorio ubicado más al sur del estrecho de Magallanes y la isla Grande de Tierra del Fuego que llegaba hasta el Polo Sur.
El Tratado de Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494, fijó las áreas de influencia de España y de Portugal, al oeste y al este, respectivamente, de una línea que iba de polo a polo que nunca fue demarcada (a los 46° 37′ O, en la interpretación clásica española, y más al occidente, según la interpretación portuguesa), por lo que las áreas antárticas reclamadas hoy por Chile, aún desconocidas en ese entonces, caían dentro de la zona de España. El tratado, avalado en 1506 por la bula pontificia Ea quae pro bono pacis, lo que lo hizo obligatorio para todos los países católicos, no fue reconocido por los estados europeos no católicos e incluso por algunos que sí lo eran, como Francia. Para Gran Bretaña, Holanda, Rusia y otros países, las áreas antárticas eran consideradas res nullius, es decir tierra de nadie sujeta a la ocupación de cualquier nación.
En 1534, el emperador Carlos V dividió parte del territorio sudamericano en tres gobernaciones:
En 1539, se creó una nueva gobernación hacia el sur de Nueva León llamada Terra Australis para Pedro Sánchez de la Hoz. En 1554, el conquistador Pedro de Valdivia, quien ya tenía a cargo la gobernación de Chile, logró que el Consejo de Indias traspasara los derechos de Nueva León y de la Terra Australis a Jerónimo de Alderete, el cual, tras la muerte de Valdivia al año siguiente, asumió como gobernador y las anexó al territorio colonial chileno.
Prueba de esto son múltiples documentos históricos, entre los que se incluyen una Real Cédula de 1554:
Posteriormente, en 1558, la Real Cédula de Bruselas incitó al gobierno colonial chileno a tomar posesión en nuestro nombre de las tierras y provincias que caen en la demarcación de la corona de Castilla, en referencia a las tierras al otro lado del Estrecho, pues en ese tiempo se pensaba que Tierra del Fuego era parte integrante de la Terra Australis.
Existen también crónicas y mapas, tanto de Chile como de Europa, que indican la pertenencia de la Terra Australis Antártica como parte de la Capitanía General de Chile.[cita requerida]
El navegante español Gabriel de Castilla zarpó de Valparaíso en marzo de 1603 al mando de tres naves en una expedición encomendada por su primo hermano el virrey del Perú, Luis de Velasco y Castilla, para reprimir las incursiones de corsarios holandeses en los mares del sur, alcanzando los 64° de latitud sur. No se han hallado aún en archivos españoles los documentos que confirmen la latitud alcanzada y las tierras avistadas; sin embargo, el relato del marinero neerlandés Laurenz Claesz (en un testimonio sin fecha, pero probablemente posterior a 1607), documenta la latitud y la época. Claesz declaró que él:
Otro documento neerlandés, publicado en Ámsterdam en tres idiomas en 1622, afirma que a los 64° S hay tierra «muy alta y montañosa, cubierta de nieve, como el país de Noruega, toda blanca, que parecía extenderse hasta las islas Salomón», lo que evidentemente confirma un avistamiento previo a la publicación. Las tierras avistadas serían las islas Shetland del Sur.
Otros historiadores atribuyen el primer avistaje de tierras antárticas al marino neerlandés Dirk Gerritsz, que habría encontrado las islas hoy denominadas Shetland del Sur. Según su relato, su nave fue desviada de curso por una tormenta después de trasponer el estrecho de Magallanes, en el viaje de ida de una expedición neerlandesa a las Indias orientales en 1599. Existen dudas sobre la veracidad del relato de Gerritsz. En 1768, el francés Sanson publica un mapa sobre las Tierras Magallánicas, mostrando a Chile separado de la Patagonia.
En esta época ya existía la certeza de un continente blanco al sur del paso Drake, separado de la Tierra del Fuego. En 1772, el británico James Cook circunnavegó las aguas del océano Antártico. En 1798, el famoso marino español Juan de Lángara, dio a conocer un mapa en el que señalaba los límites entre el Reino de Chile y la Patagonia Oriental.
Al frente de la capitanía se encontraba el gobernador y capitán general, asesorado por la Real Audiencia, presidida por el mismo gobernador, razón por la cual se le denominaba indistintamente presidente o gobernador y, también, capitán general. La Audiencia, además de servir de órgano consultivo del gobernador, tenía las funciones de tribunal de apelaciones del reino.
El rey Felipe II sujetó al gobernador a la vigilancia del virrey del Perú, al expresar en una real cédula del 21 de enero de 1589:
A partir de dicha norma, los virreyes entendieron que la relación entre ambos era de efectiva dependencia, sin embargo, en algunos casos la relación del gobernador fue directa con el rey y en otras pasó por el virrey del Perú.
La base de la relación es la real cédula antes mencionada, no obstante, hubo otras posteriores que perfilaron el tipo de relación efectiva entre la capitanía y el virreinato. Por ejemplo, mediante real cédula, se autorizó a los virreyes a intervenir en Chile solo en caso de «alboroto y tumulto»; se facultó a los virreyes a poner en práctica estrategias militares en la guerra de Arauco, guerra defensiva, y después se ordenó directamente al gobernador de Chile a implantarlas, guerra ofensiva. También se facultó a los virreyes para remover al gobernador y, posteriormente, se negó tal atribución.
La Recopilación de Leyes de Indias de 1680, en la Ley XXX (Que el Virrey del Perú y Audiencia de Lima no se entrometan en el gobierno de Chile, si no fuere en casos graves, y de mucha importancia) del Título III (De los Virreyes, y Presidentes Governadores) del Libro III, recoge el contenido de una real cédula del rey Felipe III, de 15 de octubre de 1597, que establecía que
Respecto a los recursos militares (armas, soldados, etc.) y el abastecimiento comercial, la capitanía siguió con dependencia virreinal aunque la administración de justicia era autónoma de aquel, salvo respecto de la Inquisición que correspondía a un delegado de Lima, al igual que los juicios de comercio que dependieron del Consulado del Virreinato hasta 1795, fecha en la que se crea un Consulado en Santiago.
En lo gubernativo, la relación fue fluctuante, dependiendo del período, las instrucciones que enviaba el rey e incluso las personalidades de las respectivas autoridades (virreyes y gobernadores) y no hubo nunca una anexión formal de la capitanía al virreinato, ya que nominalmente los territorios de Sudamérica española, excepto el territorio de Caracas, y Panamá estaban incluidos inicialmente dentro del mismo, hasta la creación de los nuevos virreinatos de Nueva Granada y del Río de la Plata, quedando por ende bajo su superior gobierno (y no bajo su gobierno directo).
En ciertos periodos, por cuestiones estratégicas de seguridad del virreinato –por ejemplo, ante amenazas de corsarios– los virreyes intervinieron directamente en el gobierno de Chile, incluso por propia iniciativa; asimismo, algunos gobernadores acostumbraron consultar o pedir instrucciones sobre temas urgentes al virrey, por la gran distancia que los separaba del rey, quien se encontraba en España.
En 1733, el Cabildo de Santiago pide al virrey la instalación en Chile de una casa de acuñación de monedas; frente a la demora de la respuesta, solicita en 1741 al rey de España permiso para instalar una fábrica monetaria y así solucionar el problema de la carencia de circulante que se producía cuando desde Perú se atrasaba el envío de estas.
La Casa de Moneda de Santiago de Chile, fue fundada finalmente por Felipe V por Real Cédula del 1 de octubre de 1743, otorgando el privilegio perpetuo de acuñar monedas a Francisco García Huidobro y otorgándole además el usufructo de todas las utilidades de producción; como era un acaudalado vecino de la ciudad, se ofreció a financiar su instalación, mantención y gastos de operación sin costo para el Reino. Felipe V falleció en 1746, antes de que la nueva ceca hubiera iniciado sus labores.
La primera moneda acuñada en Chile colonial para circulación fue la del 10 de septiembre de 1749 siendo esta la de 4 escudos de oro, también conocido como la "media onza", la cual portaba la efigie de Fernando VI; de esta manera la Gobernación comenzó a tener cada vez más autonomía con respecto del Virreinato del Perú.
Finalmente, en 1798, a propósito de una disputa entre el virrey O'Higgins y el gobernador Avilés, el rey Carlos IV resolvió en una comunicación dirigida al virrey, el 15 de marzo de aquel año, declarar a Chile «independiente de ese virreinato, como siempre debió entenderse»:
Durante el período colonial, la principal división administrativa de la Gobernación de Chile fueron las provincias o corregimientos, las que se fueron creando paulatinamente a medida que el territorio chileno era poblado por los conquistadores y colonizadores españoles.
Los principales corregimientos existentes en el territorio chileno hasta 1786 se listan a continuación:
En 1786, la monarquía española implementó una serie de reformas administrativas (conocidas como Reformas borbónicas) que cambiaron la composición territorial de todas las colonias, incluyendo Chile. Las principales entidades territoriales en la América española se dividieron en intendencias. En el caso de la Capitanía General de Chile, se formaron dos intendencias: la de Santiago, que incluía el norte y centro del territorio hasta el río Itata, y la de Concepción que cubrió la zona al sur del Itata. En 1796, se incorporó el Gobierno de Osorno a la intendencia de Concepción, luego de que este territorio fuera refundado y segregado del gobierno de Chiloé (que seguía dependiendo del virreinato del Perú).
Las intendencias, a su vez, se subdividieron en partidos y en algunas gobernaciones de carácter militar, los que se indican a continuación:
Esta estructura sería la que se mantendría una vez declarada la República, con algunos ajustes. Sólo en 1833, el sistema administrativo colonial sería reemplazado por una nueva estructura.
El 27 de junio de 1561 fue erigida la Diócesis de Santiago de Chile, sufragánea de la Arquidiócesis de Lima.
El 22 de marzo de 1563, el papa Pablo IV erigió la Diócesis de San Miguel de La Imperial mediante la bula Súper Specula, abandonada en el año 1600 debido a la destrucción de la ciudad por las luchas provocadas por la Guerra de Arauco, fue trasladada a Concepción en 1603, tomando el nombre de Diócesis de Concepción, también sufragánea de Lima.
El 10 de mayo de 1570 fue erigida la Diócesis del Tucumán con territorios separados de la jurisdicción de la Diócesis de Santiago de Chile. Fue sufragánea de Lima hasta la erección de la Archidiócesis de Charcas el 20 de julio de 1609.
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