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Motecuhzoma Xocoyotzin



Moctezuma Xocoyotzin (en náhuatl Motēuczōma Xōcoyōtzin; AFI [moteːkʷˈsoːma ʃoːkoˈjoːtsin]: ‘Moctezuma el joven’) o Moctezuma II (1466-29 de junio de 1520) fue tlatoani de los mexicas en el periodo 1502 o 1503-1520. La ortografía Moctezuma es la más frecuente y moderna; no obstante, Hernán Cortés transcribió su nombre como Mutecçuma o Muteçuma[1]​ y la mayoría de las fuentes de los siglos XVI y XVII refieren que su nombre fue Motecuhzoma[nota 1]​ incluido fray Bernardino de Sahagún que usó una forma más próxima al náhuatl: Motecuçoma y Moteuczomatzin. Por razones de cortesía y respeto real se agregaba con frecuencia -tzin (sufijo reverencial en náhuatl)[2]​ para llamarlo.[3]

De acuerdo a La Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo:

No obstante los estudiosos de la lengua náhuatl de siglo XVI, como Motolinia, Torquemada, Betancourt, Sigüenza, rechazaron el sentido de hombre regalado y dedujeron que Moctheuzomatzin provenía del pronombre mo- de teuc(tli) o tecuh(tli) "Caballero o Señor" y çoma o çuma, "poner ceño el que está enojado, tener coraje, derivándose de él, çu ucalli, sañudo y lleno de coraje", -tzin terminación reverencial. De tal forma que su significado es ‘hombre sañudo, hombre grave, circunspecto, serio, que se hace temer y respetar’.[4]

El número ordinal se usa en la actualidad para distinguirlo de su homónimo, también huey tlatoani, Moctezuma Ilhuicamina (Moctezuma I), a quien los cronistas indígenas llamaban también Huehuemotecuhzoma o ‘Moctezuma el viejo’.

Moctezuma Xocoyotzin, hijo de Axayácatl e Izelcoatzin, hija de Nezahualcóyotl, fue el gobernante de la ciudad mexica de Tenochtitlan cuyos dominios se extendieron a las ciudades de Texcoco y Tlatelolco desde 1502 o 1503 hasta 1520,[nota 2]​ al arribo de los españoles. Fue elegido tras la muerte de Ahuízotl, quien falleció durante la inundación de 1502. Fue elegido jefe militar durante campañas militares de Ahuízotl. Ya electo, mantuvo una política enérgica incluso hacia lo interno e implementó mecanismos para centrar el poder en su persona. A fin de estructurar sus dominios, Moctezuma organizó el imperio en diversas provincias, creó una sólida administración central y reguló el sistema tributario. Al momento de recibir el poder, los altépetl (señoríos) sometidos numéricamente eran muchos y tributaban altas cargas económicas, pero se encontraban dispersos en zonas geográficas que contenían regiones enemigas como Tlaxcala, algunos señoríos de Xoconochco y los purépechas, por lo que enfocó su aparato militar al sometimiento de dichos altépetl poderosos, lo cual no consiguió en definitiva.

Una cantidad suficiente de fuentes del siglo XVI permiten esbozar una descripción física de Moctezuma. Los detalles del carácter de Moctezuma Xocoyotzin son contradictorios ya que al parecer, él no deseaba ser elegido tlatoani.

Bernal Díaz del Castillo lo describe en su crónica como un hombre de hasta cuarenta años, buena estatura, proporcionado, cenceño, pocas carnes, de un color no muy moreno sino con un color y matiz de indio, con el cabello no muy largo, solo le cubría las orejas, barba negra y rala, rostro alegre, ojos expresivos que denotaban amor o menester de gravedad, pulido y limpio se bañaba cada tarde, nunca utilizaba su ropa más de un día; tenía muchas mujeres por amigas y dos cacicas por legítimas mujeres, pero era limpio de sodomías. Contaba con doscientos principales en otras salas junto a la suya para atenderlo, quienes tenían que ir descalzos al visitarlo y dirigirse con las palabras: "Señor, mi señor, mi gran señor" sin darle la espalda y con la vista abajo.[7]

Las reformas hechas por Itzcóatl y su cihuacóatl Tlacaélel impusieron una etiqueta real que incluía la casi nula posibilidad de que el pueblo común lo viera, e incluso su círculo más cercano no podía verle a los ojos, debía hablarle en voz baja y entrar al recinto en donde despachaba descalzo al igual que todos en el salón del icpalli (silla real).[8]​ Como gobernante del más poderoso Estado del Posclásico Tardío, tuvo en sus obligaciones el sostenimiento de los órdenes cortesano, urbano e incluso universal.[nota 3]​ Las creencias religiosas de Mesoamérica sustentadas en el régimen zuyuano implicaban la posibilidad de semi-divinizar a cualquier persona (como los sacrificados), dado que el influjo divino podía convertir a un ser humano en un vaso mundano del dios[9]​ y actuaba en él de forma natural en la fisiología corporal, causando la acción enfermedades, estados de ánimo, suerte o infortunio. De esta forma, después de un largo proceso de ayuno, conocimiento e investidura en varios meses y etapas, el joven noble se convertía en nuevo huey tlatoani, recibía las armas reales y poseía en sí mismo los atributos del dios tutelar Huitzilopochtli, teniendo a su cargo la garantía de la continuidad del mundo mismo, preservar el orden terrenal y celeste basado en el tlatocayotl, literalmente el conocimiento supremo heredado de los toltecas o lo que podríamos designar como el conocimiento heredado y surgido de otros pueblos mesoamericanos.

En 1503 Motecuhzoma Xocoyotzin conquista Achiotlan en Oaxaca siendo esta la primera conquista del tlatoani.[10]​ Para 1504 se construye la última etapa del templo de Ehécatl (según otras fuentes era el de Centéotl).

Acontece una hambruna en 1505 y a partir de este año avanza sobre Yanhuitlan y Zozollan que consuma la victoria en 1506, este mismo año construye el Teocalli de la Guerra Sagrada, a la vez consagra la última etapa del Templo Mayor (VII)[nota 4]​ que es la que vieron los españoles.

En 1507 se crean los estanques en la roca viva del cerro de Chapultepec, además se conquista Teuctepec; a finales de ese año se hace la ceremonia del Fuego Nuevo con un esplendor nunca visto.

De 1508 a 1513 ataca a Huexotzinco y debilita a Cholollan, en 1510 conquista Amatlan, para 1511 despliega un gigantesco ejército con el que somete Tlachquiyauhco, Icpactepec, Nopallan, Izquixochitepec que son parte del centro-sur de Oaxaca. Con las conquistas de Chichihualtatacallan en 1512, Alotepec en 1513, Cuezcomaixtlahuacan en 1514 e Iztactlalocan en 1515 sólo le faltaba el señorío costero de Tototepec para terminar su primera etapa de control territorial, con la cual buscaba eliminar la unión de tlaxcaltecas y mixtecos para posteriormente someter a Tlaxcallan. Cholollan no se encontraba en condiciones de ir a la guerra, por lo que los mexicas ya con el control de los acolhuas (que tras la muerte de Nezahualpilli en 1515 les habían impuesto al nuevo tlatoani Cacamatzin) aprovechan el momento de debilidad que también padecía Huexotzinco en 1517 para conquistarlos, colocándose a un paso de someter a su rival más fuerte. Para este momento Motecuhzoma había conquistado 48 cabeceras de pueblos (que incluían alrededor de 450 poblaciones).

Según la leyenda, antes de la llegada de los conquistadores españoles se dieron ocho señales durante los diez años anteriores, que anunciaban el colapso del Estado mexica:

En la primavera de 1519, al recibir la noticia de la llegada de extraños a la costa este del actual México, a las playas de Chalchihuecan en el actual estado de Veracruz, Moctezuma envió embajadores presididos por cinco nobles mexicas para investigar los relatos. Siguiendo sus detalladas instrucciones, los emisarios llevaban tres conjuntos de atavíos: uno asociado a Tezcatlipoca, otro de Tláloc, y otro de Quetzalcóatl. Cada dios náhuatl tenía elementos de atavío específicos, y Moctezuma creía que Cortés podía estar relacionado con Quetzalcóatl, tomando en consideración la profecía que decía «del este vendrán hombres blancos y barbados», y pensaba que si el español permitía que lo adornasen con sus atributos quedaría probado que tal relación era cierta, puesto que nadie osaría dejarse ornar de tal forma sin estar autorizado para ello por la deidad. Acaso por pura casualidad, Cortés se mostró complacido cuando lo vistieron con el traje de Quetzalcóatl. Esto aterrorizó a Moctezuma Xocoyotzin, que envió ricos presentes para evitar que se acercaran los españoles. Pero los regalos solo excitaron la codicia de los invasores. Otros intercambios con los españoles dieron lugar a nuevas casualidades de interpretación religiosa que alimentaron el pánico místico del tlatoani: un casco militar oxidado enviado por Cortés con el encargo de que lo llenaran de oro resultó ser idéntico a una prenda de Huitzilopochtli. Tras la alianza con los tlaxcaltecas y la matanza de Cholula, Moctezuma envió a un embajador llamado Cihualpopoca (o Tzihualpopoca), que se hizo pasar por el propio Moctezuma, suplantación descubierta por intuición de Cortés e información de sus recién adquiridos aliados tlaxcaltecas.[12]​ El 8 de noviembre de 1519, se encontró con Cortés, supuestamente convencido de que era el dios y sacerdote Quetzalcóatl.

Moctezuma Xocoyotzin cedió ante todas las solicitudes de Cortés, ya que no pudo reunir un ejército lo bastante grande como para poder vencerlo. Sus 400 hombres con 40 caballos, y más de 3000 aliados tlaxcaltecas fueron alojados en el suntuoso palacio de Axayácatl. Las imágenes de los dioses mexicas fueron derribadas y sustituidas por imágenes cristianas, se limpió la sangre de los sacrificados y se suprimió el sacrificio humano. A los españoles se les dieron gran cantidad de presentes y se supone que, entre otros, se les entregó el ahora conocido como penacho de Moctezuma, el cual se encuentra en el momento actual en un museo de Viena, en Austria. Moctezuma aceptó ser bautizado y declarado súbdito de España, donde todavía viven sus descendientes, los condes de Miravalle y los duques de Moctezuma.

Existen varias versiones acerca de la muerte de Moctezuma, dependiendo de la fuente consultada. Según la versión de distintos autores españoles, el 29 de junio de 1520, en un intento para sofocar el violento tumulto, Moctezuma se asomó a la balconada de su palacio, instando a sus seguidores a retirarse. La población contempló horrorizada la supuesta complicidad del emperador con los españoles, por lo que comenzaron a arrojarle piedras y flechas que lo hirieron mortalmente, falleciendo poco tiempo después del ataque a consecuencia de sus heridas. Una pedrada lo descalabró.

La versión de los hechos dada por Bernal Díaz del Castillo refiere que tras varios días de lucha en Tenochtitlán, viéndose los españoles abrumados por la superioridad numérica de los mexicas y la gran cantidad de bajas que tenían diariamente, y la gran dificultad que suponía salir de la ciudad, ya que estaba en una laguna y las calzadas que salían de ella tenían numerosos puentes que estaban levantados, se puso a Moctezuma en un pretil de una azotea, protegido por muchos soldados, para que hablase a su pueblo y negociase la salida de los españoles de la ciudad.

Con su intervención cesa la lucha y le informan del nombramiento de Cuitláhuac como nuevo señor, y que no se permitiría la salida de la ciudad de los españoles, ya que todos debían morir, y en cuanto a su persona, que les perdonase que al finalizar le respetarían y le tendrían el respeto que merecía. Fue al terminar la respuesta mexica, cuando tiraron tanta piedra y lanzas que los soldados españoles que le protegían con escudos, como veían que cuando hablaba cesó la lucha, se descuidaron y no pudieron evitar que Moctezuma recibiera tres pedradas, en cabeza, brazo y pierna. Moctezuma fallecería poco después en los aposentos de los españoles a causa de la herida en la cabeza. Díaz del Castillo afirma:

Díaz del Castillo también da la versión del fraile de la Merced, que siempre estaba con él, al que reprochaban que no le convirtiera en cristiano antes de morir, pero el fraile no creyó que muriese de aquellas heridas, sino que Moctezuma se habría provocado un suicidio asistido, mediante una sustancia que le paralizó sus funciones vitales.

Gómara (cap. CVIII) apunta que a última hora Moctezuma pidió que le bautizaran, pero no lo recoge Cortés, que no dice nada sobre el particular; sí otros cronistas posteriores, como Cervantes de Salazar, Herrera o Solís. En la segunda carta de relación de Cortés, afirma que Moctezuma murió de una pedrada lanzada por «uno de los suyos». Fray Francisco Aguilar, también testigo de los hechos, afirma, que Moctezuma murió por una pedrada mexica.

Los testimonios mexicas, en cambio, apuntan a que Moctezuma ya estaba muerto cuando lo sacaron a la azotea. La versión recopilada por Bernardino de Sahagún de fuentes tlaltelolcas, dice que los españoles se impresionaron por las joyas y el oro que tenían los nobles, pues estaban celebrando la principal fiesta mexica, Tóxcatl, para la cual previamente habían pedido permiso. Para ello, los españoles pusieron como condición que nadie debería ir armado a la celebración. Cuando esta se encontraba en su apogeo, cerraron las puertas del patio y exterminaron a todos los participantes, que se estima eran unos 1000, principalmente nobles, en lo que se conoce como la matanza de Tóxcatl. El pueblo se alzó en una revuelta, y los españoles hicieron prisionero a Moctezuma Xocoyotzin. Según Sahagún, todos los nobles mexicas que se encontraban en poder de los españoles fueron ejecutados bajo el garrote al dejar de ser útiles. Posteriormente, al recoger sus cuerpos, que fueron arrojados a la calle, el cuerpo de Moctezuma mostraría heridas de espada.

Por otra parte, fray Diego Durán, el autor de Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme, asegura por sus informantes indígenas que, después de que los españoles hubiesen sido expulsados de la ciudad, fue encontrado muerto con una cadena alrededor de sus pies y cinco puñaladas en el pecho. Según Durán, Moctezuma había perdido con tanta claridad su autoridad que había dejado de ser de alguna utilidad para los españoles.

No obstante, la muerte por la lapidación de sus súbditos parece ser la más aceptada entre los historiadores actualmente.

Tras su muerte, el cuerpo sin vida de Moctezuma fue entregado a Apanécatl, quien lo llevó a Huitzillan, Necatitlán y Tecpanzinco, siendo expulsado de todos estos lugares, finalmente el cuerpo del tlatoani fue recibido y quemado en Acatliyacápan. Por otra parte, el cuerpo de Itzquauhtzin fue llevado en una canoa a Tlatelolco.[13]

Durante la huida de los españoles, 30 de junio de 1520, perdieron cerca de la mitad de los soldados castellanos y casi todo el oro que habían obtenido y tuvieron que refugiarse entre los tlaxcaltecas. Entretanto, Cuitláhuac fue elegido como sucesor de Moctezuma.

Moctezuma II tuvo numerosas esposas y concubinas de quienes tuvo muchos hijos. Según un cronista español, cuando fue hecho prisionero su descendencia superaba ya la centena, mientras que cincuenta de sus esposas y concubinas se encontraban embarazadas, aunque quizás los datos sean algo exagerados.[14]​ De todas maneras, hay que indicar que como la cultura mexica hacía diferencias entre los diferentes tipos de esposas y las concubinas, no todos sus descendientes tendrían la misma categoría social.

El hijo favorito del emperador era Chimalpopoca, nombrado heredero antes de morir. Al ser este prisionero de Cortés, tuvo que marcharse junto con los españoles de Tenochtitlán, pereciendo durante la denominada Noche Triste. Sin embargo, otros pudieron sobrevivir.

De todas las hijas que consiguieron salir con vida, la más importante fue Tecuichpo Ixcaxochitzin. Fue primero esposa de su tío Cuitláhuac y posteriormente de Cuauhtémoc. A la muerte de este, fue bautizada y llamada Isabel de Moctezuma por Hernán Cortés y los españoles. Se casó tres veces más, las tres veces y por decisión de Cortés con españoles, teniendo con ellos en total seis hijos legítimos de ambos sexos y una más que no reconoció, Leonor Cortés Moctezuma, que tuvo con el propio conquistador extremeño. Fue considerada como la legítima descendiente de Moctezuma II y como tal, se le dio la encomienda de Tlacopan, la más grande del Valle de Anáhuac. Murió en 1551. La corona española otorgó a sus descendientes el título de Condes de Miravalle.

En cuanto a los hijos que salieron vivos de la Conquista, el principal fue Tlacahuepantzin Yohualicahuacatzin,[15]​ una vez bautizado llamado Pedro de Moctezuma y que murió en 1570, siendo enterrado en la Iglesia de Santo Domingo de la nueva Ciudad de México. Uno de los hijos de Pedro fue Ihuitemotzin, también llamado Diego Luis de Moctezuma y que fue llevado a España por orden del rey Felipe II, casándose con la noble Francisca de la Cueva y Valenzuela. A partir de ese momento, toda la descendencia de Ihuitemotzin se originaría en España, de la que cabe destacar a Pedro Tesifón de Moctezuma, nacido en Guadix. Ihuitemotzin murió en Valladolid en 1606[16]​ y Felipe IV nombró a su hijo Pedro Tesifón conde de Moctezuma en 1624. Dicho título nobiliario persiste en la España de hoy y se denomina Ducado de Moctezuma de Tultengo.

El segundo conde de Moctezuma fue el hijo de Pedro Tesifón, llamado Diego Luis de Moctezuma y Porres. Este a su vez tuvo un hijo ilegítimo, Pedro Manuel Moctezuma, cuya nieta Bernarda de Moctezuma y Salcedo nació en 1716 y se casó en 1739 en Ronda con Pedro Morejón Girón y Ahumada, emparentado con la Casa de Girón, uno de los linajes españoles más exclusivos. Uno de sus hijos fue Jerónimo Girón y Moctezuma. Este hombre fue III marqués de las Amarillas y un general que participó en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, teniendo un papel destacado en la victoria obtenida sobre los ingleses en la batalla del Fuerte Charlotte (Mobile, Alabama, 1780). A su vez, su hijo, el general Pedro Agustín Girón Las Casas, IV marqués de las Amarillas y I duque de Ahumada, fue uno de los principales generales españoles durante la Guerra de la Independencia Española. Por último, Pedro Agustín sería padre de Francisco Javier Girón Ezpeleta, descendiente de Moctezuma Xocoyotzin en undécima generación y fundador de la Guardia Civil.[16]

Por otra parte, los actuales duques de Atrisco de la nobleza española son también descendientes de Moctezuma II a través de su hijo Pedro (Tlacahuepantzin), al casarse su primer duque, José Sarmiento de Valladares y Arinés, virrey de Nueva España, con la tercera condesa de Moctezuma.[17]

Finalmente, otra hija de Moctezuma II que sobrevivió fue Xipaguatzin, que una vez cristianizada fue llamada María de Moctezuma y que se casó o convivió con Juan de Grau Ribó, noble barón de Toloríu (Cataluña) y que participó junto a Cortés en la conquista de Tenochtitlán. Este conquistador llevó a Xipaguatzin a Toloríu y allí murió en 1537.[17]

Según la historiadora mexicana Blanca Barragán Moctezuma, descendiente del emperador, en la segunda década del siglo XXI había entre 600-700 descendientes de Moctezuma II en México que son mayores de edad y en España alrededor de 350.[18]​ De estos últimos, no todos tienen título nobiliario.

En torno a la figura de Moctezuma existe una historia sobre un gran tesoro que los españoles intentaron robar pero que se perdió.

Cuando Hernán Cortés y su ejército llegaron a la gran Tenochtitlán, los conquistadores se alojaron en el palacio de Axayácatl, padre de Moctezuma. En dicho palacio, los españoles hallaron un tesoro.

Durante la batalla de la Noche Triste, los españoles intentaron robar el tesoro, pero lo perdieron en su huida.

En 1521, con la caída de Tenochtitlán, Cortés intentó recuperar el tesoro; para hacerlo mandó torturar al último tlatoani, Cuauhtémoc, pues creían que lo había escondido en una laguna.

En 1637, un indígena llamado Francisco Tapia se presentó ante el virrey como un descendiente de los mexicas y aseguró que conocía el paradero del tesoro. Sin embargo, el Tesoro de Moctezuma nunca fue encontrado.[19]

Moctezuma ha sido tema de varias óperas:




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