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Arcanos mayores



El tarot es una baraja de naipes que, además de servir para jugar, se usa a menudo como medio de «adivinación» del pasado, de la situación presente del consultante y algunas veces del futuro, por lo que constituiría un tipo de cartomancia.

También existe un método de lectura terapéutica, donde la lectura no reside en la adivinanza o dar certezas sino en utilizar los arcanos como simbolismos para analizar la situación. Carl Gustav Jung estudió el mazo y lo utilizó como medio de análisis y trabajo con pacientes.

Sus orígenes datan al menos del siglo XIV, no teniendo fundamento llevar sus raíces más atrás en la historia. Este artículo solo se refiere a la baraja de naipes, no a sus usos.

Esta vinculación está poco documentada. Los mazos ordinarios aparecieron por primera vez en la Europa cristiana, en los reinos de la península ibérica (muy probablemente traídos de Oriente por los árabes), ya que el Consejo de Ciento, prohibió los juegos de cartas en 1310, en Barcelona,[1]​ fecha de la que data la primera evidencia documentada conocida de su existencia (ver Baraja para la discusión sobre sus orígenes).

Las primeras fuentes de Europa describen un mazo con las 56 cartas típicas (1 al 10 y cuatro figuras), como un mazo moderno sin comodines.[2]​ Los palos eran cimitarras, bastones, copas y monedas. Estos dibujos evolucionaron rápidamente hacia los palos básicos latinos: espadas, bastos, copas y oros, que se usan todavía en los mazos de naipes tradicionales españoles e italianos.[3]

Desde 1377 en adelante puede fijarse, con alguna certeza, una difusión mayor de los naipes en Europa.

Las cartas que más adelante caracterizarían al tarot parecen haberse desarrollado unos 40 años después, y se mencionan en el texto superviviente de Martiano da Tortona.[4]​ Se cree que Martiano lo escribió entre 1418 y 1425, dado que en 1418 su pintor Michelino da Besozzo volvió a Milán, y Martiano murió en 1425. No se puede probar que las cartas de tarot no existieran antes de esa fecha, pero parece improbable ya que el texto de Martiano fue escrito por lo menos quince años antes que otros documentos corroborativos.

El mazo del Tarot que Martiano describe se puede considerar un precedente del mazo que conocemos hoy en día, ya que es distinto en algunos aspectos; por ejemplo, su mazo tenía solo 16 triunfos, sus figuras no eran comparables a las cartas ordinarias de tarot (hay dioses de la mitología griega) y los palos no son los españoles comunes sino cuatro clases de pájaros.

Lo que vincula al mazo de Martiano con las cartas de tarot es que esas 16 cartas estaban consideradas como triunfos en el juego de cartas; alrededor de 25 años después, un casi contemporáneo, Jacopo Antonio Marcello, las llamó ludus triumphorum, o «juego de los triunfos». La correspondencia en la cual Marcello usó ese término ha sido documentada y traducida en Internet.[4]

El siguiente documento que parece confirmar la existencia de algo similar a los naipes de tarot, son dos mazos de Milán (el Brera-Brambrilla y el Tarocchi Cary-Yale) —existentes, pero incompletos— y tres documentos, todos del Tribunal de Ferrara, Italia. No es posible poner una fecha precisa a las cartas pero se estima que fueron hechas alrededor de 1440. Los tres documentos datan del 1* de enero de 1441 a julio de 1442, con la palabra trionfi documentada por primera vez en febrero de 1442. El documento de enero de 1441, que usa la palabra trionfi, es visto como poco fiable; sin embargo, el hecho de que el mismo pintor, Sagramoro, fue comisionado por el mismo patrón, Leonello d'Este, como en el documento de febrero de 1442, indica que es al menos plausiblemente un ejemplo del mismo tipo. Después de 1442 pasan siete años sin ningún ejemplo de material similar, lo que permite inferir que no hubo una mayor difusión en esos años.

El juego pareció ganar en importancia en el año 1450, que fue un año de Jubileo en Roma, lo que implicaba muchas festividades y movimiento de peregrinos. Hasta ese momento todos los documentos relevantes apuntaban a un origen de las cartas de trionfi en la clase alta de la sociedad italiana, específicamente las cortes de Milán y Ferrara, en esa época, las cortes más exclusivas en Europa.

Las cartas de tarot más antiguas que sobreviven son las del llamado Tarot Cary-Yale (o Tarot Visconti-Modrone), que fue creado en 1442-1447 por un pintor anónimo para los Visconti-Sforza, la familia dominante de Milán.[5]​ Las cartas (solo 66) están hoy día en la Biblioteca de la Universidad de Yale, EE. UU.

Entre los primeros mazos de tarot, el más famoso fue pintado a mediados del siglo XV para celebrar la conquista del poder en Milán por Francesco Sforza y su esposa Bianca Maria Visconti, hija del duque Filippo Maria. Probablemente fue pintado por Bonifacio Bembo, pero algunas cartas fueron hechas por miniaturistas de otra escuela. 35 de las cartas están en la Biblioteca y Museo Morgan, 26 en la Accademia Carrara, 13 en la Casa Colleoni y dos, el Diablo y la Torre, se encuentran perdidas o, quizá, no se hicieron nunca. Este mazo de tarot "Visconti-Sforza", que ha sido largamente reproducido, combina los palos de espadas, bastos, oro y copas y las figuras rey, reina, caballo y sota con triunfos que reflejan la iconografía convencional de la época en un grado significativo.[6]

Parece que los motivos específicos por los cuales fueron añadidos los "triunfos" a la estructura del mazo corriente de cuatro palos de 14 cartas, eran ideológicos.

La idea sería constituir un sistema particular de enviar mensajes de diferente contenido; los primeros ejemplos conocidos exhiben ideas filosóficas, sociales, poéticas, astronómicas y heráldicas. Por ejemplo, así como un grupo de antiguos héroes de la Antigua Roma, Grecia, Babilonia, como en el caso del Tarot Sola-Busca (1491)[7]​ y el poema de Boiardo Tarocchi[8]​ (producido en una fecha desconocida entre 1461 y 1494). Por ejemplo, el mazo conocido más antiguo, existente solamente por la descripción en el breve libro de Martiano, fue producido para mostrar el sistema de los dioses griegos, un tema muy de moda en Italia en ese tiempo. Su producción bien puede haber acompañado una celebración triunfal del comisionado Filippo Maria Visconti, duque de Milán, o sea que el propósito de ese mazo fue expresar y consolidar el poder político en Milán (como era común en otras obras de arte de esa época). Los cuatro palos mostraban aves, motivos que aparecían regularmente en la heráldica de los Visconti, y el orden específico de los dioses da fundamento para asumir que el mazo estaba pensado para demostrar que los Visconti se identificaban como descendientes de Júpiter y Venus (que no eran vistos como divinidades pero endiosados como héroes terrenales). El historiador italiano Giordano Berti supone que fue el propio duque de Milán, Filippo Maria Visconti, el inventor del Tarot. Stuart Kaplan, un reconocido experto en el Tarot, dice que todo el simbolismo del Tarot tal como lo conocemos hoy en día se desarrolló del Tarot italiano.

Durante mucho tiempo las cartas de tarot permanecieron como un privilegio de la clase alta y, aunque pueden rastrearse hasta el siglo XIV algunos sermones que arrojaban invectivas contra el demonio inherente a las cartas, la Iglesia católica y la mayoría de los gobernantes civiles no condenaban habitualmente las cartas de tarot en los primeros tiempos de su aparición. De hecho, en algunas jurisdicciones las cartas de tarot estaban específicamente exentas de normas legales que, por el contrario, prohibían el juego de cartas.

El primer mazo conocido parece haber tenido el formato ordinario de diez cartas numeradas pero con reyes como las únicas cartas de la corte y solo 16 cartas de triunfo. El siguiente formato (mazo con cuatro palos de 14 más 22) tardó en aparecer; ya en 1457 hay referencias a mazos de trionfi con 70 cartas.[9]​ No hay evidencia que muestre que el formato final de 78 cartas existiera antes del poema Tarocchi de Boiardo y el Tarot de Sola Busca.

Algunos investigadores opinan que los mazos de trionfi de la primera época tenían cinco palos de solo 14 cartas;[10]​ los triunfos y el comodín o joker eran considerados simplemente un quinto palo con la predefinida función de "triunfos".

El diseño de los naipes es variado,aunque existen diseños clásicos como el del Tarot de Marsella (final del siglo XVII), que ha servido como guía en la elaboración de las figuras y su simbología. Una baraja muy popular es el Tarot Rider-Waite-Smith o Rider-Waite o simplemente Rider, ideado en 1910 por Arthur Edward Waite y realizado por su discípula Pamela Colman Smith, impreso por la Rider Company. Cayó en el olvido hasta que la hija de Waite rescata los dibujos originales y vende los derechos a la casa U.S. Games en 1971 alcanzando entonces un enorme éxito en el mundo anglosajón y extendiéndose su uso por todo el mundo hasta competir con el modelo marsellés. Otra baraja común es el Tarot El Libro de Thoth, ideado entre el 1938 y el 1942 por el mago inglés Aleister Crowley y realizado por su discípula Frieda Harris; esta baraja fue publicada en 1944, en blanco y negro, junto con un libro homónimo que explica la simbología y uso; en 1977 fue reeditada con sus colores originales, en Nueva York, por US Games Systems y Samuel Weiser. Otra baraja popular por su fantasioso diseño es la ideada por Fergus Hall para la película Vive y deja morir (1973).

Las 78 cartas están divididas en arcanos mayores y menores. Arcano proviene del latín arcanum, que significa misterio o secreto.

Los arcanos menores son 56 cartas divididas en cuatro palos, las «bajas» o «falsas» numeradas del As (1) al diez, más los «honores» o «figuras» que son los personajes de la corte: Sota, Reina, Rey y Caballero. Los palos son los mismos que en la baraja común. Algunos mazos utilizan los oros, copas, espadas y bastos, como en la baraja española y otros el pique, corazón, trébol y diamante como en la baraja francesa.

Los arcanos mayores o triunfos mayores son 22 cartas. El nombre de arcanos mayores es usado en la práctica esotérica; el nombre de triunfos mayores es usado en el tarot como juego, en el que solo se muestra el número romano en cada carta, más una decoración que es la misma en cada una. En las variedades para la interpretación esotérica, cada arcano representa una imagen de carácter arquetípico, con numerosos simbolismos. Aunque existen mazos que tienen el número y el nombre, los tarots más viejos no tienen ni número ni nombre para estos arcanos. Asimismo, no tienen un orden predeterminado. De cualquier modo, los nombres y números de cada carta son los siguientes:

El Mago, arcano número 1, según el Tarot, se asocia con el pluricosmos, con la fractura de la superfuerza inicial. El mago es un hombre, se halla de frente con los pies firmemente asentados en el suelo y con la cabeza inclinada hacia la izquierda, lo que sugiere una acción directa predicha de suficiente reflexión. Es el naipe que contiene la naturaleza completamente masculina, tanto en sentido real (hombría, falo, etc) como esotérico (principio fundamental de acción, y no contemplación, sobre el mundo).

El número Uno en el sentido pitagórico representa la primera fuerza primordial, la existencia primigenia creadora.

En palabras del psicólogo suizo Carl Gustav Jung, el Mago correspondería al arquetipo del Viejo sabio:

Generalmente la carta del mago es asociada con los diferentes magos y maestros espirituales clásicos de la literatura y la ficción, tales como Merlín, Gandalf y Próspero. También se le asocia con personajes más recientes que representan a guías, maestros e instructores al estilo de Dumbledore en Harry Potter u Obi-Wan Kenobi en Star Wars. En el Tarot de Anne Rice en la carta del Mago aparece Lestat, mientras en el Tarot Vikingo es el dios Tyr.

La Gran Sacerdotisa o La Papisa, el arcano número 2, se asocia con el cosmos, como pareja de dos universos gemelos, y con la carga eléctrica. Ella se encuentra en la antesala del Templo, que a un lado tiene una columna blanca (el universo material) y al otro una de color negro (el universo antimaterial).

En el Tarot Rider-Waite, La Sacerdotisa es una mujer madura; pero todavía hermosa... Está sentada entre dos columnas, una negra y otra blanca, con las iniciales "B" y "J" respectivamente; éstas columnas reciben el nombre de "Boaz" y "Jakin" y representan a las dos columnas del porche del Templo de Salomón. Boaz simboliza la fuerza y Jakin, la justicia; que según los tarotistas, éstas representan los dos principios, activo y pasivo que conforman la Sabiduría. Detrás de la Sacerdotisa, hay un velo estampado con granadas, representando la pureza imperecedera y virginal, pero no se trata de una pureza sexual, sino más bien hace referencia a la pureza del Conocimiento Espiritual, alejado de todo ámbito mundano. Detrás de este velo y las columnas se puede entrever de fondo, un mar azul: El agua de donde proviene la Vida (como símbolo de la Creación) y que curiosamente en Psicología esto mismo representa al Inconsciente Humano... En otras palabras, La Sacerdotisa protege todos los secretos del mundo externo (la vida y el origen de todo) y el mundo interno (la mente humana). Lleva sobre su cabeza una especie de tiara con la forma de las tres fases visibles de la Luna (creciente, llena y menguante) que son los tres aspectos de la divinidad femenina, a saber: La doncella, la madre y la anciana. Ésta tiara también simboliza la coronación de la sabiduría como sabiduría-divina como el conocimiento receptivo, pasivo, fértil y reflexivo, en contraposición con cartas como El Mago, una clase de Sabiduría mucho más activa y agresiva. En su mano sostiene el pergamino de La Torá, la Ley Hebrea, y que a su vez, como pergamino o como libro, nos está simbolizando la revelación de los secretos ocultos. A su pie izquierdo está pisando una Luna Creciente recordándonos de nuevo el aspecto de lo divino-femenino, o como dice el propio Waite:Mujer y madre espiritual”.

En el Tarot de Marsella la Papisa es una referencia a la leyenda medieval de la Papisa Juana y al deseo que la mujer ejerciera cargos eclesiásticos, algo que sí ocurría en la civilización occitana y la filosofía de los cataros.

El dos representa los opuestos complementarios necesarios para el orden cósmico.

Usualmente asociada con la diosa Perséfone de la mitología griega, la cual es raptada por Hades y llevada al Inframundo, representa así una fuerza mística y mágica femenina que aún no es del todo material. De allí la "virginidad" que representa. Es en alguna medida la contraparte femenina del mago, una fuerza elemental de iniciación mágica asociada con figuras literarias como Nimue en el Ciclo artúrico y Galadriel en El Señor de los Anillos, incluso el personaje Minerva McGonagall o el Oráculo en la película Matrix son representaciones de esta "maestra iniciática", de la Gran Diosa, el concepto jungiano de la Madre arquetípica. En el Tarot Vikingo se le representa por Frigg, la esposa de Odín.

La Emperatriz, el arcano número 3, según el Tarot, se asocia con la Vía Láctea, representada por el manantial que discurre cerca, con la gravedad física representada por el avanzado estado de gestación que la conmueve y con el proceso de estructuración representado por su cetro.

Simboliza la vida familiar, la familia, la madre, la fertilidad.

El tres era el primer número "real" en la doctrina pitagórica por ser el primero que es capaz de manifestarse físicamente con la formación geométrica del triángulo. El tres representa así un número sagrado en casi todas las religiones del mundo como la Trinidad cristiana, la Trimurti hindú o la Triple Diosa wiccana, entre otras. El Tres es, así, el nacimiento en el mundo material del choque de las dos fuerzas complementarias; el activo-pasivo o ying yang.

Representante de la fortaleza femenina, sexualmente atractiva al tiempo que poderosa, la Emperatriz es usualmente asociada con el arquetipo de la Reina en las diferentes culturas, como Ginebra, Arwen o Démeter. Démeter, por ejemplo, obligó a Hades a devolver a su hija Perséfone haciendo presión al sumir a la Tierra en el invierno. La emperatriz representa a la fuerza femenina activa y dominante, que actúa directamente para realizar sus fines, a diferencia de la fuerza femenina pasiva y contemplativa de La Sacerdotisa. En el Tarot Vikingo es representada por la diosa Saga.

El número del Emperador es el Cuatro, que según el tarot, representa la solidez; cuatro puntos cardinales, cuatro estaciones del año, cuatro paredes del Templo, etc., el cuatro es generalmente asociado con un ciclo entero y completo, y de hecho, un ciclo se concreta desde El Mago (1) hasta El Emperador (4). El Emperador correspondería al arquetipo de la Cuaternidad de Jung:

Asociado usualmente con el poder viril, el Emperador es frecuentemente asociado con dioses y reyes míticos como Zeus (Tarot Místico), Ull (Tarot Vikingo), el Rey Minos, el Rey Uther Pendragon del ciclo artúrico o Aragorn en El Señor de los Anillos.

El Papa, es el arcano número 5, que según el tarot, se asocia con los planetas, con el proceso de interacción y con el magnetismo. También se le conoce como El Hierofante.

Según el tarot, a diferencia de El Mago que es el maestro espiritual y El Ermitaño que es el chamán o asceta, El Hierofante o Papa, como su nombre indica, representa al Sacerdote, es decir, al guía espiritual de la religión organizada, de la Iglesia, de las estructuras religiosas, como lo sería un rabino, un cura, un ulema, un lama, etc.

El Hierofante es el mediador entre lo mundano y lo divino. Es un puente entre la iluminación interna y la vida externa. Representa todas las estructuras que defienden sistemas de creencias. El número 5 de esta carta simboliza la humanidad, por eso este personaje del tarot tiene la función de hacer que la experiencia humana se manifieste de acuerdo con el código divino. Representa a una persona comprometida con lo que quiere, que sabe mantener su integridad a pesar de la crítica, capaz de iluminar a otros con su ejemplo y enseñanzas.

Las columnas de la carta representan las polaridades. Los dos personajes que están en el plano inferior de la carta representan el deseo y la razón.

El cinco es asociado a la Humanidad -la mano humana tiene cinco dedos, el cuerpo humano se divide en cuatro extremidades y la cabeza, el Pentáculo que representa la mente humana sobre las pasiones animales, etc. Asociado generalmente con la religión y la jerarquía, en el Tarot de El Señor de los Anillos es representado por Gandalf y en el Tarot Vikingo por Odín.

El Enamorado, es el arcano número 6 que según el tarot está generalmente asociado con la necesidad de elección, de los impulsos sexuales y románticos. El niño que deja de ser niño y madura impulsado por la curiosidad o el deber -como el mito del Jardín del Edén o la salida de La Comarca tolkiniana.

En el tarot de Marsella generalmente es representado como un hombre hablando con dos mujeres, una joven rubia y una de aspecto más maduro de pelo negro. Las dos mujeres visten parecido (azul y rojo). Hay un Cupido en una estrella que está a punto de lanzar una flecha a uno de ellos. Esto suele asociarse con la disyuntiva de escoger entre, por ejemplo, el deseo físico (la joven) y la atracción romántica e intelectual (la mujer madura).

En el tarot Rider la carta se representa por una pareja que asemeja a Eva y Adán, con ella frente a un árbol frutal y en él la serpiente del Edén, junto a él hay un zarza con hojas en forma de llama. Entre los dos, se encuentra una montaña y en la parte superior hay un sol. Saliendo de una nube sale un ángel, al parecer haciendo sobre ellos una especie de bendición.

El Enamorado generalmente representa la elección de un camino en lugar de otro, la encrucijada que requiere una decisión radical ya que cualquier rumbo tomado implicará dejar otra oportunidad atrás, como sería escoger a una pareja sobre otra, o al matrimonio sobre la soltería, etc. También representa al Amor en su sentido tradicional. Invertido suele asociarse con una mala decisión o con la indecisión destructiva -por ejemplo, un triángulo amoroso-.

El Seis es usualmente considerado el número cabalístico del plano físico, pues a Dios le tomó seis días crear el mundo. El número 666 por ejemplo, en la Cábala, no significa nada negativo sino al contrario, el Hombre Perfecto.

En el Tarot Mítico se le presenta con Paris sosteniendo la manzana y escogiendo a Afrodita sobre Hera, lo que a su vez le permitió ganarse el amor de Helena de Troya, catapultando así La Iliada.

En el Tarot Vikingo aparecen los hermanos-amantes Vili y Ve.

El Carro representa el control de la mente humana sobre las pasiones animales y el instinto, o más esotéricamente, el Yo Superior sobre los bajos egos y agregados psicológicos. Representa la guerra- pues el carro es usado en batalla- tanto contra fuerza superiores- enemigos, obstáculos, problemas- como contra los defectos internos del individuo.

Existen muchos mitos en donde aparece un dios cabalgando sobre un carro, como el caso de Krishna y Arjuna en el Bhagavad Gita, el dios solar Ra entre los egipcios, así como Helios y Faetón en la mitología griega. En el Tarot Vikingo aparece Thor sobre su carruaje tirado por cabras y en el Tarot Mítico aparece Ares.

La Justicia normalmente esta numerada como la carta VIII o XI, dependiendo de la baraja.

Su significado difiere dependiendo de su posición: de forma normal, significa el sostén de la fuerza moral e integridad: equidad, sensatez, moderación, virtud virginidad, satisfacción por los éxitos alcanzados. De forma inversa significa el perjuicio, intolerancia, falsos testimonios, abuso, fanatismo, severidad en el juicio, injusticia

Es un anciano encorvado, en un paraje oscuro, con una linterna o farol en una mano, como alumbrando su camino. Se apoya con la otra en un bastón. El hombre parece estar haciendo una búsqueda en solitario.

Según el tarot, el Ermitaño representa la introspección, la meditación en solitario, la necesidad de autoconocimiento, de retiro del mundo para entender mejor lo aprendido y asimilarlo. Históricamente esto se ha visto en diferentes religiones, como lo demuestra la parábola de Gautama Buda cuando este se convierte en un asceta y medita solo en la selva por mucho tiempo, Jesús al estar cuarenta días meditando solo en el desierto, Zoroastro al refugiarse solo en la montaña, Mahoma al meditar solitariamente en una cueva donde se le aparece el arcángel Gabriel, y Krishna cuando se dedicaba a pastorear vacas en el bosque. Casi todas las figuras religiosas suelen tener en la historia de su vida un período de reclusión y aislamiento voluntario.

La práctica de distanciarse del mundo para entrar en contacto con facultades espirituales, meditar y tener un despertar místico es muy común y fue usada tradicionalmente con chamanes, anacoretas, monjes y demás figuras espirituales.

Generalmente el Ermitaño es representado como un personaje ensimismado y solitario, pero que voluntariamente se aísla, casualmente, por su sabiduría mística, algo similar a la figura de Bárbol en El Señor de los Anillos o Yoda en Star Wars (exiliado a un planeta deshabitado). En el cuarto disco de la banda británica Led Zeppelin, el disco sin nombre y conocido comúnmente como Led Zeppelin IV, aparece la figura de El Ermitaño, ilustrado en la parte interior de la funda del disco, elegido por Jimmy Page y que para él representa sabiduría.

Corresponde al arquetipo jungiano del Viejo sabio. En el Tarot Celta aparece representado por el Chamán, en el Tarot Vikingo por el dios centinela Heimdal, y en el Tarot Mítico por Cronos.

La Rueda de la Fortuna era un símbolo alegórico común en la iconografía europea. La rueda en ocasiones se muestra inscrita con letras. Cuando este es el caso, las letras T-A-R-O (en el sentido de las agujas del reloj) o T-O-R-A (en el sentido contrario a las agujas del reloj) a menudo se pueden encontrar alineadas en cuatro lugares, que también se pueden interpretar como R-O-T-A, palabra latina que significa "rueda".

Según el tarot, la Rueda de la Fortuna generalmente representa el vaivén de la vida, el Destino y el Karma. En el Tarot Mítico, por ejemplo, es representada por las Moiras.

La Fuerza está numerada como XI o VIII, dependiendo de la baraja. Históricamente se llamaba Fortaleza, y en la baraja del Tarot de Thoth se llama Lujuria.

Según el tarot, usualmente simboliza que la voluntad que se antepone a cualquier problema, para encauzarlo y solucionarlo.

Según el tarot, El Colgado suele ser asociado con el autosacrificio y la paciencia ante las adversidades. Con el esfuerzo tesonero que requiere cualquier empresa difícil de llevar a cabo y cualquier causa noble. En las diferentes religiones y mitologías esto es muy común, siendo el ejemplo más claro en la cultura occidental la pasión de Cristo, pero otros claros simbolismos de este sacrificio sería Odín colgando del Yggdrasil durante nueve días para tener acceso al secreto de las runas, así como la muerte y resurección de Osiris, Mitra y otros muchos dioses que, como Jesús y Odín, pasan por un calvario pero resucitan renovados e iluminados.

El doce es uno de los números más importantes de la numerología, ya que simboliza la iniciación. Son doce los apóstoles iniciados por Jesús, doce los caballeros de la Mesa Redonda, doce los dioses del Olimpo, doce las pruebas que debe llevar a cabo Hércules para ser admitido en entre los dioses (la Iluminación), así como son doce los meses del año y los signos del Zodiaco.

Es la carta número 13 del tarot (XIII). En el mundo occidental, este número está asociado a la mala suerte, por eso, por superstición en muchas barajas se omite el nombre o el número.

Según el tarot, la carta de la Muerte no representa literalmente la muerte física y no necesariamente es un vaticinio negativo. La Muerte presenta el cambio (de acuerdo con A.E. Waite y Eden Gray), el fin de un ciclo y el resurgimiento de otro. Por ende, la muerte no debe ser temida.

En el Tarot Mítico aparece representada por Hades. En el Tarot de El Señor de los Anillos es representada por un Espectro del Anillo.

A diferencia de otros seres que aparecen en la baraja del tarot, que son de corte espiritual, ella sí toca el suelo, pero con un pie morado, color poco frecuente en las imágenes que simboliza la máxima santidad.

Generalmente el tarot considera que el Diablo representa al ser humano que está atado a los deseos materiales, los vicios y la materia. Suele representar el materialismo, la lujuria, la degradación y los excesos. Los dos demonios que están encandenados representan a la persona que está encadenada al mundo material incapaces de evolucionar espiritualmente. En algunos casos puede representar la Maldad, pero en términos generales es algo más alegórico y se asocia con el plano material o físico, los Egos de la Gnosis, el Ello del psicoanálisis y con la Sombra (arquetipo) de Jung.

El Diablo suele ser interpretado en algunos casos como la versión maligna del Mago, y de hecho tiene en su representación tradicional a los cuatro elementos también. Se le asocia con la figura maligna y descontrolada, el antagonista principal que se deja llevar por su lado oscuro una vez que recibe la Iniciación; Mordred, Sauron, Voldemort, Darth Vader, Agente Smith, etc.

Tradicionalmente el tarot asocia la Torre con el caos, la catástrofe y la ruina. La Torre de Babel que es destruida por tener cimientos débiles (la arrogancia). En general, la Torre representa la "ira divina" con el rayo destrozando lo construido y suele interpretarse que vaticina desastres y ruina. Sin embargo, su alegorismo más positivo es que la Torre representa las fuerzas divinas impulsando a la persona, sacándola de su comodidad en la Torre de Marfil para que pueda enfrentarse al mundo, crecer y evolucionar. La Torre, en cierta forma, representa la arrogancia que es castigada.

El simbolismo de la Torre está reflejado en el mito clásico de la Torre de Babel. En producciones de la cultura popular lo podemos encontrar en la destrucción de la Torre negra al final de El Señor de los Anillos, la explosión de la Estrella de la Muerte en Star Wars e incluso el capítulo 27 de Harry Potter y el príncipe mestizo titulado: La torre golpeada por un relámpago o en el videojuego Uncharted 3: Drake's Deception cuando el personaje de Cutter salta de la torre en llamas.

El protagonista de esta carta es una sencilla doncella totalmente desnuda, símbolo de la revelación de la esencia fundamental del ser, que lleva dos jarras en sendas manos. Está arrodillada en la ribera de un río, símbolo del movimiento, mientras vierte el contenido de una de las jarras en la corriente y el contenido de la otra en la tierra de la orilla simbolizando cómo el genotipo del antecesor se integra en el nuevo ser, cuando cae al río, mientras que la otra parte, que cae en la orilla. Las siete estrellas que dominan el naipe representan los planetas. Suele simbolizar la Esperanza (estrella de Belén, estrella de David, etc.).

El diecisiete, número que identifica a esta carta, es un número cósmico de esperanza y fe. Es el símbolo de la armonía radiante y el equilibrio activo. Es la suma del diez, que representa el ciclo universal, y del siete, número sagrado por excelencia. Mitológicamente, Venus, o la estrella de la mañana, simboliza la resurrección, pues representa el paso del día a la noche, y viceversa. Todo en esta carta evoca a la paz interior y exterior, la espiritualidad, y armonía: azules aguas, una hermosa y pura joven, un cielo estrellado, arbustos y campo, y un pájaro negro dispuesto a levantar vuelo listo para llevarse consigo cualquier negatividad existente. Pocas cartas hay tan positivas como la estrella, ya que cuando aparece, representa un faro de esperanza e inspiración. En los momentos de oscuridad muestra que existe un camino para salir de eso, y trae tranquilidad, disuelve preocupaciones, y augura cercanía de luz y libertad.

La Luna (XVIII) es el arcano número 18. Según el tarot, está asociada con la entidad atómica desconocida, la seguridad en la oscuridad y con el asiento del alma y con la eternidad.

Según el Tarot de Waite, "La carta representa la vida de la imaginación apartada de la vida del espíritu... el perro y el lobo son los miedos naturales de la mente en presencia de ese lugar de salida, cuando hay sólo luz reflejada como guia... la luz intelectual es un reflejo y más allá está el misterio desconocido que no se puede revelar". Además, "Ilumina nuestra naturaleza animal" y, según Waite, "el mensaje es 'Paz, cálmate; y puede ser que llegue una calma sobre la naturaleza animal, mientras que el abismo debajo dejará de tomar forma'".

La carta de La Luna está asociada con el signo de Cáncer en astrologia.

El Sol esta representado por un sol con cara.

Esta carta generalmente se considera positiva. Se dice que refleja felicidad y satisfacción, vitalidad, autoconfianza y éxito. A veces conocida como la mejor carta del Tarot, representa cosas buenas y resultados positivos para las luchas actuales.

La carta del Sol está asociada con el planeta Sol en astrologia.

El Juicio usualmente presenta un angel tocando la trompeta del día del juicio final y los muertos levantándose de sus tumbas. El angel tiene las alas rojas y una vestimenta color azul.

Generalmente se le asocia con el Karma y con cosechar lo que se siembra.

Según el tarot, siempre revela una transformación, un cambio que implica una decisión definitiva sobre el pasado en vista a una nueva planificación del futuro, que puede ser tan trascendental como un cambio total de vida, de actitud e incluso a veces de personalidad, en vistas a una liberación de la etapa anterior. Son situaciones que se recuperan, regeneración sobre nuevas bases sólidas y favorables. El resultado final y exitoso de un esfuerzo o trabajo, un estado de gozosa exlatación interna, una visión más justa y objetiva de las cosas, el triunfo sobre las contradicciones internas o las dificultades externas. Invertida o desfavorable, revela la posibilidad de un juicio erróneo, ya sea sobre uno mismo o sobre los demás. Existen arcanos, como el Ermitaño, que retrasan los acontecimientos, en cambio, El Juicio siempre los adelanta o precipita.

El Mundo es una carta del tarot que se corresponde al arcano número 21. En la baraja de Thoth también es conocida como El Universo.

Una mujer desnuda o un hermafrodita planea o baila encima de la Tierra mientras sujeta un bastón en cada mano rodeada por una corona mientras que es observada por varias criaturas. En viejas barajas, hay una cabeza o una cara humana, un león, un buey y un águila, los símbolos de los cuatro evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. También sostiene referencias a la visión de Ezequiel en el Antiguo Testamento. Es una referencia englobadora del conocimiento de la Biblia, según el cristianismo, la palabra de Dios. Barajas más recientes evitan símbolos cristianos tan evidentes y los ignoran completamente, escogiendo una explicación más sobre lo representativo del mundo natural o el reino de las bestias. La mujer aparece rodeada por la corona, que representa el agua, el águila representa el aire; el león, el fuego; el buey, la tierra, y la figura del hombre como un espíritu. Los cinco elementos.

En algunas barajas, la corona es un basilisco mordiéndose su propia cola. A veces, este basilisco es llamado uróboro o uroboros.

El Loco según la mística del Tarot, es el arcano número 22 (o sin número de arcano, o arcano 0 según los tarots) está asociado con el cuánto y con la dualidad tiempo/espacio.

Según el Tarot, El Loco es un joven que combina sabiduría e insensatez, hace las cosas sin pensar pero, curiosamente, están bien hechas y es normal que sean así. Este aspecto alocado y juvenil es un símbolo de la extraña naturaleza cuántica de la realidad. En sus hombros lleva una mochila cargada con los cuatro elementos del Tarot — símbolo de la relación tetradimensional existente entre dos sistemas ortogonales consecutivo.

Se ignora cuándo se comenzó a usar el tarot para adivinación pero no hay ejemplos documentados antes del siglo XVIII, si bien hay evidencia del uso adivinatorio de cartas similares en 1540. La técnica adivinatoria se basa en la selección aleatoria de cartas de una baraja. Una vez realizada la selección y tendidas las cartas, se interpreta el sentido de las cartas primero el significado de una en una y después en grupo y enlazándolas se construye una respuesta utilizando como base argumental tanto la carta en sí misma como su posición en relación a las otras al ser expuesta.



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