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Alcázar de los Reyes Cristianos



El Alcázar de los Reyes Cristianos es un edificio de carácter militar de la ciudad de Córdoba, España, ubicado en uno de los márgenes del río Guadalquivir. El monarca Alfonso XI de Castilla ordenó su construcción en el año 1328 sobre el antiguo Alcázar andalusí, antes residencia del gobernador romano y la aduana. El conjunto arquitectónico tiene un carácter sobrio en su exterior y espléndido en su interior, con los magníficos jardines y patios que mantienen una inspiración mudéjar.

El Alcázar está declarado Bien de interés cultural desde el año 1931.[1]​ Forma parte del centro histórico de Córdoba, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.[2]​ En 2019 recibió 595.517 visitantes, siendo el segundo monumento de pago más visitado de Córdoba después de la Mezquita.[3]

En horario nocturno, desde el año 2011, se vienen celebrando las Noches mágicas en el Alcázar, un espectáculo de luz, agua y sonido que explica la historia del monumento a través de una llamativa puesta en escena.[4]

Las primeras referencias a este lugar datan de época romana, cuando Córdoba era capital de la Hispania Ulterior y albergaba una aduana fluvial en el mismo espacio. Los restos más antiguos se han encontrado en el Patio de las Mujeres, como una muralla romana del siglo I tras la refundación realizada por el emperador Augusto. Asimismo, restos de los siglos V y VI donde se encontraron restos de un castellum adosado a dicha muralla que tenía la función de proteger el puente romano y el puerto fluvial.[5]Julio César llegó a dicho centro político y administrativo para realizar las labores de cuestor en el 65 a. C. y habría plantado diversas especies frutales y exóticas, como el plátano oriental, apareciendo dicho evento en un poema coetáneo de Marcial. Probablemente esto se debió a que el plátano daba buena fortuna en el campo de batalla.[6]

Durante el Emirato de Córdoba se construyó el denominado Alcázar andalusí que fue residencia real durante varios siglos. Los jardines fueron construidos bajo el mandato de Abderramán II, ya que fue entonces cuando se construyó un acueducto que llevaba agua desde el Guadalquivir hasta la fortaleza. El Alcázar perdió relevancia con la instauración del Califato de Córdoba y el traslado de la corte a Medina Azahara, aunque tras la caída del Califato volvió a ser residencia real.[7]​ Del mismo modo, hay constancia de la construcción de una alcazaba almohade posteriormente.

Tras la conquista castellana de la ciudad, el solar ocupado por el antiguo alcázar andalusí fue repartido entre el rey Fernando III, el obispo Lope de Fitero, algunos nobles y la Orden de Calatrava. El soberano Alfonso X el Sabio comenzó las primeras construcciones cristianas sobre las musulmanas como la torre de los Leones y un lienzo de muralla,[nota 1]​ aunque la mayor parte de su edificación ocurrió a partir de 1328 a manos de Alfonso XI de Castilla, que proyecta un espacio cuadrangular de 4.000 metros cuadrados y construye los baños mudéjares para su amante sevillana Leonor de Guzmán.[8]​ De hecho, el monarca compra a unos monjes parte del terreno para que abandonen el Alcázar y les cede un nuevo espacio donde construyen la iglesia de san Agustín.[9]

A partir de ese instante acaba convirtiéndose en residencia real castellana, sufriendo además diversos conflictos bélicos como la Primera guerra civil castellana, en la que Pedro I atacó la fortaleza, defendida por su hermanastro, el futuro Enrique II de Trastámara. Este último monarca reforzaría las murallas y construiría nuevas torres albarranas. Enrique IV celebró su matrimonio con la dama portuguesa Juana de Avis en el Alcázar en 1455, para lo que se adecentaron sus estancias. El hermano mayor del futuro Gran Capitán, Alonso de Aguilar, retuvo el castillo brevemente en su poder durante la Guerra por la sucesión de Enrique IV, en el que se rebeló contra la monarquía y se declaró a favor del hermano del monarca, Alfonso de Castilla.[10]

Los últimos monarcas que habitaron el Alcázar fueron los Reyes Católicos, pasando más de ocho años en la fortaleza, desde donde dirigirían la campaña contra el Reino nazarí de Granada y planeaban la conquista de las islas Canarias, llegando a tener retenida a la esposa de Fernando Guanarteme, soberano de Canarias.[11]​ Además, la reina dio luz en el Alcázar en 1482 a la que sería futura reina de Portugal, María de Aragón. Los jardines se deterioraron debido a que Isabel la Católica mandar parar la noria de la Albolafia, que regaba los mismos.[12]​ En la torre del Homenaje del complejo, Cristóbal Colón solicitó fondos para su expedición marítima en el año 1486.[13]

Tras la campaña de Granada y la finalización de las campañas contra los musulmanes en España, los Reyes Católicos cedieron el inmueble a las autoridades eclesiásticas, las cuales lo convirtieron en Tribunal del Santo Oficio, perdiendo entonces su carácter palaciego. Dicha institución realizó diversas obras para adaptar el edificio al nuevo uso, especialmente la creación de celdas para los prisioneros, en la que fueron transformados por ejemplo los baños mudéjares, o la construcción de la capilla de la Inquisición durante el siglo XVIII. Uno de los inquisidores más crueles que habitaron el Alcázar fue Diego Rodríguez de Lucero, que mandó quemar en la hoguera a 107 personas en un auto de fe en 1504; esta situación continuó y la ciudadanía, hastiada, invadió el Alcázar y liberó a más de 400 prisioneros. Lucero tuvo que huir dirección a Sevilla en lo que hubiera sido su muerte a manos del pueblo.[14]

En 1812, y tras la abolición por parte de las Cortes Constituyentes de Cádiz del Tribunal de la Inquisición, se convirtió en la cárcel municipal, antes ubicada en la plaza de la Corredera. En 1931, durante la Segunda República Española, fue declarado Monumento Histórico y pasó a destinarse como cuartel militar.[15]​ No obstante, tras la Guerra civil española, se concentraron aquí numerosos presos del bando republicano, que obligaron al Régimen franquista a construir la cárcel de Fátima en 1941 y dejar el Alcázar como administración militar.[16]

No fue hasta 1951, cuando Córdoba entró a formar parte de ciudades que mantuvieron alguna relación con Isabel la Católica, cuando el entonces alcalde Antonio Cruz Conde decide recuperar este espacio para la ciudadanía y aprueba un proyecto de restauración apoyado por la Real Academia de Córdoba. La tarea no fue sencilla, tal y como expresa el mismo alcalde en sus memorias.[17]

La puerta bajo la torre de los Leones se descubrió en 1952, debido a que la mayoría de los accesos habían sido cegados para albergar celdas; mientras que los baños mudéjares aparecieron un año después. En 1955 el Ministerio de Educación Nacional cedió la huerta al Ayuntamiento para la construcción de los jardines a cambio de otro espacio y un año después comenzaron las obras, llevadas a cabo por los arquitectos Víctor Escribano Ucelay y José Rebollo Dicenta con ayuda de Francisco Prieto Moreno, arquitecto de la Alhambra. En 1957 se pavimenta con mármol blanco, se arreglan fuentes y estanques, se reforman murallas y se construyen almenas. El 26 de octubre de 1958 el ministro de Educación Jesús Rubio García-Mina inaugura la primera fase de la restauración, mientras que el monumento se abre por primera vez al público finalmente en 1960.[18]​ Uno de los primeros actos que se celebraron fue la entrega de la Llave de Oro del Cante al cantaor flamenco Antonio Mairena el 21 de mayo de 1962.[19]​ El reconocimiento culmen al Alcázar vino cuando la Unesco decidió incluirlo como Patrimonio de la Humanidad en la denominación de Centro histórico de Córdoba en 1994.[2]

El 19 de octubre de 1996 se casaba en el Salón de los Mosaicos el entonces vicepresidente del Gobierno y ministro de Presidencia Francisco Álvarez-Cascos y la cordobesa Gema Ruiz. El evento fue un acontecimiento relevante en la prensa rosa debido a la asistencia del Gobierno español, incluyendo el presidente del Gobierno José María Aznar y su esposa Ana Botella, el vicepresidente económico Rodrigo Rato, la ministra de Cultura Esperanza Aguirre, el ministro de Trabajo Javier Arenas,[20]​ así como Francisco Correa, quien más adelante se jactaría de haber pagado el enlace. El alcalde de Córdoba Rafael Merino ofició la ceremonia.[21]Manuel Fraga se negó a acudir debido a que se trataba de un enlace civil,[22]​ mientras que el obispo de Córdoba también lo criticó por este hecho.[23]

Actualmente el Alcázar es sede de diferentes eventos municipales, como la celebración de bodas civiles impartidas por diferentes ediles cordobeses, así como sede y exposición de presentaciones varias. Los jardines siguen regándose desde el acueducto romano Aqua Fontis Aureae que trae agua desde Sierra Morena.[24]

En 2014 se anunció un gran proyecto de restauración para hacer visitables las áreas del Alcázar que continúan cerradas al público. Así pues, entre 2015 y 2016 se ejecutó la primera fase, que consistió en la recuperación de los restos arqueológicos del Patio de Mujeres junto a la construcción de una pasarela, así como la instalación de dos ascensores para mejorar la accesibilidad.[25]​ Entre septiembre de 2019 y marzo de 2020 se restauró la torre de la Inquisición, a falta de un proyecto de musealización de la misma.[26]​ En octubre de 2020 se anunciaron nuevas obras en la fachada sur para el futuro acceso al Alcázar por la Puerta Barroca, la original del conjunto.[27]

El Alcázar se encuentra rematado por cuatro torres, dando al edificio una forma casi cuadrada.[28]

Torre del Homenaje.

Torre de los Leones.

Torre de la Inquisición.

Torre de la Paloma.

La estatua de Alfonso X el Sabio realizada por Juan Polo Velasco en 1965 da la bienvenida una vez se accede por la puerta bajo la torre de los Leones. Girando a la izquierda y subiendo unos peldaños, se entra en la galería central. Desde esta galería también se sube a la torre de los Leones y al interior de la torre del Homenaje. En esta estancia se puede apreciar un busto del filósofo cordobés y romano Séneca realizado por Mateo Inurria en 1895, con el que obtuvo la Medalla Nacional ese año.[35]​ Asimismo, también se puede apreciar uno de los sarcófagos romanos mejor conservados de la península ibérica, realizado en el siglo III probablemente por una familia noble cordobesa y mandado realizar en mármol de Carrara en la península itálica para posteriormente ser trasladado a Hispania. Fue encontrado en la huerta de San Rafael en el barrio de El Brillante en 1959 y trasladado al Alcázar y en él aparecen representadas las puertas del Hades, la familia de los difuntos, así como el caballo alado Pegaso.[36]

La sala principal del edificio, de planta rectangular y construida en el siglo XVIII, era donde estaba situada la capilla de la Santa Inquisición, donde se oficiaban los autos de fe, y tras la abolición de la misma, se convirtió en capilla de la cárcel. Entre 1958-59 se encuentran en unas obras de remodelación de la plaza de la Corredera doce impresionantes mosaicos romanos que formaban parte de una domus romana. Debido a que el Alcázar también estaba siendo restaurado, y tras la negativa de Patrimonio Nacional de ceder varios tapices[18]​, se decide trasladar ocho de las doce obras a esta antigua capilla para su decoración y desde entonces se le comienza a denominar como el Salón de los Mosaicos. Entre algunos de los mosaicos, datados de los siglos II y III, se encuentran representados el cíclope Polifemo y la ninfa Galatea, la gorgona Medusa y Eros y Psique, entre otros. En la actualidad se trata de un lugar muy solicitado por los cordobeses para contraer matrimonio civil.[28][37]

A pesar de que el monarca Alfonso XI había prohibido el uso de baños públicos en el país, realizó estos para su amante la sevillana Leonor de Guzmán, con la que tuvo diez hijos ilegítimos. Se encuentran estructurados en cuatro salas: sala de vestuario, sala fría, sala templada y sala caliente, construidas al estilo mudéjar y presentan tragaluces con forma de estrella de ocho puntas. La caldera y el horno, que suministraban de agua caliente a los baños, se encontraban bajo la Torre del Homenaje.[38]​ La construcción del actualmente denominado Salón de los Mosaicos sobre estas estancias hizo que los baños carecieran de luz natural y fueran utilizados como salas de tortura. El primer plano del Alcázar realizado por Gaspar de la Peña en 1662 y conservado en el Archivo Histórico Nacional denominada a este lugar como zona "de las bóvedas".[9]

El patio morisco, también conocido como patio mudéjar, se encuentra en el lado occidental del alcázar. Es de planta cuadrada y se encuentra rodeado de galerías porticadas excepto en su cara oeste, donde se halla la muralla que conecta la torre de los Leones con la de la Inquisición y a través de la cual se puede acceder a los jardines del alcázar. El patio posee en su centro una fuente surtidor y dos estanques situados a ambos lados del mismo. Se trata del patio que mejor ha conservado su disposición primigenia, ya que durante la restauración de mediados del siglo XX, tras levantar la arena que cubría el antiguo patio de presos, a un metro de profundidad, apareció la estructura original. Asimismo, encontramos un muro con zócalos que muestran el escudo de la Corona de Castilla.[9]

El patio de las mujeres se denominada también patio oriental, debido a esta orientación dentro del complejo. Recibe su nombre de la época en la cual el alcázar fue utilizado como cárcel, ya que en este patio era donde se encontraba la sección femenina de la misma. En esta estancia se pretendía construir un palacio de congresos y por ello se derribaron las estancias de la antigua prisión. Sin embargo, los restos encontrados hicieron fracasar la operación y quedó abandonado.[39]​ Las excavaciones acontecidas en este lugar entre los años 2002-2004[39]​ hallaron abundantes restos arqueológicos como la muralla romana del siglo I tras la refundación realizada por el emperador Augusto, que podría identificarse con una zona portuaria. Asimismo, restos de los siglos V y VI donde se encontraron restos de un castellum adosado a dicha muralla que tenía la función de proteger el puente romano y el puerto fluvial. Este castellum pasó a ser una de las residencias principales del alcázar andalusí tras la conquista musulmana en el 711. La mayor parte de los restos visibles pertenecen a la época inquisitorial del Alcázar, habiéndose encontrado celdas e incluso pasillos.[5]

La sala de recepciones, también conocida como sala del Océano, es una habitación de planta cuadrada situada junto al Salón de los mosaicos.[40]​ En uno de sus muros se halla incrustado un mosaico romano dedicado al dios Océano.[40]​ También se encuentran aquí algunos sitiales del antiguo coro capitular, que datan del siglo XVII y representan las antiguas colaciones cordobesas; así como un bargueño del siglo XVIII y un busto de Gonzalo Fernández de Córdoba, obra de Federico Amutio y Amil.[40]

La antigua Huerta del Alcázar se ha transformado en una impresionante superficie de aproximadamente 55.000m² de magníficos jardines con especies como palmeras, cipreses, naranjos y limoneros, que rodean a unos elegantes fuentes y estanques. Los jardines se estructuran en tres niveles.



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