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Estatus político de Taiwán



El estatus político de la República de China hace referencia a la situación de legalidad internacional de la República de China, más conocida como Taiwán.

La victoria comunista en la guerra civil china en 1949 marcó el comienzo de la división de China en dos estados que ha continuado hasta la actualidad. Mientras los comunistas liderados por Mao Zedong se hacían con el poder en la China continental, las fuerzas leales al antiguo régimen de la República de China se replegaron a la isla de Taiwán, desde donde esperaban poder organizarse para reconquistar el continente.

El poder militar de las fuerzas del Partido Comunista de China, el llamado Ejército Popular de Liberación permitió unir el continente chino bajo un Estado unificado, la República Popular China. La isla de Hainan y el Tíbet fueron anexadas por el Ejército Popular de Liberación y todo hacía prever que la conquista de Taiwán sería rápida.

Sin embargo, el estallido de la guerra de Corea en 1950 levantó la alarma en el Gobierno de los Estados Unidos, que veía cómo en toda Asia Oriental estaban instalándose gobiernos comunistas. Estados Unidos decidió enviar a la Séptima Flota de la Marina al estrecho de Taiwán para evitar la invasión comunista de la isla.[cita requerida]

El apoyo de Estados Unidos permitió al Gobierno de la República de China, presidido por Chiang Kai-shek (Jiang Jieshi), conservar su control sobre la isla de Taiwán, las islas Pescadores (Penghu) y los pequeños archipiélagos de Matsu (Mazu) y Kinmen (Quemoy) frente a la costa de la provincia china de Fujian.

A pesar de lo reducido de este territorio, la República de China conservó el asiento correspondiente a China en la Organización de las Naciones Unidas y siguió siendo reconocida como el Gobierno legítimo de China por muchos países occidentales, en especial por Estados Unidos.[cita requerida]

Durante los años 1970, la mayor parte del mundo pasó a reconocer a la República Popular China, incluso Estados Unidos, que finalmente aceptó que el asiento de China en las Naciones Unidas pasara a la República Popular, durante la presidencia de Richard Nixon, con el fin de contrapesar internacionalmente a la URSS, en el contexto de la Guerra Fría. Los países centroamericanos, sin embargo, decidieron no reconocer a las autoridades de Pekín, en buena medida por el anticomunismo de los gobernantes de turno.[1]

Hasta aquel momento, era la República de China la que se negaba a aceptar el reconocimiento diplomático de los países que reconocían al Gobierno comunista. Sin embargo, desde que la República Popular se convirtió en el estado reconocido diplomáticamente por la mayoría de los países del mundo, es ésta la que se niega a admitir relaciones diplomáticas formales con aquellos países que reconocen a la República de China como Estado soberano.

En 1991, la República de China renunció formalmente a su aspiración tradicional de recuperar el control sobre el continente. Sin embargo, la imposibilidad de alcanzar un consenso respecto a una posible reforma constitucional y la amenaza del uso de la fuerza por parte de la República Popular si se declarara una "República de Taiwán", hacen que la constitución que define el Estado de la República de China siga siendo la que se aprobó en 1947 en el continente chino, de acuerdo con la cual el territorio nacional abarca, además de Taiwán, la totalidad de la China continental junto con la actual República de Mongolia, siendo la capital nacional la ciudad de Nankín, en el continente.

Según el profesor de la Universidad de Nottingham Trent, durante casi toda la Guerra Fría y hasta bien entrados los 90 Taiwán fue una importante fuente de apoyo financiero para las diferentes cancillerías de la región centroamericana, quedando involucrada en escándalos de corrupción como el del expresidente Alfonso Portillo, en Guatemala, o el de la denominada "Cuenta Taiwán", que involucra a varios exmandatarios salvadoreños.[1]

El anacronismo de esta constitución, y la imposibilidad práctica de modificarla, han situado a Taiwán en una especie de limbo diplomático. Si bien todos los países del mundo mantienen contactos económicos y políticos con Taiwán, éstos se llevan a cabo a través de embajadas oficiosas, encubiertas como oficinas comerciales o turísticas.[cita requerida] Además, Taiwán no pertenece prácticamente a ninguna organización internacional, lo cual ha provocado numerosos problemas en los últimos años. Por ejemplo, durante la crisis de la neumonía atípica, que afectó a muchos países asiáticos en el año 2003, la no pertenencia de la República de China a la Organización Mundial de la Salud dificultó la cooperación entre Taiwán y el resto del mundo en la coordinación de esfuerzos para luchar contra la enfermedad.

En los últimos años, y conforme ha ido aumentando el poder económico, social y militar de la República Popular China, ésta se ha convertido en una potencia emergente difícil de ignorar y a la que es cada vez más complicado enfrentarse. Amparada en ese aumento de su fuerza, las presiones sobre Taiwán han ido intensificándose paulatinamente en pos de una reunificación, un reclamo territorial anunciado a finales de los 90 para 2004, aunque no llevado a cabo.

El 14 de marzo de 2005 la República Popular China aprobó la Ley Anti-Secesión, que autoriza de forma explícita el uso de la fuerza para recuperar el control de un territorio sublevado, ley hecha "a la medida" para el caso de Taiwán, considerado como un territorio rebelde desde que el comunismo tomó el poder en la zona continental en 1949. [cita requerida]

El presidente de la República de China presentó el 19 de julio de 2007 una solicitud para ser miembro de la ONU a su secretario general, Ban Ki-moon. En respuesta, la Secretaría de la ONU devolvió la solicitud, supuestamente de acuerdo a la «política de una China de las Naciones Unidas», basada en la resolución 2758.

El 7 de noviembre de 2015 los presidentes de la República de China y la República Popular China tuvieron un histórico encuentro en Singapur después de 66 años de distanciamiento político entre ambos estados, durante el encuentro, ambos jefes de estado mantuvieron una charla privada, de la cual se mostraron agradecidos posteriormente. [2]

En cuanto a competiciones deportivas internacionales, Taiwán tiene que competir bajo el nombre de China Taipéi debido a la oposición del gobierno de la República Popular China a que Taiwán compita bajo su propio nombre y/o símbolos patrios. Dichas condiciones comenzaron a definirse en 1979, cuando el Comité Olímpico Internacional promulgó la Resolución de Nagoya, mediante la cual a Taiwán se le permitió regresar a los juegos Olímpicos.

Los países listados a continuación reconocen a la República de China como estado independiente. Estos países no tienen relaciones diplomáticas con la República Popular China, que se niega a aceptar tales relaciones con aquellos países que reconocen a Taiwán. Entre paréntesis se indica el año en que el país reconoció formalmente a la República de China en los casos de países que habían mantenido relaciones diplomáticas con la República Popular en el pasado. Estos cambios han sido habitualmente el resultado de ofertas de ayuda económica supeditada al reconocimiento diplomático. Esto ha llevado a algunos países a transferir más de una vez el reconocimiento diplomático de un estado a otro.

Taiwán tiene relaciones oficiales no diplomáticas con la Unión Europea y al menos 47 países más que, aunque reconocen a la República Popular de China, mantienen oficinas económicas, comerciales o culturales en Taiwán. Estas relaciones no son intergubernamentales ni son oficialmente diplomáticas o políticas. Sin embargo, tienen muchas de las funciones normalmente asignadas a las embajadas, lo que incluye la tramitación de visados, intercambios culturales y, en cierta medida, los intercambios diplomáticos y gubernamentales no oficiales. Por ejemplo, el Instituto Americano de Taiwán funciona como la embajada estadounidense de facto en Taiwán, con personal que actúa como funcionarios consulares «no oficiales» que aun así realizan tareas que corresponderían normalmente a una embajada.

Los siguientes países, reconociendo a Pekín, no mantienen ninguna representación en Taiwán (incluida cualquier representación apolítica, no diplomática, no intergubernamental):

África: Argelia, Angola, Benín, Botsuana, Burkina Faso, Burundi, Camerún, República Centroafricana, Chad, Comoras, Congo, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Egipto, Eritrea, Etiopía, Gabón, Ghana, Guinea, Guinea-Bisáu, Guinea Ecuatorial, Kenia, Lesoto, Liberia, Libia, Madagascar, Malaui, Malí, Mauricio, Mauritania, Marruecos, Mozambique, Namibia, Níger, Ruanda, Senegal, Seychelles, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Tanzania, Togo, Túnez, Uganda, Yibuti, Zambia, Zimbabue.

América: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guyana, Jamaica, Panamá, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay, Venezuela.

Asia: Afganistán, Bangladés, Baréin, Birmania, Camboya, Catar, Corea del Norte, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Kuwait, Laos, Líbano, Nepal, Pakistán, Siria, Tayikistán, Timor Oriental, Turkmenistán, Uzbekistán, Yemen.

Europa: Andorra, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Chipre, Eslovenia, Estonia, Georgia, Irlanda, Islandia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Macedonia del Norte, Malta, Moldavia, Mónaco, Montenegro, Portugal, Rumania, San Marino, Serbia, Ucrania.

Oceanía: Islas Cook, Fiyi, Kiribati, Micronesia, Niue, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Samoa, Tonga, Vanuatu.

Algunos de estos países tienen representaciones no oficiales de Taiwán, a pesar de no tener representaciones en Taiwán.

Taiwán ha temido públicamente que si un país cambia su reconocimiento a Pekín, crearía un efecto dominó, animando a otros países a hacer lo mismo.[3]​ La Santa Sede, la única en reconocer a Taiwán en Europa– hizo esfuerzos en 2007 para crear lazos formales con Pekín.[4]​ Obispos de alto rango de la Iglesia Católica han dado a entender que esa medida diplomática era posible,[5]​ predicada sobre la concesión de una mayor libertad religiosa en China[6]​ y menos interferencia en la jerarquía de la iglesia católica china.[7]

El siguiente cuadro ilustra el número cambiante de países que reconocen tanto a la República de China como a la República Popular China:

Los siguientes países reconocieron a la República de China alguna vez, pero dejaron de hacerlo:

Los países que aparecen en la siguiente tabla reconocen a la República Popular de China y nunca han reconocido a Taiwán (países desaparecidos en cursiva).

Adicionalmente, la Soberana Orden Militar de Malta y los siguientes países no reconocidos nunca han reconocido a la República de China: Abjasia, Chipre del Norte, Kosovo, Nagorno Karabaj, Osetia del Sur, Sahara Occidental, Somalilandia, Transnistria.

Cabe aclarar que Bután no tiene relaciones diplomáticas ni con China ni con Taiwán, pero votó a favor de la entrada de Pekín en la ONU en 1971 y maneja sus relaciones con China a través de las respectivas embajadas en India[29]​y tiene consulados honorarios en Hong Kong y Macao.

En la actualidad se ha ido socavando el apoyo diplomático de la República de China, reducido en la actualidad a los pocos países citados anteriormente, el número de aliados diplomáticos de Taiwán en todo el mundo ahora es de 15 Países.



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