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Romance
Romance occidental
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El valenciano (en valenciano: valencià) es una lengua romance hablada en la Comunidad Valenciana (España) y en El Carche (Región de Murcia), así como en Cataluña, Islas Baleares, Andorra, la Franja de Aragón, el condado de Rosellón y la ciudad sarda del Alguer, donde recibe el nombre de catalán.
Tiene la consideración de lengua propia según el estatuto de autonomía de la Comunidad Valenciana. Constituye, por otra parte, una de las principales variedades dialectales del catalán —formando parte del bloque occidental, igual que el noroccidental y el valenciano de transición—, junto con el central, el balear, el septentrional y el alguerés.
Según el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana, el idioma valenciano se rige por la normativa de la Academia Valenciana de la Lengua, la cual parte de la tradición lexicográfica, literaria, y la realidad lingüística genuina valenciana, así como, la normativización consolidada, a partir de las llamadas Normas de Castellón. Mientras que en los lugares fuera del ámbito valenciano, y murciano, donde se habla esta lengua se rige por la normativa del Instituto de Estudios Catalanes, aunque en el caso de las Islas Baleares la sección filológica de la Universidad de las Islas Baleares, órgano consultivo del Gobierno balear, adapta esa normativa al marco dialectal del archipiélago.
El valenciano presenta características de transición entre dos divisiones tradicionales de las lenguas romances, las lenguas iberorromances por un lado y las lenguas galorromances por otro; es especialmente próximo al occitano, con quien algunos autores agrupan como occitano-romance. Debido al largo periodo en el que no mantuvo el carácter de oficial el número de hablantes ha disminuido considerablemente, y por la influencia del castellano se han incorporado una gran cantidad de castellanismos.
El valenciano es el nombre histórico, tradicional y oficial utilizado en la Comunidad Valenciana (España), y de manera extraoficial en la comarca de El Carche (Región de Murcia), para referirse a la lengua romance denominada catalán en Cataluña, las Islas Baleares, Andorra, la Franja de Aragón, el condado de Rosellón y la ciudad sarda del Alguer.
Como glotónimo, se utiliza tanto para referirse a la globalidad de la lengua común de los territorios antes citados de la antigua Corona de Aragón como para las modalidades dialectales propias de los valencianos, enmarcadas dentro del bloque occidental del idioma. Este bloque constituye una de las principales variantes dialectales del conjunto de la lengua con el catalán central y el balear. Según los estudios filológicos, las variedades de esta lengua habladas en la Comunidad Valenciana y en El Carche no pueden considerarse un dialecto encuadrado únicamente dentro de las fronteras de estos territorios, sino que formarían parte del bloque o dialecto occidental de la lengua común aportando diferentes variedades (valenciano septentrional, valenciano central, valenciano meridional, etc.).
Dentro de la Comunidad Valenciana existe controversia sobre su consideración como lengua o como glotónimo.Generalidad Valenciana en 2014, el 52,4% de los valencianos considera al valenciano un idioma diferente del catalán. Sin embargo, en el mismo estudio se recoge que el 58,4% de los valencianos con estudios superiores afirman que es la misma lengua.
Según un estudio realizado por laA partir de la segunda mitad del siglo XV, y a consecuencia de la irrupción del siglo de oro valenciano, se generalizó la denominación mayoritaria de “valenciano” o “lengua valenciana” para referirse a la lengua hablada en el Reino de Valencia. Previamente, la lengua había recibido diversas denominaciones como romanç, vulgar o pla. También, durante un amplio período (del siglo XVI al XIX) cobró fuerza la acuñación del término lemosín para referirse al valenciano, en forma de lengua común desprovista de compromisos territoriales.
Durante la Edad Media, la lengua era denominada habitualmente como romanç, pla, vulgar, o también como cristianesc para reflejar el contraste entre el habla romance de los cristianos y el árabe de los musulmanes. Tras la conquista de Valencia una de las primeras muestras del uso de la lengua románica se encuentra en los mismos fueros y leyes del Reino de Valencia, siendo Jaime I quien insta a su uso mediante un privilegio otorgado el 4 de junio de 1264 en Calatayud.
No es hasta finales del siglo XIII, cuando las denominaciones de las lenguas romànicas comienzan a asociarse con los gentilicios del territorio de origen, por lo que una misma lengua podía recibir diferentes nombres en función del marco natural o administritivo al que se adscribía.
*Traducció del tractat De cibariis infirmorum, d’Abulcasis Ahazam; c.1320
* Ramón Muntaner, Crònica, cap.XVII; 1325-1329
A partir del siglo XV el término de "valenciano" se convertirá en la denominación usual de la lengua, ante el retroceso de otras denominaciones vigentes.
La primera referencia en un documento jurídico sobre la utilización del término «valenciano» para referirse a la lengua, se encuentra en la documentación referente a un proceso judicial que tuvo lugar en Menorca entre los años 1343 y 1346, donde se hace constar que la madre del acusado, llamada Sibila, hablaba "valencianesch" al ser de Orihuela. Aun así, tradicionalmente se ha considerado como la primera referencia, la traducción del "Valerio Máximo" realizada por Antoni Canals en 1395, en cuyo prólogo dice:
En la esfera eclesiástica figuran abundantes referencias, como la traducción de la Biblia atribuida a Bonifacio Ferrer en 1478, cuyo colofón expone que: fon arromançada en lo monestir de Portaceli de lengua latina en la nostra valenciana. Entre los documentos pontificios, se encuentra uno correspondiente al pontificado del papa valenciano Alejandro VI, de 1504, donde consta: lingua vulgari valentini expeditarum. Por lo que respecta al ámbito literario, aparece el primer diccionario, el "Liber Elegantiarum" de Joan Esteve, publicado en Venecia con un éxplicit que menta la elaboración del libro en "latina et valentiana lingua", mientras que en la segunda mitad del siglo XV, Joanot Martorell expone en la dedicatoria de su novela Tirant lo Blanch:
En el siglo XVI la mención a la "lengua valenciana" es propia en todo tipo de documentos oficiales, especialmente destacables los emitidos y remitidos a los reyes, y documentos religiosos, etc. Así consta en la reedición de la Pragmàtica del rei Joan; en el Consell de la Vila de Elda de 1576; en la resolución 12-12-1592 del Archivo Capitular de Oriola, etc. En la Biblioteca Ambrosiana de Milán se encuentra un manuscrito en latín donde figura el siguiente éxplicit:
El siglo XVII marca el inicio de la decadència a medida que las clases dirigentes empiezan a inclinarse por el castellano, aunque el uso del valenciano sigue extendido y las referencias al mismo son numerosísimas.
Tras los decretos de Nueva Planta a consecuencia de la Guerra de Sucesión Española, el catalán deja de ser lengua oficial en todos los territorios del dominio lingüístico mediante la prohibición de su uso en los tribunales de justicia y la administración pública, por lo que la producción en lengua autóctona se resiente drásticamente hasta mediados del siglo XIX, cuando irrumpe el movimiento de la Renaixença con el fin de normalizar y recuperar la lengua. En el ámbito valenciano, la alusión a la lengua autóctona se nutrirá de numerosos circunloquios como llemosí, provincial, regional, nostre dialecte, valencià o llengua valenciana, con tal de no mentar el carácter catalán del idioma. Finalmente, el proceso de codificación lingüística culminará con la adopción de las Normas de Castellón en 1932, que aludiendo a la “lengua propia” aceptará la unidad idiomática mediante la incorporación de las grafías del Institut d’Estudis Catalans a la variante valenciana, relegando a un segundo plano la denominación de la lengua.
El término lemosín o lengua lemosina, para referirse a la lengua catalana, gozó de gran prestigio en el ámbito valenciano de la literatura. El término aludía a un origen común entre occitano y catalán, considerándose como la lengua de los trovadores, arcaica y culta (ante las formas lingüísticas de la prosa). El hecho de referirse a una lengua común sin compromisos territoriales, favoreció su arraigo entre la producción valenciana, que aludía a la misma como enseña triunfal de diferenciación. Durante la Renaixença valenciana, Teodor Llorente expuso «lo que aquí se llama lengua catalana, a la que nos permitirá a los valencianos apellidar lemosina, siguiendo nuestra antigua costumbre»(Las Provincias, 5-V-1868).
Así, la primera referencia valenciana para el término lemosín, data de 1531, en el Libre de Consels de Valencia, donde un poeta anónimo elogia al Llibre de les dones:
Sin embargo, el arraigo de la denominación cayó en desgracia desde mediados del siglo XIX, debido al carácter inexacto e inadecuado de la acuñación, que como atestigua la romanística, ha quedado desprovista de todo fundamento histórico y filológico. Aunque a finales del siglo XIX aún se defendía su uso:
Durante la transición democrática española, la autonomía o heteronomía del valenciano respecto al resto de la lengua catalana fue motivo de debate y polémica entre los valencianos, normalmente con un trasfondo político. Finalmente, la Academia Valenciana de la Lengua (AVL), institución normativa oficial del valenciano, acordó por unanimidad un dictamen vinculante el 9 de febrero de 2005 concluyendo que "la lengua propia e histórica de los valencianos, desde el punto de vista de la filología, es también la que comparten las comunidades autónomas de Cataluña y de las Islas Baleares y el Principado de Andorra. [...] Las diferentes hablas de todos estos territorios constituyen una lengua". Y que:
Al dictamen de la AVL se le suma una sentencia en 1997 del Tribunal Constitucional en el que avalaba la denominación de catalán incluida en los estatutos de la Universidad de Valencia, y la antes citada sentencia del Tribunal Supremo en 2006 en la que obliga a la Generalidad Valenciana a la convalidación de los certificados administrativos de conocimiento del idioma autóctono aprobados por los gobiernos catalán y balear, consolidando jurídicamente la unidad de la lengua común. Este choque de opiniones ha generado una serie de controversias que se prolongan hasta la actualidad. Por ejemplo, durante la redacción de la Constitución Europea de 2004, el gobierno español suministró a la UE traducciones oficiales del texto en euskera, gallego, catalán y valenciano, pese a que estas dos últimas eran idénticas, ya que el gobierno de la Generalidad de Cataluña decidió asumir como propia la versión valenciana, aunque aparecen en abundancia formas propias del valenciano como hòmens, xiquets, este, esta, eixe, eixa, establix, regixen, prohibix o garantix. Asimismo, según estudios de la Generalidad Valenciana, en 2014 el 52,3 % de los valencianos consideraba que el valenciano era una lengua diferente y diferenciada del catalán. 10 años antes, en 2004, una encuesta del CIS cifraba la misma opción en un 64,4 %.
Los partidos políticos actuales en la Comunidad Valenciana utilizan o han utilizado diferentes formas para referirse al valenciano; el Partido Popular de la Comunidad Valenciana y Partido Socialista del País Valenciano tienen predilección por el término "valenciano" o "valencià", mientras Compromís usa "valencià" o el término compuesto "llengua catalana/valencià", Esquerra Unida del País Valencià emplea diversos términos como "valencià", "valencià-català", "llengua catalana" o "català".
La identidad lingüística y la génesis del valenciano son objeto de debate en la actualidad.conquista llevada a cabo por Jaime I el Conquistador. Estos colonos procedían de la zona occidental de la actual Cataluña (mayoritariamente del condado de Urgel). Aparte de algunas voces árabes o toponimia, no parece decisiva la influencia de mozárabes o árabes en la configuración básica de la lengua en los territorios valencianos. Aunque algunos autores no comparten esta idea, así para el lingüista Xaverio Ballester "una parte significativa de la toponimia valenciana de origen románico documentada antes de la Reconquista (a partir de 1232) presenta llamativas particularidades lingüísticas perfectamente compatibles con el valenciano", y Germà Colón afirma que «sería casi inverosímil admitir la asimilación del catalán a valenciano solo por el hecho de la Reconquista, si no confluyeran otros determinantes más categóricos» o que «no hay bastante con la teoría de la reconquista para explicar la gran diferenciación dialectal de la lengua catalana».
La postura más extendida en los estudios lingüísticos considera que el valenciano fue implantado en el antiguo Reino de Valencia por los repobladores de los condados catalanes que se establecieron en este territorio tras laEl primer documento valenciano donde aparecen palabras en valenciano se considera que es un manuscrito de 1253 hallado en Almazora y cuyas primeras palabras escritas en valenciano, entremezcladas con el latín, son “Taules de menjar”. Se trata de un inventario de bienes del obispo de Tortosa. Y uno de los primeros documentos escrito totalmente en valenciano, es un texto fechado en el mes de julio de 1271 en la ciudad de Valencia, en el que se midieron unas tierras en Ruzafa, Carpesa y Moncada con motivo de un pleito que existía entre la orden del Temple y el rey Jaime I.
Hasta hace poco se creía que las comarcas de la costa, hoy en día consideradas valencianohablantes, fueron repobladas por catalanes, y las del interior, consideradas como castellanohablantes, fueron repobladas con aragoneses aragonohablantes. Sin embargo, modernos estudios históricos de antroponimia, como el llevado a cabo por Enric Guinot, indican que la gran mayoría de pueblos valencianos fueron repoblados por gente tanto de Cataluña como de Aragón (además de grupos minoritarios de gente de Navarra, Occitania y Castilla) aunque en proporciones distintas con mayorías y minorías que a lo largo de casi 150 años fueron decantando el hablar de cada zona y comarca en una dirección u otra. A pesar de la no homogeneidad de los repobladores, existe un predominio claro, sobre todo a partir del siglo XIV, del elemento catalán, que en algunas zonas llegaría hasta el 80 %, pero presente también aunque en minoría en las zonas donde el elemento aragonés es superior. Por este motivo el valenciano fue la lengua predominante en todo el Reino de Valencia excepto en cuatro comarcas con frontera con Aragón (Rincón de Ademuz, Alto Palancia, Alto Mijares, y Los Serranos), donde se repobló mayoritariamente con aragoneses castellanohablantes del sur de Aragón. El resto de las comarcas castellanohablantes actuales son producto de la repoblación con castellanos del siglo XVII, después de la expulsión de los moriscos, ya que estas comarcas eran de mayoría andalusí desde el siglo XIII hasta el XVII (o bien se trata de comarcas pertenecientes al reino de Castilla hasta la reorganización territorial de 1833). Así, por tanto, el Reino de Valencia no fue en la Edad Media un país con dualidad lingüística de valenciano/castellano, sino que las dos lenguas que se hablaban mayoritariamente eran el valenciano y el árabe, a excepción de las tres comarcas de habla castellana anteriormente citadas.
Posturas minoritarias afirman que el estudio de Guinot no tiene en cuenta o asigna erróneamente algunos topónimos y apellidos, que considera mayoritariamente catalanes siendo en muchos casos aragoneses y en otros mozárabes. Según estas posturas, vinculadas normalmente al anticatalanismo,[cita requerida] el valenciano proviene del romance hablado en tierras valencianas anterior a la conquista de Jaime I, de ahí su diferenciación, ya que se defiende que la entrada en Valencia de aragoneses y catalanes no alcanzó al 5 % de la demografía valenciana, por lo que no pudo influir de modo importante sobre esta y su idioma. Aunque entre el arabismo español del siglo XIX se había defendido que los habitantes de al-Ándalus eran mayoritariamente bilingües árabe-romance, actualmente se considera que el romance andalusí se perdió durante el siglo XII, lo que invalidaria la tesis del origen anterior a la Conquista de Valencia.
La comarca de la Vega Baja, en cambio, sufrió un proceso de sustitución lingüística por el castellano que se inició a mediados del siglo XVII con la repoblación de murcianos, después de finalizar una epidemia de peste negra en 1648 que afectó a la población anterior mayoritariamente valencianohablante. A mediados del siglo XX aún había una mínima presencia de valencianohablantes en localidades como Orihuela o Almoradí, y actualmente el municipio de Guardamar del Segura está considerado oficialmente como valencianohablante.
Mención aparte, dentro de la actual Comunidad Valenciana, requieren la comarca de Requena-Utiel que perteneció a Cuenca hasta 1851 y dos ciudades castellanohablantes del Alto Vinalopó (Villena y Sax) que pertenecieron a Albacete y Murcia respectivamente hasta 1836, y no son, por tanto, históricamente valencianohablantes al no haber pertenecido al Reino de Valencia.
En cuanto a su desarrollo literario, poco después de la reconquista ya empiezan a aparecer testimonios literarios en valenciano pero es durante el siglo XV y la primera parte del siglo XVI que el valenciano alcanza su máximo esplendor literario dando lugar al conocido como siglo de oro valenciano, primero entre todas las lenguas europeas junto con el italiano. Durante esta época destacaron autores tan reconocidos como Jordi de Sant Jordi, Ausias March (considerado el más grande poeta en la Europa de su tiempo),[cita requerida] Joanot Martorell (autor de Tirante el Blanco), Joan Roís de Corella, Jaume Roig o sor Isabel de Villena.
Después de este periodo de florecimiento literario sobrevino una época de decadencia para el valenciano con un claro avance de la castellanización en todo el territorio. En la segunda mitad del siglo XIX se produjo un periodo de recuperación del valenciano para usos literarios y cultos, después de haber estado arrinconado en el terreno particular y familiar. Este periodo conocido como Renaixença dio paso a un convulso siglo XX para el valenciano marcado por el conocido como conflicto lingüístico valenciano y por su reconocimiento como lengua oficial, junto con el castellano, en el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana de 1982.
Si hablamos de la lengua valenciana como sinónimo de la catalana, esta lengua es compartida por los habitantes de la Comunidad Valenciana, Cataluña, Baleares, Andorra, el Rosellón, la Franja de Aragón, el Carche murciano y la ciudad de Alguer en Cerdeña.
En la Comunidad Valenciana hay declarados oficialmente dos predominios lingüísticos territoriales, el castellano y el valenciano. Esta división toma como unidad el municipio, quedando las áreas definidas por la Ley de uso y enseñanza del valenciano. La zona de predominio lingüístico valenciano son los municipios que, según la Ley de uso y enseñanza del valenciano, son históricamente de lengua valenciana, ubicados geográficamente en el norte, en la costa de la Comunidad Valenciana, y en el área montañosa de la provincia de Alicante, abarcando aproximadamente el 75 % del territorio y en ella reside el 87 % de la población.
Así, por tanto, su dominio lingüístico abarca históricamente las comarcas litorales, el llano central y las áreas montañosas del sur. Hoy en día, en las grandes capitales históricamente valencianohablantes (y en cualquier parte del territorio, si bien de forma no tan acusada), la presencia del valenciano está en decadencia, a causa del proceso de minorización de esta lengua en favor del castellano. No obstante, en términos generales, ha experimentado una notable recuperación, ya que ha pasado del 4 % de valencianos alfabetizados en 1982 al 85 % en 2001.
La isoglosa del valenciano puede situarse dejando para el valenciano de transición tortosí la mitad norte de la provincia de Castellón (aplicando como criterio las diferencias de conjugación cante/canto) o bien incorporar como parte del valenciano el tortosí (este/aquest) dejando el resto del catalán occidental.
Al igual que las demás lenguas románicas de la península, el valenciano es notable por su uniformidad y las variantes dialectales no son demasiado divergentes ni comprometen la comprensión mutua. La división dialectal usada actualmente, para el conjunto de la lengua, es la que Manuel Milá y Fontanals propuso ya en el año 1861: el bloque dialectal oriental y el bloque dialectal occidental. Aunque en el caso del valenciano, la mayoría de subdialectos pertenecen al bloque dialectal occidental, con la excepción de la variante del catalán salat, hablado en Tárbena y en la Vall de Gallinera, lo cual hace que las mayores discrepancias afecten sobre todo a la fonética y a pequeñas variantes morfológicas y léxicas. Las zonas de uso de cada subdialecto no se puede delimitar con exactitud porque entre uno y otro siempre hay una franja de transición, más o menos amplia. Ateniéndose a ello, la lengua valenciana se puede dividir en varios subdialectos.
Las variantes del valenciano habladas en la Comunidad Valenciana son las siguientes:
Este subdialecto puede considerarse como de transición entre los dialectos valencianos y el dialecto catalán noroccidental. Se habla en el Maestrazgo, Los Puertos de Morella (en la provincia de Castellón), Matarraña (en la provincia de Teruel) y Montsiá, Bajo Ebro, Tierra Alta y parte de la Ribera del Ebro, en la provincia de Tarragona.
Es semejante al valenciano meridional y puede considerarse parte del valenciano general, con las características típicamente asociadas al valenciano que se han visto anteriormente. Se habla en todo el sur de la provincia de Castellón. Entre los hablantes jóvenes se dan ciertas tendencias innovadoras que poco a poco se extienden por otros subdialectos valencianos:
Este subdialecto es hablado principalmente en la comarca de la Huerta de Valencia y alrededores. El valenciano central se caracteriza por mostrar un fenómeno fonético muy peculiar: el ensordecimiento de las consonantes sibilantes sonoras. Esto quiere decir que la /z/ sonora de casa se pronuncia como en castellano "casa" y la africada palatal /dʒ/ de gent o fetge se articula sorda igual que el fonema /tʃ/ (como la "ch" del castellano): gent > "chent", fetge > "feche". Otras características son:
Este subdialecto se localiza principalmente en la mitad sur de la provincia de Valencia, y la norte de la de Alicante. Es el subdialecto valenciano más extendido y que se asemeja más a las características típicas de esta modalidad de la lengua catalana de modo que algunos lo denominan valenciano general. Este subdialecto se caracteriza por:
El valenciano alicantino es el subdialecto del extremo sur, en la comarca del Campo de Alicante y alrededores. Sus características son:
El Salado es el dialecto de los municipios alicantinos de Tárbena y de la Vall de Gallinera.
El valenciano era durante el siglo XIX la lengua usada mayoritariamente en el territorio declarado actualmente como de predominio lingüístico valenciano. Aunque ha ido sufriendo un proceso de minorización lingüística, sobre todo por motivos políticos y movimientos inmigratorios, que ha afectado principalmente en el conocimiento de la lengua escrita, y de forma más acusada en las grandes concentraciones urbanas.
En el año 1981, según un estudio realizado por la Institución Alfonso el Magnánimo y publicada en el libro de Joan Francesc Mira Població i llengua al País Valencià, de un total de 3.700.000 valencianos, el 55% hablaba valenciano, cifra que se incrementaba hasta el 60% si se restringía el estudio solo al ámbito de las comarcas valencianohablantes.
No obstante, hoy en día el conocimiento del valenciano se ha incrementado notablemente desde 1982, cuando la Generalidad implanta tanto la enseñanza del valenciano, como también las líneas de escolarización en valenciano en su sistema educativo, que cubren actualmente un 25 % de las plazas. Desde entonces, el porcentaje de alfabetizados ha pasado de un 4 % en 1982 al 38 % en 2001, según el censo. Así mismo, alrededor del 84 % afirman entenderlo, cerca del 47 % afirman saber hablarlo y, además, su dominio ha aumentado también en el territorio de predominio lingüístico castellano.
La Generalidad dispone de datos sociolingüísticos que ha ido realizando en diversos estudios y son solo referentes al territorio de predominio lingüístico valenciano, exceptuando el conocimiento, que se analiza en toda la Comunidad Valenciana. No se conocen, por tanto, datos sociolingüísticos concisos sobre el uso social del valenciano en años anteriores a 1982, ni en el territorio de predominio lingüístico castellano, aunque se sabe que ha ido disminuyendo a lo largo de todo el siglo XX como consecuencia de los procesos de sustitución lingüística y por el saldo migratorio, positivo en todas las décadas, que atrajo a muchos habitantes de Castilla-La Mancha, Andalucía y la Región de Murcia hacia la Comunidad Valenciana. Actualmente, se estima que en la región murciana de El Carche quedan unos 600 habitantes que entienden el idioma valenciano, principalmente murcianos descendientes de alicantinos.
Con respecto a los estudios existentes, el uso de las dos lenguas se mantuvo estable durante las décadas de los 80 y 90, pero en los últimos años ha aumentado ligeramente el porcentaje de castellanohablantes, así como el de bilingües y hablantes de otras lenguas, bajando significativamente el porcentaje de valencianohablantes.
En la Comunidad Valenciana existen dos lenguas de amplio uso y conocimiento entre la población autóctona: el valenciano y el castellano, declaradas como idiomas oficiales según el Estatuto de Autonomía. El valenciano está considerado como lengua propia, si bien el castellano es la lengua empleada por la mayor parte de la población y los medios de comunicación, pero ambas cuentan con una amplia tradición literaria y cultural. Aunque tradicionalmente y legalmente reciban el nombre de valenciano y castellano en la Comunidad Valenciana, respectivamente. Asimismo, en la Comunidad Valenciana existen dos predominios lingüísticos oficiales territorialmente para el castellano y el valenciano, definidas por la Ley de uso y enseñanza del valenciano, basándose en la distribución lingüística del siglo XIX.
El predominio castellano se concentra básicamente en una franja interior central y occidental, y un exclave (Aspe y Monforte del Cid) en el extremo sur, comprendiendo en ella el 25 % del territorio y en la que residen el 13 % de la población. En dicho territorio se emplean unas variantes dialectales que son la churra y la murciana, si bien esta última no está consensuada por todos los lingüistas debido a las diferencias dialectales de la Vega Baja del Segura y Villena con la zona oriental de Murcia. El valenciano tiene en esta zona un grado de conocimiento limitado.
El predominio del valenciano se concentra en la costa y comarcas contiguas, abarca un 75 % del territorio y en ella reside el 87 % de la población. En esta área, el 36,4 % de la población afirma utilizarlo preferentemente en el hogar, según un sondeo del 2005, frente a un 54,5 % que usa preferentemente el castellano. Por zonas, el uso del valenciano en el hogar es predominante en las zonas de concentración urbana media o baja del área, mientras que el castellano lo es en las grandes concentraciones urbanas. El castellano que se habla en esta área es a grandes rasgos un estándar con algunos rasgos fonéticos y léxicos propios o influidos por el valenciano.
En la parte de la Comunidad Valenciana donde es lengua propia, existe un proceso de sustitución lingüística del catalán (o valenciano) por el castellano. Este se ha completado casi del todo en la ciudad de Alicante y está muy avanzado en la de Valencia, aunque aún no es importante en áreas rurales. Hasta época reciente, muchos hablantes estaban en situación próxima a la diglosia, lo que significa que usaban el catalán solo en situaciones informales, mientras que en las situaciones institucionalizadas se usaba en exclusiva el castellano. Pero desde que se enseña en las escuelas ha aumentado mucho su conocimiento escrito, aunque en las últimas décadas ha retrocedido mucho su uso social. Además ha habido una importante inmigración desde otras partes de España, lo que ha contribuido al predominio estadístico del castellano en la comunidad.
Según un sondeo de la Generalidad Valenciana realizado en el 2005 en la zona de predominio lingüístico valenciano, el castellano es utilizado "siempre" como lengua vehicular doméstica por el 48,1 % de los encuestados, mientras que al valenciano le corresponde el 32,6 %, casi un 3 % corresponde con otras lenguas y, por último, el porcentaje restante afirma utilizar ambas lenguas oficiales en diferentes grados. No hay datos oficiales sobre usos lingüísticos en la zona de predominio lingüístico castellano, en la que reside el 13 % de la población de la Comunidad Valenciana, según censo del 2006.
Siguiendo datos oficiales sobre el uso en el ámbito doméstico, por zonas dentro del territorio de predominio valencianohablante, el valenciano tiene un uso minoritario en el hogar en el área metropolitana de Valencia y de la zona en la mitad sur de la provincia de Alicante, donde se utiliza siempre por menos del 30 %. En cambio, el uso continuado del valenciano en el hogar es mayoritario en el resto del predominio lingüístico valenciano, con porcentajes de alrededor del 64 % de la zona en la provincia de Valencia y en la mitad norte de la de Alicante, y el 46,2 % de la zona en la provincia de Castellón.
Estos datos revelan, por tanto, que en los grandes núcleos urbanos el uso del valenciano en el hogar es minoritario, mientras que suele ser mayoritario en las zonas de concentración urbana media o baja del área, dentro de la zona valencianohablante. Por último, el 6,2 % de los encuestados afirma usar indistintamente ambas lenguas en el hogar.
Los dos mapas que se muestran a continuación indican el porcentaje de hablantes de valenciano (que afirman saber hablarlo) por comarca y por municipio. Los datos son también del censo de 2001.
Entre los siglos XV y XVIII se realizan las primeras compilaciones y vocabularios del valenciano, entre ellos el Liber Elegantiarum de Joan Esteve editado en Venecia o el Diccionario Castellano-Valenciano de Gregorio Mayans y Siscar (1699-1781), el Diccionario Castellano-Valenciano de Anselm Dempere (1727-1799), el Breve Diccionario Valenciano-Castellano de 1739 y el "Diccionario Valenciano-Castellano" de 1764, ambos de Carlos Ros.
Durante el siglo XIX se publica Ensayo de un Diccionario Valenciano-Castellano, de Lluís Lamarca Morata (1828), que se inspira en la ortografía del castellano. En 1867 Josep Escrig Martínez publica su Diccionario Valenciano-Castellano, también muy castellanizado, si bien en sucesivas ediciones, las aportaciones de Constantí Llombart lo modificaron sustancialmente, al que sigue el Novísimo Diccionario General Valenciano-Castellano, de 1891, obra de Joaquim Martí Gadea, que sigue los pasos del de Escrig-Llombart.
En el año 1915 publicó Lluís Fullana Mira una Gramàtica elemental de la llengua valenciana, en la cual, como miembro de la Academia de la Lengua Catalana, adoptó una posición convergente e intermedia de las normas ortográficas del Instituto de Estudios Catalanes con soluciones ortográficas dialectales. Esta postura fue evolucionando con diferentes matices, pero en 1931 firmó las Normas de Castellón, adaptando su gramática a las mismas un año después. En 1930, finalmente, Antoni Maria Alcover empieza a publicar su enciclopédico Diccionari català-valencià-balear. Todas estas obras no conseguirían una mínima normalización lingüística, que no llegaría hasta las Normas de Castellón de 1932.
Durante la Transición Española, se produjo la conocida como Batalla de Valencia, disputa identitaria sobre la simbología de la Comunidad Valenciana, donde también se discutió la identidad de la lengua. Aparece entonces la Real Academia de Cultura Valenciana (con el nombre de Academia de Cultura Valenciana) que propugnó una ortografía para el valenciano diferente del catalán llamada Normes del Puig, de escaso uso. Desde la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana de 1982, se ha dado amparo oficial a las Normas de Castellón.[cita requerida]
El certificado de conocimientos de valenciano expedidos por la Junta Calificadora de Conocimientos de Valenciano de la Generalidad Valenciana (JQCV) es convalidable en Cataluña y en las Islas Baleares, cosa que no sucedía al contrario, incluso después de que el Tribunal Supremo de España fallara el 1 de febrero de 2006 una sentencia (recurso de casación número 8075/1999) en la que se obligaba a la Comunidad Valenciana a convalidar y reconocer los certificados de conocimiento del catalán expedidos por la Generalidad de Cataluña (Junta Permanent de Català) y el Gobierno Balear (Junta Avaluadora de la Llengua Catalana), equiparados con los de la JQCV, aunque la Generalidad Valenciana se resistía a acatar la sentencia. Sin embargo, el Gobierno que ocupó el Consejo durante la novena legislatura cambió esta situación en 2017, permitiendo que los certificados de los distintos territorios del dominio lingüístico fueran homologables por defecto sin necesidad de solicitudes ni trámites previos, tal y como se llevó a cabo hasta 1995.
Por otra parte, con la llegada de la Segunda República española en 1931, se desarrollaron varios proyectos de Estatuto de Autonomía a iniciativa de distintas entidades, aunque por diferentes motivos nunca se tramitaron oficialmente. El primer proyecto, presentado en 1931 por el Partido Radical Blasquista con el nombre de "Anteproyecto de Estatuto de Autonomía de la Región Valenciana" recogía en su Título II, Artículo 2:
Tras esta iniciativa, en 1936 la organización sindical CNT presentó unas "Bases para el Estatuto de Autonomía del País Valenciano" que en su Base 1.ª (Disposiciones generales), apartado B, proponía:
Los dos últimos proyectos, de 1937, son el "Anteproyecto de Estatuto de Autonomía de la Región Valenciana" desarrollado por Esquerra Valenciana y el "Proyecto de Estatuto de Autonomía para el País Valenciano" de la Unión Republicana Nacional.
Ya en la Transición mediante el Real Decreto de 1979 se regula la implantación en el sistema educativo:
La Academia Valenciana de la Lengua (AVL) es una institución de la Generalidad Valenciana que tiene por objeto el determinar y elaborar la normativa lingüística del valenciano, a partir de las denominadas Normas de Castellón, y para ello cuenta con una serie de académicos, los cuales se ocupan de la gramática, la lexicografía, la onomástica, el fomento del uso de la lengua, la documentación lingüística y literaria, el asesoramiento lingüístico y las publicaciones. Las competencias de la AVL quedan recogidas en Ley 7/1998 de la Generalidad Valenciana, y se amplían en el Decreto 158/2002, de 17 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de la AVL, concretamente en su artículo número 2:
a) Determinar la normativa oficial del valenciano en todos sus aspectos.
b) Fijar, a solicitud de la Generalidad las formas lingüísticamente correctas de la toponimia y
la onomástica oficial de la Comunidad Valenciana, para su aprobación oficial.
c) Emitir y difundir informes o dictámenes y realizar los estudios sobre la normativa y la onomástica oficial valenciana, ya sea a iniciativa propia o a requerimiento de las Instituciones Públicas de la Comunidad Valenciana.
d) Estudiar el patrimonio literario y documental valenciano.
e) Velar por el uso normal del valenciano y defender su denominación y entidad.
f) Informar sobre la adecuación a la normativa lingüística de la AVL de los textos producidos por las Instituciones Públicas o que requieran la aprobación oficial, así como de la producción audiovisual de la Comunidad Valenciana.
g) Elaborar y elevar al Consejo de la Generalidad y a las Cortes Valencianas una Memoria Anual en la cual, además de exponer sus actividades durante el ejercicio, se recojan las observaciones y consejos pertinentes para el uso normal del valenciano en cualquiera de sus manifestaciones.
La normativa oficial que ha establecido para el valenciano queda recogida en los siguientes textos:
La Real Academia de Cultura Valenciana es una fundación pública de la Diputación Provincial de Valencia, fundada en 1915, la cual se encarga de trabajar y estudiar la cultura propia de los valencianos. La RACV defiende la diferenciación del valenciano respecto al catalán, así como las normas del Puig frente a las de Castellón. Ni la Generalidad Valenciana ni ninguna otra institución pública reconocen las normas ni los dictámenes de esta academia, puesto que el Estatuto de Autonomía Valenciano le otorga toda la potestad normativa a la Academia Valenciana de la Lengua.
Dialectos de transición entre bloques
No clasificados
Jergas / pidgins mixtos
El valenciano es una lengua indoeuropea de la subfamilia romance, concretamente una lengua del grupo lenguas occitano-románicas, puesto que el occitano y el catalán forman un grupo filogenético. Hay cierta discusión sobre si estas lenguas junto con otras forman un grupo filogenético más amplio dentro de las lenguas romances. Por su parte, el valenciano es una variedad del catalán occidental, y está constituido a su vez por varios subdialectos:
Una parte importante de las características del valenciano son comunes en todas las variedades del dialecto occidental catalán.
El alfabeto usado para escribir la lengua valenciana, como variante del alfabeto latino, consta de las 26 letras de este alfabeto, algunas de las cuales se han modificado para los diacríticos, etc. El sistema de escritura del valenciano presenta ciertas características particulares, como la escritura de la -l- geminada: -l·l- (como en intel·ligent –inteligente–). La otra característica es la ny [ɲ] (en español es equivalente a la "ñ") que se encuentra también en afaan oromo, aragonés, ewe, gã, ganda, húngaro, indonesio, ladino, lingala, malayo, seSoto, swahili, valón, zhuang y zulú. Aparte de las letras hay signos diacríticos: el acento grave (`), el acento agudo (´) y la diéresis (¨), y algunos caracteres especiales como el guion (-) y el punto medio de la ele geminada (·).
El léxico del valenciano es en buena parte coincidente con el catalán de Lérida y Tarragona. Pero diferenciándose en diversos nombres:
La mayoría de palabras del valenciano proceden del latín, aunque existen también una fracción apreciable de préstamos históricos de otras lenguas como: las lenguas germánicas como el gótico (Ramon 'Ramón', espia 'espía', ganivet 'cuchillo'... y los topónimos acabados en -reny, como Gisclareny) y más recientemente el inglés (bar, web, revòlver...); otras lenguas románicas como el francés (Brioix, garatge, fitxa...), el italiano (piano, macarró, pantà, pilot...), el occitano (espasa 'espada', beutat, daurar, aimia, el sufijo -aire...) y el del castellano (senzill, xoriço, amo, burro...); el árabe (alcohol, sucre, alcova... y muchos topónimos como Benicàssim, Albocàsser...), también el euskera (esquerre 'izquierdo', isard 'gamuza, rebeco, sarrio', estalviar... 'ahorrar', y muchos topónimos como Aran y Benavarri...).
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