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Irán



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Irán (en persa, ایران‎, romanizado: Irān), oficialmente República Islámica de Irán (en persa, جمهوری اسلامی ایران‎, romanizado: Ŷomhurí-ye Eslāmí-ye Irān) es un país de Oriente Próximo y Asia Occidental. Es una república constitucional basada en los principios del islam chií.

Desde el I milenio a. C. hasta 1935 fue conocido en Occidente como Persia, aunque hoy en día este nombre sigue siendo válido y aceptado junto con el de Irán.[3]​ Limita con Pakistán y Afganistán por el este, Turkmenistán por el noreste, el mar Caspio por el norte, Azerbaiyán y Armenia por el noroeste, Turquía e Irak (Región de Kurdistán) por el oeste y, finalmente, con la costa del golfo Pérsico y el golfo de Omán por el sur.[3]

Es el decimoctavo país más extenso del mundo con 1 648 195 km².[1]​ Irán tiene una población de casi 80 millones de personas de diversas etnias.[4]​ Es un país con una importancia significativa en la geopolítica al encontrarse entre Oriente Próximo, Asia Central y Asia del Sur. La capital es Teherán, centro político, industrial, comercial y cultural del país. Irán es una potencia regional[5][6]​ a la que sus grandes reservas de hidrocarburos (cuartas reservas de petróleo y primeras de gas a nivel mundial)[7]​ confieren una situación de superpotencia energética en potencia y le reportan desde hace décadas una sustancial renta petrolera.

La diversidad étnica de la sociedad iraní, compuesta por persas (el grupo étnico principal), azeríes, kurdos, luros, turcomanos y balochis entre otros, forma parte intrínseca de su cultura y ha proporcionado un atractivo especial a este amplio territorio. Los árabes son una pequeña minoría en Irán (alrededor del 1%).

Irán, junto a Irak, es el hogar de las civilizaciones más antiguas.[8]​ Las primeras dinastías conocidas en el oeste de Irán son las de Elam, desde 2800 a. C. Los medos formaron el primer imperio que abarcó el «Gran Irán» en 625 a. C.[9]​ Estos fueron sucedidos por el Imperio aqueménida, helenizado por los seléucidas tras la conquista por Alejandro Magno y recentrado después en referencias autóctonas por los sucesivos imperios de los partos arsácidas y los sasánidas. Los musulmanes la conquistan en el 651 d. C., con el resultado de la difusión de la lengua persa por toda la meseta iraní y de distintos aspectos de la cultura iraní a lo largo del mundo islámico.

En 1501, el surgimiento de la dinastía Safaví produjo la sustitución del islam suní, hasta entonces mayoritario, por el chiismo duodecimano como religión oficial del reino, además de una intensa persecución de la mayor parte de cofradías sufíes desarrolladas tras la invasión mongola del siglo XII. Bajo el gobierno de Nader Shah, iniciado en 1736, Irán alcanzó su mayor extensión territorial desde la época sasánida.[10]​ Durante el siglo xix, Irán perdió grandes cantidades de territorio en la Guerra ruso-persa (1804-1813) al Imperio ruso en el Cáucaso.[11][12]​ A principios del siglo xx, la Revolución Constitucional de 1906 estableció la primera asamblea legislativa del país (y del continente asiático), sometiendo el poder monárquico a una constitución. En 1953, el primer ministro Mosaddeq —que había nacionalizado el petróleo dos años antes—, fue derrocado por un golpe de estado, orquestado por Reino Unido y Estados Unidos, lo que permitió al Sha Reza Pahlevi tener un mayor poder sobre el gobierno nacional. La monarquía llegó a su fin en 1979, mediante una revolución popular que derivó en una revolución islámica, al terminar siendo liderada por chiitas, dirigidos por Jomeini, lo que dio lugar al establecimiento de una república islámica el 1 de abril de 1979.[13][9]​ En 2015 se firmó el Plan de Acción Conjunto y Completo con los P5+1 sobre el programa nuclear de Irán.[14]

Irán es miembro fundador de Naciones Unidas, Movimiento de Países No Alineados, Organización para la Cooperación Islámica y OPEP. El sistema político de Irán está basado en la Constitución de la República Islámica de 1979, que regula las relaciones entre los distintos órganos de gobierno. La máxima autoridad estatal es el Líder Supremo de Irán, aunque la dirección cotidiana de la administración corre a cargo del presidente. La religión y la lengua oficiales del país son, respectivamente, el islam chíi duodecimano y el persa.[15]

El nombre «Irán» es un cognado de «ario»,[16]​ y significa «tierra de los arios».[17][18]​ El topónimo aparece por primera vez en los textos avésticos bajo la forma Aryānā vaēža, referido a una región que suele ubicarse en Asia Central.[19]​ Desde la época sasánida se registran las voces Ērānšahr y Ērān, que perviven tal cual hasta el siglo xxi d. C. en distintos dialectos o idiomas orientales del persa y de las que la segunda está atestiguada ya en una inscripción del siglo iii a. C., junto a un texto paralelo en parto en el que aparece el etnónimo aryān, ya con el significado de «arios», «iranios» o «iraníes».[20]

Irán presenta vestigios de ocupación humana ya desde la Edad de Piedra. Durante el Neolítico se desarrolló un proceso de sedentarización, producción estable de alimentos y establecimiento de rutas de intercambio de corta distancia. La Edad del Cobre, caracterizada por la aparición de elementos de cobre y cerámica pintada en Susiana (sudoeste de Irán) y en Sialk (centro-oeste), se extiende en Irán a lo largo del IV milenio a. C. Comienzan a surgir asentamientos urbanos, en un proceso regional que se desarrolla entre Anatolia, Mesopotamia, el Complejo Arqueológico de Bactria-Margiana y la Cultura del valle del Indo.

A comienzos del III milenio a. C. aparece en Susa una forma de escritura, posiblemente derivada del sistema sumerio para representar la lengua elamita. El Imperio elamita del sudoeste de Irán compite con los imperios vecinos de Babilonia y Asiria. A partir del 2000 a. C. los medos y los persas, pueblos arios o indoeuropeos, comenzaron a desplazarse desde las llanuras del sur de Rusia y Asia Central hacia Europa y Asia. A finales del siglo VII a. C., grupos de tribus iranias identificadas como medos, establecidos al norte y noroeste de Irán, se libran del yugo asirio, estableciendo su poder sobre la región bajo el liderazgo de Deyoces, primer Sah. Gracias a Ciáxares y Astiages se acaba con el poderío asirio, tomando Nínive en el 612 a. C. y consolidando el primer imperio iranio. De ese mismo periodo son las fuentes que mencionan a Ciro I, rey de Anshan.

El dominio meda, no obstante, fue breve, gracias a la labor emprendida por un noble persa de la familia Aqueménida, Ciro el Grande (555-529 a. C.), rey de Anshan, quien unificó a los persas, sometió a los medos y conquistó Babilonia, Siria, el Levante mediterráneo y Asia Menor. Su labor de conquista fue continuada por su hijo y sucesor, Cambises (530-522), quien se anexionó Egipto y marcó la máxima extensión del Imperio aqueménida, configurando el mayor imperio hasta entonces conocido en el Próximo Oriente.

El esplendor del Imperio persa viene marcado por la figura de Darío I (522-486). Se dedicó fundamentalmente a organizar el extenso imperio heredado a través de satrapías. Elaboró una red de caminos con los que se pretendía unir las diversas partes del imperio, el más famoso de los cuales es el Camino Real de Susa a Sardes, y también palacios y monumentos en las capitales: Susa y Persépolis. Convirtió en religión oficial el mazdeísmo. Con él comenzó también el declive del Imperio aqueménida, al emprender una lucha contra los griegos que se conocería como las guerras médicas y que continuaron sus sucesores: Jerjes I, Artajerjes I, Darío II, Artajerjes II y Darío III. Las continuas derrotas de los persas culminaron con la invasión en 334 a. C. y fin del propio imperio por Alejandro Magno (336 a. C.). A su muerte, los sucesores se repartieron sus territorios, y pasó a Seleuco I Nicátor (312 a. C.).

Los seléucidas gobernaron durante una época de gran debilidad, tanto externa como interna. El declive del imperio seléucida fue aprovechado por la dinastía arsácida de Partia, que gobernó el antiguo Irán a partir del año 250 a. C. Los partos (Parni) eran un pueblo de origen septentrional, que construyeron un imperio a partir de la región a orillas del mar Caspio. En los cuatro siglos siguientes, los partos defendieron el territorio de la antigua Persia frente a los romanos, al tiempo que funcionó como intermediario entre Roma y China. En 224 surge el Imperio sasánida (224-652) que luchó a lo largo de los siglos contra los romanos, los bizantinos y las tribus que lo acosaban desde Asia Central. Solo la invasión árabe del siglo VII, en plena expansión del Islam, pudo ponerle fin con la derrota del último sah, Yazdgard III.

A mediados del siglo VII, concretamente en el año 636 d. C. (14 de la Hégira), se produjo la conquista de Persia por los musulmanes árabes. Los califas de Damasco y primeros abbasíes fueron tolerantes hacia las antiguas religiones, perdurando en Persia las creencias zoroastrianas, monofisitas y nestorianas. Tendencias contrarias a Damasco (chiismo, jariyismo), encontraron su amparo en la meseta irania, y acabaron interviniendo en la revuelta de 747 contra los omeyas. Los nuevos califas de Bagdad dependieron cada vez más de sus jefes militares, persas primero y turcos después. Amplias zonas de Persia escaparon a su control, constituyéndose en reinos independientes. Las revueltas contra el poder central fueron especialmente intensas en el Jorasán, cuyo primer reino independiente fue establecido por Tahir ibn Husayn, príncipe de Nishapur, de Jorasán y de Kermán (822). La primera dinastía en Jorasán, después de la introducción del islam, fue la dinastía saffarí (861-1003). Los Samaníes (875-999), también oriundos del Jorasán, gobernaron extensos territorios, desde el mar de Aral al océano Índico y el golfo Pérsico. Los Buyíes (932-1055) son una dinastía fundada por un príncipe persa de sangre real próximo a los chiitas; reinaron en Persia occidental, llegando luego a Bagdad, hasta Fars y Kermán. El gobernador de Jorasán era un turco que se sublevó contra el califa en 961 y fundó en Ghazna (Afganistán) un imperio que se extendió hacia el Jorasán iraní.

Los buyíes de Persia se vieron conquistados por los turcos selyúcidas que hacia el año 1000 invadieron el Jorasán y el Irak. En 1092, a la muerte del sultán, Persia se convirtió en reino independiente gobernado por uno de los hijos del sultán. Un siglo después (1190), los Jorezmitas fundaron un imperio iranio sobre Persia oriental hasta Afganistán. Los jorezmitas, como el resto de Persia, fueron conquistados por los mongoles de Gengis Kan (1220), fundándose el kanato de Persia (o "Iljanato"). Los ejércitos mongoles de Tamerlán asolaron Persia en 1380-1385. Los Timuríes gobernaron entre 1370 y 1506.

El siglo XVI fue el de la independencia con la dinastía safaví o sefévida. Tiene su origen en las órdenes religiosas sufíes (místicos chiitas) de las montañas de Azerbaiyán. Organizaron su estado en torno al santuario de Ardabil, cerca del mar Caspio. Ismail, su jefe, se proclamó sah en el año 1501. El reino sefévida consolidó definitivamente la diferencia entre los persas y el resto de los musulmanes, al consagrar la preeminencia del chiismo dentro de Irán. De esta dinastía, cabe destacar el reinado de Abás el Grande (1587-1629).

En 1794 los Zand fueron apartados del poder por Agha-Mohamed-Khan, quien inauguró el periodo kadjar o kayar de Persia. Los kayares gobernaron en Persia desde 1786 hasta 1925. A lo largo del siglo XIX, Persia se vio sometida a las influencias de Rusia y el Imperio británico, que luchaban entre sí por ser la potencia hegemónica al tiempo que modernizaban el país. En 1907 se llegó a un acuerdo anglo-ruso para diferenciar entre zonas de influencia de uno y otro.

En el año 1925 subió al poder Reza Pahlaví, jefe militar de ideología nacionalista. En 1941 Reza Pahlaví abdicó en su hijo Mohammad Reza Pahlaví. Tras la Segunda Guerra Mundial se intensificó el movimiento nacionalista. En 1953, el primer ministro Mohammad Mosaddeq, fue expulsado del poder al intentar nacionalizar los recursos petrolíferos, en un golpe de estado orquestado por británicos y estadounidenses a través de su embajada y denominado Operación Ajax. El sah, con el apoyo de los Estados Unidos y el Reino Unido empezó la modernización de la industria del país, y al mismo tiempo eliminó toda oposición a su régimen con la ayuda de la agencia de Inteligencia SAVAK.

El descontento popular estalló en enero de 1978 con manifestaciones en contra del sah.[21]​ El sah huyó de Irán en enero de 1979, al tiempo que Ruhollah Jomeini volvía del exilio. Irán se convirtió en República islámica el 1 de abril de ese mismo año. Las relaciones con los Estados Unidos se volvieron antagónicas cuando estudiantes de Irán entraron y capturaron al personal de la embajada de este país y los catalogaron como espías y ligados con la CIA para derrocar al ayatolá como hicieron con Mosaddeq en 1953.[22]​ El 23 de septiembre de 1980 estalló la guerra entre Irán e Irak, después de que este último país denunciara el tratado fronterizo de 1975; acabó en 1988. Ese mismo año, en 1988, el régimen islámico ejecutó en secreto a miles de prisioneros políticos, entre miembros del PMOI y militantes izquierdistas del Fedaian y el Tudeh (Partido Comunista); Amnistía Internacional documentó la ejecución de 4482 prisioneros, mientras que la oposición lo cifra en hasta 30 000 personas.[23]​ Al año siguiente murió Jomeini, sucediéndole Alí Jamenei como jefe de estado.

En 2002, el presidente estadounidense George W. Bush incluyó a Irán en el llamado eje del mal, aludiendo que, según él, es un estado que apoya el terrorismo. La sospecha que el programa nuclear iraní pueda tener fines militares ha llevado a un enfrentamiento entre Irán y los países occidentales.

Las elecciones presidenciales de 2009, oficialmente ganadas por el presidente saliente Mahmoud Ahmadinejad, fueron contestadas por las oposiciones que llegaron a imponentes manifestaciones por parte de los simpatizantes de su rival electoral, Mir-Hossein Mousavi, probablemente las mayores después de la revolución de 1979. A partir del conflicto, en junio de 2009 se informó de que empresas alemanas en Irán huyeron tras los disturbios.[24]

A lo largo de 2011 tuvieron lugar una serie de acontecimientos que tensaron aún más las relaciones entre Irán y los Estados Unidos (por un lado), e Israel y la Unión Europea (por otro). La República Islámica acusó al Mossad y a EE. UU. de estar detrás de una serie de ataques —algunos mortales— contra físicos que trabajaban en su programa nuclear. Por su parte, a principios de diciembre del mismo año, EE. UU. acusó a Irán de haber intentado asesinar en Washington al embajador de Arabia Saudí, algo que Irán negó categóricamente y que algunos analistas políticos internacionales calificaron como una "burda" operación estadounidense. A este conflicto siguió la caída de un vehículo aéreo no tripulado estadounidense en territorio iraní, que EE. UU. indicó fue a causa de un fallo técnico, mientras que Irán aseguraba que había sido abatido por sus tropas y acusaba a la Casa Blanca de espionaje. La negativa por parte iraní a devolver los restos del mismo dieron otra vuelta de tuerca a las malas relaciones entre ambos países.[25]​ Desde Israel, además, el primer ministro Benjamín Netanyahu estuvo ejerciendo presión sobre EE. UU., la UE y su propio ejército para atacar las instalaciones nucleares iraníes.[26]

El 12 de noviembre de 2017, ocurrió un fuerte terremoto con una magnitud 7.3, en la frontera entre Irán e Irak, en la provincia de Kermanshah, donde se contabilizaron más de 400 muertos.[27]

Desde la Revolución Islámica de 1979 y tras siete décadas de monarquía constitucional, el Estado iraní adopta la forma de república islámica, de acuerdo con la Constitución de 1979. El sistema abarca varios órganos directivos conectados intrincadamente. El Líder Supremo de Irán es responsable de la delineación y de la supervisión de las políticas generales del Estado.[28]​ Es, a su vez, comandante en jefe de las fuerzas armadas y controla las operaciones de inteligencia y la seguridad del Estado. Tiene la potestad de declarar la guerra, así como de designar y despedir al jefe del poder judicial, del órgano de radiotelevisión estatal, y al máximo comandante del Ejército de Guardianes de la Revolución Islámica.[28]​ Designa a seis de los doce miembros del Consejo de Guardianes. El cargo de líder puede ser desempeñado por un alfaquí —desde 1989, Seyyed Alí Jameneí— o por un directorio de los mismos, designados por la Asamblea de Expertos en Liderazgo, elegida por sufragio universal y habilitada para destituir al líder o líderes.[28]

Después del líder, el presidente de la República es el funcionario de mayor rango del país.[28][29]​ Es el responsable de que la Constitución sea obedecida. Es, además, el jefe del Gobierno de Irán. Ha de notarse que, a diferencia de lo sucedido en otros países, no es el jefe de las Fuerzas Armadas.

Según la ley, todos los candidatos presidenciales deben ser aprobados por el Consejo de Guardianes antes de que formalicen su candidatura. Una vez confirmados como candidatos, el presidente es elegido por mayoría absoluta en sufragio universal para un mandato de cuatro años.[29]​ Después de su elección, el presidente designa y supervisa el Consejo de Ministros, coordina las decisiones gubernamentales, y selecciona las medidas gubernamentales que expone al Parlamento. Ocho vicepresidentes sirven debajo del presidente, así como un gabinete de 21 ministros, el cual, debe ser aceptado por el Parlamento.

El Parlamento iraní es unicameral.[30]​ La Asamblea Consultiva Islámica está conformada por 290 miembros, elegidos para un periodo de cuatro años.[30]​ Son elegidos por voto directo y secreto, en candidaturas individuales. Establece la legislación, ratifica tratados internacionales, y aprueba el presupuesto del país. Toda la legislación de la asamblea debe ser ratificada por el Consejo de Guardianes, que actúa en este sentido como una cámara alta.[31]​ Una prerrogativa constitucional establece cinco escaños para representantes elegidos entre integrantes de las minorías religiosas no islámicas reconocidas: cristianos, judíos y zoroastrianos, lo que les da una representatividad política cercana al 1,5 % que representan. Los suníes votan junto al resto de la población. Las candidaturas al parlamento requieren la aprobación del Consejo de Guardianes.

La Asamblea de los Expertos, que tiene sesiones semanales, se compone de 86 clérigos "virtuosos y doctos" elegidos por sufragio universal para un periodo de ocho años. Igualmente que en las elecciones presidenciales y parlamentarias, el Consejo de Guardianes determina elegibilidad para candidatura en esta asamblea.[32]​ Los miembros de la Asamblea de Expertos asimismo eligen al Líder Supremo dentro de sus propios miembros y lo reconfirman periódicamente.[32]​ Nunca se ha sabido que la asamblea desafíe una decisión del Líder. Doce miembros forman el Consejo de Guardianes, seis de los cuales son clérigos designados por el Líder. El jefe de la judicatura recomienda los seis restantes, que han de ser alfaquíes —juristas especializados en derecho islámico—, y son nombrados oficialmente por el Parlamento. El Consejo de Guardianes está investido con la potestad de interpretar la constitución y determinar si las leyes aprobadas por el Parlamento están en línea con la constitución y con la Sharia (ley islámica). Por lo tanto el Consejo puede ejercer veto sobre el Parlamento. Si una ley aprobada por el Parlamento se juzga incompatible con la Constitución o con la Sharía, se remite de nuevo al Parlamento para su revisión. El Consejo también examina a los candidatos presidenciales, parlamentarios y de la Asamblea de Expertos, para confirmar que son aptos para postular una candidatura.

Creado por el ayatolá Jomeini en 1988, el Consejo de Discernimiento del Interés del Estado tiene la autoridad para mediar conflictos entre el parlamento y el Consejo de Guardianes. El Consejo de Discernimiento opera también, según la ley fundamental, como organismo consultivo del líder supremo, haciéndole uno de los cuerpos de gobierno de más alcance del país, por lo menos en nombre.

El sistema político iraní tiene rasgos de una democracia presidencialista y teocrática gobernada por un "líder supremo" autocrático. Se ha descrito al régimen iraní como autoritario debido a la significativa falta de libertades, su naturaleza teocrática y a los abusos contra los derechos humanos.[33][34][35][36]

El jefe de la judicatura es designado por el líder, que a su vez designa al presidente del Tribunal Supremo y al procurador público principal.

Los tribunales públicos ven los casos civiles y penales. Hay también un Tribunal de la Revolución que juzga ciertas categorías de delitos, como crímenes contra la seguridad nacional, contrabando de narcóticos y actos contra la República Islámica. Las sentencias emitidas en estos tribunales son definitivas e inapelables.

Las sentencias del Tribunal Especial del Clero, que funciona con independencia del marco judicial regular y que responde solamente ante el líder, son también definitivas e inapelables. Este Tribunal Administrativo Especial atiende las denuncias de delitos imputados a clérigos, aunque también ha visto casos que implicaban a laicos[cita requerida].

Las Fuerzas Armadas de Irán, compuesto por:

El ejército iraní no está en condiciones de proyectarse en un teatro de operaciones externo y su aparato militar está organizado esencialmente desde una perspectiva defensiva. En 2016, el presupuesto militar iraní (incluido el de los Pasdarán) asciende a 15.900 millones. Una cantidad cercana a la de algunos de sus vecinos, como Turquía o Pakistán, pero muy alejada de Arabia Saudí (más de 60.000 millones), su principal adversario regional.[37]

Aunque Irán es frecuentemente retratado como una amenaza por los políticos y diplomáticos estadounidenses, Barack Obama reconoce en 2015 que el presupuesto militar de Irán es sólo una octava parte del de los aliados regionales de Estados Unidos y una cuadragésima parte de aquel del Pentágono.[38]

En materia de derechos humanos, respecto a la pertenencia a los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que incluyen al Comité de Derechos Humanos (HRC), Irán ha firmado o ratificado:

Las violaciones de los derechos humanos en Irán se centran en la ausencia de libertad de expresión, de libertad de culto, del derecho a la información y la pena capital. Las fuerzas de seguridad cometen abusos a los derechos humanos y el poder judicial no siempre los imputa . Las manifestaciones o protestas callejeras sin autorización son reprimidas aunque sean pacíficas. Existe el derecho de reunión pero no la libertad intelectual. Se encarcela a opositores políticos, a periodistas, a activistas sociales y defensores de los derechos humanos, a políticos y abogados. Todos ellos bajo el cargo específico de violación de alguna ley.

La pena capital es aplicada también a delincuentes comunes como traficantes de drogas. El gobierno bloquea los sitios web e interfiere las comunicaciones con el exterior en caso de crisis social o estallido social.

Existe un estricto código de vestimenta, y se encarcela a las mujeres y hombres que no lo cumplen. La ley contempla la lapidación por atentar contra ella en el adulterio. Las minorías sexuales son perseguidas. En el índice global de brecha de género realizado en 2015 por el Foro Económico Mundial, Irán ocupa el puesto 137 de 140 países.[49][50][51][52][53][54][55][56][57][58][59][60][61][62][63][64][65]

Irán se divide en treinta provincias (ostān), cada una gobernada por un gobernador designado (استاندار, ostāndār) por el ministro del Interior. Las provincias se dividen en los condados (shahrestān), y se subdividen en distritos (bakhsh) y distritos secundarios (dehestān).


Se trata de un país dominado por la meseta irania, rodeada por diversas cadenas montañosas, como los montes Zagros (en el suroeste) y los Elburz (en el norte), encontrándose en esta última el Damavand a 5610 m, punto más alto del país. Las principales llanuras son las que están a lo largo de la costa del mar Caspio (depresión aralo-cáspica) y la depresión mesopotámica en el golfo Pérsico junto a la frontera con Irak en Arvandrud (Chat-el-Arab). Irán pertenece al continente de Asia.

Tiene clima continental desértico o seco. Todo Irán es árido o semiárido, excepto en la costa del mar Caspio donde domina un clima templado. Los principales ríos de Irán son el Sefid-Rud, el Karun y el Hilmand. Las principales ciudades son Teherán (la capital), Tabriz, Mashhad, Esfahán, Shiraz, Abadán, Ahwaz y Kermanshah.

Monte Damavand

Región de Namarestagh

Badab-e Surt

Selva de Laton en Guilán

Río Haraz a su paso por Amol

Bandar-e Anzali

Desierto de Maranjab

Río Zayandeh en Isfahán

Desierto de Lut

Cima de la cordillera de Alvand

Sepiddasht en Lorestán

La explotación del petróleo en el siglo XX ha provocado que tanto la extracción del crudo, su refino y la elaboración de productos derivados, sea la principal fuente de riqueza del moderno Irán.[66]​ Actualmente Irán posee una amplia variedad de tecnología propia, con fábricas de automóviles, tractores y maquinaria en general.

La mayor parte de la población vive de un sector primario autosuficiente. Predomina la ganadería ovina, con el fin de obtener lana para la elaboración de alfombras persas. Los terrenos agrícolas se dedican a cereales (como el trigo), el algodón y el tabaco. El sector servicios y comercial está representado por empresas privadas de pequeño tamaño.[67]

Por su bien documentada financiación y patrocinio del terrorismo, Estados Unidos ha impuesto sanciones especialmente duras a Irán a partir de 2018. El proyecto americano es sofocar la economía iraní deteniendo su comercio con el resto del mundo. Desde entonces, si una empresa trabaja con Irán, ya no se le permite comerciar con Estados Unidos. La inflación, que había caído por debajo del 10%, ha subido a más del 40%. La economía está en recesión y el desempleo está aumentando de nuevo (se estima que será de al menos un 20% en 2019). En septiembre de 2019, el gobierno de EE. UU. introdujo nuevas sanciones, incluyendo "la última fuente de ingresos del Banco Central de Irán", que ya está en la lista negra de EE. UU., pero también el Fondo de Desarrollo Nacional, "su fondo de riqueza soberana, que será cortado" del sistema bancario de EE. UU., según el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin. Según Donald Trump, estas son "las sanciones más duras jamás impuestas a un país".[68]

La población de Irán en 2017 alcanzó la cifra de 82 021 564 habitantes.[69]​ La esperanza de vida es de 74 años. El 79,4 % de la población está alfabetizada. El promedio de hijos por mujer es de 1,71.

Casi dos tercios de la población habla alguna lengua indoirania, aunque la única oficial es el persa, escrito en un alfabeto árabe modificado. Étnicamente el 61 % son persas, 9 % kurdos y el 2 % baluches. Dentro del grupo túrquico destacan los azeríes (24 %) y los turcomanos (2 %), pero también hay árabes (3 %), armenios, judíos mizrají, y asirios. En las escuelas se enseña el árabe, por ser la lengua en que está escrito el Corán.

La mayoría son musulmanes: 89 % chiitas, la religión oficial del estado y un 9 % sunitas. Entre las religiones minoritarias destacan la fe bahá'í, el zoroastrismo, el judaísmo y el cristianismo.

En la Antigüedad había religiones politeístas en Irán, en el siglo viii a. C. se inicia el zoroastrianismo o mazdeísmo, que es hecho religión oficial en el siglo vi. En 636 d. C. la zona es conquistada por los árabes y la religión oficial pasa a ser el islam. La dinastía Safaví iniciada en 1501, unifica al país e instaura como religión oficial del país el islam chií duodecimano, que sigue siéndolo en el siglo xxi.

Los kurdos son objeto de ciertas discriminaciones: representarían en 2019 casi la mitad de los presos detenidos por delitos contra la seguridad nacional, son condenados a penas desproporcionadas según la ONU y la lengua kurda no se enseña en las escuelas. Sobre todo, las provincias con mayoría de kurdos están muy afectadas por la pobreza. Aunque el gobierno se niega a concederles un estatuto de autonomía, tienen una relativa tolerancia cultural: algunos medios de comunicación se emiten en kurdo y se aceptan las tradiciones musicales y de vestimenta kurdas.[70]

Por estas razones, la historia de los kurdos en Irán ha estado marcada por varios levantamientos, como la República de Mahabad, cuando, en 1946, los insurgentes crearon un estado kurdo independiente antes de que fuera destruido por el ejército iraní. En la actualidad, hay cinco grupos armados kurdos activos: el Partido Democrático del Kurdistán de Irán (PDKI), el Partido de la Vida Libre del Kurdistán, el Komala, el Partido de la Libertad del Kurdistán y el Partido Democrático del Kurdistán. Sin embargo, los acuerdos de alto el fuego de diversa duración con los militares iraníes han impedido que el conflicto se intensifique.[70]

A partir de 2017, en particular, el PDKI fue abordado por Estados Unidos, que consideró utilizarlo para privar a Irán del control de su frontera occidental. Así, en junio de 2018, el secretario general del partido acudió a Washington invitado por las autoridades estadounidenses, donde fue recibido por funcionarios del Departamento de Defensa, entre ellos el de asuntos iraníes. En 2017, antes de ser nombrado consejero de Seguridad Nacional, John Robert Bolton pidió en un editorial que la administración estadounidense se acercara a las minorías étnicas de Irán, especialmente a los kurdos, para crear una red de aliados regionales contra Irán. Ese mismo año, un informe del influyente think tank Center for Strategic and International Studies sugería que Estados Unidos estaba apoyando a los kurdos iraníes para desestabilizar a la república islámica desde dentro. Sin embargo, el PDKI se muestra escéptico, sobre todo porque Estados Unidos no es leal a sus aliados.[70]

La cultura de Irán es una mezcla entre la cultura preislámica y la cultura islámica. La cultura iraní probablemente se originó en Asia Central, teniendo su origen en la cultura de Andronovo 2000 a. C. La cultura iraní ha tenido durante mucho tiempo un lugar preponderante en la cultura medio oriental y de Asia Central, con el persa considerado el idioma de los intelectuales durante gran parte del II milenio. Durante la época sasánida, Irán influyó en la cultura china, la india y la civilización romana considerablemente.[71]​ Esta influencia desempeñó un papel prominente en la formación del arte medieval de asiáticos y europeos.[72]​ Esta influencia se expandió en el mundo islámico. Gran parte de lo que más tarde pasó a denominarse aprendizaje islámico, tales como la filología, la literatura, la jurisprudencia, la filosofía, la medicina, la arquitectura y las ciencias se basan en algunas de las prácticas adoptadas por los sasánidas y persas.[73][74][75]

El arte del imperio aqueménida se vio influido por el egipcio y el caldeoasirio. Se concreta en construcciones de gran monumentalidad, como los grandes palacios reales, entre los que cabe citar el de Ciro en Susa o los de Darío y Jerjes en Persépolis. También cabe citar las tumbas reales, como el sepulcro de Ciro o las tumbas excavadas en la roca. Esta arquitectura se ve ornamentada con escultura, tanto estatuas como bajorrelieves. De los caldeoasirios tomaron los persas la escritura cuneiforme y las representaciones de animales mitológicos. Combinaron el ladrillo mesopotámico con materiales más duraderos como la piedra; y usaron igualmente el sistema arquitrabado propio de los egipcios junto con el arco y la bóveda. En estos palacios pueden verse las apadanas o salas de ceremonias hipóstilas, con elevadas columnas rematadas en capitel formado por dos troncos de toro. Destacan los revestimientos de ladrillos esmaltados polícromos o cerámica vidriada, entre los que el más conocido es el llamado "friso de los arqueros" o "de los inmortales" del Palacio de Susa; cabe mencionar igualmente el "friso de los portadores de ofrendas" del palacio de Persépolis, y el puente de Davazdah cheshmeh en la ciudad histórica de Amol.

En época helenística y romana (siglo IV a. C.-siglo III d. C.) se dejó sentir la influencia griega. Es posteriormente, en época sasánida, cuando se retoman los temas iránicos y en especial se impulsaron las artes menores como la cerámica. Cuando en el siglo VII la meseta de Irán pasó a dominio árabe, el arte islámico resultante conservó rasgos iranios que lo diferenciaban del arte que se estaba haciendo en Siria: la arquitectura siguió siendo ornamentada como en época sasánida, se emplearon materiales como el ladrillo o el adobe y se siguió recurriendo a la bóveda. Dentro de la arquitectura islámica persa destaca la Mezquita Azul de Tabriz y el palacio de Ispahán.

Al caer Persia bajo el dominio mongol, llegaron influencias del Extremo Oriente, y cobró así auge la miniatura, con especial influencia china; la miniatura persa alcanzaría su máximo esplendor en el siglo siguiente. También el tejido tuvo un gran desarrollo. El arte persa influyó más allá de la meseta irania, contribuyendo directamente al esplendor de Samarcanda (en el actual Uzbekistán), donde trabajaron artistas persas, esta influencia puede verse, por ejemplo, en la decoración en cerámica vidriada, en los altos tambores que sostienen las cúpulas o los mocárabes de los pórticos de entrada. Como arquitectura moderna, construida en el siglo xx se puede citar el Monumento Azadi.

La lengua persa evolucionó a lo largo del tiempo. En persa antiguo avéstico, lengua irania relacionada con el sánscrito, se escribió el Zend Avesta de Zoroastro (aproximadamente, siglo VII a. C. o siglo VI a. C.), que combina poesía con normas de Derecho. El persa pahlevi se desarrolla entre el siglo III y el VII. La conquista árabe hace que a partir del siglo vii se use esta lengua. Sin embargo, el renacimiento de una lengua nacional se produce a partir del siglo X. Se trata del neo-persa, en el que escribieron los grandes poetas medievales persas como Rudaki, Firdusi, Hafiz Shirazi, Saadi y Omar Jayyam. En árabe, destaca la figura del pensador Algacel.[75][76]

Después de la islamización de Irán, rituales islámicos han penetrado en la cultura iraní. El más notable de ellos es la conmemoración de Husayn ibn Ali. Cada año en el Día de Ashura la mayoría de los iraníes, incluidos los armenios y los zoroástricos participan en el duelo por los mártires de la batalla de Karbala. La vida cotidiana en el Irán moderno está estrechamente interrelacionada con el chiismo y el arte, la literatura y la arquitectura del país son un siempre presente recordatorio de su profunda tradición nacional y de una más amplia cultura literaria. El nuevo año iraní (Nowruz) es una antigua tradición que se celebra el 21 de marzo para marcar el comienzo de la primavera en Irán. También se celebra en Afganistán, la República de Azerbaiyán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán, Kazajistán y anteriormente también en Georgia y Armenia. También es celebrado por los kurdos de Irak y Anatolia.[77]​ El Nowruz fue nominado por la Unesco como una de las Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad en 2004.[78]Internet es popular entre la juventud iraní, lo que ha convertido a Irán en el cuarto país con más blogueros en el mundo.[79]

El cine iraní ha prosperado en el moderno Irán, y varios directores iraníes han recibido reconocimiento mundial por su trabajo. Películas iraníes han ganado más de trescientos premios en los últimos veinticinco años. Uno de los más conocidos directores es Abbas Kiarostami. Los medios de comunicación de Irán son una mezcla de empresas privadas y de propiedad estatal, pero los libros y las películas deben de ser aprobados por el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica antes de ser liberados al público. En los últimos años, el cine iraní se ha convertido en una expresión de libertad y arte a través de la cual los ciudadanos pueden expresar sus ideas. Un ejemplo de esto es la película Esto no es una película, dirigida por Jafar Panahi, que logra mostrar las condiciones que se vive en la república persa, sin perder la creatividad y el humor.

Con dos tercios de la población menor de veinticinco años, los iraníes practican una gran variedad de deportes, tanto tradicionales como modernos. Irán es el lugar donde nació el polo[80]​ y el varzesh-e pahlavani, un deporte tradicional de lucha. La lucha libre ha sido reconocida tradicionalmente como el deporte nacional, aunque el deporte más popular es el fútbol, cuya selección nacional ha participado en la Copa Mundial de Fútbol en cinco ocasiones y ha ganado la Copa Asiática tres veces. Irán fue el primer país de Oriente Medio en albergar los Juegos Asiáticos de 1974. Cuenta con instalaciones para la práctica de esquí, como el complejo situado en la montaña Tochal, el quinto complejo de esquí más grande del mundo (3730 msnm), en las proximidades de Teherán. Por su orografía en Irán se practica el senderismo, la escalada[81]​ y el montañismo.[82][83]​ El voleibol es un deporte popular debido a su participación en la Liga Mundial de 2013 y en la Copa del Mundo del 2015.[cita requerida]

Merinero Martin, María Jesús:Irán 2005-2013. De Ahmadineyad a Rohani.Madrid, Editorial Síntesis, 2014



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