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Alicante (provincia)



Alicante (en valenciano, Alacant) es una provincia española. Se encuentra en el sureste de la península ibérica, y es la provincia más meridional y menos extensa de la Comunidad Valenciana (25,01 % de su territorio). No obstante, es la quinta provincia más poblada del país, con 1 879 888 habitantes en 2020, la quinta en densidad de población y la más densamente poblada de la Comunidad Valenciana. Su capital es la ciudad de Alicante y cuenta con 26 municipios de más de 20 000 habitantes, siendo una de las provincias con mayor grado de urbanización.

La provincia de Alicante limita al oeste con la Región de Murcia y la provincia de Albacete, al norte con la provincia de Valencia, al sur con Murcia y al este con el mar Mediterráneo.

Alicante, con sus fértiles vegas y sus prominentes salientes hacia el mar, siempre ha sido una tierra estratégica, que ha sido poblada y colonizada por todos los pueblos y culturas del Mediterráneo, teniendo así vestigios de ciudades construidas por íberos, griegos, romanos, fenicios y cartagineses.

Desde el siglo V a. C., se conocen algunas importantes ciudades íberas como Ilici y Elo, en las actuales Elche y Elda. Hay constancia de la situación igualmente de colonias griegas, tales como Akra Leuka, en la actual Alicante, Hemeroskopeion, estimada en la actual Denia, o la ciudad de Alonis, que podría encontrarse bajo Villajoyosa o Guardamar.

Durante el período romano, se renombraron o refundaron muchas ciudades. Lucentum (Alicante), Dianium (Denia) o Portus Ilicitanus (Santa Pola), son algunos ejemplos de asentamientos de la Hispania romana. Existe así mismo un yacimiento fenicio en la desembocadura del río Segura, en la ciudad de Guardamar.

Durante las guerras púnicas, Amílcar Barca situó en Akra Leuka (Alicante) su principal fuerte militar. Según cuenta la leyenda, el general cartaginés pereció en las inmediaciones de Helike, población que se presupone Elche, y que pudo fallecer ahogado en aguas del río Vinalopó, otrora navegable.

Sobre el año 718, la rápida colonización mahometana deja las tierras alicantinas bajo dominación omeya, que pertenecieron al todopoderoso Califato de Córdoba. En torno al año 1010, cuando se fragmenta el califato en los conocidos como Reinos de Taifas, el territorio aproximado que hoy forma la provincia de Alicante, pasa a conformar la Taifa de Denia, que vivirá momentos de esplendor independiente hasta que es conquistada por la Taifa de Zaragoza.

Con el Tratado de Almizra en 1244, se estipuló que la zona al sur de la línea imaginaria trazada por los municipios de Biar, Jijona, Busot y Villajoyosa era del Reino de Murcia (Corona de Castilla), hasta que con la Sentencia Arbitral de Torrellas del año 1304 quedó bajo la administración del Reino de Valencia y, por tanto, bajo la soberanía real de la Corona de Aragón. Dentro del Reino, constituía la demarcación de Ultra Saxonam (o más allá de Jijona). Desde el punto de vista administrativo, toda esta zona quedó bajo la Procuración General de Orihuela, que se convirtió en 1363 en Gobernación General. Las tierras del norte de la provincia quedaron bajo la lugartenencia Ultra Xucorum (o más allá del Júcar), dentro de la gobernación de Valencia.

Hacia 1609, alrededor del 40% de la población provincial era de religión musulmana, llamados moriscos. Socialmente marginados, su distribución era bastante desigual, concentrándose principalmente en el Valle del Vinalopó, en importantes morerías como Elda, Monóvar, Novelda, Aspe, Elche y Crevillente, así como otras de relativa importancia en el norte de la provincia: Guadalest, Cocentaina, Muro, Benilloba y Vall de Gallinera. Por lo tanto, la expulsión de los moriscos, ese mismo año, produjo un gran vacío demográfico, prácticamente absoluto en algunas comarcas; nuevos pobladores vinieron a habitar sus tierras, provenientes de toda España, aunque en los valles del norte predominó la inmigración mallorquina, cuya isla natal se encontraba en aquel momento superpoblada. Menos afectados se vieron los núcleos donde predominaban los cristianos viejos como Orihuela, Alicante, Alcoy y Villena[2]

Hasta finales del siglo XVII, toda la costa de la provincia estuvo azotada por las incursiones de piratas berberiscos, que obligaron a fortificar y a crear nuevos núcleos de población cristiana en la costa. En ocasiones, llegaron a tomar cautivos a todos los habitantes de pueblos enteros, como hicieron en Benidorm en 1448 o en Calpe en 1637. De la época quedan como testigo las numerosas viviendas con torre situadas en zonas de huerta próximas a la costa.

Desde principios de la Edad Moderna, a partir del s XVII, se produjeron diversos pleitos entre Alicante y Orihuela por la capitalidad de la Gobernación que ganó Orihuela por su importancia histórica y su población numérica que superaba a la de Alicante con creces. Orihuela consiguió en 1564 erigirse en sede episcopal (separándose de la de Cartagena, de la que dependía hasta entonces la gobernación) y en 1547 se fundó en la capital de la Gobernación la real y Pontificia Universidad de Orihuela regentada por los dominicos, que estaría en funcionamiento hasta la 1835. Sin embargo, el ascenso de la ciudad de Alicante, puerto de salida de los productos de Castilla, hizo que, desde 1647, Alicante fuese la capital de la Bailía General.

Con el Decreto de Nueva Planta de Felipe V de 1707, se solucionó la rivalidad entre Orihuela y Alicante dividiendo la antigua Gobernación Ultra Saxonam en dos corregimientos, el de Alicante y el de Orihuela siguiendo ostentando Orihuela la Capitalidad de la Gobernación. El norte de la provincia se encontraba incluido, a partir de entonces, dentro de los corregimientos de Jijona, Alcoy y Denia. Desde la Ilustración, hubo varios proyectos de división provincial de España, superando las divisiones feudales del Antiguo Régimen; el primer intento serio fue el de Miguel Soler, elaborado entre 1799 y 1805, que sería posteriormente retomado por las Cortes de Cádiz, aunque la vuelta al absolutismo de Fernando VII frenó su desarrollo.

En 1833 se realizó la primera división provincial española efectiva; en el caso de la provincia de Alicante, se formó básicamente a partir de la antigua Gobernación Ultra Saxonam, a la que se añadirían por el norte la Hoya de Castalla, la Hoya de Jijona, la Serranía de Alcoy, la Marina, el Marquesado de Denia y los Valles de Pego. En 1836 se ampliaría la provincia al oeste con la incorporación de las poblaciones de Villena (desde 1833 en la provincia de Albacete) y Sax (desde 1833 en la provincia de Murcia).

Desde finales del siglo XIX la industrialización provocó el crecimiento demográfico de numerosas localidades especializadas cada una en un producto: el calzado en Elche, Elda y Villena, el textil en Alcoy y su comarca, las alfombras en Crevillente, el chocolate en Villajoyosa, etc. A esto hay que sumarle el boom turístico a partir de la década de 1960 lo que provocó un incremento demográfico excepcional de la provincia. Desde la creación de las autonomías forma parte de la Comunidad Valenciana.

La provincia posee un relieve bastante montañoso y accidentado. Las 2/3 partes al norte están formadas por sierras y diversos valles fluviales, mientras que el 1/3 situado al sur, está formado por una gran llanura aluvial. Las montañas forman varias cadenas paralelas, dirigidas de suroeste a noreste y forman parte del sistema Bético. Las principales sierras alicantinas son las siguientes:

Las zonas llanas corresponden, sobre todo, a la zona sur-suroeste, donde confluyen una llanura costera, la del Campo de Alicante, con dos llanuras aluviales, la del Bajo Vinalopó y la de la Vega Baja del río Segura. Todas ellas forman una fértil zona de vega y huertas, siendo una de las principales zonas de concentración agrícola de España.

Otros ríos importantes, que a su vez se nutren de otros varios afluentes, ramblas y nacimientos. Los principales son:

Los ríos de la provincia suelen ser, en general cortos, debido a la cercanía de las montañas al mar, y de un caudal medio o escaso. Sin embargo cuentan con cuencas bastante amplias, ya que suelen experimentar grandes crecidas en épocas de lluvias torrenciales, que generan graves inundaciones.

Pese a que la provincia no cuenta especialmente con grandes ríos, ni gran caudal, sí se encuentran situados numerosos embalses de tamaño medio y pequeño, que aprovechan minuciosamente la orografía de nuestros valles para recaudar parte del caudal de agua. Varios de ellos cuentan con varios siglos de antigüedad, como por ejemplo el Pantano de Tibi, que cuenta con la presa más antigua de Europa.

Algunos de los embalses más importantes son:

En las llanuras aluviales del sur de la provincia, así como en otras zonas costeras, se encuentran algunos terrenos pantanosos e inundables, que dan lugar a extensas lagunas y albuferas, generalmente de agua salada. La mayoría son zona de tránsito y nidificación para todo tipo de aves, y existe en algunas de ellas así mismo un aprovechamiento para la producción de sal marina. También existen dos lagunas endorreicas situadas en el interior de la provincia.

El agua potable de buena parte de Alicante, ha sido suministrada desde 1858 por los acuíferos de Villena, siendo la Sierra de Salinas una zona rica en aguas subterráneas que son de gran calidad.

En la provincia de Alicante predomina el clima mediterráneo, pero dentro de este encontramos tres subdivisiones:

Clima mediterráneo típico: Se extiende por las comarcas del norte y noreste. Tiene temperaturas agradables todo el año, con inviernos suaves y veranos calurosos, con máximas diarias normales por encima de los 25 grados. Las nevadas y las heladas son muy poco habituales (salvo en cumbres), al igual que las temperaturas por encima de los 40 grados. La pluviometría es bastante escasa durante el año, pero en primavera y otoño se suelen dar grandes lluvias torrenciales que convierten estas zonas en más húmedas que la media. Algunas ciudades representativas son Denia, Calpe y Altea.

Clima mediterráneo continentalizado: Se da en el norte y oeste de la provincia, así como en las zonas montañosas. Se caracteriza por tener temperaturas extremas, con una gran amplitud térmica. Los inviernos son largos y fríos, mientras que los veranos son calurosos, largos y secos. La continentalidad se va acentuando conforme vamos al interior. En invierno las temperaturas mínimas pueden descender fácilmente de los -5ºC en algunas zonas, habiendo heladas y nevadas ocasionales. En verano las temperaturas máximas son muy calurosas, pudiendo estar gran parte de la estación por encima de 40ºC. Las precipitaciones son más bien escasas, concentrándose en las tormentas de primavera y otoño. Algunas ciudades representativas son Villena, Alcoy o Ibi.

Clima mediterráneo seco: Se da en el sur y el sureste de la provincia. Posee veranos calurosos y muy secos, con máximas que pueden sobrepasar los 40ºC en las zonas del interior. Sin embargo los inviernos suelen ser cortos, con temperaturas muy suaves, que rara vez descienden de los 3ºC de mínima. Como su nombre indica las precipitaciones son muy escasas, no habiendo más de 400 milímetros anuales, contando con registros incluso bastante inferiores en algunas zonas. Las precipitaciones, que prácticamente son siempre en forma de lluvia, se concentran en primavera y otoño. Algunas ciudades representativas son Alicante, Elche, Torrevieja, Orihuela o Benidorm.

Alicante, como todo el sureste peninsular, es una zona de alto riesgo sísmico. La existencia de fallas en la zona, hace que cada año sea muy común la existencia de numerosos terremotos. Aunque generalmente son de baja magnitud, con relativa frecuencia se dan seísmos que sobrepasan los 3 o 4 grados en la escala de Richter, que son percibidos por la población, y que llegan a causar algunos desperfectos. Las zonas más afectadas suelen ser la Vega Baja, y las comarcas del Vinalopó.

En el siglo XIX tuvo lugar un gran sismo de 6'6º, conocido como el Terremoto de Torrevieja, que provocó la muerte a 389 personas. El casco urbano medieval de varias ciudades de la comarca, tales como Torrevieja, Guardamar, Almoradí, Dolores, Rafal, y muchas otras, fue totalmente destruido, y estas poblaciones se volvieron a construir sobre las ruinas, con una planificación antisísmica, que confiere la característica de que el actual casco antiguo de estas localidades está diseñado prácticamente con el mismo plano.

Alicante tiene una importante producción agrícola, centrada principalmente en las hortalizas, los frutales y el sector del vino.

En la comarca de la Vega Baja se encuentran fértiles huertas de regadío que desde hace siglos han producido todo tipo de verduras que se comercializan por toda Europa. Tomate, pimiento, brócoli, alcachofa, cebolla, pepino, lechuga, berenjena, melón, etc. También hay producción en municipios del Campo de Alicante, o en las amplias extensiones de Elche y Villena. La provincia es pionera en la optimización del regadío, el ahorro de agua, y el riego por goteo.

En cuanto a los frutales, según en que zonas se dan unos u otros tipos de cultivo, algunos de los cuales tienen incluso propias denominaciones de origen. En zonas de montaña del interior, donde el acceso al regadío ha sido difícil, han existido tradicionalmente grandes plantaciones de almendro, que se situaban en terrazas en las faldas de las montañas. El cultivo de cítricos (naranja, limón) se da sobre todo en zonas costeras y de poca altura. En el Alto Vinalopó y las comarcas de la montaña, se dan amplias producciones de cereza y albaricoque. Callosa de Ensarriá es uno de los principales productores nacionales de níspero. En el campo de Elche se han desarrollado grandes campos de perales, melocotones y granadas. La comarca del Medio Vinalopó es así mismo la principal zona productora de Uva de Mesa de España, con Monforte del Cid y Novelda como mayores productores.

La producción vitivinícola cuenta con su propia denominación de origen de Vinos de Alicante. Las principales zonas productoras son 2, las comarcas de la Marina Alta y el Medio Vinalopó. Una de las principales uvas más características es la Monastrell. Se producen vinos blancos y tintos, algunos dulces como el moscatel, y uno con nombre propio, el Fondillón.

En la provincia hay grandes polígonos industriales, como Elche Parque Empresarial, Polígono de Carrús, Polígono de Altabix y Parque Agroalimentario La Alcudia en Elche, Las Atalayas y Pla de Vallonga en Alicante, Campo Alto y Finca Lacy en Elda, L'Alfaç en Ibi, El Bosch en Crevillent y Dos Hermanas en Aspe. Las principales zonas industriales son fundamentalmente: Área metropolitana de Alicante-Elche, el eje del Vinalopó, el eje del Serpis y la Hoya de Castalla.

La zona de Alcoy y Cocentaina, fue la principal referencia en la provincia durante la Revolución Industrial. La burguesía local comenzó a levantar una pujante industria en la comarca, basada sobre todo en el textil, el papel y la metalurgia. También se dan algunos otros focos textiles como en Crevillente, que es el primer fabricante nacional de alfombras.

A finales del XIX surge en el Valle del Vinalopó una potente industria del calzado, la marroquinería y las pieles. Villena está especializada en calzado infantil y Elda, especializada en zapato femenino de alta costura. Estas ciudades han vivido y siguen viviendo fundamentalmente de estas manufacturas.

Elche fabrica calzado de todo tipo, siendo sede de la empresa TEMPE, grupo INDITEX, y viene desarrollando otras actividades industriales basadas en la transferencia de conocimiento de la UMH (v.gr. PLD Space)

En las 3 poblaciones de la subcomarca de la Hoya de Castalla se ha desarrollado durante todo el siglo XX una gran industria juguetera. En las localidades de Ibi, Castalla y Onil, se han ubicado las más importantes factorías de juguetes de España, tales como Famosa, Feber, Jesmar, Moltó, Playmobil, etc. Actualmente los polígonos industriales de estas tres localidades poseen una amplia diversidad de empresas, siendo la inyección de plásticos el sector predominante. Esto ha propiciado la aparición de empresas relacionadas con el sector, como grandes importadoras de productos del hogar y decoración, empresas envasadoras, etc. Asimismo, esta comarca cuenta con la sede de Actiu, empresa dedicada a la producción y venta de mobiliario de oficina.

En el Medio Vinalopó, se encuentran una gran cantidad de canteras de mármol y piedra natural. El epicentro de esta industria es la ciudad de Novelda, que cuenta con grandes empresas exportadoras de este material. En San Vicente del Raspeig, en la comarca del Campo de Alicante, se encuentra una de las principales plantas productoras de cemento de la multinacional Cemex.

La industria alimentaria también ofrece una importante posición en la provincia. Industrias cárnicas en el Alto Vinalopó, del vino y salazones en el Medio Vinalopó, de especias e infusiones en Novelda, de turrones en Jijona, de chocolates en Villajoyosa, de helados en Alicante, entre otros. Hay que destacar un invento alicantino, como son las olivas rellenas de anchoa, conocidas también como alcoyanas fabricadas por primera vez en la ciudad de Alcoy (La Española).

La liberalización de comercio con China y la crisis actual de 2008 pusieron en jaque a muchos de los sectores de la industria alicantina. No obstante, durante las últimas décadas han surgido en todas las zonas una importante diversificación de industrias tales como químicas, cosméticas, tabaqueras, muebles, cerámicas, maquinarias o fabricación de diversas piezas dedicadas al automóvil, la aeronáutica o las energías renovables, que dejan abierto el futuro industrial de la provincia.

La provincia de Alicante, y su marca turística, la Costa Blanca, es una de las principales zonas turísticas tanto de España como de todo el continente europeo.

Para el año 2016, la provincia de Alicante recibió 5,3 millones de turistas internacionales, conformando más de la mitad del turismo extranjero recibido en la Comunidad Valenciana, por tanto, siendo así la provincia más visitada de dicha comunidad autónoma, y la sexta de España. A su vez, la provincia recibió ese mismo año, 6,6 millones de turistas del resto de España, sobre todo de otras partes de la Comunidad Valenciana, así como de la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y Región de Murcia, principalmente.

El origen del turismo en la provincia tiene lugar a mitad del siglo XIX, cuando se ponen de moda los balnearios marítimos, y se instalan en la playa alicantina del Postiguet. La apertura del ferrocarril también por aquellas fechas, fomenta que empiecen a llegar los primeros turistas desde Madrid, atraídos por los beneficios del agua marina, y los baños de barro y algas. En las sucesivas décadas comienzan a surgir los primeros hoteles, como el mítico Hotel Palas.

Durante los años 20, y sobre todo al final de la posguerra, comienzan a surgir los primeros chalets residenciales y de veraneo junto a algunos de los arenales más extensos y vistosos de la zona, tales como la Playa de San Juan, en Alicante, y la Playa de Levante, en Benidorm.

En Benidorm pronto reconocieron el valor de su emplazamiento privilegiado para el turismo. Una ciudad situada en un pequeño cabo, flanqueada a ambos lados por dos enormes playas. Un paisaje idílico y una orientación geográfica hacia el sur, que genera un microclima que garantiza un gran número de días de sol al año.

El alcalde en el año 1956, Pedro Zaragoza, decidió realizar un revolucionario plan de ordenación urbana que creaba algo nunca antes hecho. Se creaba una ciudad pensada para el turismo, respetando la anchura de las playas, con amplios paseos marítimos, y grandes avenidas que se disponen paralelas al mar. Los edificios se construirán en altura, para optimizar el suelo, creando así una ciudad más densa y compacta que de cabida a más personas ocupando una menor proporción de suelo, y con una disposición de modo que todas las torres tengan vistas al mar.

El éxito fue rotundo, y pronto Benidorm se convirtió en la ciudad pionera en España en turismo de masas. Tras el primer boom de turistas nacionales que llegaban por carretera, comenzó el gran interés de los touroperadores internacionales. La apertura del aeropuerto de Alicante-Elche en 1967 fue clave en el desarrollo de esta industria. El crecimiento de turistas europeos fue vertiginoso, a la par que crecían los rascacielos en la ciudad.

La ciudad siguió innovando y se construyeron nuevas instalaciones, como el primer centro de esquí acuático de España en los 60, o la apertura en 1985 de Aqualandia, el primer parque acuático de España y el mayor de Europa. En el 2000 fue abierto así mismo Terra Mítica, un parque temático que escenifica algunas de las más importantes civilizaciones del Mediterráneo, como Iberia, Roma, Grecia o Egipto.

A Benidorm se la conoce como el Manhattan del Mediterráneo, ya que su crecimiento vertical le hace ser la 2ª ciudad del mundo con mayor concentración de rascacielos por metro cuadrado, tras el distrito neoyorquino. En esta ciudad se encuentran algunos de los edificios más altos de España, tales como son el Hotel Bali III o las torres gemelas Intempo.

A la par que crecía el boom de Benidorm, la industria turística fue creciendo de forma exponencial en toda la Costa Blanca. La capital, Alicante, se desarrolló de cara al mar, con un ámbito claramente turístico. En la Playa de San Juan comenzó a darse el fenómeno de la construcción de grandes bloques de apartamentos de segunda residencia, que le otorgaron el sobrenombre de Playa de Madrid.

De este modo, se fueron desarrollando la mayoría de las ciudades costeras, algunas con un urbanismo más vertical y compacto, con bloques de apartamentos, y otras con un urbanismo más especulativo, con grandes extensiones de viviendas unifamiliares que ha generado problemas y polémicas en torno a su excesiva depredación del terreno.

También empezó a surgir una curiosa diferenciación respecto a la procedencia de los turistas que compraban su segunda residencia. Mientras que en ciudades como Alicante, Torrevieja y Santa Pola, los principales turistas eran de origen español, en los municipios situados al norte de la capital, la afluencia solía ser mayoritariamente extranjera. De este modo, en Benidorm los extranjeros eran mayoritariamente británicos, mientras que en Denia, Javea y Calpe lo eran los alemanes, en Teulada los neerlandeses, o en Alfaz del Pi y Altea los escandinavos.

A partir de la década del 2000 el boom del turismo residencial vuelve a vivir un crecimiento similar al de los años 70 y 80. La ciudad de Torrevieja fue varios años la de mayor crecimiento nacional, y muchas ciudades de las llamadas de segunda línea de mar, desarrollaron importantes planes urbanísticos, en torno a campos de golf, y zonas verdes residenciales. Algunas de estas localidades, como Benisa, La Nucia, San Fulgencio o Rojales, crecieron exponencialmente de población, con porcentajes de población extranjera que sobrepasan las 3/4 partes del censo local. En la última década las comarcas donde más ha crecido este turismo residencial han sido la Marina Alta y sobre todo la Vega Baja, con una notable y creciente afluencia de residentes rusos.

Durante los últimos años también se está haciendo un esfuerzo por desestacionalizar el turismo alicantino. Dar a conocer igualmente el interior, y escenarios alternativos y complementarios a las playas. De este modo se pone en valor el patrimonio histórico de las ciudades, como por ejemplo los castillos de la ciudad de Alicante y sus museos, la ciudad de Elche, con sus 2 patrimonios de la humanidad, destacando el espectacular palmeral, o la histórica ciudad de Orihuela, con su catedral y sus múltiples edificios históricos.

La Ruta de los Castillos del Vinalopó, situada en el Valle del Vinalopó, da a conocer una serie de ciudades que cuentan con castillos y fortalezas que las protegían durante el medievo. Se sitúan en una de las comarcas del país con mayor concentración de castillos, que se encuentran en diversas localidades como Villena, Biar, Bañeres, Castalla, Sax, Petrel o Novelda. Este turismo también se complementa con rutas comerciales, como la ruta del calzado en Elda, o las diversas rutas enológicas del Medio Vinalopó.

También hay un creciente turismo natural en las comarcas serranas del interior. En los diversos valles hay poblaciones pintorescas y lugares representativos. Desde las cumbres de las sierras que ofrecen vistas panorámicas de toda la costa, a lugares de gran valor como Guadalest, o las Fuentes del Algar.

Desde siempre ha habido una clara vocación por el turismo deportivo, siendo una zona muchas veces elegida para celebrar concentraciones de toda clase de colectivos y equipos deportivos, a fin de llevar a cabo entrenamientos, preparar la pretemporada u otros eventos. Es destacable el turismo asociado al ciclismo, dado que gran número de equipos profesionales y amateurs eligen la provincia como zona de entrenamiento, por el clima benigno y el buen estado y disponibilidad de carreteras de montaña. Cuenta con centros BTT como el de Lorcha dónde es posible el alojamiento de los ciclistas de montaña y el mantenimiento mecánico de la bicicleta, para recorrer las múltiples rutas y senderos señalizados.

Algunos municipios, en especial Santa Pola, aprovechan su situación geográfica para desarrollar una creciente red de turismo del deporte. En dicha ciudad se desarrollan anualmente todo tipo de competiciones que gozan de gran apoyo popular, como una media maratón, triatlón, natación en mar abierto, etc. Así mismo, se está desarrollando en la ciudad la práctica de deportes acuáticos, siendo uno de los principales puntos del país para la práctica del windsurf y el kitesurf. En las comarcas de la Marina Alta y Baja, la costa accidentada es un escenario ideal para la práctica del submarinismo.

De este modo, la práctica de la vela está muy desarrollada en la provincia, siendo una de las que más puertos deportivos y clubes náuticos tiene en todo el país. Durante la última década se ha extendido la práctica del golf, sobre todo en algunas urbanizaciones que han crecido en torno a campos de este deporte.

En el interior, en diversas zonas de sierra, también se desarrollan actividades deportivas de aventura, tales como la escalada, el barranquismo, la espeleología, etc. La provincia cuenta con una red de senderos muy desarrollada.

Las festividades de la provincia son una importante y creciente fuente de turismo, muchas de las cuales están declaradas de interés turístico internacional. Los Moros y Cristianos son las fiestas más populares de la región, siendo las de Alcoy, las más conocidas y las de Villena, las más participativas (1 de cada 3 habitantes). Asimismo en Alcoy destaca la Cabalgata de Reyes. Otras fiestas como la Semana Santa de Orihuela, o las Hogueras de San Juan, son fiestas y actos culturales que congregan un gran número de visitantes a las distintas ciudades que las celebran.

Elche acumula una relevante oferta de turismo cultural, con dos patrimonios de la humanidad declarados por la UNESCO, el Misteri d'Elx y el Palmeral d'Elx.

La Feria de Todos los Santos de Cocentaina (Fira de Tots Sants) que se celebra el 1 de noviembre fue declarada en abril de 2019 de Interés Turístico Internacional.

La población empadronada en la provincia de Alicante se sitúa en 1 879 888 habitantes (INE, 2020), lo que la convierte en la 5.ª provincia más poblada de España. La densidad de población es igualmente muy elevada (323,22 hab/km² en 2020), lo que la sitúa como la quinta más densamente poblada del país y la primera de las tres provincias valencianas.

La población se encuentra distribuida de una forma bastante uniforme por todo el territorio provincial, presentando densidades de población superiores a los 50 hab/km² en cualquier comarca. Aun así se puede hablar de zonas muy pobladas, con densidades superiores a los 400 hab/km² donde se concentra la población en núcleos urbanos de más de 20 000 habitantes, frente a las zonas de densidades bajas que son escasas, y están localizadas en puntos muy concretos de la montaña alicantina, en comarcas como El Condado o el oeste de la Marina Alta.

Las zonas de alta densidad de población son:

Quedan, por tanto, como áreas con menor densidad de población las zonas de montaña que separan la costa de los valles interiores, las grandes sierras del interior provincial, la parte occidental del Valle del Vinalopó y algunas zonas despobladas en el sur de la Vega Baja dedicadas al monocultivo de cítricos en grandes extensiones.

Si bien es cierto que durante las últimas dos décadas, el crecimiento del área capital y el eje costero ha seguido creciendo de forma pujante, mientras que las tradicionales ciudades industriales del interior han visto estancado su crecimiento demográfico, perdiendo peso relativo frente otras ciudades costeras.

La provincia de Alicante es la 44.ª de España en que existe un mayor porcentaje de habitantes concentrados en su capital (18,03 %, frente a 31,96 % del conjunto de España).

Población por municipio en 2018.

Densidad de población por municipio en 2018.

Crecimiento de la población por municipio entre 1998 y 2008.

Crecimiento de la población por municipio entre 2008 y 2018.

La provincia de Alicante se divide en 141 municipios, agrupados en 9 comarcas. A continuación, se muestran estas con sus respectivos datos de población, superficie y densidad de población actualizados a 2019[4]​ y se indica la capital de cada una de ellas:

En cambio, las comarcas históricas y tradicionales de la provincia son:

Desde el primer censo oficial, en 1857, hasta los últimos datos de población de 2018, la provincia de Alicante ha aumentado su peso demográfico en el conjunto de España y de la Comunidad Valenciana de forma significativa, siendo siempre positivo el crecimiento intercensal hasta el año 2013, año a partir del cual la provincia ha ido perdiendo población paulatinamente. Ya durante la segunda mitad del siglo XIX su peso aumentó ligeramente debido a que su crecimiento vegetativo era mayor que la media española y a que la costa mediterránea empezaba a ser un centro de atracción para los habitantes de otras regiones, pero de forma muy moderada a la que se desarrollaría en la segunda mitad del siglo XX.

Durante la primera mitad del siglo XX el crecimiento de la población fue menor que el del resto de España, perdiendo peso la provincia, y lo mismo sucedía a escala de la Comunidad Valenciana. Este hecho se explica por una cierta emigración hacia las colonias francesas del norte de África y un crecimiento vegetativo que, siendo positivo, era menor que en otras regiones con tasas de natalidad mucho más altas. Así la provincia de Alicante pasaba de suponer en 1900 el 2,53% de España y el 29,68% de la Comunidad Valenciana, al 2,26% y 27,48% respectivamente, en 1950.

Desde la década de 1960 el crecimiento demográfico se aceleró fuertemente, superando con creces el de la media española, lo que ha provocado un aumento muy significativo del peso relativo de la provincia en el conjunto del país. Se debió, ya no solo al aumento de la natalidad tan notorio en la España de postguerra, sino a la inmigración procedente de las regiones próximas: Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía oriental. Este crecimiento supuso un cambio en la estructura de la población con un aumento de la población joven. Esta es la causa por la que durante las décadas de los 80 y 90, aunque el saldo migratorio no ha sido tan espectacular, la provincia haya seguido aumentando de población y de peso, ya que la natalidad se ha mantenido más alta que en el resto de España por dicha estructura demográfica joven.

Desde finales de los 90 ha vuelto a aumentar el saldo migratorio, incluso con tasas superiores a las de las décadas de los 60 y 70, con la llegada de inmigrantes de Europa, Hispanoamérica y el Magreb, fundamentalmente. Actualmente, con un 3,96% de la población española y un 37,17% de la valenciana, la provincia de Alicante se encuentra en el momento de mayor importancia demográfica y económica de toda su historia con respecto al resto de España, y es la 5ª provincia más poblada por detrás tan solo de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla.

Según la actualización padronal de 2019, el 19,39% de la población de la provincia de Alicante es de nacionalidad extranjera, un total de 354.053 personas. Esta cifra supone el mayor porcentaje de todas las provincias españolas y prácticamente del doble de la media española (10,7% de extranjeros). Esto se explica porque en la provincia de Alicante, al igual que en otras costeras como Baleares, Málaga o las de Canarias, la inmigración procede de distintas regiones del planeta, de modo que su volumen es mayor.

Entre la población foránea se debe distinguir entre los nacionales de otros países de Europa Occidental (un 13% del total de la población provincial), atraídos principalmente por el clima, las playas y la buena calidad de vida (efecto Cinturón del Sol), y una inmigración más puramente económica y reciente, procedente mayoritariamente de Iberoamérica, Europa del Este y norte de África. Los inmigrantes de otras regiones son minoritarios, aunque aun así hay gente de más de 100 nacionalidades distintas.

La presencia masiva de residentes europeos es de tal magnitud que, en varios municipios de la provincia la población censada extranjera es superior a la española, como ocurre en San Fulgencio, la localidad que tiene el mayor porcentaje de población foránea de toda España, con un 73,9% de extranjeros (INE 2006). Esto también sucede en varios municipios de más de 10 000 habitantes: Rojales, Teulada, Calpe, Alfaz del Pi, Jávea y Torrevieja. De los 21 municipios españoles donde se producía tal situación, 15 se encontraban en la provincia de Alicante, según el padrón de 2006 del INE. Este fenómeno de concentración de residentes europeos, al principio limitado al litoral, se está extendiendo a muchas pequeñas poblaciones del interior, invirtiendo bruscamente el ciclo de despoblamiento que muchas de ellas sufrían desde el siglo XIX debido a un fuerte éxodo rural hacia las ciudades y la costa (véase Aguas de Busot, La Nucía, Hondón de los Frailes). Esta población se asienta normalmente en urbanizaciones de viviendas unifamiliares, próximas a la costa, campos de golf y otros servicios turísticos. Suelen ser personas jubiladas por lo que se plantean problemas como las prestaciones sanitarias, lo que ha incrementado notablemente el gasto sanitario en buena parte de la provincia, lo que hace plantearse realmente el beneficio de este tipo de inmigración.

Por su parte la inmigración por motivos económicos se asienta también en las zonas turísticas, ya que es donde más mano de obra requieren sectores como la hostelería y la construcción, pero también trabajan en otros sectores como la industria, en especial el calzado, y los servicios domésticos y a la comunidad. La población procedente de Hispanoamérica y del Magreb ha contribuido decisivamente, al igual que en el resto de España, al aumento de la natalidad, lo que compensa el envejecimiento demográfico de los españoles y de la inmigración de Europa Occidental y del norte.

Para más información, véase también: Inmigración en España .

En la provincia hay una extensa red de carreteras que conectan la provincia con el resto del país. Así mismo, conectan los diferentes puntos importantes de la zona entre sí. Existen por tanto autopistas, autovías y carreteras nacionales, entre las cuales destacan las siguientes como principales:

Desde junio de 2013 la provincia de Alicante está conectada directamente con Madrid por una línea de alta velocidad a través del servicio comercial de renfe denominado AVE, que discurre por Villena, Albacete y Cuenca. Además de contar con la estación de Alicante-Término, también cuenta con estación en Villena, alejada del recinto urbano que da servicio a las comarcas del norte.

La provincia cuenta con tres conexiones de vía convencional de ancho ibérico. La línea que parte de la ciudad de Alicante hacia el norte, consta de un solo carril electrificado, que se bifurca en la pedanía villenense de La Encina en 2 direcciones, Valencia y Madrid. Cuenta con servicio de trenes Euromed, entre Alicante y Valencia-Barcelona, y los Alvia, que conectan Alicante con Madrid. También hay servicio de distintos trenes regionales y de largo recorrido que conectan otros diversos sitios. No hay servicio de cercanías, lo cual ha generalizado el uso del coche en todo el valle del Vinalopó (Villena, Elda, Novelda, Petrer,...) y ha contribuido al desarrollo del transporte en autobús para suplir esta carencia.

La segunda vía es la que discurre desde la ciudad de Alicante en dirección a Elche y Murcia, de un solo sentido y sin electrificar. Ofrece el servicio de Cercanías Alicante-Murcia, que conecta lo que es casi una sucesión urbana continua.

La tercera es un ramal de la línea Valencia-Játiva que llega hasta Alcoy. El tramo Alcoy-Alicante nunca llegó a finalizarse.

Las principales estaciones ferroviarias de ADIF que operan las líneas de Renfe y que están hoy en día en funcionamiento, son las siguientes:

En 1999 Alicante y su área metropolitana se convertía en la 5.ª ciudad con un servicio de "metro", es decir, transporte urbano ferroviario. Si bien, debido al elevadísimo coste, se ha desarrollado como un metro ligero de vía estrecha, que combina líneas y estaciones subterráneas, con otras líneas y estaciones en superficie, a modo de tranvía, pero circulando por una plataforma propia que consiga una separación entre la plataforma ferroviaria, y las calzadas para vehículos.

Usa la marca comercial TRAM Metropolitano de Alicante, y está operado por la empresa regional FGV.

Este servicio aprovecha así mismo el trazado de vía estrecha que existía entre Alicante y Denia, para ofrecer conexiones directas que enlazan las estaciones del servicio metropolitano con las poblaciones conectadas por esta vía.

La mayoría de municipios costeros en la provincia de Alicante cuentan con uno o varios puertos en sus costas. De este modo la provincia cuenta con más de 25 puertos, que en su mayoría compatibilizan la actividad de puertos deportivos y puertos pesqueros. No obstante, hay determinados puertos destacables en importancia, ya que son además puertos comerciales, con transporte de mercancías, líneas de pasajeros o estación para cruceros turísticos.

(Líneas de pasajeros a la isla de tabarca)Puerto comercial, Puerto pesquero, Puerto deportivo, Catalogada con bandera azul

El aeropuerto de Alicante-Elche está situado junto a la pedanía ilicitana de El Altet. Fue inaugurado en 1967 con el objetivo de dar entrada al creciente turismo de la Costa Blanca, y en las sucesivas décadas se ha acabado convirtiendo en uno de los principales aeropuertos de la red nacional, el cuarto español de la península por número de pasajeros, con una cifra anual de 14 millones.

El aeropuerto contaba al inicio del siglo XXI con dos terminales cuya capacidad estaba al límite. En el año 2011 se abre una nueva y moderna terminal que duplica la capacidad del mismo. Sumando en un futuro la nueva terminal a las antiguas T1 y T2 hoy inactivas, la capacidad real de pasajeros podría llegar a los 30 millones anuales.

Algunas de las principales compañías que operan en Alicante son Ryanair (que cuenta con una base desde hace años), así como EasyJet. No obstante muchas otras compañías, fundamentalmente low cost, mantienen líneas regulares, siendo las líneas más demandadas las que lo conectan con las principales ciudades de los países de origen del turismo, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Suecia y recientemente, Rusia. También existen conexiones con aeropuertos nacionales (Madrid, Barcelona, Palma,...)

(código IATA: ALC, código OACI: LEAL)

Alicante tiene una extensa red de once hospitales públicos, gestionados por la Agencia Valenciana de Salud. Algunos de ellos son hospitales públicos con gestión privada, y otros tantos están catalogados como hospitales universitarios, es decir, que sirven así mismo para la formación de los estudiantes de medicina, enfermería, farmacia y otras ramas de las ciencias de la salud en general.

La oferta sanitaria también se complementa con varios hospitales privados, fuera del servicio de seguridad social, entre los que se pueden destacar el Perpetuo Socorro y la Clínica Vistahermosa, en Alicante, el Hospital Imed de Elche, el Hospital de Levante y el Hospital Clínica en Benidorm, o el Hospital San Jaime de Torrevieja.

La provincia cuenta con 2 universidades públicas propias, y con varios campus pertenecientes hasta de cuatro universidades distintas.

Las fiestas de Moros y Cristianos son las más representativas de la provincia, puesto que son las que se dan en un mayor número de municipios, y las que cuentan a nivel general con un mayor arraigo y participación popular. Estas fiestas, en muchas localidades declaradas de interés turístico nacional e internacional, conmemoran la época de la Reconquista, cuando los cristianos recuperaron estas tierras de su dominación mahometana.

Durante estas fiestas se llevan a cabo diferentes actos, tales como las embajadas mora y cristiana, los asaltos al castillo, batallas de arcabucería, o en algunos sitios costeros, incluso desembarcos marítimos. El acto principal de estas fiestas suelen ser desfiles a modo de pasacalles, en los que las comparsas de ambos bandos desfilan acompañadas de bandas de música, al son de las muy conocidas majestuosas marchas moras o triunfales marchas cristianas.

Estas celebraciones se vienen celebrando en muchas ciudades desde casi la propia época medieval. Las actuales celebraciones, a modo de desfiles perpetrados por comparsas, tienen varios siglos de antigüedad, aunque no en todas las poblaciones se comenzaron a organizar al mismo tiempo de forma oficial, o fueron interrumpidas por motivo de guerras u otros inconvenientes del pasado. Las más relevantes por participación o singularidad son las siguientes:

Otras celebraciones notables son las de Orihuela, Callosa de Segura, Monforte del Cid, Cocentaina, Crevillente, Bañeres, Campello, Novelda, Ibi, Biar o Muro.

Tanto las Hogueras de San Juan como las Fallas, son unas celebraciones de origen pagano y prehistórico, que consisten en una celebración nocturna en la que se queman piras de fuego, con maderas u objetos viejos. Estos fuegos se hacían tradicionalmente para conmemorar los distintos ciclos estacionales del calendario solar. De este modo, generalmente las fallas conmemoran el equinoccio de primavera, y las hogueras el solsticio de verano. La fiesta se cristianizó, adaptando las fechas a patronos importantes próximos a esas fechas, tales como San José (19 de marzo) y San Juan (24 de junio). Hay casos que difieren, como Elda, que se celebran como despedida del verano.

Todas estas fiestas tienen unos rasgos principales, como es la construcción de monumentos de madera y cartón, que siguen un lema y una temática. Generalmente siguen una crítica satírica sobre temas y personajes de actualidad. Los monumentos son quemados la última noche de la fiesta. Son celebraciones que vienen acompañadas de pólvora y pirotecnia, siendo un ejemplo de ello las mascletás.

La Semana Santa se celebra con mayor o menor popularidad en todas las ciudades. Sin embargo, por la singularidad de sus actos, tallas o procesiones, algunas de ellas han sido declaradas de interés turístico internacional. Las más relevantes son:

El Misterio de Elche es una dramatización teatral que conmemora la consagración religiosa de la Virgen María. Es un acto único en el mundo, que viene celebrándose desde su origen medieval. Recibió una bula papal para poder desarrollarse dentro de un templo como obra teatral que es. Dada su importancia, fue catalogada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Se celebra los días 14 y 15 de agosto en la Basílica de Santa María de Elche.

La Romería de Santa Faz es una romería de ocho kilómetros, con cinco siglos de antigüedad, que comienza en la Concatedral de San Nicolás (la religiosa) o el Ayuntamiento (cívica) y termina en el Monasterio de la Santa Faz donde se venera a la Santa Faz, un relicario que contiene un trozo de tela con las marcas de la faz de Cristo. Esta reliquia fue traída por el sacerdote de San Juan, Mosén Pedro Mena en el siglo XV. Se celebra el segundo jueves después de Semana Santa, y suelen participar más de 300 000 personas, siendo la segunda romería más importante de España, por detrás de la del Rocío.

Español y valenciano son los dos idiomas oficiales en la provincia de Alicante, como ocurre en el resto de la Comunidad Valenciana.

El valenciano fue lengua general de todo el territorio de la actual provincia, a excepción de la comarca de Villena, históricamente castellanohablante y solo incorporada a territorio valenciano a partir de la división provincial de 1833. El proceso de castellanización comienza sobre todo a partir de la expulsión de los moriscos de 1609. Tal fecha marca el punto de partida de la castellanización de la Vega Baja ,[11]​ acentuada tras las epidemias de peste de 1648. En el caso de Aspe, la villa quedó prácticamente despoblada tras la expulsión y fue repoblada por habitantes provenientes de Castilla, especialmente de Torrijos, razón por la cual el castellano se hizo de forma posterior lengua general de la población [2].

Toda la provincia es oficialmente de predominio valenciano-hablante a excepción de algunos municipios. Son castellano-parlantes la Vega Baja del Segura, a excepción de Guardamar, y algunos municipios del valle del Vinalopó: Aspe, Elda, Monforte del Cid, Salinas, Sax y Villena. Sin embargo, es necesario añadir que durante el siglo XX se ha alterado la situación lingüística en favor del castellano, que se habla mayoritariamente en Alicante y Elche.[12]

Desde 1980 se entregan anualmente los Premios Deportivos Provinciales de la Diputación de Alicante a los mejores deportistas, técnicos y clubes provinciales por los méritos contraídos durante el año anterior.

En la provincia hay un grupo de 5 clubes decanos que fueron fundados entre los años 1918 y 1928, que son tanto por antigüedad como por palmarés, los más relevantes.

3 de ellos han jugado en Primera División:

Otros 3, han disputado temporadas en la Segunda División:


Hay muchos otros equipos importantes e históricos en la provincia, aunque algunos de ellos están o han estado inmersos en procesos de disolución. Algunos de los importantes que han permanecido siempre en categorías inferiores a 1.ª y 2.ª división, son tales como: Novelda CF, FC Torrevieja, Villajoyosa CF, CD Benidorm, Orihuela CF, o CD Denia.

El Club Baloncesto Lucentum de Alicante es el club de baloncesto más importante de la provincia y ha disputado 10 temporadas en la ACB

Además, el CB Calpe llegó a disputar en 2 temporadas la LEB Oro y fue campeón en 1998 de la Liga EBA

La sección de fútbol sala del Elche CF es el primer equipo de la provincia en militar en la Primera División de LNFS debutando en la temporada 15/16

El conjunto de costumbres culinarias de la provincia tiene tres pilares básicos: los productos de la huerta, los productos del mar y piezas cárnicas menores.

Una de las bases de esta cocina es el arroz. La paella es universal, y así mismo se dan todo tipo de arroces, en el interior, más típicos con conejo, hortalizas o el arroz con costra; mientras que en zonas costeras son típicos con todo tipo de pescados y mariscos, como por ejemplo el arroz a banda o el caldero. Las amplias zonas de huerta con las que cuenta la provincia hacen que las frutas de verano y las hortalizas de todo tipo sean muy consumidas y adaptadas a todo tipo de guisos.

La multitud de puertos pesqueros con los que cuenta la Costa Blanca, dan a los pescados y mariscos una importancia vital en la zona. Sardina, mújol, dorada, lubina, salmonete o atún rojo, son de los más demandados. Así mismo, la gamba roja, el langostino, la cigala, el mejillón o la tellina, sirven para gran cantidad de platos. Es muy común también el pescado en salazón, mojama, hueva, sardina, caballa, o bonito son muy consumidos desecados.

Las carnes más consumidas son las de animales de corral, cerdo, cordero, pollo, conejo o perdiz. Son muy típicas las parrilladas de cordero a la brasa, sobre todo en pascuas, y todo tipo de guisos con conejo y pollo. En algunas zonas como Villena o Pinoso, es famosa la producción de embutidos, sobre todo de longaniza y guarra (embutido similar a la chistorra). Son típicos también los cocidos con pelotas.

Son famosos algunos platos hechos a base de harinas y cereales, como los gazpachos (un guiso a base de tortas de pan ácimo), las farinetas, o la gachamiga.

En la repostería hay una amplia variedad de productos, tanto salados como dulces. Como dulce alicantino por excelencia están los turrones de Jijona y Alicante, así como la producción artesana de helados y chocolate. La toña, una especie de bizcocho de pan redondo y dulce, es un producto casi obligatorio en los desayunos de la zona. En las comarcas del sur son muy populares los pasteles de carne, y en general son típicos toda variedad de tortas, cocas y empanadas, acompañadas con ingredientes como sardina salada, verduras, pisto, atún, patata, etc.

Como bebidas hay que destacar la producción de vinos, blancos en la Marina Alta y tintos en el Vinalopó. Son muy típicos también los granizados, tales como el agua limón, el agua cebada o la horchata.




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