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Historia de Carabanchel



Historia del actual distrito madrileño de Carabanchel, antiguos municipios de Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto.

Las terrazas formadas por la erosión del río Manzanares en sus riberas favorecieron los primeros asentamientos del hombre prehistórico, tal y como demuestran en los objetos originarios del neolítico, paleolítico, y de la Edad del Bronce encontrados en el Yacimiento del Cerro de San Isidro, situado cerca de la ermita de San Isidro. Los últimos restos encontrados en Carabanchel aparecieron durante las obras de instalación de ascensores en la estación de Carpetana de la línea 6 del metro entre 2006 y 2009.[1]​ Entre los hallazgos hay restos del primer representante de la familia de los caballos del mioceno de Europa. Se trata de uno de los yacimientos más importantes de restos paleontológicos en la región.[2]​ Los más de 15 000 restos encontrados con una antigüedad superior a los 14 millones de años, entre los que hay mandíbulas de caballo primitivo (Anchitherium), restos de Mastodontes (Gomphotherium angustidens) y rinocerontes, rumiantes (cérvidos, bóvidos), tortugas gigantes, una especie de lobo (Hemycion sansaniensis), y de anficiónidos (Amphycion giganteus), predador y carroñero con una morfología intermedia entre oso y perro, fueron llevados al museo arqueológico de Alcalá de Henares. En el vestíbulo de la estación de Carpetana se hizo una reproducción de los paleoambientes correspondientes a los objetos hallados durante las obras.

Durante las obras de restauración de la Ermita de Santa María la Antigua en el año 1999 se encontraron pequeños fragmentos de objetos que pertenecen al siglo I o siglo II, probablemente, restos de ánforas usados por pobladores carpetanos.

Los romanos llegan a la península en el siglo II a. C.. En la región madrileña se asentaron en lugares elevados pero cerca de las cuencas de los ríos Jarama, Tajuña, Henares y Manzanares. Historiadores como José María Florit y otros, han elaborado la tesis de que la villa tardorromana de Miacum, mencionada en el Itinerario de Antonino que unía Segovia por el puerto de Navacerrada con Titulcia en el valle del Jarama, estuviera cerca de la antigua finca de los Montijo, cerca de la antigua cárcel de Carabanchel. Podría ser una villa surgida en los últimos tiempos del dominio romano en la Tarraconense, de la que se encontró un mosaico en el siglo XVIII llamado de "las Cuatro Estaciones", o mosaico de Carabanchel. Actualmente se exhibe en el Museo Municipal de Madrid.

No se tiene evidencia contrastada de la presencia visigoda o musulmana en Carabanchel, población de la que se tiene constancia por vez primera por la ermita de La Magdalena, construida entre los siglos XII y XIII.

Alfonso VI, rey de Castilla y León cede en señorío las tierras de Carabanchel al conde Pedro Manrique, alcaide de Madrid.

San Isidro Labrador vivió en un caserío en Carabanchel Bajo durante el siglo XII, y fue sepultado primeramente en el cementerio de San Andrés. El desbordamiento de un arroyo que pasaba por este camposanto descubrió el cuerpo incorrupto de Isidro, lo que fue interpretado como intervención divina, y su cuerpo fue trasladado entonces al altar mayor de la iglesia de San Andrés. La tradición sitúa en la iglesia de La Magdalena los cuatro milagros atribuidos a San Isidro en el Códice de Juan Diácono.

La primera vez que se menciona "Carabanchel" por escrito es el 1 de enero de 1181 en un documento por el que Pedro Manrique de Lara y su hermana María ceden la propiedad de la villa de Carabanchel, bajo pago de 100 maravedíes en los que la aldea y su territorio estaban empeñados, a Gonzalo Díaz con la particularidad de que se califica a la población como “dulce perla”[3]​ (el pergamino original se encuentra en el archivo de la catedral de Toledo). Diez años más tarde, en 1191, las tierras de Carabanchel son de nuevo vendidas a Lupo Petriz por 300 maravedíes.

Otra referencia escrita a Carabanchel se encuentra en el Fuero de Madrid de 1202, donde se pone bajo jurisdicción de Madrid a el sexmo de los Carabancheles de Yuso y Suso (alto y bajo)]] y se permite al ganado madrileño pacer en los prados de Caraque.

El 2 de julio de 1218 los terrenos de Carabanchel se convierten en un señorío eclesiástico dependiente del arzobispado de Toledo.

A mediados del siglo XV el núcleo de población que existía en torno a la iglesia de La Magdalena quedó abandonado, y sus habitantes se distribuyeron entre los concejos de Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo. En estos años se fundan las iglesias de San Pedro en Carabanchel Alto, y la de San Sebastián en Carabanchel Bajo.

Durante los reinados de Juan II y Enrique IV, los principales problemas de los Carabancheles vienen de la necesidad de obtener tierras propias para que pueda pastar el ganado, lanar y de trabajo, (dehesas). El juez y corregidor de Madrid, Alonso Díaz Montalvo dicta como propia la dehesa de "La Tabla" en Carabanchel Alto, y el Concejo de Madrid dona en calidad de común las dehesas de "La Fontanilla" y "Prado Redondo" en Carabanchel Bajo.

Una de las familias principales de Carabanchel en aquellos tiempos fue la de los Zapata, dueños de casas, viñas, tierras, huertas, majuelos, prados y dehesas).

El 11 de abril de 1478, el rey Fernando el Católico singularizó como depositarios del antiguo arte de la cetrería al concejo de Carabanchel Bajo, quien a partir de entonces recibió el privilegio de asentar al gremio de los halconeros reales.

En el año 1488, debido a una epidemia que asolaba Madrid, el concejo madrileño se reunió tres veces (23 de agosto, 1 y 15 de septiembre) en la parroquia de San Pedro (Carabanchel de Arriba) para salvaguardar la salud de los munícipes.[4]

El 12 de marzo de 1498 los Reyes Católicos dan a la villa de Madrid una cédula para que concedan a Carabanchel Bajo un terreno propio que sirviera como dehesa para que los vecinos pudieran llevar allí el ganado lanar y de labor.

En el siglo XVI el templo de La Magdalena perdió su rango parroquial y fue convertido en ermita, quedando consagrado a Santa María la Antigua y adscrito a la iglesia de San Sebastián.

En 1517, Hernando Colón, hijo del Almirante Cristóbal Colón, escribió para Carlos V la "Cosmografía de España" en el que se refleja la población de Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto con 80 vecinos (unidades familiares y que representarían unos 320 habitantes) cada localidad.


El lugar donde se ubica la actual ermita de San Isidro pertenecía a Iván de Vargas, el patrón de San Isidro.[5]​ La primera ermita, de tenía modestas proporciones, data del año 1528, y se construyó por iniciativa de Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos I. El motivo fue el agradecimiento al Santo por haber curado a su hijo, el príncipe Felipe, de unas peligrosas fiebres cuartanas que contrajo con las aguas de un manantial.[6]​ En torno al manantial se edificó la ermita, estableciéndose como santuario dedicado a San Isidro Labrador.[7]

No obstante, hay varios autores que defienden la edificación posteriormente, en el año 1537, justo cuando se crea la Cofradía del Santísimo Sacramento y San Isidro.[8]​ Incluso hay algunos autores que defienden la fecha de edificación posterior, apuntando al año 1587.[7]​ En cada caso los historiadores parten de la documentación encontrada al fusionarse diversas cofradías madrileñas.

En 1561, Felipe II estableció la Corte en la Villa de Madrid lo que debido a la proximidad de los Carabancheles con la Villa de Madrid hacen que a partir de ese momento su desarrollo y evolución vaya intrínsecamente ligado al de la capital de España.

El proyecto de la Puente Toledana fue concebido por Juan Gómez de Mora en 1623 y construido por José de Villarreal entre 1649 y 1660, cuando Felipe IV proyectó enlazar la villa de Madrid con el camino de Toledo por medio de un puente sobre el Manzanares. Sin embargo, una crecida del río lo destruyó poco después. Entonces se proyectó uno nuevo en 1671. En 1680, recién terminado el nuevo puente, otra riada lo volvió a destruir. En esta ocasión los encargados de su reconstrucción fueron José del Olmo, que realizó el diseño en 1682 y José de Arroyo. Las líneas básicas de este proyecto fueron mantenidas por Teodoro Ardemans cuando se hizo cargo de las obras en 1684.

Durante el siglo XVIII y hasta bien entrado el siglo XIX, los Carabancheles se convierten en una zona de veraneo para la aristocracia y alta burguesía de Madrid, que tenían allí sus casas y palacios, muchos de los cuales todavía se conservan.

La segunda ermita de San Isidro fue reconstruida en el año 1725, bajo la vigilancia de Baltasar de Zúñiga, marqués de Valero, en época de Felipe V. Es un sencillo templo, de luminosidad interior, con planta de salón, nave única de tres tramos cubierta por bóvedas de cañón sobre arcos fajones con lunetas laterales, coro y pórtico a los pies, altar bajo retablo con calle central y dos laterales sostenidos por grandes columnas salomónicas y una sobria cúpula de media naranja dispuesta sobre pechinas y soportada por pilastras con capiteles tos años; de escasa esbeltez al carecer de tambor y formalización externa octogonal, está provista de linterna y cubierta con pizarra. El exterior de la ermita es simple y elegante y muestra, sobre el atrio, una fachada a modo de espadaña-campanario rematada con frontón triangular.

Fernando el Católico estableció la capital de la cetrería en Carabanchel Bajo en 1478 mediante un privilegio específico.

Su nieto Carlos I, años después, dispuso entregar la custodia de la isla de Malta a la Orden de San Juan de Jerusalén, es lo que se conoce como la Orden de Malta. Y es que en 1530, los corsarios turcos pirateaban el mar Mediterráneo y Carlos I puso allí a la Orden de San Juan de Jerusalén como policía para custodiar la isla. Por recibir tal merced, la Orden jerosolimitana había de enviar anualmente al emperador Carlos I una vistosa rapaz, que la leyenda acabaría denominando 'el halcón maltés'. El ave era adiestrada en Carabanchel Bajo por el gremio de los halconeros reales. La tradición se prolongó hasta que Fernando VI, en 1748, acabó con ella. Fue su halconero mayor, el conde de Fuensalida, el último titulado con tal cargo.

La conocida como Finca de los Montijo es la más antigua de los Carabancheles, pues ya en el siglo XV, se instaura como mayorazgo de los Zapata y mayorazgo de los Cárdenas y que tras muchos avatares y por enlaces y cesiones llega a los condes de Miranda. Hacia 1780 los citados condes llevaron a su villa los capiteles, basas y escudos del palacio que tenían en el centro de Madrid (la llamada casa de los Salvajes) en la plaza del conde de Barajas. Las piedras blasonadas fueron colocadas en una balconada y en una columnata que presidía la entrada del palacio de la quinta.ref>http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2011/01/eugenia-de-montijo-y-los-blasones-de-su.html</ref>

En el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1750, se dice que tanto Carabanchel Bajo, como Carabanchel Alto, son Realengos, bajo la jurisdicción de Madrid, por tanto tenían tierras comunes a disposición de su población: “prados, cañadas, arroyos y barrancos”. Se mencionan grandes fincas, como la citada del conde de Miranda y que luego sería de Eugenia de Montijo, la de Manuel Dávila, y la de la Huerta de Aluche.

La Finca y fábrica de jabón de los Cabarrús estaba ubicada en Carabanchel Alto. El 31 de julio de 1773 nació en el Carabanchel Alto Teresa Cabarrús Galabert, la conspiradora principal en la caída de Robespierre y conocida como “Nuestra Señora de Thermidor” durante la Revolución Francesa. Hija de María Antonia Galabert y de Francisco Cabarrús al que Carlos IV concedió el título de conde de Cabarrús en 1792. La fábrica de jabón de Carabanchel fue el origen de la fortuna de Francisco Cabarrús y lo que le permitiría más adelante fundar la Banca Nacional de San Carlos, la Sociedad de Filipinas o ser ministro de Hacienda con José Bonaparte.

El Puente de Toledo enlaza la glorieta de Pirámides, en la orilla este, con la glorieta del Marqués de Vadillo, en la orilla oeste, enlazando la Villa de Madrid con el camino de Toledo, uniendo ambas riberas del río Manzanares,

Es de estilo barroco (churrigueresco). El arquitecto Pedro de Ribera fue encargado de realizar el puente actual en el año 1715. Sin embargo, no se retomó el proyecto hasta 1718, cuando el corregidor Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, marqués de Vadillo, se propuso terminar la obra. Estas comenzaron en 1719 y concluyeron en 1732.

En el libro de Tomás López, titulado Geografía Histórica de España, de 1788, se habla del término municipal de Carabanchel Alto como rico en campos de trigo, cebada, centeno, algarrobas, almortas, guisantes, garbanzos, habas y melones, fruto este último de calidad muy apreciada en los mercados de la capital, donde se acudía a venderlo, especialmente por septiembre en la romería de la Virgen del Puerto, a orillas del río Manzanares y en el camino de Extremadura (actual Paseo de Extremadura). En la plaza del pueblo había una fuente de dos caños inmensos que manaban un caudal del agua abundante, aunque no era apta para el consumo humano. Además, en Carabanchel Alto, en el año 1788, había dos fábricas de bolas de sebo, una de jabón y otra de licores, todas ellas regentadas por franceses.

En 1775 Francisco de Goya se traslada a Madrid, y allí pinta La pradera de San Isidro.

El clima de los Carabancheles, más fresco que el de la capital y su proximidad a la misma propició la construcción de quintas residenciales y de recreo. Entre ellas destacan la Finca de Vista Alegre, la Finca de los Padres Marianistas en Carabanchel, la Quinta de Santa Rita, el palacio de Eugenia de Montijo, las villas de Ceriola, la quinta del marqués de Mortara, la quinta del sordo, la finca “Buenos Aires” de Miguel Nájera, la finca “Las Delicias Cubanas” de la marquesa de Montesclaros, la villa de González Bravo, y la villa de Jaime Girona.

La Quinta de Recreo de Manuel Godoy, o de los Padres Marianistas se ubicó junto a la cañada que iba aAlcorcón y Boadilla del Monte. Se construyeron una casa-palacio y varias edificaciones auxiliares por el arquitecto Ramón Durán, discípulo de Ventura Rodríguez. La finca fue comprada en 1803 por la reina María Luisa de Parma para regalárselo a su favorito Manuel Godoy. En 1826 el estado de la finca era casi ruinoso, y fue vendida al financiero vasco Manuel Ramón de Villachica, quien la reparó para recuperar su perdido esplendor. Posteriormente, la quinta fue vendida al rico banquero gaditano José de Fontagud-Gargollo; después pasó a ser propiedad del marqués de Salamanca, y finalmente la adquirió en 1870 Mariano de Larrinaga, conde de Casa Puente.

Las llamadas cofradías sacramentales, cuya existencia se debía a la actividad de recolectar fondos para pagar las sepulturas de sus cofrades y para el culto, cobran importancia a partir de 1811, cuando José Bonaparte acabó con los enterramientos en las iglesias. Las Sacramentales se constituyen como cementerios exteriores a la ciudad, y tras 1811, "el año del hambre" en el que fueron enterradas más de 20.000 personas en Madrid, se crearon nuevos cementerios, que además pudieron acoger los enterramientos por las epidemias de cólera de 1834 y 1865.

A la Sacramental de San Isidro, la primera que se crea en 1811, se le unieron la de San Nicolás, San Luis, la Patriarcal, San Sebastián, San Martín, San Lorenzo, Santa María y San Justo. De todas ellas, cinco cerraron en 1884, permaneciendo tres abiertas hasta la actualidad, y en las que se conservan obras funerarias de estilos barroco, neoclásico, romántico, ecléctico, y modernista. Estas son la Sacramental de San Lorenzo y San José, con unos grandes patios de los que destaca en el central, un grupo escultórico de cuatro ángeles que custodian las urnas de los esposos Julián Romea y Matilde Díez; La Sacramental de Santa María, fundada por el beato Bernardino de Obregón en 1580 con las limosnas obtenidas en la puerta del Hospital General de la Villa (hoy Centro de Arte Reina Sofía) en el cerro de San Dámaso, lugar donde estuvo la ermita del pontífice San Dámaso y que fue destruida por las tropas francesas; La Sacramental de San Miguel, Santa Cruz, Santos Justo y Pastor y San Millán, situada en el cerro de las Ánimas de Carabanchel Bajo y construida en 1847; La Sacramental de San Isidro, San Pedro, San Andrés y Ánimas Benditas, cofradía que además construyó la primera plaza de toros de Madrid (Pedro de Ribera), el pontón de San Isidro o la ermita de San Isidro.

En 1819, Goya adquiere una finca, conocida como la quinta del sordo, cerca del puente de Segovia y en el camino a la pradera de San Isidro, quizá para vivir allí con Leocadia Weiss a salvo de rumores, pues ésta estaba casada con Isidoro Weiss, con la que convivía y quizá con la que tuvo una hija, Rosarito Weiss. De esa época son sus famosas Pinturas negras, catorce obras murales a óleo al secco sobre la superficie de revoco de las paredes de la casa. El inventario de Antonio de Brugada de la Quinta del Sordo menciona siete obras en la planta baja y ocho en la alta. Sin embargo al Museo del Prado solo llegaron un total de catorce. Charles Yriarte (1867) describe asimismo una pintura más de las que se conocen en la actualidad, y señala que esta ya había sido arrancada del muro cuando visitó la finca, siendo trasladada al palacio de Vista Alegre, que pertenecía al marqués de Salamanca. Muchos críticos consideran que por sus medidas y su tema, ésta sería Cabezas en un paisaje (Nueva York, colección Stanley Moss).

La Quinta perteneció a Goya y sus descendientes desde 1819 hasta 1859, y en 1909 fue derribada a causa de su estado de ruina. Las Pinturas Negras se pasaron a lienzo antes del derribo. También se conservan un par de fuentes de esta finca en Alcalá de Henares, en un taller de arte.

Juan Mieg fue un profesor y naturalista suizo que llegó a España en 1814. En 1825 fijó su residencia en Carabanchel, donde se le conoce con el mote de "tío Gigüeño" (por su delgadez y alargada nariz). Primero vivió en una casa de recreo de la Finca de Vista Alegre, y cuando ésta pasa a ser Real Posesión se traslada al casco de Carabanchel Bajo. Fue Director del Gabinete de Física y Química establecido en el Palacio Real de Madrid. Escribió varios libros y tratados científicos y pintó muchas acuarelas en las que plasmó los alrededores de Madrid, entre ellas cinco sobre Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto.

Tan importante era el trasiego de gentes entre Carabanchel y la capital, que la frecuencia de la diligencia se triplicó entre 1825 y 1840.

En 1823 el matrimonio al matrimonio Pablo Cabrero y Josefa Martínez Arto (hija del platero Antonio Martínez y dueña de la famosísima Real Fábrica Platería de Artó adquiere una gran finca en Carabanchel Bajo, donde construyen una finca de recreo a la que llaman Finca de Vista Alegre, por las buenas vistas que desde ella se tenían, como señaló Pascual Madoz. El 24 de abril de 1825, Fernando VII, concede su Real permiso para abrir la casa de baños titulada "Vista alegre", con fonda, villar (sic), huerta, varias habitaciones, jardín con belvederé organizado en calles y plazas, además de numerosos juegos y columpios. El 28 de abril de 1825 la Finca de Vista Alegre fue inaugurada. El horario de los baños era de 5 de la mañana a 11 de la noche.

El 23 de octubre de 1825 se anunciaba en un periódico una fiesta de la siguiente forma: «juegos de pato, de la flecha, de la bala, de los equilibrios, a los bolos, bolas y volantes de varias clases, todos ellos por la mañana; menú al medio día, y por la tarde: música militar varias composiciones escogidas: se hará la pantomima del papa moscas, y en su intermedio se bailará el wals figurado, llamado el portuesino: también se hará el molinere con varias suertes, y entre ellas la muy vistosa de las banderas. Se elevará un globo aerostático con paracaídas, y una figura en forma de Apolo tocando la lira, que a cierta altura se desprenderá del globo y se la verá bajar muy despacio, manifestando la utilidad de tan preciosa invención. En seguida se presentará por primera vez a bailar la cachucha una señorita aficionada, y se procederá al sorteo de unos canastillos de frutas y ramilletes de dulces guarnecidos con flores, que se darán a los concurrentes a la función que la suerte designe: a este fin se dará gratis a la entrada al entregar el billete una tarjeta numerada, que servirá para la adjudicación de los premios, los cuales estarán expuestos a la vista del público. Se terminará la función con una bonita perspectiva de fuegos artificiales, entre los cuales habrá transformaciones representado el sol, su eclipse y la estrella del norte, ocultándose al fin con un hermoso nevado de fuegos que llenará todo el teatro, figurando la caída del telón» (SIC). Tal fue el éxito que las fiestas en la Finca de Vista Alegrealcanzó, que permanecía abierta hasta en invierno y era el lugar de veraneo para los vecinos de la capital. LaFinca de Vista Alegre fue en estos años del siglo XIX el espacio de ocio y recreo más importante de Madrid.

Se cree que a partir de 1831 o 1832 el negocio de la Vista Alegre pasó a ser ruinoso. Debió de ser en el invierno de 1832 cuando la finca pasó a denominarse "Real" es decir, pasó a formar parte de la Casa Real, propiedad de la reina María Cristina de Borbón, quien inmediatamente comenzaría su engrandecimiento, comprando fincas adyacentes hasta alcanzar 50 hectáreas cercadas. El casino se transformó en palacio representativo, complementado con otras construcciones, como la contigua Estufa Grande, la antaño magnífica casa de Bella Vista destinada a exposición de aves disecadas, y biblioteca, así como las casas de Dependientes, Administración, Oficios, Caballerizas, de Vacas, de Gusanos de Seda, la Capilla, la de Juegos, la Codornicera, la Faisanera, el Castillo Viejo escondido en el bosque, la Ría Navegable de 587 metros de longitud por 2,5 metros de profundidad con su isla, su lago de 218 metros de perímetro y su cascada, la casa de campo del que fuera marqués de Negrón llamada de "Navarro" para oratorio y mirador. Además, tenía muchos árboles: dos olivares; cuatro fanegas de parras, naranjos plantados en círculo con pajarera en su centro, columpios, laberintos, cuatro norias (Oratorio, Alfarfa, Olivar y otra más), cuatro fuentes, dos invernaderos enanos, es decir, que necesitaban tener siempre un calor entre los 25 y 30 grados, y otros 3 invernaderos normales, destacando el que estaba junto al palacio, que disponía hasta de un templete circular con los bustos de Fernando VII y María Cristina y un velador de piedra.

Dentro de la finca se encontraban las casas-palacio de Vista Alegre, con 37 habitciones y una gran plaza flanqueada con 10 estatuas de mármol. Este palacio será conocido después como Palacio Viejo, al que se añadió un curioso baño circular bajo una cúpula con linterna y un invernadero, excelente muestra de la llamada arquitectura fernandina; Casa de Navarro, con 11 habitaciones y un mirador desde el que se veía todo Carabanchel Bajo; palacio de Bella Vista, y el palacio del duque de Rianzares, con 66 habitaciones. Según el relato detallado de Madoz, en el Palacio Viejo había más de 900 cuadros repartidos en 161 habitaciones. La ampliación y mejoras terminarían sobre 1836, fecha en la que se rodea de una tapia de ladrillo con siete puertas.

En Vista Alegre vivió la regente María Cristina, quien cogió tanto afecto a la finca, quien tomó tanto afecto a la finca, que en su exilio de París se hace llamar marquesa de Vista Alegre. En 1846, María Cristina de Borbón donó a sus hijas Isabel II y Luisa Fernanda la Real Posesión, si bien al resultar imposible su división quedó en manos de la isegunda y su marido el duque de Montpensier, quienes no muestran el interés que su madre había tenido por la finca y deciden venderla en 1858.

En 1859 el célebre banquero malagueño José de Salamanca compró Vista Alegre, llevándola a su máximo esplendor. Renovará el sistema de riego y construirá para sí un palacio propio, conocido como el Palacio Nuevo bajo la dirección del arquitecto Pascual y Colomer, que ya había construido para el marqués su Palacio de Recoletos. El Palacio Nuevo llegó a albergar 652 cuadros de los mejores pintores conocidos).

La Finca de los Montijo es la más antigua de los Carabancheles, pues procede del siglo XV y de los mayorazgos de Zapata y Cárdenasl. La recibieron en herencia los abuelos de la Emperatriz Eugenia de Montijo en 1834. La mejoraron embelleciendo el palacete medieval y modernizando la finca con nuevas construcciones, baños y un teatro. En el jardín de la finca se reutilizaron las piedras procedentes de la "casa de los Salvajes" de los condes de Miranda y que decoró Prósper Merimeé hacia 1840. Eugenia, por influencia de su madre y de Prosper Mérimée, acabó casándose el 15 de enero de 1853 con Carlos Luis Naopleón en la catedral de Notre Dame.

Se dice que en Carabanchel, Merimeé se inspiró en la madre de la Emperatriz para escribir su libro Carmen, debido al carácter de María Manuela Kirkpatrik; aunque muchos otros comentan que aquel carácter carmensiano estaba inspirado en la propia Eugenia de Montijo y en su hermana Paca de Alba. La que fue Emperatriz de los franceses, se retiraba a la Finca de los Montijo siempre que podía, pues allí tenía hermosos recuerdos, y tras su viudedad regresó a Madrid, muriendo el 11 de julio de 1920.

El casco histórico de Carabanchel Bajo tenía dos fuentes: la de la plaza de la iglesia de San Sebastián Mártir, y la fuente de la Mina. En 1861 se construye una tercera fuente con agua procedente del río Lozoya y que es conocida como la "fuente de los niños". Al lado del Palacio Viejo aún se conserva un depósito con la fecha grabada de ese año.

Los carabancheleros necesitaban agua, y en muchas viviendas se disponía de un pozo que aprovechaba el agua subterránea existente. Vista Alegre también necesitaba agua para sus árboles y jardines, y para tal fin disponía de varias norias. El marqués de Salamanca trae el agua corriente a la finca y manda instalar una fuente para que la usen todos los vecinos de Carabanchel Bajo, lo que supuso un gran cambio para todo el pueblo.

Cerca de la ermita de San Isidro, entre la Sacramental de Santa María y la Sacramental de San Isidro se hicieron en 1862 excavaciones que dieron como fruto el hallazgo de diversos restos del paleolítico hoy diseminados por varios museos de Madrid. En el lugar donde se encontraron se levanta un obelisco metálico, con una placa conmemorativa en su base.

El duque de Montpensier, Antonio de Orleans, era hijo de Luis Felipe de Orleans, que se convertiría en el rey burgués de los franceses tras la Revolución de 1830. Militar que había combatido valientemente en la conquista de Argelia. Su padre intentó casarlo con Isabel II para convertirlo en rey de España, pero Inglaterra amenazó con una guerra a Francia y España pues no quería que formasen un bloque continental. El duque de Montpensier se casó con la hermana pequeña de Isabel II, Luisa Fernanda.

Fue una desgracia histórica para España, pues la política española habría sido muy distinta si Isabel II, en vez de casarse con Francisco de Asís, lo hubiera hecho con un hombre de valor, carácter y virtudes como Antonio de Orleans.

Como Francisco de Asís era incapaz de hacerle un hijo a Isabel II el duque de Montpensier podía ser Rey consorte al pasar la corona a la hermana de la reina, Luisa Fernanda o a los hijos de éste. Sin embargo, Isabel II remedió las carencias maritales teniendo, con varios amantes, hijos oficialmente legítimos.

Perdida pues esta segunda oportunidad, al duque de Montpensier, Antonio de Orleans, no le quedaba otra que conspirar contra Isabel II, hacerla caer del trono y postularse como sustituto. Le pillaron financiando lo que sería la Revolución Gloriosa de 1868 y hubo de exiliarse en Portugal hasta la caída efectiva de Isabel II.

El duque de Montpensier, Antonio de Orleans, regresó a España y empezó la campaña para la candidatura de Luisa Fernanda, su esposa e hija de Fernando VII al trono vacante. Tenía el apoyo del general Serrano, jefe del primer Gobierno provisional tras la Revolución Gloriosa de 1868. pero, el infante y duque de Sevilla, Enrique, hermano del ex rey Francisco de Asís, publicó un artículo en "La Época" denunciando las maniobras para ocupar el trono español de “el duque francés”. El duque de Montpensier se lo tomó tan mal que sintió la necesidad de reivindicar su honor ultrajado en duelo.

El 12 de marzo de 1870, Enrique y Antonio de Orleans llegaron a la escuela de tiro de la dehesa de Carabanchel vestidos con la reglamentaria levita negra. Sus padrinos habían discutido las condiciones del duelo. Se estableció que dispararían alternativamente, sorteándose el orden y la colocación; se fijó la distancia, 9 metros, marcada por dos piquetes.

Le tocó disparar primero al duque de Montpensier, que erró el tiro; también falló el duque de Sevilla. El honor ya estaba a salvo, pero al contrario que en otros duelos que se consideraban así resueltos, habían establecido que seguirían disparando hasta que se hiciera sangre. Antonio de Orleans hizo pues el tercer disparó impactando en la frente de su adversario, quien cayó muerto.

Pero esa victoria sería en realidad la mayor derrota de Antonio de Orleans, ya que había derramado sangre real española y eso le despojaría de todas las posibilidades de reinar en la Corte de Madrid, al ser Enrique de Borbón, infante de España por nacimiento, nieto de Fernando VII y hermano del rey Francisco de Asís.

La desgraciada muerte de Enrique de Borbón conmocionó a España y a toda Europa. Dado el carácter de militar del duque de Montpensier (Isabel II le había nombrado capitán general) se le formó consejo de guerra. Como solía hacer la Justicia en los casos de duelo, se determinó que la muerte del infante, Enrique de Borbón había sido “accidental”, y al duque de Montpensier le impusieron un mes de arresto.

Pero el auténtico juicio tuvo lugar en las Cortes a finales de año. Cuando el 16 de noviembre de 1870 las Cortes Constituyentes votaron quién debía ocupar el trono español, el “duque francés” solo obtuvo 27 votos, frente a los 191 del príncipe italiano Amadeo de Saboya (candidato del general Prim).

El berrinche del duque de Montpensier fue tal que se negó a reconocer al nuevo rey, perdió su grado de capitán general y fue desterrado a Baleares, aunque volvería a Madrid al ser elegido diputado por San Fernando (Cádiz). Aquí volvió a conspirar contra Amadeo de Saboya, como había hecho contra Isabel II, y algunos señalaron su mano como la que pagó a los asesinos del general Prim.

En 1875, Carabanchel Bajo figura en la primera hoja del "Mapa Topográfico Nacional”, como un reducido núcleo de casas bajas, agrupadas junto al camino que une Madrid con Fuenlabrada; el resto del territorio que lo rodea son tierra de labor, generalmente dedicadas al cultivos de viñedo y cereales; eso sí, destaca una gran mancha verde que representa la finca cerrada de los Montijo.

Por lo que respecta a Carabanchel de Arriba, o Carabanchel Alto, tiene un paisaje más amable en cuanto a expansión de la naturaleza se refiere. A partir de la segunda década del siglo XIX se convierte en una eminente zona residencial, solaza y de esparcimiento para la nobleza y la burguesía que construye fincas de recreo en las que generalmente pasa los duros meses del estío.

Los Carabancheles tenían peculiaridades topográficas bien distintas, aunque en la parte de Arriba (Carabanchel Alto) los habitantes seguían manteniendo su carácter campesino hasta la última década del siglo XIX, los de Abajo (Carabanchel Bajo) gozaban ya de una industrialización incipiente, quizá debido a su cercanía con la capital, así se habla de la existencia de un almacén de pólvora, dos fábricas de velas de sebo, una de jabón y otra de licores.

En 1876 el banquero Enrique O'Shea consiguió la concesión para realizar el trazado de una vía de tranvía que uniera Madrid con Leganés, pasando por los Carabancheles, línea que posteriormente fue traspasada a la Compañía General Española de Tranvías.

El banquero hizo una sencilla reflexión: «Hoy transitan entre Madrid, los Carabancheles y Leganés 1100 personas diarios, 40 jinetes, 70 coches-omnibús con 1000 viajeros, 10 coches de alquiler con 25 plazas y 12 coches particulares con 40; es, pues, un tránsito de 2205 viajeros a los que hay que sumar los 50 000 transeúntes que diariamente circulan entre la plaza Mayor y el puente de Toledo. A ello hay que añadir los carros de mercancías. De las carreteras que llegan a Madrid, la más concurrida sin duda es la de los Carabancheles. El tranvía será rentable».

El 1 de julio de 1878 se inauguró la línea de tranvía Madrid-Carabancheles-Leganés.

Tenía la cabecera en la plaza Mayor y desde allí, a lo largo de un trazado de 11 kilómetros, bajaba por la calle Toledo, atravesaba el río Manzanares por el puente de Toledo y continuaba su recorrido por la carretera de Fuenlabrada, que posteriormente se llamaría calle General Ricardos. Su recorrido era muy similar al recorrido de la actual línea de autobús 35 (Carabanchel Alto-Plaza Mayor) o la línea 5 de metro en el tramo entre Carabanchel y Opera.

Eran coches tirados por caballos, de 46 asientos cada uno. El servicio comenzaba a funcionar a las seis y media de la mañana y terminaba a las nueve de la noche. Las tarifas se establecían en función de la longitud del recorrido, e iban desde los tres céntimos hasta el billete más caro, a Leganés, que costaba una peseta. En 1890 y dada la gran distancia entre Madrid y el pueblo de Leganés, el servicio se redujo a dos viajes diarios de ida y vuelta, al tiempo que la tracción animal de los coches era sustituida por los tranvías eléctricos que circulaban a una velocidad de "vértico": los tranvías a caballos circulaban a 9 kilómetros por hora, y con los nuevos tranvías eléctricos la velocidad aumentó hasta 20 kilómetros por hora.

Consta en documentos de la época, que los alcaldes de los Carabancheles se pusieron de acuerdo para llevar a cabo una ofensiva conjunta en 1909 ante el Ministerio de Fomento, con el objetivo de que se duplicaran las vías del trazado y de esta manera aumentar el servicio, ante la demanda creciente como consecuencia del aumento de población,y de forma muy especial, cuando se celebraban corridas de toros en la plaza de toros de Vista Alegre.

En 1885 se construye un ferrocarril de vía estrecha que pretendía llevar, atravesando los pueblos de Carabanchel, desde el río Manzanares hasta San Martín de Valdeiglesias a aquellos madrileños aventureros que se arriesgaban a un incómodo viaje de tres horas amenizado con tortillas de patata.

Este ferrocarril fue rentable mientras interesó al estamento militar, pues hacía parada en el Hospital Militar y en el aeródromo de Cuatro Vientos, y desapareció cuando, en 1927, el Ministerio de la Guerra hizo constar que ya no le interesaba el ferrocarril. Las vías, no obstante, no se desmontaron hasta después de la Guerra Civil y han dejado en el barrio su impronta en toponimias como “calle de la Vía” o “Paseo de los Ingenieros”.

La Finca de Santa Rita, propiedad del marqués de Casa-Jiménez, fue objeto de dos cesiones caritativas:

1.- La primera en 1885 para la fundación de un reformatorio, bajo la dirección de los religiosos Terciarios Capuchinos:

En el año 1875 Francisco Lastres se reúne con un grupo de políticos y periodistas con la intención de encontrar una solución para los jóvenes delincuentes, que por causa de las leyes en vigor han de ir a la cárcel mezclándose con delincuentes adultos.

Organizan una campaña y consiguen que grandes personalidades de la política, incluido el rey Alfonso XII, apoyen la idea de crear un centro especial donde se reeduque a esos jóvenes. Con lo reunido mediante una colecta popular se compran unos terrenos en la antigua carretera de Aragón, y se coloca la primera piedra con toda la propaganda y pompa posibles, pero el proyecto no llegó a llevarse a efecto.

Francisco Lastres no se desanimó y siguió luchando. La Comisión, creada al efecto, busca una solución que llegó del marqués de Casa-Jiménez, quien donó en 1885 a la nueva fundación parte de una finca que tenía en Carabanchel Bajo, y que se denominaba “Santa Rita”. Tras lo cual, se venden los antiguo terrenos y, con ese dinero, se comienza la construcción de lo que en el futuro será la Escuela de Reforma Santa Rita.

Por su parte, Francisco Lastres consigue la aprobación por el Senado de una ley para «la corrección paternal de la juventud», que es firmada por el rey Alfonso XIII el 4 de enero de 1883. Posteriormente, el 6 de abril de 1889 la Reina Madre, María Cristina de Borbón aprueba el Reglamento para el asilo de corrección paternal denominado Santa Rita, establecido en Carabanchel Bajo.

Así pues, con estos apoyos legales, comienza a funcionar "Santa Rita" en el año 1889. Tenía construidos ya dos pabellones unidos, de sótano, planta baja y dos pisos (lo que da a la calle Eugenia de Montijo), pero faltaba el personal que se hiciera cargo de la escuela con garantías de éxito.

Francisco Lastres busca en la diócesis, entre las congregaciones religiosas e, incluso, en Roma. Y es el Papa León XIII quien le indica la posibilidad de que una congregación religiosa recién fundada en Valencia, los Terciarios Capuchinos del Padre Luis Amigó, se hicieran cargo de la escuela, puesto que su misión específica es la reeducación de la juventud extraviada. Tras la entrevista entre el Padre Luis Amigó y Francisco Lastres, el 24 de octubre de 1890 los Terciarios Capuchinos (RR. Amigonianos) se hacen cargo de la “Escuela de Reforma Santa Rita”, la primera de carácter oficial en España.

Años duros y difíciles, no siempre comprendidos y apoyados por quienes debieron hacerlo, fueron los primeros de su funcionamiento. Pero los que aquí trabajaron, lo hicieron con ilusión y entrega generosas, y fueron superando poco a poco las dificultades y creando su propio sistema pedagógico para la reeducación de la juventud extraviada, que sirvió de modelo para otros centros de España y América. Antes de finalizar el siglo XIX ya se habían hecho grandes reformas en la estructura material del centro que lo mejoraron notablemente y se había diseñado un gran sistema pedagógico basado en el estudio y en el trabajo.

2.- Y la segunda en 1889 a la Real Asociación de Beneficencia Domiciliaria de la Parroquia de Santa Cruz (Madrid) destinado a colegio de niñas huérfanas:

El origen de esta institución docente es fruto del interés de la Real Asociación de Beneficencia Domiciliaria de la Parroquia de Santa Cruz de Madrid por encontrar un local mayor del que disponían en arrendamiento y destinado a colegio de niñas huérfanas. En línea con las ideas higienistas del último tercio del siglo XIX de situar los centros de enseñanza a las afueras de las ciudades, lograría dicha Asociación encontrar una parcela capaz para su construcción gracias a la cesión en 1889 del marqués de Casa-Jiménez de parte de la que fuera su posesión recreativa carabanchelera, denominada entonces de Finca de Santa Rita.

Sobre sus 14 hectáreas habría de levantarse el colegio de nueva planta, cuyo diseño elaboraría onerosamente José Marañón Gómez-Acebo en 1888, encomendándose su dirección a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

El edificio, que fue construido entre 1889 y 1890, siendo inaugurado el 7 de mayo de 1890 por la reina María Cristina.

Tiene planta en peine, en el que el brazo central, ocupado en parte por la iglesia, se eleva sobre los dos cuerpos intermedios y avanza con respecto a la fachada principal, marcando el acceso, pero siguiendo la composición con orden simétrico. Influida su distribución por similares centros educacionales franceses, realizados con las más modernas normas de la higiene y la pedagogía, resultó novedoso el sistema de ventilación de los dormitorios, mediante ventanillas en la parte baja del muro que renovaban el aire viciado y se expulsaba por los grandes ventanales. En cuanto al estilo arquitectónico del edificio, éste responde al espíritu ecléctico del final de siglo, cuyos espacios más emblemáticos adoptan formas neogóticas, como la capilla de tres naves cubiertas por bóvedas de crucería, mientras las fachadas se adscriben al neomudéjar madrileño, con el ladrillo como material estructural y decorativo.

Los Carabancheles sufren una terrible epidemia de cólera que causa numerosas muertes entre la población. El viejo cementerio se queda pequeño para enterrar a las víctimas.

El 12 de mayo de 1886 un impresionante ciclón derriba gran parte del arbolado de la Finca de Vista Alegre y afecta a varias casas humildes próximas a esta finca.

En 1886 se construye una nueva ermita en honor de san Roque, la denominada ermita de San Roque.

Dadas las enormes deudas que dejó el marqués de Salamanca a sus herederos, éstos cedieron en 1886 la finca al Estado quien lo reconvirtió en un gran recinto de establecimientos asistenciales y docentes de titularidad pública:

1.- Colegio "La Unión": El Palacio Viejo de la Reina María Cristina fue acondicionado para acoger el Colegio de las huérfanas de militares y empleados llamado de "La Unión", homogeneizándose el volumen y remodelándose sus fachadas, pues a la fachada del jardín se le adosó otra fachada de estilo neogriego y en la principal se construyó la capilla, en perpendicular y con carácter neomudéjar.

2.- Asilo de Ciegos: En la que fuera la antigua Casa de Bellavista.

3.- Reformatorio de menores: Al suroeste de la posesión, en lo que fuera el cerro de los olivos, junto al arroyo del Campo o San Roque, que la atravesaba, y uno de los estanques grandes, se levantó este monumental edificio asistencial, a instancia de los Padres Terciarios Capuchinos y, más concretamente, del que fuera director de la vecina Escuela de Reforma Santa Rita, Domingo María de Alboraya. Su fin iba a ser el mismo de ésta y el de su congregación, la corrección de jóvenes, su moralización y enseñanza para su reinserción social y bajo tutela religiosa, un centro, en definitiva, innovador en su época en cuanto a criterios y gestión. El proyecto realizado por Carlos de Luque López entre 1907 y 1908 y cuyas obras finalizaron en 1924.

4.- Colegio de Santiago: En 1914 se aprueba la fundación de un nuevo centro docente en Vista Alegre: el Colegio de Santiago para albergue de huérfanos de Jefes y Oficiales del cuerpo de Caballería, bajo el patrocinio de la reina madre María Cristina de Austria y de su hija la infanta María Teresa de Borbón, sirviendo así de complemento al denominado colegio de Santa Bárbara y colegio de San Fernando en el municipio cercano de Carabanchel Alto, con el mismo fin pero al servicio del cuerpo de Artillería y del cuerpo de Ingenieros, respectivamente. Para su emplazamiento se eligieron los terrenos inmediatos a la Puerta Bonita, creada por el marqués de Salamanca en 1857, junto al tramo final de la ría, es decir, del estanque estrellado y su isla, los cuales tuvieron que desaparecer. El colegio se construyó en 1915 y, tras su inauguración, se encomendó su cuidado de la comunidad religiosa Madres Dominicas Francesas.

5.- El Asilo de Inválidos del Trabajo: la reina María Cristina de Borbón decidió, en 1887, destinar el edificio del palacio nuevo del marqués de Salamanca a Asilo de Inválidos del Trabajo, inicialmente bajo la dirección de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul. Para adaptar el edificio al nuevo uso, la reina María Cristina de Borbón encargó las obras a Santiago Castellanos Urízar, que las llevó a cabo entre 1888 y 1898, y por las que se conservaría incólume el aspecto exterior y algunos espacios interiores, como el vestíbulo y la capilla, y se compartimentarían los restantes en función de estos nuevos usos. Además, en 1899, José Grases Riera remodeló la terraza y la marquesina, empezando ese mismo año a funcionar. Con el paso del tiempo la institución se iría transformando. Así pasó de Asilo de Inválidos del Trabajo (1889) a Instituto de Reeducación Profesional de Inválidos del Trabajo (1922), posteriormente a Instituto de Reeducación Profesional (1928) y finalmente a Instituto Nacional de Reeducación de Inválidos (INRI) (1933). Tras esto, Eugenio Sánchez Lozano llevó a cabo una nueva reforma del edificio en el que estaba el Instituto Nacional de Reeducación de Inválidos (INRI) entre 1934 y 1935.

En 1890 se construye el Convento de las monjas Clarisas de Constantinopla.

Causa gran impacto en los Carabancheles un suceso al que se le conoce como "Crimen de Opañel". Corre el año 1891 cuando en esta barriada aparece el cadáver de un hombre cosido a puñaladas. Nadie le reconoce, es imposible identificarle e imposible resulta también descubrir a los autores de este macabro suceso.

Carabanchel Bajo fue descrito en Las crónicas de Carabanchel Bajo, que hizo el profesor de primaria de Carabanchel Bajo en 1891, Ildefonso González Valencia, en el que, entre otras cosas, señaló que había 3.000 habitantes estables y otros 3.000 como población flotante (forasteros). La población se concentraba en los siguientes núcleos de población:

1.- Casco histórico de Carabanchel Bajo: Se trataba del pueblo propiamente dicho, en torno a la plaza donde estaba el Ayuntamiento de Carabanchel Bajo y la iglesia de San Sebastián Mártir. Las calles principales eran la calle Marqués de Salamanca (actual calle Eugenia de Montijo), y sobre todo la calle La Magdalena (actual calle Monseñor Óscar Romero).

2.- Barriada Mataderos o Guzmán el Bueno: En dicha barriada o aldea había una empresa de carne que daba su nombre a la barriada.

3.- Barriada de Extremadura: Surgió en torno a la venta "Alcorcón" junto a la Real Casa de Campo y el campo de maniobras militares conocido como "Campamento".

4.- Barriada de Getafe: No era el pueblo de Getafe, sino una aldea en la bifurcación de la carretera de Toledo y la de Getafe.

5.- Colonia de la Glorieta: Poblado entre el casco antiguo y Mataderos. Había una empresa llamada "El Porvenir Artesano" en la que contribuyeron Federico Grases y Emilio Roy.

La revolución técnica llegaría a los Carabancheles a finales del siglo XIX, cuando se instala los primeros teléfonos y la corriente eléctrica que suministra la Sociedad Eléctrica de los Carabancheles, con un capital inicial de 60.000 pesetas.

Señalar que en 1891 había 6 teléfonos en Carabanchel Bajo: Hospital Militar Gómez Ulla (número 344); Colegio La Unión; Colegio de Santa Cruz; hijo de Diego Romero; Alejandro Sánchez; y Señores de Vargas y Merino.

En 1893, la condesa de Bornos, dueña por aquella fecha de los terrenos de la pradera de San Isidro, impidió que un militar fuera fusilado en este paraje, alegando que no permitiría que en sus tierras corriera la sangre.

A finales del siglo XIX se instalan en Carabanchel varias congregaciones religiosas. Así, el 13 de mayo de 1895 se coloca la primera piedra de la iglesia de las Hermanas Clarisas de la Anunciación que habían comprado dos chalets en la barriada "El Porvenir Artesano".

Fue bendecida el 11 de mayo de 1897.

Posteriormente, desde 1904 a 1908 se construiría el Convento de las Clarisas.

La creación de la Fundación Instituto San José, situado en el Pinar de San José, es fruto de la confluencia de los destinos de dos relevantes personalidades. De una parte San Benito Menni Figini y de otra Diego Fernández Vallejo.

Los antecedentes a la creación de la Fundación hay que buscarlos en 1867 cuando el 14 de enero los Hermanos de San Juan de Dios son recibidos en Roma en audiencia pontificia por Pío IX y San Benito Menni es nombrado comisario general de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y encomendado a restaurar la Orden en España tras la desamortización de Mendizábal de 1836. El 6 de abril llega a Barcelona, fundando ese mismo año, el Hospital infantil de Sant Joan de Déu y en 1876 el “manicomio para varones” de Ciempozuelos (Madrid).

En la misma época, Diego Fernández Vallejo, marqués de Vallejo, insigne político, banquero y mecenas, junto con su hijo José Manuel, enfermo de epilepsia, recorre gran parte de Europa visitando los establecimientos sanitarios dedicados a su tratamiento y consultando a los más renombrados médicos de la época en busca de remedios y soluciones para su enfermedad. Se fundaban en Europa, manicomios, sanatorios psiquiátricos, reformatorios, etc., pero la epilepsia seguía careciendo de instalaciones para su tratamiento.

El 18 de abril de 1878 fallece José Manuel Fernández Vallejo Flaquer, hijo del marqués de Vallejo, víctima de un ataque epiléptico, a la edad de 24 años. El marqués, afligido por la muerte de su hijo decide destinar gran parte de su fortuna a la creación de la primera institución dedicada al tratamiento de la epilepsia. Para ello adquirió en la finca Las Piqueñas del actual Pinar de San José, mezcla de campo, jardín y bosque, entre los términos municipales de Carabanchel Alto y Leganés, en un lugar apacible y tranquilo.

Conocedor de la labor del Padre Menni, en la puesta en marcha del centro de Ciempozuelos (Madrid), el marqués de Vallejo, asesorado por el doctor Julián Calleja Sánchez, insigne neurólogo y catedrático de la Universidad Central de Madrid, inicia los contactos con la Orden Hospitalaria que culminan, el 4 de agosto de 1895, en la Ceremonia de bendición y colocación de la primera piedra del futuro Instituto-Asilo de San José para epilépticos.

Los planos de las edificaciones, así como la dirección de toda la obra hasta su terminación, le fueron encomendados a los catedráticos de la Escuela de Arquitectura, Federico Aparici y Soriano y Enrique Fort y Guyenet. Las obras de construcción se prolongaron por un espacio de 4 años y, meses antes de su inauguración oficial, desde septiembre de 1898 hasta el 16 de febrero de 1899, se acogieron un total 375 soldados enfermos repatriados de Cuba.

El 20 de junio de 1899 se otorga la escritura de fundación del Instituto-Asilo de San José para epilépticos con un capital de 5 millones de pesetas y ya el día siguiente, llegó el primer paciente, Enrique Vázquez Alonso de 16 años “que desde su adolescencia sufría el síndrome epiléptico bien comprobado”. El 21 de julio se concede la licencia de apertura, por Real Orden de 21 de julio de 1899, en la que se reconoce al Asilo el carácter de beneficencia particular.

El diseño de los extensos espacios construidos tenía una distribución más residencial y para servicios generales y talleres de rehabilitación que para camas hospitalarias.

El planteamiento inicial de los fundadores era el poder atender a unos 100 pacientes necesitados y otros tantos en régimen de pensionistas de los de entonces (que hoy corresponderían a “privados”) con el fin de conseguir el equilibrio que garantizase la viabilidad del proyecto. Esa proporción no se respetó nunca por lo que la precariedad económica caracterizó esos primeros años y la supervivencia de la Institución estuvo en grave peligro.

Al comenzar el siglo XX, Carabanchel Alto tiene 2.059 habitantes y Carabanchel Bajo 5.862 habitantes. Treinta años después, Carabanchel de Arriba llega a 10.087 habitantes, mientras que Carabanchel de Abajo le triplica con 31.010 habitantes. En apenas 30 años la población conjunta de ambos municipios (los Carabancheles) ha múltiplicado por cinco su población y esto se debió, principalmente, a tres razones:

1.- Una llegada masiva de emigrantes: Se trata de la primera oleada migratoria debido a un éxodo muy importante de población del campo a las ciudades, lo cual es especialmente visible en los dos Carabancheles, porque han dejado de ser municipios agrícolas para ser municipios industriales, aunque en mayor medida en Carabanchel Bajo por su cercanía a Madrid y su rápida comunicación con el tranvía. De este modo, en 1932, las edificaciones se han extendido por la franja de la calle General Ricardos, haciendo que Carabanchel Bajo, prácticamente, se uniera con Madrid como consecuencia de esta construcción desenfrenada que sucedió en los Carabancheles a principios del siglo XX.

2.- Instalación de varias industrias: Los Carabancheles se dedicaban preferentemente a las labores del campo, la lavandería y a la huerta. Sin embargo, entrado ya el siglo XX esta tendencia va cambiando y Carabanchel pasará de ser un municipio agrícola a ser un municipio industrial que abastecía a la cercana capital de España. Aparecen muchas nuevas industrias y fábricas. Así, se asienta la fábrica de ladrillos y tejas, proliferan los grandes almacenes de aceites, vinos y aguardientes, así como de productos de ultramarinos. El trasiego de mercancías hace crecer el parque de carros y con ello la instalación de herrerías. La cercanía del matadero de la Villa de Madrid en Legazpi alimentó la creación de almacenes de embutidos y salazones de carnes que llegaron a tener fama en todo Madrid. Hubo también, a principios del siglo XX, una fábrica de botones, destruida por un incendio y cinco fábricas de curtidos.

3.- El tranvía: Carabanchel Bajo era un municipio cercano a Madrid que se acercó más a la capital de España con la llegada del tranvía, ya que se articuló como eje vertebrador que permitía la conexión rápida con la capital. Así, en el reformado Mapa Topográfico de 1916 ya aparece dibujado el cementerio, la plaza de toros, el hospital y la línea de ferrocarril Madrid-San Martín de Valdeiglesias, que atravesaba el municipio de Carabanchel Bajo.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se instalan en Carabanchel una gran cantidad de congregaciones religiosas con muchos fines sociales y educativos.

De este modo en 1902 los Salesianos compraron en Carabanchel Alto la finca de recreo del conde de Reparaz, heredero del marqués de Yarabayo que tenía un palacete con decoración neomudéjar y que estaba rodeado por jardines con estatuas y huertas. Tras la compra el palacete fue adaptado para Casa de Formación de la Inspectoría Céltica de los Salesianos, y más adelante se destinaría a colegio.

La casa salesiana de Carabanchel Alto, como la mayor parte de las obras salesianas de principios del siglo XX en España, había comenzado abriendo un oratorio festivo para los jóvenes y gente trabajadora del pueblo, mientras se tramitaba la autorización canónica para erigir allí el noviciado céltico. Aquel curso académico de 1903-1904 ya se destinaron a la nueva casa una docena de novicios, entre los cuales se hallaba Marcelino Olaechea, donador de la finca carabanchelera. Además fueron llegando una docena de estudiantes de filosofía, algunos de los cuales pertenecían a las inspectorías béticas y tarraconense.

El 8 de diciembre de 1904 se hizo la inauguración de la casa Salesiana de Carabanchel Alto.

Desde 1904 hasta 1922, en que se trasladó a Mohernando, el noviciado de la Céltica y el de la Tarraconense estuvo en los Salesianos de Carabanchel. Tuvo también los Salesianos de Carabanchel el filosofado y un floreciente oratorio festivo para los muchachos del pueblo. En 1912 acogió en su seno el Teologado espectorial (Schola Minor).

El Hospital Militar es uno de los edificios más característicos de Carabanchel. Se encuentra en el barrio de Vistalegre, en la glorieta del Ejército. El hospital que hoy conocemos no es el que siempre ha existido. Podemos decir que a lo largo de la historia ha habido dos complejos hospitalarios. El primer complejo hospitalario estaba basado en pabellones, y de aquel complejo tan solo hoy queda un pabellón.

El Hospital Militar se empezó a construir tras el incendio que sufrió el antiguo Hospital Militar de la calle Princesa. Tras el cual, las autoridades decidieron construir uno nuevo en los terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Carabanchel Bajo al borde de la carretera que unía Madrid con Fuenlabrada.

El proyecto fue realizado por Manuel Cano y León, Capitán de Ingenieros, en 1890. Se trataba de un centro moderno, con todos los adelantos médicos y con la siguiente distribución:

1.- Edificio de Dirección y Administración.

2.- Pabellón para Jefes y Oficiales enfermos.

3.- Plaza central en la que confluyen los seis pabellones de Medicina y Cirugía, tres a cada lado, y en el centro la Capilla. Entre los dos últimos, un pabellón, de longitud más reducida, dedicado a Balneario.

4.- Pabellón de Servicios Generales del Hospital.

5.- Pabellones, uno a cada lado, para Dementes y Presos.

6.- Pabellón final dedicado a Cuartel de Sanidad y cochera de ambulancias.

El Hospital Militar de Carabanchel, sin estar aún acabado, comenzó a ser ocupado por enfermos a partir del 21 de abril de 1896 pues se necesitaba para combatientes heridos repatriados de Ultramar que no podían ser absorbidos por los hospitales habituales. Su primer director fue el Subinspector Médico, Juan Berenguer y Salazar. En 1903 se dieron por concluidas las obras, y es cuando el Hospital Militar empezó a funcionar a pleno rendimiento.

El 10 de agosto de 1906 comienza a construirse la plaza de toros que adopta el nombre de Vista Alegre debido al palacio que esixte en sus inmediaciones, en la Finca de Vista Alegre.

Su propietario fue Francisco Romero, expresidente de la Diputación de Madrid.

La plaza de toros de Vista Alegre fue inaugurada el miércoles 15 de julio de 1908, dentro de los actos conmemorativos del primer centenario de la Guerra de la Independencia, con la actuación a beneficio de la Asociación de la Prensa de Madrid de los diestros Ricardo Torres “Bombita”, Rafael González “Machaquito” y el mexicano Rodolfo Gaona, que lidiaron toros de la ganadería del marqués de los Castellones y uno de Olea.

El edificio se construyó en 1910 y es el antiguo y representativo testimonio de la institución consistorial de Carabanchel Bajo.

Mantiene las huellas neomudejares de Carabanchel, con la dignidad urbana añadida de formar parte del escenario de lo que fuera plaza del pueblo. Inicialmente se construyó con dos plantas sobre la calle con grandes ventanas y balcones.

El actual Centro de Mayores "Francisco de Goya", ubicado en el antiguo municipio de Carabanchel Alto, fue construido entre 1910 y 1930. Durante muchos años se utilizó como almacén dependiente del Ministerio de Obras Públicas (aquí se guardaba la sal para las heladas y nevadas que se producían en Madrid).

En 1912 se levantó, sobre el solar de una ermita, la Iglesia de San Miguel Arcángel en la calle de Fuenlabrada (actual calle de General Ricardos) en estilo neomudéjar y neorrománico, por el arquitecto Joaquín María Fernández.[9]​ Destruida en la Guerra Civil, fue reconstruida en los años 40 y 50.

El origen de esta colonia surge por la necesidad de urbanizar los terrenos existentes entre Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto, cuando ambos eran municipios independientes de Madrid. Así, el 23 de octubre de 1910, la agrupación de profesionales de la prensa, "Los Cincuenta", posteriormente llamada "Asociación Benéfica-Cooperativa de Construcción de Viviendas Baratas Colonia de la Prensa" y luego "Ciudad-Jardín de Prensa y Bellas Artes" encarga a Felipe Mario López Blanco la redacción de la parcelación y el proyecto, ejemplo de perfecta urbanización y de vivienda racionalista ajardinada.

Felipe Mario López Blanco llevó a cabo las obras entre 1913 y 1916. En su construcción se propusieron dos modelos básicos de vivienda con un esquema originario ortogonal en torno a una plaza circular central, aunque personalizados bajo el ideal residencial de una casa tranquila y alejada de Madrid, cuya variedad arrojaba un riquísimo repertorio edificatorio sin merma de la unidad del conjunto..

Alfonso XIII colocó en 1913 la primera piedra de la que será la primera Ciudad de Periodistas de España y la primera colonia de hoteles de Madrid acogida a la legislación de Casa Baratas de 1911. La Colonia de la Prensa es uno de los escasos ejemplos de art decó y arquitectura modernista de Madrid. El acceso con dos espléndidas "garitas"-torretas "modernistas" bastaría para el paso a la posteridad de esta colonia, realizada para escritores y periodistas y en la que aún sobreviven algunos "chalets" originales tras la construcción de más de 40, constituyendo uno de los iconos de Carabanchel y uno de los capítulos más importantes de su historia.

El rey Alfonso XIII volvió para inaugurar la casa de García-Plaza, llamada "el gato negro".

El agua corriente llega a Carabanchel Alto en la década de los veinte y los treinta, proveniente de pozos y yacimientos cercanos al Prado Jordán, terrenos propiedad del Ayuntamiento. Fue el propio Concejo quien cargó con las obras de canalización por las calles, mientras que los vecinos hacían a su cargo las acometidas. Había dos depósitos de almacenamiento, uno de ellos en la carretera de Leganés y el otro en lo que hoy es el barrio de Aluche. Hasta el año 1972 no se haría cargo del abastecimiento el Canal de Isabel II.

Decían los clásicos, y lo refrendaron después los técnicos de la modernidad, que el subsuelo de los Carabancheles era rico en aguas, tanto que cuando se construyó el gran Cementerio Sur, junto a la carretera de Toledo, no pudieron establecer todo el número de tumbas a ras de suelo como se pretendía, porque el agua brotaba a menos de metro y medio de profundidad, incluso se llegó a pensar en no construir el camposanto y dedicar ese terreno a un parque.

El 6 de abril de 1927 el Ayuntamiento de Carabanchel Bajo acordó publicar la primera "Guía Oficial de Carabanchel Bajo" fruto del trabajo de recopilación de datos que había hecho el Inspector de la Policía Urbana, Salvador Vicente Martín durante su patrullaje por Carabanchel Bajo.

En la guía aparecen 341 calles y plazas, y 24 barriadas: Almodóvar, Altozano, Arroyo de las Pavas, Barnoset, Blandón, Cerro del Pimiento, Colonia del Sur, Colonias, Dos Amigos, Extremadura, Guzmán el Bueno, Huerta Castañera, Humanitaria, Legión, Lucero, Muñoz Grandes, Nájera, Opañel, Pablo Jiménez, Progreso, Pueblo, Terol y Zofío.

En esta época en la sede del Ayuntamiento de Carabanchel Bajo está también el Juzgado, la Policía, el servicio de incendios y la casa de Socorro. Además existen dos cuarteles de la Guardia Civil.

Un toro bravo que es conducido al matadero, se escapa de los Carabancheles y se presenta en el Gran Vía madrileña. Acertaba a pasar por allí el torero Fortuna, quien requirió muleta y estoque y lo mató de certera estocada.

El colegio público "Concepción Arenal" es un edificio de 1929 que interpreta los arquetipos educativos consagrados por los arquitectos Antonio Flórez Urdapilleta y José López Sallaberry (coetáneos del Grupo Escolar Jaime Vera de la calle Bravo Murillo).

El colegio se sitúa al final del Puente de Toledo, en la encrucijada del contexto histórico-monumental que se articula en su torno. Es un colegio exento, de planta prerracionalista desarrollada en una serie de pabellones encadenados en "U", con su frente cóncavo abierto hacia el río Manzanares y con una magnífica fachada principal de esmerada fábrica de ladrillo con cierto estilo neomudéjar.

En 1932 sería objeto de una importante reforma y ampliación por la "Oficina Técnica de Construcciones Escolares".

La que fuera la Finca de los Montijo, propiedad de los Duques de Tamames, fue vendida en 1930 a las Hermanas Oblatas, que a su vez se lo cedieron a una constructora a cambio de la edificación de una residencia nueva. En 1969 se derribarían todas las construcciones de la finca, incluyendo el palacio medieval. De todo aquello tan solo queda un banco de piedra y un par de fuentes (dentro de lo que fue Residencia de las Hermanas Oblatas, hoy un colegio) y un no apreciado, por desconocimiento de su historia, estanque llamado “de la Bruja” que se halla situado en la confluencia de dos calles y rodeado de cipreses, que le dan un aire sombrío y decadente

En 1930 prácticamente la mitad de la población de Carabanchel Alto es militar y solo el 22 por ciento ha nacido en el municipio. En 1943 la población militar supone dos tercios total de la población.

Los municipios de Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto, y posteriormente el distrito de Carabanchel, durante buena parte del siglo XX estuvo muy militarizado. La presencia de militares por sus calles era algo habitual, debido a instalaciones como los cuarteles de Carabanchel Alto, los cuarteles de Campamento (territorio que perteneció a Carabanchel hasta que pasaron a ser del distrito de Latina con la división de Carabanchel en tres distritos, Latina, Carabanchel y Usera), el Hospital Militar Gómez Ulla o la cárcel de Carabanchel.

Se conoce con el nombre de "incidente de Carabanchel" a los hechos acaecidos el 27 de junio de 1932 en el campamento de Carabanchel, donde a la sazón se encontraban ubicadas las Academias militares.

Los hechos consistieron en el traslado a dicho lugar, sin conocimiento del ministro de la Guerra, Manuel Azaña, de tres regimientos de infantería de la guarnición de Madrid, formalmente, para confraternizar con los cadetes por orden del general Villegas, jefe de la División.

Después del desfile pronunciaron discursos los generales Villegas, Caballero (general jefe de Infantería) y Goded. Todos los discursos fueron críticos con la política militar que estaba aplicando la República y con el proyecto de Estatuto Catalán que se estaba debatiendo en las Cortes en ese momento.

Goded terminó su discurso con la frase:..."¡viva España!" y nada más, omitiendo el preceptivo ¡viva la República! Entonces el teniente coronel Julio Mangada, que ya durante los discursos había mostrado claramente su disconformidad mediante gestos, permaneció sentado y no contestó al viva de Goded, por lo que éste le recriminó con dureza. Mangada le replicó, y aunque el coronel jefe del Regimiento 1 de Infantería, Carlos Leret Úbeda, logra poner orden; las cosas empeoran cuando el general Villegas ordena el arresto de Mangada y éste, perdiendo los estribos, se quita la guerrera y la pisotea teniendo que intervenir los cadetes para normalizar la situación.

En opinión de Carlos Leret Úbeda, esta acción de reunir a las tropas en las Academias, desfiles, discursos de matiz antirrepublicano, etc., entraba en un plan premeditado para crear descontento en el estamento militar, por cuanto no era la primera vez que se producía (la semana anterior había tenido lugar otra reunión similar con tropas de Artillería y también por las mismas fechas una mañana el general Millán Astray se presentó en la Academia de Artillería, pidió un caballo y en compañía de varios jefes hizo que se le rindieran honores, haciendo desfilar delante de él a los cadetes).

Mangada, aunque fue procesado por estos hechos, fue absuelto. Las investigaciones realizadas permitieron poner al descubierto los compromisos de diversos mandos militares con movimientos conspirativos contrarios a la República que, no obstante, culminarían en la llamada sanjurjada el 10 de agosto de 1932.

El 20 de octubre de 1935 en el campo de Comillas, a orillas de río Manzanares, en Carabanchel, se celebró el que sin duda es el mayor mitin de la República. Se calcula que fue escuchado por entre unas cuatrocientas y seiscientas mil personas, llegadas de toda España en decenas de trenes especiales y centenares de autocares. Nunca ningún otro político logró tamaña audiencia directa.

Para unos, Manuel Azaña constituía la encarnación de la racionalidad política y de la voluntad democrática española. Para otros, el «Monstruo» contra el que se dirigieron los más virulentos vituperios políticos y personales, porque con su política dirigió a España al caos y a la Guerra Civil. En cambio, hay coincidencia respecto a su elocuencia, pues si algo no ha discutido nadie a Manuel Azaña, ni siquiera sus enemigos, es su capacidad oratoria, la efectividad y brillantez de sus dotes parlamentarias y el eco extraordinario de sus discursos, tanto dentro como fuera de las Cortes. Teniendo en cuenta no a un Parlamento como el del actual período democrático –que carece de oradores–, sino a un Congreso donde brillaron la elocuencia de Indalecio Prieto, Alcalá Zamora, Lerroux, Gil Robles, Primo de Rivera, Jiménez de Asúa, Ortega y Gasset, Unamuno, etcétera, es significativo que Salvador de Madariaga calificase a Manuel Azaña como «el orador parlamentario más insigne que ha conocido España».

Sin embargo, fuera del Congreso la oratoria de Manuel Azaña no era menos eficaz. En sus Discursos de campo abierto, que marcaron el apogeo de Manuel Azaña como orador al aire libre y su reintegro al primer plano de la política tras su encarcelamiento en Barcelona (octubre de 1934). Habla en Baracaldo y en Mestalla ante públicos innumerables. Pero es en los arrabales de Madrid, en el campo de Comillas de Carabanchel donde Manuel Azaña se dirige, el 20 de octubre de 1935, a más de medio millón de personas arribadas de los cuatro costados de España. En este mitin, sin parangón por la asistencia en la historia de la oratoria española, Manuel Azaña demolió implacablemente la política reaccionaria del denominado "bienio negro".

El 14 de junio de 1936 fue asesinado de un tiro en la cabeza el párroco de la iglesia de San Sebastián Mártir, Hermógenes Vicente Morales.

Mucho se ha escrito acerca de las primeras víctimas de la Guerra Civil española. El Teniente coronel Ernesto Carratalá fue oficialmente una de las primeras víctimas de la guerra. Nacido en Madrid, era uno de los militares de confianza de Manuel Azaña y por eso mandaba personalmente el Batallón de Zapadores de Carabanchel. A diferencia de la mayoría de sus compañeros militares, Carratalá era socialista y formaba parte de la UMRA (Unión Republicana Militar Antifascista). También era habitual verle en compañía de los intelectuales de la época como Luis Cernuda, su primo, o Federico García Lorca.

El 19 de julio de 1936, el Teniente coronel Carratalá empezó a organizar la entrega de armamento de su batallón, sede del Regimiento de Zapadores de Carabanchel a las milicias socialistas. Entonces aparecieron varios oficiales que impidieron la entrega del armamento. El Teniente Coronel Carratalá recriminó a los oficiales. Empezó así una acalorada discusión en la que Teniente Coronel Carratalá ordenó a los soldados que detuvieran a los oficiales. En esos momentos empezó un tiroteo entre los oficiales y varios militares leales al Teniente Coronel Carratalá, muriendo el Teniente Coronel Carratalá. También murieron en el tiroteo el alférez Marcial Gil Gómez, el brigada Francisco Leal y el sargento Valentín González. Por parte de los oficiales contrarios a la entrega de armas, resultaron heridos graves los capitanes Becerril, Pelegrí y Herráiz. Fue un tiroteo fundamentalmente entre oficiales. Los soldados y cabos que presenciaron la refriega estaban atónitos y no participaron de ninguna manera en la pelea.[10]

El 20 de julio de 1936, y tras la escaramuza de Carabanchel, se realizó un ataque contra el Cuartel de la Montaña y que fue uno de los episodios más relevantes de la Guerra Civil en Madrid.

El 20 de julio de 1936 los milicianos asaltaron, saquearon e incendiaron el Seminario Salesiano de Carabanchel Alto, e hicieron prisioneros a los profesores y alumnos encerrándoles en el Ayuntamiento de Carabanchel Alto antes, de que algunos de ellos, fueran fusilados.

El 21 de julio de 1936 los milicianos asaltaron y destruyeron la iglesia y el convento de las Clarisas. El alcalde de Carabanchel Bajo, Atilano Brell, pudo trasladar a alguna de las Hermanas a casa de sus familiares.

En julio de 1936 la iglesia de San Sebastián Mártir fue incendiada y la Escuela de Reforma Santa Rita fue saqueada y cinco de sus religiosos fusilados.

El 5 de noviembre de 1936 una unidad anarquista se amotinó en Carabanchel, asesinándo a sus jefes y dándose a la fuga. Este hecho, unido a más circunstancias, motivó que esa misma tarde del 5 de noviembre de 1936, Largo Caballero hiciera una remodelación del Gobierno de la República otorgando a los anarquistas cuatro Ministerios.

El General Varela, general del bando nacional, había tomado Getafe el 4 de noviembre de 1936, lo que le permitió avanzar y tomar Carabanchel el 5 de noviembre de 1936, y con él los arsenales, el aeródromo de Cuatro Vientos y el hospital militar. Este avance hasta las puertas de Madrid hace que Largo Caballero decida trasladar el Gobierno de la República a Valencia. El 6 de noviembre de 1936 el General Varela tomó la Casa de Campo.

El plan de los ejércitos del General Franco de conquistar Madrid el 8 de noviembre de 1936 se haría concentrando las tropas entre la Ciudad Universitaria de Madrid y la Plaza de España, iniciando un ataque en tromba hasta alcanzar los barrios residenciales de la ciudad. El ataque lo comenzarían los comandantes Barrón y Tella avanzando por Carabanchel para hacer creer que el ataque se efectuaría por el sur y posteriormente, el General Yagüe avanzaría por el paseo de Rosales hasta alcanzar la cárcel Modelo y el cuartel de Don Juan (véase: Batalla de la Ciudad Universitaria).

Sin embargo, Madrid resistió bajo el lema: "no pasarán" estabilizándose el frente en Carabanchel Bajo hasta que en abril de 1939 el General Franco consiguió entrar en Madrid.

Durante la Guerra Civil la población de Carabanchel Bajo descendió casi un 14 %, quedando establecida en 26 970 habitantes, mientras que Carabanchel Alto sufrió menos el impacto de la contienda nacional y mantuvo prácticamente el mismo número de vecinos que tenía en 1930.

Durante la Guerra Civil se destruyeron el 48 % de los edificios de Carabanchel. Los barrios más dañados fueron los del entorno del río Manzanares, y en concreto barrios como las Pavas, Tercio o Mataderos.

La sociedad carabanchelera de los años cuarenta estaba formada por capas populares.

El sector de la construcción, y dentro de él la mano de obra no cualificada, absorbía la mayor demanda laboral. Repuntaba la industria y crecía el comercio tradicional, el de la puerta de la calle, a medida que el fantasma del racionamiento impuesto en tiempos de posguerra se retiraba e iba apareciendo la casi normalización del abastecimiento.

También había comenzado a modificarse el paisaje de los Carabancheles, que era el paisaje después de una batalla, donde en los años cuarenta proliferaban las trincheras y las casas y edificios en ruinas por los bombardeos. Empezaba la reconstrucción y las nuevas construcciones de los Carabancheles del Gran Madrid.

No obstante, fueron tiempos duros y difíciles en España, especialmente en las ciudades, y Carabanchel no fue una excepción.

Tras La Guerra Civil, Francisco Franco incluye a Carabanchel en el grupo de "Pueblos Adoptados" con los que accede a condiciones más favorables de reconstrucción y que llevó a cabo la Dirección General de Regiones Devastadas durante los años. 40. Ésta intervención pública cambiaría a los Carabancheles durante el Régimen de Franco. Las principales intervenciones fueron:

La Dirección General de Regiones Devastadas también reconstruyó muchos de los edificios religiosos que habían quedado arrasados durante la Guerra Civil. Destacan:

1.- Seminario de los Salesianos: Reconstruido en 1939. Los salesianos de la zona roja, según se iban liberando, poco a poco se reintegraban a la vida comunitaria. De tal manera que en abril de 1939 ya llegaban a 20 los que habían regresado al antiguo Seminario Teológico. Alejandro Battaini quedó al frente de los Salesianos de Carabanchel y del Paseo de Extremadura, encargándose provisionalmente de las dos Casas.

2.- Convento de las Hermanas Clarisas de Constantinopla: Reconstruido en 1941.

3.- Convento de las Religiosas Oblatas: Reconstruido en 1944.

4.- Iglesia y Convento del Santo Ángel de la Guarda: Se trata de un bello conjunto que actualmente está protegido según el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997. La Iglesia y convento del Santo Ángel de la Guarda son del año 1945 y destaca por su pintoresquismo sobre una leve colina y por la imagen urbana de matices serenamente provincianos que muestra hacia la calle. Iglesia y convento, revocados en tonos luminosos y cálidos, se concatenan en un discreto discurso ecléctico.

Además del destino social de todos los edificios de la Finca de Vista Alegre durante el Régimen de Francisco Franco se destinaron más equipamientos sociales o educativos en Carabanchel a tratar a las personas más desfavorecidas y a los menores, todos ellos construidos o reconstruidos por la Dirección General de Regiones Devastadas, como:

1.- Colegio "La Unión": Reconstruido por la Dirección General de Regiones Devastadas en 1939.

2.- Centro de Discapacitados "Magerit": Dicho centro está ubicado en la calle Águeda Díez, 5 c/v calle General Ricardos c/v calle Oca, y se trata de un edificio construido en el año 1940 por la Dirección General de Regiones Devastadas y de gran interés pese a que se encuentra muy alterado. Se trata de uno de los escasos testigos de cierta arquitectura paternalista fluctuante entre el amparo de lo asistencial y el camuflado discurso de una casi imposible "arquitectura del Estado fascista", conjugando serenidad externa y sobrio decorativismo interior alineado con la escenografía de los edificios de Albert Speer.

3.- Escuela "Nuestra Señora del Carmen": Construido por la Dirección General de Regiones Devastadas en 1941.

4.- Asilo "Santa Rita": Construido por la Dirección General de Regiones Devastadas en 1949.

5.- Reformatorio "Sagrado Corazón": Construido por la Dirección General de Regiones Devastadas en 1949.

6.- Grupo Escolar "Benito Prieto": Construido por la Dirección General de Regiones Devastadas en 1949.

7.- Asilo "Divina Infanta": Construido por la Dirección General de Regiones Devastadas en 1953.

En los primeros días de noviembre de 1936, Carabanchel Alto perdió la conexión tranviaria con Leganés al tomar esta población el ejército del general Franco, y unos días después también hasta Mataderos, límite de Carabanchel Bajo con Madrid, siguiendo por este lado con progresivos recortes hasta dentro de la capital en función de la situación bélica.

Acabada la contienda, el servicio de los tranvías hacia la zona de los Carabancheles fue restablecido también de forma escalonada. Así, por fin, el 31 de enero de 1943 el tranvía vuelve a llegar a Carabanchel Alto, dos años y medio después de que lo hiciera a Carabanchel Bajo. Mucho tuvieron que ver en su restablecimiento las gestiones que se hicieron desde los ayuntamientos de ambos Carabancheles, especialmente el del Alto cuando ya estaban circulando hasta el Bajo.

El 27 de octubre de 1945 se refuerzan los servicios de la línea 24 con la línea 42, también con ramas al Alto y al Bajo. El material de ambas es el mismo, Whestinghouse I, al igual que las tarifas que son idénticas, con la diferencia de que en la 42 hay menos tarifas intermedias (Plaza Mayor-Carabanchel Alto 45 céntimos y Carabanchel Bajo-Carabanchel Alto 15 céntimos).

El 12 de noviembre de 1947 se crea la Empresa Municipal de Transportes. En este momento hay cinco servicios tranviarios a los Carabancheles, el 24 y el 42, ambos con una rama al Alto y otra al Bajo (la línea 24A tiene asignado un vehículo y la 42A dos), y el 44 al Hospital Militar Gómez Ulla.

A primeros de diciembre de 1947, el día 4, la Empresa Municipal de Transportes, reestructura las líneas suprimiendo las tres existentes y creando otras tres, la 34, Embajadores-Carabanchel Bajo, y dos anexas, una especie de ramales con número aparte, la 36 a Carabanchel Alto y la 38 al Hospital Militar. La reforma elimina el punto tradicional de la Plaza Mayor para ir a los Carabancheles, y, además, los viajeros a Carabanchel Alto quedan obligados a realizar trasbordo en Carabanchel Bajo. Las molestias que estos cambios originan, se palían en parte cuando antes de que acabe el mes, la línea 34 se prolonga hasta Atocha, un lugar que permite más combinaciones que Embajadores para los carabancheleros (2).

Mariano de Larrinaga adquirió la finca de recreo conocida como posesión de recreo del conde del Campo Alange en 1870. Su hija, la condesa de Casa Puente, vendió la finca en 1941 a la compañía de María para adaptarla a escolasticado.

Desde entonces muchas han sido las reformas y parcelaciones que se han hecho para adaptarla a las cambiantes necesidades docentes, editoriales y religiosas de los padres Marianistas. Sin embargo, aún es posible reconocer en la Quinta de los Marianistas los restos de una época de esplendor que ya pasó.

Entre las reformas más importantes destacan:

1.- La adaptación del palacio del conde del Campo Alange en escolasticado y posteriormente en centro educativo (hoy, colegio "Hermanos Amorós") por el arquitecto Luis Moya Blanco. El proyecto lo realizó respetando las influencias del barroco italiano y de una capilla de gran pureza neoclásica pero ampliando el palacio e incorporándolo a la capilla en una perfecta transición con nuevos elementos arquitectónicos que permitieron la nueva funcionalidad del edificio.

2.- La construcción de la iglesia parroquial de Santa María Madre de la Iglesia de los Padres Marianistas. Centro parroquial, anejo al docente, construido por el propio Luis Moya Blanco cinco lustros después y en el que se ve su evolución arquitectónica buscando la unidad, la centralidad y el equilibrio del espacio, así como la comunión entre la construcción y la forma, tendiendo aquí a la sencillez y abstracción renunciando al clasicismo. Se observa también la influencia del Concilio Vaticano II en cuanto a la proximidad del sacerdote y el pueblo, así como a la renuncia del protagonismo urbano del templo que queda oculto desde la calle.

La Dirección General de Regiones Devastadas, ante la urgente demanda de alojamiento y a auspicios del Plan Bidagor para la ordenación de "zonas adoptadas", promovió este poblado de 640 viviendas unifamiliares en hilera y de marcado carácter rural -aunque en peculiar versión del modelo de ciudad jardín europea- con las manzanas introvertidas para posibilitar la inclusión de patios.

El proyecto se realizó en los años 1940 y 1941, salvo el de Rita Fernández Queimadelos que fue de 1946, aunque la ejecución de la colonia se realizó entre 1942 y 1951 por los siguientes arquitectos Luis Moya Blanco, Luis Díaz-Guerra y Milla, Ramiro Avendaño Paisán, Enrique Huidobro Pardo, Carlos Bailly-Bailliere Muniesa, José Tamés Alarcón, Ramiro Moya Blanco, Enrique García-Ormaechea Casanovas y Rita Fernández Queimadelos.

Su trama ortogonal gira en torno a una plaza ajardinada de mayor altura con una planta baja virtualmente comercial y, en pro de la idea de recreación de pueblo con viarios no jerarquizados. Se proyectó una iglesia parroquial que no se llegó a ejecutar. Desde las huellas de la Dirección General de Regiones Devastadas, este barrio sorprende por sus señas de identidad, que tienen la mágica capacidad de transportarnos a una especie de pequeño enclave perdido. Así se contrastan las alternativas de raíz popular-regionalista como ocurre con otras colonias de Carabanchel de la primera década de posguerra, como la colonia Lucero y la colonia Torres Garrido, con impregnaciones de la tradición moderna e "influencias de las Siedlungen alemanas… en cuanto a la retícula… parcelación… y relación con la edificación", en palabras de Luis Moya Blanco.

La Dirección General de Regiones Devastadas construyó dos edificios emblemáticos:

1.- Las Escuelas de "Carabanchel Bajo": Construido en 1944, en la calle Cinco Rosas (antigua calle de la Magdalena), y que sería la cantera de futuro de los niños.

2.- El Mercado de "Carabanchel Bajo": Construido en 1945.

Apenas terminada la Guerra Civil, y con la anterior cárcel de Madrid, la Modelo, prácticamente destruida por haber estado en la línea del frente, se inicia la construcción de la cárcel de Carabanchel en 1940.

El régimen de Francisco Franco decidió construir una nueva cárcel (hasta la finalización de las obras, los presos políticos del franquismo se hacinaban en la cárcel de Porlier). A tal efecto, el 16 de enero de 1940 se adquirieron unos terrenos de unos 200.000 metros cuadrados en el municipio de Carabanchel Alto (todavía un pueblo en las afueras de Madrid), pertenecientes a José Messía y Stuart, duque de Tamames y de Galisteo. El precio fue de 5,25 pesetas por metro cuadrado. En total, el Estado pagó unas 700.000 pesetas.

Las obras empezaron el 20 de abril de 1940 y la cárcel se inauguró el 22 de junio de 1944.

El 5 de junio de 1946 el Hospital Militar, que había sido reconstruido en 1941 por Eduardo Torroja,[11]​ recibe el nombre de "Gómez Ulla", en honor del General-Médico Mariano Gómez Ulla, eminentísimo cirujano militar fallecido el 24 de noviembre de 1945 presente en los campos de batalla de las guerras de África donde desarrolló una gran labor sanitaria.

La iglesia de San Sebastián Mártir fue destruida en julio de 1936 al inicio de la Guerra Civil. Con el incendio se perdieron retablos, tallas, cuadros y el archivo parroquial. Sin embargo, permaneció en pie su torre. Durante el periodo 1943 - 1948 se hizo cargo de la reconstrucción de la iglesia la Dirección General de Regiones Devastadas, según proyecto del arquitecto Ignacio Fiter Clavé, en el mismo lugar y con las mismas dimensiones que el antiguo templo.

La Dirección General de Regiones Devastadas procedió a su reconstrucción, conformando un conjunto integrado por la iglesia, la casa parroquial y la casa social católica, de dos plantas y sobria decoración, y un claustro central que relaciona los distintos elementos. En la iglesia, de tres naves longitudinales con cinco crujías trasversales intermedias enlazadas por arquerías, sigue destacando la torre, de planta cuadrada. La reconstrucción combina al exterior zócalos de granito, portadas de piedra caliza de Colmenar y fábrica de ladrillo visto con llaga ancha, recreando entrepaños con acabado en revoco. El resultado recuerda a las iglesias castellanas de finales del XVII y principios del XVIII pero con una bellísima torre mudéjar.

Esta iglesia fue bendecida el 20 de enero de 1948 por el Obispo Auxiliar de Madrid, Casimiro Morcillo.

La iglesia actual consta de tres naves, siendo la central de mayor anchura y altura. La cabecera se cubre con cúpula con linterna elevada sobre pechinas. Las fachadas son de ladrillo y mampostería recubierta por un estucado enlucido. La portada principal acoge una escultura de piedra de San Sebastián Mártir. La otra portada, que se abre a la plaza de Carabanchel, correspondiente a la nave del Evangelio, posee una escultura de piedra de Nuestra Señora de la Antigua.

La Torre con un chapitel de pizarra es la que se levantó en el siglo XVII.

Dentro de la iglesia destaca la imagen de la Virgen del Carmen coronada, que procede de los madrileños talleres "Granada" y data de 1946. Fue realizada tras la Guerra Civil donde fue quemada en julio de 1936 con el propio templo parroquial de la San Sebastian Mártir.

Actualmente, la Virgen del Carmen porta el bastón de mando del último alcalde de Carabanchel Bajo, Rufino Goñi, quien tras terminar el último pleno histórico de Carabanchel Bajo tras el cual se produciría la anexión a Madrid en 1948, bajó a la iglesia de San Sebastian Mártir donde hizo entrega del bastón de mando a la Virgen del Carmen, patrona de Carabanchel.[12]

La plaza de toros de Vista Alegre fue destruida durante la Guerra Civil, por lo que fue recosnstruida durante la posguerra, en el año 1944, quedando de forma inconclusa, de ahí el nombre de "La Chata" con el que fue conocida a partir de entonces.

La plaza de toros de Vista Alegre "La Chata" fue inaugurada de nuevo el 18 de julio de 1947, pasando a ser propiedad de Luis Miguel González Lucas, el famoso diestro Luis Miguel de la dinastía de los Dominguines en 1948, conocido como Luis Miguel Dominguín.

El edificio "Los Lujanes" ubicado al norte de la Finca de Vista Alegre fue reconstruido por la Dirección General de Regiones Devastadas a partir de 1944 y tiene protección estructural pues representa perfectamente el estilo de una época "la posguerra".

Dicho edificio fue sede de lo que fuera el antiguo Orfanato Nacional del Pardo, siendo inaugurado el 18 de julio de 1947.

María-Teresa González-Quevedo nació en Madrid el 12 de abril de 1930. Su familia vive en la capital de España, y ofrece a la hija y a sus otros dos hijos una buena educación cristiana. María-Teresa González-Quevedo (para muchos, simplemente Teresita) desarrolla una personalidad inquieta, entusiasta y atrevida. Es alegre, llena de amor por la vida y menos amor por los libros. Cuando tiene 10 años, escribe, con poca ortografía pero con mucha ilusión, esta frase: “[H]E decidido ser santa”.

Un día de mayo, sale de su corazón una súplica especial: “¡Madre mía, dame vocación religiosa!” Luego se asusta de lo que acaba de pedir. A una amiga le confiesa: “¡Mira que si la Virgen me la da de verdad!...”. Dios le susurra que la quiere para Él. El 7 de enero de 1948 da la noticia de entregar su vida a Dios. Teresita está decidida y dispuesta a aceptarlo todo con tal de decir que sí a Dios.

Propone la fecha en la que quiere entrar al Noviciado de las Carmelitas de la Caridad de Carabanchel: el 23 de febrero de 1948. Su felicidad es total. ¿Qué quiere Dios de Teresita? Ella desea alcanzar la meta de la santidad de la mano de la Virgen.

En mayo de 1949, Dios le revela sus planes: "La quiere para Él". Al poco tiempo una extraña fiebre le indica que la novicia sufre una pleuresía aguda. En su diario escribe: “Durante la Comunión tenía tantas ganas de entregarme completamente a Jesús para demostrarle cuánto quería amarlo, que me ofrecí como víctima para que hiciera de mí lo que quisiera”. Siente una llamada profunda a confiar, a ponerse en manos de Dios. Dirá a alguna compañera: “Para ser santa el primer paso es la confianza, y después abandonarse en manos de la Virgen, para que Dios haga lo que quiera...”. Prevé que morirá antes de la fecha en la que se declare el dogma de la Asunción de la Virgen.

En enero de 1950, Teresita sufre un fuerte dolor de cabeza. Llaman a su padre, que era médico, y diagnostica meningitis tuberculosa: no hay nada que hacer... Su padre comunica que su hija se muere. La novicia reacciona con una especial alegría: sabe que pronto será recibida en el cielo por una Madre que la quiere mucho... La Maestra de novicias ve a Teresita demasiado segura de ir al cielo. Un día le pregunta: “Pero, si tú no has ganado el Cielo, ¿cómo vas a conseguirlo tan pronto?” La novicia responde con naturalidad: “¡¡Claro que no me lo he ganado!! Pero me lo regalan; ya sabes tú lo del Buen Ladrón. Si Jesús y María, a quienes nunca separó, me lo quieren regalar, ellos son muy dueños”. El Jueves Santo de ese año sufre un brusco empeoramiento. Poco a poco se va apagando, pero todavía puede decir con decisión: “¡Jesús, te amo por los que no te aman!... ¡Madre mía! ¡mil veces morir antes que ofenderte!” Llega la agonía. Al final, da un fuerte grito: “¡Madre mía, ven a recibirme... y llévame contigo al Cielo!” Después, más serena, dice: “Por los que... no te aman...”. Muere el 8 de abril del Año Santo de 1950.

El día 10 de diciembre de 1932 el Padre Alegre fundó el primer Cottolengo en Barcelona.

La Congregación Mariana de las Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Madrid, queriendo en su apostolado colocar a una pobre ancianita enferma, no encontraban lugar para ella. Informadas de que en Barcelona existía un cottolengo, tres Congregantes acudieron al mismo, pidiendo una fundación para Madrid. Acogida la petición, colaboraron los Padres Jesuitas de la Congregación Mariana, con algunos Congregantes a los que se unieron diversas señoras y señores trabajando eficazmente.

De este modo se fundó el Cottolengo del Padre Alegre en Madrid el 2 de abril de 1948, si bien éste se situó en dos chalecitos de la calle Siglo Futuro, 14 en Carabanchel Bajo.

En la parte central de ese conjunto de edificaciones en la colonia de la Prensa estaba el hotelito de Antonio Lezama, director del diario madrileño La Libertad y posteriormente del poeta Manuel Machado.

El 29 de abril de 1948 los términos municipales de Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto se incorporan a Madrid.

Este fue el primer paso de un proceso que se desarrolló entre 1947 y 1954 y por el cual Madrid se anexionó 13 municipios limítrofes, en concreto Carabanchel Alto, Carabanchel Bajo, Chamartín de la Rosa, Canillas, Canillejas, Hortaleza, Barajas, Vallecas, El Pardo, Vicálvaro, Fuencarral, Aravaca y Villaverde por este orden.

El problema venía de antiguo y ya desde principios de siglo se piensa en dar solución a los problemas que va creando la creciente área metropolitana. Madrid se expande y con él sus problemas y para dar una solución de conjunto a esta circunstancia, para poder planificar sobre todo el conjunto de forma eficaz, se piensa en solucionarlos bien anexionando o bien creando una mancomunidad de municipios.

En 1910 ésta se crea formando parte de ella todos los que luego se anexionarían menos Fuencarral y Barajas más Getafe, Leganés y Pozuelo de Alarcón. Sobre ella se extendería el proyecto de planificación de Núñez Granés para el cual Madrid llevaría la fuerza impulsora de la capitalidad en forma de planes y cooperación para el trazado, construcción, conservación de vías públicas, agua, luz, policía, transportes, etc.

Sus objetivos básicos se centraban en la seguridad de los habitantes, el fomento de la instrucción, la higiene, la expansión de la electricidad, etc. Su existencia fue tan lánguida e ineficaz que en 1930 ya había desaparecido sin haber aportado ninguna solución relevante.

La experiencia pues resultó fallida. Enseguida se plantean otras soluciones como el anexionar parte de términos municipales limítrofes como los de Vallecas y Vicálvaro. En estos municipios se daba la circunstancia de que fueron los propios ayuntamientos de estos municipios los que solicitaban la renuncia a favor de Madrid de parte de sus términos municipales para mantener el carácter rural de sus núcleos primitivos olvidándose de los barrios de Puente de Vallecas y La Elipa-La Almudena que estaban ya prácticamente unidos a la capital sin solución de continuidad.

El objetivo era crear el Gran Madrid, una capital con una población y extensión similar a las capitales europeas mediante la anexión de los municipios cercanos a la capital. De esta forma, Madrid dejó de ser un gran poblachón manchego para convertirse en la gran capital que España necesitaba. Una capital similar a las grandes capitales europeas como Londres, París o Berlín. Una capital que entraría en la categoría de las ciudades globales.

En todo este proceso se barajaron sucesivas listas de pueblos a anexionar en las que aparecen y se caen, además de los que se incorporarán, Alcobendas, Boadilla del Monte, Alcorcón, Leganés, Getafe y Pozuelo de Alarcón. También surge la polémica sobre el ritmo y el orden de las incorporaciones. Hay que señalar que figuraban en todas las listas y como prioritarios los Carabancheles, Chamartín, Villaverde y Canillas.

La concreción legislativa del proceso de anexión sería la siguiente:

De esta forma, el 3 de septiembre de 1947 el último alcalde de Carabanchel Alto, Rafael López Izquierdo presenta las bases de la anexión con las siguientes palabras: "El planteamiento de esta cuestión actualmente es necesario para resolver un problema ya iniciado con anterioridad como es el del inevitable y progresivo crecimiento de los grandes núcleos urbanos, que hacía preciso buscar las fórmulas adecuadas para establecer accesos convenientes, resolver la situación de los suburbios y tender, en fin, a la formación del Gran Madrid. La intervención del Estado en cuestión que tanto afecta al decoro y prestigio de la capital demuestra que es un asunto que rebasa la esfera municipal o local para entrar en el ámbito de los intereses nacionales".

También recuerda el lamentable estado en que Carabanchel quedó después la guerra y las mejoras importantísimas que desde entonces ha recibido gracias al loable esfuerzo de la corporación municipal y señala que a pesar de ello hay problemas que por necesitar de medios que escapan a sus posibilidades no han podido solucionarse por completo (los transportes, las comunicaciones, aguas y viviendas) y que es indudable que al pasar este municipio a formar parte del municipio de Madrid, con sus cuantiosos medios y su perfecta organización técnica, podrán rematarse satisfactoriamente en un plazo menor de tiempo. Por eso, por encima de cualquier sentimentalismo debe tenerse presente el interés del vecindario de Carabanchel Alto que lógicamente deben aumentar con la anexión y que no debe suponerse nostálgicamente que con la anexión vayan a desaparecer tradiciones castizas y típicas costumbres de Carabanchel Alto.

De forma absolutamente similar se produce la anexión de Carabanchel Bajo a Madrid por el entonces alcalde.

Así, el 9 de enero de 1948 se publica el Decreto del Ministerio de Gobernación en el que se autorizaba la anexión de los Carabancheles. El 12 de febrero de ese mismo año se aprueban las bases de la anexión que finalmente se lleva a cabo en la citada fecha del 29 de abril de 1948.

Hay que señalar que en esta fecha se efectuó la anexión efectiva de los dos primeros municipios (Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo) a Madrid, porque la siguiente, la de Chamartín de la Rosa se realizó el 5 de junio de 1948, aunque el Decreto de Gobernación se remontaba al 14 de noviembre de 1947.

En la tarde de ese 29 de abril de 1948 se celebran los actos solemnes de anexión, primero de Carabanchel Bajo y después de Carabanchel Alto. Asisten al acto, además de los dos últimos alcaldes de cada Carabanchel, el gobernador civil de Madrid y Jefe Provincial del Movimiento, Carlos Ruiz que preside el acto, el alcalde de Madrid José Moreno Torres, conde de Santa Marta de Babío, y el presidente de la Diputación Provincial, el marqués de la Valdavia.

Tras la anexión, el Ayuntamiento de Madrid nombra delegado municipal en Carabanchel Alto al concejal Joaquín Campos Pareja que sería asesorado por el último alcalde de Carabanchel Alto, Rafael López Izquierdo.

Posteriormente, el 8 de junio Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto se unifican dentro del municipio de Madrid formando el distrito de Carabanchel con sede en el antiguo consistorio de Carabanchel Bajo.

La sede del Ayuntamiento de Madrid en Carabanchel, tras la anexión de los Carabancheles, fue el antiguo Ayuntamiento de Carabanchel Bajo ubicado en la plaza de Carabanchel Bajo, en pleno casco antiguo. La decisión de que estuviera en Carabanchel Bajo y no en Carabanchel Alto era por el mayor peso que tenía Carabanchel Bajo en todos los órdenes.

El antiguo Ayuntamiento de Carabanchel Bajo se construyó en 1910 pero fue parcialmente destruido durante la Guerra Civil por lo que fue reconstruido siguiendo el proyecto realizado en 1944 por José María Martínez-Cubells Tordesillas para seguir siendo sede política y administrativa de Carabanchel Bajo.

Posteriormente, y tras la anexión de los Carabancheles, en 1949 fue ampliado por Francisco Moreno López con la tercera planta. Se nota desde el exterior porque está formada por ventanas de menores dimensiones que en las dos plantas originarias. No obstante, la ampliación que se llevó a cabo se hizo siguiendo perfectamente el propio estilo del edificio. A partir de ese momento paso a ser la sede de la Junta Municipal de Carabanchel.

El Alcalde de Madrid, José Finat y Escrivá de Romaní, conde de Mayalde puso los nombres de las calles: Siglo Futuro, La Nación, La Época,... en el año 1950.

Esta colonia, situada en una cuña verde muy amplia con vértice en la Glorieta Elíptica y entre la avenida de Oporto - avenida de Abrantes y la calle Via Lusitana, está integrada en la fachada sureste de Carabanchel según trazado de 1949 de la Comisaría de Urbanismo, dirigida por Pedro Bidagor.

Es una discreta síntesis entre el revisionismo tradicional con tenues renuencias populares (como en la Colonia Lucero, promovida por la Dirección General de Regiones Devastadas, o la Colonia Torres Garrido, cuyos arcos, embocando galerías transversales entre bloques, se llevan aquí al límite) y la apertura del canon estrictamente vinculante a las "arquitecturas de Estado" filtradas por tintes funcionalistas (como en los bloques de la calle General Ricardos realizados por la Dirección General de Regiones Devastadas).

La colonia se construyó entre 1950 y 1959 por los arquitectos José Fonseca Llamedo, Manuel Ruiz de la Prada Muñoz de Baena, José Gómez Mesa y José María Rodríguez Cano.

El 1 de febrero de 1951, antes del accidente del 28 de mayo de 1952, se había prolongado la línea 34 de Carabanchel Bajo a Carabanchel Alto, desapareciendo la línea 36 que unía ambos Carabancheles.

El 28 de mayo de 1952, el tranvía será protagonista en la página de los sucesos. Pasadas las ocho de la tarde, uno de los tranvías, disco 135, que cubre la línea Carabanchel Bajo-Mataderos, se precipita desde el Puente de Toledo a una huerta de la ribera del río Manzanares, llamada "La Bomba".

El balance de la tragedia es de 15 muertos y de 112 heridos de distinta consideración. La causa del accidente fue el exceso de viajeros, algunos de ellos ocupando los estribos y otros colgando desde las ventanillas. Al tranvía le fallan los frenos en una curva, se sale de la vía, choca contra una de las paredes del puente y cae al vacío. La mayoría de las víctimas mortales son vecinos de Carabanchel, muchos de ellos colegiales que volvían a casa.

Se culpa al alcalde, el conde de Santa Marta de Babío, del pésimo estado en que se encuentran las vías y el material de la Compañía. El alcalde dimite y es sustituido por el conde de Mayalde.

Durante varios meses queda suspendida la circulación de tranvías por el Puente de Toledo. En 1963 dejarían de atravesar definitivamente el río Manzanares.

Tras la anexión de Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto a Madrid, la EMT (Empresa Municipal de Transporte de Madrid) establece la primera línea de autobuses, la 36, que une entre sí los Carabancheles y a ambos con la capital.

En 1951 desaparece la línea 36 y entonces la línea 34, prolonga su terminal desde Carabanchel Bajo hasta Carabanchel Alto, manteniendo su cabecera en la glorieta de Atocha. Tres años más tarde, la empresa Trapsa crea una línea entre la plaza de Cibeles y Carabanchel Alto, que continuú en la actualidad con el nombre de línea 34.

A lo largo de la década de los cincuenta se instalarán otras dos líneas de autobuses, hasta Carabanchel Bajo y hasta la glorieta de Marqués de Vadillo, además de un servicio de autobuses periféricos para conectar los barrios del distrito entre sí y con Madrid, Leganés y Fuenlabrada.

La calle General Ricardos, que quedó muy destruida tras la Guerra Civil, estaba considerada como la segunda columna vertebral de Carabanchel después del paseo de Extremadura.

Sin embargo, tras la Guerra Civil, se emprendió un Plan Especial sobre la calle General Ricardos con intervenciones puntuales y dispersas de reconstrucción y regeneración sobre los vestigios de la guerra aprobadas por la Comisaría General para la Ordenación Urbana de Madrid (COUM) con el objetivo de que la calle General Ricardos se convirtiera en la gran avenida del sur de Madrid.

A la sazón, la acción planificadora emprendida abordaría el eje vial desde el puente de Toledo hasta los confines de Carabanchel Bajo, más zonas marginales como el barrio de las Pavas y la colonia Tercio y Terol.

El Plan Especial sobre la calle General Ricardos fue realizado por Juan Laguna al frente de la Comisaría General para la Ordenación Urbana de Madrid (COUM) desde 1954. Se destacan tres escenarios singulares realizados por los arquitectos Luis García de la Rasilla, Luis Alemany Soler, Luis Villanueva Echevarría y Felipe Pérez Somarriba:

a) El primero, la gran plaza semicircular en la embocadura del Puente de Toledo.

b) El segundo a la altura de la plaza de Vista Alegre.

c) Y el tercero que culmina el "plan", el singular y un tanto ampuloso bloque curvo y cóncavo de la calle Nuestra Señora de la Luz, 6.

El 27 de enero de 1955, a las nueve y cuarto de la mañana, se produce un desgraciado suceso en la calle Eugenia de Montijo, a la altura de Federico Grases, junto a la Colonia de la Prensa, al chocar el PCC 1040 procedente de Carabanchel Alto con un tranvía de Vías y Obras que iba en sentido opuesto, falleciendo el ayudante y con heridas graves su conductor, mientras que en el tranvía de viajeros hubo nueve heridos, todos leves. Las causas tienen su origen en la intensa niebla que impidió a uno de los tranvías ver cómo estaba el semáforo, y al encontrarse de frente intentaron ambos frenar pero la humedad en la vía, hizo que los frenos no respondieran con la urgencia que se requería.

El 13 de febrero de 1955, y tras la conmoción del accidente, vuelven a funcionar las cocheras de Buenavista, fuera de servicio tranviario desde noviembre de 1936, para lo cual fue necesario rehabilitar desde la Plaza de la Emperatriz un tramo de la vía abandonada a Leganés. Estas instalaciones habían pasado a manos de la Empresa Municipal de Transportes que las había destinado hasta entonces a Almacenes Generales, a Escuela de Capacitación y a depósito de material retirado de circulación (los últimos Whestinghouse), sufriendo un incendio el 26 de mayo de 1953.

El 21 de julio de 1955 quedó completada la doble vía entre Carabanchel Bajo y las cocheras de Buenavista en Carabanchel Alto, a excepción del tramo entre Carabanchel Bajo y Santa Rita, de imposible duplicación por su estrechez, manteniéndose la regulación de la circulación tranviaria entre ambos puntos mediante semáforos.

A finales de los 50 la convocatoria de un certamen de "vivienda experimental" concentra en España las políticas públicas en materia de vivienda y urbanismo en tareas de urgente realojamiento de poblaciones suburbanas marginales y de escasos medios bajo cierto espíritu aperturista, con la concurrente colaboración de empresas y de los mejores arquitectos del momento, provocando uno de los más acelerados pasos en el diseño del alojamiento de masas.

A la convocatoria acuden Manuel Barbero Rebolledo, Juan Manuel del Busto González, Gonzalo de Cárdenas Rodríguez, Fernando Cassinello Pérez, Fernando Cavestany Pardo-Valcarce, José Antonio Coderch de Sentmenat, Luis Cubillo de Arteaga, Federico Faci Iribarren, Miguel Fisac Serna, Carlos de Miguel González, Luis Miquel Suárez-Inclán, José Luis Romany Aranda, Francisco Javier Sáenz de Oíza, Manuel Sainz de Vicuña García-Prieto y Carlos Sobrini Marín y otros con propuestas avanzadas y anticipatorias marcadas por la investigación de tipos racionales que explora al límite la vivienda mínima.

Su divergente y rico desglose tipológico salpicará el cinturón sur de Madrid de puntuales intervenciones todavía en pie, cual eslabones perdidos.

En la colonia Puerta Bonita se planifica un amplio sector que en gran parte subsiste y del que conservamos un pequeño rosario exponente de las "viviendas en cadena" de Miguel Fisac, excepcional paradigma en los límites del "Existenzminimun". Planteado como una tarea de reconstrucción y configuración integral de una extensa área urbana, deviene en la organización de una estructura autosuficiente, coherente e integral, dispuesta al modo de una auténtica exposición de la vivienda en su múltiple dimensión (urbana, habitacional y experimental).

Seguido por otros arquitectos y persistente en la experiencia de su creador, frustrada la experiencia intensiva del barrio de Zofio en Usera de base neoempirista, nunca vería colmado su ideal de encadenamiento progresivo, nacido de la crítica a la asepsia de las "Siedlungen" surgida tras la gran guerra. Tan rica como ignorada aportación abrirá en los años 60 de par en par las puertas a las clausuras intelectuales y creativas de la posguerra en la aventura exploratoria de la vivienda social.

En 1959, en pleno régimen franquista, Ernesto "Che" Guevara, realizó un viaje por varios países, entre los cuales estaba España.

Solo los servicios secretos del General Franco, funcionarios de la embajada cubana, un fotógrafo y un periodista españoles que le acompañaron, le entrevistaron, le retrataron y le observaron conocían que el Che, desembarcaría de un avión de Cubana de Aviación una tarde del 13 de junio de 1959. El viaje tenía cierto punto de misterio ya que difícilmente podría tratarse de un viaje oficial entre dos países que, si bien tenían lazos en común, estaban gobernados por regímenes políticos diametralmente opuestos.

De España le interesaba conocer, sobre todo la vida en los extrarradios de la ciudad, según manifestó el periodista del diario Pueblo, Antonio D. Olano. Al parecer, el Che creía que los barrios periféricos de la capital de España se encontraban en un estado de mayor miseria, pero se sorprendió de que aunque se viviera de forma humilde en barrios como Carabanchel, no se hallaba la pobreza que esperaba. En su estancia, de apenas dieciséis horas, estuvo gran parte del tiempo en Carabanchel viendo sus barrios y la plaza de toros de Vistalegre, vacía en ese momento. No obstante, también visitó la Ciudad Universitaria y los grandes almacenes, ya desaparecidos, de Galerías Preciados.[13]

Tras la Guerra Civil y el largo periodo de la posguerra, muchos españoles de muchas regiones rurales deciden dejar el campo y trasladarse a las ciudades, pues tras la autarquía y el Plan de Estabilización de 1959 empieza un periodo de gran desarrollo en España, y en especial en las ciudades. Se trata de la segunda oleada migratoria masiva del campo a la ciudad (la primera fue a principios del siglo XX) y es que hay un éxodo muy importante de población del campo a las ciudades en busca de nuevas oportunidades.

Carabanchel, nuevamente, es uno de los principales focos de atracción de toda España. Es junto con el distrito de Vallecas el que más población recibe de todos los distritos de Madrid, siendo la capital de España la que más población recibe de todas las ciudades españolas. Su proximidad a Madrid y su rápida comunicación con la capital a través de los nuevos medios de comunicación son fundamentales para que la población se asiente en Carabanchel.

En el caso de Carabanchel la mayoría de la población procedía de Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Andalucía y Extremadura. La llegada de tantísima población procedente de otras regiones de España hizo que se crearan en torno a la ciudad de Madrid muchos suburbios y barriadas que recogían ese aluvión de gente. La mayoría de esta población se asentó en la zona del antiguo municipio de Carabanchel Bajo, debido a la cercanía con el centro de Madrid y a la mejor comunicación que la zona del antiguo municipio de Carabanchel Alto que se encontraba más lejos de centro y no contaba con metro.

Carabanchel, al igual que Madrid tiene un serio problema de vivienda, y es que la llegada de tantísima población procedente del campo con pocos recursos y muchas ganas de trabajar y de tener oportunidades supuso la proliferación de suburbios y barriadas en las que se hacinaba la gente y las condiciones de vida eran poco dignas. Así, proliferan:

1.- Bolsas de deterioro urbano debido a que gran parte de la población vive en viviendas poco dignas debido al envejecimiento del parque inmobiliario, ya que muchos de los pisos se encuentran en situación de ruina, y en el que la gente vive ante la falta de vivienda.

2.- Y sobre todo, grandes núcleos chabolistas que crecen en determinadas zonas del distrito como:

a) El barrio de San Isidro, donde aterriza lo que se conoce como la "especulación de la miseria", pues se llega a pagar hasta 40.000 pesetas por el traspaso de una chabola de apenas 30 metros cuadrados de superficie.

b) En un amplio descampado, a ambos lados de la carretera de Toledo, la N-401 (actual A-42), entre Plaza Elíptica y el término municipal de Leganés, donde hoy se encuentra el Cementerio Sur y el Tanatorio Sur, sobrevive en aquella época un poblado de infraviviendas que casi se une con el barrio leganiense de Hormigueras. Se trata de familias de traperos que se instalaron allí en la posguerra y que se niegan a abandonar el suelo. Viven en unas condiciones tercermundistas, aislados por la carretera de Toledo, que les separa de la "civilización" situada en el Poblado Dirigido de Orcasitas, al otro lado de la carretera y a donde a diario tienen que acudir a comprar, al médico, a misa y los chavales a la escuela. Una carretera de Toledo que se convierte en un infierno, porque sin semáforos, los vecinos tienen que arriesgar sus vidas para cruzarla, hasta el punto que en la década de los sesenta se da una cifra asombrosa: el 50 por ciento de los vecinos de esta barriada fallecidos en los últimos años, han muerto atropellados al cruzar la carretera.

c) Y el barrio de Pan Bendito que es por aquella época una zona marginal con graves problemas sociales, de convivencia y de seguridad. En Pan Bendito se dan altos índices de hacinamiento y la tasa de delincuencia juvenil más alta de Europa. Muchas de sus casas son prefabricadas y construidas como albergues provisionales para un tiempo limitado, aunque permanecen. El estado de marginación de su población da lugar a muchos sucesos que reflejan las páginas de los periódicos: "la policía detiene al Juanete, que con solo 11 años de edad, ha sido sorprendido, junto a otros dos menores, cuando robaban cartones de tabaco en un estanco".

Esa avalancha tan brutal de población en tan corto espacio de tiempo hizo que hubiera una evidente falta de dotaciones y equipamientos, Por aquel tiempo un informe municipal hablaba de las siguiente situación de las dotaciones en el distrito:

1.- Falta de mercados: existen dos mercados, el mercado de Carabanchel y el mercado de San Isidro, pero son insuficientes para atender la demanda.

2.- Los equipamientos comerciales son de nivel medio.

3.- Falta de dotaciones culturales: las dotaciones culturales resultan insuficientes, deficitarias para una población juvenil en crecimiento.

4.- Las zonas verdes son aceptables: respecto a las zonas verdes, la situación no era mala. El distrito de Carabanchel contaba con un parque de reciente creación y en proceso de crecimiento y expansión, que era el Parque Sur, y el parque de San Isidro, aunque los vecinos reclaman otros parques prometidos por el Ayuntamiento de Madrid desde hacía años: el parque de Comillas y el parque de las Cruces.

5.- Dotaciones sanitarias relativamente cubiertas: en cuanto a las dotaciones sanitarias, según el informe municipal, la demanda estaba satisfactoriamente cubierta con los ambulatorios y consultorios de la Seguridad Social y el Equipo Quirúrgico de la calle General Ricardos, que hacía de único centro de asistencia de urgencias. Ya entonces se reclama la integración del Hospital Militar Gómez Ulla en la red sanitaria pública.

6.- Falta de locales de ancianos: otros déficits apuntados por este informe oficial eran la falta de locales de ancianos, ya que la población estaba en proceso de envejecimiento.

7.- Falta de equipamientos deportivos: otros déficits apuntados por este informe oficial eran la falta de equipamientos deportivos. Carabanchel solo contaba con el polideportivo de la avenida General Fanjul, denominado "Polideportivo de Carabanchel" (esta zona todavía no se había cedido al distrito de Latina, y es que en 1971, entre otras muchas zonas, Aluche dejará de ser de Carabanchel para pertenecer a un nuevo distrito, denominado Latina, por lo que en la actualidad este polideportivo se denomina Polideportivo de Aluche y pertenece al distrito de Latina).

El informe termina con un dictamen demoledor: "Desde su anexión Carabanchel se ha convertido en el segundo distrito más poblado de la capital, donde la saturación circulatoria, la densidad poblacional y los problemas de cada día lo hacen problemático y difícil".

La llegada de tantísima población procedente de otras regiones de España hizo que se crearan en torno a la ciudad de Madrid muchos suburbios y barriadas que recogían ese aluvión de gente.

El Gobierno, para soucionarlo, tomó muchas decisiones en favor de la vivienda pública y protegida a través de multitud de acciones y diversos organismos que se crearon para resolver el problema que ocurría en las grandes ciudades y de forma muy especial en Carabanchel.

Los organismos que se crearon fueron la Dirección General de Regiones Devastadas, el Instituto de la Vivienda (Ministerio) o la Obra Sindical del Hogar.

De este modo, se construirían colonias como las de Vista Alegre, Pan Bendito, Virgen de Loyola, Juan XXIII, etc.

En los años 60, en La Chata, la mano de Domingo Dominguín, el “Dominguín rojo”, el bohemio, hermano de Luis Miguel Dominguín, cuando se forjará la verdadera leyenda de "La Chata". Domingo Dominguín, empresario soñador, es decir, ruinoso, se sacó de la manga algo novedoso a lo que se dio en llamar “la oportunidad”. La idea, cuando las telecomunicaciones todavía eran un lujo al alcance de muy pocos, se propagó como la pólvora entre los jóvenes aspirantes a toreros por todos los rincones de España. Eran otros tiempos, tiempos duros en los que las tapias de los tentaderos se poblaban de chavales que buscaban huir del hambre engañando al miedo.

El actual Estadio Antiguo Canódromo es un hito urbano ubicado en la vía Carpetana, 67 c/v calle Zaida,16 perteneciente al distrito de Carabanchel, aunque hoy sea fronterizo entre los distritos de Latina y Carabanchel, tras la división territorial que se produciría en 1971.

Fue promovido por la Sociedad Canódromo Madrileño, y construido por José Ramón Azpiazu Ordóñez, Pedro Pinto Martínez, José Antonio Torroja Cavanillas (ingeniero), Florencio del Pozo Frutos (ingeniero) y Rafael López Palanco (ingeniero) entre 1960 y 1962.

Su frente principal muestra la espectacular osamenta estructural de una completa instalación recreativo-deportiva como legado evidente del experimentalismo de la escuela de Torroja en el campo de las bóvedas laminares de hormigón. Destacan las tribunas como elemento más representativo del conjunto, con cubiertas voladas de hormigón armado según láminas plegadas -cuyos nervios funcionan como elementos rigidizadores- que se posan sobre pórticos, también de hormigón, mediante unión articulada. La tribuna es más densa y pesada aquí que en el Hipódromo de la Zarzuela.

Las necesidades de comunicación de los Carabancheles con Madrid antes de la anexión eran evidentes, y más las serían en un futuro cuando los planes de expansión de la capital se llevaran a término, pues se preveía que los tranvías no iban a ser capaces de absorber todo el tráfico que se iba a generar y por ello el Ayuntamiento de Madrid había planeado la construcción del ferrocarril suburbano Chamartín-Carabanchel (inicialmente Plaza de España-Carabanchel) por resultar más económico al desarrollarse por terrenos de la Casa de Campo y zonas de campo libre. El Alcalde de Madrid, José Moreno Torres, conde de Santa Marta de Babío, dijo a los periodistas el 28 de septiembre de 1949 que “los Carabancheles van a ser de lo mejor servido de Madrid cuando el año próximo empiece a funcionar el suburbano”.

La obra se retrasaría pero la voluntad ya existía y de este modo el barrio llegó a tener una empresa dedicada al transporte suburbano.

El desarrollo del Plan de Transportes se materializa con la puesta en funcionamiento de los nuevos tramos que amplían las líneas 1 y 2 hasta Plaza de Castilla y Ciudad Lineal, así como con la construcción del Ferrocarril Suburbano de Carabanchel, cuya explotación se concedió al Metro en el año 1960.

Así, el 4 de febrero de 1961 se inauguraba el primer y último tramo de la línea S, actuales líneas 5 y 10 de metro comprendido entre Carabanchel y Plaza de España. Esta línea fue construida y gestionada inicialmente por la sociedad nacional de Ferrocarril Suburbano de Carabanchel, aunque hoy forma parte de la red de metro de Madrid.[14]

En 1956, la Obra Sindical del Hogar empieza a construir las primeras viviendas en la colonia de Pan Bendito. Tiene como objeto realojar, con carácter provisional, a población obrera que habían venido de otras regiones de España y que vivía en condiciones de chabolismo en la propia barriada de Pan Bendito y en otras zonas de Madrid.

En 1963 el Ministerio de la Vivienda se concluyen las obras de construcción de la Unidad Vecinal de Absorción de Pan Bendito (UVA de Pan Bendito) con una serie de barracones prefabricados. Posteriormente, se construyen 656 viviendas a las que acceden parte de las familias que viven hacinadas en esos barracones y otras procedentes del desmantelamiento de bolsas de pobreza.

Entre las muchas actuaciones en favor de la vivienda que se levaron a cabo en Carabanchel destacan las de las Colonias del Hogar del Empleado que se desarrollaron entre 1960 y 1966. Así destacan:

1.- Grupo "Virgen de Loyola": es una de las colonias del Hogar del Empleado. Construida por los arquitectos Francisco Javier Sáenz de Oíza, José Luis Romany Aranda, Eduardo Mangada Samaín y Carlos Ferrán Alfaro entre 1960 y 1962, siendo Teniente de Alcalde Santiago Álvarez Abellán. Hito en la evolución de la vivienda pública de los años 60 en ruptura con las más decadentes tradiciones de posguerra, teórica y empíricamente en los límites entre el diseño urbano y el diseño arquitectónico, se envuelve en un trazado triangular donde se configura un desarrollo del tejido en bloques paralelos encadenados en una trama helicoidal en torno a un ámbito central a modo de plaza pública.

2.- Grupo "Juan XXIII": es una de las colonias del Hogar del Empleado. Fue construida por los arquitectos José Luis Romany Aranda, Eduardo Mangada Samaín y Carlos Ferrán Alfaro entre 1962 y 1966 siendo Teniente de Alcalde de Carabanchel Santiagp Álvarez Abellán. El compromiso asumido en el Grupo "Virgen de Loyola" se reitera en el Grupo "Juan XXIII" y recoge detalles de un estudio de los propios autores no realizado, "La ciudad satélite de Madrid Horizonte", anhelo de una comunidad autosuficiente y cerrada, pero a la vez flexible y abierta aunque con contornos bien definidos. Fusión entre el diseño urbano y el arquitectónico; ambigüedad entre la manzana cerrada y la manzana abierta; continuidad del tejido constructivo en fluencia de trazos arquitectónicos para la producción de una estructura urbana; creación de un micromundo comunitario interior.

A principios de los años sesenta el distrito de Carabanchel, como otros distritos periféricos de la capital, se ve inmerso en el desarrollo urbanístico que le va a convertir en una especie de ciudad-satélite dentro de la propia ciudad de Madrid que nos llevará hasta la década de los ochenta, donde con la llegada de los ayuntamientos democráticos, se produce una nueva concepción administrativa de las juntas de distrito y cierta autonomía con respecto a la administración municipal central.

Los pueblos periféricos empiezan a convertirse en ciudades-dormitorio dependientes de Madrid en cuanto a servicios, equipamientos, trabajo y transporte se refiere.

Carabanchel es un distrito de paso, un distrito-puente entre la capital (el centro de Madrid) y los municipios de Leganés y Fuenlabrada. El acceso a estos municipios se realiza a través de la avenida de Abrantes o de la calle General Franco (actual avenida de Carabanchel Alto), que es la prolongación de la calle Eugenia de Montijo, al final de la cual se encuentran las cocheras de la EMT de Buenavista o Carabanchel Alto. La calle General Ricardos se convierte en el eje principal del distrito y canaliza el flujo circulatorio hacia la capital y viceversa y también con los siete barrios del distrito. En estos años, hay un crecimiento espectacular del número de vehículos de Madrid, 0,62 por familia.

El Ayuntamiento de Madrid redacta un nuevo Plan General de Ordenación Urbana, el de 1963, en el que la ciudad queda dividida en la almendra central y nueve distritos, uno de ellos Carabanchel.

Un año después, en 1964, y como consecuencia del desarrollo del nuevo Plan General, se elabora el Plan Parcial de Carabanchel Alto, en el que las previsiones de crecimiento son menores, con el ánimo de poner freno al desmesurado e incontrolado crecimiento que se ha venido produciendo desde su anexión. Este Plan Parcial hace una serie de previsiones viarias:

1.- Traza la avenida de los Poblados, como un vial de conexión de barrios periféricos y como una especie de anillo de circunvalación, (este punto fue el único que se llegó a realizar de todo el Plan).

2.- Desvío de la Carretera de Extremadura, la N-V (actual A-5) a la calle Vía Lusitana. Se hizo parcialmente el vial pero nunca tuvo continuidad, gracias a lo cual se dejó la reserva de suelo suficiente para en los años 90 hacer un gran bulevar.

3.- Prolongación de la calle Vía Carpetana por el camino de los Ingenieros y por el camino de las Cruces. Se hizo el trazado pero no se llegó a ejecutar ante la fuerte oposición vecinal de los vecinos de Carabanchel que entendían que el vial pasaba muy próximo a sus viviendas. Posteriormente habría nuevos intentos de construcción pero ninguno se llegó a materializar.

También se propugna la creación de nuevas zonas verdes. Los propósitos son buenos pero totalmente incompatibles con el crecimiento urbanístico que se producirá en Carabanchel en esta década. El frenesí especulativo del suelo es paralelo al que se produce en todas las zonas de expansión urbanística de Madrid.

A finales de la década de los setenta, la Cámara de Comercio e Industria de Madrid aporta un dato: "terrenos que pocos años antes fueron vendidos a 500 pesetas el metro cuadrado, se cotizan ahora entre 9.000 y 13.000 pesetas".

Y es que, pese a las restricciones del Plan Parcial de 1964, el distrito ha seguido creciendo, sobre todo por la situación excepcional y continua de llegada de población que emigra de otras zonas de España.

La iglesia de San Benito está ubicada en la calle Besolla, 9-11 de la Colonia del Pan Bendito y fue construida por Luis Vázquez de Castro Sarmiento entre 1963 y 1964 convirtiéndose en el alma de la solución de los problemas de Pan Bendito.

Al principio de la década de los setenta, el distrito ya cuenta con un gran parque, el Parque Sur, situado en el triángulo que conforman la calle Vía Lusitana, la carretera de Toledo, N-401 (actual A-42, y la avenida de los Poblados, aunque ni mucho menos llega hasta esta zona en la que proliferan zonas de huertas cercanas a un riachuelo y una pequeña zona industrial en la que hay actividades industriales como la campa de los autobuses Rivas o los laboratorios Roche.

En estos años empieza a acondicionarse como parque urbano, aunque su existencia como tal se remonta a 1966, cuando la entonces Comisaria Municipal de Urbanismo (hoy Gerencia de Urbanismo) cede al Ayuntamiento de Madrid este terreno arbolado, en forma de montículo, que salva un amplio desnivel, de 400.000 metros cuadrados de superficie.

Se cuenta que fue un empeño personal del entonces Alcalde, el conde de Mayalde, que camino de sus fincas de caza, al pasar por la carretera de Toledo, N-401 (actual A-42, preguntaba qué era esa zona verde tan amplia y descuidada. Después tuvo referencias de que los vecinos de Carabanchel pedían que se convirtiera en un auténtico parque, y eso es lo que el Alcalde impulsó.

Cuando comienzan las obras de acondicionamiento fue necesario realizar expropiaciones de casas y algunas industrias, y durante las mismas se hallan varios nidos de ametralladoras, perfectamente conservados de la Guerra Civil y que hasta entonces habían servido de lugar de juego para los chavales y de alojamiento para mendigos.

Aunque el Parque Sur se inaugura en 1967 por el Alcalde de Madrid, el conde de Mayalde y el Teniente de Alcalde de Carabanchel, Gaspar Ledesma, las obras se prolongan durante los mandatos de Carlos Arias Navarro y Miguel Ángel García-Lomas, quedando totalmente terminado en 1976, siendo Alcalde de Madrid, Juan de Arespacochaga y Teniente de Alcalde de Carabanchel, José Bañales.

El Parque Sur actual tiene 50 hectáreas de superficie y ha sido objeto de dos remodelaciones posteriores: la primera, llevando el parque hasta la avenida de los Poblados y la segunda, en su latitud norte como consecuencia de las obras del intercambiador de Plaza Elíptica.


La llegada del Metro a Carabanchel supuso un auténtico cambio en el sistema de transportes del distrito y de una gran mejora en sus comunicaciones.

Carabanchel dio un gran salto cualitativo, pues esa llegada de metro fue muchas cosas: acercarse al centro de Madrid, entrar en la modernidad y sobre todo la integración real del distrito de Carabanchel a la ciudad de Madrid superando lo que fueron los antiguos municipios de los Carabancheles.

La línea 5, como tal, se inauguró el 6 de junio de 1968 entre las estaciones de Callao y Carabanchel, siendo alcalde de Madrid, el conde de Mayalde y teniente de alcalde de Carabanchel, Gaspar Ledesma.

Gracias a esta línea los carabanchelos podrían llegar al centro de Madrid en pocos minutos. La línea 5 llegó a Carabanchel con las siguiente estaciones: Márques de Vadillo, Urgel, Oporto, Vista Alegre, Carabanchel.

En 1971 se lleva a cabo una nueva reorganización territorial. Carabanchel es dividido en tres distritos: Latina, Carabanchel y Usera. En esta división, Carabanchel ve reducida su extensión a menos de la mitad de lo que llegó a ser. Hasta 1971 Carabanchel ocupaba prácticamente todo el sur de Madrid, a excepción de los territorios de Villaverde y Vallecas.

Para la creación del distrito de la Latina, Carabanchel pierde barrios como Aluche, Campamento, Cuatro Vientos o Empalme. Usera se forma a partir de parte de los territorios de Carabanchel y Villaverde. Carabanchel llegaba hasta el actual Hospital Doce de Octubre.

En 1929, con el Plan Zuazo-Jansen, presentado al Concurso Internacional para la elaboración de un Anteproyecto de Trazado Viario y Urbanización de Madrid, se proyectó crear un tercer anillo de circunvalación en torno a la ciudad, si bien no existió un proyecto oficial hasta el Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad (Plan Bigador) de 1941, aprobado en 1946. El Plan Bigador se basa en los estudios anteriores a la Guerra Civil española y prevé la construcción de dos anillos exteriores de circulación, el primero de los cuales sería la M-30.

No obstante, la construcción de la M-30 no se iniciaría hasta 1970, en dos tramos diferenciados:

1.- El tramo este, o Avenida de la Paz, entre las carreteras de Irún y de Cádiz (A-1 y A-4), que seguía el lecho del arroyo Abroñigal, el cual hubo de ser canalizado y enterrado bajo el trazado de la autopista.

2.- El tramo oeste, o Autopista del Manzanares, entre el Puente de los Franceses y la carretera de Cádiz (A-4), en su mayor parte construido siguiendo el curso del Río Manzanares.

Ambos tramos se unían en el Nudo Sur, y no fueron completados hasta 1974, en el caso del tramo oeste, tras una notable oposición vecinal por discurrir la nueva autopista, en muchos casos, a muy pocos metros de sus casas.

El cierre norte de la M-30 no se produjo hasta los años 90, con una notable modificación del trazado inicialmente previsto (que partía del Nudo de la Paloma, seguía por la calle de Costa Rica, la avenida de Alberto Alcocer y atravesaba la Dehesa de la Villa), el cual fue trasladado hacia el Norte, si bien una parte del trazado no tiene características de autopista y es una vía con semáforos (avenida de la Ilustración).

La M-30 mejoró enormemente las comunicaciones de Madrid y posibilitó en buena manera el desarrollo futuro de la ciudad.

En la década de los años setenta surgen nuevas líneas como:

1.- La línea 47 que une Carabanchel Alto con Atocha.

2.- La línea 118 que une Carabanchel Alto con la glorieta de Embajadores

3.- La línea 139 que lleva hasta la Dehesa del Príncipe.

4.- La línea 121 (transversal) que recorren Carabanchel del barrio de Campamento hasta el Hospital Doce de Octubre.

5.- La Línea 131 (transversal) que recorren Carabanchel y llegan hasta el distrito de Villaverde.

Al mismo tiempo, además de las líneas de la EMT siguen transportando viajeros las entrañables y casi míticas camionetas de la empresa Martín, que pasan por Carabanchel, camino de Leganés y del barrio de la Fortuna.

En 1974 se inaugura una línea de autobuses nocturnos (búhos), que hacen el recorrido entre la Plaza de Cibeles y Carabanchel.

El Hospital Militar es uno de los edificios más característicos de Carabanchel, junto con la finca de Vista Alegre o la ermita de San Isidro. El Hospital Militar se encuentra en el barrio de Vistalegre, en la glorieta del Ejército. El hospital que hoy conocemos no es el que siempre ha existido. Podemos decir que a lo largo de la historia ha habido dos complejos hospitalarios:

1.- El primer complejo hospitalario: basado en pabellones y que empezó a funcionar de forma plena en 1903.

2.- Y el segundo complejo hospitalario: basado en un hospital monobloque.

Y es que según fue pasando el tiempo, el primer complejo hospitalario se fue quedando pequeño y además fueron apareciendo numerosos cambios en las técnicas médicas y hospitalarias, por lo que en 1967 comenzaron los estudios para la construcción de un nuevo complejo hospitalario, pero manteniendo en funcionamiento el antiguo hospital.

En 1972 comenzaron las obras, construyendo nuevos edificios y demoliendo los existentes simultáneamente, de forma que el antiguo permanece en servicio durante todo el proceso.

El resultado es un hospital monobloque, con una gran torre que se puede ver desde todo Madrid. El hospital vuelve a convertirse en el hospital de referencia de toda la Sanidad Militar, siendo además el mayor hospital militar de toda España.

En el año 1975, el 68 por ciento de la población que vive en Carabanchel es procedente de la emigración.

La Cárcel de Carabanchel fue una cárcel española situada en Carabanchel ( Madrid). Su nombre oficial era el de Prisión Provincial de Madrid y fue edificada por el régimen franquista con el objetivo de cubrir las necesidades penitenciarias de la ciudad de Madrid. Estuvo en funcionamiento 55 años hasta que en 1999 cierra sus puertas y en 2007 es derribada.

Durante los últimos años del régimen franquista y primeros de la transición, Carabanchel fue testigo de diversos motines promovidos por la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL) que reclamaba amnistía, reforma del código penal, supresión de la ley de peligrosidad social y de la ley de bandidaje y terrorismo o la depuración de los funcionarios de prisiones "fascistas". Se organizó por medio de asambleas abiertas y su propuesta reivindicativa fue apoyada por una parte importante de los presos de Carabanchel y por muchos otros grupos de presos en el resto de las cárceles españolas los cuales adoptaron sus siglas, su tabla reivindicativa y tácticas como las autolesiones colectivas o la subida a los tejados de las prisiones para intentar hacerlas efectivas. Su reivindicación principal fue la de que se ampliara la amnistía de la que se estaban beneficiando en esas fechas los presos políticos a los presos comunes que para la COPEL, y ahí radicaba su principal argumento: que eran presos sociales, producto, igual que los políticos de una situación social y unas leyes injustas, las del franquismo.

El 18 de julio de 1977, unos mil reclusos organizados y animados por la COPEL, tomaron los tejados de la prisión para hacer visible su lucha y reivindicaciones. Ese mismo día o en los días siguientes varios miles más de presos de más de veinte prisiones del resto del Estado actuaron de forma parecida. En 1978, el preso Agustín Rueda, un joven anarquista de 25 años, miembro de la COPEL, murió a consecuencia de las palizas que recibió por parte de funcionarios de prisiones para sacarle información sobre un intento de fuga.[15][16]​ Como consecuencia de este caso el director del centro penitenciario, Eduardo Cantos Rueda, fue cesado y procesado.[17]​ La sentencia del caso se dictó en 1988.[18]

Un globo-sonda estadounidense cayó hacia las 10.30 de la noche y frente al número 2 de la calle de Coronel Valenzuela (Carabanchel Bajo), una mujer halló en el suelo lo que le pareció un extraño objeto, y avisó al 091. La dotación de un coche patrulla apreció que se trataba de un miniparacaídas de plástico de color blanco, de cuyos hilos pendía un recipiente de idéntico material y de forma cúbica. Se trataba de un globo-sonda perteneciente al Servicio Meteorológico Nacional. En el propio artilugio figuraba la inscripción: «No es peligroso. El que encuentre este radiosonda puede hacer del mismo el uso que le parezca.»[19]

En 1979 se celebraron las primeras elecciones democráticas en los ayuntamientos. Aunque la Unión de Centro Democrático (UCD) fue la lista más votada en Madrid, el candidato del PSOE, Enrique Tierno Galván, fue elegido alcalde gracias a un acuerdo de coalición con el PCE.

En los primeros veinte años de ayuntamiento democrático en Madrid, existieron, básicamente, ayuntamientos de dos signos políticos diferentes en el propio ayuntamiento de Madrid:

Esos veinte primeros años de ayuntamientos democráticos supusieron un gran avance y desarrollo para el distrito de Carabanchel. Entre las grandes actuaciones que se llevaron a cabo en el distrito destacan las siguientes:

Empezó a ser construida en el año 1980 siendo presidente del Gobierno Adolfo Suárez y alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván, como alternativa a la ya entonces saturada M-30. Sobre 1982 ya se había construido el primer tramo, entre la A-1 y la A-2, la Vía Borde de Hortaleza, con el enlace de la antigua autovía de Coslada-San Fernando de Henares y el aeropuerto de Barajas (antigua N-100). Se fue construyendo según el orden de las carreteras radiales (A-1, A-2, A-3, A-4, A-5 y A-6) hasta 1995 siendo presidente del Gobierno Felipe González, cuando fue finalizada totalmente con la construcción de los túneles de El Pardo, de cuatro carriles por sentido y 760 metros de longitud.

La M-40 prácticamente coincide con el límite sur del distrito de Carabanchel, que a su vez es el límite sur de la ciudad de Madrid, lindando con el término municipal de Leganés. La M-40, a su paso por Carabanchel, tuvo a finales de los años noventa una ampliación de los carriles lo que permitió que aumentara la capacidad de la misma aunque ello supuso una reducción del parque lineal que linda con el ensanche de Carabanchel.

La línea 6 de Metro llegó a Carabanchel el 7 de mayo de 1981 con la ampliación desde Pacífico (Distrito de Retiro) a Oporto (Carabanchel) siendo alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván y concejal del distrito Miguel Lara.

Se hicieron tres estaciones en el distrito, Plaza Elíptica en la Plaza de Fernández Ladreda, Elvas a la mitad de la avenida de Oporto y Oporto al final de la avenida con el mismo nombre. La actual estación de Opañel abrió al público con el nombre de Elvas, haciendo referencia a una de las calles que tiene cerca de la boca de metro, pero a petición de los vecinos, pasó a llamarse el 1 de junio de 1984 Opañel, dándole el nombre del arroyo que pasaba por la zona.

Hoy en día la línea 6 de Metro es la línea circular y es con mucho la más importante de la red, no solo porque es la que más pasajeros transporta sino porque es en la que más transbordos se realizan y por tanto es la que mayor interconexiones permite.

Hasta los años ochenta no existía en la sociedad la necesidad de que los barrios estuvieran dotados de equipamientos culturales, salvo lógicamente los centros educativos y las bibliotecas. Sin embargo, a partir de esos años existe una demanda vecinal creciente reclamando dichos equipamientos. Así, el alcalde de la Madrid Enrique Tierno Galván impulsa un plan para la construcción y dotación en los barrios de centros culturales. Y es con los concejales de Carabanchel Miguel Lara y Joaquín García Pontes con los que se inauguran tres centros. Son los años de la "movida madrileña" en los que existe una gran explosión cultural y artística.

En concreto se inauguran los siguientes:

Durante el primer gobierno de Felipe González se diseña el Plan General de Carreteras 1984-1991. Dentro de este plan se contempla la transformación de varias carreteras convencionales en vías de alta capacidad de titularidad estatal (autovías) y entre ellas se encuentra la N-401 Madrid-Toledo-Ciudad Real en su primer tramo. Las obras dan comienzo a mediados de la década de los 80, siendo finalizadas a principios del siglo XXI con el enlace de la A-42 con la CM-42 Autovía de los viñedos en Burguillos de Toledo.

El tramo de salida/entrada a la ciudad de Madrid, es decir su paso por el distrito de Carabanchel es de los primeros en llevarse a cabo. Posteriormente, el Ayuntamiento de Madrid hizo una gran obra en la A-42 al construir el que era en ese momento el puente al tráfico rodado más largo de la ciudad de Madrid y que fue el puente que salvaba la avenida de los Poblados. En ese momento José María Álvarez del Manzano era el Alcalde de Madrid, Enrique Villoria el concejal de Obras y Manuel Martínez Blanco el concejal de Carabanchel.

En 2006, la autovía de Toledo (A-42) se volvió a modificar a su paso por Carabanchel debido a las obras que se tuvieron que llevar a cabo para que los autobuses interurbanos accedieran, tanto en entrada como en salida, al intercambiador de Plaza Elíptica.



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