x
1

Conde de Toreno



Grandeza de España de 1.ª clase el 7 de noviembre de 1838 por Isabel II

Queipo de Llano (usque)

El condado de Toreno es un título nobiliario español, de Castilla, que desde 1838 goza de grandeza de España de primera clase.

Fue concedido por el rey Felipe IV, con el vizcondado previo de Matarrosa y mediante real decreto de 12 de noviembre de 1657 y real despacho de 30 de octubre de 1659, en favor de Álvaro Queipo de Llano y Valdés, señor de las villas de Toreno y Tombrio de Abajo, alférez mayor del Principado de Asturias y de la villa de Cangas de Tineo (hoy Cangas del Narcea), donde poseía el solar de su linaje, caballero de Santiago, corregidor de Granada y de Madrid, capitán general de Málaga, del Consejo de Hacienda de dicho rey y su gentilhombre de boca.[1][2]

El concesionario era hijo del capitán Suero Queipo de Llano y Valdés, natural y alférez mayor de Cangas de Tineo, que sirvió a S.M. en la Jornada del Estrecho de Magallanes, y de Catalina Bernardo de Quirós, nacida en la Pola de Lena; sobrino carnal agnado del inquisidor Fernando de Valdés y Llano, obispo de Teruel y arzobispo de Granada, presidente del Consejo de Castilla, fundador de la Colegiata de Cangas de Tineo; primo carnal de Juan Queipo de Llano y Valdés, obispo de Guadix y de Coria, y del inquisidor Fernando Queipo de Llano y Valdés, obispo de León; sobrino nieto del inquisidor Juan de Llano Valdés, también obispo de León, y sobrino biznieto del inquisidor general Fernando de Valdés, obispo de Oviedo, de León y de Sigüenza, arzobispo de Sevilla y también presidente de Castilla, fundador de la Universidad de Oviedo y del Colegio de San Pelayo en la de Salamanca. Y estaba emparentado en diversos grados con otros prelados.[3]

La reina gobernadora María Cristina de Borbón —en nombre de la reina Isabel II, su hija— concedió a esta casa la grandeza de España de primera clase por real decreto de 25 de agosto de 1838 y real despacho de 7 de noviembre del mismo año,[4]​ en cabeza del VII conde: José María Queipo de Llano y Ruiz de Saravia, ilustre historiador, gran cruz de Carlos III, académico de las Reales de la Historia y de San Fernando, que había sido ministro de Hacienda y de Estado y presidente de las Cortes y del Consejo de Ministros.[1][2]

El coto de Toreno era un señorío jurisdiccional que incluía las villas de Toreno y Tombrio de Abajo y los lugares de Librán, Langre, San Pedro de Mallo, Santa Leocadia y Matarrosa, todo en la comarca del Bierzo, diócesis de Astorga y reino y actual provincia de León, con sus rentas, alcabalas y frutos y con jurisdicción civil y criminal alta y baja y mero y mixto imperio. Medía el coto una legua de largo y dos y media de contorno. Perteneció desde el siglo XI a la iglesia de Santa Leocadia en él radicada, y después al arcedianato de Ribas de Sil de dicho obispado.

La iglesia y abadía de Santa Leocadia de Castañeda fue fundada como eremitorio a mediados del siglo IX, y refundada bajo la regla de San Benito por San Genadio de Astorga en el año 916...

El rey Felipe II incorporó este coto a la Corona en 1581, en virtud de una bula de Gregorio XIII que le permitía desmembrar las villas y lugares de las iglesias de menos de 40.000 ducados de renta, y poco después lo vendió al precio de tres cuentos y 720.000 maravedís.[5]​ La concesión, por real cédula dada en Lisboa el 3 de marzo de 1582 y real despacho de 31 de mayo de 1583. El nuevo concesionario fue

Antonio Vázquez Buelta, I señor de Toreno, tesorero general de S.M., familiar y receptor general del Consejo de la Inquisición.[6]​ Natural de Astorga, estudió Leyes y se trasladó a Madrid, donde amasó una fortuna mediante la actividad de prestamista y cambista. Parece que además del señorío de Toreno, compró el de Congosto, villa berciana que también había pertenecido a la mitra asturicense, y los de Grajanejos y Zaorejas en Guadalajara. Fue hijo natural de Santos Vázquez Buelta, hidalgo natural de Toreno, criado del obispo de Astorga y vecino de esta ciudad, quien le tuvo con Catalina de Quirós, una criada asturiana de su casa, siendo ambos solteros.[7]

Casó con Catalina Ibáñez de Carmona y Quesada, natural de Madrid, que debía de ser hermana del licenciado Diego Ibáñez de Carmona, canónigo de la Catedral de Coria y dignidad de Arcediano de Valencia de Alcántara. En 1600 le sucedió su hijo

Jerónimo Vázquez Buelta, II señor de Toreno, primer poseedor de un mayorazgo que le fundaron los señores antes citados, sus padres.[8]​ Era señor efectivo del coto en diciembre de 1606, pero parece que en 1608 quiso venderlo o cederlo en pago de deudas a Gregorio de Velasco y Pedro de Velasco, miembros de una familia local que el 3 de julio de dicho año, pretendiéndose dueños de la jurisdicción, apoderaron a Bartolomé Pérez para que en su nombre cobrase los derechos señoriales. Esta transmisión quedó sin efecto, probablemente por carecer de la preceptiva licencia real. Y cinco años después, en 1613, Jerónimo Vázquez Buelta vendió el señorío al precio de 16.000 ducados. Contaba para ello con real licencia, y el comprador fue

Sancho de Merás, III señor de Toreno, capitán de la Carrera de Indias y maestre del galeón Nuestra Señora de la Valvanera, natural de la villa de Tineo. Pasó a la Nueva España y se avecindó en la ciudad de Méjico. La Casa de Contratación de Indias le embargó la jurisdicción de Toreno el mismo año de 1613, durante un proceso por contrabando,[9]​ pero se la restituyó tres años después al quedar sobreseída la causa.[10]​ Era hijo de Marcos de Merás de la Plaza, natural de Tineo, y de Catalina Suárez de Sierra, de la casa de Pambley en el concejo de Cangas.

Casó en Cangas de Tineo en julio de 1610 con Clara Queipo de Llano, que vivió muchos años abandonada de su marido y murió sin descendencia en 1630 en el palacio de Queipo de Llano de Cangas de Tineo, donde había nacido. Era hija de Suero Queipo de Llano y Valdés, señor de dicha casa, alférez mayor de Cangas, capitán en la Jornada del Estrecho de Magallanes, y de Isabel Bernardo de Quirós, natural de la Pola de Lena.

El capitán Sancho de Merás murió en la ciudad de Méjico el 28 de abril de 1637, bajo testamento hecho el 21 anterior ante Ventura de Cárdenas, por el que fundaba vínculo en cabeza de su sobrino

Pedro de Merás y Sanfrechoso, IV señor de Toreno, poseedor del palacio y mayorazgo de Merás de la villa de Tineo, licenciado en Leyes por la Universidad de Oviedo, regidor perpetuo de los concejos de Tineo, Cangas y Valdés, que nació hacia 1600, murió testado en su palacio tinetense el 5 de enero de 1660 y fue sepultado en el convento de San Francisco. Fueron sus padres Pedro Álvarez de Sanfrechoso y Sierra Pambley, escribano público de Tineo, segundón de la casa de Sanfrechoso en dicho concejo, y Polonia Rodríguez de Merás y Sierra Pambley, su mujer y prima, que era hermana del capitán Sancho de Merás.

Casó con Catalina de Solís y Merás, su sobrina tercera, que murió en Luarca el 11 de junio de 1669 y fue sepultada con él en Tineo, hija de Francisco de Solís y Bernardo de Quirós, alférez mayor de Oviedo, señor de la torre de la Quintana de Ciaño, y de María de Merás y Quirós; nieta de Pedro de Solís y la Rúa, poseedor de la misma casa y oficios, y de Leonor Bernardo de Quirós; y materna, del doctor Gonzalo de Solís de Merás y de Francisca Bernardo de Quirós. Con descendencia varonil en que siguió la casa de Merás.

Pero a resultas de un pleito y transacción que se siguieron, el señorío de Toreno fue adjudicado en pago de deudas a Álvaro Queipo de Llano y Valdés, hermano de Clara.[11]​ Este lo agregó al mayorazgo de su casa de Cangas de Tineo. Y cuando en 1657 el rey Felipe IV quiso otorgarle un título de Castilla, eligió la denominación de conde de Toreno, con el vizcondado previo de Matarrosa.

Álvaro Queipo de Llano y Valdés, primer conde de Toreno, poseía también desde 1636 el oficio perpetuo de alférez mayor de Asturias, con voz y voto y grandes preeminencias en la Junta General del Principado y en su diputación permanente. Este oficio fue enajenado a su favor por la Real Hacienda el 13 de marzo de dicho año al precio de 5.280 ducados, despachándosele real carta el 7 de abril siguiente. Fue ostentado por los siete primeros condes de Toreno, y confería a sus titulares el privilegio de proclamar en nombre del Principado —tal y como el alférez mayor de cada concejo hacía en su jurisdicción— la subida al trono de un nuevo rey, tremolando su pendón y dando la tradicional voz: «¡Castilla! ¡Castilla! ¡Castilla por el rey Don Fulano!»

Pertenecía también al alférez mayor el mando de la compañía de 500 soldados con que el Principado debía servir a S.M., ejerciéndolo como teniente del gobernador y con el grado y calidad de capitán a guerra.

La concesión le facultaba para designar teniente que sirviese efectivamente el oficio. Y mediante un aumento de 1661, se extendieron al teniente las calidades conferidas al propietario de la dignidad. Durante el siglo XVII, los condes de Toreno solían designar por tenientes alféreces a miembros de la casa de Doriga o de la de Quirós.

Las grandes preeminencias políticas y honoríficas que este cargo comportaba en la Junta General del Principado darían pie a graves conflictos. Para prevenirlos, el propio concesionario se apresuró a renunciar a las meramente honorarias,[12]​ pero esto no apaciguó a la Junta, que inició una serie de litigios contra el Consejo Real pidiendo la revocación de la merced. Estos pleitos se inscriben en el marco de enfrentamiento provocado por la avidez recaudatoria de la Corona, que durante el siglo XVII recurrió a toda clase de arbitrios para sacar recursos del Principado (tributos, levas de soldados, venta de comunes y alcabalas), y particularmente a la creación y venta de oficios de regimiento. La Junta sostenía la ilegalidad de estas creaciones, a la vez que pedía el tanteo y resumen de muchas de ellas.[13]​ Pero el caso del alferazgo mayor del Principado tenía especial importancia política por afectar al funcionamiento de la propia Junta y su diputación. Según M.ª Ángeles Faya, la creación de este oficio «es un ejemplo de favor real a un noble asturiano con influencia en la Corte, del que se espera que, desde su nuevo cargo, pueda controlar la Junta General». Y se inscribe en una serie de provisiones del Consejo de Castilla tendentes al mismo fin, como una de 1643 que prohibía que los pleitos movidos por la Junta contra el Consejo se sufragasen con propios y rentas del Principado o mediante reparto a los vecinos, u otra de 1670 que declaraba no estar incluido este alferazgo en la extinción de oficios decretada el año anterior. Sostiene dicha autora que la posición de poder del alférez mayor como valedor de la Corona y del Consejo «le permitirá mantenerse en el cargo a pesar de los pleitos que la Junta litigó en los años cuarenta y sesenta».[14]​ «El pleito sobre el alferazgo fue fallado en contra del Principado en 1646. Posteriormente se volvió a litigar y se eternizó por la influencia de los Queipo de Llano en la Corte.»[15]

Se daba además la circunstancia de que ya existía desde 78 años antes el oficio perpetuo de alférez mayor de Oviedo, concedido en 1558 a Pedro de Solís y Soto,[16]​ por lo que la creación de un alferazgo del Principado también suscitó un conflicto protocolario entre uno y otro alférez: uno de aquellos litigios sobre «puntos de honor» que en el siglo XVII eran tan frecuentes y enconados. Tras la sentencia de 1646 que desestimaba la demanda de revocación de la Junta, se llegó a una fórmula de compromiso para las proclamaciones regias que se aplicó en 1665, al subir al trono Carlos II: «el Alférez Mayor de Oviedo salía del Ayuntamiento tremolando el pendón, acompañado de los Regidores, y lo conducía al tablado de la Plaza Mayor para verificar la proclamación del monarca —cometido suyo—, y una vez realizada allí lo entregaba al Alférez Mayor del Principado o su teniente, quien lo conducía a la plaza de la Fortaleza y procedía a análoga ceremonia».[17][18]

Los Queipo, hidalgos originarios del concejo de Cangas de Tineo, se perfilaban ya desde el siglo XIV como linaje preponderante del suroccidente asturiano, replicando a escala comarcal la estrategia que encumbró a los Quirós como linaje hegemónico de la región: el servicio a la corona y la alianza con la mitra episcopal ovetense. En las guerras banderizas de aquel siglo y el siguiente solían alinearse con los Quirós.[19]

Su primitivo solar radicaba en el paraje de la Muriella, parroquia de Santa María de Posada de Rengos: a unos 18 km de la villa capital, aguas arriba del río Narcea. Este antiguo solar tenía trazas de casa fuerte, por lo que era llamado —no sin cierta hipérbole— el castillo de la Muriella. Y poseían no lejos de allí una vasta heredad de bosque que ocupaba el extremo suroccidental del concejo: los montes de Muniellos. Esta propiedad forestal perteneció a los Queipo de Llano durante unos quinientos años: desde principios del siglo XV hasta que en 1901 la vendió el IX conde de Toreno. Y después vino a constituir el núcleo de la Reserva natural integral de Muniellos.

Tenían por divisa el servicio leal a sus reyes, preciándose de haber combatido a favor de Juan I contra el rebelde Alfonso Enríquez, conde de Gijón y de Noreña (1381-1383); a favor de Enrique IV contra el conde de Valencia de Don Juan (1465), y a favor de la princesa Isabel en el conflicto por la sucesión de Enrique IV y en la Guerra de sucesión castellana.[19]

Pero más decisiva que aquellas contiendas para el curso ascendente del linaje, fue la resistencia que presentaron a los Quiñones a raíz de que en 1477 los Reyes Católicos concedieran el señorío de Cangas y Tineo, con título de marqués, a Diego Fernández de Quiñones, primer conde de Luna, para premiar su apoyo en la Guerra de sucesión. Los Queipo, agraviados por el nuevo marqués, fueron muy beligerantes contra su dominio. Y en este conflicto tuvieron por aliados a los mismos reyes, que deseaban revocar aquella merced, hecha en un momento de debilidad, y recuperar para el realengo dicho territorio. Logrado esto entre 1480 y 1490 con la expulsión del conde de Luna, los Queipo de Llano se consolidaron como linaje hegemónico de la zona. Reforzados, además, en su papel de firmes aliados de la Corona en Asturias, percibido tanto en la corte como entre los actores regionales.[20]

En el tercio central del siglo XVI tienen lugar cuatro sucesivos casamientos que enlazan al linaje de los Queipo, mediante vínculos reforzados, con la familia o parentela (evitamos aquí el término linaje) del arzobispo Fernando de Valdés y Salas: figura prominente del reinado de Felipe II, con quien tuvo los cargos de inquisidor general y presidente del Consejo de Castilla. La vinculación a esta parentela marcará el salto de los Queipos de un círculo de actuación e influencia local y regional a otro mucho más amplio: de ámbito, más que nacional, hispánico.

A raíz de estos enlaces, los Queipo pasan a ser parte de un grupo familiar que durante cinco generaciones poblaría las altas esferas de la Administración y de la Iglesia en España, sumando un importante número de prelados y de altos funcionarios (consejeros de Castilla). La historiadora Janine Fayard, en su definitiva monografía Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746), caracteriza a esta institución como el verdadero meollo del poder del estado durante el régimen polisinodial y señala a dicha parentela como el ejemplo más exitoso de la estrategia, común entre las familias que accedían a tal círculo, de intentar perpetuarse en él. Y elige incluso, con cierta imprecisión genealógica, el nombre de «los Queipo de Llano» para designar a este grupo familiar, si bien aclara que no era estrictamente un linaje sino «una verdadera gens» que incluía a varios, y que en sus borrosos contornos se extendía hasta allegados por «solidaridad regional».[23]

El primero de estos matrimonios fue concertado sin duda como parte de la estrategia ya mencionada de alianza con la mitra ovetense, precisamente cuando Fernando de Valdés era obispo de Oviedo (1532-1539). Y unió a Juan Queipo de Llano el Viejo, que iba a ser el primer poseedor del mayorazgo, con Mayor Álvarez de Tineo, sobrina segunda del prelado: un parentesco aún lejano y que renovaba la previa consanguinidad de los Queipos con los Llanos de Cangas, a la que aquellos debían la adición del apellido Llano. La casa de Llano «de la plaza de Cangas» era muy antigua en esta villa y había recaído en el siglo XV en Mencía de Llano y Valdés, en quien se extinguió la varonía, señora de Mirallo y madre del famoso arzobispo e inquisidor.

También en el siglo XVI, se establecieron en Cangas los Omaña, que aunque recién llegados del reino de León poseían en esta villa importantes bienes, derechos y preeminencias como causahabientes, precisamente, de los Quiñones. Entre los Queipo de Llano y los Omaña se suscitó una fuerte rivalidad que —aunque sin el encono de las guerras de bandos tardomedievales— marcó la vida del concejo durante más de dos siglos. El enfrentamiento entre ambos linajes alcanzó su cénit en 1642, cuando se planteó la necesidad de construir una nueva iglesia en Cangas de Tineo porque la antigua parroquial de la Magdalena, de patronato real, amenazaba ruina. No pudiendo la Real Hacienda correr con el gasto, se hizo cargo del patronato un destacado vástago de los Queipos: Fernando de Valdés y Llano, arzobispo de Granada y presidente del Consejo de Castilla, tío del primer conde de Toreno. El arzobispo empleó sus caudales en levantar la Colegiata de Santa María Magdalena, símbolo del poder de su linaje, sin que lo pudiera impedir la encarnizada oposición de los Omañas por medios jurídicos, políticos y hasta violentos.

El fundador del mayorazgo, y tatarabuelo del primer conde, fue

Suero Queipo de Llano el Viejo, hidalgo rico y principal del concejo de Cangas de Tineo, señor de los montes de Muniellos y del «castillo de la Muriella» en la parroquia de Posada de Rengos. Era hijo de Suero Queipo de Llano el Más Viejo, que en 1481 defendió la villa de Cangas contra el conde de Luna, y de María Rodríguez de Pambley, su mujer, de la casa de Pambley en el mismo concejo; nieto de Lope Rodríguez Queipo o Rodríguez Can, y de Elvira Rodríguez de Ron, y biznieto de Álvaro Alfonso Can, que nacería al filo del 1400 y sirvió al rey Juan I de Castilla contra su hermano Don Alfonso, conde de Gijón y de Noreña, y de Aldara Rodríguez de Llano: todos poseedores del mismo estado y casa.

Fundó mayorazgo por escritura que otorgó con su mujer el 14 de enero de 1526 ante Álvaro Alonso de Cangas, escribano de Cangas de Tineo, en virtud de real facultad dada por el César Carlos en Valladolid a 6 de marzo de 1523 y refrendada por Francisco de los Cobos.[24]​ Y agregaron nuevos bienes por escrituras del 24 y el 29 de octubre de 1549 y del 19 de noviembre del mismo año, que pasaron las tres ante el escribano Juan Gómez de Cangas.[25]

Casó con María Alfonso de Cangas, su deuda, natural de Cangas de Tineo y hermana del capitán Diego de Cangas. Hija de Ruy García de Cangas el Viejo, fundador de la capilla de Nuestra Señora del Rosario en la antigua parroquial de la Magdalena de dicha villa, y de Aldonza Pérez de Sierra, y nieta de Juan Rodríguez de Pambley y de Mayor García del Riego, que fueron enterrados en la iglesia de Nuestra Señora de la Regla de Pambley, en el mismo concejo.


El primer poseedor del vínculo fue su hijo primogénito:

Juan Queipo de Llano el Viejo, señor de la casa de Cangas, de los montes de Muniellos y del castillo de la Muriella. Sirvió a su costa con una compañía de Infantería al Emperador, quien le dirigió cartas de agradecimiento.[26]

Casó dos veces: primera con Mayor Álvarez de Tineo y Quirós, hija del capitán Juan García de Tineo, señor de los cotos de la Mortera y Bárcena en el concejo de Tineo y de la casa de su apellido en la villa capital del mismo, y de Catalina Bernardo de Quirós y Prado, que testaron en 1516 fundando mayorazgo con facultad del Emperador; nieta de Juan García de Tineo, señor de la casa de Tineo, y de Mayor Álvarez de Llano y Valdés, su primera mujer, de los señores de Mirallo en el mismo concejo, y materna de Gutierre Bernardo de Quirós y Ron, señor de Villoria, y de Guiomar de Prado y Quiñones, de los señores de Albires. Mayor Álvarez tuvo por sobrinos carnales a dos obispos y consejeros de la Suprema Inquisición. Uno fue el maestro fray Blas de Tineo y Osorio, provincial de Castilla de la Orden de la Merced, catedrático de las universidades de Salamanca y Alcalá y rector de la de Granada, obispo titular de Termópoli y auxiliar de Granada, dignidad de abad de Santa Fe en esta catedral metropolitana y deán de la de Málaga. Y el otro Gutierre Bernardo de Quirós, hermano mayor del anterior, colegial de San Pelayo y del Mayor de Oviedo en Salamanca, catedrático de esta Universidad, inquisidor en Méjico, Nicaragua, Guatemala y las Filipinas, y obispo de la Puebla de los Ángeles, donde falleció en 1638, dejando fundados en la villa de Tineo el convento de Santa Clara y una importante obra pía.[27]

En segundas nupcias casó Juan Queipo con Aldonza de Valdés, viuda con prole de Álvaro García de Tuña, señor de la casa del Barreiro en la parroquia de Santa María de Tuña, concejo de Tineo, e hija de Pedro del Busto, señor de la casa del Busto de la villa de Pravia, y de Mencía de Valdés, hermana del inquisidor general Fernando de Valdés, arzobispo de Sevilla y presidente de Castilla, de quien se hará repetida mención ... Aldonza de Valdés hubo de su segundo marido el derecho a cortar leña en los montes de Muniellos, y litigó sobre ello con su antenado Juan Queipo.


Y del segundo matrimonio nacieron:


Sucedió en la casa su hijo del primer matrimonio

Juan Queipo de Llano el Mozo, señor de la casa de su apellido en Cangas de Tineo, a la que hizo agregaciones por su testamento del 5 de octubre de 1592,[25]​ y de nuevo en 1610. Está enterrado en colegiata de su villa natal, junto con su mujer y con su nieto Juan Queipo de Llano, obispo de Coria, en un sepulcro realzado con el bulto orante de este prelado.[37]

Casó con Catalina de Valdés Llano, prima carnal de su madrastra. Era hermana del inquisidor Juan de Llano Valdés, obispo de León, y sobrina carnal del inquisidor general Fernando de Valdés, arzobispo de Sevilla, presidente del Consejo de Castilla, fundador de la Universidad de Oviedo y del Colegio de San Pelayo en la de Salamanca. Hija de Juan de Llano y Valdés, señor del coto de Mirallo en el concejo de Tineo, de la torre de Salas y de la casa de Llano de la plaza de Cangas, caballero de Santiago, mayordomo y guarda mayor de la reina Doña Juana, y de Elvira Velázquez de Cienfuegos y la Rúa.

Fueron padres de


El padre del concesionario fue

El capitán Suero Queipo de Llano y Valdés, señor de la casa de Cangas de Tineo, que sirvió a S.M. en la Jornada del Estrecho de Magallanes, a las órdenes del general Diego Flórez de Valdés. En 1595 adquirió el oficio perpetuo de alférez mayor de la villa y concejo de Cangas de Tineo, con vara de regidor, al precio de 2900 ducados y mediante renuncia que hizo en su favor Fernando Osorio de Valdés, su primo carnal, señor de Valdunquillo, de Mirallo y de Horcajo de las Torres, caballero de Santiago, mayorazgo de la torre de Salas.[45]​ Casó con Catalina Bernaldo de Quirós, nacida en la torre de la Pola de Lena, hija de Sebastián Bernaldo de Quirós el Viejo, dueño de dicha casa y de la de Mieres, señor de Villoria, y de Catalina de Miranda, natural de Villanueva de Grado; nieta de Francisco Bernaldo de Quirós y Prado, señor de Villoria, y de María de Estrada, señora de la torre de la Pola de Lena, y materna de Sancho de Miranda, señor de Valdecarzana, y de Leonor de las Alas, de la casa de su apellido en Avilés. Fueron padres de


El título fue creado en favor de

Álvaro Queipo de Llano y Valdés, I conde de Toreno, señor de las villas de Toreno y Tombrio de Abajo y de la casa de su apellido en Cangas de Tineo, alférez mayor del Principado de Asturias y de la villa y concejo de Cangas, caballero de Santiago, corregidor de Granada[48]​ y de Madrid,[49]​ gobernador y capitán general de Málaga, ministro de capa y espada del Consejo de Hacienda destinado a la Contaduría Mayor, gentilhombre de boca del rey Felipe IV y mayordomo mayor de su hermano el infante y cardenal Don Fernando de Austria. Natural de su casa de Cangas de Tineo, fue bautizado en la antigua parroquial de la Magdalena el 25 de mayo de 1599. Sucedió en el mayorazgo familiar al morir sin descendencia su hermano Suero, ya referido, y le agregó bienes mediante escritura del 31 de octubre de 1632, por la que también otorgaba poder para testar a Diego García de Tineo, su tío ya citado. Este hizo el testamento el 23 de febrero de 1653, confirmando la agregación, a fe de Luis Menéndez de Arbas, escribano de Cangas.[25]​ Y el conde falleció en Málaga año de 1562, siendo capitán general de esta ciudad.

Casó dos veces: primera en Sevilla con Ana Mauricia de Lugo Puebla y Acosta, que murió en 1637, hija de Francisco de Lugo Puebla y Acosta, señor de la casa de Lugo, veinticuatro de Sevilla, y de Petronila de Ibarra y Mendoza, naturales los tres de dicha ciudad; nieta de Juan Cristóbal de la Puebla y de Catalina de Lugo y Acosta, y pariente del cardenal y teólogo jesuita Juan de Lugo y Quiroga.

Y segunda vez casó con Inés de Zúñiga Trejo y Valdés, señora de Valparaíso de Abajo en tierra de Huete, que era prima hermana del cardenal Trejo y Paniagua, presidente del Consejo de Castilla. Hija de Jerónimo de Zúñiga Piñán del Castillo Carrillo y Melgarejo, caballero de Calatrava, que en 1627 adquirió la jurisdicción de dicha villa,[50]​ y de Usenda de Trejo Paniagua de Loaysa, su mujer; nieta de Jerónimo Piñán de Zúñiga, corregidor de las ciudades de Plasencia, Huete y Cuenca, y de Inés Carrillo de Alarcón, su mujer, y materna de Luis Paniagua de Trejo, de los señores de la villa de Santa Cruz, y de Leonor de Tordoya y Bazán, de la casa de Valdés del Cuzco.


En 1662 sucedió su hijo

Fernando Queipo de Llano y Lugo, II conde de Toreno, caballero de Santiago,[52]​ corregidor de Burgos y de Murcia, natural de Sevilla, que fue bautizado el 4 de febrero de 1637 y murió año de 1681 en Madrid, donde desempeñaba el empleo de «concertador de privilegios y confirmaciones de Su Magestad».[53]​ En 1664 redactó las Ordenanzas de Toreno.[7]

Otorgó capitulaciones en Madrid ante Francisco Suárez el 7 de julio de 1658 para casar con Josefa Jiménez de Arellano Padilla y Vega, señora de la casa de Arnedo: antigua villa de la Rioja que dos años antes había pasado a ser ciudad por merced del rey Felipe IV. Nació esta señora el 17 de octubre de 1638 en Madrid, donde testó el 31 de julio de 1691. Era hija de Atanasio Jiménez de Arellano, natural y señor de la casa de Arnedo, caballero de Calatrava, oidor en La Coruña, en Sevilla y en Valladolid, fiscal del Consejo de Órdenes, y de Feliciana de Acedo y Vega; nieta de... y de Ana González de Arellano, su mujer y prima, y materna de Martín de Acedo, mayordomo mayor del virrey del Perú príncipe de Esquilache, con quien tuvo gran valimiento,[54]​ capitán de su guardia, factor de la Real Hacienda y juez del Consulado de Lima, y de María de la Vega y Padilla, natural de dicha corte virreinal. La condesa era sobrina nieta del licenciado José González, señor de Boadilla del Monte, caballero de Santiago, ministro del Consejo y Cámara de Castilla, presidente de los de Hacienda e Indias y comisario general de Cruzada,[55]​ nacido en Arnedo hacia 1583 y hermano entero de Ana González de Arellano, su abuela materna. Hijos ambos del licenciado Juan González de Uzqueta, abogado natural de Corella, y de Juana Jiménez de Arellano, su primera mujer,[56]​ de la casa de Arnedo. Dicho José González mandó en dote a su sobrina Josefa —por las citadas capitulaciones otorgadas para casarla con el conde— un juro situado sobre el servicio de Millones de Madrid,[57]​ y el usufructo vitalicio de unas casas principales sitas en la calle de las Rejas de la misma villa.[58]​ Y fundó mayorazgo con facultad real por su testamento hecho en Madrid el 23 de julio de 1667 ante Andrés de Calatañazor, vinculando cuantiosos bienes y la jurisdicción de Boadilla. Extinguida su descendencia, este mayorazgo recayó en la de los condes de Toreno.[59]

Tuvieron por hijos a


En 1681 sucedió su único hijo supérstite:

Fernando Queipo de Llano y Jiménez de Arellano, III conde de Toreno, alférez mayor del Principado de Asturias y de la villa de Cangas de Tineo, señor de la casa de su apellido y de la de Arnedo. Nació en Madrid el 8 de enero de 1663, fue bautizado en San Martín el día 21 siguiente[62]​ testó en Madrid año de 1699, haciendo agregación al mayorazgo,[25]​ y murió en Cangas el 24 de enero de 1718,[1]​ habiendo hecho codicilo el anterior día 4 a fe de Pedro López.

Casó el 20 de noviembre de 1683 en San Martín de Salas, con Emilia Francisca de Doriga y Malleza, bautizada en dicha iglesia el 11 de abril de 1666. Era hermana de García Alonso de Doriga, señor de la casa de Doriga, e hija de Fernando de Malleza y Doriga, natural y primogénito de dicha casa en la que no llegó a suceder, caballero de Santiago, paje del rey Felipe IV, colegial de San Pelayo en Salamanca, regidor perpetuo de Oviedo, y de Isabel de Malleza y Miranda, su mujer y prima carnal, natural y poseedora de la casa de Malleza en el concejo de Salas y señora de Cortina en el de Tudela,[63]​ cuyo casamiento se capituló el 29 de octubre de 1659. Nieta de García de Doriga y Valdés, señor de la casa de Doriga, caballero de Santiago, regidor perpetuo de Oviedo y teniente de alférez mayor del Principado, y de Emilia de Malleza y Cienfuegos, su segunda mujer, natural de Malleza, y materna de Fernando de Malleza y Cienfuegos, hermano de la anterior, caballero de Santiago, natural y señor de la casa de Malleza, colegial del Mayor de Cuenca en Salamanca, y de Juana de Miranda y Ponce de León, su primera mujer, hermana del I marqués de Valdecarzana. Emilia Francisca de Doriga y Malleza aportaba los derechos en cuya virtud su hijo el IV conde de Toreno sucedería en la casa de Malleza, mayorazgo al que estaban vinculados la jurisdicción de Cortina y un hermoso palacio edificado en 1670 por los padres de esta señora en la plaza de la Fortaleza de Oviedo (hoy plaza de Porlier). La casa de Doriga, en cambio, por ser de sucesión irregular, no recayó en los Queipo de Llano.[64]

Fueron hijos de este matrimonio:


En 1718 sucedió su hijo

Fernando Ignacio José Queipo de Llano Doriga y Malleza, IV conde de Toreno, señor de las casas de Cangas, Arnedo y Malleza, que nació el 27 de julio de 1698 en el palacio de Cangas de Tineo y fue bautizado en la Colegiata el 10 de agosto. Testó en la misma villa el 10 de diciembre de 1764 ante Juan Meléndez, y seis meses después hizo agregación al mayorazgo mediante escritura del 20 de junio de 1765, por la que además subrogaba los bienes que había heredado de su hermana María Ana, radicados en Galicia, en vez de un censo de 13.400 ducados impuesto sobre los propios de la villa de Esquivias y que había sido redimido por esta. Contaba para ello con facultad real dada en Aranjuez el 21 de mayo de 1765 y refrendada por José Antonio de Goyeneche.[25]​ Otorgó codicilo el 22 de junio de 1778, con nueva agregación, y murió poco después.

Casó en León el 27 de julio de 1721 con María Bernarda Cayetana de Quiñones Pimentel y Quijada, mayorazga de las casas de Quiñones de la villa de Ponferrada (hoy ciudad) y de los lugares de Yebra y Canedo, todo en el Bierzo, y que en Asturias poseyó el señorío de Cerredo y Degaña, que hoy constituye concejo independiente pero entonces estaba incluso en el de Ibias.[75]​ Nacida en la ciudad de Motril el 15 de agosto de 1698, era hija y sucesora del maestre de campo Pedro de Quiñones Pimentel, señor de dichas casas y jurisdicción, caballero de Calatrava, gobernador militar y político de Motril, regidor perpetuo de Ponferrada y alcaide de su Real Cárcel,[76]​ y de Antonia de Quijada y Rojas; nieta de..., y materna de Luis de Quijada y Mayorga, caballero de Santiago, natural de León, y de María de Rojas Quiñones y Rebolledo, señora de Inicio; y sobrina carnal del II conde de Rebolledo y I marqués de Inicio.[77]​ Este casamiento se inscribía en la estrategia matrimonial de la casa de Toreno —mantenida estrictamente durante el siglo XVIII— de casar a los primogénitos alternativamente con señoras de dentro y fuera del Principado. En los matrimonios «de fuera» como este se buscaban alianzas que reforzasen la influencia del linaje en la Corte, pero también sus intereses patrimoniales por toda España. En este caso, la esposa aportaba un señorío en Asturias limítrofe del concejo de Cangas; las posesiones del Bierzo, muy próximas al señorío de Toreno, y bienes en el reino de Granada, donde los Queipo de Llano también tenían patrimonio (proveniente del arzobispo Fernando de Llano y Valdés y del I conde de Toreno, su sobrino carnal, que fue allí corregidor).[78]

Fueron padres de


En 1778 sucedió su hijo

Joaquín José Queipo de Llano y Quiñones, V conde de Toreno, alférez mayor del Principado, regidor perpetuo de Oviedo. Nació en Cangas el 31 de diciembre de 1727, fue bautizado en la colegiata el 12 de enero siguiente, testó en su casa natal el 25 de agosto de 1782 a fe de Manuel Folgueras y falleció en la misma el 22 de diciembre de 1805.[79]

Estudió como cadete en la recién creada Academia de Artillería de Segovia y sirvió como oficial de este cuerpo.[19]​ Fue un notable naturalista, siempre afanoso de aplicar los avances científicos al desarrollo de la minería en Asturias. Socio de mérito de la Económica Matritense, en 1780 promovió la fundación de la de Asturias. En una y otra pronunció numerosas conferencias sobre mineralogía, algunas de las cuales fueron publicadas en dos tomos. Reunió una notable colección de minerales; halló por primera vez en Asturias antimonio y amianto, y mantuvo correspondencia con otros naturalistas españoles y extranjeros. Fue también académico honorario de la Real de la Historia, y publicó bastantes obras poéticas.[80]

En 1790 le cupo el honor de proclamar, como alférez mayor del Principado, al nuevo rey Don Carlos IV,[18]​ escena recogida en un cuadro pintado por Francisco Leopoldo Reiter que le representa a caballo, tremolando el pendón ante la Fortaleza de Oviedo.[81]

Casó en San Tirso el Real de Oviedo el 28 de diciembre de 1754 con María Antonia Bernaldo de Quirós y Cienfuegos, que trajo en dote 12.000 ducados.[82]​ Natural de Oviedo y bautizada en dicha iglesia el 24 de septiembre de 1738, era hija de José Manuel Bernaldo de Quirós y Mariño de Lobera, III marqués de Campo Sagrado, señor de Villoria y de Valdeviñayo y de las casas de Quirós, Alas, Carreño y Huergo, natural y alférez mayor de Avilés, alguacil mayor de Oviedo, notario mayor de la Santa Cruzada de esta ciudad y obispado, y de Josefa Francisca de Cienfuegos y Caso, natural de Sorribas en el concejo de Piloña; nieta de otro José Manuel Bernaldo de Quirós, II marqués de Campo Sagrado, natural de Oviedo, poseedor de las mismas casas, oficios y jurisdicciones, y de Benita Teresa Mariño de Lobera Andrade Sarmiento y Sotomayor, su segunda mujer, de los marqueses de la Sierra, nacida en Pontevedra, y materna de Rodrigo González de Cienfuegos y Valdés, IV conde de Marcel de Peñalba, señor de Allande, caballero de Santiago, natural y dueño de la torre del Ferrero en la parroquia de Viodo y concejo de Gozón, y de Ana Manuela de Caso Múxica y Maldonado, natural y dueña del palacio de Sorribas, señora del coto de Cazo en el concejo de Ponga y de las casas de Maldonado y Múxica en la ciudad de Salamanca.

Tuvieron por hijos a


En 1805 sucedió su hijo

José Marcelino Queipo de Llano y Bernaldo de Quirós, VI conde de Toreno, caballero maestrante de Granada, que fue como su padre académico honorario de la Real de la Historia. Nació en Cangas el 2 de junio de 1757, fue bautizado en la colegiata cuatro días después y expiró el 20 de diciembre de 1808. Residió en Madrid y en Cuenca durante los primeros años de su matrimonio.[19]​ No sucedió en el mayorazgo y título familiar hasta muy al final de su vida, por lo que figura generalmente designado con el dictado de cortesía de vizconde de Matarrosa. Al estallar la Guerra de la Independencia, siendo ya conde de Toreno, formó parte de la Junta Suprema y Soberana de Asturias y fue promovido por ella a mariscal de campo de los Ejércitos Nacionales.

Casó en su iglesia natal el 14 de septiembre de 1778 con María Dominga Ruiz de Saravia y Dávila, natural de Cuenca, que fue bautizada en San Pedro el 4 de abril de 1765 y testó en Cangas el 16 de julio de 1814 ante Manuel Folgueras, hija de Domingo Ruiz de Saravia y Neira Montenegro, caballero de Calatrava, natural de Madrid, y de María Joaquina Dávila Espinosa, que lo era de Pozoamargo. Fueron padres de


En 1809 sucedió su hijo

José María Queipo de Llano y Ruiz de Saravia, VII conde de Toreno, concesionario de la grandeza de España de 1.ª clase, ministro de Hacienda (1834-1835) y presidente del Consejo de Ministros (1835), diputado a Cortes por Asturias, senador del Reino, embajador de S.M.C. en Londres, consejero de Estado, coronel de los Reales Ejércitos, académico numerario de las Reales de la Historia y de San Fernando, alférez mayor de Asturias y de Cangas de Tineo, regidor perpetuo de Ponferrada y alcaide de su Real Cárcel, gran cruz de la Orden de Carlos III (1836) y también caballero de las de Isabel la Católica, Cristo de Portugal y el Redentor de Grecia, gentilhombre de Cámara de la reina Isabel II con ejercicio y servidumbre, que nació en Oviedo el 26 de noviembre de 1786, fue bautizado en San Tirso el Real el 28 y falleció en París, durante su cuarto exilio,[91]​ el 16 de septiembre de 1843, habiendo testado en Madrid el 13 de enero de 1841. Pese a las elevadas magistraturas que desempeñó, destaca sobre todo como autor de una monumental Historia de la Guerra de la Independencia,[92]​ obra no superada como fuente historiográfica fundamental sobre este periodo.

Casó tardíamente el 10 de mayo de 1835 en Madrid, parroquia del Salvador, siendo soltero y de 48 años de edad, con María del Pilar Anastasia Gayoso de los Cobos y Téllez Girón (también apellidada Gómez de los Cobos Gayoso y Téllez Girón), dama de la reina y de la Orden de María Luisa, viuda sin prole de Luis Carlos Sánchez-Pleités y García de la Peña, marqués de Villamagna. Natural de Madrid, fue bautizada en San Luis el 26 de diciembre de 1803 y falleció en su palacio de Oviedo el 1.º de septiembre de 1858.[93]​ Tuvo dos hermanos varones, Francisco y Jacobo Gayoso de los Cobos y Téllez-Girón, que fueron sucesivamente marqueses de Camarasa. Y era la segunda de cinco hermanas que brillaron mucho en los salones aristocráticos de Madrid, llamadas las «señoritas de Camarasa».[90]​ Hija del teniente coronel Joaquín María Gayoso de los Cobos Luna y Bermúdez de Castro (1778-1849), XII marqués de Camarasa, de la Puebla de Parga y de San Miguel das Penas, conde de Ribadavia, de Castrojeriz, de Ricla y de Amarante, grande de España, gentilhombre de Cámara de S.M. con ejercicio y servidumbre, y de Josefa Manuela Téllez-Girón y Pimentel (1783-1817), su mujer, marquesa de Martigui (título de Cerdeña), con quien casó en Madrid el 21 de diciembre de 1800; nieta de Domingo Francisco Gayoso y de los Cobos (1735-1803), marqués de Camarasa, conde de Rivadavia, etc., y de Ana Josefa Bermúdez de Castro y Taboada, de los señores del pazo de Gondar en Galicia, y materna del teniente general Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco (1755-1807), IX duque de Osuna, conde de Ureña y de Fontanar, marqués de Peñafiel, grande de España, notario mayor y justicia mayor de Castilla, primera voz del Brazo Militar del Parlamento de Cerdeña, alcalde mayor perpetuo de Sevilla, embajador extraordinario de S.M.C. en Viena, caballero del Toisón de Oro y gran cruz de Carlos III, del Consejo de Guerra de S.M. y su gentilhombre de Cámara y camarero mayor, y de María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel Téllez-Girón y Borja (1750-1834), condesa-duquesa de Benavente, duquesa de Béjar, de Plasencia, de Arcos, de Gandía y de Mandas y Villanueva, marquesa de Jabalquinto, de Gibraleón, de Terranova, de Lombay y de Zahara, condesa de Mayorga, de Luna, de Bañares, de Belalcázar, de Oliva, de Mayalde, de Bailén y de Casares, vizcondesa de la Puebla de Alcocer, grande de España, princesa de Anglona y de Esquilache, condesa de Osilo, marquesa de Martigui, etc., dama noble de María Luisa.[94]

Fueron sus hijos:


Por fallecimiento del anterior en 1843 y real carta de 5 de septiembre de 1847,[1]​ sucedió su hijo

Francisco de Borja Queipo de Llano y Gayoso de los Cobos, VIII conde de Toreno, diputado a Cortes y presidente del Congreso, alcalde de Madrid (1874-1875), ministro de Estado y de Fomento (1875-1879), académico de número de la Real de Ciencias Morales y Políticas, presidente de la Sociedad Geográfica de Madrid, caballero de Santiago y gran cruz de Carlos III, gentilhombre de Cámara de los reyes Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII, con ejercicio y servidumbre.[95]​ Nació en Madrid el 6 de noviembre de 1840 y murió en la misma villa el 31 de enero de 1890.

Casó en Madrid el 24 de noviembre de 1860 con María del Carmen Fernández de Córdoba y Álvarez de las Asturias Bohorques, dama de las reinas Isabel II, Mercedes, Cristina y Victoria Eugenia y de la Orden de María Luisa, camarera mayor y jefa del Cuarto de la infanta Doña Isabel, nacida en Burdeos el 21 de mayo de 1843 y finada en Madrid el 22 de octubre de 1907, hija de Joaquín Fernández de Córdoba y Álvarez de las Asturias Bohorques, marqués de Povar, y de María del Carmen Álvarez de las Asturias Bohorques y Giráldez, su mujer y prima carnal, I condesa de Santa Isabel; nieta de Joaquín Fernández de Córdova y Pacheco, VI duque de Arión, grande de España, marqués de Povar, de Malpica y de Mancera, conde de Gondomar, y de María de la Encarnación Álvarez de Bohorques y Chacón, de los duques de Gor, y materna de Mauricio Nicolás Álvarez de las Asturias Bohorques y Chacón, II duque de Gor, hermano de la anterior, y de María de la O Giráldez y Cañas, VII vizcondesa de Valoria.


Fueron padres de


Por real carta de 8 de agosto de 1890,[1]​ sucedió su hijo

Álvaro Queipo de Llano y Fernández de Córdoba, IX conde de Toreno, grande de España, director general de Correos y Telégrafos, gobernador civil de Madrid,[96]senador vitalicio del Reino, caballero maestrante de Granada y gran cruz de Carlos III, gentilhombre de Cámara del rey Alfonso XIII con ejercicio y servidumbre, que nació en Madrid el 20 de mayo de 1864 y murió en la ex corte año de 1938.

Casó en Madrid el 25 de enero de 1888 con María del Rosario Álvarez de las Asturias Bohorques y Ponce de León, su tía 2.ª, vizcondesa de Valoria, nacida el 6 de febrero de 1866 en Madrid, donde murió el 11 de junio de 1910. Era hermana de Mauricio de los mismos apellidos, IV duque de Gor, e hija de Nicolás Álvarez de las Asturias Bohorques y Giráldez, conde de Lérida (hermano de la abuela materna de Álvaro) y de María de la Consolación Ponce de León y Balleras, natural de Jerez de la Frontera; nieta de Mauricio Nicolás Álvarez de las Asturias Bohorques y Chacón, II duque de Gor, y de María de la O Giráldez y Cañas, VII vizcondesa de Valoria, ya citados, y materna de Manuel Ponce de León y Villavicencio, de los marqueses del Castillo del Valle de Sidueña, y de Emilia de Balleras y Monroy.

De este matrimonio nacieron:


Por fallecimiento del anterior en 1938, acuerdo de la Diputación de la Grandeza de 1943,[2]​ decreto de convalidación de 28 de noviembre de 1952,[1][98]​ y carta del generalísimo Franco del año siguiente, sucedió su hijo

Francisco Queipo de Llano y Álvarez de las Asturias Bohorques, X conde de Toreno, XII vizconde de Valoria (desde 1912), caballero maestrante de Granada y cruz del Mérito Militar, gentilhombre de cámara del rey Alfonso XIII con ejercicio y servidumbre. Nació en 1897 en Madrid, donde falleció el 26 de mayo de 1954, y fue enterrado en el cementerio de San Isidro.

Casó en Madrid el 9 de noviembre de 1924, en la iglesia del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón, con María de la Purificacíon de Acuña y Gómez de la Torre, que falleció el 25 de noviembre de 1931. Y fueron padres de


Por orden publicada en el BOE de 20 de agosto de 1958,[105]​ y carta de 29 de mayo de 1959,[1]​ sucedió su hijo

Francisco Queipo de Llano y Acuña, XI conde de Toreno, oficial de Caballería, licenciado en Ciencias Políticas, presidente de la Cruz Roja Española (1970-1974)[106]​ y de la Real Gran Peña de Madrid, gobernador civil de Palencia y de Navarra, miembro de la Diputación Permanente de la Grandeza de España, grandes cruces de la Orden del Mérito Civil, de la Imperial del Yugo y las Flechas y de la Cruz Roja Mejicana, medalla de oro de la Juventud y gran placa de Honor y Mérito de la Cruz Roja Española. Nació en Madrid el 25 de agosto de 1927 y falleció en la misma corte el 22 de febrero de 2002, a los 74 años de edad.[107]

Casó con Cristina Fernández de Villavicencio y Osorio, IV marquesa de Guadiaro, hija de José María Fernández de Villavicencio y Crooke, XV marqués de Vallecerrato, y de María Cristina Osorio y Martos, VI duquesa de Algete; nieta de José Fernando Fernández de Villavicencio y Corral, marqués de Castrillo, de los duques de San Lorenzo de Valhermoso, y de Emilia Crooke y Larios, y materna de José Ramón Osorio y Heredia, X conde de la Corzana, de la casa de Alcañices, Sesto y Alburquerque, y de Narcisa Martos y Arizcun, de los condes de Heredia Spínola.

Fueron padres de

Por orden publicada en el BOE del 7 de julio de 2003,[109]​ y real carta de 1.º de septiembre del mismo año,[1]​ sucedió su hijo

Francisco de Borja Queipo de Llano y Fernández de Villavicencio, XII y actual conde de Toreno, grande de España, V marqués de Guadiaro, nacido el 23 de agosto de 1956.

Contrajo matrimonio con María Taub y Medina, que antes estuvo casada con Agustín Enrile y Corsini, marqués de Villaformada. Hija de Roberto Taub Longué y de María de los Ángeles Medina y Maestre, que casaron en Sevilla el 11 de julio de 1960, en la iglesia de los Venerables;[110]​ nieta del diplomático Roberto Taub Pick y de Enriqueta Longué de Soria-Santacruz, y materna de Vicente de Medina y Carvajal, IX conde de Mejorada, de los marqueses de Esquivel, y de María Estrella Maestre y Fernández de Córdoba.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Conde de Toreno (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!