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Territorio de Chile



Las fronteras de la República de Chile tuvieron como base las de la Capitanía General de Chile, luego de su independencia de la Monarquía española en 1818. Después fueron ampliadas por incorporaciones y establecidas con tratados internacionales. Limita con Perú al norte (168 km), Bolivia al noroeste (942 km) y Argentina al este (6691 km), totalizando 7801 kilómetros de fronteras terrestres.[1]

La mayor proporción de Chile se encuentra en el sector occidental del Cono Sur en América del Sur, entre la cordillera de Los Andes y el océano Pacífico, llamado Chile continental. Chile insular lo conforma el archipiélago de Juan Fernández, las islas Desventuradas, la isla Salas y Gómez y la isla de Pascua, las dos últimas en Oceanía. Chile reclama soberanía sobre una zona de la Antártida de más de 1 250 257,6 km² denominada Territorio Chileno Antártico, comprendida entre los meridianos 53°W y 90°W,[2]​ prolongando su límite meridional hasta el Polo Sur. Esta reclamación está suspendida según lo estipulado por el Tratado Antártico, del que Chile es signatario.[3]

Las fronteras de Chile inician su historia el día 26 de julio de 1529, cuando en Toledo la reina firma varias capitulaciones, denominadas Capitulación de Toledo, para descubrir, conquistar y poblar las tierras al sur del Ecuador.

La primera Capitulación fue para Francisco Pizarro desde el pueblo de Tenimpuya, en la boca del río Santiago (1° 20 N, en el Ecuador actual), hasta 200 leguas al sur por el meridiano de dicho pueblo, esto es, hasta los 9° 57′ S; sin embargo, señalaba también como límite sur el pueblo de Chincha ubicado a unas 60 leguas más al sur a los 13°29'S, dejando imprecisa la demarcación.[4]

La segunda Capitulación (Gobernación de Nueva León) fue para Simón de Alcazaba y Sotomayor, también recibía 200 leguas de norte a sur desde el extremo sur de la gobernación de Pizarro hacia el estrecho de Magallanes. Sin embargo, al estar impreciso el límite sur de la gobernación de Pizarro, no era clara esta jurisdicción, si se tomaban 200 leguas desde los 9°57'S, la gobernación de Alcazaba terminaba a la altura de punta de Lobos entre Iquique y Tocopilla, aproximadamente el 21°6'S.

La capitulación de Alcazaba lo nombraba alguacil mayor de su Gobernación, debía construir dos fuertes y además obtenía el 20% de los provechos de la Tierra. La capitulación de Alcazaba se postergó y entre enero de 1530 y junio de 1531 existió un proyecto de capitulación y asiento para los Fúcares alemanes, "para el descubrimiento de las islas y tierras que hay desde el estrecho de Magallanes hasta Chincha".

En mayo de 1534, Carlos V despachó varias cédulas que dividían la América española al sur del río Santiago en cuatro gobernaciones. Cada una de estas gobernaciones, excepto la de Pizarro, tenía 200 leguas de ancho de norte a sur y abarcaba desde la costa del Pacífico hasta la costa atlántica o la línea de Tordesillas (46° 37’O según España).

De esta forma y desde el despacho real el actual Chile quedó dividido en tres gobernaciones que iban desde Cuzco hasta la isla de La Campana. Cabe señalar que el desconocimiento de la geografía sudamericana por parte de los geógrafos reales, no les hacía prever la existencia de la cordillera de Los Andes y que esta dificultaría la exploración de los territorios tan fácilmente demarcados en el mapa.

El 24 de enero de 1539, se celebró una nueva capitulación en Toledo, entre la corona española y Pedro Sancho de la Hoz que le concedía el gobierno de todas las tierras que se descubrieran al sur del estrecho de Magallanes.

De esta forma el actual territorio chileno quedaba comprendido entre cuatro gobernaciones, la conquista, reconocimiento y poblamiento de estas concesiones se hizo de la siguiente forma, desde la costa pacífica acudiendo desde Nueva Castilla, se inició la conquista y reconocimiento de Nueva Toledo en 1534 y la Gobernación de Pedro Sancho de la Hoz en 1540, por la costa atlántica se inició la conquista Nueva Andalucía y Nueva León.

El primer gobernador de Nueva Toledo fue Diego de Almagro por Real Cédula del 21 de mayo de 1534, cuando Almagro comienza su expedición el día 3 de julio de 1535 (tiempo que le demoró reunir tropas y pertrechos) hacia Chile (nombre con que era conocido el territorio desde donde anualmente se tributaba con oro al Inca), lo hacía con el propósito, no sólo de encontrar los yacimientos de oro, sino también para hacer uso efectivo y reconocimiento de su gobernación.

Al no encontrar ni oro, ni plata, teniendo que enfrentar a los naturales en la batalla de Reinohuelén y más aún soportando el malestar de sus hombres, Almagro decide volver a Cuzco en septiembre de 1536 desde el valle del Aconcagua. En su viaje de regreso se encontró con Juan de Herrada en Copiapó, quien le traía las capitulaciones y el nombramiento como gobernador de Nueva Toledo, además le impuso de la situación que ocurría en Cusco, la rebelión de Manco Cápac II y las conspiraciones de los hermanos Pizarro. Almagro sabiendo que Cusco quedaba dentro de su gobernación, decide rápidamente volver y recuperar el Cusco de manos de quien lo tuviese. Aquí se produce una guerra entre los hermanos Pizarro y Almagro por el control del Cusco y dirimir en que gobernación quedaba, ya que ambos alegaban derechos sobre ella. Almagro finalmente es derrotado y fue ajusticiado el 8 de julio de 1538. Con esta derrota Nueva Toledo pierde el Cusco.

El segundo gobernador de Nueva Toledo fue Pedro de Valdivia, nombrado teniente de gobernador en abril de 1539 por Pizarro de acuerdo a una Real Cédula de 1537 que lo autorizaba para ello. Para ese entonces ya Nueva Toledo era sinónimo de Chile, y éste a su vez sinónimo de desventura para los españoles codiciosos, lo cual hizo que a Valdivia le demorara casi un año salir de Cusco con apenas once soldados en enero de 1540.

Pedro de Valdivia comenzó la colonización de lo que actualmente es Chile en 1540. El 12 de febrero de 1541 fundó Santiago de Nueva Extremadura. El 11 de julio, el cabildo de la Gobernación de Nueva Extremadura lo proclamó gobernador.

La primera mención clara de los límites de Chile fue en una Real Comisión dictada por el gobernador García Hurtado de Mendoza a Pedro del Castillo el 20 de noviembre de 1560: "Don García Hurtado de Mendoza, Gobernador i Capitán General en estas Provincias de Chile i sus comarcas por su Majestad. Por cuanto su Majestad por sus reales Provisiones me encargó la Gobernación de estas dichas Provincias de Chile de Norte a Sur desde el Valle de Copiapó hasta la otra parte del Estrecho de Magallanes, i de este-oeste ciento cincuenta leguas, como se lo dio i señaló por Gobernación al Adelantado Don Jerónimo de Alderete..." Chile incluía las tierras desde el valle de Copiapó en el norte hasta el estrecho de Magallanes en el sur.

Durante varios años, los cartógrafos y exploradores europeos especularon con la existencia de la Terra Australis Incognita, un inmenso territorio ubicado más al sur del estrecho de Magallanes y la isla Grande de Tierra del Fuego que llegaba hasta el Polo Sur.

El Tratado de Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494, fijó las áreas de influencia de España y de Portugal, al oeste y al este, respectivamente, de una línea que iba de polo a polo que nunca fue demarcada (a los 46° 37′ O, en la interpretación clásica española, y más al occidente, según la interpretación portuguesa), por lo que las áreas antárticas reclamadas hoy por Chile, aún desconocidas en ese entonces, caían dentro de la zona de España. El tratado, avalado en 1506 por la bula pontificia Ea quae pro bono pacis, lo que lo hizo obligatorio para todos los países católicos, no fue reconocido por los estados europeos no católicos e incluso por algunos que sí lo eran, como Francia. Para Gran Bretaña, Holanda, Rusia y otros países, las áreas antárticas eran consideradas res nullius, es decir tierra de nadie sujeta a la ocupación de cualquier nación.

En 1534, el emperador Carlos V dividió parte del territorio sudamericano en tres gobernaciones:

En 1539, se creó una nueva gobernación hacia el sur de Nueva León llamada Terra Australis para Pedro Sánchez de la Hoz. En 1554, el conquistador Pedro de Valdivia, quien ya tenía a cargo la Gobernación de Chile, logró que el Consejo de Indias traspasara los derechos de Nueva León y de la Terra Australis a Jerónimo de Alderete, el cual, tras la muerte de Valdivia al año siguiente, asumió como gobernador y las anexó al territorio colonial chileno.

Prueba de esto son múltiples documentos históricos, entre los que se incluyen una Real Cédula de 1554:

Posteriormente, en 1558, la Real Cédula de Bruselas incitó al gobierno colonial chileno a tomar posesión en nuestro nombre de las tierras y provincias que caen en la demarcación de la corona de Castilla, en referencia a las tierras al otro lado del Estrecho, pues en ese tiempo se pensaba que Tierra del Fuego era parte integrante de la Terra Australis.

Una de las obras más importantes de la literatura hispana, el poema épico La Araucana de Alonso de Ercilla (1569), es considerada también por Chile como favorable a su argumentación, ya que se puede leer en la séptima estrofa de su Canto I:

costa del nuevo mar, del Sur llamado
tendrá de Leste a Oeste, de angostura
cien millas, por lo más ancho tomado
bajo del Polo Antártico en altura
de veinte y siete grados prolongado
hasta do el mar Océano y Chileno

Y en la cuarta estrofa de su Canto III:

Existen también crónicas y mapas, tanto de Chile como de Europa, que indican la pertenencia de la Terra Australis Antártica como parte de la Capitanía General de Chile.

El navegante español Gabriel de Castilla zarpó de Valparaíso en marzo de 1603 al mando de tres naves en una expedición encomendada por su primo hermano el virrey del Perú, Luis de Velasco y Castilla, para reprimir las incursiones de corsarios holandeses en los mares del sur, alcanzando los 64° de latitud sur. No se han hallado aún en archivos españoles los documentos que confirmen la latitud alcanzada y las tierras avistadas; sin embargo, el relato del marinero holandés Laurenz Claesz (en un testimonio sin fecha, pero probablemente posterior a 1607), documenta la latitud y la época. Claesz declaró que él:

Otro documento holandés, publicado en Ámsterdam en tres idiomas en 1622, afirma que a los 64° S hay tierra «muy alta y montañosa, cubierta de nieve, como el país de Noruega, toda blanca, que parecía extenderse hasta las islas Salomón», lo que evidentemente confirma un avistamiento previo a la publicación. Las tierras avistadas serían las islas Shetland del Sur.

Otros historiadores atribuyen el primer avistaje de tierras antárticas al marino neerlandés Dirk Gerritsz, que habría encontrado las islas hoy denominadas Shetland del Sur. Según su relato, su nave fue desviada de curso por una tormenta después de trasponer el estrecho de Magallanes, en el viaje de ida de una expedición neerlandesa a las Indias orientales en 1599. Existen dudas sobre la veracidad del relato de Gerritsz.

En esta época ya existía la certeza de un continente blanco al sur del paso Drake, separado de la Tierra del Fuego. En 1772, el británico James Cook circunnavegó las aguas del océano Antártico.

La real cédula de 1563, dictada el 29 de agosto por el rey Felipe II separó la Gobernación del Tucumán de la gobernación de Chile y la traspasó a la Audiencia de Charcas, señalando que «[h]abemos acordado apartar la dicha gobernación de Tucumán, Juríes y Diaguitas de la dicha gobernación de Chile e incluirlas en el distrito de la dicha audiencia de Las Charcas». Con el nacimiento de la Audiencia de Buenos Aires en 1663, el territorio de Tucumán sería traspasado a su jurisdicción.

La real cédula de 1570 a favor del adelantado Juan Ortiz de Zárate modificó los límites meridionales de la Gobernación del Río de la Plata 200 leguas hacia el sur, desde el paralelo 36° 57' hasta el 48° 21', pero no mencionaba cuáles eran los límites occidentales. Esta omisión se subsanó un siglo después, cuando la Real Cédula de 1669 señala que desde el paralelo 37°S, la frontera entre ambas entidades es la Cordillera de Los Andes.

La primera vez que se publicaron explícitamente los límites de la Real Audiencia de Chile, fue en una Real Cédula de 17 de febrero de 1609 del rey Felipe III e incluida en la Recopilación de las Leyes de los Reinos de Indias de 1680. Dicha recopilación señala que la extensión territorial de la Gobernación del Río de la Plata abarcaba «todas las ciudades, villas y lugares y tierra que se comprenden en las provincias del Río de la Plata, Paraguay y Tucumán, no embargante que hasta ahora hayan estado debajo del distrito y jurisdicción de Charcas». La jurisdicción de la Audiencia de Santiago de Chile fue fijada en la recopilación como: «[...] la que tenga por distrito todo el Reino de Chile; hasta el Estrecho de Magallanes; y la tierra adentro, hasta la provincia de Cuyo; inclusive». La Patagonia oriental se consideraba así[cita requerida] dentro del Reino de Chile.

Los proyectos de segregación de Cuyo fueron combatidos por el Cabildo de Santiago desde al menos 1765. En 1775 se envió al rey un memorial redactado por Manuel de Salas en el que se declaraba indisoluble las entidades de Chile y Cuyo y que de prosperar la inclusión de la Provincia de Cuyo al Virreinato del Río de la Plata se le pedía que se incorpore también a él todo el Reino de Chile. Tras la real cédula del 27 de octubre de 1777, se declara constituido el Virreinato del Río de la Plata y bajo su jurisdicción:

El 19 de mayo de 1784, el rey Carlos III designa a Francisco Hurtado como gobernador-intendente de la nueva creación real: la Intendencia de Chiloé, que dependía del virreinato del Perú y no de la gobernación de Chile. Sin embargo, en todos los mapas oficiales de la corona siguieron mostrando a Chiloé y su distrito dentro de Chile. La intendencia dependía en lo religioso del obispado de Concepción, mientras que en lo militar debía conmensurar sus decisiones con el comandante de Fronteras de Chile. Hurtado describe los límites de la nueva entidad administrativa:

En 1787 son creadas la Intendencia de Santiago y la Intendencia de Concepción. La primera tenía como frontera jurídica norte el desierto de Atacama; la segunda se extendía hasta el Biobío, más algunos territorios próximos, pero de su margen izquierda. Según lo comunicado por el brigadier español Ambrosio de Benavides Medina —designado por el rey Carlos III de España como gobernador del Reino de Chile— y el regente Tomas Antonio Álvarez de Acevedo y Robles:

la 3.ª fundación de Osorno, autorizada a Ambrosio O'Higgins por Real Orden del 7 de diciembre de 1793, redujo parcialmente el Gobierno de Chiloé en beneficio de la Intendencia de Concepción. Sus límites territoriales, según el propio O'Higgins, eran:

El 23 de febrero de 1802, por Real Orden, se dispuso el reparto de ejemplares del mapa de Cano y Olmedilla en los ministerios y el consejo de indias. Este mapa muestra la Patagonia dentro del Reino de Chile, anotando allí: "Chile Moderno que los geógrafos antiguos llamaron Tierra Magallánica, de los Patagones y los Césares, tan celebrada del vulgo cuanto no hay en estos países naciones más crecidas y numerosas que los Aucas, Puelches, Toelches y Serranos de quienes dimanan otras parcialidades que tratan con los españoles".[cita requerida] El gobierno de Madrid en 1802, autorizó la venta al público del mapa.

En el Archivo General de Indias es conservado un manuscrito del primer delineador del Depósito Hidrográfico de la Corona de España, el teniente de navío Andrés Baleato. Creado por una real cédula, termina con tres notas, en la segunda de las cuales enuncia:

Por encargo del intendente de Concepción, el alcalde provincial don Luis de la Cruz emprendió en 1806 la exploración de un camino hacía el Atlántico. Cruz fue acompañado por un grupo de oficiales del ejército real de Chile y a poca distancia de Buenos Aires, le dijo al cacique aucae Curripilun: “Vosotros fuistéis siempre pobres hasta que llegaron los españoles a estos desiertos chilenos a procrear caballos, vacas y ovejas para vuestro sustento”. Y en un memorial presentado al Tribunal del Consulado de Santiago en 1807, el explorador dijo: “Encontrará el Consulado que por él se une a este reino con el de Buenos Aires, quedando a nuestro favor tanto número de tierras cuantas puede gozar el reino de Chile en toda su extensión. Encontrará V.S. calidades de terrenos primorosos para extender nuestras haciendas de ganados, y que nuestro comercio se extiende hasta Europa. Encontrará arbitrios seguros para defendernos por las costas patogénicas de nuestros amigos (los indios) para la defensa, sin multiplicar gastos al erario y mediante ellos extender nuestros descubrimientos y conquistas a los lugares más remotos”.

Después de independizarse, los gobiernos de Chile y Argentina entendieron como su frontera la cordillera de los Andes. La Constitución de Chile de 1822 fijó los límites del territorio chileno soberano y reclamado así:

Estos límites fueron refrendados en las constituciones de 1823,[n 2]1828,[n 3]​ y 1833,[n 4]​ vigente hasta 1925. Al sur de estos países estaba la Patagonia, nombre dado por los europeos al territorio indígena del extremo austral de América que no conquistaron. En 1826, mediante el Tratado de Tantauco, Chile incorporó el archipiélago de Chiloé y el territorio continental al norte del canal de Chacao. Los límites de esa dependencia incluían la Patagonia occidental.

La toma de posesión del estrecho de Magallanes en 1843, significó la instalación de población chilena en la zona, primero en el Fuerte Bulnes y luego en Punta Arenas (1848), lo que provocó la molestia del gobierno argentino, interesado en aquel y porque aún la Patagonia no era asignada. En 1847 ambos países comenzaron a negociar su demarcación para conquistarla, concordando en la cordillera, pero discrepando en la zona del estrecho y el archipiélago de Tierra del Fuego.[10]​ En 1856 firmaron un tratado donde acordaron resolver sus problemas limítrofes de manera pacífica y Argentina fundó una colonia en el estrecho para bloquear la soberanía chilena, la cual Chile disolvió en 1874.[11]

En 1878 Argentina inició la Conquista del Desierto sobre la Patagonia oriental y acordó con Chile en el Tratado Fierro-Sarratea formar una comisión que debía determinar la frontera. Al comienzo de la Guerra del Pacífico en 1879, convinieron la paz: no intervenir en favor de Bolivia y Perú, así como aplicar el principio bioceánico en el tema limítrofe. Con el Tratado de 1881, fijaron sus límites en las más altas cumbres divisorias de aguas en la cordillera de los Andes hasta el paralelo 52º. En la Patagonia, Chile se quedó con el sector occidental a la cordillera hasta el océano Pacífico, y Argentina con el sector oriental hasta el océano Atlántico.

El Tratado de 1881 fue hecho con poco conocimiento geográfico de la Patagonia y en la Isla Grande de Tierra del Fuego se trazó una línea recta desde el meridiano de Punta Dungeness hasta tocar el Canal Beagle. Sin embargo, con posterioridad los peritos descubrirían que la bahía de San Sebastián de costa atlántica se encontraba parcialmente en territorio chileno, por ende, Argentina pidió la revisión del límite y este se fijó desde el cabo del Espíritu Santo hasta el ya mencionado canal.[12]

Además durante la demarcación realizada a base del Tratado de 1881, el perito Francisco Pascasio Moreno también se dio cuenta de que el seno Última Esperanza, que se encuentra al este de las altas cumbres de los Andes, es un mar interior de aguas profundas con salida al océano Pacífico. Ante esto, Chile exige la revisión del límite en la zona invocando el "espíritu del tratado". Los diplomáticos de ambos países acuerdan que "la soberanía de cada Estado es absoluta sobre el litoral respectivo, de modo que Chile no puede pretender punto alguno sobre el Atlántico, como la República Argentina no puede pretenderlo hacia el Pacífico", aclarando que "si en la parte peninsular del sur, precisamente el seno de Ultima Esperanza, al acercarse al paralelo 52, apareciese la cordillera internada entre los canales del Pacífico que allí existen, los peritos dispondrán el estudio del terreno para fijar una línea divisoria que deje a Chile las costas de esos canales".[13]

El límite definitivo en la zona de Última Esperanza no sería definido hasta 1902.

El efecto inmediato del protocolo fue la pérdida de territorio por parte de Chile en la Isla Grande de Tierra del Fuego al moverse el límite 11,3 km hacia el oeste.

Algunos de los lugares transferidos son:

Este protocolo ratificó el principio de "Chile al Pacífico y Argentina al Atlántico" del cual, más adelante surgieron discrepancias respecto al límite de ambos océanos.

Durante la Guerra del Pacífico Chile ocupó territorios bolivianos, entre otros la Puna de Atacama que posteriormente fue entregada por Bolivia a Argentina a cambio de la renuncia argentina a sus reclamos sobre Tarija, lo que no fue aceptado por Chile. Este conflicto fue resuelto con la mediación del cónsul de los Estados Unidos en Buenos Aires, William I. Buchanan. El laudo del árbitro estadounidense determinó la división del territorio en disputa: de un tercio para Chile y dos tercios para Argentina.

Posteriormente en 1904 se trazó una línea entre el Hito 1º y el cerro Zapaleri ya que faltaba determinar el límite en esa zona.

Tras el final del litigio, Antofagasta de la Sierra queda definitivamente en soberanía argentina.

Debido a que en algunos lugares la línea de las cumbres más altas no coincide con la divisoria de las aguas (en general, la divisoria de las aguas es más favorable a Chile, en cambio la línea de las cumbres más altas favorece a la Argentina que en algunos casos obtendría una salida al océano Pacífico), el Tratado de Límites entre Chile y Argentina de 1881 no pudo ser aplicado por simple acuerdo bilateral y se solicitó el arbitraje de la Reina Victoria de Inglaterra en virtud del artículo VI del tratado. Estas desaveniencias ocurrían en:

El 20 de noviembre de 1902 el Rey Eduardo VII dictó sentencia sobre estos litigios.

El conflicto por el trazado de la frontera en la región del río Encuentro en los valles orientales de Palena. Para ello se utilizó el Tratado General de Arbitraje (de los Pactos de mayo de 1902), solicitando en junio de 1966 Chile y la Argentina a la corona británica una sentencia definitiva en la cuestión. La sentencia fue dictada el 9 de diciembre de 1966 trazando la frontera aproximadamente por los límites de la colonización chilena y argentina.

En 1949 el desastre del dragaminas argentino ARA Fournier en el que murió toda su tripulación cerca de isla Dawson[14]​ complicó las relaciones entre ambos países, por ser la isla Dawson netamente territorio chileno.

En 1958 ocurrió el incidente del islote Snipe[15]​ que tensó nuevamente las relaciones entre los países:

El islote Snipe es una diminuta isla con un pequeño faro de tipo «mecano» el cual efectivos argentinos cortaron, instalando otro en su lugar. Según que brazo del canal Beagle se dictaminare como portador del límite, este islote podía quedar bajo soberanía argentina, o chilena lo cual finalmente ocurrió.

La zona entre el hito 62 en la ribera sur del lago O'Higgins/San Martín y el Monte Fitz Roy, en la que se encuentra el lago del Desierto, fue objeto de un conflicto limítrofe entre Chile y la Argentina debido a la escasa información de la zona cuando se firmó el Tratado de 1881 entre Argentina y Chile.

La muerte del teniente de carabineros Hernán Merino en un enfrentamiento con efectivos de la Gendarmería Nacional Argentina, en laguna del Desierto provocó un gran revuelo entre Chile y la Argentina teniendo como telón de fondo tensas relaciones durante los últimos meses de 1965 y el siguiente año de 1966 con movilización de las escuadras chilena y argentina al sur. El laudo arbitral de 1994 señaló que los 530 km² en disputa eran en su totalidad argentinos.

Conflicto protagonizado por las repúblicas de Argentina y Chile por la posesión de las aguas del Canal Beagle y sus islas interiores, junto con el grupo de las islas Picton, Lennox y Nueva ubicadas en la parte oriental del canal Beagle.

La disputa se inició la década posterior a la firma del Tratado de Límites de 1881. A pesar del pequeño tamaño de las islas, su valor estratégico entre los océanos Atlántico y Pacífico originó un largo conflicto entre ambos estados sudamericanos durante gran parte del siglo XX.

El conflicto estuvo caracterizado por diversos momentos de tensión y distensión. En los años 1970 finalmente ambos países llegaron a un acuerdo para someter a arbitraje la soberanía de los territorios disputados a un tribunal internacional auspiciado por la reina Isabel II del Reino Unido. La sentencia, conocida como Laudo Arbitral de 1977 dictaminó que los territorios quedaran bajo soberanía chilena.

El régimen argentino declaró unilateralmente nulo el fallo, lo que provocó una escalada belicista durante 1978. El conflicto llegó a su punto culmine el día 22 de diciembre de 1978 cuando las Fuerzas Armadas argentinas intentaron desembarcar tropas en las islas en litigio e invadir Chile, acción delineada bajo la denominación táctica de: Operación Soberanía, pero fueron detenidas en su cometido por una fuerte tormenta en la zona del Beagle, otorgando así un tiempo mayor para que los jerarcas militares argentinos que aún eran reticentes a aceptar la oferta papal de mediación en la controversia lo pudieran hacer, lo cual finalmente ocurrió.

El conflicto, tras más de cien años de disputa, se solucionó finalmente en 1984 con la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984.

El litigio del campo de hielo Patagónico Sur surge con el desacuerdo sobre el límite entre el Monte Fitz Roy y el Cerro Daudet. En 1998 se firma un acuerdo para resolver la disputa y demarcar el área. Ambos países pudieron llegar a un acuerdo en la sección sur del área (entre el cerro Murallón y Daudet) pero no ocurrió lo mismo con el área norte (entre el monte Fitz Roy y el cerro Daudet), por lo tanto se dejó pendiente el área determinada entre los paralelos de Latitud Sur 49º10'00" y 49º47'30" y los meridianos de Longitud Oeste 73º38'00" y 72º59'00", los cuales forman un rectángulo el cual se muestra en la cartografía oficial chilena, no así en la argentina.

Tras la Guerra del Pacífico, en 1904 se firmó con Bolivia la paz definitiva. En este acuerdo se acordó que Bolivia le traspasaría el dominio absoluto y perpetuo de Chile el territorio de la Provincia de Antofagasta, Chile en este tratado se comprometía a construir una línea férrea entre Arica y La Paz, también Chile reconocía a favor de Bolivia el libre derecho de tránsito comercial por su territorio y los puertos del Pacífico y el derecho a establecer agencias aduaneras en Antofagasta y Arica.

El Acuerdo de Charaña fue firmado el 8 de febrero de 1975 entre los presidentes Augusto Pinochet (de Chile) y Hugo Banzer (de Bolivia) en la estación ferroviaria boliviana de Charaña. Este acuerdo permitió el restablecimiento de las relaciones diplomáticas boliviano-chilenas, suspendidas en 1962, y el diseño de una propuesta para solucionar la mediterraneidad de Bolivia.

El gobierno chileno propuso, a cambio de un canje territorial, la cesión de una franja de terreno a lo largo de su frontera septentrional con Perú, entre el océano Pacífico y la frontera con Bolivia.[16]​ Sin embargo, la fórmula fue objetada por el gobierno peruano;[n 5]​ los acuerdos firmados entre Bolivia y Chile se disolvieron y las relaciones entre ambos países se quebraron el 17 de marzo de 1978,[17]​ sin llegar a implementar ninguna de las propuestas originales.

Al inicio de su vida republicana, según la historiografía chilena, Chile y Perú limitaban en el río Loa, a base de esto Bolivia habría ocupado ilegalmente el corredor de Atacama ya que este habría pertenecido en exclusiva a Chile.[18][19][20]​ Existe otra postura historiográfica que narra que no existía una frontera entre el Virreinato del Perú y la Capitanía General de Chile y que el Perú limitaba al sur con Charcas, al igual que Chile en su frontera norte.

Tras una controversia entre Bolivia y Chile, el 5 de abril de 1879 estalla la guerra del Pacífico. El Perú se ve inmerso en ella, debido a la alianza defensiva que tenía con Bolivia. Tras la guerra, Chile y Perú firman el Tratado de Ancón, en el cuál Perú cede Tarapacá a Chile y entrega por 10 años hasta la realización de un plebiscito las provincias de Tacna y Arica.

El 9 de septiembre de 1888, Chile consiguió la firma del Acuerdo de voluntades entre el Ariki Atamu Tekena, el representante del pueblo rapanui y el Capitán de Corbeta Policarpo Toro, representante de Chile.[21]​ Con este acuerdo el país obtiene soberanía sobre la isla.

El límite actual entre Chile y Bolivia fue delimitado por el Tratado de Paz y Amistad de 1904. Fue firmado el 20 de octubre de 1904 en La Paz por el ministro plenipotenciario chileno Emilio Bello Codesido y el ministro plenipotenciario boliviano Alberto Gutiérrez.[22]

Este tratado define el límite entre Chile y Bolivia como sigue:

Con el Tratado de Paz y Amistad entre Perú y Chile (Tratado de Ancón), firmado en Lima, el 20 de octubre de 1883, Perú cedió a Chile el territorio de la Provincia Litoral de Tarapacá, que tenía como límite norte el río y quebrada de Camarones y, por el sur, la quebrada y río Loa.[23]

Además, las provincias de Tacna y Arica continuarían en poder de Chile durante diez años, y a su vencimiento, un plebiscito decidiría si dichas provincias retornaban a Perú o pasaban definitivamente a Chile.

El plebiscito en mención, nunca se realizó por la sistemática oposición de los gobernantes chilenos. Por el contrario, pusieron en práctica una política de "chilenización" de ambas provincias. La Provincia de Tarata fue devuelta el 1 de septiembre de 1925.

El 3 de junio de 1929, se firmó en Lima el Tratado y Protocolo Complementario para resolver la cuestión de Tacna y Arica (Tratado de Lima). En virtud de este tratado Tacna retornaba a Perú y Arica pasaba a integrar, en forma definitiva, el territorio chileno. También en este tratado, se fijó la línea de frontera entre ambos países, que se describe a continuación:

El artículo quinto de este Tratado y protocolo Complementario (Tratado de Ancón) establece que, para el servicio de Perú, el "Gobierno de Chile construirá a su costo, dentro de los 1.575 de la bahía de Arica, un malecón de atraque para vapores de calado, un edificio para la agencia aduanera peruana y una estación terminal para el ferrocarril a Tacna, establecimientos y zonas donde el comercio de tránsito de Perú gozará de la independencia propia del más amplio puerto libre".

Sobre el límite marítimo el gobierno del Perú mantuvo durante años una discrepancia con su similar de Chile, pues mientras el Perú argumentaba que la frontera no estaba fijada y que esta debía establecerse siguiendo una línea equidistante, el gobierno chileno sostenía que esta ya existía según acuerdos suscritos entre ambos países, y que la línea fronteriza seguía el paralelo geográfico hasta las 200 millas. Luego de seguir un largo proceso ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, esta emitió en 2014 su sentencia estableciendo de manera definitiva la frontera marítima común, la cual se inicia en el punto en que el paralelo geográfico que pasa por el Hito N.º 1 se interseca con la línea de baja marea, y a partir de allí se prolonga hasta las 80 millas, luego continúa en dirección sudoeste sobre una línea equidistante desde las costas de ambos países hasta su intersección con el límite de las 200 millas náuticas medidas desde las líneas de base de Chile y, posteriormente, continúa hacia el sur hasta el punto de intersección con el límite de las 200 millas náuticas medidas desde las líneas de base de ambos países. La Corte definió el trazado de la frontera marítimas sin determinar las coordenadas geográficas precisas y dispuso que las partes debían proceder a determinar tales coordenadas de conformidad con el fallo, lo cual ocurrió el 25 de marzo de 2014.[24][25]

El 14 de junio de 1977, poco después de conocido y aceptado el Laudo Arbitral de 1977, el gobierno chileno promulgó el decreto n°416 de las líneas de base que fija la frontera marítima en la intrincada zona sur de Chile, desde Puerto Montt hasta el cabo de Hornos.

El decreto define varios tramos que delimitan las aguas interiores chilenas:

Este decreto fue inicialmente rechazado por el gobierno argentino, pero finalmente reconocido en el Tratado de Paz y Amistad de 1984.

Chile tiene actualmente una extensión de 756 102,4 km²,[26]​ más una reclamación Antártica (Territorio Chileno Antártico) de 1 250 257,6 km². Su perímetro es de 12 774 km. Sus límites terrestres, que totalizan 7801 km,[1]​ son (según su mayor o menor longitud):



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