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República de El Salvador



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El Salvador, oficialmente República de El Salvador, es un país soberano de América Central ubicado en el litoral del océano Pacífico con una extensión territorial de 21 041 km².[9]​ En el año 2020 contaba con una población estimada en 6 765 753 habitantes,[10]​ por su densidad demográfica aproximada de 321.55 hab./km² es el país más poblado del continente americano, sin incluir algunas islas en el mar Caribe. Su clima es cálido tropical pero debido al contraste geográfico el clima puede variar. El Salvador limita con Guatemala al oeste y con Honduras al norte y al este, al sureste el golfo de Fonseca lo separa de Nicaragua, y flanqueado al sur por el océano Pacífico. Su territorio está organizado en 14 departamentos, 35 distritos y 262 municipios.[11]​ La ciudad de San Salvador es la capital del país; su área metropolitana incluye 14 municipalidades cercanas, y concentra la actividad política y económica de la república. Las ciudades de San Miguel y Santa Ana son otros centros importantes del país.

El actual territorio de El Salvador comprende lo que antes fuera la Alcaldía Mayor de Sonsonate y lo que fue la Intendencia de San Salvador que conformó la mayor parte del territorio. Ambas provincias adquirieron su independencia de España en 1821 junto a la Capitanía General de Guatemala y en 1824 se unieron para formar el «Estado del Salvador»,[12]​ como parte de la República Federal de Centro América. En la época precolombina, existía un importante núcleo indígena conocido como el Señorío de Cuzcatlán (que en lengua náhuatl significa ‘lugar de joyas’ o ‘lugar de collares’).[13]

Desde su independencia hasta avanzada la década de los años veinte, El Salvador fue gobernado entre conservadores y liberales. Sin embargo, sería hasta la década de los treinta que la Fuerza Armada concentraría el poder político con el respaldo de la oligarquía local, hasta su conclusión a finales de los años setenta. Una guerra civil, que ocurrió entre 1980 y 1992, dejó como resultado la muerte de un aproximado de 75 000  habitantes. Dicha guerra culminó cuando el gobierno y la guerrilla firmaron los acuerdos de paz, en 1992, que dieron lugar a reformas militares, sociales y políticas en el país.

Posteriormente, durante 30 años el poder político sería ejercido tanto por los partidos ARENA y el FMLN, quienes a medida pasaron los años perderían apoyo popular debido a su involucramiento en fuertes casos de corrupción. Esto llevó a que, en 2019, Nayib Bukele asumiera la presidencia al haber generado una gran expectativa, rompiendo así con el bipartidismo. No obstante, la disputa política entre el oficialismo y la oposición condujo a dos intentos de «golpe de Estado» el 9 de febrero de 2020, con el ingreso del Ejército a la Asamblea Legislativa, y el 1 de mayo de 2021, con la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional que anularon las medidas del Gobierno durante la pandemia de COVID-19 en el país, recibiendo en ambas ocasiones tanto la condena de la comunidad internacional como el apoyo de gran parte de la población salvadoreña.

Durante la Conquista de América, y más específicamente, durante la conquista de las ahora tierras salvadoreñas, se llevaron a cabo una serie de luchas contra los nativos del lugar, para luego fundar poblaciones españolas que se encargaran de mantener dominada la región. Después de la conquista de Tenochtitlán, Hernán Cortés envió al clan Alvarado al mando del adelantado Pedro de Alvarado para que sometiera las regiones al Sur del Imperio azteca. La primera región en ser conquistada fueron los territorios que ahora componen Guatemala. Estando acá, Pedro de Alvarado decide incursionar en las tierras del Oriente, terruños que estaban sometidos a una especie de vasallaje del Señorío de Cuzcatlán. Acá, los iberos y sus aliados, los llamados «indios amigos», se encontraron con aguerridos pobladores que hicieron cruentos frentes en contra de los invasores, como ocurrió en la batalla de Acajutla, así como en la batalla de Tacuzcalco y la batalla de Cuzcatlán. Todo esto acaeció en 1524. Infructuoso el cometido de Pedro de Alvarado de someter a los naturales de estas tierras, regresa este a la recién fundada Ciudad de Guatemala.

Al año siguiente, en 1525, Pedro de Alvarado envía a un grupo de españoles al mando de Gonzalo de Alvarado con órdenes expresas de que fundase en estas tierras una villa con el nombre de San Salvador, para que controlara a los nativos del lugar. No obstante, al año venidero, debido a la resistencia de los lugareños, la efímera Villa de San Salvador es despoblada y sus vecinos regresan a Guatemala. Será hasta 1528 que se refundará la Villa de San Salvador en el Valle de la Bermuda, a 8 km al sur del poblado indígena de Suchitoto. Hacia 1540, se crea la Alcaldía Mayor de San Salvador. Para entonces ya existiría otra población de origen español en la región, San Miguel de la Frontera. La sede de las autoridades de la Alcaldía Mayor se establecerían en la Villa de San Salvador. La mencionada Alcaldía abarcaría gran parte de lo que hoy es la nación salvadoreña, con excepción de los ahora departamentos de Ahuachapán y Sonsonate. Con ello, al territorio se le comenzaría a identificar con el nombre de Provincia de San Salvador. He aquí los inicios primigenios del nombre de esta república.

Siglos después, con la implementación de las Reformas borbónicas en América se crearían intendencias. Estas eran entidades político-administrativas bien delimitadas con una autoridad muy fortalecida. La antigua Alcaldía Mayor de San Salvador se convertiría en la Intendencia de San Salvador en 1785 con capital en la ya ciudad de San Salvador. La creación de esta intendencia será muy importante para la consolidación futura de la idea de una nación salvadoreña, ya que permitió a las élites sansalvadoreñas tener una conciencia o identidad particular, independiente de Guatemala, que era vista con recelo.

Hacia 1821, en el territorio de la Intendencia de San Salvador se crea la Provincia de San Salvador, oficialmente así llamada, ahora completamente independiente de Guatemala. Esto fue producto de la restauración del régimen constitucional en España, el cual decretó que todas las intendencias se convertirían en provincias completamente independientes de cualquier otra autoridad para tener sus propias autoridades. No obstante, esto sería bastante efímero, ya que el 15 de septiembre de 1821 la Capitanía General de Guatemala declararía su independencia de España, hecho que ratificaron el resto de provincias del Reino de Guatemala.

De tal suerte que durante toda la época de dominio español en América, a lo que hoy es El Salvador se le identificaría con el nombre de Provincia de San Salvador. Pero hacia finales de 1823 y comienzos de 1824, en dos partes, la Alcaldía Mayor de Sonsonate decide integrarse a la Provincia de San Salvador para fundar juntos el Estado salvadoreño como parte de las Provincias Unidas del Centro de América, proclamadas el 1 de julio de 1823, y que más tarde, el 22 de noviembre de 1824, se convertirían en la República Federal de Centro América. Debido a esta unión, para evitar que el nombre sonara a un Estado encabezado por la ciudad de San Salvador, la primera asamblea constituyente del naciente Estado decide cambiar su tradicional nombre.

Es así que, producto de la unión de las provincias de Sonsonate y San Salvador, el nombre oficial de «El Salvador» fue aceptado en la primera Constitución del Estado, promulgada el 12 de junio de 1824. Sin embargo, la usanza de hacer contracción de la primera palabra provocó que fuera escrito como «Estado del Salvador». Incluso, esa misma Carta Magna estipulaba que el Estado se denominaría «Estado del Salvador» (art. 7).[14][15]

El Estado conservaría este nombre durante toda la existencia de la República Federal de Centro América e incluso después de la desintegración de esta. Sin embargo, el 2 de febrero de 1841[16]​ El Salvador abandona oficialmente la unión, pero será hasta el 25 de enero de 1859 que oficialice su calidad de república libre, soberana e independiente.[17]

De acuerdo al historiador Alejandro Marure, el 30 de enero de 1841, una Asamblea Constituyente declaró que el nombre oficial del Estado sería República de San Salvador; pero dicha denominación nunca fue usada ni por la misma Asamblea Constituyente que la había establecido.[18]

Hacia comienzos del siglo XX, por medio del Decreto Legislativo del 7 de junio de 1915, publicado en el Diario Oficial N.º 133, Tomo N.º 78, del 9 de junio de 1915,[19]​ fue establecido definitivamente como nombre oficial «El Salvador».[20]

A pesar del precepto, en documentos oficiales internacionales continuaba la práctica de omitir la primera parte del nombre oficial de la república. Por gestiones del Subsecretario de Cultura, Jorge Lardé y Larín,[21]​ se emitió el Decreto Legislativo N.º 2737, del 23 de octubre de 1958, publicado en el Diario Oficial N.º 210, Tomo N.º 181, del 11 de noviembre de 1958,[22]​ en el que se añadió al texto del 7 de junio de 1915 la prohibición de suprimir la palabra «El» cuando fuera asociado a las palabras «República» o «Estado». Asimismo, se determinó la reserva del derecho a contestar cualquier documento o suscribir cualquier convenio donde apareciese escrito incorrectamente el nombre oficial de la república.[23]

Es así como, finalmente, el nombre oficial de este país centroamericano se consolida como «República de El Salvador».[24][25]

De acuerdo al historiador Pedro Escalante Arce, el cambio de «San Salvador» a «Estado del Salvador» se realizó para significar que, a partir de la formación como Estado, abarcaría tanto a la Provincia de San Salvador, como a la de Sonsonate, que desde 1823 era parte de ella.[26]

El territorio salvadoreño forma parte del área de Mesoamérica, y se encuentra ubicado en una región que sirvió de paso de objetos e ideas a través del tiempo.[27]

Las primeras evidencias culturales en El Salvador se remontan a ocho mil años, justamente en el período arcaico (8000 a 1500 a. C.), época de grandes migraciones a diversas zonas mesoamericanas, una de ellas la costa del Pacífico del país.[28]

Entre el período preclásico temprano (1500—900 a. C.) y medio (900—500~400 a. C.), se asentaron grupos protomayas en la región occidental.[29]

Para el caso, en el área de Chalchuapa se han encontrado restos de antiguos asentamientos, probablemente emigrados de Chiapas y Guatemala.[29]

Desde esta zona partieron grupos hacia lugares como Jayaque o Antiguo Cuscatlán en el período preclásico medio.[30]

En el preclásico tardío (500~400 a. C.—200~250 d. C.), existió desarrollo cultural y relaciones de tipo lingüística, escultórica y comercial con las tierras altas de Guatemala, especialmente con la cerámica Usulután y la obsidiana.[29]

Además, las tres zonas del país (occidental, central y oriental) se encontraban pobladas; y se incrementó la construcción de montículos como en Quelepa, Atiquizaya y El Trapiche.[31]

Sin embargo, el florecimiento se vio interrumpido en varios sectores por la erupción del volcán de Ilopango en el 260 d. C.[31]

En el período clásico temprano (200~250—400 d. C.), en Quelepa —poblado por Lencas y que no fue afectado por la erupción de Ilopango— hubo progreso notable y se establecieron relaciones con poblaciones de tierras altas y del sur del istmo. Para el período clásico medio (400 a 650 d. C.) existió repoblación del occidente y centro del territorio por grupos mayas-chortí. Una de las localidades era Joya de Cerén, ocupada en el siglo VI y cuyos habitantes se vieron afectados por la erupción del volcán Caldera; también la zona del Lago de Güija fue un lugar de intercambio importante con el occidente de Honduras, valle de Motagua y Petén.[32]

Por otra parte, en esa época se establecieron los Cacaoperas en la región oriental.

En el período clásico tardío (del 600 al 950 d. C.), se manifestó un desarrollo cultural evidenciado por la construcción de complejos arquitectónicos, siendo los más representativos: Tazumal, Cara Sucia, Cihuatán,[33]​ Quelepa y San Andrés, que también tuvo sus años de esplendor entre los años 600~650 y 900~1000.[34]

El período posclásico (950-1521) es caracterizado por los estados seculares. Sitios como Tazumal y Laguna Seca son abandonados después del año 1200; aunque posteriormente arribaron grupos multiétnicos de influencia nahua: los nonoalca-pipiles,[35]​ que ocuparon un estimado de tres cuartas partes del territorio salvadoreño.[35]

En esta fase existió la construcción de obras de ingeniería y el comercio a larga distancia; por otra parte, la sociedad se vio marcada por la estratificación, el dominio de un gobernante supremo y la presencia de órdenes militares. Entre los núcleos indígenas más importantes se encontraban los izalcos y principalmente el Señorío de Cuscatlán, que se considera el modelo del desarrollo local en este período.[35][36]


El año 1522, cinco navíos españoles partieron desde Panamá para explorar las costas del litoral pacífico. El piloto mayor era Andrés Niño quien bautizó al golfo de Fonseca y el 31 de mayo desembarcó en una isla a la que llamó «Petronila» (Meanguera).[37]

Para junio de 1524 el conquistador Pedro de Alvarado atravesó el río Paz con tropas españolas acompañadas de indios auxiliares, e inició el sometimiento de los nativos en el actual territorio salvadoreño. Los colonizadores establecieron en los años posteriores diversas poblaciones: San Salvador, erigida en 1525 pero que tuvo su asiento definitivo en 1545; San Miguel, cuyo primer asentamiento surgió en 1530; y la villa de la Trinidad (Sonsonate), fundada en 1553. Todo el territorio comprendería las Alcaldías Mayores de Sonsonate y San Salvador, ambas parte del Reino de Guatemala. Junto a la conquista española también se desarrolló el mestizaje, el proceso de evangelización católica, la enseñanza del idioma castellano, y el arribo de esclavos africanos.[38]

Por la escasez de oro y plata, el Reino no tenía la preponderancia de otras posesiones americanas, por lo que sustentó su economía en la agricultura. Para la creación de riqueza era aprovechado el trabajo de los indios, así como la apropiación de tierra.[39]​ Además, los nativos, reducidos a pueblos de indios,[40]​ eran sujetos a tributos, y no fueron raras las quejas por abusos de autoridad.

La conquista centroamericana tuvo una etapa inicial de extracción de materias primas, a la que siguió la dependencia de un producto de exportación: primero fue el cacao cuyo cultivo de grandes plantaciones empezó desde 1540 en la provincia salvadoreña, principalmente en la región sonsonateca;[41][42]​ y después el tinte de añil que desde 1600 era de gran importancia para la economía del Reino y de San Salvador especialmente, ya que era su principal producto de exportación.[43]

En contraste, su proceso de elaboración perjudicaba la salud de los obreros indígenas[42]​ lo que provocó la incorporación de la mano de obra de africanos esclavizados.[44]​ A estos artículos se añadían el hierro de Metapán y también el denominado bálsamo del Perú cuya exportación, como sucedió con el añil, perduró una vez terminado el dominio español.[45]

Sin embargo, en este período existieron factores que menoscababan el dinamismo de la economía, tales como: la merma de la población indígena por enfermedades, el abuso de los recursos naturales resultando en cosechas débiles, recesiones provocadas por las guerras en las que se enfrascaba la corona española, pésimas vías de comunicación, plagas de chapulín, y el dominio del comercio en la región por los ricos comerciantes afincados en la ciudad de Guatemala, entre otros. Para 1785, en virtud de las reformas borbónicas, se instituyó la Intendencia de San Salvador.

Desde la primera década del siglo XIX, en las posesiones americanas de la corona española, comenzaban a surgir movimientos con inquietudes independentistas. San Salvador no era ajena a los sucesos, ya que la situación económica y política era desfavorable para los habitantes de la provincia. La élite local conformada por criollos y religiosos deseaban lograr la autonomía y sacudirse el dominio de la aristocracia guatemalteca, por lo que el 5 de noviembre de 1811 estalló una sublevación en contra de las autoridades europeas. La revuelta, que fue la primera en el Reino, no halló respaldo en las autoridades de las demás poblaciones, por lo que terminó en fracaso. Sin embargo, otro alzamiento tendría lugar en 1814. El gobierno de la Capitanía logró mantener el control sobre los amotinados hasta el año 1821, cuando en la región se conoció la firma del Plan de Iguala en el Virreinato de Nueva España, y la proclamación de independencia de Ciudad Real; que motivó a los independentistas a presionar al Jefe Político Gabino Gaínza para que convocase a la Diputación Provincial y firmar el Acta de Independencia que tuvo lugar el 15 de septiembre.[46]

Sin embargo, y a pesar de que en dicha acta se estipulaba la convocatoria a un congreso para decidir el gobierno de las provincias, las autoridades guatemaltecas y adeptos al Plan de Iguala dispusieron la anexión al Imperio Mexicano el 5 de enero de 1822. La facción salvadoreña se opuso a la decisión por sus ideas republicanas,[47]​ pero no pudo impedir que San Salvador acabara anexada al Imperio, aunque por breve tiempo, ya que Agustín de Iturbide abdicaría al trono. El 1 de julio de 1823 se proclamó la independencia absoluta de las antiguas provincias del Reino de Guatemala que pasaron a llamarse Provincias Unidas del Centro de América y cuya Asamblea Constituyente era presidida por José Matías Delgado. A finales de ese año y principios de 1824, la Alcaldía Mayor de Sonsonate y posteriormente la localidad de Ahuachapán, se anexaron a la provincia salvadoreña.[48]

La República Federal de Centro América se constituyó el día 22 de noviembre de 1824, y el estado del Salvador era uno de sus cinco Estados. No obstante, el 12 de junio de ese mismo año los salvadoreños se habían apresurado a emitir su propia constitución, para contrarrestar cualquier asechanza del centralismo guatemalteco.[49]

A pesar del régimen federal, en el territorio aún prevalecía la vieja rivalidad entre los provincianos, que deseaban mantener la autonomía ante el mismo poder federal, y los conservadores guatemaltecos, que pretendían conservar su hegemonía en la región. Tal antagonismo, sumado a la economía precaria, deficientes sistemas de comunicación, y una fuerza armada frágil, dificultó la existencia de la República hasta provocar dos guerras civiles entre los años 1826-1829, y 1830-1842. También en El Salvador ocurrió un levantamiento indígena acaudillado por Anastasio Aquino.[50]

Con el éxodo de Francisco Morazán en 1840 —presidente centroamericano que tenía simpatizantes en El Salvador y quien se esforzó en implantar medidas liberales extremas en la nación—, acabó la República Federal. El 2 de febrero de 1841, El Salvador se proclamó como Estado soberano e independiente.[50]

Luego de la disolución de la unión se sucedió un período de pugnas entre liberales y conservadores que se prolongó hasta 1871. En este período, decayó el cultivo del añil y se introdujo el del café, el cual fue fomentado durante la administración de Eugenio Aguilar,[51]​ e intensificado en la del capitán general Gerardo Barrios.[52]

Entre 1871 y 1931 se sucedieron los gobiernos liberales que favorecieron los intereses de la naciente élite ligada al cultivo del café. En 1881 y 1882, durante la presidencia de Rafael Zaldívar, la Asamblea Legislativa decretó sendas leyes de abolición de las tierras comunales y ejidales, que fueron vendidas a particulares, lo que provocó un cambio brusco en la tenencia de la tierra.

Con la Ley de Extinción de Comunidades, aprobada mediante Decreto Legislativo del 15 de febrero de 1881, publicado en el Diario Oficial N.º 49, Tomo N.º 10, del 26 de febrero de 1881,[53]​ se argumentaba que «la división de los terrenos poseídos por comunidades, impide el desarrollo de la agricultura, entorpece la circulación de la riqueza y debilita los lazos de la familia y la independencia del individuo» y que «tal estado de cosas debe cesar cuanto antes como contrario á los principios económicos, políticos y sociales que la República ha aceptado».[54]

Y por su parte, con la Ley de Extinción de Ejidos, aprobada mediante Decreto Legislativo del 2 de marzo de 1882, publicado en el Diario Oficial N.º 62, Tomo N.º 12, del 14 de marzo de 1882,[55]​ se sostenía que uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de la agricultura «es el sistema ejidal, por cuanto anula los beneficios de la propiedad en la mayor y más importante parte de los terrenos de la República, que se hayan destinados á cultivos de ínfimo valor o abandonados del todo, por lo precario del derecho de sus poseedores, manteniendo á estos en el aislamiento y la apatía é insensibles á toda mejora» y que «aunque el dominio directo de dichos terrenos corresponde á la nación por las leyes preexistentes, no es justo privar de su uso y goce á las municipalidades, sin una previa indemnización».[56]

En esta parte de la historia viene un gran progreso para consolidar un Estado-Nación cafetalero se invierte en infraestructura. En 1908 construyeron vías ferroviarias para articular las zonas cafetaleras con el puerto de Acajutla. Para tener una rápida comunicación entre la zona oeste con el este del país se construyó sobre el río Lempa el “Puente de oro”. Los financiamientos y las inversiones norteamericanas fueron desplazando a los ingleses. La alianza con la oligarquía y con la burguesía agrícola fue la política que los Estados Unidos siguieron para expandir su dominio político y económico en la región, método a la vez para desplazar al capital inglés.[57]

Sin embargo, el descontento en la clase indígena trabajadora por las injusticias recibidas desembocarían en un conflicto de grandes proporciones y el cambio de la forma de gobernar.

En 1929 la economía del país entró en crisis como consecuencia de la caída de los precios del café en el mercado internacional. En 1931 el General Maximiliano Hernández Martínez llegó al poder tras un golpe de Estado contra el presidente civil Arturo Araujo. Martínez estableció un gobierno ultraconservador y autoritario. El dirigente indígena Feliciano Ama acaudilló el levantamiento campesino en Izalco de 1932. Tras la derrota de la rebelión fue capturado y ejecutado. El General Martínez reprimió con el ejército dicho levantamiento campesino en el occidente del país, lo que resultó en muerte de miles de personas. El número de víctimas mortales de estos hechos aún se debate. Las cifras de muertos difieren según los autores: van desde 7000 hasta 30 000 personas.[58][59][60]

Los historiadores todavía debaten la influencia de los miembros del Partido Comunista Salvadoreño en la insurrección y del dirigente comunista Agustín Farabundo Martí. El general Martínez fue depuesto por una huelga general en 1944, llamada «huelga de los Brazos Caídos». Pero su gobierno marcó el inicio de una serie de gobiernos militares autoritarios sucesivos, que finalizarían en 1979 con un golpe de Estado al general Carlos Humberto Romero, del PCN y la instauración de la Junta Revolucionaria de Gobierno. En 1982 se eligió una Asamblea Constituyente a la que la Junta entregó el poder; posteriormente se celebraron en 1984 las primeras elecciones presidenciales de la era democrática.

En 1969 se produjo una breve guerra con Honduras, cuyo nombre formal, según el gobierno del presidente Fidel Sánchez Hernández, fue «la guerra de la legítima defensa»; pero llegó a ser conocida también como la «Guerra de las 100 horas», o equivocadamente como la «Guerra del Fútbol». La razón del conflicto armado radicó en una iniciativa de las autoridades de Honduras de llevar a cabo una reforma agraria dentro de sus fronteras; tal distribución de tierras favorecía solamente a hondureños. De tal modo, lo miles de salvadoreños radicados en Honduras se vieron obligados a volver a su país luego de haber sido expropiados de sus tierras. En respuesta a esta situación, El Salvador declaró la guerra a Honduras.[61]

El ambiente de violencia política que se había vivido la década anterior contribuyó enormemente a la guerra civil que duraría 12 años (1980-1992). Fue un conflicto que militarmente se definió como una guerra de baja intensidad, o guerra popular prolongada, como la denominaban las fuerzas guerrilleras del FMLN y que costó la vida a más de 75 000 personas entre muertos y desaparecidos.[62]

Algunos factores que contribuyeron a la guerra fueron: la caída internacional del precio del café, los constantes fraudes electorales y el descontento de la población por la forma de gobernar de los militares. Entre algunos sucesos que encendieron los ánimos durante el conflicto armado destacan los asesinatos del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, y Fray Cosme Spessotto Zamuner, ambos en 1980.

El ambiente turbulento finalizó en 1992 cuando los combatientes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) formado por cinco agrupaciones de izquierda, y el gobierno de derecha del entonces presidente Alfredo Cristiani, de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), firmaron los acuerdos de paz el 16 de enero de 1992 en Chapultepec, México, que aseguraron reformas políticas y militares, pero no profundizaron en el aspecto social.

En 1992, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) mandó la delimitación de «Los Bolsones» (un área fronteriza disputada entre El Salvador y Honduras), pero gracias a la intervención de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la CIJ en 2003, la total demarcación de la frontera terrestre ha sido finalizada en el 2006. En 1992 también, la CIJ aconsejó una resolución tripartita para la creación de las fronteras marítimas en el golfo de Fonseca. El Salvador continúa reclamando la Isla Conejo, la cual no se incluye en la decisión de la CIJ en este mismo caso.[63]

San Salvador, la capital, es conocida por los muchos sismos que ocurren; por lo cual se le ha llamado popularmente «Valle de las Hamacas» desde tiempos de la colonia. El 10 de octubre de 1986, un terremoto de 7.5 grados de intensidad en la escala Richter, de 38 segundos de duración y muy superficial, destruyó gran parte de la ciudad de San Salvador con un total de 3500 - 5600 fallecidos y 200 000 damnificados. El 13 de enero de 2001, otro terremoto, este de 7.7 a 8.0 grados en la escala Richter, causó gran destrucción a lo largo y ancho del país. Una de las tragedias humanas que sucedió como consecuencia del sismo fue un desprendimiento de tierra en la llamada cordillera del Bálsamo, en la ciudad de Santa Tecla (La Libertad), que provocó el fallecimiento de 500 personas y en total el terremoto mato a 944 personas y dejó a varios miles sin hogar. El 13 de febrero de 2001, exactamente un mes después, otro terremoto, de 6.6 grados en la escala Richter, mató a 315 personas, dejando sin sus casas a cientos de familias, especialmente en el interior de la república, donde viven los estratos más pobres de la sociedad. El 13 de octubre de 2014, un terremoto, de 7.3 grados en la escala Richter, ocurrió tres días después de la conmemoración del terremoto de 1986. A pesar de su magnitud, y que se prolongó por casi un minuto, los daños fueron leves y mató a una persona.[64]

Las elecciones presidenciales, celebradas el 15 de marzo de 2009, dieron como ganador al periodista Mauricio Funes del partido de izquierda FMLN, siendo el primer gobierno de izquierda en la historia del país. Posteriormente, en los comicios del 9 de marzo de 2014 el FMLN vence nuevamente a ARENA y es electo como Presidente de la República Salvador Sánchez Cerén, un excomandante de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL), organización integrante de ahora partido político FMLN, junto con Óscar Ortiz como vicepresidente de la República.

El 3 de febrero de 2019, el político, empresario y exalcalde (FMLN) de San Salvador, Nayib Bukele, del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) y en alianza con Nuevas Ideas, ganó las elección presidencial en primera vuelta, junto con el también político Félix Ulloa para el período presidencial que comenzó el 1 de junio de 2019 y concluirá el 1 de junio de 2024. La victoria de GANA en las elecciones rompió con el bipartidismo en la alternancia en el poder entre ARENA y FMLN, que gobernaron en los últimos treinta años.[65]

La pandemia de COVID-19 que se inició en Wuhan (China) en el año 2019 se extendió a El Salvador el 18 de marzo de 2020 y afectó a la política salvadoreña, ya que se produjeron algunos desacuerdos entre los tres poderes del Estado, referentes a algunas decisiones tomadas por Bukele durante la emergencia sanitaria.[66]​ Esto provocó que, con las elecciones parlamentarias de febrero de 2021, el partido Nuevas Ideas ganara el 58 % de concejos municipales y el 66 % de los diputados elegidos para la Asamblea Legislativa, debido al descontento popular hacia los funcionarios elegidos en las elecciones parlamentarias de 2015 que pertenecían a los partidos ARENA y FMLN.[67]​ Entre las primeras medidas de la nueva legislatura estuvieron la remoción y sustitución de los magistrados propietarios y suplentes de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y el fiscal general de la República ―que los medios opositores han catalogado de «golpe de Estado»―,[68]​ que provocó una serie de condenas de ONG nacionales e internacionales y miembros de la comunidad internacional que exigían la restitución de los funcionarios; sin embargo, tanto Bukele como los diputados oficialistas de la Asamblea Legislativa han indicado que los cambios son «irreversibles».[69]

La Constitución Política del año 1983, dispone que El Salvador es un país con un sistema político pluralista que se expresa por medio de sus partidos políticos, los cuales son los únicos instrumentos para la representación del pueblo.[70]

Para su administración política, el territorio se divide en departamentos, y en cada uno de ellos existe un gobernador elegido por el poder ejecutivo; dichos funcionarios ejercen labores administrativas cuya función principal es la de servir de enlace entre la Presidencia y los gobiernos locales de cada departamento, así como atender las necesidades de las comunidades en coordinación con la dirección de Protección Civil del Ministerio de Gobernación.[71]

Los partidos políticos legalmente inscritos en el Tribunal Supremo Electoral son los siguientes (en orden alfabético):[72]

En El Salvador, para el gobierno local los departamentos se dividen en municipios, que son autónomos en lo económico, técnico y administrativo, aunque están obligados a colaborar con otras instituciones públicas en los planes de desarrollo nacional y regional.[73]

De acuerdo a la Constitución, en El Salvador existen tres órganos fundamentales: el legislativo, el ejecutivo y el judicial.[74]

Es un cuerpo colegiado conformado por ochenta y cuatro diputados, al que le corresponde, fundamentalmente, la función de legislar. Sus miembros se renuevan cada tres años, y pueden ser reelegidos. Las resoluciones del Órgano Legislativo, o Asamblea Legislativa, requieren del voto favorable de la mitad más uno de los diputados, salvo los casos específicos dictados en la Constitución.[75]

También puede formar comisiones especiales para investigar asuntos de interés nacional.[76]

El Órgano Ejecutivo se encuentra conformado por el presidente y vicepresidente de la República, los ministros y viceministros junto a sus funcionarios dependientes. El período presidencial es de cinco años. El presidente es también el comandante general de la Fuerza Armada, institución encargada de la defensa nacional. La seguridad pública se encuentra a cargo de la Policía Nacional Civil. También existe un Consejo de Ministros.[77]

La potestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado corresponde al Órgano Judicial, el cual está compuesto por la Corte Suprema de Justicia, las Cámaras de Segunda Instancia, y los demás tribunales que disponen las leyes del país en las materias que les corresponden.[78]

También existe un Consejo Nacional de la Judicatura, una entidad independiente en sus funciones que contribuye a la eficiencia de la carrera judicial.[79]

El Ministerio Público de El Salvador lo conforman la Fiscalía General de la República, encargada de defender y representar los intereses del Estado, así como la competencia de investigar y promover la acción penal ante el cometimiento de un hecho delictivo; la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, surgida en virtud de las reformas constitucionales como consecuencia de los Acuerdos de Paz de Chapultepec; y la Procuraduría General de la República, que vela por la defensa de la familia, de las personas e intereses de los menores de edad, entre otras facultades.

El Tribunal Supremo Electoral es la máxima autoridad en materia de elecciones. Está compuesto por cinco magistrados elegidos por la Asamblea Legislativa y duran cinco años en sus funciones. Al organismo le corresponde convocar, organizar, dirigir y vigilar los procesos electorales relacionados con la elección del presidente y vicepresidente de la República, diputados al Parlamento Centroamericano, diputados a la Asamblea Legislativa, y miembros de los concejos municipales.[80]

La Corte de Cuentas de El Salvador es el ente al que corresponde la fiscalización de la hacienda pública en general y de la ejecución del presupuesto en particular, por lo que se considera el organismo rector del sistema nacional de control y auditoría de la gestión pública. Las acciones de control consisten en auditorías financieras, auditorías operacionales y exámenes especiales.[81][82]

En materia de derechos humanos, respecto a la pertenencia a los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que incluyen al Comité de Derechos Humanos (HRC), El Salvador ha firmado o ratificado:

El trabajo de los defensores de los derechos humanos en El Salvador es fuertemente estigmatizado.[93]

Esto debido a que ante violaciones de derechos humanos de la población en general por causa de las pandillas no existen pronunciamientos, pero al momento de ocurrir supuestas violaciones a derechos de pandilleros, son los primeros en defenderlos.

El Salvador se divide en 14 departamentos. Geográficamente están agrupados en tres zonas, las cuales son: Occidental, Central y Oriental. Cada departamento está fraccionado en municipios, que hacen un total de 262, los cuales tienen autonomía en lo económico, técnico y en lo administrativo.[94]

Son regidos por un concejo municipal elegido cada tres años por votación pública. En el territorio de cada municipio existe una cabecera que es nominada como pueblo, villa o ciudad. Asimismo, dentro de la circunscripción hay cantones, los cuales están conformados por caseríos.

La extensión territorial de El Salvador es de 21 041 km²,[9]​ la menor de América Central.[95]

Cabe agregar que el 11 de septiembre de 1992, la Corte Internacional de Justicia resolvió un diferendo limítrofe entre El Salvador y Honduras sobre un total de 440 km², de los que se adjudicaron 150 km² a El Salvador y 290 km² a Honduras.[96]

Ambos países dieron por finalizada la demarcación de la frontera en el año 2006 en cumplimiento de la sentencia.[97]

El Salvador ejerce también soberanía y jurisdicción sobre el mar, el subsuelo y el lecho marinos hasta una distancia de 200 millas marinas contadas desde la línea de más baja marea.

La demarcación de la CIJ tuvo como resultado una gran cantidad de habitantes con doble nacionalidad y muchos ciudadanos que siguen considerándose salvadoreños, siendo contados los hondureños, lo que genera problemas debido a la doble nacionalidad a la hora de votar[98]​ y complicaciones a la hora de buscar asistencia pública, dado que las instituciones hondureñas se encuentran alejadas de estas zonas y las personas siguen acercándose a las instituciones salvadoreñas.[99]

El país se encuentra limitado al norte y al noreste por la República de Honduras; al este y al sureste por el golfo de Fonseca, que lo separa de la República de Nicaragua; al sur por el océano Pacífico; y al oeste y al noroeste por Guatemala.[100]


La topografía de El Salvador es escabrosa debido a las actividades volcánicas y tectónicas. Desde el punto de vista morfológico, se divide en seis regiones fisiográficas: planicie costera, cadena costera, fosa central, fosa interior, cadena interior y cordillera fronteriza. También se distinguen una serie de valles.

Se ubica entre la costa bañada del océano Pacífico y las estribaciones meridionales de la cadena costera, y se encuentra comprendida en la denominada zona-costera que abarca 21 000 km², de los cuales 7000 km² pertenecen a la franja costera y 14 000 km² a la franja marina. La línea de costa tiene 307 km de longitud[9]​ abarcando desde el río Paz hasta el golfo de Fonseca. La cordillera del Bálsamo, la sierra de Jucuarán y el volcán de Conchagua, dividen el paisaje costero en seis secciones: planicie costera de Occidente, entre el estuario del río Paz y Punta Remedios; costa acantilada, asociada a la cordillera del Bálsamo; planicie costera central, entre La Libertad y playa El Espino; costa acantilada, asociada a la sierra de Jucuarán; planicie costera oriental, entre playa El Cuco y Punta Amapala; y la costa del golfo de Fonseca, entre Punta Amapala y el río Goascorán.[100][101]

Ubicada entre la planicie costera y la fosa central, abarca desde el río Paz hasta el valle medio del río Grande de San Miguel, y se divide en las sierras Apaneca-Ilamatepec, que es la zona de la mayor producción de café en el país;[102]​ la sierra Libertad-San Vicente, en cuya parte Norte localizada en el departamento de La Libertad se ubican la cuenca del río Lempa y la sub cuenca del río Suquiapa;[103]​ y la sierra Tecapa-Chinameca, zona asociada con la bahía de Jiquilisco.[104]

También sobresale la cordillera costera-meridional Jucuarán-Intipucá que se eleva entre la bahía de Jiquilisco y el golfo de Fonseca, y sus elevaciones más notables son los cerros El Mono, Baúl, Panela, Montoso, Buenavista y volcán Conchagua.[100]

Se encuentra situada entre la cadena costera y las montañas fronterizas. Tiene una anchura que varía entre los 10 km y 30 km. Además se localizan lagos como el Coatepeque e Ilopango; así como lagunas, valles y numerosos ríos. En este lugar han ocurrido desplazamientos tectónicos a lo largo de la historia, y una intensa actividad eruptiva que ha provocado edificios volcánicos, entre los que cabe mencionar a los volcanes Chingo, Santa Ana, Izalco, San Salvador, San Vicente, Tecapa, Usulután y cerro Guazapa. Por otro lado, es la zona más densamente poblada del país, ya que allí se asientan importantes ciudades como lo son San Salvador, Santa Ana, y San Miguel.[100][105]

Son cordilleras fronterizas las de Alotepeque-Metapán que penetra al norte del departamento de Santa Ana, se ramifica en el municipio de Metapán y se extiende en el centro y Norte del departamento de Chalatenango; al oeste de Honduras se une con la cordillera de Celaque. Abundan las coníferas.

Aquí se encuentran los puntos más elevados de El Salvador y las temperaturas más frías. Las cimas más elevadas son los cerros Miramundo, Montecristo, El Brujo, El Pital (la cima más elevada del país con 2730 msnm) y el cerro Negro. La otra cordillera fronteriza es la de Nahuaterique en el Norte del departamento de Morazán.[100]

Los valles en El Salvador se clasifican en superiores y bajos. El más notable por su extensión es el valle superior del río Lempa. Otros valles de importancia son:

Es la unidad geomorfológica más pequeña del país, ya que abarca un 5  % del territorio. Se encuentra situada al Noroeste del mismo, en las regiones de los departamentos de Santa Ana y Chalatenango. Tiene una longitud aproximada de 70 km y contiene mucho cascajo. El río Lempa y algunos de sus afluentes depositan en la fosa sedimentos fluviales.[100]

En el Oeste del territorio, separa como una franja estrecha e irregular la fosa interior de la meseta central y se extiende desde las faldas del volcán Chingo hacia el centro y Norte del departamento de Santa Ana. Puede considerarse una estribación de la Sierra Madre de Chiapas.[100]

En El Salvador existe una ley de áreas naturales protegidas, que le otorga al Ministerio de Medio Ambiente la potestad de declararlas por medio de un decreto ejecutivo.[106]

De acuerdo a la legislación, dichas áreas pueden estar localizadas en territorio nacional de propiedad del Estado, de un municipio, de entes autónomos o privados y de personas naturales.[107]

Hasta el mes de abril del año 2010 el número de áreas naturales protegidas era de setenta.[108]

Entre ellas destacan el parque nacional de los Volcanes, que comprende a tres importantes volcanes de la cordillera Apaneca-Ilamatepec: el Izalco, Santa Ana y Cerro Verde; el parque nacional Montecristo, parte de la reserva de la biosfera Trifinio; parque nacional El Imposible; volcán Tecapa, en el que se ubica también la laguna de Alegría; Parque El Boquerón en el volcán de San Salvador; el arrecife Los Cóbanos; complejo Conchagua; el parque nacional San Diego, San Felipe Las Barras, el Parque del Bicentenario, etc.[109]

También existen sitios RAMSAR como el complejo Jaltepeque, laguna El Jocotal, bahía de Jiquilisco, embalse del Cerrón Grande, laguna de Olomega y complejo Güija.[110]

Sin embargo, El Salvador es considerado el país más deforestado de Centroamérica. Para el año 2006, la extensión de bosque, incluyendo manglares, era 2665 km² que equivalía a 12.6  % del territorio, el cual correspondía a 1.1  % del bosque regional. Los factores de la reducción del área boscosa han sido ocasionadas por los ciclos históricos de producción agrícola que empezó con la explotación del añil, y continuó con el café y el algodón; además, la alta presión poblacional que sobrepasa los 300 habitantes por kilómetro cuadrado, ocasiona la demanda de leña para cocinar y tierra para fines agrícolas. Toda esta degradación magnífica la incidencia de los fenómenos naturales que provocan deslizamientos de tierras, inundaciones o pérdida de suelo fértil.[111]

Para 2006, los recursos hídricos de El Salvador se estimaban en 17.8 km³, de los cuales 11.6 provienen de las aguas superficiales.[112]​ Asimismo es el único país de Centroamérica cuyo territorio drena totalmente a la vertiente del océano Pacífico.[112]

Un total de 360 ríos se consideran de importancia, los cuales están agrupados en diez regiones hidrográficas. Las más importante es la cuenca del río Lempa (10 167 km²), de la que un 56  % pertenece a El Salvador, y el resto a Guatemala y Honduras.[113]

Las otras cuencas son: Paz (919.9 km²), Cara Sucia-San Pedro (768.8 km²), Grande de Sonsonate-Banderas (778.4 km²), Mandinga-Comalapa (1294.5 km²), Jiboa-Estero Jaltepeque (1638.6 km²), bahía de Jiquilisco (779.01 km²), Grande de San Miguel (2389.2 km²), Sirama (1294.5 km²), y Goascorán (1044.4 km²).[113]

Por otra parte, para 2005 fueron identificados un total de 59 cuerpos de agua como lagos (entre los que destacan Ilopango, Güija y Coatepeque), así como lagunas, embalses, manglares y esteros. Los embalses hidroeléctricos comprenden: Cerrón Grande, 5 de noviembre, 15 de septiembre y Guajoyo.[114]

El Salvador también dispone de aguas subterráneas. Aunque su delimitación geográfica no ha sido detallada, existe un estimado de 2 000 000 000  (metros cúbicos) de recarga de precipitación al año. Los acuíferos de mayor rendimiento corresponden a Sonsonate-Acajutla, Jiboa-Lempa, Lempa-Jiquilisco, Usulután-Vado Marín, Valle de Zapotitán, Quezaltepeque-Opico, y San Salvador, entre otros. Todos ellos se encuentran ubicados en la Fosa Central y Planicie costera del territorio.[114]

El país se encuentra en el cinturón de Fuego del Pacífico, y su territorio volcánico es muy activo.[115]

De hecho, el 90  % de su suelo es conformado por materiales volcánicos. El número de volcanes individuales es de veintitrés, aunque solo cuatro de ellos (Santa Ana, San Salvador, San Miguel e Izalco) han tenido actividad continuada.[115]​ Por otra parte, la erupción del volcán de Ilopango en el año 260 d. C., ha sido una de las más grandes de la región centroamericana.[116]

Por las características geotectónicas y morfológicas, los volcanes se dividen en dos grupos: los volcanes antiguos del Terciario (de más de dos millones de años), y los volcanes jóvenes del Cuaternario (menos de dos millones de años). Al primer grupo pertenecen volcanes como el de Siguatepeque y Cacahuatique, y se considera que tienen remotas posibilidades de entrar en erupción; por su parte, los volcanes del Cuaternario presentan los tipos de estrato volcanes altos, depresiones volcanotectónicas, cráteres de explosión, cráteres por hundimiento o conos de escorias. Ejemplos de ellos son: Santa Ana, Izalco, San Salvador, San Vicente, San Miguel, Tecapa y Conchagua, entre otros.[116]

El Salvador, por su cadena volcánica y su ubicación en un sistema de fallas geológicas y el proceso de subducción entre las placas tectónicas de Cocos y el Caribe, se encuentra en una región de alto índice de actividad sísmica.[117]

Un total de 55 terremotos han ocurrido entre 1573 y 2001, y se estima que un 70  % del territorio puede verse afectado por la ocurrencia de un evento de esta naturaleza. El número de víctimas desde los años 1980 se ha incrementado, situación que se atribuye a la presión demográfica.[118]

El Salvador se encuentra en la zona climática tropical y ofrece condiciones térmicas similares durante todo el año. Sin embargo, debido a su franja costera a lo largo del Océano Pacífico, ocurren oscilaciones anuales importantes relacionadas con la brisa marina que transporta humedad y calor.

La temperatura media anual (período considerado: 1950-1990[119]​) es de 24.8 °C, presentándose la temperatura media más baja en los meses de diciembre (23.8 °C) y enero (23.9 °C), mientras que el mes más cálido es abril (32.0 °C). La precipitación media anual es de 1823 mm.

Como los termómetros de las estaciones meteorológicas van siendo influenciados por la isla de calor de las urbes, en los últimos treinta años la temperatura ha aumentado 1.2 °C,[119]​ siendo los años ochenta una de las décadas más calientes (aunque la estadística ni siquiera cubre una centuria), con precipitaciones influenciadas por el evento ENOS.[119]

El Salvador tiene dos estaciones: la seca (noviembre-abril) y la lluviosa (mayo-octubre). Además, el país se ve afectado por la estación de huracanes del Caribe (junio-noviembre). Las frecuentes tormentas tropicales y huracanes aumentan el caudal de los ríos locales, afectando algunas de las áreas con inundaciones. Los huracanes más destructivos que han afectado a El Salvador son:

De acuerdo al Índice de Riesgo Climático Global elaborado por Germanwatch y citado en la “Tercera Comunicación de Cambio Climático en El Salvador”,[123]​ presentada por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), El Salvador ocupa el puesto número 15 entre los países más expuestos a amenazas y más vulnerable a eventos naturales; además, el 88.7 % del territorio nacional se considera de riesgo. Se estima que en esta zona de riesgo habita el 95.4  % de la población. Respecto a esto, plantea que las lluvias en el período de 2021 al 2050 podrían reducirse entre 10  % y 20  %; entre el 2071 y el 2100 podrían ocurrir disminuciones entre 20  % y 26  % en las lluvias. Hacia finales de siglo, estas reducciones porcentuales de la precipitación representarían por lo menos 300 milímetros menos de lluvia, especialmente al oriente del país.

Por otra parte, la temperatura media y mínima aumentarían hacia finales del siglo XXI. Entre 2021 y 2041 la temperatura podría subir entre 0.7 °C y 1.5 °C; mientras que en las décadas de 2081 al 2100 la variación sería entre 2.5 °C y 4.5 °C adicionales, sobre todo al oriente del país.

El MARN plantea que El Salvador experimenta una degradación ambiental principalmente por la deforestación, el deterioro de suelos, el desarrollo territorial desordenado y la inseguridad hídrica, sin dejar de lado la alteración climática, lo que pondría en grave riesgo la salud, la seguridad alimentaria, la seguridad energética y la seguridad hídrica.[124]

La economía salvadoreña ha experimentado una mezcla de resultados durante los sucesivos gobiernos del partido ARENA en las iniciativas del mercado libre y el modelo de gerencia fiscal que incluyen la privatización del sistema de actividades bancarias, las telecomunicaciones, las pensiones públicas, la distribución eléctrica, y una parte de la generación eléctrica, reducción de los aranceles, eliminación de los controles de precios y una aplicación mejorada de los derechos de propiedad intelectual.

El PIB ha estado creciendo en un paso constante pero modesto después de la firma de los acuerdos de paz en 1992, en un ambiente de la estabilidad macroeconómica. Un problema que El Salvador enfrenta es la desigualdad económica de la distribución de ganancias personales. En 1999, la quinta parte más rica de la población recibió el 45  % de la ganancia del país, mientras que la quinta parte más pobre recibió solamente 5.6  %.[127]

Desde el mes de diciembre de 1999, las reservas internacionales netas llegaron a 1800 millones de dólares. Teniendo este almacenador intermediario de la moneda fuerte para trabajar, el Gobierno de El Salvador emprendió un plan monetario de la integración que comenzaba del 1 de enero de 2001, por el cual el dólar estadounidense se convirtió en moneda de curso legal junto al colón salvadoreño, lo cual facilita las operaciones económicas con el exterior, y toda la contabilidad formal fue emprendida en los dólares. De esta manera, el gobierno ha limitado formalmente su posibilidad de poner políticas monetarias sobre el mercado para influir variables a corto plazo en la economía.[128]

Desde 2001, a pesar de que existen dos monedas legales en el país, el colón dejó de circular y ahora ya no se utiliza para hacer transacciones; sin embargo algunos almacenes todavía informan al público de precios en colones y a la vez en dólares. En general, debido al fuerte efecto de las remesas, la población apoyó el cambio del colón al dólar. El cambio al dólar también precipitó una pauta de intereses más bajos en El Salvador, ayudando a muchos para asegurar crédito para comprar una casa o un automóvil. Algunos economistas estiman que esta subida de precios igualmente habría sucedido a causa de la inflación sin que el cambio monetario se hubiese producido. Los sectores políticos de izquierda, han sido muy críticos del proceso de dolarización que consideran favorece al interés de las empresas del sector financiero.[129]

Debido a la guerra civil y al estancamiento nacional de los años 80, el PIB no ha superado aún los niveles de finales de los años 70 en términos de la paridad del poder adquisitivo. Actualmente, la economía está más orientada hacia la manufactura y los servicios, en lugar de la agricultura (cultivo del café). Sus principales industrias son la de alimentos y bebidas, productos del petróleo, tabaco, productos químicos, textiles y muebles.

Hay actualmente quince zonas de libre comercio en El Salvador. El beneficiario más grande ha sido la industria de la maquila textil, que proporciona 88 700 trabajos directos, y consiste sobre todo en el corte de las ropas que montan para la exportación a los Estados Unidos.

El Salvador fue el primer país en firmar e implementar el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA), así como acuerdos de libre comercio con México, Chile, la República Dominicana, y Panamá, y ha aumentado sus exportaciones a dichos países. El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua también están negociando un acuerdo de libre comercio con Canadá. Así mismo, se ha terminado la negociación de un Tratado de Libre Comercio con Colombia y otro con Taiwán. En el 2007 se iniciara un proceso de negociación con la Unión Europea, que busca lograr un acuerdo de asociación.

La política fiscal ha sido el desafío más grande para el gobierno de El Salvador. Los acuerdos de paz del 1992 comprometieron al gobierno a los gastos para los programas de la transición y los servicios sociales. Aunque la ayuda internacional era abundante y caritativa, el gobierno se ha centrado en mejorar la colección de sus ingresos corrientes. Un impuesto de valor añadido del 10  % (IVA), implementado el septiembre de 1992, fue aumentado hasta el 13  % en julio de 1995. El IVA es la fuente más grande del rédito, contabilidad para cerca de 52.3  % de ingresos fiscales totales en 2004.

El modelo liberal implantado, de acuerdo a muchos académicos, ha generado resultados mixtos a nivel macroeconómico, existe una pequeña porción de población, principalmente los grupos con poder político, que se han visto beneficiados y que han tenido un fuerte crecimiento mientras que en muchos otros sectores no se reflejan una mejora del nivel de vida.[130]

Desde el 2001, el país adoptó, por decreto legislativo, al dólar como moneda oficial y se sustituyó al antiguo colón. Desde que se realizó el cambio, las tasas de interés han caído y los salvadoreños con acceso a crédito lo han obtenido a las tasas más bajas en tres décadas. El progreso económico ha permitido que reconocidas instituciones financieras internacionales, como es el caso de Moody's, le haya otorgado a El Salvador una calificación de «grado de inversión», la cual solo la gozan además en Hispanoamérica, Chile, México, Perú, Panamá y Colombia. En la actualidad, la banca salvadoreña se ha expandido a toda Centroamérica, convirtiéndose en los bancos más grandes de la región. Así mismo, la línea aérea regional más grande, Avianca El Salvador, pertenece en un 70  % a empresarios salvadoreños.[actualizar] La inversión privada salvadoreña se encuentra en toda la región, especialmente en el área de servicios. Otros ejemplos son la presencia en toda la región de Agrisal y sus marcas: Holiday Inn, Crowne Plaza. Grupo Roble con Metrocentro, Multiplaza y otros proyectos que han llegado al Caribe y Sudamérica, como Urbánica e Inversiones Bolívar.

Las remesas de salvadoreños que trabajan en los Estados Unidos y envían a los miembros de sus familias son una fuente importante de ingresos del extranjero y compensan el déficit comercial substancial de alrededor $4 000 000 000. Las remesas han aumentado constantemente de la década pasada y han alcanzado un colmo absoluto de $3 780 000 000 en 2008 —aproximadamente el 17.1  % del producto interno bruto (PIB)—.[131][132]

En abril de 2004, las reservas internacionales estaban calculadas en $1900 millones. En años recientes la inflación ha caído a niveles de un dígito y las exportaciones totales han crecido substancialmente.[133]

Al ser un país rico en folclore y tradiciones, la producción artesanal se encuentra muy difundida en todo el estado y contribuye en gran medida al desarrollo de la economía nacional. Se trabajan materiales como: el mimbre, la jarcia, el barro, la palma, la madera, el tule, las jícaras, el cuero y los metales, entre ellos el oro y la plata. Está muy difundida la artesanía del tejido, la alfarería, la orfebrería (filigranas) y la hojalatería (aperos para la labranza, machetes) y resulta una forma de generar progreso económico para muchas personas, que se dedican a vender artesanías a turistas nacionales y extranjeros y a exportar, principalmente a Estados Unidos, Alemania y el resto de la Unión Europea.[134]

En la actualidad, El Salvador, junto a México, todos los países centroamericanos y Colombia, llevan a cabo el Plan Puebla Panamá, que es un esfuerzo de integración regional, algunos piensan que traerá inmensos beneficios a cada uno de las naciones involucradas, debido a la magnitud de inversión en infraestructura y desarrollo social.

En 2015, El Salvador cuenta con unos 160 multimillonarios, cuya riqueza combinada asciende a 21.000 millones de dólares, lo que equivale al 87 % del PIB del país. Según Oxfam, un nivel de desigualdad tan elevado frena el desarrollo del país y perpetúa la pobreza. La carga tributaria de El Salvador apenas llega al 15 % del PIB y el sistema impositivo es altamente regresivo, pues el 65 % de los ingresos provienen de impuestos indirectos (IVA) y el 35 restante de impuestos directos.[135]

En El Salvador más de la mitad de la energía se produce a partir de recursos renovables como lo son la hidroeléctrica y la geotérmica, con altas expectativas de crecimiento por los proyectos de ampliación de las plantas geotérmicas y la construcción de nuevas presas hidroeléctricas, además se está dando paso a una planta de gas natural con inversión de 900 millones de dólares. El Salvador es el segundo país del mundo con mayor porcentaje de producción de energía geotérmica con respeto a su total con un 25  % al 2013.

El cuadro siguiente muestra la producción total de energía de El Salvador al 2013 y sus porcentajes.[136]

Debido a la alta densidad de población y a la temprana explotación del café, los recursos forestales de El Salvador se han reducido a un pequeño porcentaje de la superficie del país (5.8  % el equivalente a unas 1210 km²) y la mayoría están protegidos. Como resultado, la mayor parte de la madera que necesita el país debe ser importada. No obstante se mantienen especies de árboles muy particulares del país junto con otras existentes en casi toda Iberoamérica. Los árboles de bálsamo son muy abundantes en sus bosques. De hecho, El Salvador es uno de los principales proveedores de goma de bálsamo.

El Salvador ha hecho grandes esfuerzos para promocionarse como destino turístico para 2014, aproximadamente 2,7 millones de personas visitaron El Salvador, dejando en el país unos 1777 miles de millones de dólares.[137]

Para facilitar el turismo para extranjeros y nacionales, el Ministerio de Turismo ha propuesto diferentes rutas:

Ruinas arqueológicas Tazumal

Campo de juego de pelota maya en Cihuatán

Parroquia Santa Lucía en la ciudad colonial de Suchitoto

Lago de Coatepeque

Malecón artesanal en la ciudad Puerto de La Libertad

Parroquia El Rosario en Centro Histórico de San Salvador

Parroquia de ciudad de Apaneca

Cerro El Pital

Moncagua en San Miguel

Cascada Los Tercios

Iglesia colonial en Metapán

Playa El Sunzal

Playa Salinitas en el occidente del país

Teatro de Santa Ana

Bahía de Jiquilisco

Puerta del Diablo en el departamento de San Salvador

Volcán de izalco en el departamento de Sonsonate

Centro histórico de San Salvador

En la actualidad, las plantas de energía hidroeléctrica aportan el 36  % de la electricidad producida en El Salvador. La compañía pública estatal CEL (Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa) posee y opera el 97  % de esta capacidad.[138]

Las cuatro plantas de energía hidroeléctrica en El Salvador son: 5 de noviembre (81.4 MW), Guajoyo (15 MW), Cerrón Grande (135 MW) y 15 de septiembre (156.3 MW), todas ellas sobre el río Lempa.[139]

En este sector, los proyectos actualmente en marcha son los siguientes:

Esta expansión de la capacidad hidroeléctrica añadiría 351 MW al sistema en los próximos 5 años, lo que representa un aumento del 76  % en la capacidad actual. Además, si se ejecutaran los proyectos binacionales El Tigre (en el río Lempa) y El Jobo y Piedra de Toro (en el río Paz) con Honduras y Guatemala, se añadirían 488 MW de capacidad adicional al sistema de generación.[140]

En la actualidad hay dos instalaciones geotérmicas en funcionamiento en El Salvador, la planta de Ahuachapán, de 95 MW, y la de Berlín, de 104 MW. La compañía eléctrica con mayoría de capital estatal LaGeo, antiguamente denominada Gesal, opera las dos plantas. LaGeo está ampliando actualmente las dos plantas geotérmicas existentes y llevando a cabo un estudio de factibilidad para una tercera planta, Cuyanausul. Se espera que los tres proyectos agreguen 64 MW de capacidad de generación eléctrica instalada para 2007.[141]

En 2015 se inaugura AES Moncagua en San Miguel, la cual es una planta de generación fotovoltaica con capacidad para generar 2.5 MW, producidos por más de 8000 módulos fotovoltaicos de tipo policristalino. La planta cuenta con una estación de monitoreo climático que le permite analizar y confirmar su correcto funcionamiento. Se permitirá reducir 2700 toneladas de CO2 al año.[142]

El Salvador cuenta con los siguientes puertos marítimos:

Los siguientes aeropuertos de carácter internacional:

La infraestructura vial en El Salvador, según el último Informe Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, El Salvador se ubica en tercer lugar en América Latina, destacando por la alta calidad de carreteras en la región. Solo por debajo de Chile y Panamá. Obteniendo una puntuación de 4.7 en escala de 7. Sobrepasando países como México, Brasil, Colombia y a sus similares en la región.[143]


La población estimada de El Salvador para el año 2015 es de 6 377 195, dentro de su territorio. Para el año 2007, había un 83.0 % de población mestiza; 15.0  % blanca; 0,2  % de indígenas solo que la mayoría están civilizados y no pertenecen a un grupo étnico específico,[145]​ entre ellos kakawiras (0.07  %), nahua-pipiles (0.06  %), y lencas (0.04  %); también un 0.13   de población negra y 0.64  % de otros grupos étnicos como armenios, hindúes y árabes mayoritariamente de Palestina y Líbano.[146]

Es el país más densamente poblado de América continental.[147]​ Cabe mencionar que El Salvador es actualmente el segundo país en Latinoamérica con el menor porcentaje de crecimiento demográfico de la región, solo por encima de Uruguay con un 0.27  % de cambio anual.[148]

Con respecto a la población negra, su presencia en el territorio se remonta al inicio de la presencia española, pero se trató de ocultar su existencia en el proceso de configuración de la nación de los siglos XIX y XX, en los que se exaltaba el mestizaje y sus dos orígenes: la raza blanca e india.[149]

Para el caso, el general Maximiliano Hernández Martínez llegó a instituir leyes de razas en la década de 1930 que prohibían la entrada de ciertas etnias al país. El capítulo III de la Ley de Migración de 1933, «Restricciones y limitaciones a la inmigración», decía en su artículo 25: «Se prohíbe la entrada al país, a los extranjeros comprendidos en uno o más de los casos siguientes: a los de raza negra; a los malayos y a los gitanos, conocidos también en el país con el nombre de “húngaros”». Y el artículo 26 continuaba: «No se permitirá asimismo el ingreso al país de nuevos inmigrantes originarios de Arabia, Líbano, Siria, Palestina o Turquía, generalmente conocidos con el nombre de “turcos”».[150][151]​ Sin embargo, la ley detallaba que los de estas razas que ya estaban establecidos en el país retenían su derecho de permanecer.

También es destacable la discriminación ejercida en el campo económico por el general Maximiliano Hernández Martínez contra estos mismos grupos de extranjeros domiciliados en el país. Esta clase de discriminación quedó legalizada mediante Decreto Legislativo N.º 49, del 15 de mayo de 1936, publicado en el Diario Oficial N.º 111, Tomo N.º 120, del 20 de mayo de 1936, en el que se prohibía el establecimiento de almacenes, tiendas, pulperías, talleres, fábricas industriales e industrias agrícolas que sean de propiedad o que sean regentados por personas que pertenecieran a las razas árabe, palestina, turca, china, libanesa, siria, egipcia, persa, hindú y armenia, aunque estuvieran nacionalizadas.[152]​ Y por medio del Decreto Legislativo No. 83, del 25 de junio de 1936, publicado en el Diario Oficial No. 145, Tomo No. 121, del 3 de julio de 1936, se prohibía también la instalación de droguerías, farmacias, laboratorios químicos o farmacéuticos y demás establecimientos comerciales a los miembros de esos mismos grupos de inmigrantes.[153]

A inicios del año 2004, vivían fuera de El Salvador un aproximado de 3.1 millones de salvadoreños, como inmigrantes en Estados Unidos - la mayoría de forma indocumentada/ilegal-, que es el destino a donde tradicionalmente se dirigen para dejar la precaria situación económica en la que viven o para mejorar sus condiciones de vida. La segunda comunidad más grande de salvadoreños residiendo en el exterior, es la comunidad de Guatemala que suman unos 111 000, también hay nutridas comunidades salvadoreñas en Canadá, México, Italia, Suecia, España, Australia y Costa Rica. Tal situación se agrava durante la guerra civil de la década del 80 y posteriormente por condiciones económicas y sociales adversas.[154]

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San Salvador
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Santa Ana

Soyapango


San Miguel
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Mejicanos
Leeds
Apopa

Según el Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología (MINEDUCYT), el 93 % de la Población sabe leer y escribir[156]

De acuerdo a datos del Gobierno, existen 28 municipios en los que el analfabetismo ha sido erradicado.[157]​ Esto implica que al menos el 96  % de los habitantes sabe leer y escribir.

De acuerdo con la legislación salvadoreña, la educación formal corresponde a los niveles inicial, parvulario, básico, medio y superior.[158]​ Pero la ley establece también que la educación inicial, parvularia, básica, media y especial será gratuita y obligatoria.[159]

La educación inicial comienza desde el alumbramiento del niño hasta antes de cumplir los cuatro años de edad.[160]​ La educación parvularia tiene una duración de tres años y atiende a niños de cuatro a seis años de edad.[161]

La educación básica se ofrece normalmente a estudiantes de siete a quince años de edad y es obligatoria y también gratuita cuando la imparta el Estado. Se puede admitir alumnos de seis años, siempre que bajo criterio pedagógico demuestren madurez y aptitud apropiadas de acuerdo a los criterios y mecanismos de evaluación establecidos por el Ministerio de Educación. La educación básica comprende nueve grados de estudio divididos en tres ciclos de tres años cada uno.[162]

La educación media ofrece la formación en dos modalidades, una general y otra vocacional. Los estudios de educación media culminan con el grado de bachiller. El bachillerato general tiene una duración de dos años, mientras que el bachillerato técnico-vocacional es de tres años. El tiempo de duración del bachillerato nocturno es de tres y cuatro años para las modalidades general y vocacional, respectivamente.[163]

Para obtener el grado de Bachiller es indispensable haber cursado y aprobado el plan de estudios correspondiente, incluyendo el servicio social estudiantil;[164]​ además de someterse a una prueba obligatoria establecida por el Ministerio de Educación para medir el aprendizaje y las aptitudes de los estudiantes.[165]​ Dicho examen, aplicado desde 1997, es conocido con el nombre oficial de Prueba de Aprendizaje y Aptitudes para Egresados de Educación Media (PAES). Los centros educativos oficiales que imparten la educación media se definen como Institutos Nacionales, mientras que las instituciones privadas son llamadas colegios o liceos.

La Educación Superior se regirá por una Ley Especial y tiene los objetivos siguientes: formar profesionales competentes con fuerte vocación de servicio y sólidos principios morales; promoverla investigación en todas sus formas; prestar un servicio social a la comunidad; y cooperar en la conservación, difusión y enriquecimiento del legado cultural en su dimensión nacional y universal.[166]​ Esta integra tres funciones: la docencia, la investigación científica y la proyección social. La educación superior se imparte en institutos tecnológicos, institutos especializados de nivel superior y universidades.[167]

La educación especial es un proceso de enseñanza-aprendizaje que se ofrece, a través de metodologías dosificadas y específicas, a personas con necesidades educativas especiales.[168]

La Universidad de El Salvador (UES) fue fundada el 16 de febrero de 1841, por Decreto Legislativo de la Asamblea Constituyente, emitido durante el mandato del Presidente de la República, Juan Lindo, ante la decidida intervención del general Francisco Malespín. La UES fue erigida con el objetivo de proporcionar un centro de educación superior para la juventud nacional, y así evitar que los salvadoreños que tenían la posibilidad y el deseo de cursar estudios superiores, decidieran emigrar a Guatemala o a Nicaragua para completar su formación académica, respectivamente, en la Universidad de San Carlos o en la Universidad de León, tal como lo hacían desde la época colonial. En sus primeros años, la UES tuvo una existencia precaria por el exiguo apoyo económico que recibía por parte del Estado.

Durante el gobierno del presidente Santiago González fueron erigidas otras dos instituciones públicas de educación superior: las Universidades de Occidente y de Oriente, con sus respectivas sedes en las ciudades de Santa Ana y San Miguel.[169]​ La Universidad de Occidente fue creada mediante Decreto Ejecutivo del 22 de septiembre de 1874, publicado en el Boletín Oficial[170]​ N.º 14, Tomo N.º 3, del 26 de septiembre de 1874.[171][172]​ Y, por su parte, la Universidad de Oriente fue creada mediante Decreto Ejecutivo del 15 de octubre de 1874, publicado en el Boletín Oficial[170]​ N.º 18, Tomo N.º 3, del 17 de octubre de 1874.[173][174]​ No obstante, estas instituciones educativas fueron suprimidas por el gobierno del presidente Rafael Zaldívar a través de la Ley Orgánica y Reglamentaria de Instrucción Pública,[175]​ aprobada mediante Decreto Ejecutivo del 30 de enero de 1885, publicado en el Diario Oficial N.º 26, Tomo N.º 18, del 30 de enero de 1885.[176]​ Con la desaparición de estas dos universidades públicas, la UES volvió a tener el monopolio de la educación superior en el país hasta 1965, cuando nace la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) como la primera universidad privada salvadoreña.

Desde la década de 1950, la Universidad de El Salvador se convirtió en el principal referente de pensamiento de la izquierda salvadoreña y fue uno de los núcleos más importantes de oposición a los gobiernos autoritarios y militaristas del país, y fue por esta actitud que muchos de sus estudiantes y catedráticos fueron víctimas de la represión militar.

La primera universidad privada que surge es la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, cuyo antecedente más significativo se remonta a los inicios de la década de los sesenta, cuando monseñor Luis Chávez y González, Arzobispo de San Salvador, expresó la idea de fundar una universidad católica dirigida por jesuitas, como hay muchas en diferentes países.

En el territorio salvadoreño se encuentran 7 pueblos indígenas los cuales son: los Pocomanes, los Chortis, los Nonualcos, los Cacaopera, los Úluas, los Lencas yl os Nahua Pipil. Todas estas culturas luchan para que sus costumbres y tradiciones no sean olvidadas por las futuras generaciones y esperan que ellos las sigan durante mucho tiempo.

La cultura popular de El Salvador comprende tradiciones y costumbres ancestrales, provenientes de las culturas prehispánicas, que se fusionaron con las costumbres españolas y africanas.[177][178]

Entre las expresiones materiales del folclore salvadoreño, se incluyen elementos como la artesanía, en la que existen importantes centros de producción en Nahuizalco, La Palma o Ilobasco; y los objetos incluyen diversos tipos de alfarería, cerámica, arcilla, cestería, barro cocido, juguetes, pirotecnia, etc.[179]

En lo que respecta a vestimenta, las prendas tradicionales son utilizadas en su mayor parte en eventos culturales,[180]​ aunque ocasionalmente puede observarse como parte de la vestimenta diaria en ciertas poblaciones como Izalco, Nahuizalco o Panchimalco.[181]

Uno de los bailes más conocidos en el territorio es el torito pinto, usualmente se baila en eventos culturales del país, la danza se realiza en pareja cada uno con su respectivo traje típico, puede tener varias coreografías dependiendo del evento en el que se está presentando y representar varios escenarios.

En el campo de las expresiones sociales, resaltan las cofradías y hermandades. Las localidades adonde se encuentran las de mayor tradición, incluyen a Cacaopera, Izalco,[182]​ Panchimalco,[183]Jayaque,[184]San Pedro Nonualco,[185]​ o Santo Domingo de Guzmán.[186]​ Por otra parte, en el comercio popular, existe el tiangue, y sobreviven juegos tradicionales para niños y adultos como el yo-yo, el trompo, el capirucho, las chibolas, el palo ensebado, la carrera de cintas a caballo, etc.[187][188]



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