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Comunidad Autónoma de Galicia



Galicia es la comunidad autónoma española, considerada nacionalidad histórica según su Estatuto de Autonomía,[5]​ situada en el noroeste de la península ibérica. Está formada por las provincias de La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra, que se componen de trescientos trece municipios[6]​ agrupados en cincuenta y tres comarcas. La capital es la ciudad de Santiago de Compostela, mientras que Vigo es el municipio más poblado.

Geográficamente, está bañada al oeste por el océano Atlántico y al norte por el mar Cantábrico. Limita al sur con Portugal y al este con Asturias y Castilla y León (provincias de León y de Zamora). Además del territorio continental, incluye los archipiélagos de las islas Cíes, el de Ons y el de Sálvora, las islas de Cortegada, Arosa, las Sisargas, las Malveiras y otras más pequeñas.

Galicia tiene 2 701 743 habitantes (INE, 1 de enero de 2018),[7]​ con una distribución demográfica que aglomera la mayor parte de la población en las franjas costeras comprendidas entre Ferrol y La Coruña en el noroeste y entre Villagarcía de Arosa, Pontevedra y Vigo en el suroeste. En su territorio se hablan el castellano y el gallego, ambas cooficiales según el Estatuto de Autonomía de Galicia, si bien en este el gallego es la definida como «lengua propia» de la comunidad.

Tiene una fuerte vinculación histórica con el Reino de Galicia.

En la Antigüedad los griegos denominaban a la zona noroccidental de la península ibérica (una zona más amplia que la actual Galicia) kalekói (καλλαικoι), que era el nombre con que sus habitantes se conocían a sí mismos. El topónimo procede de la denominación de los pobladores celtas que arribaron en dos oleadas sucesivas, la primera en torno al siglo XVIII a. C. y la segunda en torno al siglo IV a. C. (celtas de Hallstatt). El topónimo evolucionó a Gallaecia bajo la administración romana. En el período transicional entre la Edad Antigua y la Edad Media la zona fue llamada ocasionalmente Suevia debido a que en este territorio fue el centro en el cual se establecieron las etnias invasoras de los germanos suevos (o suavos). En la época medieval se constituyó como reino independiente, con el nombre de Reyno de Galicia formando parte posteriormente del Reino de León, aunque mantuvo su carácter formal de reino (Reyno de Galicia) el territorio de la actual comunidad autónoma hasta la división territorial de 1833, momento en el cual se crearon las actuales provincias gallegas, y desaparecieron formalmente los antiguos reinos.

La forma predominante, tanto en gallego como en castellano, para referirse a esta comunidad es la de Galicia, aunque existe la versión Galiza, minoritaria y usada en gallego.

Las normas ortográficas y morfológicas del idioma gallego oficiales aceptan Galicia y Galiza como formas «legítimas».[8][9]​ La única forma oficial para designar a la comunidad autónoma es Galicia,[8][10]​ que es la predominante en la lengua gallega, tanto oral como escrita.[8][11][12][13]

El topónimo Galiza era usado en el gallego medieval[14][8]​ junto con el topónimo Galicia.[10]​ Sin embargo, la forma Galiza cayó en desuso durante los «Séculos Escuros», mientras que la forma Galicia fue la única que siguió empleándose de forma ininterrumpida a lo largo de la historia en la lengua hablada.[10]​ En el siglo XIX, durante el «Rexurdimento» de la lengua gallega, se recuperaría el uso de Galiza por parte de intelectuales y literatos.[15][16][17]

La denominación Galiza ha venido siendo utilizada por un sector amplio del nacionalismo gallego,[18]​ aunque también existen sectores que han venido utilizando la forma Galicia.[19]​ El uso de «Galiza» se ha relacionado con el galleguismo, el activismo cultural,[11]​ el BNG y, en general, la izquierda nacionalista gallega.[12]

La letra del himno gallego, Os Pinos, consiste en las dos primeras partes del poema Queixumes dos pinos de Eduardo Pondal, elaborado expresamente para convertirse en himno gallego, y la música fue compuesta por Pascual Veiga, el músico más importante de Galicia en esa época. La letra se refiere a Galicia como la nación de Breogán, un héroe mitológico celta. Fue interpretado por primera vez en La Habana (Cuba), el 20 de diciembre de 1907.[20]

Si bien durante siglos, la antigua bandera gallega tenía fondo azul con cruces doradas, y un copón en el centro a modo de escudo, la actual bandera de Galicia fue creada a finales del siglo XIX por los galleguistas históricos del Rexurdimento, como insignia nacional,[21]​ ondeando desde el año 1891 al menos.[22]​ Posee fondo blanco y presenta una franja azul desde el ángulo superior izquierdo hasta el inferior derecho.

El cáliz, figura heráldica que representa a Galicia, fue documentado por vez primera en el escudo de los reyes de Galicia (roys de Galyce) del Armorial Segar de Inglaterra en el año 1282. Ha experimentado diferentes cambios a lo largo de la historia. El actual escudo de Galicia se describe en el artículo número 3 de la Ley de Símbolos de Galicia:

Las primeras pruebas de presencia humana en Galicia son instrumentos de piedra que se remontan a hace 300 000 años, en el Paleolítico inferior. Del período Paleolítico, que en esta zona dura hasta aproximadamente el 5000 a. C., existen diversos yacimientos, como los de Camposancos (La Guardia), Gándaras de Budiño (Porriño), Monte del Castro (Vigo) y Pena Grande (Villalba). También son notables los descubrimientos en la parte portuguesa del río Miño —desde Caminha a Melgaço—, y el de cueva Eirós, situado en el municipio de Triacastela (provincia de Lugo), en el que se han preservado restos animales y líticos neandertales de hasta el Paleolítico medio, gracias a su ambiente básico.

Propia del período Neolítico (5000 al 2000 a. C.), se caracterizaba por su capacidad constructora y arquitectónica, junto con su sentido religioso, fundamentado en el culto a los muertos como mediadores entre el ser humano y los dioses. Este sentido religioso abarca su importancia hasta la actualidad.

Se dice que la sociedad estaba organizada en un tipo de estructura de clanes. De la época del megalítico dan testimonio millares de túmulos[24]​ extendidos por todo el territorio, generalmente referidos en gallego como mámoas. En su interior estos túmulos escondían una cámara funeraria de dimensiones mayores o menores, edificada con losas de piedra, lo que es conocido como dolmen.

La Edad del Bronce se desarrolla en Europa entre 2250 a. C. y el 700 a. C. Fue en la Edad del Bronce cuando se consiguió el desarrollo metalúrgico, impulsado por la riqueza minera.

Fue una época de producción de diversos utensilios y joyas de oro o de bronce, que incluso fueron llevadas más allá de los Pirineos. Datan también de esta época la mayoría de los petroglifos (inscripciones sobre las rocas graníticas a cielo abierto) que se conservan en los montes gallegos, principalmente en la provincia de Pontevedra. Son muy conocidas las de Campo Lameiro. Se desconocen todavía su origen y su significado, aunque se piensa que formaban parte de algún tipo de lenguaje ritual o religioso.

En los últimos siglos de esta era, en lo que se conoce como Bronce final atlántico, Galicia formó parte de un complejo cultural de frecuentes intercambios comerciales por vía marítima con otras tierras de la fachada atlántica europea, como las islas británicas, Portugal y Bretaña.

La etapa castreña se desarrolló aproximadamente entre el año 700 a. C. y el año 1 de nuestra era. Su mayor desarrollo se produce en la segunda mitad de la Edad del Hierro, resultado de la fusión de la cultura de la Edad del Bronce y otras contribuciones posteriores, coexistiendo en parte con la época romana.

Algunos estudios históricos sugieren la llegada de pueblos celtas que trajeron nuevas variedades de ganado, el caballo domesticado y probablemente el centeno. Estos celtas, también denominados sefes o saefes, o incluso celtas de Hallstatt, se encontraron con una región bastante poblada.[25]​ Según las teorías más aceptadas se superpusieron a la población autóctona como élites guerreras, nobles y jefes de tribus, manteniendo un estatus de superioridad o una cierta estratificación social, como sucedería posteriormente con las invasiones de los suevos y los alanos.

Una investigación de 2006, ha sugerido la vinculación genética celta entre la población del norte y noroeste de la península ibérica y las de Bretaña, Gales e Irlanda.[26]

Es en esta época, cuando la provincia romana de Gallaecia (galaicos) aún no estaba constituida política y administrativamente, cuando aparecen los castros. Estas construcciones eran recintos fortificados de forma circular provistos de uno o varios muros concéntricos, precedidos generalmente de su correspondiente foso y situados en su mayoría en la cumbre de oteros y montañas.

Entre los castros de tipo costero destacan el de Fazouro, Santa Tecla, Baroña y O Neixón. En el interior se puede mencionar el castro de Castromao, Santomé o el de Villadonga.

En cuanto a los templos, la única construcción encontrada es la de Elviña. En el castro de Meirás se conserva una necrópolis. En otros castros se han hallado cistas (pequeñas construcciones de piedra en forma de caja) con cenizas de difuntos. También existen otras construcciones que están parcialmente soterradas y que tienen un depósito para el agua, en las que los vestigios de fuego indican que debían servir para incinerar los cadáveres.

La economía de los castreños se basaba en la agricultura, la ganadería y el pastoreo.

Los romanos, ya asentados en la mayor parte de la península ibérica (Hispania), llegaron a la actual Galicia atraídos por los recursos mineros de la zona. El sometimiento a Roma de los galaicos, junto al de astures y cántabros, se produjo tardíamente (año 23 a.C.) en comparación al resto de la península, debido en gran medida a la fuerte resistencia y la cohesión social y territorial que caracterizaba a estos pueblos del área atlántica.

Tres ciudades, fundadas por Augusto, encabezaron los tres conventus o subprovincias romanas que conformaron la región: Lucus Augusti (Lugo), Bracara Augusta (Braga) y Asturica Augusta (Astorga). Con la reforma de Diocleciano del año 298 estos conventus quedarían unificados bajo una única provincia segregada de la Tarraconensis: Gallaecia.

Con la romanización, los castros perdieron su viejo valor defensivo, aunque muchos de ellos siguieron siendo habitados durante siglos. Los romanos trajeron nuevas técnicas, nuevas vías de comunicación, nuevas formas de organizar la propiedad y una lengua nueva, el latín.

Más tarde llegó el cristianismo a Galicia, aún bajo dominación romana, sustituyendo poco a poco al paganismo. La Iglesia católica, de creciente influencia en el imperio a partir de su oficialización, tuvo que enfrentarse en la Gallaecia del siglo IV al priscilianismo, una doctrina cristiana basada en los ideales de austeridad y pobreza, que tuvo gran arraigo popular y que fue posteriormente condenada como herejía.

Por último, la llegada de los suevos en el siglo V, procedentes del norte de Europa, puso fin al dominio romano en la región.

En los comienzos de la Edad Media, los suevos, un pueblo germánico seguidor del arrianismo, establecieron en la Gallaecia un reino independiente que mantendrían durante ciento setenta años.

En el año 585, los visigodos, que ya dominaban el resto de la península ibérica, invaden la Galicia sueva incorporando ésta a su reino.

En torno al año 715, el islam llegaría hasta el sur de Galicia, que la denomina Al-Yalalika. Su presencia allí no duraría más que unas décadas ante el avance de la Reconquista. El territorio gallego, inicialmente incorporado al Reino de Asturias, pronto conformará una entidad política propia conocida durante varios siglos como Reino de Galicia, cuya corona fue compartida casi ininterrumpidamente con los reinos de Asturias primero y de León después. Mención aparte merece la región galaica situada al sur del río Miño, que en 1139 se independizaría con el nombre de Portugal.

Cabe destacar desde el siglo IX el culto a la figura del apóstol Santiago en Santiago de Compostela, que confirió a Galicia una importancia clave dentro del fortalecimiento ideológico de los reinos cristianos ibéricos durante la Reconquista, erigiéndose como centro religioso y destino de peregrinos que fortalecieron los enlaces con Europa. El Camino de Santiago se convirtió en un eje cultural por el que se extendieron, entre otros, el arte románico o la lírica de los trovadores.

Con estos precedentes, y tras un dificultoso siglo X (con violentas incursiones de vikingos y árabes), Galicia conoce en los siglos XI y XII una época de esplendor en lo político, lo religioso y lo cultural. Data de esta época la construcción de varios grandes monasterios (Oseira, Sobrado de los Monjes...), junto al inicio de la catedral compostelana. Este esplendor entra en declive a partir del siglo XIII al trasladarse el centro de poder a Castilla con Fernando III.

La Edad Media concluye en Galicia con la Revuelta Irmandiña, un alzamiento de las clases populares contra la opresión señorial. Aunque la revuelta fue finalmente derrotada gracias al apoyo de la monarquía castellana, provocó un importante debilitamiento de los señores feudales en favor del poder monárquico.

Tras la unificación de los reinos peninsulares en la Monarquía Hispánica, el órgano de gobierno del reino de Galicia fue la Junta do Reyno, creada en 1528. Hasta su disolución, este órgano constituyó la expresión política del reino, si bien su existencia fue poco significativa durante todo el Antiguo Régimen. Durante este periodo fue una constante la reivindicación del voto en las Cortes de Castilla, pues el Reino de Galicia estaba representado en ella por la ciudad de Zamora.

A nivel socioeconómico, la estabilidad política y el descabezamiento de la nobleza dan lugar a tres rasgos propios de este periodo como son la prosperidad de los fidalgos (que viven en los pazos del cobro de los foros a los campesinos), el auge de los monasterios, y una expansión demográfica sin precedentes, apoyada en el cultivo del maíz y la patata procedentes de América.

El crecimiento económico se vio no obstante interrumpido en algunos períodos, como ocurrió con la guerra anglo-española (1585-1604, con episodios como la batalla de Rande o el asedio de Coruña), o la guerra con Portugal (1640-1688).

En el ámbito cultural, la creación de la Universidad de Santiago (1495) y el esplendor artístico del barroco gallego en arquitectura y escultura son también dos hitos de este período. En contraste, a partir de la escriturización normativa en castellano comenzada tiempo atrás por Alfonso X, [cita requerida] el gallego como lengua comenzó una decadencia acelerada dentro del proceso de uniformización de España, pasando por los llamados séculos escuros («siglos oscuros»), en los que la supervivencia del idioma fue sólo oral.

A fines del siglo XVIII aún se le conocía como "reino de Galicia", siendo, por ejemplo, sus gobernadores políticos y militares los capitanes generales Zermeño o el ilustre Luis de Unzaga y Amézaga 'le Conciliateur', uno de los artífices del nacimiento de los EE. UU., quien fue destinado por sus dotes diplomáticas por Carlos III de cara a posibles ataques ingleses y sus aliados portugueses.[27]

Tras la invasión napoleónica, las guerrillas populares consiguen hacer de Galicia el primer territorio español liberado del ejército francés (año 1809). Ello no obsta para que el impulso liberal heredado de la Revolución Francesa esté presente a lo largo de todo el siglo XIX frente a las políticas y los valores del Antiguo Régimen. Manifestación de este nuevo clima son la Constitución de 1812 y la desaparición del absolutismo monárquico tras la muerte de Fernando VII (1833).

La eliminación del régimen señorial y la desamortización eclesiástica son dos reformas fundamentales del reinado de Isabel II. A nivel social hay que destacar en Galicia fenómenos como la aparición del caciquismo local (especialmente en el mundo rural), el éxodo hacia las ciudades como consecuencia de la Revolución Industrial, y la emigración a América a partir de la segunda mitad del siglo, todo ello en un contexto de grave atraso económico y escasa modernización de las técnicas productivas.

Paralelamente, Galicia perdió su representatividad como unidad administrativa y desapareció la Junta del Reino de Galicia (1833). Es aquí que nacen las actuales cuatro provincias gallegas que estructuran el territorio bajo administración del gobierno central. Posteriores reformas que acentuaron este giro centralizador incitaron el surgimiento de los primeros movimientos políticos que defendieron a Galicia frente a esta pérdida de poder (carlismo, provincialismo, federalismo, regionalismo...). Un episodio dramático relacionado con esta lucha fue el pronunciamiento de Miguel Solís, que levantó en armas a una parte del ejército en contra del régimen autoritario de Narváez. Fueron derrotados en la batalla de Cacheiras, el 23 de abril de 1846, y fusilados los supervivientes, conocidos a partir de ahí como los Mártires por la Libertad o Mártires de Carral.

En la segunda mitad del siglo, el Rexurdimento supuso una tentativa culturalista de defensa de la galleguidad posterior a la tentativa política, el afianzamiento de la conciencia de diferenciación cultural unido a un ideal político. Esto supuso la recuperación de la lengua gallega como vehículo de expresión social y cultural. De esta época son escritores como Rosalía de Castro, Manuel Murguía, Manuel Leiras Pulpeiro o Eduardo Pondal, entre otros.

Después de los movimientos galleguistas y liberales del siglo XIX, surgió la etapa de la Solidaridad Gallega, desde el año 1907 hasta la Primera Guerra Mundial, con el objetivo de conseguir un frente electoral unido para eliminar el caciquismo y conseguir una representación gallega (lo que se saldó con un fracaso).

Una primera etapa, hasta Primo de Rivera, es la marcada por las Irmandades da Fala, con una preocupación fundamental por la defensa de la lengua gallega. Al extenderse, va cuajando de nuevo la idea política del galleguismo. Así, Vicente Risco y Otero Pedrayo trabajaron en el aspecto cultural y tuvieron contraparte en el aspecto político Porteira y Lois Peña Novo. El relevo lo constituyeron la llamada Xeración Nós, en torno a la revista del mismo nombre, acompañada de 1920 a la Segunda República por una preocupación por la creación de un galleguismo controlado e instrumental desde el poder político central.

En la Segunda República había dos tendencias fundamentales: la correspondiente a la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA) y la contraparte en el Partido Galeguista (PG). El PG surge de la unión de varias tendencias representadas en figuras como Vicente Risco, Ramón Otero Pedrayo, Ramón Cabanillas, Ramón Suárez Picallo y Castelao. En 1936 el PG, para lograr el estatuto para Galicia, se alió con el Frente Popular, y como resultado de esa alianza sufrió una escisión. Sin embargo, se logró el Estatuto y Castelao se presentó a las Cortes poco antes de la Guerra Civil Española.

Galicia fue una de las regiones, junto con Castilla la Vieja, León, Navarra, dos tercios de Zaragoza y Cáceres, donde triunfó el golpe de Estado que desencadenó la guerra civil. La represión franquista que se desató a continuación acabó con los partidos, los sindicatos y el orden democrático republicano.

Galicia, que no fue nunca frente de guerra, con una importante influencia del clero sobre las zonas rurales deprimidas y una escasa resistencia al golpe de Estado, sufrió la represión de los sublevados, ascendiendo la cifra de asesinados y ejecutados tras juicios sumarísimos por delitos de "traición" y "auxilio a la represión" a 4560, de las cuales, 836 se produjeron sobre la base de un juicio, siendo el resto extrajudiciales.[28]​ Personas de toda condición social o ideología fueron víctimas de la represión: los cuatro gobernadores civiles en el momento de la sublevación, la mujer del gobernador de La Coruña, Juana Capdevielle, destacada intelectual feminista que estaba embarazada en el momento de su ejecución,[29]​ alcaldes galleguistas como Ángel Casal en Santiago de Compostela, socialistas como Jaime Quintanilla en Ferrol, o Emilio Martínez Garrido en Vigo, diputados del Frente Popular (Antonio Bilbatúa, José Miñones, Díaz Villaamil, Ignacio Seoane, o exdiputados como Heraclio Botana), militares que se mantuvieron leales a la República, como los generales Rogelio Caridad Pita, Enrique Salcedo Molinuevo, y el contraalmirante Antonio Azarola, o los fundadores del Partido Galeguista, el católico y conservador, Alexandre Bóveda Iglesias[30]​ y Víctor Casas.[31]​ En paralelo, para muchas personas vinculadas a la República comenzó la etapa del exilio.

Algunos movimientos de izquierda resistente crearon pequeños grupos de guerrillas con líderes como El Piloto (José Castro Veiga) o Foucellas (Benigno Andrade), que acabaron siendo detenidos y ejecutados.[32][33]

El régimen dictatorial franquista prohibió los partidos, acabó con la libertad de prensa y persiguió y "depuró" las iniciativas republicanas de modernización de las instituciones e infraestructuras y de dignificación de la lengua y cultura gallegas, reduciendo estas últimas a simples manifestaciones folclóricas. La autarquía del régimen tras la Guerra Civil, unida a las malas cosechas de esos años, provocaron grandes hambrunas en los años 50. La falta de industria propia hizo que la única salida de la población gallega fuese, como en anteriores crisis, la emigración, bien a zonas industriales del país, como País Vasco y Cataluña, bien a Sudamérica, destacando Brasil y Argentina como países receptores y, ya a partir de los años 60, a Europa occidental, sobre todo a la antigua República Federal Alemana, a Suiza y a Holanda. [34]

En la década de 1960, ministros como Manuel Fraga Iribarne introdujeron ciertas reformas aperturistas al tiempo que los tecnócratas del Opus Dei modernizaron la administración y abrieron la economía española al capitalismo.[cita requerida] Galicia, aportó materias primas y energía hidroeléctrica jugando un papel importante en las políticas industrializadoras del Estado que condujeron al llamado "milagro económico español". Fueron apareciendo iniciativas dinamizadoras como la instalación de Citroën en Vigo, la modernización de la industria conservera y la flota pesquera de gran altura, y un esfuerzo del campesinado por modernizar sus pequeñas explotaciones volcándose especialmente en la producción de leche de vacuno. En la provincia de Orense, el empresario y político Eulogio Gómez Franqueira dinamizó el sector agropecuario con una experiencia cooperativista que catapultó la producción y comercialización agroalimentaria (Coren).

Los años setenta entraron en una fase de agitación universitaria, agraria y obrera. En 1972, hubo huelgas generales en Vigo y Ferrol, núcleos industriales con abundante actividad sindical. En Ferrol, en una manifestación, la policía mató a dos obreros del astillero Bazán.[35]​ Sobre estos hechos el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Miguel Ángel Araújo Iglesias, escribió una pastoral que no fue bien recibida por el franquismo.[36]

La muerte del general Franco en 1975 dio paso a un proceso de transición a la democracia, en el que Galicia recuperó su estatus como región autónoma dentro de España con el Estatuto de Autonomía de 1981. El nuevo estatus político supone un compromiso entre el Estado centralista anterior y un mayor grado de independencia reclamado por fuerzas nacionalistas como el Bloque Nacionalista Gallego (BNG). El nuevo gobierno autonómico, la Junta de Galicia, ha sido desde entonces dirigido tanto por el Partido Popular de Galicia (con Manuel Fraga como figura más destacable, presidente entre 1990 y 2005), como por el PSdeG-PSOE en coalición con los nacionalistas del BNG. En 2009 volvió al gobierno el Partido Popular, en la figura de Alberto Núñez Feijóo.

Cronología política desde 1975:

Aunque históricamente dividida en siete provincias (La Coruña, Santiago, Betanzos, Mondoñedo, Lugo, Orense y Tuy),[37]​ representadas en el escudo de Galicia; actualmente Galicia está conformada por cuatro provincias:

Asimismo, Galicia también posee numerosas comarcas. Cada comarca comprende varios municipios que a su vez comprenden diversas parroquias. Administrativamente, la Galicia actual se estructura en las cuatro provincias, cincuenta y tres comarcas, trescientos trece municipios[6]​ (concellos en gallego) y tres mil setecientas setenta y ocho parroquias.[38]​ La parroquia es la división territorial tradicional de los municipios y cada parroquia comprende una o varias entidades de población, llamadas lugares. Durante el año 2016 se conforma legalmente el área metropolitana de Vigo, única de este tipo en Galicia.

En Galicia existen cuarenta y cinco partidos judiciales,[39]​ de los cuales catorce pertenecen a la provincia de La Coruña, nueve a la de Lugo, nueve a la de Orense y trece a la provincia de Pontevedra.[40]

El Estatuto de Autonomía de Galicia establece que los poderes de la comunidad se ejercen por la vía del Parlamento, la Junta y la Presidencia:[41]

Los dos idiomas oficiales de Galicia son el gallego y castellano. El gallego es reconocido como lengua propia de Galicia en su estatuto, y tiene con el portugués un tronco común (galaicoportugués). La independencia portuguesa en la Edad Media favoreció la evolución del portugués y el gallego hacia lenguas distintas, ya diferenciadas en el siglo XV.

Un movimiento lingüístico minoritario, el reintegracionismo, sostiene que el gallego y el portugués solo son diferentes variedades del mismo idioma galaicoportugués y que la actual separación de la normativa portuguesa y la normativa oficial gallega sólo se debe a la castellanización normativa del gallego (única variedad galaicoportuguesa con ortografía semejante a la del castellano).

Recientemente se ha hallado el documento más antiguo escrito en gallego que se conserva, el cual data del año 1228, se trata del «Fuero de Castro Caldelas» (Foro do bo burgo do Castro Caldelas) otorgado por Alfonso IX en abril de ese año a la villa orensana de Allariz.

Con el paso de los años el uso del gallego ha decaído en las zonas urbanas por la influencia del castellano. Aun así, es capaz de hablar gallego más de un 91 % de la población y de entenderlo un 99 %, según un censo realizado en 2001.[44]​ Es el idioma porcentualmente más hablado de entre los propios de las nacionalidades históricas de España. Gracias a la Ley de Normalización Lingüística (Ley 3/1983, de 15 de junio), el uso del gallego ha aumentado considerablemente en la población como lengua más usada[cita requerida] debido a su necesidad en cada vez más campos de la educación y del trabajo en la comunidad autónoma. Con todo, hay cifras que indican que el 20 % de los jóvenes entre 14 y 19 años son analfabetos funcionales en gallego.[45]

El 25 de mayo de 2010 se publicó en el Diario Oficial de Galicia el Decreto 79/2010, de 20 de mayo, para el plurilingüismo en la enseñanza no universitaria de Galicia[46]​ en el que se ajusta el reparto hasta entonces vigente de materias que se debían impartir en gallego, equilibrándolo con el que se deben impartir en español. El decreto fue objeto de numerosas protestas ya incluso antes de su aprobación[47]​ (según algunos datos, un 90 % de los sindicatos de profesores no lo apoyaron, y el 100 % de las asociaciones estudiantiles se opusieron a él, así como la federación de ANPAs públicas y movimientos de renovación pedagógica).[48]

El gallego posee un estándar elaborado por la Real Academia Gallega sobre la base de su tradición literaria. El gallego contemporáneo, como lengua oficial, posee una variante culta que es empleada tanto en los medios de comunicación de Galicia como en la enseñanza primaria, secundaria y universitaria. El gallego es hablado por más de tres millones de personas alrededor del mundo, poseyendo un 85 % de inteligibilidad con el portugués.[49]​ En relación al número de hablantes, el gallego ocupa el puesto 146 en la lista mundial, en la que están incluidos más de 6700 idiomas.[50]

Las primeras manifestaciones literarias en galaicoportugués datan de la Edad Media, al igual que sucede con la mayor parte de las lenguas romances. De la tradición literaria de esta época, conocida como lírica galaicoportuguesa y recogida en varios cancioneiros, cabe destacar a poetas como Bernardo de Bonaval, Airas Nunes, Pedro da Ponte, Pero Amigo, Martín Codax y el rey portugués Don Dinis. El uso literario del gallegoportugués no se limitó al oeste de la península ibérica, sino que fue también ampliamente cultivado en los reinos de Castilla y de León. El rey Alfonso X el Sabio, de Castilla, compuso sus Cantigas de Santa María y varias cantigas de Escarnio e Maldizer en galaicoportugués.

Tras esta etapa medieval, tuvo lugar un período de tres siglos –conocidos como séculos escuros o siglos oscuros– en los que se produjo un abandono casi total del gallego como lengua literaria. Con el Rexurdimento, desde comienzos del siglo XIX, y coincidiendo con la corriente cultural del Romanticismo y una toma de conciencia nacional, la literatura en gallego volvió a cultivarse surgiendo como figuras fundamentales a Rosalía de Castro, Eduardo Pondal, Curros Enríquez o Manuel Murguía.

Ya en el siglo XX, antes de la Guerra Civil tienen especial importancia grupos de intelectuales como la Xeración Nós y las Irmandades da Fala, en los que se encuentran escritores como Vicente Risco, Ramón Cabanillas y Castelao. Se pueden acotar, luego, dos períodos más que coincidirían, aproximadamente, uno con el franquismo y el otro con el período que llega hasta la actualidad, desde el advenimiento de la democracia en España. Autores de fama de la literatura gallega contemporánea son Xosé Luís Méndez Ferrín, Manuel Rivas, Suso de Toro o Carlos Casares.

En cuanto a la literatura realizada por autores gallegos en lengua castellana, existen varias figuras de gran talla. Así, uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX es el gallego Ramón María del Valle-Inclán. Fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente literaria denominada modernismo en España y se encuentra próximo, en sus últimas obras, a la denominada generación del 98. Se le considera padre de la corriente literaria del "esperpento". Por otra parte, Camilo José Cela fue académico de la Real Academia Española y obtuvo, entre otros, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1987, el Premio Nobel de Literatura en 1989 y el Premio Cervantes en 1995. Por sus méritos literarios, en 1996 el rey Juan Carlos I le otorgó el Marquesado de Iria Flavia, creado ex profeso. Entre sus obras destacan La familia de Pascual Duarte y La colmena.

Otra figura notable de la literatura española procedente de Galicia fue Emilia Pardo Bazán. Perteneciente a una familia noble gallega, fue una novelista, periodista, ensayista y crítica literaria española introductora del naturalismo en España. Su obra más reconocida es Los pazos de Ulloa. Se trata, dentro del realismo literario español, de la novela que mejor ejemplifica la corriente naturalista, al reflejar la aceptación de las teorías positivistas aplicadas a la literatura por el escritor francés y padre del naturalismo Émile Zola. Otra mujer gallega dentro de los grandes nombres de la literatura española es Concepción Arenal, importante escritora realista vinculada al pionero movimiento feminista de finales del siglo XIX.

Destaca también el diplomático, escritor, historiador y pacifista español Salvador de Madariaga. Durante la Segunda República Española fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, y fue uno de los cofundadores, en 1949, del Colegio de Europa. Además de su importante labor de publicista, publicó notables ensayos sobre la historia de España y su papel en el mundo.

Ramón Menéndez Pidal fue un filólogo, historiador, folclorista y medievalista español. Creador de la escuela filológica española, fue un miembro erudito de la generación del 98.

Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro fue un ensayista y polígrafo que, junto con el valenciano Gregorio Mayans constituye la figura más destacada de la primera Ilustración española.

Las primeras manifestaciones artísticas o simbólicas que se conservan en el noroeste peninsular corresponden a la Edad de Piedra, e incluyen las estructuras funerarias conocidas como dólmenes, y numerosos petroglifos. Posteriormente la cultura de los castros –poblados fortificados de la Edad de Hierro dejaría un rico legado celto-galaico de joyas y objetos de oro (torques, arracadas, brazaletes...), entre otros enseres. También esculturas en piedra de guerreros o de animales.

De los tiempos romanos se conservan importantes monumentos de valor reconocido internacionalmente, como la muralla de Lugo, la Torre de Hércules en La Coruña (ambos Patrimonio de la Humanidad), o el Puente Romano de Orense. También han llegado hasta nuestros días algunos mosaicos, esculturas, estelas funerarias y aras votivas.

La Edad Media comienza con la presencia de suevos y visigodos, que dejó ejemplos de arquitectura eclesiástica entre los que destacan las iglesias de Celanova y Santa Comba de Bande, junto a monasterios como el de San Julián de Samos. Es sin embargo entre los siglos XI y XIII cuando se da un enorme auge constructivo en Galicia, en estilo románico, que da lugar a las cinco catedrales gallegas, incluida la catedral de Santiago, uno de los principales monumentos en la Europa de la época y meta final de la ruta de peregrinación que la puso en contacto con la cultura europea. Son también de esta época varios monasterios (Sobrado, Oseira...) y centenares de iglesias repartidas por las cuatro provincias, así como algunos de los característicos cruceiros que abundan en el paisaje rural. Cabe destacar en el ámbito escultórico la figura del Maestro Mateo, autor en el siglo XII del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, obra cumbre de la escultura románica.

Reformas y ampliaciones en siglos posteriores hicieron que algunos de los antedichos edificios románicos incorporasen elementos de estilo gótico (catedral de Tuy), barroco (fachada de la catedral de Santiago de Compostela) o neoclásico (catedral de Lugo).

A comienzos de la era moderna, el Renacimiento dejó edificios como la basílica de Santa María la Mayor en Pontevedra capital, el Colegio del Cardenal en Monforte de Lemos y el Hostal de los Reyes Católicos en Compostela, así como la pintura manierista. Posteriormente, el barroco traerá un nuevo período de esplendor al arte gallego en los siglos XVII y XVIII. Cabe destacar en él la fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela y la del monasterio de San Martín Pinario, así como numerosos retablos (el de San Martín Pinario, el de la iglesia del monasterio de Celanova, el de la catedral de Lugo...). Cobra también relevancia la arquitectura civil en la construcción de pazos, mansiones señoriales construidas en el campo por familias nobles o hidalgas de Galicia. En pintura destaca la figura de Antonio de Puga.

Ya en los siglos XIX y XX, movimientos como el eclecticismo, el regionalismo y el modernismo tuvieron expresión en la arquitectura urbana gallega, destacando la figura del arquitecto porriñés Antonio Palacios. En el ámbito de la pintura cabe destacar artistas como Pérez Villaamil, Serafín Avendaño, Luís Seoane, Maruja Mallo, Eugenio Granell, Manuel Colmeiro, Laxeiro y Arturo Souto. En cuanto al género escultórico, sobresalen los trabajos de Asorey, Francisco Leiro y Leopoldo Nóvoa.

Por último, no cabe terminar una panorámica general del arte gallego sin mencionar artes menores como la conocida cerámica de Sargadelos, los encajes de Camariñas, y la orfebrería y azabachería santiaguesas.

Galicia posee una amplia tradición musical. Su riqueza musical reside en la variedad de ritmos musicales así como de instrumentos.

Los instrumentos que se emplean en la música gallega son fundamentalmente los de viento y percusión. De entre todos ellos, destaca la gaita gallega como el más extendido y conocido, aunque últimamente se está prestando especial atención a la recuperación de aquellos instrumentos que fueron cayendo en el olvido, principalmente los diferentes tipos de flautas gallegas y la zanfona. En cuanto a la percusión, tiene una gran variedad, pudiendo citarse el tamboril, el bombo y la pandereta, entre otros. En cuanto a ritmos musicales destacan las muñeiras y los alalás.

Las siguientes son algunas de las fiestas más populares de Galicia:

La gastronomía de Galicia destaca por su variedad y por la calidad de sus productos, demostrada en muchos casos por los treinta productos gallegos con Denominación de Origen, algunos de ellos con Denominación de Origen Protegida (DOP).[56]

En la cocina gallega se emplea a menudo el pescado y el marisco. La empanada gallega es una comida típica de Galicia, con relleno de carne o pescado. El caldo gallego es una abundante sopa cuyos ingredientes principales son las patatas y los grelos. El grelo también es empleado en el lacón con grelos, un plato típico de Carnaval, que consiste en lacón de cerdo cocido con grelos, patatas y chorizo. La centolla es muy típica en la gastronomía gallega, y se prepara para ser cocida viva, teniendo su cuerpo principal abierto como una concha, y entonces se mezclan vigorosamente sus entrañas. Otro plato popular es el pulpo a la gallega, cocido (tradicionalmente en una olla de cobre) y servido en un plato de madera, cortado en trozos pequeños y rociado con aceite de oliva, sal marina y pimentón.

Hay varias variedades regionales de queso. El más conocido es el denominado queso de tetilla, llamado así por su forma, similar a la mama de una mujer. Otras variedades de gran fama incluyen el queso San Simón de Villalba y el queso de la denominación Arzúa-Ulloa. Esta última zona también produce carne de vaca de alta calidad. Un postre clásico son las filloas, una comida similar al crepe hecha con harina, leche y huevos. Cuando se cocinan en la época de la matanza del cerdo, también pueden contener la sangre del animal. En Santiago de Compostela se elabora una famosa tarta de almendra, la tarta de Santiago.

Galicia produce un número de vinos de alta calidad, entre los que cabe destacar las cinco denominaciones de origen existentes en la comunidad: El Ribeiro, Rías Bajas, Ribeira Sacra, Monterrey y Valdeorras. Las variedades de uva utilizadas son locales y rara vez se encuentran fuera de Galicia y del norte de Portugal.

En Galicia existen actualmente tres importantes universidades públicas que son:

En lo que respecta a los deportes de masas, existen equipos importantes de fútbol, como el Celta de Vigo y el Deportivo de La Coruña que actualmente juegan en la Primera División y Segunda División B, respectivamente. El Deportivo de La Coruña ha sido campeón de Liga en una ocasión, de Copa en dos y de Supercopa de España en tres ocasiones llegando además a semifinales de la Champions League; por su parte el Celta de Vigo es el club gallego con más temporadas en la máxima categoría, además de llegar a semifinales de la UEFA Europa League y conseguir la copa Intertoto. También destaca el Club Deportivo Lugo, actualmente en la Segunda División. Otros equipos de fama son los históricos Pontevedra CF y SD Compostela, que jugaron en Primera División, el Racing de Ferrol, con varias participaciones en la división de plata, o el desaparecido CD Ourense.

A nivel individual salió de Galicia el único balón de oro de España, Luis Suárez. Galicia acogió varios partidos del Mundial de Fútbol de 1982, en los estadios de Riazor y Balaídos.

En baloncesto masculino destacan equipos como el CAB Obradoiro, único equipo gallego actualmente en la Liga ACB, CB Breogán, Básquet Coruña y Club Ourense Baloncesto, actualmente en LEB Oro, y el desaparecido OAR Ferrol, que fue fundador de la ACB. En baloncesto femenino destacan el Real Club Celta Zorka, que fue campeón de liga y copa, y el Universitario de Ferrol, actualmente en la máxima categoría.

Destacan también los equipos de balonmano, SD Teucro, Sociedad Deportiva Octavio, Club BM Cisne y Club Balonmano Cangas; el H.C. Liceo de hockey sobre patines (el equipo más laureado de Galicia) y el desaparecido C.P. Cerceda, y los equipos de fútbol sala, Santiago Futsal y O Parrulo Fútbol Sala, en la Primera División, y Azkar Lugo y Burela FS.

En el atletismo, cabe destacar la plusmarquista a nivel nacional español, Ana Peleteiro. Existen también varias selecciones gallegas, entre las que destacan la selección gallega de fútbol, la de baloncesto o la de rugby.

Galicia es conocida también por su tradición de deportes acuáticos, tanto en el mar como en los ríos, como remo, navegación deportiva, piragüismo o surf, deportes en los que es una asidua ganadora de metales en los Juegos Olímpicos, en la actualidad los máximos ejemplos son David Cal, Carlos Pérez Rial o Fernando Echávarri. En el ámbito acuático el deporte gallego por excelencia son las traineras, contando Galicia con representantes en la Liga San Miguel de traineras. En los últimos años Galicia también se ha convertido en una potencia en triatlón de la mano de Francisco Javier Gómez Noya, medallista olímpico en 2012, e Iván Raña, los dos campeones del mundo, y siendo Noya uno de los mejores atletas de la historia en la especialidad.

En el año 2006 el ciclista de Mos Óscar Pereiro ganó el Tour de Francia tras la descalificación del estadounidense Floyd Landis, quien le había arrebatado el primer puesto en la penúltima jornada. También hay deportistas gallegos que destacan en deportes como el alpinismo, donde sobresale la viguesa Chus Lago, tercera mujer en alcanzar la cima del Everest sin ayuda de oxígeno, y que cuenta también con el título Leopardo de las Nieves.[57][58]

En Galicia todas las disciplinas del automovilismo son regidas por el Federación Gallega de Automovilismo. Esta se encarga de organizar el Campeonato de Galicia de Rally, Campeonato de Galicia de Montaña, Campeonato de Galicia de Autocross Campeonato de Galicia de Karting y Campeonato de Galicia de Slalom.[59]

En rally la comunidad cuenta con pruebas distribuidas en las cuatro provincias puntuables tanto para el campeonato gallego como para el Campeonato de España de Rally. Entre otras destacan: Rally de Ourense, Rally de Ferrol, Rally Rías Baixas, Rally do Cocido, Rally de La Coruña, Rally Ciudad de Narón, Rally Botafumeiro, etc. Los pilotos más destacados son: Sergio Vallejo, Germán Castrillón, Manuel Senra, Estanislao Reverter, Iván Ares, Pedro Burgo y entre los copilotos destacan Luis Moya, campeón del mundo en 1990 y 1992 con el madrileño Carlos Sainz, Diego Vallejo y Cándido Carrera.

En Salvador de Brasil existe un equipo de fútbol fundado por inmigrantes gallegos, el Galícia Esporte Clube. Fue fundado en 1 de enero de 1933 y disputa actualmente la Primera División de la liga baiana de fútbol. Su presidente (2013-2015) es Darío Rego.

En Venezuela existió el club de fútbol Galicia de Aragua, fundado en 1960 como Deportivo Galicia, en Caracas. En 2002 se traslada a Maracay, estado de Aragua, cuando su nombre fuera cambiado por Galicia de Aragua. En ese mismo año desciende a segunda división, siendo posteriormente sustituido por el Aragua Fútbol Club.

Según el Padrón Municipal de 2018 publicado por el Instituto Nacional de Estadística, Galicia cuenta con 2 701 743 habitantes censados, tras perder 6596 habitantes respecto al año anterior. Se calcula en cerca de tres millones los gallegos que han emigrado, en su mayor parte a las demás comunidades autónomas españolas, Argentina, Chile, Colombia y Venezuela. También hay importantes colonias de gallegos en Uruguay, Cuba, Brasil, México y en varios países europeos (Suiza, Alemania, Francia, Holanda y Reino Unido fueron importantes destinos de la emigración gallega en los años 60 y 70). Por ejemplo, en Ciudad de México existe una muy numerosa, y muy querida y muy prestigiada comunidad gallega; se destacan en los sectores hotelero, restaurantero y de bolos (en México , llamados boliches o "pinos").

Población por municipio (2018)

Densidad de población (2018)

Crecimiento de la población entre 1998 y 2008

Crecimiento de la población entre 2008 y 2018

Galicia es la quinta comunidad autónoma de España en número de habitantes y su densidad de población, de 92,35 hab./km², es ligeramente inferior a la media española.

La organización tradicional de la población es sustancialmente diferente a la del resto de España, a excepción de Asturias. Así, el territorio de cada municipio se dividía en parroquias, que a su vez comprendían varias localidades. Galicia se caracteriza por su alta tasa de dispersión demográfica, lo que, unido a un elevado número de poblaciones, hace que un 50 % de los entes de población de España se localicen en Galicia, ocupando solo el 5,8 % de la superficie total. Así, se calcula que en Galicia existen un millón de topónimos y microtopónimos.[60]

La población de Galicia se concentra mayoritariamente en las zonas costeras, siendo las áreas de las Rías Bajas y la del golfo Ártabro (áreas metropolitanas de La Coruña y Ferrol) las de mayor densidad poblacional. Según los datos de 2018 del INE, Vigo es el municipio que cuenta con mayor número de habitantes de toda la comunidad autónoma.[61]

Galicia cuenta con veintitrés municipios de más de 20 000 habitantes, además de otros once de más de 15 000. A continuación se presentan en una tabla los veinticuatro municipios con mayor población según el padrón municipal del INE de 2020:

Vigo
Vigo
La Coruña
La Coruña
Orense
Orense

Lugo
Lugo
Santiago de Compostela
Santiago de Compostela
Pontevedra
Pontevedra

La historia demográfica de Galicia ha sido la de una continua pérdida de peso respecto al resto de España, fruto de la emigración hacia Iberoamérica u otras partes de España. Así, en 1857 la densidad de población en Galicia era la mayor de todas las regiones de España, y Galicia representaba el 11,49 % de la población española. Sin embargo, en 2018, sólo el 5,78 % de los españoles residía en esta comunidad autónoma.

La proporción de extranjeros en su censo es del 2,9 %, el porcentaje más bajo de España tras Extremadura. La media nacional de extranjeros empadronados es del 10,0 %, tres veces y media más que en Galicia.[63]​ Las colonias foráneas predominantes son la portuguesa (con un 17,93 % del total de extranjeros), la colombiana (10,93 %) y la brasileña (8,74 %).[50]​ La inmigración que más ha crecido en los últimos años es la procedente del continente americano, especialmente la llegada de los países hacia los que en el pasado salieron muchos miles de gallegos (caso de Argentina, Brasil, Chile, Venezuela y Uruguay) y de los que ahora vienen descendientes de esos antiguos emigrantes que ya no conservan la nacionalidad. A ellos hay que añadir los procedentes de Colombia, más numerosos, pese a que las salidas de gallegos hacia dicho país en el pasado fueron bastante modestas, y que participan de las características de la corriente llegada a España con un fuerte componente femenino (las colombianas ya han superado a las portuguesas en cifras absolutas) para trabajar en muchos casos en el servicio doméstico. Moderada es la presencia de africanos, colectivo con un marcado carácter masculino, que trabajan en la construcción y en algunas actividades del sector terciario y muy débiles son los efectivos de otros continentes.[64]

Según el censo de 2006, el nivel de fertilidad de las gallegas era de 1,03 hijos por mujer frente al 1,38 nacional y menor a la cifra de 2,1 hijos por mujer necesarios para que se produzca el reemplazo generacional de la población.[65]​ Entre las gallegas, las lucenses y las orensanas son las que menos hijos tienen, con 0,88 y 0,93, siendo las primeras, las que menos hijos tienen en España.[65]

En 2006 se registraron en Galicia un total de 21 392 nacimientos,[66]​ lo que supone casi 300 más que en 2005, según el Instituto Gallego de Estadística.

De hecho, en la actualidad Galicia vive una recuperación del número absoluto de nacimientos comenzado en 1999 y que está sosteniéndose en los últimos años. Desde 1981 la esperanza de vida de los gallegos creció en 5 años, gracias a la mejora de la calidad de vida.[67]

En los años 2010, 2011 y 2012, en una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas, de un total de 4111 personas (el número hace referencia a las personas que contestaron a la entrevista), 3420 se declararon católicos, 29 creyentes de otra religión, 433 no afiliados a una religión y 229 ateos.

De los 4111 entrevistados, 1756 se declaran practicantes (42,7 %).

En porcentaje, la afiliación religiosa en Galicia es la siguiente:

El territorio de Galicia tiene una superficie total de 29 574 km².[50]​ Está comprendido entre 43º 47' N[50]​ (Estaca de Bares) y 41º 49' N[50]​ (frontera con Portugal en el parque del Xurés) en latitud. En longitud, entre 6º 42' O[50]​ (límite entre Orense y Zamora, concretamente en la Estación Invernal de Trevinca) y 9º 18' O[50]​ (conseguido prácticamente en dos lugares: cabo de la Nave en Finisterre y cabo Touriñán).

El centro geográfico de Galicia se sitúa en un bosque en la aldea de A Vila, parroquia de Borrajeiros, en el municipio de Golada (Pontevedra). Se obtiene como la media de los valores máximos y mínimos de latitud y longitud:

En la geografía gallega destaca el contraste entre el relieve costero y el del interior, más elevado que el primero. También contrasta la morfología entre las llanuras elevadas septentrionales y las sierras y depresiones meridionales.

El aspecto orográfico que presenta Galicia en su interior es de montañas bajas y romas, con multitud de ríos, estructurados como tributarios del río Miño en el interior, y en las cuencas atlántica y cantábrica, ríos más cortos (en particular los que van al mar Cantábrico). Las pendientes suaves a veces ceden el paso a laderas escabrosas, como ocurre en los cañones del Sil. En otras zonas aparecen amplios valles, si bien son minoritarios.

La costa gallega cuenta con 1500 kilómetros[50]​ y se caracteriza por la presencia de las rías. Las rías están tradicionalmente divididas en Rías Altas (Ribadeo, Foz, Vivero, Barquero, Ortigueira, Cedeira, Ferrol, Betanzos, La Coruña, Corme y Lage y Camariñas) y Rías Bajas de mayor tamaño, se encuentran al sur de Finisterre como punto más occidental de Galicia (Corcubión, Muros y Noya, Arosa, Pontevedra y Vigo). Entre las Rías Altas se hace continuamente una división entre las denominadas propiamente Rías Altas (al este de Estaca de Bares) y las Rías Medias.

Las rías destacan por su importante ayuda a la pesca de Galicia, contribuyendo a que la costa gallega sea una de las zonas pesqueras más importantes del mundo. La erosión del océano Atlántico en la costa gallega también contribuyó a la presencia de multitud de cabos entre los que destacan Estaca de Bares (punto más al norte de Galicia y la separación entre el océano Atlántico y el mar Cantábrico), cabo Ortegal, cabo Prior, Punta Santo Adrao, cabo Vilán, cabo Touriñán (punto más occidental de Galicia), cabo Finisterre, considerado por los romanos como el fin del mundo conocido, y el cabo Silleiro que cierra por el sur la ría de Vigo.

A lo largo de la costa gallega se encuentran cerrando las rías un gran número de archipiélagos que destacan tanto por sus fondos marinos como por sus colonias de aves marinas. Se calcula que en la costa de Galicia hay 316 archipiélagos, islotes y peñascos, según un inventario realizado en el año 2007.[71]​ Los principales grupos de islas son los archipiélagos de Cíes, Ons, Sálvora así como las islas de Cortegada (junto con los tres archipiélagos anteriores forman el parque nacional de las Islas Atlánticas de Galicia), Arosa, Sisargas y Malveiras.

El aspecto orográfico gallego en su interior es de montañas bajas y romas. Las pendientes suaves a veces ceden el paso a laderas escabrosas, como acontece en los cañones del río Sil. En otras zonas aparecen amplios valles, si bien son minoritarios.

Galicia es recorrida de norte a sureste por dos fallas tectónicas, partiendo las características del suelo gallego por dichos lugares. Una de estas fallas forma el escalón rectilíneo que se encuentra en la costa sudoccidental gallega entre el cabo Silleiro y la desembocadura del Miño, donde pueden verse facetas triangulares que marcan nítidamente la separación costera entre el continente y el mar. Por otra parte, los manantiales termales presentes en varias partes de Galicia (por ejemplo, en Orense) marcan el trazado de las fallas que atraviesan el territorio gallego. Así, se encuentran en la zona de Porriño canteras de granito, una roca muy abundante en buena parte de Galicia, pero ausente en el extremo nordeste, lo cual se nota en la arquitectura dominante: las construcciones defensivas (castros, murallas), puentes y las obras tanto civiles como religiosas emplearon tradicionalmente bloques de granito en la mayor parte de Galicia, mientras que en el noreste se ha venido empleando otros materiales de construcción, como puede verse en la muralla romana de Lugo, construida con lajas de pizarra. Las principales cadenas montañosas de Galicia son las sierras de Gistral (norte de Lugo), Ancares (frontera con León y Asturias), del Caurel (frontera con León), del Eje (frontera entre Orense y Zamora; a 2124 metros se encuentra Peña Trevinca, el techo de Galicia), de Manzaneda (corazón de la provincia de Orense), del Faro (frontera entre Lugo y Pontevedra), de la Cova de la Serpiente (frontera Lugo y La Coruña), Montemayor (provincia de La Coruña), Montes del Testeiro (entre Pontevedra y Orense), A Peneda, y las de Baja Limia-Sierra de O Xurés y Larouco (frontera entre Orense y Portugal).

Las principales cimas de Galicia son Peña Trevinca (2127 m), Peña Negra (2121 m), Peña Surbia (2095 m) (los tres primeros están en la Sierra del Eje, Macizo de Peña Trevinca), Alto del Torno (1944 m) (Sierra Segundeira, Macizo de Peña Trevinca), Mustallar (1935 m) (Sierra de Ancares), Maluro (1925 m) (Macizo de Peña Trevinca), Penalonga (1896 m), Lagos (1867 m), Cuerno Maldito (1858 m), Peña Rubia (1822 m), Tres Obispos (1798 m) (estos cinco localizados en la Sierra de Ancares) y Cabeza de Manzaneda (1778 m).[72]

Galicia mantiene una buena cantidad de cursos fluviales. En general, y debido a su pequeñez, salvo el Miño en su desembocadura o en los muchos embalses, los ríos no son navegables (excepción hecha para pequeñas barcas en el tramo final sin pendiente de algunos, que propicia la celebración de fiestas semiacuáticas como las llamadas "zaleas").

Vinculado con su hidrografía destaca la Reserva de la Biosfera Tierras del Miño que se extiende por la cuenca alta del río Miño, en la provincia de Lugo y comprende los territorios pertenecientes a los ayuntamientos de Orol, Valle de Oro, Muras, Alfoz, Mondoñedo, Abadín, Germade, Villalba, Pastoriza, Riotorto, Guitiriz, Cospeito, Meira, Begonte, Rábade, Castro de Rey, Otero de Rey, Pol, Lugo, Friol, Castroverde, Guntín, Corgo, Baralla, Páramo y Láncara.

Son ríos muy cortos en la vertiente cantábrica y algo más largos en la atlántica, con las excepciones nuevamente del Miño y el Sil que tienen una longitud de varios cientos de kilómetros.

En Galicia existen muchos embalses para la producción de energía eléctrica, debido al caudal, pendiente y angostura, lo que produce también el fenómeno de los cañones, como los célebres cañones del Sil (muchos de ellos aprovechados para embalses).

En general, Galicia tiene un clima suave similar a otras zonas del marco atlántico como la Bretaña Francesa o el centro-sur de Irlanda, todas estas de influencia oceánica. Aun así, la irregular orografía tiene como consecuencia la existencia de múltiples microclimas, con fuertes variaciones en áreas con poco más de 200 km².

A grandes trazos, se pueden distinguir las siguientes zonas:

El territorio gallego tiene una temperatura media anual ponderada de 13,3 °C.[73]​ Durante el invierno la temperatura media alcanza los 8,5 °C,[73]​ en la primavera llega a los 15 °C,[73]​ en el verano a los 19 °C y durante el otoño a los 11 °C.[73]​ Es, por lo tanto, en el primer tercio del año (meses de enero a marzo) cuando se dan los valores más bajos de temperatura para la mayor parte de Galicia. Es en la zona atlántica de Galicia –provincias de La Coruña y Pontevedra– donde se registran las temperaturas medias anuales más elevadas, superando ligeramente los 14 °C y siendo de 1 a 2 °C más altas que las de Lugo y Orense, respectivamente. Los valores medios normalizados van desde mínimos por debajo de los 6 °C en las montañas de las sierras orientales y sudorientales (Ancares y Sierra del Eje), hasta máximos superiores a los 15 °C en las áreas costeras a baja altura, especialmente en las Rías Bajas. La distribución espacial de las temperaturas presenta una variación costa-interior, relacionada con la presencia del océano Atlántico –que tiene un efecto de regulador térmico en las zonas costeras e incluso en zonas más interiores–. En conjunto, marcan un efecto diagonal noroeste-sureste de disminución de la temperatura, es decir, se podría trazar una línea desde Tuy hasta Ribadeo que se diferenciaría de las zonas principales climáticas en Galicia, una con temperaturas más suaves (la costa) y otra con temperaturas más continentales (el interior).

Galicia tiene un gran porcentaje de monte (un 68,96 %)[74]​ y bosque, siendo una de las comunidades con más masa forestal. En 2008 se estimaba que más de 600 millones de árboles cubrían la superficie gallega, siendo valorada en 28 000 millones de euros.[75]​ Sin embargo, también se estimaba que la mayor parte de los bosques permanecían abandonados, estando llenos de maleza.[75]​ En los bosques gallegos se desenvuelven importantes especies forestales en estado natural, se ve en las últimas décadas que las características boscosas están cambiando debido a la importación del eucalipto, quedando un número de fragas reducido, en particular en el centro-norte de la provincia de Lugo y el norte de la provincia de La Coruña (Fragas del Eume).[76]

Dentro del aprovechamiento de la tierra se fueron introduciendo diversos cultivos, pero respecto a la cantidad de tierra dedicada compiten con los pastos debido a la presión del aprovechamiento económico del ganado.

Galicia es una fuerte potencia de riqueza forestal para España. A pesar de los incendios forestales que queman muchas hectáreas todos los años, la madera producida en Galicia es una importante fuente de ingresos, así como la pasta de celulosa procedente de maderas blandas. La región es una zona de transición entre tres climas y sus biotopos:

Debido a la bonanza del clima y los altos niveles de lluvias y humedad, se dan también fácilmente especies subtropicales e incluso tropicales: palmeras, orquídeas, etc. En Galicia hubo tres revoluciones botánicas o forestales, que se dieron en tres épocas diferentes y con resultados bien distintos:

Existen en Galicia 262 especies de vertebrados inventariados, de los que 12 son peces de aguas dulces, 15 anfibios, 24 reptiles, 152 aves y 59 mamíferos.[78]

Los animales que se ven tópicamente como más característicos de Galicia son domésticos, y corresponden a las explotaciones ganaderas. Sin embargo, los bosques y montes gallegos albergan una variedad de pequeños mamíferos (liebres, conejos) y otros de mayor tamaño (como jabalíes o corzo) que son aprovechados en las temporadas de caza.

Dentro de las aves, cabe citar los varios sitios de paso o invernada, zonas ZEPA, etc., como la de la ría de Ortigueira, humedal gallego incluido en el convenio de Ramsar, o la ría de Ribadeo.

Cabe mencionar la raza de caballos autóctona de Galicia (caballo de pura raza gallega), y la gallina autóctona de Mos, que se encuentra en peligro de extinción, aunque el número de ejemplares ha aumentado en los últimos años.[79]

Tradicionalmente, la mayor parte de la economía de Galicia ha dependido de la agricultura y la pesca, aunque en la actualidad hay más trabajadores en el sector terciario: 582 000 personas de un total de 1 072 000 (2002).

Dentro del sector secundario caben destacar la construcción naval en Vigo[80]​ y Ferrol, la industria automovilística en Vigo y la textil en La Coruña así como la industria relacionada con la manipulación del granito en Porriño. En industria automovilística, cabe destacar el Centro de Vigo de PSA Peugeot Citroën, que funciona desde 1958. En 2006 fabricó 455 430 vehículos, siendo un 7% más en comparación con el año 2005,[81]​ y en 2007 fabricó el vehículo 9 000 000 desde que comenzó su funcionamiento en 1958, un Citroën C4 Picasso.[82]​ El área de Vigo sobresale además en el sector agroalimentario (sobre todo en la industria relacionada con el mar: conservera, pescado congelado y precocinados) destacando multinacionales como Pescanova, en el sector textil (con empresas como Selmark, El Secreto del Mar o Umbro España), en el área financiera, sector químico-farmacéutico (con Zeltia a la cabeza), los astilleros (MetalShips & Docks, C.N.P. Freire, Vulcano, Rodman Polyships, Armón o Hijos de J. Barreras) y otros sectores productivos.

En Arteijo, un ayuntamiento industrial del área metropolitana de La Coruña, tiene su sede una de las primeras empresas textiles del mundo, Inditex, una compañía que engloba ocho marcas, entre las que destaca Zara —que además es la marca española más conocida internacionalmente—.[83]​ En el ejercicio 2007, la empresa textil facturó 9435 millones de euros y obtuvo un beneficio neto de 1250 millones de euros.[84]

Galicia también cuenta con dos importantes entidades financieras: Abanca y el Banco Pastor, que además es el más antiguo de España, puesto en el que sucedió al Banco Etcheverría, el cual desapareció absorbido por Banesco.

El turismo en Galicia, de desarrollo más tardío que en otras zonas de la península, representa hoy en día una importante fuente de ingresos, con la peculiaridad de que se concentra en la costa (principalmente en las Rías Bajas) en La Coruña y en Santiago de Compostela. Durante el año 2007, Galicia recibió 5,7 millones de turistas, un 8% más que en el año 2006,[85]​ es un 11 % más que en 2005 y 2004. El 85 % de los turistas que visitan Galicia visitan Santiago de Compostela, que es uno de los principales reclamos turísticos gallegos.[85]​ El turismo supone el 12 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) gallego y emplea a un 12 o 13 por ciento de los trabajadores.[85]

La generación neta en 2005 alcanzó los 25 097 GWh de los cuales 17 216[86]​ se obtuvieron de actividades de generación de régimen ordinario mientras que 8644 provenían de actividades de generación de régimen especial.[87]​ Esta cantidad supuso el 9,33 % del total español. En ese mismo año la demanda en la comunidad gallega ascendió a 18 622 GWh.

Las principales fuentes de generación son los combustibles sólidos procesados transformados principalmente en las centrales térmicas de Meirama y Puentes. Esta última es la mayor central térmica de España con una potencia de 1468 MW distribuida en cuatro grupos.

El crecimiento de la potencia instalada en régimen especial en 2005 respecto del año anterior fue del 10,2 %. Dentro de este grupo, las energías renovables están en una etapa de gran crecimiento, destacando la energía eólica que supuso en 2005 el 83,1 % del total de la potencia instalada de energías renovables, y que en el año 2009 colocaba a la comunidad en el tercer puesto nacional con 3137 MW de potencia instalados.[88]​ En los próximos años se espera una expansión de la energía solar termoeléctrica[89]​ así como de la energía undimotriz.

En Galicia hay tres aeropuertos situados en el eje atlántico, que dan servicio a las ciudades gallegas más importantes:

Cabe destacar que los tres aeropuertos tienen vuelos directos a Madrid, Barcelona, Bilbao, alguna de las islas Canarias, Palma de Mallorca, Londres y París.

Entre los puertos gallegos cabe destacar el puerto de Vigo, con un tráfico total en 2004 de 4 730 399 toneladas y el de La Coruña, que es el segundo mayor puerto de pesca del mundo y que también recibe carbón, cinc, madera, arena, cereales, cemento, alúmina, aluminio, cemento, yeso, gasolina, petróleo, gas y en menor medida contenedores y ferris.

Otros puertos a destacar son los de Ferrol, que es una de las bases de la Armada Española, así como los de Marín, Villagarcía de Arosa y Burela.

En Galicia hay además otros 122 puertos gestionados por el ente público Portos de Galicia.[93]

La red de carreteras de Galicia está formada por varias autopistas y autovías que unen las principales ciudades, y una red nacional y secundaria que llega al resto de municipios.

Cabe destacar las autovías de acceso a Galicia: la A-6 que une La Coruña y Lugo con Madrid entrando por el Cebrero, la A-52 que une Vigo, Orense y Benavente entrando por La Gudiña, y la A-8 entrando por el Cantábrico y uniendo la costa con la A-6 en Baamonde. Está en redacción de proyecto la construcción de una tercera autovía de entrada, la A-76, a través de Valdeorras, siguiendo un recorrido similar al de la actual N-120 entre Ponferrada y Orense. Al pasar por una zona protegida, la Sierra de la Encina de la Lastra, se han producidos innumerables retrasos en su ejecución.

En el interior de Galicia se encuentra la AP-9 entre Ferrol y Vigo, la AP-53 (y AG-53) entre Santiago y Orense, la A-54 entre Santiago y Lugo (con un tramo aún en construcción), y la AG-64 entre Ferrol y Villalba. Está actualmente en construcción la A-56 entre Lugo y Orense.

El 15 de septiembre de 1873 fue inaugurado el primer ferrocarril de Galicia entre Carril (Villagarcía) y Cornes (Santiago).[94]​ En 1875 se inauguró la segunda línea, que unía La Coruña y Lugo.[95]​ No será hasta 1883 cuando se une Galicia con el resto de España, a través de El Barco de Valdeorras.[96]

La red de ferrocarril en Galicia ronda los 1100 km. Hay varias líneas de ancho ibérico (1668 mm) que corresponden a Adif y Renfe Operadora y que unen todas las ciudades gallegas. Hay otra línea de ancho inferior (1000 mm) correspondiente a FEVE, con recorrido Ferrol-Ribadeo-Oviedo. De todas estas líneas las únicas electrificadas son la que entra por Ponferrada hacia Monforte, Orense y Vigo y la línea de alta velocidad Orense-Santiago-La Coruña[97]

Actualmente está en construcción el tramo Zamora-Orense de la línea La Coruña-Santiago-Orense-Madrid.

La Televisión de Galicia (TVG) es la cadena pública autonómica de televisión, que emite desde el 24 de julio de 1985 y forma parte de la Compañía de Radio-Televisión de Galicia (CRTVG). Televisión de Galicia emite en todo el territorio gallego y además cuenta con dos canales internacionales, Galicia Televisión Europa y Galicia Televisión América, que emiten en toda la Unión Europea y en América gracias al satélite Hispasat. CRTVG también emite el canal tvG2. Son actualmente los dos únicos canales de televisión con una programación en gallego disponibles a nivel autonómico.

Además, la Corporación Voz, situada en la ciudad de La Coruña, (propietaria de La Voz de Galicia y Radio Voz) emitió desde el 31 de mayo de 2010 el canal Vtelevisión, una cadena de televisión de temática generalista, pero que con el tiempo evolucionó hasta una programación muy reducida, de apenas 2-3 horas en horario nocturno, desapareciendo el 1 de enero de 2018.

Dentro de las televisiones locales estaba la red de Localia, que tenía canales en las siete ciudades gallegas. Aparte hay televisiones locales como Televigo, Telemiño o Telelugo.

La Radio Galega (RG) es la radio pública de Galicia y forma parte de la CRTVG al igual que la Televisión de Galicia. Radio Galega comenzó a emitir en fase de pruebas el 24 de febrero de 1985, iniciando su programación regular el 29 de marzo del mismo año. Cuenta con dos cadenas que emiten de forma convencional, siendo Radio Galega, que emite programación generalista, y Radio Galega Música, que emite música. También emite por TDT estas dos cadenas además de Son Galicia Radio, dedicada a música gallega.

Galicia cuenta con varias emisoras libres y comunitarias. Cuac FM (La Coruña) es la sede social de la Red de Medios Comunitarios (que agrupa a medios sin ánimo de lucro y orientados a servir a su comunidad), y también están adheridos a dicha red Radio Filispim (Ferrol) y Radio Roncudo (Corme). Las tres forman parte de la Red Gallega de Radios Libres y Comunitarias[98][99]​ (ReGaRLiC), junto a A Kalimera (Santiago de Compostela), Radio Piratona (Vigo) y Radio Clavi (Lugo).

El periódico gallego con mayor difusión es La Voz de Galicia, con sede en La Coruña y que cuenta con doce ediciones locales y otra para toda España. El resto de periódicos de mayor tirada son El Correo Gallego, Faro de Vigo, El Progreso de Lugo, y el orensano La Región. Entre otros periódicos de menor difusión destacan el Atlántico Diario, del área metropolitana de Vigo, el periódico De luns a venres (primer diario gratuito en gallego), el periódico deportivo DxT Campeón, el periódico El Ideal Gallego de La Coruña, el Diario de Pontevedra, el Heraldo de Vivero y el Diario de Ferrol. En lo que respecta a la prensa escrita digital, destacan los diarios Praza Pública, Galicia Confidencial y Galicia Hoxe (primer diario publicado únicamente en gallego, cuya edición impresa cerró en 2011).



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